Ya se sabe,
y el país lo ha internalizado, que la primera medida como gobernante de Sebastián
Piñera, el mismo 12 de marzo, apenas asumida la Presidencia, fue la adquisición
con fondos fiscales de un televisor gigante de 8 millones de pesos para el
Palacio de Cerro Castillo, destinado al solaz de los gobernantes. Eso revela el
verdadero talante del actual mandato.
Pero eso es
de poca gravedad, si se lo compara con otra medida del régimen, igualmente destinada
a satisfacer el personal anhelo presidencial de maximizar su agrado personal y
no tener molestia alguna: la destitución del director del Museo Histórico Nacional
por haber permitido que en una exposición sobre personalidades nacionales en relación
con el concepto de “libertad”, se hubieran incluido la efigie y una frase del
ex Presidente Augusto Pinochet, relativa al logro para la libertad de los
chilenos que representó el 11 de septiembre de 1973.
Es evidente que
no fue la ministra de las Culturas, Alejandra Pérez, la que tomó la decisión de
castigar el ejercicio de la libertad de expresión censurando la muestra y
destituyendo al director del Museo, sino que ello provino de una orden directa
de La Moneda. El fundamento de la misma es idéntico al de la compra del
televisor gigante: todo debe estar dirigido al mayor agrado y la supresión de
toda posible fuente de malestar para Sebastián Piñera. Pues las acostumbradas
huestes del odio ya se habían movilizado en las redes sociales para criticar al
Museo por haber incluido a Pinochet y su frase. De ahí a que apareciera la
comunista Lorena Pizarro en todos los canales, apuntando con un dedo acusador a
Piñera, había sólo un paso, y éste entró
en pánico. ¡Es que él ha hecho de su acción política un culto al bienquistarse
con los comunistas, y por eso declaró a Volodia “un grande de la historia de
Chile”, los convidó a sus giras y financió el tratamiento final de Gladys Marín!
Entonces, inmediato llamado a
Alejandra Pérez, destitución del director del Museo y excusas a las “víctimas”
del atroz atentado consistente en mostrar una frase de Augusto Pinochet sobre
la gesta que nos salvó del marxismo.
En eso
Piñera y el dueño del céntrico Café Torres son idénticos: ambos sufren de similar
pánico. Así como el primero no puede permitir que una repartición oficial exhiba
una frase de Pinochet, el dueño del Torres no puede permitir que en la nómina
de los Presidentes de Chile, en un muro de su salón de té, figure Augusto Pinochet.
Luego, “secundum Torres”, entre 1973 y 1990 la República de Chile no tuvo Presidente.
“La Segunda”
le preguntó por qué y el responsable del recinto dijo que porque la gente de
izquierda amenazó con incendiarlo si lo incluían. El responsable de La Moneda
prefirió suprimir la libertad de expresión en el Museo Histórico para evitar
las invectivas de la extrema izquierda y un anatema de Lorena Pizarro.
Pero eso no
se puede dejar pasar. ¿Es que en Chile no hay libertad de expresión y existe
censura? Una ministra que suprime así aquella libertad está atentando contra la
Constitución y las leyes gravemente y eso podría hacerla pasible de una
acusación constitucional… si en Chile hubiera gente realmente preocupada de
salvaguardar las libertades públicas y el Estado de Derecho, que visiblemente
no la hay.
Ni en la
izquierda ni en la derecha parlamentarias hay diputados dispuestos a romper
lanzas por esa garantía constitucional quebrantada por este gobierno, porque en
eso todos están del mismo lado: Pinochet puede ser censurado.
Un solo medio
ha levantado la voz: este blog. La “prensa seria”, que siempre había denunciado
los atropellos a la libertad de expresión, en este caso ha guardado silencio.
Lo mismo la Asociación Nacional de la Prensa y el Consejo de Ética de los
Medios de Comunicación.
Hidalgo don Quijote HERMÓGENES: los milagros existen hay que tener fé; solo vea como salió a luz la podredumbre de la Iglesia oculta desde mucho tiempo, lo mismo debe ocurrir con el poder político y sus secuaces partiendo por el turbio de manos cortas; amigo de los zurdos carroñeros y gurú de los negocios turbios y CIA. Todo el ¡CONGRESO NACIONAL DEBE DE RENUNCIAR! la cueva de alibaba quedó chica al lado de estos ladrones.
ResponderEliminarHermo, te interesa más comentar sobre la compra de un televisor que dedicar al menos unas líneas sobre la candente situación por la que atraviesa la iglesia chilena.
ResponderEliminarPrimero ante todo, un cordial saludo a quienes visten o vistieron en algún momento de sus vidas el uniforme azul marino, en el día en que recordamos la gesta heroica de Prat, Condell y sus hombres en las costas de Iquique. Un cordial saludo a ellos y sus familias en el Día de las Glorias Navales.
ResponderEliminarSegundo, así como los obispos optaron por presentar su renuncia al Papa, la ministra de Cultura debió haber renunciado en lugar de permitir semejante estupidez de remover una frase que remeció no sólo un museo, sino un país entero, que estaba recién emergiendo de la ruina que lo dejó la nefasta Unidad Popular. Impresentable que los mismos que pregonan democracia y libertad, nos coarten nuestra legítima defensa del gobierno que dio orden y progreso a Chile, y que hoy gozamos de sus frutos y legado.
Un fuerte abrazo desde Iquique.
Tengo la percepción de que la gente se esta espabilando con don Turbio y que capta que la micro va pa donde mismo, s entregarle la banda a los zurdos.
ResponderEliminarLa decepción es grande y se sienten defraudados.
Es la hora de Kast. Debe hacer un partido politico no un movimiento que nadie sabe que es.
Sobre la tele, agregar que el perla quería un lexus de paquete como el hijo inutil de la doña, a pesar de que el mismo habia dado instrucciones de austeridad. Un papanatas por donde se le mire.
Incómoda impunidad, don Hermógenes.
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