A mi juicio es el discurso más importante del año, pues denuncia el robo de la elección más importante del año en el país más importante del mundo. Pero acá no ha aparecido en ningún diario ni noticiario, salvo en whatsapp y ahora en este blog. ¿Qué pasa? Lo sé pero no lo diré por ahora.
He aquí las palabras de Donald Trump, que sólo han visto y oído en internet unos pocos millones de personas dentro y fuera de los Estados Unidos.
Yo agrego sólo una cosa: si allá la derecha no es como en Chile (es decir, si existe) el resultado de la elección norteamericana va a cambiar. Dijo Trump:
Compatriotas americanos: Hoy quiero explicarles por qué estoy tan decidido a proceder y adoptar todas las opciones legales y constitucionales disponibles para detener el robo de la elección presidencial.
Como Presidente, uno de mis deberes más solemnes es el de proteger la integridad de vuestro sagrado derecho a votar.
Este año, usando el virus como pretexto, funcionarios demócratas, en los estados claves ("swing states") para la elección, ilegalmente violaron sus leyes estaduales para habilitar, alentar y facilitar el fraude, en una escala nunca antes vista en la historia de nuestro país.
La verdad es que nosotros ganamos la elección por una avalancha de votos. La ganamos en grande.
Hoy les voy a presentar los hechos de la manera en que todos los americanos necesitan saberlos. Volvamos a la noche de la elección. A medianoche teníamos una ventaja decisiva en los estados claves o dudosos ("swing states"). Ganamos Florida con un número récord de votos. Ganamos Ohio con un número récord de votos. De igual modo, ganamos Iowa por un 8,2 %, muy diferente de la narrativa falsa divulgada por los medios. Teníamos una ventaja de 293 mil votos en Michigan, de 112 mil votos en Wisconsin, de 356 mil votos en Georgia y de cerca de 700 mil votos en Pennsylvania, todos ellos estados claves o dudosos ("swing states").
Estos números le hacían absolutamente imposible a Joe Biden recuperar terreno. Y los demócratas lo sabían y todos los pronosticadores lo sabían y lo entendían bien. Los más importantes políticos profesionales de nuestra nación llamaron para felicitarme por nuestra victoria. Entonces, repentinamente, todo empezó a desaparecer, todo empezó a cambiar. El recuento de votos se detuvo abruptamente en múltiples estados.
En medio de la noche una serie masiva y estadísticamente inconcebible de "vertederos" de votos surgidos de la nada dieron vuelta los resultados en un estado tras otro. A las 6.31 a.m., muy temprano en la mañana, Michigan inesperadamente reportó 147.224 votos, 94 % para Biden y 6 % para Trump. A las 4.42 a.m. Wisconsin reportó 143.279 votos, casi todos para Biden. Una similar lluvia de votos sobrevino en Georgia a la 1.34 a.m., de nuevo casi todos para Biden. Esta gigantesca, ridícula y unilateral pero milagrosa cosecha de votos fue suficiente para poner a Joe Biden a la cabeza de los resultados en todos los estados claves o dudosos. Estas llamativas anomalías son sólo la punta del iceberg.
Nosotros ganamos 18 de 19 condados predictores que siempre habían anticipado correctamente el ganador de todas las elecciones presidenciales en los últimos cuarenta años.
También ganamos Ohio, Florida y Iowa por históricos márgenes, significando así que Biden sería el primer candidato desde 1960 y el segundo en la historia americana en ganar la Casa Blanca habiendo perdido esos tres grandes estados. Y no estuvo ni siquiera cerca.
Pese a aparecer Joe Biden a la cabeza del voto, en la Cámara de Representantes los demócratas perdieron 25 de 26 asientos en duda. Eso fue un récord. Los demócratas proyectaban ganar 15 asientos y, en cambio, debido a mi éxito, perdieron 14. Habían dicho que iban a ganar en grande y terminaron perdiendo en grande. Debido a mi éxito en la presidencial los republicanos ganaron esos 14 asientos. Piensen en eso.
Mi campaña recibió mayor cantidad de votos que ninguna otra en la historia, casi 75 millones de votos, aproximadamente 12 millones de votos más que en 2016, el mayor crecimiento en votación de un presidente incumbente jamás registrado.
También recibí la mayor cantidad de votos de votantes no-blancos que cualquier candidato republicano en más de 60 años. De hecho, lo hicimos mejor y tuvimos más votos de votantes afroamericanos e hispanos en todo el país, salvo en un puñado de ciudades corruptas, notorias por el fraude, como Milwakee, Detroit, Atlanta y Filadelfia, todas controladas por maquinarias de políticos demócratas. Nunca un presidente incumbente había perdido su reelección habiendo hecho todas esas ganancias a través de todo el tablero. Nunca había sucedido algo como esto.
No obstante todas esas señales de un triunfo estruendoso de Trump y pese a todas las proyecciones, durante toda la noche, nos quieren hacer creer que Joe Biden, que casi no salía de su subterrráneo para hacer campaña, de algún modo sacó 11,7 millones de votos más que Barack Obama y que lo ganó en todo el país. Eso es histórica, matemática, política y lógicamente imposible. No sucedió. Él no ganó. Nosotros ganamos por avalancha.
En las pasadas siete semanas hemos mostrado abundante evidencia probando que los demócratas han perpetrado este monstruoso fraude ante el pueblo norteamericano y de hecho ante el mundo. Primero hemos demostrado que funcionarios en todos los estados claves ostensiblemente han violado sus propias legislaciones estaduales para cambiar los procedimientos, eliminar salvaguardias, promover el fraude y beneficiar ilegalmente a Joe Biden. Y legislaciones que contemplaban correctivos fueron rara vez usadas.
Por ejemplo, el secretario de estado demócrata radical de Pensylvannia suspendió todos los requisitos de verificación de firmas y salvaguardia de los votos, quebrantando la ley, para no mencionar las grandes e ilegales apariciones de votos.
En Michigan el secretario de estado, un demócrata, inundó ilegalmente el estado con votos de ausentes, siendo que la ley del estado limita estrictamente la distribución de estos votos.
En Wisconsin el alcalde desplegó 500 cajas de votos no asegurados que eran ilegales, una cosecha de votos, pavimentando el camino a un fraude tremendo.
En Georgia el secretario de estado comenzó procesando ilegalmente votos semanas antes del día de la elección. Y también destruyó los sistemas de verificación de firmas violando la ley.
Muchas otras cosas horribles sucedieron en Georgia. Estas solas acciones fueron suficientes para arreglar la elección en favor de los demócrates.
Segundo, la cuenta de los votos de ausentes prueba que cientos de miles de votos ilegítimos fueron contados en los estados claves. Esto fue por sí mismo suficiente para cambiar el resultado.
En 2016 el 6,4 % de los votos enviados por correo fueron rechazados en Georgia. Este año sólo un pequeño porcentaje, menor al 1 %, fue rechazado. Así fue todo el trayecto del fraude repetido más de treinta veces.
Lo mismo sucedió en Pennsylvania y otros estados: aceptaban votos ilegales. Cuando la cantidad de votos por correo era mayor que nunca, la tasa de rechazo fue menor que nunca. Había más votos por correo y justamente la tasa de rechazo ha sido mágicamente la menor.
La única explicación es que decenas de miles de votos fueran ilegalmente procesados y contados. La mayoría de los americanos quedarían golpeados al enterarse de que no se verificaron ni la residencia, ni la nacionalidad ni la identidad en ninguno de los estados claves o dudosos. El potencial de actividad ilegal y fraude es ilimitado. Eso es lo que hemos experimentado.
La única explicación es que miles y miles de votos ilegales fueron procesados y contados. En ningún estado clave hay procedimientos para controlar nacionalidad, identidad ni elegibilidad para votos enviados por correo.
El potencial para la actividad ilegal es enorme y eso es lo que hemos visto.
Tres. Cientos y cientos de testigos han declarado bajo pena de perjurio que vieron a funcionarios contando montones de votos muchas veces. Lo vieron con sus propios ojos. Han jurado también que se cambió la fecha de los votos y descargaban cajas de votos y todos eran para Biden. Contando los mismos votos varias veces.
Otros testigos también vieron que se contabilizaron miles de votos por correo "prístinos", sin doblez ni arruga, como habrían debido tenerlos si hubieran llegado por correo. Eso significa que no fueron enviados por correo y que hubo fraude.
Observadores republicanos fueron obligados a dejar la sala mientras miles y miles de votos eran contados. Votos sacados de debajo de las mesas. Filmaciones de funcionarios sacando maletas de papeletas de debajo de los muebles, continuando el conteo por horas. La excusa para expulsar a los observadores republicanos era que había una gran cañería dañada, pero no hubo tal cañería dañada. Los observadores fueron físicamente removidos del lugar.
La preocupante cuestión del sistema Dominion "switch votes" ("cambio de votos") apretando un botón. En un solo centro de Michigan cambiaron 6 mil votos de Trump a Biden con solo apretar un botón. El sistema fue empleado en una mayoría de los Estados Unidos. En Texas no admiten sistemas Dominion para ser usados.
En Arizona el senado citó bajo sanción para un examen forense del sistema Dominion. Debe hacerse inmediatamente.
Hemos desplegado abundante testimonio de un fraude electoral. Nada de esto debería ser permitido que ocurriera en los EE. UU de América. Es un travestismo de la democracia. Es una vergüenza que se cierne sobre nuestra República.
En 2016 los pillamos por sorpresa. Desde ese año han estado preparando el amañamiento de la siguiente elección. La manipulación de la elección de 2020 fue sólo el paso final de la estrategia demócrata para sobreponerse a la voluntad del pueblo americano y destruir nuestro movimiento por cualquier medio posible y cualquier medio necesario.
Por meses antes de la elección los medios y las grandes compañías tecnológicas estaban abiertamente coludiéndose para engañar al público americano.
Más temprano este año fue revelado más allá de toda duda que la familia Biden recibió millones de dólares del Partido Comunista Chino. Sin embargo, los medios y las compañías tecnológicas trabajaron juntos para ocultar completamente esta información.
Nuestro país ya no tiene una prensa libre. Es una prensa de la supresión, donde la verdad nunca puede salir a la luz. Por eso las encuestas muestran que la mitad de los que votaron por Biden nunca siquieran habían oído la historia de los millones de dólares de los chinos a la familia Biden.
No es la primera vez que los medios y la campaña de Biden le mienten al pueblo americano. Repetidamente nos dijeron que nosotros no produciríamos una vacuna contra el virus antes del fin del próximo año. Sin embargo, al final de este año ya hemos autorizado dos vacunas con decenas de millones de inoculaciones y cientos de millones de vacunas en camino. Esto es considerado un milagro.
También otras encuestas divulgadas por los medios me tenían abajo en algunos estados hasta 15, 16 y 17 puntos menos que Biden, para desalentar a mis votantes, estados que finalmente gané o estuve cerca de ganar. Por meses antes de la elección los medios y las grandes compañías tecnológicas se preparaban para ganarla.
Nuestro país no tiene prensa libre. Estre es el mayor escándalo en la era moderna. Esta no es la primera ni la única vez aue los medios le mienten al pueblo americano.
Todo esto es una vergüenza para la República. Nuestras elecciones deben ser ciento por ciento transparentes.
En 2016 fueron pillados por sorpresa. Después han pasado por sobre la voluntad de la gente. Por meses y años antes de la elección trataron de hacer un esquema para sobreponerse a la opinión mayoritaria.
El destino de nuestra democracia está en juego. Si este egregio fraude no es corregido, la elección de 2020 será considerada la más ilegítima en la historia de nuestro país.
Ahora es el momento para que se alcen las voces americanas y demanden que estas irregularidades sean inmediatamente corregidas. Ganamos esta elección por una magnifica avalancha de votos. La gente está enojada, la gente tiene miedo.
Esta ha sido la elección más corrupta de la historia americana. Le han mentido a la gente de America.
Nuestras elecciones deben estar libres de fraude. No podemos permitir que una elección completamente fraudulenta prevalezca.
Gracias, Dios los bendiga y Dios bendiga a América.