El nombre se lo puso otro izquierdista, José Mujica, ex guerrillero uruguayo que después fue presidente, "quemó todo lo que adoró" en su juventud subversiva y terminó cuidando a los capitalistas. Pero, como buen izquierdista, que no traiciona a los suyos como hacen los centroderechistas, después vino para acá, desagravió a la Convención y le deseó buena suerte. Pero ésta era, de verdad, una "bolsa de gatos" y produjo, entonces, un engendro o imbunche intragable hasta para los chilenos más quedados. Ahora todas las encuestas anticipan que va a ser rechazado y de todo eso no va a quedar nada. Ni un recuerdo. Sólo un forado de 25 mil millones de pesos botados a la calle. Pues en un par de días más los gatos van a cerrar la puerta por fuera, se van a ir para sus casas con lo "comido y lo bailado" a costa nuestra y van a quedar para siempre en el más justificado olvido. Salvo los discursos de cierre de los pocos convencionales de derecha, a quienes los rojos no les hicieron ningún caso y cuyos esfuerzos por hacer un trabajo decente cancelaron por completo.
"Lo sospeché desde un principio", lo advertí y lo predije. Pero, como de costumbre, nadie me hizo caso. "El Mercurio" hasta le dedicó a la bolsa de gatos un cuerpo de diario aparte, los canales destinaron horas a paneles inútiles, como si la Convención estuviera haciendo algo trascendente. Pero en un par de días más ya no va a quedar nada de ella y el 4 de septiembre la misma mayoría que la eligió y glorificó le extenderá el certificado de defunción, si bien ya pergeña otras locuras para "arreglar" lo que funciona bien (la Constitución de 1980 y el modelo que nos dio los mejores 40 años de nuestra historia.)
Entretanto el arrepentido Patricio Navia nos pide, a los que siempre tuvimos razón, los de la derecha pinochetista, que ni siquiera asomemos la nariz para no perjudicar al Rechazo. Pero una pobladora se convierte en trending topic en un video en que dice que necesitamos "al que enterramos" (no se atreve a nombrarlo) porque cuando él gobernaba podía andar tranquila por las calles.
Otra mala noticia para la izquierda y el entreguismo: Nicolás Márquez, autor argentino que denunció al mundo al asesino en serie conocido como "Ché Guevara", presenta su nuevo libro, "La Dictadura Comunista de Salvador Allende". Después de que se publique ya nadie podrá hablar más de "la dictadura", como hacen hasta los centroderechistas genuflexos, pues no se va a saber a qué gobierno se refiere. Un párrafo demostrativo, citado por Márquez y que nosotros teníamos a nuestra vista pero no reparábamos en él, es la respuesta del dictador Allende a la Corte Suprema porque no respetaba los fallos: "En un período de revolución, el poder político tiene el derecho a decidir en último recurso si las decisiones judiciales se corresponden o no con las necesidades históricas de transformación de la sociedad, las que deben tomar absoluta precedencia sobre cualquier otra consideración. En consecuencia, el Ejecutivo tiene derecho a decidir si lleva a cabo o no los fallos de la justicia". ¡Flor de "demócrata"! La cita la toma Márquez del libro de José Piñera "La Casa Dividida", p. 27. Lo teníamos ante nuestros ojos y creíamos que la dictadura era la de Pinochet. Ahora la centroderecha entreguista que habla de "la dictadura", tendrá, al menos, que precisar a cuál se refiere.
¿Qué va a pasar? Me llega la grabación del concejal Harry Álvarez, de Algarrobo, porque se están tomando casas de veraneo en El Quisco. "Si se instalan, el juicio dura cinco años", advierte. Ya no es sólo "la macrozona sur". Y Boric, como Allende, no prestará la fuerza pública. Márquez cita otro libro chileno, "Mil días, mil por ciento", de Pablo Baraona y otros. Acá se viene de nuevo lo mismo. La gente recién aprovechó la baja del dólar gracias a la venta que hizo Marcel, para comprar más y lo hizo subir de nuevo. ¿Es que la izquierda no aprenderá nunca? Nunca, por supuesto. Pero el ciudadano medio sí. Aprontémonos, que podríamos tener que volver a resucitar al país antes de lo presupuestado. Ya en Iquique están lanzando maíz a los regimientos. "Ellos" y nosotros, como la otra vez y de nuevo con el aplauso mayoritario. Los kerenskys están perplejos otra vez con sus bases arrancando hacia la derecha. La historia, aunque la mayoría no aprenda de ella, insiste en repetirse.