Los chilenos dicen "fojas cero", pero, obvio, eso es absurdo, porque la "foja cero" no existe. Es "la cosa chilena", la misma que lleva a la mayoría a escribir "v/s", disparate absolutamente autóctono, que no se comete en ninguna otra parte del mundo, pues todos escriben "vs", que es como debe ser.
La "cosa chilena" lleva a que ahora haya un "diálogo" absurdo, entre unos niñitos que no saben dónde están parados, pero que han sido bien aleccionados por los comunistas y piden cosas absurdas, pero populares. Porque es popular ofrecer cosas gratis a la gente, siempre que no las pague uno, por supuesto. Los niñitos, que podrían ser dignos de lástima, son, sin embargo, delincuentes. (Definición: "delincuente": el que comete delitos). Pues ellos han usurpado a la fuerza (delito de usurpación) inmuebles que no les pertenecen. Y si los dirigentes no los han usurpado personalmente, han propiciado esos actos y se benefician de ellos, lo que los constituye en coautores.
¿Y qué es lo que pretenden? Dicen que lo principal es que haya gratuidad de la educación superior.
Pero eso representa volver a una etapa superada de la sociedad chilena. Hubo una época en que la educación superior era gratuita en Chile, primero, porque las universidades eran estatales o paraestatales (en el sentido de que vivían de aportes del Estado). En la Universidad de Chile no se pagaba nada. Yo me recibí de abogado sin pagar nada, pero mi padre perfectamente podría haber pagado, porque tenía una situación holgada. Luego, contribuí a la injusticia social y a la mala distribución del ingreso. ¿Por qué? Porque gobernaban los socialistas, si bien en diferentes épocas adoptaban otros nombres, como "radicales". Pero creían que el Estado debía proporcionar educación gratuita.
Afortunadamente, advino un goberno que veló por la justicia social, el Gobierno Militar, y dijo: "No, señores, con esto de la educación gratuita se está premiando a los ricos, que no lo necesitan, en desmedro de los pobres, que lo necesitan", e hizo que la enseñanza universitaria fuera pagada. Y a los pobres les dio becas y créditos, para que pagaran. Luego, pasamos a una situacióbn más justa, porque los ricos pagaban por la enseñanza y los pobres recibían ayuda para financiarla. Y todo fue más racional.
En un blog anterior he referido conocer a una persona que ha estudiado dos o tres carreras, habiendo terminado una técnico-profesional. Ahora está buscando trabajo en su especialidad, pero, dice, "si se consagra la educación gratuita voy a estudiar leyes". Eso es lo que pasa con las cosas gratis, que la gente las demanda en exceso. Luego, se produce una mala asignación de los recursos, se priva de ellos a los pobres, que más los necesitan, y se les dan a los que no son pobres y no los necesitan, salvo para satisfacer caprichos.
Estamos desandando el camino que anduvo el Gobierno Militar hacia una mayor justicia social en la enseñanza.
¿Y quiénes lo están logrando? La gente que mantiene ilícitamente usurpados numerosos establecimientos. Es decir, delincuentes. Con su violencia "ablandan" a la autoridad y le extraen recursos.
¿Es ése el Chile que queremos, un país donde se consagran políticas socialmente regresivas merced al empleo de la fuerza y la violencia para cometer delitos, que quedan impunes porque hay un gobierno débil e impotente, que no es capaz de hacer prevalecer el imperio de la ley?
Si es así, hemos vuelto a fojas uno, no cero. Pero el que merece un cero es el gobierno que permite haber sido reducido a la penosa condición en que está ahora, víctima de su propio miedo y debilidad.
viernes, 30 de septiembre de 2011
jueves, 29 de septiembre de 2011
Nuestra Democracia Protegida
Hoy saldré fuera de la contingencia por dos razones: la primera, porque me lo ha impetrado una mujer; y la historia de la Humanidad prueba que nunca ha sido prudente desoír el mandato de una mujer; y la segunda, porque la contingencia es tan lamentable (nos presenta a un Gobierno y un Parlamento de rodillas, sometiéndose a un diálogo con un grupo de jóvenes extremistas alzados, que están en condición de coautores de un delito flagrante de usurpación de numerosos establecimientos de enseñanza, no obstante lo cual tienen el respaldo para ello de la autoridad, pues véase cómo el Gobierno desautorizó al ÚNICO alcalde entre los de las 346 comunas del país que osó intentar restablecr la ley y el orden y recuperar establecimientos usurpados; y véanse ¡las querellas en contra de ese Alcalde! anunciadas por parlamentarios). Todo lo cual hace que la contingencia ni siquiera merezca un comentario.
Entonces respondo a una periodista que me ha escrito y dicho lo siguiente: "Usted, en una entrevista concedida a un diario digital, dijo ser un defensor de la libertad personal, pero, al mismo tiempo, se manifestó en favor de la democracia protegida. ¿Cómo se entiende esa contradicción, que aparetemente usted no tuvo tiempo o disposición para explicar en la mencionada entrevista?
Explico: no hay tal contradición. Los partidarios de la más amplia vigencia de la libertad personal lo somos también de la democracia protegida porque ésta es una garantía para aquélla.
La historia nos enseña que algunos movimientos simplemente mayoritarios usan su predominio de "la mitad más uno" para suprimir las libertades de todos y, en particular, de las minorías. Casos de los bolcheviques, en la URRS, y de los nazis, en Alemania. Esos movimientos usaron su mayoría de la mitad más uno para suprimir las libertades de las minorías.
La democracia protegida se define como aquella en que ciertas materias no pueden ser modificadas por la mitad más uno, sino que deben contar con un quórum más alto para cambiarlas, precisamente para garantizar libertades básicas. Por eso, en nuestra actual Constitución Política, aprobada por todos los sectores reiteradamente, y la última vez en 2005, oportunidad en que Ricardo Lagos se convirtió en firmante de ella, arrebatándole el sitial a su autor primigenio, Augusto Pinochet, se conservó a través de todas las reformas la exigencia de dos tercios de los senadores y diputados en ejercicio para cambiar ciertas capítulos, como, por ejemplo, el relativo a deberes y derechos constitucionales.
Así se "protege", por ejemplo, la libertad de enseñanza, una garantía individual que una simple mayoría de la mitad más uno no puede derogar. Se necesitaría de los dos tercios de los diputados y senadores en ejercicio para suprimir esa libertad básica. Eso prueba que la libertad personal y la democracia protegida son conceptos complementarios y no contradictorios.
Y por eso, bajo nuestra actual Constitución, los defensores de la libertad podemos estar tranquilos de que los enemigos declarados de la misma, aunque gocen, por motivos espurios, de una mayoría transitoria para suprimir una libertad esencial, como lo es la de enseñanza, no podrán conseguir ese propósito.
¿Qué mejer prueba de que la libertad individual y la democracia protegida son conceptos que arrancan de unos mismos fundamentos libertarios?
Entonces respondo a una periodista que me ha escrito y dicho lo siguiente: "Usted, en una entrevista concedida a un diario digital, dijo ser un defensor de la libertad personal, pero, al mismo tiempo, se manifestó en favor de la democracia protegida. ¿Cómo se entiende esa contradicción, que aparetemente usted no tuvo tiempo o disposición para explicar en la mencionada entrevista?
Explico: no hay tal contradición. Los partidarios de la más amplia vigencia de la libertad personal lo somos también de la democracia protegida porque ésta es una garantía para aquélla.
La historia nos enseña que algunos movimientos simplemente mayoritarios usan su predominio de "la mitad más uno" para suprimir las libertades de todos y, en particular, de las minorías. Casos de los bolcheviques, en la URRS, y de los nazis, en Alemania. Esos movimientos usaron su mayoría de la mitad más uno para suprimir las libertades de las minorías.
La democracia protegida se define como aquella en que ciertas materias no pueden ser modificadas por la mitad más uno, sino que deben contar con un quórum más alto para cambiarlas, precisamente para garantizar libertades básicas. Por eso, en nuestra actual Constitución Política, aprobada por todos los sectores reiteradamente, y la última vez en 2005, oportunidad en que Ricardo Lagos se convirtió en firmante de ella, arrebatándole el sitial a su autor primigenio, Augusto Pinochet, se conservó a través de todas las reformas la exigencia de dos tercios de los senadores y diputados en ejercicio para cambiar ciertas capítulos, como, por ejemplo, el relativo a deberes y derechos constitucionales.
Así se "protege", por ejemplo, la libertad de enseñanza, una garantía individual que una simple mayoría de la mitad más uno no puede derogar. Se necesitaría de los dos tercios de los diputados y senadores en ejercicio para suprimir esa libertad básica. Eso prueba que la libertad personal y la democracia protegida son conceptos complementarios y no contradictorios.
Y por eso, bajo nuestra actual Constitución, los defensores de la libertad podemos estar tranquilos de que los enemigos declarados de la misma, aunque gocen, por motivos espurios, de una mayoría transitoria para suprimir una libertad esencial, como lo es la de enseñanza, no podrán conseguir ese propósito.
¿Qué mejer prueba de que la libertad individual y la democracia protegida son conceptos que arrancan de unos mismos fundamentos libertarios?
martes, 27 de septiembre de 2011
Los Dos Chiles
En las cartas de los lectores de "La Tercera" de hoy están "los dos Chiles". Viene una del abogado y profesor Gustavo Cuevas Farren exponiendo las razones jurídicas, en particular constitucionales, en que se apoya la actuación del Alcalde Cristián Labbé en busca de normalizar la enseñanza en su comuna. Documentada y respetuosa. Gustavo es un hombre de derecho... y de derecha.
Y en seguida viene una carta violentísima, contra Labbé, llena de insultos e injurias, del sociólogo socialista Manuel Antonio Garretón.
Ahí están los dos Chiles. El civilizado, legalista, preocupado de que se cumplan las leyes y el país funcione; y el violento, atropellador, irrespetuoso, que quiere liquidar al adversario, paralizar al país, con el mismo ímpetu con que el PS proponía destruir la "democracia burguesa" por las armas ("es el único camino", decían), en sus Congresos del '65, '67, '69 y '71.
Esto ha sido siempre así. Ambas fuerzas siempre han pugnado en nuestra patria. Lo que pasa es que los chilenos tienen muy mala memoria (digo "tienen", porque yo no). Me acuerdo de los Congresos socialistas llamando a la lucha armada. Garretón también se acuerda, porque estaba ahí. Y después practicaron la lucha armada, cosa que el Gobierno Militar impidió que fructificara, y es por eso, en el fondo, que lo odian. ¿Cómo no van a odiar, si su doctrina es el odio? ¿Cómo no van a odiar, si fracasaron y dejaron un país en ruinas, en cambio el Gobierno Militar entregó a la civilidad un país próspero, pacificado, democrático, creciendo siete por ciento al año y con un desempleo de cinco por ciento, en fin, "la joya más preciada de la corona latinoamericana, como decía Bill Clinton?
Si yo hubiera fracasado tanto como el partido de Garretón, si hubieran derrotado a mis terroristas como los derrotó el Gobierno Militar, y si este adversario mío hubiera tenido el éxito que tuvo, confieso que yo también odiaría como Garretón.
Y los dos Chiles están presentes en nuestra actualidad de hoy: ¿qué está haciendo la extrema izquierda? Lo mismo de siempre: tomándose por la violencia los establecimientos educacionales, hiriendo a seiscientos carabineros, asolando el centro de las ciudades, destruyendo, insultando, "funando" (la funa, expresión de violencia contra alguien, es una creación de la izquierda). ¿Y quién encabeza esto? El Partido Comunista.
¿Y la derecha? Cero violencia. Aspirando a que se apliquen las leyes. Que la normalidad vuelva. Que los violentos dejen de destruir, de impedir por la fuerza las clases en colegios y universidades, de extorsionar a la autoridad feble que tenemos.
Los dos Chiles siempre han vivido entre nosotros. Por favor, lean la historia del país.
Con avances y retrocesos, por suerte siempre ha terminado prevaleciendo, tras paréntesis lamentables, el Chile creador, positivo, legalista, pacífico, libre. Pero siempre el otro Chile está al acecho, el que quiere paralizar, destruir, agredir, insultar, suprimir las libertades. A veces parece que va a prevalecer, sobre todo si hay una autoridad pusilánime y sin coraje político.
Pero, tarde o temprano, el Chile bueno termina por sobreponerse. Sucederá una vez más.
Los Labbé volverán a vencer a los Garretón y seguiremos en pos de ser un país mejor, como el de 1990, y no uno peor, como el de 1973.
Y en seguida viene una carta violentísima, contra Labbé, llena de insultos e injurias, del sociólogo socialista Manuel Antonio Garretón.
Ahí están los dos Chiles. El civilizado, legalista, preocupado de que se cumplan las leyes y el país funcione; y el violento, atropellador, irrespetuoso, que quiere liquidar al adversario, paralizar al país, con el mismo ímpetu con que el PS proponía destruir la "democracia burguesa" por las armas ("es el único camino", decían), en sus Congresos del '65, '67, '69 y '71.
Esto ha sido siempre así. Ambas fuerzas siempre han pugnado en nuestra patria. Lo que pasa es que los chilenos tienen muy mala memoria (digo "tienen", porque yo no). Me acuerdo de los Congresos socialistas llamando a la lucha armada. Garretón también se acuerda, porque estaba ahí. Y después practicaron la lucha armada, cosa que el Gobierno Militar impidió que fructificara, y es por eso, en el fondo, que lo odian. ¿Cómo no van a odiar, si su doctrina es el odio? ¿Cómo no van a odiar, si fracasaron y dejaron un país en ruinas, en cambio el Gobierno Militar entregó a la civilidad un país próspero, pacificado, democrático, creciendo siete por ciento al año y con un desempleo de cinco por ciento, en fin, "la joya más preciada de la corona latinoamericana, como decía Bill Clinton?
Si yo hubiera fracasado tanto como el partido de Garretón, si hubieran derrotado a mis terroristas como los derrotó el Gobierno Militar, y si este adversario mío hubiera tenido el éxito que tuvo, confieso que yo también odiaría como Garretón.
Y los dos Chiles están presentes en nuestra actualidad de hoy: ¿qué está haciendo la extrema izquierda? Lo mismo de siempre: tomándose por la violencia los establecimientos educacionales, hiriendo a seiscientos carabineros, asolando el centro de las ciudades, destruyendo, insultando, "funando" (la funa, expresión de violencia contra alguien, es una creación de la izquierda). ¿Y quién encabeza esto? El Partido Comunista.
¿Y la derecha? Cero violencia. Aspirando a que se apliquen las leyes. Que la normalidad vuelva. Que los violentos dejen de destruir, de impedir por la fuerza las clases en colegios y universidades, de extorsionar a la autoridad feble que tenemos.
Los dos Chiles siempre han vivido entre nosotros. Por favor, lean la historia del país.
Con avances y retrocesos, por suerte siempre ha terminado prevaleciendo, tras paréntesis lamentables, el Chile creador, positivo, legalista, pacífico, libre. Pero siempre el otro Chile está al acecho, el que quiere paralizar, destruir, agredir, insultar, suprimir las libertades. A veces parece que va a prevalecer, sobre todo si hay una autoridad pusilánime y sin coraje político.
Pero, tarde o temprano, el Chile bueno termina por sobreponerse. Sucederá una vez más.
Los Labbé volverán a vencer a los Garretón y seguiremos en pos de ser un país mejor, como el de 1990, y no uno peor, como el de 1973.
lunes, 26 de septiembre de 2011
El Triunfo de la Ilegalidad y la Violencia
Una sola autoridad en todo el país, una sola, reaccionó en defensa de la legalidad, frente al generalizado delito de usurpación violenta que cometen centenares de miles de estudiantes en todo el país: el Alcalde de Providencia, Cristián Labbé.
Procuró recuperar colegios usurpados de su comuna, repararlos y conseguir que hubiera clases en ellos. Trató de salvar el año escolar de miles de alumnos. Trató de probar que la violencia ilícita no prevalece.
Fracasó. Le retomaron los establecimientos por la fuerza. Lo criticaron. A juzgar por lo que informan los medios, ha quedado aislado. Nadie le expresa apoyo, salvo algunas cartas de lectores a los diarios o llamados a las radios.
¿Con qué respaldo puede él persstir en su lucha por la legalidad? Ha procurado sancionar a los "tomadores", ya que ni la justicia ni las demás autoridades lo hacen. Cerró los colegios usurpados, castigando con la exclusión de ellos de los "tomadores" violentos de otras comunas. Pero el "establishment" lo ha repudiado. La forma en que la TV trata el tema es tan sesgada que hace aparecer al Alcalde como si fuera él quien estuviera trasgrediendo la legalidad.
Hasta el Ministro de Educación le pide que "recapacite" y lo acusa de querer hacer parte al Gobierno de sus actuaciones (implícitamente indebidas). ¿Cómo se le pudo ocurrir restablecer la normalidad y poner término a una usurpación ilícita?
Lo que sucede es increíble. La única autoridad que ha defendido el estado de derecho está a punto de ser socialmente condenado por ello. Y ahora prefiere permanecer en silencio. Ni siquiera se defiende públicamente.
Dicen que los problemas se solucionarán con diálogo. ¿Puede llamarse "diálogo" una situación en que una de las partes (los usurpadores violentos) apunta con un arma a la otra? Porque colegios y universidades están usurpados, como medida de fuerza. Un delito claramente tipificado en las leyes, frente al cual el Gobierno "dialoga". ¿Qué diferencia hay entre eso y apuntar a un transeúnte en la calle con un arma y exigirle la billetera? Ése también es un "diálogo" entre el asaltante y el transeúnte. Pero el primero tiene un arma y está ejerciendo la violencia sobre el segundo.
Los estudiantes tienen los colegios usurpados, es su arma, y los han tomado y retomado mediante la violencia. Un "diálogo" así es desequilibrado. Es un verdadero asalto contra la legalidad. ¿Qué autoridad puede negociar libremente si la están apuntando con un arma?
Ninguna. Y cuando una sola trata de que se haga efectivo el imperio de la ley y la normalidad, la sociedad entera parece condenarla.
¿En qué país estamos? ¿En qué manos estamos? ¿A dónde iremos a parar?
Procuró recuperar colegios usurpados de su comuna, repararlos y conseguir que hubiera clases en ellos. Trató de salvar el año escolar de miles de alumnos. Trató de probar que la violencia ilícita no prevalece.
Fracasó. Le retomaron los establecimientos por la fuerza. Lo criticaron. A juzgar por lo que informan los medios, ha quedado aislado. Nadie le expresa apoyo, salvo algunas cartas de lectores a los diarios o llamados a las radios.
¿Con qué respaldo puede él persstir en su lucha por la legalidad? Ha procurado sancionar a los "tomadores", ya que ni la justicia ni las demás autoridades lo hacen. Cerró los colegios usurpados, castigando con la exclusión de ellos de los "tomadores" violentos de otras comunas. Pero el "establishment" lo ha repudiado. La forma en que la TV trata el tema es tan sesgada que hace aparecer al Alcalde como si fuera él quien estuviera trasgrediendo la legalidad.
Hasta el Ministro de Educación le pide que "recapacite" y lo acusa de querer hacer parte al Gobierno de sus actuaciones (implícitamente indebidas). ¿Cómo se le pudo ocurrir restablecer la normalidad y poner término a una usurpación ilícita?
Lo que sucede es increíble. La única autoridad que ha defendido el estado de derecho está a punto de ser socialmente condenado por ello. Y ahora prefiere permanecer en silencio. Ni siquiera se defiende públicamente.
Dicen que los problemas se solucionarán con diálogo. ¿Puede llamarse "diálogo" una situación en que una de las partes (los usurpadores violentos) apunta con un arma a la otra? Porque colegios y universidades están usurpados, como medida de fuerza. Un delito claramente tipificado en las leyes, frente al cual el Gobierno "dialoga". ¿Qué diferencia hay entre eso y apuntar a un transeúnte en la calle con un arma y exigirle la billetera? Ése también es un "diálogo" entre el asaltante y el transeúnte. Pero el primero tiene un arma y está ejerciendo la violencia sobre el segundo.
Los estudiantes tienen los colegios usurpados, es su arma, y los han tomado y retomado mediante la violencia. Un "diálogo" así es desequilibrado. Es un verdadero asalto contra la legalidad. ¿Qué autoridad puede negociar libremente si la están apuntando con un arma?
Ninguna. Y cuando una sola trata de que se haga efectivo el imperio de la ley y la normalidad, la sociedad entera parece condenarla.
¿En qué país estamos? ¿En qué manos estamos? ¿A dónde iremos a parar?
domingo, 25 de septiembre de 2011
El Regalo del Año
Advertencia previa: A las personas que comentan este blog y me piden que les responda o dé antecedentes mediante comentarios míos, les debo responder que no puedo, porque Blogger rechaza mis comentarios, expresando que no tengo derecho a formularlos. No sé por qué, pero es esa empresa la que fija las reglas del juego. Estoy discurriendo alguna forma de poder hacer y responder comentarios en el espacio destinado a ellos, usando alguna doble identidad, supongo, pero todavía no la tengo ni estoy seguro de querer tenerla. En todo caso, mientras Blogger siga reproduciendo mis blogs, seguiré redactándolos. Si también los termina, sepan los lectores que habrá sido porque Blogger también ha resuelto que no tengo derecho a escribir blogs. Gracias y saludos a todos.
-----------------
Mi pronóstico sobre el tema de mayor actualidad en el país es el siguiente:
El gobierno y la oposición, que son muy parecidos, si es que no la misma cosa (hablando desde un punto de vista político-ideológico, se entiende), van a llegar al siguiente acuerdo: van a permitir que los estudiantes que han perdido el año lectivo por no haber ido a clases y haberse tomado miles de establecimientos, "lo pasen", es decir, lo aprueben, sin haber aprendido las materias, por falta de clases. Les van a regalar los exámenes.
Esto, por las siguientes razones:
Primera, porque los políticos son esencialmente débiles en la defensa del principio de autoridad. Luego, no son capaces de hacer efectiva la legalidad ni los reglamentos de estudio.
Segunda, porque no tienen solución para el problema de la repitencia, es decir, "no sabrían dónde meter" a los estudiantes que ya han perdido el año por haber estado cuatro meses sin ir a clases. Simplemente, no cabrían en las salas de clases.
Tercera: Porque ni la Concertación ni su V Gobierno pueden darse el lujo de reconocer que el único que ha procedido como corresponde, y de acuerdo con la Constitución y las leyes, en este conflicto, ha sido el Alcalde Labbé. Pero él fue militar, y además parte del Gobierno de Pinochet, y sigue siendo de derecha, de modo que es un verdadero "paria" en el Chile actual, así es que va en el interés de la clase política, que le encabezan, por parte del Gobierno, un adversario del Gobierno Militar, y por parte de la oposición, otros adversarios del mismo, hacer aparecer a Labbé como "enemigo público número uno" en este momento en Chile, tal como lo era "Emmanuel Goldstein" en el libro "1984" de George Orwell. En esa obra el régimen consagraba periódicamente "un minuto de odio" para que todo el mundo profiriera insultos y ofensas contra su único opositor, "Emmanuel Goldstein". Acá está sucediendo algo parecido. Es útil e ilustrativo leer la increíble diatriba de hoy en "El Mercurio" de su "columnista estrella", Carlos Peña, contra el único representante del orden y la juridicidad que queda entre la dirigencia del país. Búsquese en los medios siquiera alguna defensa de Labbé. No se la encontrará.
Espero los correspondientes reconocimientos al acierto de mi pronóstico en los comentarios de este blog, cuando él se cumpla, lo que debería suceder pronto. No podré agradecerlos en los comentarios, por habérseme vedado el acceso a ellos, pero lo haré en un blog posterior, si es que Blogger todavía no lo ha suprimido.
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Mi pronóstico sobre el tema de mayor actualidad en el país es el siguiente:
El gobierno y la oposición, que son muy parecidos, si es que no la misma cosa (hablando desde un punto de vista político-ideológico, se entiende), van a llegar al siguiente acuerdo: van a permitir que los estudiantes que han perdido el año lectivo por no haber ido a clases y haberse tomado miles de establecimientos, "lo pasen", es decir, lo aprueben, sin haber aprendido las materias, por falta de clases. Les van a regalar los exámenes.
Esto, por las siguientes razones:
Primera, porque los políticos son esencialmente débiles en la defensa del principio de autoridad. Luego, no son capaces de hacer efectiva la legalidad ni los reglamentos de estudio.
Segunda, porque no tienen solución para el problema de la repitencia, es decir, "no sabrían dónde meter" a los estudiantes que ya han perdido el año por haber estado cuatro meses sin ir a clases. Simplemente, no cabrían en las salas de clases.
Tercera: Porque ni la Concertación ni su V Gobierno pueden darse el lujo de reconocer que el único que ha procedido como corresponde, y de acuerdo con la Constitución y las leyes, en este conflicto, ha sido el Alcalde Labbé. Pero él fue militar, y además parte del Gobierno de Pinochet, y sigue siendo de derecha, de modo que es un verdadero "paria" en el Chile actual, así es que va en el interés de la clase política, que le encabezan, por parte del Gobierno, un adversario del Gobierno Militar, y por parte de la oposición, otros adversarios del mismo, hacer aparecer a Labbé como "enemigo público número uno" en este momento en Chile, tal como lo era "Emmanuel Goldstein" en el libro "1984" de George Orwell. En esa obra el régimen consagraba periódicamente "un minuto de odio" para que todo el mundo profiriera insultos y ofensas contra su único opositor, "Emmanuel Goldstein". Acá está sucediendo algo parecido. Es útil e ilustrativo leer la increíble diatriba de hoy en "El Mercurio" de su "columnista estrella", Carlos Peña, contra el único representante del orden y la juridicidad que queda entre la dirigencia del país. Búsquese en los medios siquiera alguna defensa de Labbé. No se la encontrará.
Espero los correspondientes reconocimientos al acierto de mi pronóstico en los comentarios de este blog, cuando él se cumpla, lo que debería suceder pronto. No podré agradecerlos en los comentarios, por habérseme vedado el acceso a ellos, pero lo haré en un blog posterior, si es que Blogger todavía no lo ha suprimido.
sábado, 24 de septiembre de 2011
El Fracaso de la Educación Chilena
El fracaso educacional del país no sólo lo ponen de manifiesto los estudiantes, sino los adultos, los mayores.
El país entero ha recibido una enseñanza tan deficiente que, cuando a todo lo largo de él jóvenes sin ninguna noción de respeto se han apoderado, contra toda legalidad, de miles de colegios y decenas de universidades y han ejercitado toda suerte de violencias ¿qué han hecho los mayores? Respaldarlos.
Eso pone en evidencia que el fracaso de la educación chilena se generó mucho antes de ahora: se generó cuando ella les debió enseñar a los mayores.
¿Cómo es posible que entre las legiones de autoridades, personalidades, pedagogos, prelados, periodistas e intelectuales de nuestra sociedad haya habido sólo una sola persona que ha actuado conforme a los principios fundamentales de convivencia, el Alcalde de Providencia, Cristián Labbé?
¿No habla, esa deserción general del deber, de una miseria educacional extrema y extendida a todas las edades? ¿No es pavoroso el hecho de que esa única voz que clama en el desierto haya sido objeto, mucho más que de reconocimientos y elogios, de críticas y hasta vituperios?
El verdadero fracaso de la educación chilena consiste en haber formado clases dirigentes tan ineptas como para ser incapaces siquiera de apreciar el valor que tiene el respeto a las normas de convivencia y a la legalidad propia de un status civilizado.
¿Qué indica el hecho de que el Presidente de la República, el Primer Ciudadano, el encargado de gobernar al país, el que debería sentar el ejemplo, sostenga que el movimiento ilegal y violento que aflige a la enseñanza es "noble, hermoso, grande"? Eso está revelando que en su formación hay un vacío elemental. El encargado de velar por la buena marcha colectiva encuentra "noble, hermoso, grande" que se estén atropellando normas básicas de respeto mutuo.
¿Qué revela el hecho de que en una homilia el pastor que encabeza nuestra Iglesia no haya tenido siquiera una frase de crítica, no ya de condena, al atropello juvenil desatado a la paz social, al respeto que se debe a colegios y escuelas, a las fuerzas de orden que cumplen su deber y a la legalidad misma?
El Chile de hoy es un testimonio del fracaso intergeneracional en la educación. Los jóvenes arrasan con los valores fundamentales. Los mayores aplauden.
Unos y otros son frutos de un sistema que no ha sido capaz de enseñar a los chilenos, porque no hablemos de "lenguaje" ni de "física o química" ni de "matemáticas": no ha sabido enseñarles siquiera el principio moral más fundamental, que es el de aprender a distinguir entre el bien y el mal.
El país entero ha recibido una enseñanza tan deficiente que, cuando a todo lo largo de él jóvenes sin ninguna noción de respeto se han apoderado, contra toda legalidad, de miles de colegios y decenas de universidades y han ejercitado toda suerte de violencias ¿qué han hecho los mayores? Respaldarlos.
Eso pone en evidencia que el fracaso de la educación chilena se generó mucho antes de ahora: se generó cuando ella les debió enseñar a los mayores.
¿Cómo es posible que entre las legiones de autoridades, personalidades, pedagogos, prelados, periodistas e intelectuales de nuestra sociedad haya habido sólo una sola persona que ha actuado conforme a los principios fundamentales de convivencia, el Alcalde de Providencia, Cristián Labbé?
¿No habla, esa deserción general del deber, de una miseria educacional extrema y extendida a todas las edades? ¿No es pavoroso el hecho de que esa única voz que clama en el desierto haya sido objeto, mucho más que de reconocimientos y elogios, de críticas y hasta vituperios?
El verdadero fracaso de la educación chilena consiste en haber formado clases dirigentes tan ineptas como para ser incapaces siquiera de apreciar el valor que tiene el respeto a las normas de convivencia y a la legalidad propia de un status civilizado.
¿Qué indica el hecho de que el Presidente de la República, el Primer Ciudadano, el encargado de gobernar al país, el que debería sentar el ejemplo, sostenga que el movimiento ilegal y violento que aflige a la enseñanza es "noble, hermoso, grande"? Eso está revelando que en su formación hay un vacío elemental. El encargado de velar por la buena marcha colectiva encuentra "noble, hermoso, grande" que se estén atropellando normas básicas de respeto mutuo.
¿Qué revela el hecho de que en una homilia el pastor que encabeza nuestra Iglesia no haya tenido siquiera una frase de crítica, no ya de condena, al atropello juvenil desatado a la paz social, al respeto que se debe a colegios y escuelas, a las fuerzas de orden que cumplen su deber y a la legalidad misma?
El Chile de hoy es un testimonio del fracaso intergeneracional en la educación. Los jóvenes arrasan con los valores fundamentales. Los mayores aplauden.
Unos y otros son frutos de un sistema que no ha sido capaz de enseñar a los chilenos, porque no hablemos de "lenguaje" ni de "física o química" ni de "matemáticas": no ha sabido enseñarles siquiera el principio moral más fundamental, que es el de aprender a distinguir entre el bien y el mal.
viernes, 23 de septiembre de 2011
Un País a la Deriva
Es increíble que en un país donde se está barriendo por la fuerza con la legalidad y donde hay miles de autoridades (presidente, ministros, subsecretarios, jefes de servicios, intendentes, seremis, alcaldes, parlamentarios, rectores, directores y todo lo demás) haya habido uno, sólo uno y nada más que uno, capaz de ejercer la autoridad que la ley le ha conferido: el alcalde de Providencia, Cristián Labbé.
Esta excepción, por ser tan notoria, confirma la evidencia de que somos una nación a la deriva. Supongo que, cuando el timonel máximo del barco sin rumbo dijo ayer, ante las Naciones Unidas, que el conato revolucionario estudiantil, montado en su contra por los comunistas, era un movimiento "noble, grande, hermoso", habrá habido alguien, además de mí, que haya estallado en una carcajada. No por la pintoresca reiteración de los tres sinónimos acostumbrados, sino por el grado de desorientación que ellos acusan.
¿Cómo va a ser "noble" un movimiento exclusivamente asentado en la fuerza, la ilegalidad y la violencia de las "tomas"? ¿Que no se da cuenta de que sin ese ingrediente habría clases en vez de desfiles, exámenes en vez de la pérdida del año lectivo, plena normalidad estudiantil y completa tranquilidad pública?
¿Cómo va a ser "grande" una iniciativa que busca una ganancia pecuniaria exclusivamente basada en arrebatarle a una autoridad débil recursos mediante la fuerza ilícita y el desorden, que sólo hacen patente su inepcia? ¿Por qué creen ustedes que muchos padres de familia apoyan toda esta iniquidad? ¿Por "grandeza" de espíritu? No: porque ven la perspectiva de no pagar por algo que se han obligado a pagar. ¿Cuándo un apoyo mercenario ha sido considerado "grande" en la historia de la Humanidad?
¿Cómo va a ser "hermoso" que hordas desatadas de malcriados destruyan colegios tomados a la fuerza, provoquen ingentes daños en las calles y las propiedades, agredan a los nobles carabineros, que deben dar la cara a raíz de que nadie se atreve (salvo Labbé, y después de cuatro meses) a aplicar la ley? ¿Cómo va a ser "hermoso" que se pretenda suprimir la libertad de enseñanza y reemplazar los sistemas exitosos que funcionan a su amparo, a fin de reemplazarlos por un monopolio estatal propio de un sistema que fue arrojado por los pueblos al basurero de la historia?
La sarta de malcriados violentos que se ha tomado el país, que hasta se sienten con derecho a pegarte un balazo si los obligas a ir a clases, no nos habla de nada hermoso, sino, al contrario, de algo pavoroso: una sociedad en que la familia, ese crisol de la formación y la disciplina, está destruyéndose bajo los embates de la disolución del matrimonio, de las costumbres y de la moral, propagados por una televisión desatada en la promoción del desacato general y del morbo sexual. Y, pronto, también por los incentivos creados para reemplazar el hogar sólido por futuros y probablemente efímeros "Acuerdos de Vida en Pareja", epítomes del debilitamiento de la unidad fundamental de la sociedad.
Es lamentable, pero el país se equivocó de Alcalde: no se puso en manos del de Providencia, sino del de "La Pérgola de las Flores", que "le dice a todo el mundo que sí, y hace lo que le conviene más"... Lo que le conviene más es ser premiado en ese supremo tribunal de la insustancialidad, que son "la encuestas", en las cuales, reservadamente, se ha dicho en Nueva York, él "está remontando".
Con razón los romanos decían que Júpiter ciega a quienes quiere perder.
Esta excepción, por ser tan notoria, confirma la evidencia de que somos una nación a la deriva. Supongo que, cuando el timonel máximo del barco sin rumbo dijo ayer, ante las Naciones Unidas, que el conato revolucionario estudiantil, montado en su contra por los comunistas, era un movimiento "noble, grande, hermoso", habrá habido alguien, además de mí, que haya estallado en una carcajada. No por la pintoresca reiteración de los tres sinónimos acostumbrados, sino por el grado de desorientación que ellos acusan.
¿Cómo va a ser "noble" un movimiento exclusivamente asentado en la fuerza, la ilegalidad y la violencia de las "tomas"? ¿Que no se da cuenta de que sin ese ingrediente habría clases en vez de desfiles, exámenes en vez de la pérdida del año lectivo, plena normalidad estudiantil y completa tranquilidad pública?
¿Cómo va a ser "grande" una iniciativa que busca una ganancia pecuniaria exclusivamente basada en arrebatarle a una autoridad débil recursos mediante la fuerza ilícita y el desorden, que sólo hacen patente su inepcia? ¿Por qué creen ustedes que muchos padres de familia apoyan toda esta iniquidad? ¿Por "grandeza" de espíritu? No: porque ven la perspectiva de no pagar por algo que se han obligado a pagar. ¿Cuándo un apoyo mercenario ha sido considerado "grande" en la historia de la Humanidad?
¿Cómo va a ser "hermoso" que hordas desatadas de malcriados destruyan colegios tomados a la fuerza, provoquen ingentes daños en las calles y las propiedades, agredan a los nobles carabineros, que deben dar la cara a raíz de que nadie se atreve (salvo Labbé, y después de cuatro meses) a aplicar la ley? ¿Cómo va a ser "hermoso" que se pretenda suprimir la libertad de enseñanza y reemplazar los sistemas exitosos que funcionan a su amparo, a fin de reemplazarlos por un monopolio estatal propio de un sistema que fue arrojado por los pueblos al basurero de la historia?
La sarta de malcriados violentos que se ha tomado el país, que hasta se sienten con derecho a pegarte un balazo si los obligas a ir a clases, no nos habla de nada hermoso, sino, al contrario, de algo pavoroso: una sociedad en que la familia, ese crisol de la formación y la disciplina, está destruyéndose bajo los embates de la disolución del matrimonio, de las costumbres y de la moral, propagados por una televisión desatada en la promoción del desacato general y del morbo sexual. Y, pronto, también por los incentivos creados para reemplazar el hogar sólido por futuros y probablemente efímeros "Acuerdos de Vida en Pareja", epítomes del debilitamiento de la unidad fundamental de la sociedad.
Es lamentable, pero el país se equivocó de Alcalde: no se puso en manos del de Providencia, sino del de "La Pérgola de las Flores", que "le dice a todo el mundo que sí, y hace lo que le conviene más"... Lo que le conviene más es ser premiado en ese supremo tribunal de la insustancialidad, que son "la encuestas", en las cuales, reservadamente, se ha dicho en Nueva York, él "está remontando".
Con razón los romanos decían que Júpiter ciega a quienes quiere perder.
jueves, 22 de septiembre de 2011
Ecos de Nueva York y Una Memoria Defectuosa
Nuestro Presidente está en Nueva York, pero no por eso ha dejado de ser él mismo. Leo que su primera actividad de la mañana fue llamar al senador Letelier, hijo del asesinado canciller UP Orlando Letelier, por haberse cumplido un aniversario más de la muerte de su padre. Hablaron largo rato amablemente, dice un diario.
Después veo en TV al Presidente hablando ante las Naciones Unidas y diciendo una gran verdad: que Chile no tiene problema alguno pendiente con Bolivia, pero el Presidente de ese país expresa pretensiones sobre territorio chileno. Todo lo cual, concluyo yo, conduce a mantener el diez por ciento de las ventas de cobre destinado a nuestras fuerzas armadas, y no a derogarlo, como propone el Gobierno. Porque siempre debemos ser un país bien armado, ya que hay a lo menos una nación vecina que expresa ambiciones sobre nuestro territorio. La Ley Reservada del Cobre es una garantía.
Luego oigo al Presidente apoyar, en el mismo discurso ante el foro mundial, tanto un estado palestino con sus fronteras bien delimitadas (aplausos), como un estado judío con sus fronteras bien delimitadas (no se oyó aplauso). Bueno, en eso está todo el mundo de acuerdo. En lo que difieren israelíes y palestinos es acerca de cuáles deben ser las fronteras.
Luego nuestro Presidente prodiga, ante la ONU, elogios a los estudiantes que marchan por las calles de nuestras ciudades y dice que les encuentra toda la razón. ¿Tienen toda la razón cuando se toman establecimientos educacionales para obligar al Gobierno, mediante la fuerza y la violencia, a acoger todos sus puntos de vista, la mayoría de los cuales son contrarios a la existencia entre nosotros de una sociedad libre?
Mientras veía las noticias, leía en "La Segunda" una carta de la diputada Karla Rubilar, donde decía que RN es el partido de la diversidad (ella defiende el aborto, y su partido se opone). Como prueba de esa diversidad, recuerda que en 1988 Sebastián Piñera era partidario del "no" en el plebiscito, mientras otros en RN eran partidarios del "sí". Pero Karla ha olvidado un detalle: en 1988 Sebastián Piñera no pertenecía a RN. Tanto que después del plebiscito de 1988 trabajó junto a Eduardo Frei Ruiz-Tagle en la DC, en pro de una posible candidatura presidencial de éste en las elecciones de 1989. Esto me lo refirió el propio Frei, en 1989.
En realidad, para el plebiscito RN estaba "cuadrada" con el sí, aunque muchos militantes suyos preferirían olvidarlo. Uno de ellos, Rodrigo Hinzpeter, en reciente entrevista, confesó que había votado "sí", añadiendo estar "arrepentido".
Bueno, eso sería todo lo que quería comentar del día de hoy.
Después veo en TV al Presidente hablando ante las Naciones Unidas y diciendo una gran verdad: que Chile no tiene problema alguno pendiente con Bolivia, pero el Presidente de ese país expresa pretensiones sobre territorio chileno. Todo lo cual, concluyo yo, conduce a mantener el diez por ciento de las ventas de cobre destinado a nuestras fuerzas armadas, y no a derogarlo, como propone el Gobierno. Porque siempre debemos ser un país bien armado, ya que hay a lo menos una nación vecina que expresa ambiciones sobre nuestro territorio. La Ley Reservada del Cobre es una garantía.
Luego oigo al Presidente apoyar, en el mismo discurso ante el foro mundial, tanto un estado palestino con sus fronteras bien delimitadas (aplausos), como un estado judío con sus fronteras bien delimitadas (no se oyó aplauso). Bueno, en eso está todo el mundo de acuerdo. En lo que difieren israelíes y palestinos es acerca de cuáles deben ser las fronteras.
Luego nuestro Presidente prodiga, ante la ONU, elogios a los estudiantes que marchan por las calles de nuestras ciudades y dice que les encuentra toda la razón. ¿Tienen toda la razón cuando se toman establecimientos educacionales para obligar al Gobierno, mediante la fuerza y la violencia, a acoger todos sus puntos de vista, la mayoría de los cuales son contrarios a la existencia entre nosotros de una sociedad libre?
Mientras veía las noticias, leía en "La Segunda" una carta de la diputada Karla Rubilar, donde decía que RN es el partido de la diversidad (ella defiende el aborto, y su partido se opone). Como prueba de esa diversidad, recuerda que en 1988 Sebastián Piñera era partidario del "no" en el plebiscito, mientras otros en RN eran partidarios del "sí". Pero Karla ha olvidado un detalle: en 1988 Sebastián Piñera no pertenecía a RN. Tanto que después del plebiscito de 1988 trabajó junto a Eduardo Frei Ruiz-Tagle en la DC, en pro de una posible candidatura presidencial de éste en las elecciones de 1989. Esto me lo refirió el propio Frei, en 1989.
En realidad, para el plebiscito RN estaba "cuadrada" con el sí, aunque muchos militantes suyos preferirían olvidarlo. Uno de ellos, Rodrigo Hinzpeter, en reciente entrevista, confesó que había votado "sí", añadiendo estar "arrepentido".
Bueno, eso sería todo lo que quería comentar del día de hoy.
miércoles, 21 de septiembre de 2011
Un Hecho Insólito e Increíble
Ha sucedido algo completamente inesperado e inusual en el Chile de hoy: uno de los 343 alcaldes del país, que están a cargo de la educación municipalizada en sus respectivas comunas, ha aplicado la ley y ha hecho desocupar con la fuerza policial los establecimientos de enseñanza ilegalmente usurpados en la suya. Se trata de Cristián Labbé, de Providencia.
Debió haberlo hecho hace tres meses, ante la primera "toma". Bueno, pero ahora lo ha hecho. Y tiene el mérito de ser el único.
De partida, eso debió haberlo hecho el Gobierno ante las tomas generalizadas, como responsable del orden público, pues se trató de un alzamiento estudiantil extendido a todo el territorio. Pero sabemos que el actual Gobierno carece de energía para hacer valer su autoridad. A lo más que llega, en verdaderos arrestos de temeridad, es a dialogar con los trasgresores y contestarles con evasivas, pero nunca a aplicarles la ley. Ergo, nadie esperaba ni imaginaría que pudiera ser capaz de hacer desalojar siquiera una "toma" escolar.
De hecho, cualquier persona denunciante podría haber ocurrido a la justicia ante las usurpaciones masivas de colegios y universidades, impetrando el auxilio de la fuerza pública para poner atajo a tantos delitos flagrantes. Pues cualquier particular puede legalmente proceder a la detención de un delincuente flagrante y, de hecho, tiene la obligación de hacerlo, de modo que con mayor razón puede demandar que se ponga término a ese delito flagrante que está ocurriendo de manera pública y notoria en tantas instituciones de enseñanza. Pero aquí los delitos flagrantes de usurpación y daños de esos inmuebles se prolongan indefinidamente, sin que nadie haga nada. Claro, esa indiferencia general probablemente obedece a que, con la nueva justicia penal, los delincuentes siempre llevan todas las de ganar, así es que, a lo mejor, lo único que se obtendría recurriendo a ella sería que las "tomas" encontraran respaldo judicial explícito.
Además, como todo el mundo sabe que tenemos un gobierno blando, los autores de esos delitos saben que nada les va a pasar y que mediante ellos van a obtener de aquél mucho dinero. Durante casi veintidós años se ha comprobado que mediante la violencia ilegal siempre se consigue algo del Gobierno. Debería hacerse una reforma constitucional que se hiciera cargo de esta realidad e incorporara a la Carta un nuevo artículo diciendo: "Sí al lucro, siempre que se obtenga mediante la violencia ilegal".
Es tal el clima de ilegalidad que se ha ido enseñoreando del país, que el revolucionario de izquierda titular de la presidencia del Senado ha amenazado públicamente con que si el Gobierno no accede a las peticiones de los estudiantes revolucionarios, el Parlamento se negará a tramitar proyectos de ley. Nunca se había oído semejante amenaza parlamentaria, desde la Revolución de 1891.
Pienso, a raíz de todo eso, que el alcalde Labbé se ha puesto en una situación de enorme riesgo personal y político. A eso se expone, en el Chile de hoy, una autoridad resuelta a hacer cumplir las leyes. Ya se ha oído voces anunciando recursos judiciales en su contra e interpelaciones a la Contraloría por su inconducta, pues se considera que su pretensión de que en los colegios de su municipalidad haya clases y se salve el año escolar es un atropello mayor.
¿A dónde va a ir a parar usted, Alcalde Labbé? ¿Acaso pretende que en Chile se restablezca el estado de derecho?
¡Sólo a un ex militar se le podría haber ocurrido semejante cosa!
Debió haberlo hecho hace tres meses, ante la primera "toma". Bueno, pero ahora lo ha hecho. Y tiene el mérito de ser el único.
De partida, eso debió haberlo hecho el Gobierno ante las tomas generalizadas, como responsable del orden público, pues se trató de un alzamiento estudiantil extendido a todo el territorio. Pero sabemos que el actual Gobierno carece de energía para hacer valer su autoridad. A lo más que llega, en verdaderos arrestos de temeridad, es a dialogar con los trasgresores y contestarles con evasivas, pero nunca a aplicarles la ley. Ergo, nadie esperaba ni imaginaría que pudiera ser capaz de hacer desalojar siquiera una "toma" escolar.
De hecho, cualquier persona denunciante podría haber ocurrido a la justicia ante las usurpaciones masivas de colegios y universidades, impetrando el auxilio de la fuerza pública para poner atajo a tantos delitos flagrantes. Pues cualquier particular puede legalmente proceder a la detención de un delincuente flagrante y, de hecho, tiene la obligación de hacerlo, de modo que con mayor razón puede demandar que se ponga término a ese delito flagrante que está ocurriendo de manera pública y notoria en tantas instituciones de enseñanza. Pero aquí los delitos flagrantes de usurpación y daños de esos inmuebles se prolongan indefinidamente, sin que nadie haga nada. Claro, esa indiferencia general probablemente obedece a que, con la nueva justicia penal, los delincuentes siempre llevan todas las de ganar, así es que, a lo mejor, lo único que se obtendría recurriendo a ella sería que las "tomas" encontraran respaldo judicial explícito.
Además, como todo el mundo sabe que tenemos un gobierno blando, los autores de esos delitos saben que nada les va a pasar y que mediante ellos van a obtener de aquél mucho dinero. Durante casi veintidós años se ha comprobado que mediante la violencia ilegal siempre se consigue algo del Gobierno. Debería hacerse una reforma constitucional que se hiciera cargo de esta realidad e incorporara a la Carta un nuevo artículo diciendo: "Sí al lucro, siempre que se obtenga mediante la violencia ilegal".
Es tal el clima de ilegalidad que se ha ido enseñoreando del país, que el revolucionario de izquierda titular de la presidencia del Senado ha amenazado públicamente con que si el Gobierno no accede a las peticiones de los estudiantes revolucionarios, el Parlamento se negará a tramitar proyectos de ley. Nunca se había oído semejante amenaza parlamentaria, desde la Revolución de 1891.
Pienso, a raíz de todo eso, que el alcalde Labbé se ha puesto en una situación de enorme riesgo personal y político. A eso se expone, en el Chile de hoy, una autoridad resuelta a hacer cumplir las leyes. Ya se ha oído voces anunciando recursos judiciales en su contra e interpelaciones a la Contraloría por su inconducta, pues se considera que su pretensión de que en los colegios de su municipalidad haya clases y se salve el año escolar es un atropello mayor.
¿A dónde va a ir a parar usted, Alcalde Labbé? ¿Acaso pretende que en Chile se restablezca el estado de derecho?
¡Sólo a un ex militar se le podría haber ocurrido semejante cosa!
martes, 20 de septiembre de 2011
Brechas Escandalosas
Uno debe reflexionar siempre sobre las palabras de sus pastores, y si bien yo critiqué la omisión, en la homilía del Arzobispo Ezzati en el Te Déum, donde abordó problemas de la actualidad nacional, del peor de todos ellos, como lo es la ocupación violenta de establecimientos educacionales que está conduciendo a la pérdida del año lectivo para 70 mil niños y jóvenes, no por ello dejé de darle vueltas a su denuncia sobre la "brecha escandalosa" de la desigualdad entre nosotros.
Comparé, por ejemplo, la brecha entre el salario mínimo que gana un obrero y la dieta parlamentaria. ¿Es escandalosa? Pues la dieta propiamente tal es unas 30 veces mayor que el mínimo. Ahora, los parlamentarios también reciben diversas asignaciones que hacen sumar al total de lo que perciben como unas dos veces y media su dieta, con lo cual su sobre de fin de mes ya se vendría acercando a unas ochenta veces el que percibe un obrero de salario mínimo.
¿Cómo cerramos esta "brecha"? ¿Haciendo que los parlamentarios ganen mucho menos, lo que, me temo, privaría al proyecto de ley que así lo dispusiera de los suficientes votos en el Concgreso? Tal vez previendo el contenido de la homilía fue que los parlamentarios de la Concertación prefirieron no ir al Te Déum. ¿O igualamos a la dieta el salario de los obreros, disponiendo que ganen muchas veces más; o ambas cosas? Pero si cada año se discute tanto un reajuste del 3 al 5 % en el salario mínimo, por algo será. Cerrar la brecha aumentándolo mucho tal vez traería trastornos impensados en la producción y en el empleo. Dejemos, entonces, esa brecha como está.
Ahora, si uno examina otras brechas de desigualdad en el país se encuentra con problemas políticos mayores. Por ejemplo, días atrás un lector de este blog me hizo llegar una informativa entrevista concedida a un medio de comunicación por César Bunster Ariztía, uno de los líderes del atentado terrorista contra la comitiva del ex Presidente Pinochet, en 1986. En ese atentado fueron asesinados a sangre fría y sobre seguro cinco uniformados y policías civiles chilenos. Los autores son todos conocidos y están libres, porque a los que estaban presos en 1990 don Patricio Aylwin les conmutó la pena por extrañamiento con trabajo garantizado en países de Europa (Occidental, por supuesto) y el mismo Bunster reconoce que él siempre ha estado libre, tanto como para haber sido candidato a Alcalde de Puente Alto, comuna donde encabezó el quíntuple crimen terrorista, creyendo tal vez que eso mismo le había brindado popularidad, pero no fue así, pues no resultó electo y sí lo fue una persona que apoyaba al Jefe del Estado que él procuró asesinar.
Donde aparece la otra "brecha escandalosa", a la cual también seguramente se quiso referir el Arzobispo, fue cuando Bunster reveló que en 2004 él quedó libre de polvo y paja respecto del quíntuple asesinato terrorista, pues ¡la Corte Suprema ratificó en su favor la prescripción! Si bien, como señalé, nunca había estado preso, garantía que los cuatro anteriores gobiernos de la Concertación parecieron ofrecerle, sí estaba impedido de ejercer los derechos plenos de un ciudadano de izquierda que no tiene otro pecadillo que haber sido coautor de cinco asesinatos terroristas a mansalva. Pero la Suprema remedió ese menoscabo que él sufría.
Pero, claro, ello abrió otra brecha, porque hay no menos de setenta uniformados que cumplen condenas por supuestos delitos menores que el suyo, muchos de ellos a cadena perpetua de facto (sumándoles sucesivas penas de cinco y diez años que se les ha impuesto) y, sin embargo, en los casos más connotados, sólo se les ha podido condenar sobre la base de presunciones, y no de plenas pruebas, como en el de Bunster. Y a todos esos condenados, "batallones olvidados" de nuestras gallardas fuerzas armadas y de carabineros, se les ha denegado el beneficio de la prescripción extintiva de responsabilidad ¡por la misma Corte Suprema que tan generosamente se la ha reconocido a Bunster!
¿No es ésta otra "brecha escandalosa" de desigualdad en nuestra sociedad? Ciertamente lo es. Y estamos seguros de que los fieles, del Presidente para abajo, deben estar meditando a estas horas la manera de cerrarla y así hacer realidad las aspiraciones del Arzobispo. Quien, obviamente, será el primero en respaldar tal iniciativa.
Comparé, por ejemplo, la brecha entre el salario mínimo que gana un obrero y la dieta parlamentaria. ¿Es escandalosa? Pues la dieta propiamente tal es unas 30 veces mayor que el mínimo. Ahora, los parlamentarios también reciben diversas asignaciones que hacen sumar al total de lo que perciben como unas dos veces y media su dieta, con lo cual su sobre de fin de mes ya se vendría acercando a unas ochenta veces el que percibe un obrero de salario mínimo.
¿Cómo cerramos esta "brecha"? ¿Haciendo que los parlamentarios ganen mucho menos, lo que, me temo, privaría al proyecto de ley que así lo dispusiera de los suficientes votos en el Concgreso? Tal vez previendo el contenido de la homilía fue que los parlamentarios de la Concertación prefirieron no ir al Te Déum. ¿O igualamos a la dieta el salario de los obreros, disponiendo que ganen muchas veces más; o ambas cosas? Pero si cada año se discute tanto un reajuste del 3 al 5 % en el salario mínimo, por algo será. Cerrar la brecha aumentándolo mucho tal vez traería trastornos impensados en la producción y en el empleo. Dejemos, entonces, esa brecha como está.
Ahora, si uno examina otras brechas de desigualdad en el país se encuentra con problemas políticos mayores. Por ejemplo, días atrás un lector de este blog me hizo llegar una informativa entrevista concedida a un medio de comunicación por César Bunster Ariztía, uno de los líderes del atentado terrorista contra la comitiva del ex Presidente Pinochet, en 1986. En ese atentado fueron asesinados a sangre fría y sobre seguro cinco uniformados y policías civiles chilenos. Los autores son todos conocidos y están libres, porque a los que estaban presos en 1990 don Patricio Aylwin les conmutó la pena por extrañamiento con trabajo garantizado en países de Europa (Occidental, por supuesto) y el mismo Bunster reconoce que él siempre ha estado libre, tanto como para haber sido candidato a Alcalde de Puente Alto, comuna donde encabezó el quíntuple crimen terrorista, creyendo tal vez que eso mismo le había brindado popularidad, pero no fue así, pues no resultó electo y sí lo fue una persona que apoyaba al Jefe del Estado que él procuró asesinar.
Donde aparece la otra "brecha escandalosa", a la cual también seguramente se quiso referir el Arzobispo, fue cuando Bunster reveló que en 2004 él quedó libre de polvo y paja respecto del quíntuple asesinato terrorista, pues ¡la Corte Suprema ratificó en su favor la prescripción! Si bien, como señalé, nunca había estado preso, garantía que los cuatro anteriores gobiernos de la Concertación parecieron ofrecerle, sí estaba impedido de ejercer los derechos plenos de un ciudadano de izquierda que no tiene otro pecadillo que haber sido coautor de cinco asesinatos terroristas a mansalva. Pero la Suprema remedió ese menoscabo que él sufría.
Pero, claro, ello abrió otra brecha, porque hay no menos de setenta uniformados que cumplen condenas por supuestos delitos menores que el suyo, muchos de ellos a cadena perpetua de facto (sumándoles sucesivas penas de cinco y diez años que se les ha impuesto) y, sin embargo, en los casos más connotados, sólo se les ha podido condenar sobre la base de presunciones, y no de plenas pruebas, como en el de Bunster. Y a todos esos condenados, "batallones olvidados" de nuestras gallardas fuerzas armadas y de carabineros, se les ha denegado el beneficio de la prescripción extintiva de responsabilidad ¡por la misma Corte Suprema que tan generosamente se la ha reconocido a Bunster!
¿No es ésta otra "brecha escandalosa" de desigualdad en nuestra sociedad? Ciertamente lo es. Y estamos seguros de que los fieles, del Presidente para abajo, deben estar meditando a estas horas la manera de cerrarla y así hacer realidad las aspiraciones del Arzobispo. Quien, obviamente, será el primero en respaldar tal iniciativa.
lunes, 19 de septiembre de 2011
Glorias, Renuncios y Desfallecimientos Nacionales
Cuando fue designado monseñor Ezzati como Arzobispo de Santiago, yo advertí que lo mantendría estrechamente vigilado. Y así lo he hecho. No obstante, hasta ahora yo había observado pacientemente todos sus esfuerzos de "corrección política" sin chistar. Pero hoy no puedo menos que hacerlo al enterarme de su homilía, una vez más tan equilibrada, con tanto "si bien es cierto que, no es menos cierto que", con tan variadas referencias a la actualidad y, sin embasrgo, sin ni una sola mención al hecho más escandaloso de nuestros días, que es la "toma" violenta y masiva de establecimientos educacionales, por la fuerza, contra toda ley y con violación de los derechos de decenas de miles de personas impedidas de hacer clases y de estudiar, todo lo cual está conduciendo, según se informa hoy, a la pérdida de su año escolar por 70 mil alumnos.
¿Cómo es que monseñor Ezzati, en su abarcadora mirada sobre la realidad nacional, no tiene siquiera una palabra para eso? Naturalmente, no voy a tener el mal gusto de abundar sobre el contraste entre sus críticas a la desigualdad ("brecha escandalosa") y el Evangelio del mismo día, "los últimos serán los primeros", en que se ponía el énfasis en la importancia de que prevalezcan la libertad y el valor del compromiso entre personas libres y el respeto a la propiedad, por sobre la igualdad. Me remito, a este efecto, a mi blog de ayer.
En fin, a monseñor puede escapársele que hay una revolución violenta en curso, encabezada por los comunistas (aunque a ratos hasta a ellos se les puede ir de las manos) pero a muchos otros no. El gobierno contra el cual se lleva a efecto de manera tan impune esa asonada, si bien carece por completo de autoridad, pues está encabezado por un personaje que se limita a sonreír y a decirle a todo el mundo que sí, y por eso se "toman" todo y hasta, por varias horas, el despacho a un ministro, sin que pase nada, tiene, sin embargo, un respaldo "fáctico" más que suficiente, como quedará en evidencia esta tarde en la Parada Militar en homenaje a las Glorias del Ejército.
Pero en ese tributo marcial nadie recordará, por supuesto, a los camaradas de los homenajeados que están "caídos tras las líneas enemigas".
Otros ejércitos gloriosos no ahorran ningún sacrificio para ir al rescate de sus caídos tras las líneas enemigas. El de acá no: los abandona. Acá los jueces de izquierda se han dado un festín con esos caídos, han hecho lo que han querido con las leyes, con tal de mantener presos a militares. Éstos son genuinamente "presos políticos", porque jurídicamente no podrían estarlo y su confinamiento obedece exclusivamente a razones políticas, que impone la mayoría izquierdista de jueces, aprovechándose de la complicidad de cuatro anteriores gobiernos de la Concertación y de la debilidad del actual quinto.
Es tanta dicha debilidad que uno de sus jefes de servicio, un ex mirista desembozado, el doctor Patricio Bustos, director del Servicio Médico Legal, se permite, en "Las Últimas Noticias" de ayer, calificar de "torturadores" a distinguidos oficiales de Ejército, caídos tras las líneas enemigas, en particular (nombrándolo) al brigadier (r) Miguel Krassnoff, cuya honorabilidad y hombría de bien es generalizadamente reconocida y que jamás torturó a nadie, pero con el cual se han ensañado los más caracterizados jueces de izquierda afines al mismo MIR, pues Krassnoff descubrió, enfrentó y dio muerte al caudillo de dicha asociación ilícita terrorista, Miguel Enríquez.
Recuerdo que en el calor de una discusión con un miembro de una organización de fachada de la izquierda, la Comisión contra la Tortura (Valech), yo le expresé que Miguel Krassnoff jamás había torturado a nadie, ante lo cual él me replicó, vehementemente, que más de mil personas habían declarado a la Comisión haber sido torturadas por él. Yo publiqué esa afirmación suya en la columna que entonces tenía en un matutino, ante lo cual el miembro de la Comisión se me acercó y me preguntó quién me había expresado eso. Yo le dije que él mismo. Entonces lo negó tajantemente. Al parecer, no había tales "miles de personas".
El Director del Instituto Médico Legal está tranquilo, porque puede hacer las afirmaciones injuriosas y calumniosas que quiera contra los militares "caídos tras las líneas enemigas" y nadie se preocupará de defenderlos ni de castigar sus imputaciones, pues él, dice, ha sido ratificado por los dos últimos ministros de Justicia del actual "V Gobierno de la Concertación".
¡Qué distinta vara para medir a un ex miembro del MIR, grupo que asesinara a distinguidos oficiales de Ejército (Carevic, Vergara, Urzúa), que para medir al general (r) Orlando Carter, que fuera recientemente cesado en su condición de asesor del Ministerio de Defensa sólo por su parentesco con un militar procesado por supuestas violaciones a los derechos humanos!
Esa es la penosa, pero real, condición nacional.
Entonces, celebremos las Glorias, pero que haya siquiera una reflexión para los renuncios, desfallecimientos, injusticias, debilidades y deslealtades de esa institución, en particular, y de las demás, en general, por olvidar todo en aras de ese nuevo vellocino al cual se le rinde ilimitada pleitesía y que es el constituido por la venerada "corrección política".
¿Cómo es que monseñor Ezzati, en su abarcadora mirada sobre la realidad nacional, no tiene siquiera una palabra para eso? Naturalmente, no voy a tener el mal gusto de abundar sobre el contraste entre sus críticas a la desigualdad ("brecha escandalosa") y el Evangelio del mismo día, "los últimos serán los primeros", en que se ponía el énfasis en la importancia de que prevalezcan la libertad y el valor del compromiso entre personas libres y el respeto a la propiedad, por sobre la igualdad. Me remito, a este efecto, a mi blog de ayer.
En fin, a monseñor puede escapársele que hay una revolución violenta en curso, encabezada por los comunistas (aunque a ratos hasta a ellos se les puede ir de las manos) pero a muchos otros no. El gobierno contra el cual se lleva a efecto de manera tan impune esa asonada, si bien carece por completo de autoridad, pues está encabezado por un personaje que se limita a sonreír y a decirle a todo el mundo que sí, y por eso se "toman" todo y hasta, por varias horas, el despacho a un ministro, sin que pase nada, tiene, sin embargo, un respaldo "fáctico" más que suficiente, como quedará en evidencia esta tarde en la Parada Militar en homenaje a las Glorias del Ejército.
Pero en ese tributo marcial nadie recordará, por supuesto, a los camaradas de los homenajeados que están "caídos tras las líneas enemigas".
Otros ejércitos gloriosos no ahorran ningún sacrificio para ir al rescate de sus caídos tras las líneas enemigas. El de acá no: los abandona. Acá los jueces de izquierda se han dado un festín con esos caídos, han hecho lo que han querido con las leyes, con tal de mantener presos a militares. Éstos son genuinamente "presos políticos", porque jurídicamente no podrían estarlo y su confinamiento obedece exclusivamente a razones políticas, que impone la mayoría izquierdista de jueces, aprovechándose de la complicidad de cuatro anteriores gobiernos de la Concertación y de la debilidad del actual quinto.
Es tanta dicha debilidad que uno de sus jefes de servicio, un ex mirista desembozado, el doctor Patricio Bustos, director del Servicio Médico Legal, se permite, en "Las Últimas Noticias" de ayer, calificar de "torturadores" a distinguidos oficiales de Ejército, caídos tras las líneas enemigas, en particular (nombrándolo) al brigadier (r) Miguel Krassnoff, cuya honorabilidad y hombría de bien es generalizadamente reconocida y que jamás torturó a nadie, pero con el cual se han ensañado los más caracterizados jueces de izquierda afines al mismo MIR, pues Krassnoff descubrió, enfrentó y dio muerte al caudillo de dicha asociación ilícita terrorista, Miguel Enríquez.
Recuerdo que en el calor de una discusión con un miembro de una organización de fachada de la izquierda, la Comisión contra la Tortura (Valech), yo le expresé que Miguel Krassnoff jamás había torturado a nadie, ante lo cual él me replicó, vehementemente, que más de mil personas habían declarado a la Comisión haber sido torturadas por él. Yo publiqué esa afirmación suya en la columna que entonces tenía en un matutino, ante lo cual el miembro de la Comisión se me acercó y me preguntó quién me había expresado eso. Yo le dije que él mismo. Entonces lo negó tajantemente. Al parecer, no había tales "miles de personas".
El Director del Instituto Médico Legal está tranquilo, porque puede hacer las afirmaciones injuriosas y calumniosas que quiera contra los militares "caídos tras las líneas enemigas" y nadie se preocupará de defenderlos ni de castigar sus imputaciones, pues él, dice, ha sido ratificado por los dos últimos ministros de Justicia del actual "V Gobierno de la Concertación".
¡Qué distinta vara para medir a un ex miembro del MIR, grupo que asesinara a distinguidos oficiales de Ejército (Carevic, Vergara, Urzúa), que para medir al general (r) Orlando Carter, que fuera recientemente cesado en su condición de asesor del Ministerio de Defensa sólo por su parentesco con un militar procesado por supuestas violaciones a los derechos humanos!
Esa es la penosa, pero real, condición nacional.
Entonces, celebremos las Glorias, pero que haya siquiera una reflexión para los renuncios, desfallecimientos, injusticias, debilidades y deslealtades de esa institución, en particular, y de las demás, en general, por olvidar todo en aras de ese nuevo vellocino al cual se le rinde ilimitada pleitesía y que es el constituido por la venerada "corrección política".
domingo, 18 de septiembre de 2011
Día de Malas Noticias Para la Izquierda
Este domingo le trajo malas noticias a la izquierda. Los adeptos de ella que puedan haber ido a Misa (deben ser pocos, porque el izquierdismo tiende a ser ateo) se encontraron con el evangelio de San Mateo donde "los últimos son los primeros": el dueño de una viña contrata trabajadores por un denario al día. Algunos llegan temprano y otros van siendo contratados durante la jornada, incluso en la tarde. Y el dueño de la viña, al final, les paga a todos lo mismo, que es lo prometido: un denario. Entonces los de la mañana protestan, porque han trabajado todo el día y ganarán lo mismo que los llegados a última hora. Pero el dueño les dice que él les paga lo prometido al contratarlos y que, siendo propietario de la viña, tiene derecho a contratar a otros por el mismo denario, aunque trabajen menos horas.
¿Y la igualdad? Una pamplina. Lo que vale es la libre contratación entre las personas y la facultad del dueño de hacer prevalecer su derecho de propiedad.
Por eso, seguramente, los sacerdotes de izquierda (que, pese a serlo, no son ateos, por supuesto) deben hacer dibujos para poder comentar el evangelio de hoy. Incluso algunos de derecha, que temen no ser políticamente correctos si dicen lo que piensan, (y lo que establece el evangelio), no van al grano del asunto en su prédica de hoy.
La otra mala noticia para la izquierda es el resultado de un estudio del profesor Gregory Elacqua, de la Universidad Diego Portales, publicado en B-6 de "El Mercurio" de hoy, según el cual los colegios particulares subvencionados con cofinanciamiento (estatal y aportes de los padres) con fines de lucro, son un 14 % más baratos que sus iguales sin fines de lucro. O sea, el lucro de los dueños o sostenedores se traduce, en la práctica, en que los padres deben pagar menos que si el colegio no buscara generar una ganancia.
Todavía más, el mismo estudio concluye que a esos colegios con fines de lucro va un 42 % de alumnos vulnerables (más pobres), mientras a los que no tienen fines de lucro va sólo un 13 % de alumnos vulnerables (más pobres).
En conclusión, la consigna comunista "¡no al lucro en la educación!" conduciría a hacer desaparecer los establecimientos más baratos y a los que van las personas más pobres. Es decir, aquélla es una consigna socialmente regresiva.
Todo lo cual confirma lo que está en el sustrato de la sociedad libre, es decir, que debe respetarse la propiedad y la libre contratación entre las personas; y que si éstas buscan su propio beneficio, terminan sirviendo mejor el interés social (y, por lo tanto, a los pobres), que los sistemas en que se pretende coartar la libre elección de los individuos e impedirles obtener, mediante esa libertad, un beneficio por el trabajo que hacen, en nombre de la igualdad.
El Evangelio nos enseña que son más importantes la libertad y el respeto a la propiedad, que la igualdad. Y la realidad educacional chilena actual, a su turno, nos dice que el imperio de esos valores y el respeto al derecho de cada cual de buscar su propia ganancia, terminan siendo mejores para los más pobres.
¿Y la igualdad? Una pamplina. Lo que vale es la libre contratación entre las personas y la facultad del dueño de hacer prevalecer su derecho de propiedad.
Por eso, seguramente, los sacerdotes de izquierda (que, pese a serlo, no son ateos, por supuesto) deben hacer dibujos para poder comentar el evangelio de hoy. Incluso algunos de derecha, que temen no ser políticamente correctos si dicen lo que piensan, (y lo que establece el evangelio), no van al grano del asunto en su prédica de hoy.
La otra mala noticia para la izquierda es el resultado de un estudio del profesor Gregory Elacqua, de la Universidad Diego Portales, publicado en B-6 de "El Mercurio" de hoy, según el cual los colegios particulares subvencionados con cofinanciamiento (estatal y aportes de los padres) con fines de lucro, son un 14 % más baratos que sus iguales sin fines de lucro. O sea, el lucro de los dueños o sostenedores se traduce, en la práctica, en que los padres deben pagar menos que si el colegio no buscara generar una ganancia.
Todavía más, el mismo estudio concluye que a esos colegios con fines de lucro va un 42 % de alumnos vulnerables (más pobres), mientras a los que no tienen fines de lucro va sólo un 13 % de alumnos vulnerables (más pobres).
En conclusión, la consigna comunista "¡no al lucro en la educación!" conduciría a hacer desaparecer los establecimientos más baratos y a los que van las personas más pobres. Es decir, aquélla es una consigna socialmente regresiva.
Todo lo cual confirma lo que está en el sustrato de la sociedad libre, es decir, que debe respetarse la propiedad y la libre contratación entre las personas; y que si éstas buscan su propio beneficio, terminan sirviendo mejor el interés social (y, por lo tanto, a los pobres), que los sistemas en que se pretende coartar la libre elección de los individuos e impedirles obtener, mediante esa libertad, un beneficio por el trabajo que hacen, en nombre de la igualdad.
El Evangelio nos enseña que son más importantes la libertad y el respeto a la propiedad, que la igualdad. Y la realidad educacional chilena actual, a su turno, nos dice que el imperio de esos valores y el respeto al derecho de cada cual de buscar su propia ganancia, terminan siendo mejores para los más pobres.
sábado, 17 de septiembre de 2011
El Problema Somos los Chilenos Todos
Hoy leí el reportaje de Sabine Drysdale (se pronuncia Draisdeil, creo) en la revista "Sábado" de "El Mercurio", sobre Juan Fernández. No conozco a Sabine, pero leo todo lo que escribe, porque transparenta sin concesiones las cosas que ve y capta las inflexiones más importantes, por atroces que resulten, de lo que las personas le dicen.
Además, la distingo porque me llamó por teléfono a comienzos de 2009, cuando dejé de escribir columnas en ese diario, para convencerme de que volviera, porque, me dijo, yo escribía con "desenfado" (fue el término que usó) tal como algún articulista de su preferencia de la revista londinense "The Spectator". De modo que yo, en retribución, la leo siempre, y debo decir que nunca me ha defraudado.
Su reportaje de hoy gira en torno a María Eugenia Beeche, todo un personaje de la isla Robinson Crusoe.
Yo, como si hubiera tenido una premonición, viajé a fines de marzo de 2009 para allá con un amigo un poco mayor que yo (tal vez él no lo reconozca) y muy largo de genio, a diferencia de mí. Mi amigo insistió, por eso, en ir a visitar a María Eugenia Beeche, que es hija de la poetisa Blanca Luz Brum, una de las grandes promotoras de Juan Fernández, donde construyó su casa y vivió. Pero María Eugenia le mandó decir a mi amigo claramente que no tenía ninguna gana de recibirnos. Éste, como es largo de genio, insistió y le dijo que iba acompañado por mí, a lo cual ella replicó que tampoco tenía interés en recibirme a mí y que por favor nos fuéramos, porque estaba muy ocupada.
En esa visita me di cuenta de que los habitantes de allá son típicos chilenos, en todo sentido, si bien me pareció apreciar que un poco más altos y grandes, hombres y mujeres por igual.
Un día pedí que me dieran lechugas a la hora de almuerzo, y me contestaron que no había, porque debían traerlas del continente y duraban muy poco frescas. Entonces les repliqué que había visto, caminando cerca de la orilla del mar, muchas lechugas silvestres surgidas de la tierra y les pregunté por qué no las cultivaban y cosechaban. La respuesta fue que antes las mujeres se dedicaban a plantarlas, pero que ahora, como tenían televisión, pasaban todo el día mirando programas de farándula y teleseries y no tenían tiempo de cultivar la tierra. Y como los hombres obtienen más ganancias pescando, sobre todo langostas, simplemente no hay hortalizas producidas allá.
El hotel donde estuve era moderno, cómodo y pequeño, pero estsba a la orilla del mar y el 27/F éste se lo llevó. El propietario, con quien intercambié correos después de la tragedia, me contó que lo había visto flotando a unos kilómetros de la costa, pues estaba construido con el techo y las paredes de madera casi de una sola pieza.
Ascendí, en un trayecto que me tomó más de dos horas, al "Mirador de Selkirk", donde el marino abandonado en la isla en 1800 subía todos los días, durante los cuatro años y medio en que permaneció solo ahí, a otear el horizonte por si venía algún barco inglés. Pues cuando desembarcaban los españoles debía ocultarse en las copas de los árboles para que no le dieran muerte, dada la hostilidad de la época entre ambos imperios.
En el trayecto hacia el Mirador está la estructura básica, de piedra, en que Selkirk levantó la vivienda de troncos y ramas en que vivía. Fue descubierta hace muy poco entre la espesura.
Hoy los isleños se quejan de que tampoco tienen leche, salvo la que les llega del continente, pero Selkirk la tenía en abundancia de las cabras que habitaban la isla a comienzos del siglo XIX y aun hoy. Desde el Mirador aprecié un estupendo paño de pasto verde, parejo y plano, de una veinte hectáreas, donde, pensé, perfectamente podría haber crianza de vacunos, al menos para proveer de leche al pueblo de 629 habitantes. Pero supongo que los ecologistas se opondrían a semejante atropello, si es que alguien tuviera la iniciativa de producir leche y carne.
La entrevistada principal de Sabine Drysdale, María Eugenia Beeche, le expresó que después del maremoto le habían robado muchas cosas salvadas del desastre. Eso debe ser lo que la prensa políticamente correcta llama "solidaridad entre los chilenos". Un candelabro de plata, regalo de matrimonio, lo descubrió en la casa de otro isleño y lo recuperó "manu militari", cosa que habría provocado el repudio de algún juez de garantía de la nueva justicia penal, como el que dejó libre al imputado de haber agredido a un carabinero en el suelo (a raíz de lo cual perdió la visión de un ojo) en el cementerio, el 11 de septiembre. El juez dijo que el sujeto aparecía en las fotografías sólo quitándole el casco al carabinero y no golpeándolo, pero no añadió que al frente de él había otro individuo con un grueso madero aprestándose a golpear la cabeza del policía, por cuyo motivo la acción de quitarle el casco era tan criminal como la de golpearlo. Con la nueva justicia penal y los jueces que la componen no sé dónde vamos a ir a parar, pero lo único seguro es que la delincuencia no va a disminuir, sino que va a seguir aumentando, como lo ha hecho este año, dejando así incumplida otra promesa más ("trancar la puerta giratoria") del candidato Sebastián Piñera.
Quedé encantado con Juan Fernández y me habría gustado permanecer allá más tiempo, para recorrer mejor Robinson Crusoe y hasta alcanzar a la isla Alexander Selkirk, bastante más hirsuta y rocosa pero que, sospecho, debe esconder muchos parajes inesperados en sus alturas, como los que vi desde el "Mirador de Selkirk".
El problema del archipiélago, como del resto del territorio, pues, son los chilenos, que, para empezar, te roban, como a María Eugenia Beeche; que prefieren ver tele a hacer cosas útiles como cultivar hortalizas; que tienen campos verdes sin una sola vaca, pero se quejan porque no les llevan leche; que se oponen a cualquier progreso en nombre de la ecología y al mismo tiempo acusan "abandono" por no tener cosas a cuya producción se oponen los ecologistas.
El problema del país, como siempre, desde las penurias de Juan Fernández hasta el conflicto estudiantil, somos, en fin, los famosos, mimados, consentidos, mal enseñados, indisciplinados y descontentadizos "chilenos todos".
Además, la distingo porque me llamó por teléfono a comienzos de 2009, cuando dejé de escribir columnas en ese diario, para convencerme de que volviera, porque, me dijo, yo escribía con "desenfado" (fue el término que usó) tal como algún articulista de su preferencia de la revista londinense "The Spectator". De modo que yo, en retribución, la leo siempre, y debo decir que nunca me ha defraudado.
Su reportaje de hoy gira en torno a María Eugenia Beeche, todo un personaje de la isla Robinson Crusoe.
Yo, como si hubiera tenido una premonición, viajé a fines de marzo de 2009 para allá con un amigo un poco mayor que yo (tal vez él no lo reconozca) y muy largo de genio, a diferencia de mí. Mi amigo insistió, por eso, en ir a visitar a María Eugenia Beeche, que es hija de la poetisa Blanca Luz Brum, una de las grandes promotoras de Juan Fernández, donde construyó su casa y vivió. Pero María Eugenia le mandó decir a mi amigo claramente que no tenía ninguna gana de recibirnos. Éste, como es largo de genio, insistió y le dijo que iba acompañado por mí, a lo cual ella replicó que tampoco tenía interés en recibirme a mí y que por favor nos fuéramos, porque estaba muy ocupada.
En esa visita me di cuenta de que los habitantes de allá son típicos chilenos, en todo sentido, si bien me pareció apreciar que un poco más altos y grandes, hombres y mujeres por igual.
Un día pedí que me dieran lechugas a la hora de almuerzo, y me contestaron que no había, porque debían traerlas del continente y duraban muy poco frescas. Entonces les repliqué que había visto, caminando cerca de la orilla del mar, muchas lechugas silvestres surgidas de la tierra y les pregunté por qué no las cultivaban y cosechaban. La respuesta fue que antes las mujeres se dedicaban a plantarlas, pero que ahora, como tenían televisión, pasaban todo el día mirando programas de farándula y teleseries y no tenían tiempo de cultivar la tierra. Y como los hombres obtienen más ganancias pescando, sobre todo langostas, simplemente no hay hortalizas producidas allá.
El hotel donde estuve era moderno, cómodo y pequeño, pero estsba a la orilla del mar y el 27/F éste se lo llevó. El propietario, con quien intercambié correos después de la tragedia, me contó que lo había visto flotando a unos kilómetros de la costa, pues estaba construido con el techo y las paredes de madera casi de una sola pieza.
Ascendí, en un trayecto que me tomó más de dos horas, al "Mirador de Selkirk", donde el marino abandonado en la isla en 1800 subía todos los días, durante los cuatro años y medio en que permaneció solo ahí, a otear el horizonte por si venía algún barco inglés. Pues cuando desembarcaban los españoles debía ocultarse en las copas de los árboles para que no le dieran muerte, dada la hostilidad de la época entre ambos imperios.
En el trayecto hacia el Mirador está la estructura básica, de piedra, en que Selkirk levantó la vivienda de troncos y ramas en que vivía. Fue descubierta hace muy poco entre la espesura.
Hoy los isleños se quejan de que tampoco tienen leche, salvo la que les llega del continente, pero Selkirk la tenía en abundancia de las cabras que habitaban la isla a comienzos del siglo XIX y aun hoy. Desde el Mirador aprecié un estupendo paño de pasto verde, parejo y plano, de una veinte hectáreas, donde, pensé, perfectamente podría haber crianza de vacunos, al menos para proveer de leche al pueblo de 629 habitantes. Pero supongo que los ecologistas se opondrían a semejante atropello, si es que alguien tuviera la iniciativa de producir leche y carne.
La entrevistada principal de Sabine Drysdale, María Eugenia Beeche, le expresó que después del maremoto le habían robado muchas cosas salvadas del desastre. Eso debe ser lo que la prensa políticamente correcta llama "solidaridad entre los chilenos". Un candelabro de plata, regalo de matrimonio, lo descubrió en la casa de otro isleño y lo recuperó "manu militari", cosa que habría provocado el repudio de algún juez de garantía de la nueva justicia penal, como el que dejó libre al imputado de haber agredido a un carabinero en el suelo (a raíz de lo cual perdió la visión de un ojo) en el cementerio, el 11 de septiembre. El juez dijo que el sujeto aparecía en las fotografías sólo quitándole el casco al carabinero y no golpeándolo, pero no añadió que al frente de él había otro individuo con un grueso madero aprestándose a golpear la cabeza del policía, por cuyo motivo la acción de quitarle el casco era tan criminal como la de golpearlo. Con la nueva justicia penal y los jueces que la componen no sé dónde vamos a ir a parar, pero lo único seguro es que la delincuencia no va a disminuir, sino que va a seguir aumentando, como lo ha hecho este año, dejando así incumplida otra promesa más ("trancar la puerta giratoria") del candidato Sebastián Piñera.
Quedé encantado con Juan Fernández y me habría gustado permanecer allá más tiempo, para recorrer mejor Robinson Crusoe y hasta alcanzar a la isla Alexander Selkirk, bastante más hirsuta y rocosa pero que, sospecho, debe esconder muchos parajes inesperados en sus alturas, como los que vi desde el "Mirador de Selkirk".
El problema del archipiélago, como del resto del territorio, pues, son los chilenos, que, para empezar, te roban, como a María Eugenia Beeche; que prefieren ver tele a hacer cosas útiles como cultivar hortalizas; que tienen campos verdes sin una sola vaca, pero se quejan porque no les llevan leche; que se oponen a cualquier progreso en nombre de la ecología y al mismo tiempo acusan "abandono" por no tener cosas a cuya producción se oponen los ecologistas.
El problema del país, como siempre, desde las penurias de Juan Fernández hasta el conflicto estudiantil, somos, en fin, los famosos, mimados, consentidos, mal enseñados, indisciplinados y descontentadizos "chilenos todos".
viernes, 16 de septiembre de 2011
Pérdida de Buenas Oportunidades
Hace años la Alianza y la Concertación llegaron a un "Acuerdo de Caballeros" en una votación para designar a un nuevo integrante de la Corte Suprema: se había convenido que el gobierno concertacionista propondría a un ministro de la Corte de Apelaciones reconocidamente izquierdista, que se había distinguido por desconocer la aplicación de las leyes vigentes en los juicios contra uniformados, Haroldo Brito, y los senadores de la Alianza votarían por él, en el entendido de que, en la siguiente vacante que se presentara, el Gobierno propondría al ministro Alfredo Pfeiffer, que se había distinguido por lo contrario, es decir, por aplicar estrictamente la legislación vigente, incluidas las leyes de amnistía y prescripción, en juicios contra militares.
Al producirse la primera vacante, el Gobierno propuso a Brito y los senadores de la Alianza, en cumplimiento del "Acuerdo de Caballeros", votaron por Brito. Pero al producirse otra vacante, si bien el Gobierno cumplió y propuso a Pfeiffer, los senadores de la Concertación no honraron el "Acuerdo de Caballeros" y rechazaron su designación. Yo en ese tiempo era columnista de un diario y escribí algo obvio: para que los "Acuerdos de Caballeros" tuvieran algún valor, era elemental que las dos partes cumplieran con la condición de ser caballeros, y en este caso quedó demostrado que los representantes de una de ellas carecían de esa condición.
Pasó bastante agua bajo los puentes y la Alianza proclamó, contra mi opinión expresa y reiterada, como candidato presidencial suyo a Sebastián Piñera, quien resultó electo Presidente, después de formular a todo el mundo las promesas ampliamente conocidas, todas las cuales venían con letra chica, porque yo, al menos, le entendí que los que cumpliéramos cincuenta años de casados tendríamos un bono de "bodas de oro" y que los jubilados no tendríamos que sufrir más el descuento del siete por ciento por seguro de salud, ninguno de cuyos beneficios he podido percibir, en razón de la referida "letra chica". Pero como yo no había votado por él, porque lo conocía demasiado, no me quejo, si bien dejo constancia para la debida memoria histórica.
Y a los uniformados en retiro el candidato Piñera les prometió explícitamente que se iba a preocupar de que en los juicios en su contra velaría por que no se eternizaran y por que se hiciera efectiva la aplicación de las leyes vigentes, entre las cuales se refirió expresamente a la prescripción. Muy satisfecha con eso, "la familia militar" aportó sus cientos de miles de votos a Sebastián Piñera y éste obtuvo el triunfo por un número menor que ése de sufragios sobre Eduardo Frei. Yo, a los amigos uniformados que me quisieron oír, que fueron siendo cada vez menos (al igual que el resto de los chilenos de igual disposición) les había advertido que Sebastián Piñera no era creíble y no iba a cumplir esa promesa.
Pero no se ha tratado de que en ese caso se hubiera aprovechado de "la letra chica". Ni siquiera ha cumplido "la letra grande": mantiene una oficina del Ministerio del Interior llena de abogados de izquierda dedicados a perseguir a los uniformados procesados; el Seremi de justicia de su designación rechaza libertades condicionales y beneficios carcelarios contra uniformados, incluso desoyendo la recomendación del comité de jueces que los han aprobado; ha denegado indultos a uniformados presos moribundos u octogenarios y enfermos; y hasta se ha referido a los procesados uniformados como "violadores de derechos humanos".
Pues bien, ahora se le presentaba una oportunidad de cumplir siquiera una parte de su promesa de legalidad en los juicios, proponiendo al Senado al ministro Alfredo Pfeiffer, que aplica las leyes vigentes y está en la quina propuesta por la misma Corte Suprema para nuevo miembro de ella. Eso hasta les habría permitido a los senadores de la Concertación, por una vez siquiera, actuar como caballeros y cumplir, aunque fuera tardíamente, con el compromiso de palabra que trasgredieron años atrás. Pero nuestro inefable Presidente ha desaprovechado incluso esta oportunidad de desvirtuar el reiterado aserto formulado en esta columna, en el sentido de que es "el V Presidente de la Concertación", y ha propuesto al ministro Fuentes Belmar, reconocidamente afín a ella y en cuya hoja de vida se registran veintiún fallos condenatorios contra uniformados con desconocimiento de la legalidad vigente y denegatorios, desde luego, de la amnistía y la prescripción.
En conclusión, los senadores de la Concertación han sido privados de una oportunidad preciosa, aunque tardía, de actuar como caballeros, y el Presidente se ha privado a sí mismo de otra, no menos preciosa, pero igualmente tardía, de honrar una promesa electoral que ha incumplido hasta ahora en cuanta oportunidad se le ha presentado.
Al producirse la primera vacante, el Gobierno propuso a Brito y los senadores de la Alianza, en cumplimiento del "Acuerdo de Caballeros", votaron por Brito. Pero al producirse otra vacante, si bien el Gobierno cumplió y propuso a Pfeiffer, los senadores de la Concertación no honraron el "Acuerdo de Caballeros" y rechazaron su designación. Yo en ese tiempo era columnista de un diario y escribí algo obvio: para que los "Acuerdos de Caballeros" tuvieran algún valor, era elemental que las dos partes cumplieran con la condición de ser caballeros, y en este caso quedó demostrado que los representantes de una de ellas carecían de esa condición.
Pasó bastante agua bajo los puentes y la Alianza proclamó, contra mi opinión expresa y reiterada, como candidato presidencial suyo a Sebastián Piñera, quien resultó electo Presidente, después de formular a todo el mundo las promesas ampliamente conocidas, todas las cuales venían con letra chica, porque yo, al menos, le entendí que los que cumpliéramos cincuenta años de casados tendríamos un bono de "bodas de oro" y que los jubilados no tendríamos que sufrir más el descuento del siete por ciento por seguro de salud, ninguno de cuyos beneficios he podido percibir, en razón de la referida "letra chica". Pero como yo no había votado por él, porque lo conocía demasiado, no me quejo, si bien dejo constancia para la debida memoria histórica.
Y a los uniformados en retiro el candidato Piñera les prometió explícitamente que se iba a preocupar de que en los juicios en su contra velaría por que no se eternizaran y por que se hiciera efectiva la aplicación de las leyes vigentes, entre las cuales se refirió expresamente a la prescripción. Muy satisfecha con eso, "la familia militar" aportó sus cientos de miles de votos a Sebastián Piñera y éste obtuvo el triunfo por un número menor que ése de sufragios sobre Eduardo Frei. Yo, a los amigos uniformados que me quisieron oír, que fueron siendo cada vez menos (al igual que el resto de los chilenos de igual disposición) les había advertido que Sebastián Piñera no era creíble y no iba a cumplir esa promesa.
Pero no se ha tratado de que en ese caso se hubiera aprovechado de "la letra chica". Ni siquiera ha cumplido "la letra grande": mantiene una oficina del Ministerio del Interior llena de abogados de izquierda dedicados a perseguir a los uniformados procesados; el Seremi de justicia de su designación rechaza libertades condicionales y beneficios carcelarios contra uniformados, incluso desoyendo la recomendación del comité de jueces que los han aprobado; ha denegado indultos a uniformados presos moribundos u octogenarios y enfermos; y hasta se ha referido a los procesados uniformados como "violadores de derechos humanos".
Pues bien, ahora se le presentaba una oportunidad de cumplir siquiera una parte de su promesa de legalidad en los juicios, proponiendo al Senado al ministro Alfredo Pfeiffer, que aplica las leyes vigentes y está en la quina propuesta por la misma Corte Suprema para nuevo miembro de ella. Eso hasta les habría permitido a los senadores de la Concertación, por una vez siquiera, actuar como caballeros y cumplir, aunque fuera tardíamente, con el compromiso de palabra que trasgredieron años atrás. Pero nuestro inefable Presidente ha desaprovechado incluso esta oportunidad de desvirtuar el reiterado aserto formulado en esta columna, en el sentido de que es "el V Presidente de la Concertación", y ha propuesto al ministro Fuentes Belmar, reconocidamente afín a ella y en cuya hoja de vida se registran veintiún fallos condenatorios contra uniformados con desconocimiento de la legalidad vigente y denegatorios, desde luego, de la amnistía y la prescripción.
En conclusión, los senadores de la Concertación han sido privados de una oportunidad preciosa, aunque tardía, de actuar como caballeros, y el Presidente se ha privado a sí mismo de otra, no menos preciosa, pero igualmente tardía, de honrar una promesa electoral que ha incumplido hasta ahora en cuanta oportunidad se le ha presentado.
jueves, 15 de septiembre de 2011
¿Laboratorio o Casa en el Lago?
Ayer en "La Segunda" mi apreciado amigo Arturo Fontaine, a quien siempre he considerado un paladín de la libertad, me sorprendió al plantearse como adverso a las universidades con fines de lucro, pues, afirmó, el dueño de ellas, entre un laboratorio de física donde invertir sus excedentes y una casa en el lago, optará por esta última; y tenderá a tener muchos más alumnos por clase, para hacer economías de escala, mientras en las universidades sin fines de lucro no existiría ese móvil para retirar los beneficios o aumentar la matrícula sin incrementar el número de profesores.
Déjenme comenzar por lo segundo, porque yo estudié leyes en la Universidad de Chile, "sin fines de lucro", y no recuerdo nunca haber conocido una aula con mayor número de butacas (y alumnos) que las del primer año, situadas en el primer piso de la Escuela de Derecho. Éramos como mínimo 300 y posiblemente 400. Y los mejores profesores eran los que tenían esa cantidad de alumnos. Como había varios docentes por ramo y uno elegía, si tenía buen puntaje de Bachillerato, la PSU de entonces, siempre prefería al que tenía mayor número de alumnos, en el aula más grande, pues solía ser el de mayor prestigio; y los que tenían bajo puntaje se iban con otros profesores de menor prestigio y cumplían con el "ideal" de ser no más de quince o veinte en la clase. Pero estoy seguro de que habrían preferido "perjudicarse" con las "economías de escala" y estar entre los 300 o 400 del profesor más solicitado.
Así es que el número de alumnos parece no tener nada que ver con la calidad de la enseñanza universitaria, al menos.
Ahora, ¿por qué el dueño de una panadería, que ha elegido dedicarse a fabricar pan en uso de su libertad de trabajo, puede optar por reinvertir sus utilidades a su elección, en un horno de pan más sofisticado o en una "casa en el lago"; y el dueño de una universidad, que ha elegido dedicarse a enseñarles a los jóvenes, no puede elegir entre hacer un nuevo laboratorio de física y construirse esa misma casa? ¿Qué tiene que meterse cualquiera de nosotros a decidir en qué invierte sus utilidades el dueño de algo que es de otro? ¿Y a título de qué le va a prohibir a cualquier dueño de lo que fuere, que, en ejercicio de su libertad, emplee sus propios fondos de la manera que mejor le parezca?
Lo que sucede es que hay personas sedicentes partidarias de la libertad personal que, tal vez sin darse cuenta, tienden a impedir, al mismo tiempo, que otros la ejerzan.
Por lo demás, yo me pregunto, en una universidad sin fines de lucro en que se planteara la disyuntiva de si invertir los excedentes del ejercicio en aumentar el sueldo del Decano, los consejeros y los profesores o invertir en un laboratorio de física ¿no existirá el mismo incentivo en favor de una u otra opción? Pues el Decano, los consejeros y los docentes bien pueden considerar que, con un mayor sueldo, preferirían tener una casa en el lago, en lugar de formar un laboratorio de física y seguir con su sueldo actual.
Por eso Buchanan, dedicado a investigar el "public choice", llegó a comprobar que los incentivos de los "servidores públicos", supuestamente dedicados a velar exclusivamente por el bien de los demás antes que por el propio, frente al uso de los recursos que manejan se comportan de una manera idéntica al individuo que toma decisiones sobre su propio peculio. En otras palabras, ese investigador probó que el servidor público y el emprendeor buscan por igual maximizar su beneficio personal, cada uno a su manera. Y por descubrir cosas como ésa a Buchanan le dieron el Nobel de Economía.
También von Hayek dedicó su vida a analizar por qué, entonces, es bueno para la sociedad que los individuos busquen libremente su propio interés, dentro del "estado de derecho", se entiende, a que haya algunos zares planificadores de todo que digan qué es lo que cada cual en la sociedad puede o no puede hacer y prohíban actividades como la de enseñar a otras personas en el nivel universitario, en nombre de que sólo se lo permitirán cuando "no tengan fines de lucro".
El gran tema en juego en este asunto del lucro en la educación es, pues, el de si vamos a decidir sobre la materia con los criterios propios de una sociedad libre o con los de una centralmente planificada.
Todo sin perjuicio de tener presente que en Chile, todavía, como lo he probado en blogs anteriores y muchos parecen ignorar, es abiertamente inconstitucional prohibir a las personas dedicarse a enseñar a nivel universitario en uso de su libertad de trabajo y en procura de una legítima ganancia o lucro.
Déjenme comenzar por lo segundo, porque yo estudié leyes en la Universidad de Chile, "sin fines de lucro", y no recuerdo nunca haber conocido una aula con mayor número de butacas (y alumnos) que las del primer año, situadas en el primer piso de la Escuela de Derecho. Éramos como mínimo 300 y posiblemente 400. Y los mejores profesores eran los que tenían esa cantidad de alumnos. Como había varios docentes por ramo y uno elegía, si tenía buen puntaje de Bachillerato, la PSU de entonces, siempre prefería al que tenía mayor número de alumnos, en el aula más grande, pues solía ser el de mayor prestigio; y los que tenían bajo puntaje se iban con otros profesores de menor prestigio y cumplían con el "ideal" de ser no más de quince o veinte en la clase. Pero estoy seguro de que habrían preferido "perjudicarse" con las "economías de escala" y estar entre los 300 o 400 del profesor más solicitado.
Así es que el número de alumnos parece no tener nada que ver con la calidad de la enseñanza universitaria, al menos.
Ahora, ¿por qué el dueño de una panadería, que ha elegido dedicarse a fabricar pan en uso de su libertad de trabajo, puede optar por reinvertir sus utilidades a su elección, en un horno de pan más sofisticado o en una "casa en el lago"; y el dueño de una universidad, que ha elegido dedicarse a enseñarles a los jóvenes, no puede elegir entre hacer un nuevo laboratorio de física y construirse esa misma casa? ¿Qué tiene que meterse cualquiera de nosotros a decidir en qué invierte sus utilidades el dueño de algo que es de otro? ¿Y a título de qué le va a prohibir a cualquier dueño de lo que fuere, que, en ejercicio de su libertad, emplee sus propios fondos de la manera que mejor le parezca?
Lo que sucede es que hay personas sedicentes partidarias de la libertad personal que, tal vez sin darse cuenta, tienden a impedir, al mismo tiempo, que otros la ejerzan.
Por lo demás, yo me pregunto, en una universidad sin fines de lucro en que se planteara la disyuntiva de si invertir los excedentes del ejercicio en aumentar el sueldo del Decano, los consejeros y los profesores o invertir en un laboratorio de física ¿no existirá el mismo incentivo en favor de una u otra opción? Pues el Decano, los consejeros y los docentes bien pueden considerar que, con un mayor sueldo, preferirían tener una casa en el lago, en lugar de formar un laboratorio de física y seguir con su sueldo actual.
Por eso Buchanan, dedicado a investigar el "public choice", llegó a comprobar que los incentivos de los "servidores públicos", supuestamente dedicados a velar exclusivamente por el bien de los demás antes que por el propio, frente al uso de los recursos que manejan se comportan de una manera idéntica al individuo que toma decisiones sobre su propio peculio. En otras palabras, ese investigador probó que el servidor público y el emprendeor buscan por igual maximizar su beneficio personal, cada uno a su manera. Y por descubrir cosas como ésa a Buchanan le dieron el Nobel de Economía.
También von Hayek dedicó su vida a analizar por qué, entonces, es bueno para la sociedad que los individuos busquen libremente su propio interés, dentro del "estado de derecho", se entiende, a que haya algunos zares planificadores de todo que digan qué es lo que cada cual en la sociedad puede o no puede hacer y prohíban actividades como la de enseñar a otras personas en el nivel universitario, en nombre de que sólo se lo permitirán cuando "no tengan fines de lucro".
El gran tema en juego en este asunto del lucro en la educación es, pues, el de si vamos a decidir sobre la materia con los criterios propios de una sociedad libre o con los de una centralmente planificada.
Todo sin perjuicio de tener presente que en Chile, todavía, como lo he probado en blogs anteriores y muchos parecen ignorar, es abiertamente inconstitucional prohibir a las personas dedicarse a enseñar a nivel universitario en uso de su libertad de trabajo y en procura de una legítima ganancia o lucro.
martes, 13 de septiembre de 2011
Juguemos a Que Hubiera Estado de Derecho
Se llama "estado de derecho" la condición de una sociedad bajo la cual se respetan las leyes.
Si en Chile hubiera "estado de derecho", gran parte del debate público actual sobre educación sería inexistente. Pues lo que dicen las leyes al respecto es muy claro.
Primero, la Constitución consagra y garantiza la más completa libertad de enseñanza, para fundar, organizar y mantener establecimientos educacionales de todo nivel.
Segundo, la Constitución garantiza también la libertad de trabajo y establece que éste tendrá "una justa retribución". De manera que toda persona que haga un trabajo de enseñanza tiene derecho a una ganancia o lucro.
Tercero, al amparo de esas libertades constitucionales han sido fundados numerosos establecimientos de enseñanza privados que, si están bien manejados, generan ganancias a sus dueños.
Cuarto, PERO, con mayúsculas, porque Chile tiene una infección muy grave, inoculada a través de décadas a, yo diría, toda la población: el temor a la libertad por lo que pueda decir la izquierda, que por doctrina es contraria a ella. Esa infección se da en todos los niveles, en la gente que no es de izquierda. La que lo es no tiene el problema, sino al contrario, disfruta de que los demás sufran ese temor.
Quinto, el mismo es tan grande y permanente que, después de ocho años de gobierno militar contrario a las ideas de izquierda (pero no por eso menos inficionado del mismo temor), ese régimen dio un paso liberalizador memorable: materializó en una ley orgánica constitucional el derecho a crear universidades, que la mentalidad socialista predominante había vedado. PERO, de nuevo con mayúsculas, por el temor a que la izquierda dijera algo, en esa ley estableció que las universidades que se crearan no podrían tener fines de lucro. Así es que el propio gobierno militar, atemorizado ante la izquierda, le dijo: "Disculpe, perdón, no lo tome a mal, estoy dando libertad para fundar universidades; pero no se enoje tanto, por favor, porque les he prohibido tener fines de lucro".
Sexto, esa ley es, por supuesto, inconstitucional, porque contraría la libertad de trabajo con una justa retribución y la plena libertad para fundar establecimientos de enseñanza de todo nivel, sin restricciones, establecidas en la Carta.
Séptimo, ahora se ha presentado un proyecto contra las "sociedades espejo", fórmula legal que ha permitido a los dueños de algunas universidades retirar las ganancias generadas por éstas, según lo permite la Constituciòn, pero no la ley sobre las universidades.
Octavo, si se aprobara ese proyecto, se coartaría de hecho las libertades de enseñanza y de trabajo garantizadas en la Constitución. Luego, ese proyecto es inconstitucional y podría pedirse al Tribunal Constitucional que lo declarara así, durante su tramitación. Pero dudo que se junte el número de firmas de parlamentarios para interponer ese recurso, por "temor a lo que va a decir la izquierda".
Noveno, por tanto, la ley que estableció la prohibición del lucro en las universidades también es y ha sido siempre inconstitucional en cuanto prohibió el lucro. Pero el Tribunal no puede ahora declararlo generalizadamente así. No obstante, si hubiera un juicio sobre esta materia, sí podría recurrirse al Tribunal Constitucional para que declarara inaplicable por inconstitucionalidad ese artículo de esa ley en ese juicio. Y si la situación se repitiera en otros juicios, la norma que prohíbe el lucro en las universidades se entendería derogada por inconstitucionalidad.
Pero todo eso ocurriría si en Chile efectivamente viviéramos bajo un "estado de derecho" y rigieran efectivamente la leyes en la materia, que tienen un sentido claro, por lo cual no es admisible "desatender su tenor literal a pretexto de consultar su espíritu".
Pero el "temor a lo que dirá la izquierda" es tan grave en Chile que ni siquiera me atrevo a predecir que alguien se atreverá a interponer los recursos de inconstitucionalidad del proyecto e inaplicabilidad de la ley a que me he referido.
De modo que "lo dejo planteado" nada más que para constancia histórica o, si se prefiere, para jugar un poco a "hagamos como si en Chile hubiera estado de derecho".
Si en Chile hubiera "estado de derecho", gran parte del debate público actual sobre educación sería inexistente. Pues lo que dicen las leyes al respecto es muy claro.
Primero, la Constitución consagra y garantiza la más completa libertad de enseñanza, para fundar, organizar y mantener establecimientos educacionales de todo nivel.
Segundo, la Constitución garantiza también la libertad de trabajo y establece que éste tendrá "una justa retribución". De manera que toda persona que haga un trabajo de enseñanza tiene derecho a una ganancia o lucro.
Tercero, al amparo de esas libertades constitucionales han sido fundados numerosos establecimientos de enseñanza privados que, si están bien manejados, generan ganancias a sus dueños.
Cuarto, PERO, con mayúsculas, porque Chile tiene una infección muy grave, inoculada a través de décadas a, yo diría, toda la población: el temor a la libertad por lo que pueda decir la izquierda, que por doctrina es contraria a ella. Esa infección se da en todos los niveles, en la gente que no es de izquierda. La que lo es no tiene el problema, sino al contrario, disfruta de que los demás sufran ese temor.
Quinto, el mismo es tan grande y permanente que, después de ocho años de gobierno militar contrario a las ideas de izquierda (pero no por eso menos inficionado del mismo temor), ese régimen dio un paso liberalizador memorable: materializó en una ley orgánica constitucional el derecho a crear universidades, que la mentalidad socialista predominante había vedado. PERO, de nuevo con mayúsculas, por el temor a que la izquierda dijera algo, en esa ley estableció que las universidades que se crearan no podrían tener fines de lucro. Así es que el propio gobierno militar, atemorizado ante la izquierda, le dijo: "Disculpe, perdón, no lo tome a mal, estoy dando libertad para fundar universidades; pero no se enoje tanto, por favor, porque les he prohibido tener fines de lucro".
Sexto, esa ley es, por supuesto, inconstitucional, porque contraría la libertad de trabajo con una justa retribución y la plena libertad para fundar establecimientos de enseñanza de todo nivel, sin restricciones, establecidas en la Carta.
Séptimo, ahora se ha presentado un proyecto contra las "sociedades espejo", fórmula legal que ha permitido a los dueños de algunas universidades retirar las ganancias generadas por éstas, según lo permite la Constituciòn, pero no la ley sobre las universidades.
Octavo, si se aprobara ese proyecto, se coartaría de hecho las libertades de enseñanza y de trabajo garantizadas en la Constitución. Luego, ese proyecto es inconstitucional y podría pedirse al Tribunal Constitucional que lo declarara así, durante su tramitación. Pero dudo que se junte el número de firmas de parlamentarios para interponer ese recurso, por "temor a lo que va a decir la izquierda".
Noveno, por tanto, la ley que estableció la prohibición del lucro en las universidades también es y ha sido siempre inconstitucional en cuanto prohibió el lucro. Pero el Tribunal no puede ahora declararlo generalizadamente así. No obstante, si hubiera un juicio sobre esta materia, sí podría recurrirse al Tribunal Constitucional para que declarara inaplicable por inconstitucionalidad ese artículo de esa ley en ese juicio. Y si la situación se repitiera en otros juicios, la norma que prohíbe el lucro en las universidades se entendería derogada por inconstitucionalidad.
Pero todo eso ocurriría si en Chile efectivamente viviéramos bajo un "estado de derecho" y rigieran efectivamente la leyes en la materia, que tienen un sentido claro, por lo cual no es admisible "desatender su tenor literal a pretexto de consultar su espíritu".
Pero el "temor a lo que dirá la izquierda" es tan grave en Chile que ni siquiera me atrevo a predecir que alguien se atreverá a interponer los recursos de inconstitucionalidad del proyecto e inaplicabilidad de la ley a que me he referido.
De modo que "lo dejo planteado" nada más que para constancia histórica o, si se prefiere, para jugar un poco a "hagamos como si en Chile hubiera estado de derecho".
lunes, 12 de septiembre de 2011
La Última Imbecilidad de Moda
Esta mañana volvió a salir en "El Mercurio" una carta de un doctor opinando sobre las ganancias de las isapres. ¿Hasta cuándo los doctores opinan de lo que no saben? Ya cuando lo hacen de lo que supuestamente saben suelen resultar peligrosos ("con honrosas excepciones", como advertía don Augusto cuando mencionaba a los señores políticos). Como soy un chileno típico, supongo que debería impetrar la dictación de una ley prohibiendo a los médicos dictaminar sobre cosas ajenas a la salud del cuerpo humano. Pero, por esta vez, no lo voy a hacer. Lo que prueba que no soy tan típico.
Ya el país debería estar saturado por otras imbecilidades que ocupan la escena pública, como las de que la educación la imparta sólo el Estado y que se prohíba enseñar haciendo una ganancia. Si el mundo hubiera adoptado esos criterios, primero, habría sido todo comunista a estas alturas y no al revés; y, segundo, los educadores ya se habrían extinguido, pues "no al lucro" exige que uno obtenga menos de lo que pone para educar, en cuyo evento la pérdida perpetua lo llevaría a la muerte por inanición; o, en el mejor de los casos, si uno va a obtener educando lo mismo que gasta en educar, o sea cero, como hay otras actividades en que uno puede obtener un retorno mayor a cero, todos se marcharían a ellas y ya no quedarían educadores.
Lo notable de la última imbecilidad sobre las isapres es cómo una información cuyo significado real no se da a conocer puede suscitar tanto revuelo público. En el blog de la carta de hoy del médico a "El Mercurio" se pueden leer torrentes de diatribas e insultos contra las isapres sin ninguna referencia a los hechos fundamentales que permitirían analizar el tema en serio.
¿Es así cómo se forja la "opinión pública"? ¿Ése es el grado de primitivismo imperante? Pues ¿qué significa decir que las utilidades de las isapres aumentaron en 70 % en el primer semestre en relación al año anterior, sin decir cuáles fueron esas utilidades en el año anterior? Supongamos que hayan sido de mil pesos en 2010. ¿Sería un escándalo que hubieran aumentado a mil 700 pesos en 2011? No, por supuesto. Pero todo lo que se publica es que los chilenos lo consideran un escándalo.
¿Está el país capacitado para tomar decisiones de políticas públicas si predomina ese grado de incapacidad de análisis? ¿Puede gente con ese nivel de ignorancia y desinformación manejar los destinos del país? Porque, según lo que uno lee y oye, la mayoría opina así. ¡Pobre democracia!
Entonces yo, tras leer la carta de hoy del galeno de turno diagnosticando con escándalo una enfermedad del sistema de isapres que no existe, averigüé lo pertinente para poder opinar: cuánto es la utilidad de las isapres calculada sobre sus ventas. Y resulta que es del 6,1 %. Y después averigüé las de otras empresas en el primer semestre: CIC, 7 %; TVN, 8%; Codelco, 10 %; Costanera Norte, gracias al pito que toca cada vez que yo paso por ahí, y eso que apenas le desgasto el pavimento y no hago taco, porque no viajo en horas punta, 13 %; Chilectra, 23 %; Embotelladora Andina, 34 %; y Sonda, 39%, justo premio, hay que decirlo, para su controlador, que es todo un héroe, pues vuela siendo piloteado por el Presidente (según aseveró éste a los habitantes de Licura Bajo; lo vi en TV); sufre un aterrizaje forzoso porque se les acabó la bencina y después la Dirección General de Aeronáutica Civil lo sanciona a él por no respetar el plan de vuelo. Merece su 39 % de las ventas, sin duda.
En otras palabras, las ganancias de las isapres son no sólo normales sino más bien moderadas, y experimentaron un alza del 70 % de un año a otro porque en el anterior fueron bajas.
Como señalé en un blog anterior, si hubieran sido extraordinarias, habría más isapres de las siete abiertas que hay hoy, pues más emprendedores querrían entrar a ese atractivo mercado. La solución, en todo caso, no sería llamar a escándalo, sino eliminar las barreras a la entrada.
Por lo demás, los rabiosos críticos de las mismas por lo que a ellos les cobran, tienen la solución en la mano: irse a FONASA. Pero les aseguro que ninguno de los perseguidores de las isapres en anteriores gobiernos y en el Parlamento, que son muchos, está en FONASA. Así como ninguno de ellos, que son los mismos que critican a la educación privada con fines de lucro, tiene a sus hijos en colegios de la educación pública, sino en los particulares pagados. Y si hay alguno o más en uno u otro caso, que por favor me lo comunique, porque le voy a recomendar que se haga ver por algún médico que no esté entre los críticos de las isapres, porque si lo está la validez de su diagnóstico podría ser peligrosa para la salud de sus pacientes.
Ya el país debería estar saturado por otras imbecilidades que ocupan la escena pública, como las de que la educación la imparta sólo el Estado y que se prohíba enseñar haciendo una ganancia. Si el mundo hubiera adoptado esos criterios, primero, habría sido todo comunista a estas alturas y no al revés; y, segundo, los educadores ya se habrían extinguido, pues "no al lucro" exige que uno obtenga menos de lo que pone para educar, en cuyo evento la pérdida perpetua lo llevaría a la muerte por inanición; o, en el mejor de los casos, si uno va a obtener educando lo mismo que gasta en educar, o sea cero, como hay otras actividades en que uno puede obtener un retorno mayor a cero, todos se marcharían a ellas y ya no quedarían educadores.
Lo notable de la última imbecilidad sobre las isapres es cómo una información cuyo significado real no se da a conocer puede suscitar tanto revuelo público. En el blog de la carta de hoy del médico a "El Mercurio" se pueden leer torrentes de diatribas e insultos contra las isapres sin ninguna referencia a los hechos fundamentales que permitirían analizar el tema en serio.
¿Es así cómo se forja la "opinión pública"? ¿Ése es el grado de primitivismo imperante? Pues ¿qué significa decir que las utilidades de las isapres aumentaron en 70 % en el primer semestre en relación al año anterior, sin decir cuáles fueron esas utilidades en el año anterior? Supongamos que hayan sido de mil pesos en 2010. ¿Sería un escándalo que hubieran aumentado a mil 700 pesos en 2011? No, por supuesto. Pero todo lo que se publica es que los chilenos lo consideran un escándalo.
¿Está el país capacitado para tomar decisiones de políticas públicas si predomina ese grado de incapacidad de análisis? ¿Puede gente con ese nivel de ignorancia y desinformación manejar los destinos del país? Porque, según lo que uno lee y oye, la mayoría opina así. ¡Pobre democracia!
Entonces yo, tras leer la carta de hoy del galeno de turno diagnosticando con escándalo una enfermedad del sistema de isapres que no existe, averigüé lo pertinente para poder opinar: cuánto es la utilidad de las isapres calculada sobre sus ventas. Y resulta que es del 6,1 %. Y después averigüé las de otras empresas en el primer semestre: CIC, 7 %; TVN, 8%; Codelco, 10 %; Costanera Norte, gracias al pito que toca cada vez que yo paso por ahí, y eso que apenas le desgasto el pavimento y no hago taco, porque no viajo en horas punta, 13 %; Chilectra, 23 %; Embotelladora Andina, 34 %; y Sonda, 39%, justo premio, hay que decirlo, para su controlador, que es todo un héroe, pues vuela siendo piloteado por el Presidente (según aseveró éste a los habitantes de Licura Bajo; lo vi en TV); sufre un aterrizaje forzoso porque se les acabó la bencina y después la Dirección General de Aeronáutica Civil lo sanciona a él por no respetar el plan de vuelo. Merece su 39 % de las ventas, sin duda.
En otras palabras, las ganancias de las isapres son no sólo normales sino más bien moderadas, y experimentaron un alza del 70 % de un año a otro porque en el anterior fueron bajas.
Como señalé en un blog anterior, si hubieran sido extraordinarias, habría más isapres de las siete abiertas que hay hoy, pues más emprendedores querrían entrar a ese atractivo mercado. La solución, en todo caso, no sería llamar a escándalo, sino eliminar las barreras a la entrada.
Por lo demás, los rabiosos críticos de las mismas por lo que a ellos les cobran, tienen la solución en la mano: irse a FONASA. Pero les aseguro que ninguno de los perseguidores de las isapres en anteriores gobiernos y en el Parlamento, que son muchos, está en FONASA. Así como ninguno de ellos, que son los mismos que critican a la educación privada con fines de lucro, tiene a sus hijos en colegios de la educación pública, sino en los particulares pagados. Y si hay alguno o más en uno u otro caso, que por favor me lo comunique, porque le voy a recomendar que se haga ver por algún médico que no esté entre los críticos de las isapres, porque si lo está la validez de su diagnóstico podría ser peligrosa para la salud de sus pacientes.
domingo, 11 de septiembre de 2011
El Once, el Bien y el Mal
Tal vez no sea una coincidencia que el 11/9 signifique lo mismo en los Estados Unidos y en Chile: la fecha de la confrontación de dos fuerzas que siempre han estado presentes en la historia de la Humanidad, las de la creación contra las de la destrucciòn, las del odio contra las de la tolerancia, las del bien contra el mal.
Hoy lo hemos visto, una vez más, acá: ¿quiénes han protagonizado los acostumbrados actos de violencia destructiva, celebrando el aniversario de la caída del régimen que mejor los representó? ¿Quiénes, en cambio, celebraron pacíficamente, con una Misa y cánticos, conmemorando la fecha en que el país se libró de las fuerzas del mal e inició una etapa de creación y reconstrucción?
¿Quién puede negar que ese contraste resulta corroborado por la sola comparación entre el país arruinado, caótico, dividido y paralizado que había un 10 de septiembre de 1973 y el país pacificado, próspero, pujante, dotado de una estructura democrática, que pasó a manos de gobernantes civiles el 11 de marzo de 1990?
Es toda una paradoja que la estatua más destacadamente ubicada, a la entrada del palacio de gobierno, sea la del ex Presidente que condujo al país a la ruina y la división, estatua ante la cual hoy levantaron el puño (el símbolo mismo de la violencia y el atropello) sus herederos políticos. ¿Y dónde hay una estatua para quienes condujeron la reconstrucción?
Esa paradoja refleja bien el rasgo autodestructivo que forma parte del temperamento nacional.
Es que en Chile siempre han estado presentes, y con bastante eficacia, esas fuerzas negativas. Pero siempre han terminado derrotadas, a la postre, por las de la creación.
Hoy día mismo vemos cómo un movimiento estudiantil encabezado por la quintaesencia del temperamento destructivo, el comunismo, ha dado lugar a que 86 mil jóvenes tengan perdido el año escolar. ¿Puede haber un logro màs negativo que ése? Esos jóvenes han entregado un año de su vida útil a servir los designios del peor de los credos totalitarios. ¿Y para qué? Para destruir: han sido dadas a conocer las cifras del enorme perjuicio económico generado por el mismo movimiento a establecimientos educacionales de diferentes niveles. Daños, pérdidas, violencia. Destrucción de valor. Mal.
El mal tiene un sello común en todas partes: el de la violencia y la destrucción. El puño en alto que hemos vuelto a ver hoy en los celebrantes seguidores de la doctrina del odio significa: "ya verás cómo te voy a golpear". El mensaje va para todos, por si a alguien se le ocurre oponérseles. Siempre esta fuerza maléfica ha estado presente en nuestra historia, pero en particular se fortaleció desde que Marx y Engels la convirtieron en ideología internacional del odio y Lenin y Stalin en praxis política, hasta sumar los cien millones de muertos que documenta esa notable investigación internacional vaciada en el "Libro Negro del Comunismo".
Hoy los que estamos por crear y construir izamos nuestras banderas para conmemorar los dos 11/9, el de Chile, que en una fecha como ésa derrotó a las fuerzas del mal; el de los Estados Unidos, que en una fecha como ésa recibieron el ataque de ellas y supieron sobreponerse, combatirlas y tenerlas hoy al borde de su completa derrota.
Lamentablemente acá, como ha quedado testimoniado hoy, estamos lejos de poder decir lo mismo.
Hoy lo hemos visto, una vez más, acá: ¿quiénes han protagonizado los acostumbrados actos de violencia destructiva, celebrando el aniversario de la caída del régimen que mejor los representó? ¿Quiénes, en cambio, celebraron pacíficamente, con una Misa y cánticos, conmemorando la fecha en que el país se libró de las fuerzas del mal e inició una etapa de creación y reconstrucción?
¿Quién puede negar que ese contraste resulta corroborado por la sola comparación entre el país arruinado, caótico, dividido y paralizado que había un 10 de septiembre de 1973 y el país pacificado, próspero, pujante, dotado de una estructura democrática, que pasó a manos de gobernantes civiles el 11 de marzo de 1990?
Es toda una paradoja que la estatua más destacadamente ubicada, a la entrada del palacio de gobierno, sea la del ex Presidente que condujo al país a la ruina y la división, estatua ante la cual hoy levantaron el puño (el símbolo mismo de la violencia y el atropello) sus herederos políticos. ¿Y dónde hay una estatua para quienes condujeron la reconstrucción?
Esa paradoja refleja bien el rasgo autodestructivo que forma parte del temperamento nacional.
Es que en Chile siempre han estado presentes, y con bastante eficacia, esas fuerzas negativas. Pero siempre han terminado derrotadas, a la postre, por las de la creación.
Hoy día mismo vemos cómo un movimiento estudiantil encabezado por la quintaesencia del temperamento destructivo, el comunismo, ha dado lugar a que 86 mil jóvenes tengan perdido el año escolar. ¿Puede haber un logro màs negativo que ése? Esos jóvenes han entregado un año de su vida útil a servir los designios del peor de los credos totalitarios. ¿Y para qué? Para destruir: han sido dadas a conocer las cifras del enorme perjuicio económico generado por el mismo movimiento a establecimientos educacionales de diferentes niveles. Daños, pérdidas, violencia. Destrucción de valor. Mal.
El mal tiene un sello común en todas partes: el de la violencia y la destrucción. El puño en alto que hemos vuelto a ver hoy en los celebrantes seguidores de la doctrina del odio significa: "ya verás cómo te voy a golpear". El mensaje va para todos, por si a alguien se le ocurre oponérseles. Siempre esta fuerza maléfica ha estado presente en nuestra historia, pero en particular se fortaleció desde que Marx y Engels la convirtieron en ideología internacional del odio y Lenin y Stalin en praxis política, hasta sumar los cien millones de muertos que documenta esa notable investigación internacional vaciada en el "Libro Negro del Comunismo".
Hoy los que estamos por crear y construir izamos nuestras banderas para conmemorar los dos 11/9, el de Chile, que en una fecha como ésa derrotó a las fuerzas del mal; el de los Estados Unidos, que en una fecha como ésa recibieron el ataque de ellas y supieron sobreponerse, combatirlas y tenerlas hoy al borde de su completa derrota.
Lamentablemente acá, como ha quedado testimoniado hoy, estamos lejos de poder decir lo mismo.
sábado, 10 de septiembre de 2011
Los Cinco Puntos
El movimiento estudiantil antes planteaba doce puntos. Ahora los ha reducido a cinco. Pero son todos no sólo conducentes a una ruptura del diálogo, sino socialmente inaceptables. Lo peor es que la dirigencia estudiantil no se ha dado cuenta de que no tiene fuerza para imponerlos. Y no tiene fuerza porque ella se basa en mantener paralizadas las clases. ¿A quiénes perjudica la paralizaciòn de clases? A los estudiantes. No al gobierno, salvo en cuanto pone de manifiesto su falta de autoridad para hacer valer la ley frente a las usurpaciones de establecimientos. Eso podrá hacerlo bajar más en las encuestas, pero la Constitución no dice en ninguna parte que un gobierno deba renunciar a su poder o se deba ir por bajar en las encuestas. Y, salvo que Camila disponga otra cosa, la Constitución todavía está vigente, al menos a ratos. De modo que podrá no haber clases hasta marzo de 2014 y el gobierno seguirá igual en el poder. Así es que los únicos perjudicados con la paralización de clases son los supuestamente representados por Camila, los estudiantes. Por poco que aprendan y aunque el 80% no entienda lo que lee, yo creo que a la larga se van a dar cuenta de que pretenen presionar al gobierno infiriéndose un daño a sí mismos, y eso nunca ha sido una amenaza muy terrible para nadie. Luego, "al quinto bote" les va a "caer la chaucha" de que no tienen real fuerza de presión. Entonces van a volver a clases, aunque el gobierno no haya accedido a nada de lo que piden.
Los cinco puntos son, por lo demás, si bien revolucionarios, socialmente muy retrógrados: 1) Educación superior gratuita, siendo que los que van a la educaciòn superior pasan, por ese solo hecho, a estar en los niveles de ingreso más altos; en cambio, los niños pobres de pre-básica y parvularia son los verdaderos acreedores de más recursos estatales. Luego, la primera es una petición socialmente retrógrada.
2) Fin al lucro. Eso traducido a la práctica, significa prohibir a todo chileno ganarse la vida enseñando. Tal cosa no sólo es absurda, sino inconstitucional y contraria a los derechos humanos, entre los cuales están los de la libertad de trabajo y la libertad de enseñanza. ¿Cómo pueden pedirle al gobierno que atropelle los derechos humanos?
3) "Democratización de la enseñanza". Piden, bajo ese rótulo, que manden en los planteles, además de los que deben mandar, que son los dueños y, por último, los docentes, los alumnos y los auxiliares de aseo. "Al ojo del amo engorda el caballo". Con esa receta hay una sola cosa segura: que la educaciòn de todo nivel se iría al diablo.
4) Desmunicipalizar colegios y entregarlos "a una nueva entidad". Viniendo de los comunistas, eso quiere decir que el Estado pasaría a tener el monopolio educacional. Hoy el Estado entrega la peor educación y los particulares la mejor. Los comunistas nos están diciendo que, entre un pan duro y añejo y un pan fresco y crujiente, Chile debe elegir el primero. Es obvio que lo que se debe hacer, si de calidad educacional se trata, es privatizar los colegios municipalizados, licitándolos a quienes enseñan mejor, los particulares.
5) Terminar con el financiamiento compartido. Claro, porque mediante él se aumenta el monto del subsidio educacional y los establecimientos particulares subvencionados mejoran. Los comunistas no quieren que mejoren: peor calidad de la educación.
Y todo esto la dirigencia estudiantil lo apoya en una amenaza: "si no nos aceptan estas exigencias, nosotros nos vamos a seguir perjudicando, al no ir a clases". "Nosotros" es una manera de decir, porque ni Camila ni Jaime Gajardo van a clases, y entiendo que el segundo hace tiempo que tampoco las imparte.
Para el gobierno la situación se ha tornado muy fácil: aparece dialogante mientras su contraparte aparece inflexible; el tiempo corre en su favor, mientras corre en contra de su oponente; y la principal amenaza de éste es seguirse infiriendo un daño, como el de que no haya clases, de modo que su única perspectiva es la de debilitarse.
Entonces el gobierno tiene todas las de ganar, y "sin siquiera moverse de su escritorio". Pero, cuidado, ganará en esta confrontación, pero de ninguna manera en imagen de autoridad a los ojos e la ciudadanía.
Los cinco puntos son, por lo demás, si bien revolucionarios, socialmente muy retrógrados: 1) Educación superior gratuita, siendo que los que van a la educaciòn superior pasan, por ese solo hecho, a estar en los niveles de ingreso más altos; en cambio, los niños pobres de pre-básica y parvularia son los verdaderos acreedores de más recursos estatales. Luego, la primera es una petición socialmente retrógrada.
2) Fin al lucro. Eso traducido a la práctica, significa prohibir a todo chileno ganarse la vida enseñando. Tal cosa no sólo es absurda, sino inconstitucional y contraria a los derechos humanos, entre los cuales están los de la libertad de trabajo y la libertad de enseñanza. ¿Cómo pueden pedirle al gobierno que atropelle los derechos humanos?
3) "Democratización de la enseñanza". Piden, bajo ese rótulo, que manden en los planteles, además de los que deben mandar, que son los dueños y, por último, los docentes, los alumnos y los auxiliares de aseo. "Al ojo del amo engorda el caballo". Con esa receta hay una sola cosa segura: que la educaciòn de todo nivel se iría al diablo.
4) Desmunicipalizar colegios y entregarlos "a una nueva entidad". Viniendo de los comunistas, eso quiere decir que el Estado pasaría a tener el monopolio educacional. Hoy el Estado entrega la peor educación y los particulares la mejor. Los comunistas nos están diciendo que, entre un pan duro y añejo y un pan fresco y crujiente, Chile debe elegir el primero. Es obvio que lo que se debe hacer, si de calidad educacional se trata, es privatizar los colegios municipalizados, licitándolos a quienes enseñan mejor, los particulares.
5) Terminar con el financiamiento compartido. Claro, porque mediante él se aumenta el monto del subsidio educacional y los establecimientos particulares subvencionados mejoran. Los comunistas no quieren que mejoren: peor calidad de la educación.
Y todo esto la dirigencia estudiantil lo apoya en una amenaza: "si no nos aceptan estas exigencias, nosotros nos vamos a seguir perjudicando, al no ir a clases". "Nosotros" es una manera de decir, porque ni Camila ni Jaime Gajardo van a clases, y entiendo que el segundo hace tiempo que tampoco las imparte.
Para el gobierno la situación se ha tornado muy fácil: aparece dialogante mientras su contraparte aparece inflexible; el tiempo corre en su favor, mientras corre en contra de su oponente; y la principal amenaza de éste es seguirse infiriendo un daño, como el de que no haya clases, de modo que su única perspectiva es la de debilitarse.
Entonces el gobierno tiene todas las de ganar, y "sin siquiera moverse de su escritorio". Pero, cuidado, ganará en esta confrontación, pero de ninguna manera en imagen de autoridad a los ojos e la ciudadanía.
viernes, 9 de septiembre de 2011
El País Que Dejó de Razonar
Cuando en un país una muy buena noticia provoca escándalo, su gente debería comenzar a preocuparse. Es exactamente lo que ha sucedido a raíz del anuncio de que las isapres han ganado un 70 % más que el año pasado.
¿Por qué les ha sucedido algo tan bueno? Por varias razones: 1) Porque ha aumentado el número de afiliados y, por tanto, han crecido sus ingresos; 2) Porque prestan un buen servicio, y por eso más gente se traslada a ellas desde el Fonasa; 3) Porque esto ha sucedido también debido a que han aumentado el precio de sus planes, lo cual no ha obstado a que crezcan los afiliados; 4) Porque han controlado mejor el abuso de las licencias médicas improcedentes; y 5) Porque vigilan mejor sus gastos y se hacen más eficientes.
¿No es todo eso muy positivo? Por supuesto. En cualquier país racional lo sería. Lo natural en una nación así sería que aumentara el número de isapres y que la redoblada oferta de seguros de salud condujera a estabilizar los precios de los planes, si es que no a disminuirlos. Y entonces también las ganancias de las isapres dejarían de incrementarse tanto y se normalizarían.
¿Por qué no hay más isapres, entonces? Porque sucesivos gobiernos de sesgo socialista se dedicaron a hostilizar a las entidades privadas de salud. Hubo un período en que, merced a esa persecución, disminuyó en centenares de miles el número de afiliados, que emigraron al sistema público (Fonasa), empeorándolo. Lo que los políticos socialistas querían era que el sistema privado muriera por inanición. Pero sucedió lo contrario, porque ese desafío lo hizo más eficiente.
No estoy seguro, pero apostaría doble contra sencillo que también se ha dificultado mucho la creación de nuevas isapres. Hay, seguramente, "barreras a la entrada".
Curiosamente, todos los políticos socialistas (incluyendo entre ellos, por cierto, a los DC), no cotizan en Fonasa, sino en las isapres, porque saben que la atención de su salud será infinitamente mejor en ellas que en el sistema que, ellos dicen, debería generalizarse, el estatal. Por la misma razón que esos políticos, que también defienden la educación como monopolio estatal gratuito, mandan a sus hijos a colegios particulares pagados. Y si el colegio es bueno, no les importa que tenga fines de lucro, aunque ellos prediquen "¡no al lucro!".
Todas las encuestas hechas a los afiliados a isapres revelan satisfacción de los mismos con las prestaciones recibidas. Satisfacción muy superior a la que manifiestan los pacientes de la salud estatal, por cierto.
Naturalmente, los cotizantes de isapres querrían pagar menos por su seguro de salud, lo mismo que las familias que tienen hijos estudiando querrían pagar menos por la colegiatura... y todas las familias desearían pagar menos por la leche, el pan, la locomoción, las entradas al cine o a los estadios, la energía y el agua potable.
Cuando no sólo los políticos de izquierda, sino un gobierno supuestamente de centroderecha se hace eco del clima de escándalo que suscita la buena noticia del aumento de ganancias de las isapres, el ciudadano razonable debería preocuparse. Pues ¿qué queda entonces para los posibles futuros gobiernos de izquierda o centroizquierda?
¿Es que el país va a comenzar de nuevo a ser conducido al nivel de los razonamientos de Camila Vallejos o Jaime Gajardo, como en 1970?
Supe que en una reciente entrevista alguien sorprendió a la primera con la siguiente pregunta: "Después de este movimiento y ya que ha egresado de la universidad ¿cuál será su próxima misión?". Sorprendida y sin alcanzar a meditar bien su respuesta, contestó la verdad: "A donde me mande el partido".
Cuando en un país se deja de razonar, su destino indefectible es "a donde lo mande el partido". Entonces, sabemos cuál es el respectivo destino. El "tiro en el pie", "la convulsión cada cuarenta años", "esto comenzó con Michimalonco en 1545"... Chile sigue igual.
¿Por qué les ha sucedido algo tan bueno? Por varias razones: 1) Porque ha aumentado el número de afiliados y, por tanto, han crecido sus ingresos; 2) Porque prestan un buen servicio, y por eso más gente se traslada a ellas desde el Fonasa; 3) Porque esto ha sucedido también debido a que han aumentado el precio de sus planes, lo cual no ha obstado a que crezcan los afiliados; 4) Porque han controlado mejor el abuso de las licencias médicas improcedentes; y 5) Porque vigilan mejor sus gastos y se hacen más eficientes.
¿No es todo eso muy positivo? Por supuesto. En cualquier país racional lo sería. Lo natural en una nación así sería que aumentara el número de isapres y que la redoblada oferta de seguros de salud condujera a estabilizar los precios de los planes, si es que no a disminuirlos. Y entonces también las ganancias de las isapres dejarían de incrementarse tanto y se normalizarían.
¿Por qué no hay más isapres, entonces? Porque sucesivos gobiernos de sesgo socialista se dedicaron a hostilizar a las entidades privadas de salud. Hubo un período en que, merced a esa persecución, disminuyó en centenares de miles el número de afiliados, que emigraron al sistema público (Fonasa), empeorándolo. Lo que los políticos socialistas querían era que el sistema privado muriera por inanición. Pero sucedió lo contrario, porque ese desafío lo hizo más eficiente.
No estoy seguro, pero apostaría doble contra sencillo que también se ha dificultado mucho la creación de nuevas isapres. Hay, seguramente, "barreras a la entrada".
Curiosamente, todos los políticos socialistas (incluyendo entre ellos, por cierto, a los DC), no cotizan en Fonasa, sino en las isapres, porque saben que la atención de su salud será infinitamente mejor en ellas que en el sistema que, ellos dicen, debería generalizarse, el estatal. Por la misma razón que esos políticos, que también defienden la educación como monopolio estatal gratuito, mandan a sus hijos a colegios particulares pagados. Y si el colegio es bueno, no les importa que tenga fines de lucro, aunque ellos prediquen "¡no al lucro!".
Todas las encuestas hechas a los afiliados a isapres revelan satisfacción de los mismos con las prestaciones recibidas. Satisfacción muy superior a la que manifiestan los pacientes de la salud estatal, por cierto.
Naturalmente, los cotizantes de isapres querrían pagar menos por su seguro de salud, lo mismo que las familias que tienen hijos estudiando querrían pagar menos por la colegiatura... y todas las familias desearían pagar menos por la leche, el pan, la locomoción, las entradas al cine o a los estadios, la energía y el agua potable.
Cuando no sólo los políticos de izquierda, sino un gobierno supuestamente de centroderecha se hace eco del clima de escándalo que suscita la buena noticia del aumento de ganancias de las isapres, el ciudadano razonable debería preocuparse. Pues ¿qué queda entonces para los posibles futuros gobiernos de izquierda o centroizquierda?
¿Es que el país va a comenzar de nuevo a ser conducido al nivel de los razonamientos de Camila Vallejos o Jaime Gajardo, como en 1970?
Supe que en una reciente entrevista alguien sorprendió a la primera con la siguiente pregunta: "Después de este movimiento y ya que ha egresado de la universidad ¿cuál será su próxima misión?". Sorprendida y sin alcanzar a meditar bien su respuesta, contestó la verdad: "A donde me mande el partido".
Cuando en un país se deja de razonar, su destino indefectible es "a donde lo mande el partido". Entonces, sabemos cuál es el respectivo destino. El "tiro en el pie", "la convulsión cada cuarenta años", "esto comenzó con Michimalonco en 1545"... Chile sigue igual.
jueves, 8 de septiembre de 2011
El Significado de Gabriel Valdés
Esta mañana me llamaron de una radio para preguntar mi opinión sobre Gabriel Valdés. Lamentando su partida, no había pensado mucho en su figura. Tuve sólo un par de contactos personales con él. Me pareció una persona agradable y educada. Pero su actuación pública puso de manifiesto una postura política e ideológica muy diferente a la mía.
Perteneciente al ala izquierda de la DC, supongo que tuvo injerencia decisiva en que ese partido votara por Salvador Allende en el Congreso Pleno, en 1970. ¡Vaya responsabilidad histórica la de elegir a un régimen marxista-leninista, despreciando la alternativa de un Presidente de impecables credenciales democráticas, como las de Jorge Alessandri! Oyendo hoy los panegíricos a su memoria de algunos derechistas parece que hubieran olvidado esa parte de la historia.
Pero, pese a su izquierdismo y su contribución al socialismo que su partido entronizó en 1970, en la votación del Congreso Pleno (y como tantos otros progresistas) no se quedó en Chile a disfrutar de la "revolución con empanadas y vino tinto". Tal vez porque las unas y el otro comenzaron a escasear...
Los mil días fatídicos pasaron y amigos míos que dicen haber venido en el mismo avión que Gabriel Valdés, apenas producido el Pronunciamiento del 11 (ese avión debe haber tenido capacidad para unas mil personas, a juzgar por el número de los que me han contado que venían en él) aseguran que aquél manifestaba estar listo para asumir la Presidencia. Pero, apenas puso pie en tierra, hubo personas de uniforme que le aclararon mejor las cosas.
Cuando ya se aproximaba el fin del Gobierno Militar, se puso a la cabeza de entidades que buscaban precipitar el término anticipado del régimen, ninguna de las cuales ("Acuerdo Nacional", "Asamblea de la Civilidad", "Comité por las Elecciones Libres") llegó a ninguna parte. Porque la transición prevista en el articulado transitorio de la Constitución de 1980 se cumplió al pie de la letra. Por supuesto, los chilenos, que viven de entelequias políticas imaginarias, todavía hablan de "la transición" como si hubiera ocurrido después de 1990, y muchos como si todavía estuviera teniendo lugar. Pero hubo una sola y terminó el 11 de marzo de 1990, como lo preveía la Constitución.
También muchos hablan de que "recuperaron la democracia", cuando aquella en que hoy vivimos es la contemplada en la misma Constitución y si alguien la "recuperó", fue el Gobierno Militar que propuso la Carta de 1980 a la ciudadanía y obtuvo la aprobación de ésta.
Pero Gabriel Valdés, claro, en los '80 hizo sus famosos "sit ins" para cambiar el itinerario político y hoy hemos visto reproducida su imagen brincando al ritmo de "el que no salta es Pinochet". Sentándose al medio de la calle, a fines de los '80, lo único que consiguió fue que lo mojara el carro lanza-aguas, como corresponde cuando alguien interrumpe el tránsito. También estuvo bajo brevísimo arresto cuando provocó desórdenes callejeros no autorizados, como también sucede, de acuerdo con la Ley de Seguridad del Estado, a quienes alteran el orden público. Es que había un gobierno con autoridad. Y por eso los conatos que la amenazaban terminaron en que todos sus protagonistas finalmente se resignaran a ceñirse a la legalidad y a participar en el plebiscito de 1988, el cual, por lo demás, ganaron. Es raro que una "dictadura" pierda un plebiscito, salvo que no fuera tal "dictadura"...
Gabriel Valdés procuró entonces ser el candidato presidencial de la Concertación, en 1989, pero, como ha recordado en sus memorias, sufrió las consecuencias de diferentes trapisondas generadas al interior de su partido y resultó derrotado por una mayoría de votos en los que, se sospecha, estaban los de algunas personas difuntas y otras inexistentes, que sufragaron mayoritariamente por otro candidato, precisamente el único que había dicho antes que no lo era: Patricio Aylwin. En resumen, Valdés pecó de ingenuo. Debería haber conocido mejor a su grey DC.
Entonces postuló a ser senador y, sin tener los votos necesarios en el Senado, llegó a presidirlo gracias a una hábil negociación de Jaime Guzmán, que se entendió muy bien con él y estaba al tanto de las sabidas intenciones de los "muchachos impacientes" de RN, Piñera, Allamand y Espina, de arrinconar a la UDI y hacerla desaparecer (le oí personalmente a uno de ellos pronosticar, en pleno ejercicio del "wishful thinking", esa desaparición).
Gabriel Valdés entonces se reservó para la elección presidencial siguiente, pero había surgido a esas alturas otro candidato DC, Eduardo Frei Ruiz-Tagle, que lo volvió a postergar gracias a sus dos grandes atributos, al decir de Sergio Onofre Jarpa: su nombre y su apellido.
Después del gobierno de Frei ya Valdés dejó de desempeñar un rol protagónico en la política, pero no olvidó, pues en plena campaña presidencial entre Frei y Piñera, en 2009, no perdió la oportunidad de "pasarle la cuenta" al primero, y declaró que Piñera sería "un gran Presidente de la República". Pero como ya estaba sobre el bien y el mal, en su partido no dijeron nada. Total, la carrera era entre potrillos del mismo corral. Pero los hechos están poniendo en tela de juicio los atributos proféticos de Valdés.
Piñera le ha correspondido, a su vez, declarando ante su fallecimiento dos días de duelo nacional, homenaje que ni siquiera mereció el Presidente más importante del siglo XX; y expresando que ha sido "uno de los grandes hombres de la historia de Chile", exactamente la misma frase que empleó para referirse a Volodia Teitelboim cuando falleció. Pero vemos en estos días que esto último de nada le sirvió para blindarse contra la labor de zapa que viene desarrollando en su contra el partido rojo.
Gabriel Valdés sí tuvo un gesto reciente, revelador de altura de miras y de coraje político, cuando manifestó ser partidario de un indulto que permitiera la libertad de los presos políticos ex-uniformados. Ha sido el único personero de la Concertación (y tal vez también de la Alianza) que se ha atrevido a formular esa proposición de elemental equidad y justicia.
Su figura creció con los años y la noción de que su partido no supo apreciarlo en todo su valer ha prevalecido a raíz de su fallecimiento. Pero, por supuesto, los exagerados homenajes que le han tributado algunos de sus adversarios políticos sólo acreditan la facilidad con que se tiende acá a olvidar la real historia del país.
Perteneciente al ala izquierda de la DC, supongo que tuvo injerencia decisiva en que ese partido votara por Salvador Allende en el Congreso Pleno, en 1970. ¡Vaya responsabilidad histórica la de elegir a un régimen marxista-leninista, despreciando la alternativa de un Presidente de impecables credenciales democráticas, como las de Jorge Alessandri! Oyendo hoy los panegíricos a su memoria de algunos derechistas parece que hubieran olvidado esa parte de la historia.
Pero, pese a su izquierdismo y su contribución al socialismo que su partido entronizó en 1970, en la votación del Congreso Pleno (y como tantos otros progresistas) no se quedó en Chile a disfrutar de la "revolución con empanadas y vino tinto". Tal vez porque las unas y el otro comenzaron a escasear...
Los mil días fatídicos pasaron y amigos míos que dicen haber venido en el mismo avión que Gabriel Valdés, apenas producido el Pronunciamiento del 11 (ese avión debe haber tenido capacidad para unas mil personas, a juzgar por el número de los que me han contado que venían en él) aseguran que aquél manifestaba estar listo para asumir la Presidencia. Pero, apenas puso pie en tierra, hubo personas de uniforme que le aclararon mejor las cosas.
Cuando ya se aproximaba el fin del Gobierno Militar, se puso a la cabeza de entidades que buscaban precipitar el término anticipado del régimen, ninguna de las cuales ("Acuerdo Nacional", "Asamblea de la Civilidad", "Comité por las Elecciones Libres") llegó a ninguna parte. Porque la transición prevista en el articulado transitorio de la Constitución de 1980 se cumplió al pie de la letra. Por supuesto, los chilenos, que viven de entelequias políticas imaginarias, todavía hablan de "la transición" como si hubiera ocurrido después de 1990, y muchos como si todavía estuviera teniendo lugar. Pero hubo una sola y terminó el 11 de marzo de 1990, como lo preveía la Constitución.
También muchos hablan de que "recuperaron la democracia", cuando aquella en que hoy vivimos es la contemplada en la misma Constitución y si alguien la "recuperó", fue el Gobierno Militar que propuso la Carta de 1980 a la ciudadanía y obtuvo la aprobación de ésta.
Pero Gabriel Valdés, claro, en los '80 hizo sus famosos "sit ins" para cambiar el itinerario político y hoy hemos visto reproducida su imagen brincando al ritmo de "el que no salta es Pinochet". Sentándose al medio de la calle, a fines de los '80, lo único que consiguió fue que lo mojara el carro lanza-aguas, como corresponde cuando alguien interrumpe el tránsito. También estuvo bajo brevísimo arresto cuando provocó desórdenes callejeros no autorizados, como también sucede, de acuerdo con la Ley de Seguridad del Estado, a quienes alteran el orden público. Es que había un gobierno con autoridad. Y por eso los conatos que la amenazaban terminaron en que todos sus protagonistas finalmente se resignaran a ceñirse a la legalidad y a participar en el plebiscito de 1988, el cual, por lo demás, ganaron. Es raro que una "dictadura" pierda un plebiscito, salvo que no fuera tal "dictadura"...
Gabriel Valdés procuró entonces ser el candidato presidencial de la Concertación, en 1989, pero, como ha recordado en sus memorias, sufrió las consecuencias de diferentes trapisondas generadas al interior de su partido y resultó derrotado por una mayoría de votos en los que, se sospecha, estaban los de algunas personas difuntas y otras inexistentes, que sufragaron mayoritariamente por otro candidato, precisamente el único que había dicho antes que no lo era: Patricio Aylwin. En resumen, Valdés pecó de ingenuo. Debería haber conocido mejor a su grey DC.
Entonces postuló a ser senador y, sin tener los votos necesarios en el Senado, llegó a presidirlo gracias a una hábil negociación de Jaime Guzmán, que se entendió muy bien con él y estaba al tanto de las sabidas intenciones de los "muchachos impacientes" de RN, Piñera, Allamand y Espina, de arrinconar a la UDI y hacerla desaparecer (le oí personalmente a uno de ellos pronosticar, en pleno ejercicio del "wishful thinking", esa desaparición).
Gabriel Valdés entonces se reservó para la elección presidencial siguiente, pero había surgido a esas alturas otro candidato DC, Eduardo Frei Ruiz-Tagle, que lo volvió a postergar gracias a sus dos grandes atributos, al decir de Sergio Onofre Jarpa: su nombre y su apellido.
Después del gobierno de Frei ya Valdés dejó de desempeñar un rol protagónico en la política, pero no olvidó, pues en plena campaña presidencial entre Frei y Piñera, en 2009, no perdió la oportunidad de "pasarle la cuenta" al primero, y declaró que Piñera sería "un gran Presidente de la República". Pero como ya estaba sobre el bien y el mal, en su partido no dijeron nada. Total, la carrera era entre potrillos del mismo corral. Pero los hechos están poniendo en tela de juicio los atributos proféticos de Valdés.
Piñera le ha correspondido, a su vez, declarando ante su fallecimiento dos días de duelo nacional, homenaje que ni siquiera mereció el Presidente más importante del siglo XX; y expresando que ha sido "uno de los grandes hombres de la historia de Chile", exactamente la misma frase que empleó para referirse a Volodia Teitelboim cuando falleció. Pero vemos en estos días que esto último de nada le sirvió para blindarse contra la labor de zapa que viene desarrollando en su contra el partido rojo.
Gabriel Valdés sí tuvo un gesto reciente, revelador de altura de miras y de coraje político, cuando manifestó ser partidario de un indulto que permitiera la libertad de los presos políticos ex-uniformados. Ha sido el único personero de la Concertación (y tal vez también de la Alianza) que se ha atrevido a formular esa proposición de elemental equidad y justicia.
Su figura creció con los años y la noción de que su partido no supo apreciarlo en todo su valer ha prevalecido a raíz de su fallecimiento. Pero, por supuesto, los exagerados homenajes que le han tributado algunos de sus adversarios políticos sólo acreditan la facilidad con que se tiende acá a olvidar la real historia del país.
miércoles, 7 de septiembre de 2011
Debilidad de los Defensores de la Libertad
Advertencia previa: No sé por qué, pero no puedo acceder a los comentarios de mi propio blog: Blogger me lo impide. Por eso no puedo responder a lectores que me piden respuestas a sus inquietudes.
Es el caso de Marcelo Poblete, que me pregunta cómo mi blog de anteayer incide en que se mantenga o se modifique el sistema binominal.
En realidad, los planteamientos que hice, de igualdad de oportunidades para los independientes y los partidos políticos en la presentación de candidaturas y en el escrutinio de los votos, no tienen que ver con eso y son válidos bajo cualquier sistema, sea uninominal, binominal o proporcional. Personalmente, prefiero el uninominal, pero no puedo desconocer que el binominal le ha dado más estabilidad al país que la que habría podido tener si hubiera seguido con el proporcional existente hasta 1973.
Pero hoy quiero llamar la atención sobre otro tema: la debilidad de los defensores de la libertad ante los embates que ella ha sufrido a raíz de las movilizaciones de alumnos y profesores conducidos por el Partido Comunista.
Contrasta la fuerza de los dirigentes rojos que encabezan el movimiento con la extrema falta de energía del Gobierno. Los primeros ni siquiera hacen una concesión transitoria ante el duelo que vive el país y se mantienen firmes en su propósito de hacer manifestaciones de fuerza en pro de suprimir la libertad de enseñanza, entregando el monopolio de ésta al Estado. Por supuesto, aspiran a manejar el Estado ellos mismos, como de hecho lo han conseguido seguir haciendo en la práctica, aunque haya un gobierno de convicciones opuestas a las suyas.
Los proyectos contra el lucro, que, increíblemente, hasta cuentan con votos de parlamentarios de centroderecha, apuntan al corazón de la libertad de enseñanza. Como acredita una carta en "El Mercurio" de hoy, de Tomás Ariztía, la educación particular subvencionada y con fines de lucro compite en condiciones económicas desventajosas con la educación estatal, que es la municipalizada, porque ésta cuenta con establecimientos sin costo en los cuales funcionar y, en cambio, la particular subvencionada debe financiar los inmuebles en que funciona. Sin embargo, es la segunda la que obtiene los mejores resultados educacionales en todas las evaluaciones. Siempre la libertad es socialmente superior al control estatal.
La última columna en "La Segunda" de Felipe Cubillos, que ha recibido una extraordinaria divulgación después de su muerte, terminaba justamente atribuyendo la derrota de la libertad más a la debilidad de sus defensores que a la fuerza de quienes buscan suprimirla. Es lo que estamos viendo.
Lo más notable es que la fuerza de los enemigos de la libertad radica en "tomarse" establecimientos educacionales, hacer desfiles presididos por la violencia, la destrucción y el desorden y crear el caos en las ciudades, pero ella no tiene como principal perjudicado al Gobierno (aunque pone de manifiesto su falta de autoridad); ni castiga tanto al resto de las actividades como a los propios alumnos huelguistas y usurpadores. Pues son ellos los que van a perder el año, si no interrumpen ahora mismo su actividad subversiva. Y son los profesores huelguistas los que no van a poder recibir su remuneración si los colegios no funcionan y, por tanto, el Gobierno no les paga subvención por asistencia de alumnos.
Es lo mismo que las huelgas de hambre, que sólo afectan a los ayunantes y a las autoridades débiles. Porque las consecuencias de tales huelgas sólo amenazan a los huelguistas. Son formas de violencia moral y de extorsión que no tienen por qué ser toleradas. Sólo son eficaces ante gobernantes febles y sin autoridad ni convicciones.
El tiempo se encargará de poner en evidencia la conducta suicida de los propios estudiantes y los profesores.
Su movimiento finalmente morirá de inanición, pero sí quedará como legado desalentador lo que observaba Felipe Cubillos en su última publicación: la debilidad de los defensores de la libertad de enseñanza en nuestra sociedad, que los está llevando a cohonestar las iniciativas que los enemigos de ella han fraguado y que tan graves consecuencias pueden tener para la educación chilena.
Es el caso de Marcelo Poblete, que me pregunta cómo mi blog de anteayer incide en que se mantenga o se modifique el sistema binominal.
En realidad, los planteamientos que hice, de igualdad de oportunidades para los independientes y los partidos políticos en la presentación de candidaturas y en el escrutinio de los votos, no tienen que ver con eso y son válidos bajo cualquier sistema, sea uninominal, binominal o proporcional. Personalmente, prefiero el uninominal, pero no puedo desconocer que el binominal le ha dado más estabilidad al país que la que habría podido tener si hubiera seguido con el proporcional existente hasta 1973.
Pero hoy quiero llamar la atención sobre otro tema: la debilidad de los defensores de la libertad ante los embates que ella ha sufrido a raíz de las movilizaciones de alumnos y profesores conducidos por el Partido Comunista.
Contrasta la fuerza de los dirigentes rojos que encabezan el movimiento con la extrema falta de energía del Gobierno. Los primeros ni siquiera hacen una concesión transitoria ante el duelo que vive el país y se mantienen firmes en su propósito de hacer manifestaciones de fuerza en pro de suprimir la libertad de enseñanza, entregando el monopolio de ésta al Estado. Por supuesto, aspiran a manejar el Estado ellos mismos, como de hecho lo han conseguido seguir haciendo en la práctica, aunque haya un gobierno de convicciones opuestas a las suyas.
Los proyectos contra el lucro, que, increíblemente, hasta cuentan con votos de parlamentarios de centroderecha, apuntan al corazón de la libertad de enseñanza. Como acredita una carta en "El Mercurio" de hoy, de Tomás Ariztía, la educación particular subvencionada y con fines de lucro compite en condiciones económicas desventajosas con la educación estatal, que es la municipalizada, porque ésta cuenta con establecimientos sin costo en los cuales funcionar y, en cambio, la particular subvencionada debe financiar los inmuebles en que funciona. Sin embargo, es la segunda la que obtiene los mejores resultados educacionales en todas las evaluaciones. Siempre la libertad es socialmente superior al control estatal.
La última columna en "La Segunda" de Felipe Cubillos, que ha recibido una extraordinaria divulgación después de su muerte, terminaba justamente atribuyendo la derrota de la libertad más a la debilidad de sus defensores que a la fuerza de quienes buscan suprimirla. Es lo que estamos viendo.
Lo más notable es que la fuerza de los enemigos de la libertad radica en "tomarse" establecimientos educacionales, hacer desfiles presididos por la violencia, la destrucción y el desorden y crear el caos en las ciudades, pero ella no tiene como principal perjudicado al Gobierno (aunque pone de manifiesto su falta de autoridad); ni castiga tanto al resto de las actividades como a los propios alumnos huelguistas y usurpadores. Pues son ellos los que van a perder el año, si no interrumpen ahora mismo su actividad subversiva. Y son los profesores huelguistas los que no van a poder recibir su remuneración si los colegios no funcionan y, por tanto, el Gobierno no les paga subvención por asistencia de alumnos.
Es lo mismo que las huelgas de hambre, que sólo afectan a los ayunantes y a las autoridades débiles. Porque las consecuencias de tales huelgas sólo amenazan a los huelguistas. Son formas de violencia moral y de extorsión que no tienen por qué ser toleradas. Sólo son eficaces ante gobernantes febles y sin autoridad ni convicciones.
El tiempo se encargará de poner en evidencia la conducta suicida de los propios estudiantes y los profesores.
Su movimiento finalmente morirá de inanición, pero sí quedará como legado desalentador lo que observaba Felipe Cubillos en su última publicación: la debilidad de los defensores de la libertad de enseñanza en nuestra sociedad, que los está llevando a cohonestar las iniciativas que los enemigos de ella han fraguado y que tan graves consecuencias pueden tener para la educación chilena.
martes, 6 de septiembre de 2011
La Tribu Que Perdió la Cabeza
Cuando yo era joven e indocumentado apareció por mi oficina de novel abogado un vendedor uruguayo de apellido Barreiro, que insistía en venderme medio centenar de libros que yo no quería comprar ni tenía el dinero para hacerlo. Lo rechacé varias veces, pero volvía y volvía, hasta que me hizo una oferta que no pude rechazar, pues me ofreció los 50 libros a un precio irrisorio y en doce cuotas mensuales. Así es que firmé las letras y él me llenó de textos que no tenía dónde meter. Entonces le pregunté cómo había hecho para obligarme a comprar contra mi voluntad y me respondió que era una técnica aprendida en los Estados Unidos. Le pregunté entonces qué negocio era para su firma vender libros tan baratos y me respondió que eran sobrantes de desecho, que estaban ocupando espacio en las bodegas y, si yo no los compraba, iban a ser convertidos en papel picado.
El hecho es que tomé uno al azar, cuyo título era "La Tribu Que Perdió la Cabeza", de un autor inglés que no recuerdo, me puse a leerlo y no lo pude soltar. Refería el caso de una colonia británica muy bien organizada, a la cual llegaban unos demagogos y convencían a todos los habitantes originarios de que no tenían para qué respetar las leyes ni cumplir sus obligaciones, pues los gobernantes británicos eran unos ociosos explotadores. El resultado final era que la tribu enloquecía por completo, daba muerte a los representantes del gobierno de Su Majestad, retrocedía cincuenta años en su desarrollo y todos sus habitantes quedaban más pobres y desorientados de lo que jamás habían estado.
Cuando triunfó la UP en Chile tuve muchas oportunidades de recordar el libro (que, por supuesto, todavía conservo, si bien no puedo consultarlo en este momento porque lo tengo fuera de Santiago); y también lo he recordado en estos meses de desorden generalizado, durante los cuales nuestra tribu ha dado múltiples muestras de haber perdido la cabeza.
Pues el país se ha desordenado casi completamente y, de ser "la joya más preciada de la corona latinoamericana", según definición de Bill Clinton en 1991, se ha convertido en un Campo de Agramante acerca del cual en todo el mundo se preguntan qué fue lo que le vino a pasar y en qué va a terminar.
Bueno, es que llegó la demagogia, al igual que a la tribu, y se perdió por completo el sentido de autoridad. Se empezaron a "tomar" casi todos los establecimientos de enseñanza y empezaron a mandar y a dictar las normas los que, por tradición y naturaleza, están destinados a obedecer y aprender. Reinan las consignas más primitivas y están a punto de convertirse en ley, como la más absurda de todas ("no al lucro") a partir de la cual se ha esclavizado por muchos decenios a miles de millones de personas y que ha sido desterrada en todas partes por mera operación del sentido común. ¿De qué le ha servido al país haber MÁS QUE QUINTUPLICADO, EN TÉRMINOS REALES, el gasto público en educación desde 1990, si todo iba a terminar en que se considerara pésimo al sistema casi por unanimidad? Es que la tribu ha perdido la cabeza.
Todo está tan desordenado que ya empieza a notarse un aflojamiento general del cumplimiento y de la disciplina. Durante muchos años de suscriptor de diarios no tenía recuerdo de que se atrasaran una hora en llegar en las mañanas, sin la menor consideración al hecho de que yo estoy levantado desde las 6.45 esperando a que lleguen. Seguramente los repartidores también se han dado cuenta de que la disciplina se ha relajado en todas partes y pueden dormir media hora más sin que pase nada.
El padre de una universitaria, cuya escuela está "tomada", me dice que sigue pagando como 300 mil pesos mensuales a la universidad, pero ella no puede ir a clases porque los "tomadores" no dejan que se dicten. Me pregunta si, después que pierda el año, todavía va a tener que seguir pagando por el año perdido que ya pagó. Le aconsejé presentar un recurso de protección y me miró como si yo fuera otro de los locos de la tribu, replicándome que aquí no hay justicia ni vale ya el derecho. Dice estar viendo que se ha seguido un juicio por la muerte de un ex Presidente, siendo que la acción está más que prescrita y, sin embargo, el juez no aplica la ley que le ordenaba sobreseer sin más el proceso. ¿Por qué la van a aplicar para protegerlo a él, que está en la postura "políticamente incorrecta" de que se hagan las clases que paga?
Y la tribu está tan loca que se va a proceder a enterrar por tercera vez a ese ex Presidente que todos sabemos, ceremonia que estaba programada para el domingo, pero, como era un acto mediático, debió suspenderse porque la atención pública estaba por completo absorbida por otros acontecimientos, de modo que el funeral iba a resultar tan discreto y poco publicitado que no valía la pena llevarlo a cabo y se prefirió esperar una mejor oportunidad comunicacional.
Así, y en vista de que ya se nota en todos los niveles que el orden y la disciplina se han relajado por completo, los que siempre estuvieron por atropellarlos y que gobernaron en el pasado, conteniendo a duras penas sus pujos revolucionarios de toda la vida (porque no querían echar a perder el prestigiado "modelo chileno" heredado del mejor gobierno del siglo XX) hoy se dan cuenta de que la revolución a que renunciaron se ha vuelto madura. He leído en "La Segunda" las notables declaraciones de Ricardo Lagos deplorando no sólo el sistema binominal sino llamando a terminar también con el concepto de "Estado subsidiario" establecido en la Constitución, que desde 2005 lleva su firma (le usurpó el sitial de firmante a Pinochet, de lo cual a todas luces parece estar ahora arrepentido). Por eso Lagos, cuando ve que "la tribu perdió la cabeza", se pregunta cómo pudo ser que él, cuando fue Presidente, no encabezara esta misma revolución que está teniendo lugar hoy.
Y eso no es lo más grave del asunto: las encuestas señalan indubitablemente una preferencia del 80 % por Michelle Bachelet como futura Presidenta y, sin duda, ella también se habrá dado cuenta de lo mismo que Lagos, es decir, que al país definitivamente se le soltaron las trenzas y está maduro para una revolución como la que ella propiciaba cuando ayudaba al MIR o cuando hacía vida común con el vocero del FPMR o cuando formaba parte del PAIS, el conglomerado liderado por los comunistas y obviamente situado a la izquierda de la Concertación.
¿Alguien puede creer que la "nueva Michelle" va a conservar siquiera una brizna de la "antigua Michelle" que nos gobernó respetando el "modelo chileno", con un ministro de Hacienda serio, como Andrés Velasco? Por supuesto que no. Esta vez será la hora de Vidal. Es que en la "tribu que perdió la cabeza" ya todo cambió cuando se tomaron la primera escuela y la autoridad no reaccionó. Ahí quedó sembrada la semilla del caos que ahora estamos viviendo y que, todavía, no se manifiesta por completo.
La demagogia, la debilidad de las autoridades y su falta de convicciones firmes están abriendo paso a un nuevo talante interno. Chile ha cambiado profundamente en estos últimos meses. Junto con recordar el libro que me vendió, junto a otros 49, el uruguayo Barreiro, también he recordado al norteamericano residente que solía repetir: "Chile siempre avanza hasta llegar al borde del desarrollo, y entonces se pega un balazo en el pie". Y a Alvaro Bardón, quien recordaba que cada cuarenta años Chile está destinado a irse al cuerno, como en la revolución del '91, en los nueve gobiernos que hubo entre 1931 y 1932 y en el caos que vivimos en 1971.
La debilidad de los defensores del orden y la libertad es tan manifiesta que, por ahora, lo mejor que podemos hacer es rezarle a la Virgen del Carmen.
El hecho es que tomé uno al azar, cuyo título era "La Tribu Que Perdió la Cabeza", de un autor inglés que no recuerdo, me puse a leerlo y no lo pude soltar. Refería el caso de una colonia británica muy bien organizada, a la cual llegaban unos demagogos y convencían a todos los habitantes originarios de que no tenían para qué respetar las leyes ni cumplir sus obligaciones, pues los gobernantes británicos eran unos ociosos explotadores. El resultado final era que la tribu enloquecía por completo, daba muerte a los representantes del gobierno de Su Majestad, retrocedía cincuenta años en su desarrollo y todos sus habitantes quedaban más pobres y desorientados de lo que jamás habían estado.
Cuando triunfó la UP en Chile tuve muchas oportunidades de recordar el libro (que, por supuesto, todavía conservo, si bien no puedo consultarlo en este momento porque lo tengo fuera de Santiago); y también lo he recordado en estos meses de desorden generalizado, durante los cuales nuestra tribu ha dado múltiples muestras de haber perdido la cabeza.
Pues el país se ha desordenado casi completamente y, de ser "la joya más preciada de la corona latinoamericana", según definición de Bill Clinton en 1991, se ha convertido en un Campo de Agramante acerca del cual en todo el mundo se preguntan qué fue lo que le vino a pasar y en qué va a terminar.
Bueno, es que llegó la demagogia, al igual que a la tribu, y se perdió por completo el sentido de autoridad. Se empezaron a "tomar" casi todos los establecimientos de enseñanza y empezaron a mandar y a dictar las normas los que, por tradición y naturaleza, están destinados a obedecer y aprender. Reinan las consignas más primitivas y están a punto de convertirse en ley, como la más absurda de todas ("no al lucro") a partir de la cual se ha esclavizado por muchos decenios a miles de millones de personas y que ha sido desterrada en todas partes por mera operación del sentido común. ¿De qué le ha servido al país haber MÁS QUE QUINTUPLICADO, EN TÉRMINOS REALES, el gasto público en educación desde 1990, si todo iba a terminar en que se considerara pésimo al sistema casi por unanimidad? Es que la tribu ha perdido la cabeza.
Todo está tan desordenado que ya empieza a notarse un aflojamiento general del cumplimiento y de la disciplina. Durante muchos años de suscriptor de diarios no tenía recuerdo de que se atrasaran una hora en llegar en las mañanas, sin la menor consideración al hecho de que yo estoy levantado desde las 6.45 esperando a que lleguen. Seguramente los repartidores también se han dado cuenta de que la disciplina se ha relajado en todas partes y pueden dormir media hora más sin que pase nada.
El padre de una universitaria, cuya escuela está "tomada", me dice que sigue pagando como 300 mil pesos mensuales a la universidad, pero ella no puede ir a clases porque los "tomadores" no dejan que se dicten. Me pregunta si, después que pierda el año, todavía va a tener que seguir pagando por el año perdido que ya pagó. Le aconsejé presentar un recurso de protección y me miró como si yo fuera otro de los locos de la tribu, replicándome que aquí no hay justicia ni vale ya el derecho. Dice estar viendo que se ha seguido un juicio por la muerte de un ex Presidente, siendo que la acción está más que prescrita y, sin embargo, el juez no aplica la ley que le ordenaba sobreseer sin más el proceso. ¿Por qué la van a aplicar para protegerlo a él, que está en la postura "políticamente incorrecta" de que se hagan las clases que paga?
Y la tribu está tan loca que se va a proceder a enterrar por tercera vez a ese ex Presidente que todos sabemos, ceremonia que estaba programada para el domingo, pero, como era un acto mediático, debió suspenderse porque la atención pública estaba por completo absorbida por otros acontecimientos, de modo que el funeral iba a resultar tan discreto y poco publicitado que no valía la pena llevarlo a cabo y se prefirió esperar una mejor oportunidad comunicacional.
Así, y en vista de que ya se nota en todos los niveles que el orden y la disciplina se han relajado por completo, los que siempre estuvieron por atropellarlos y que gobernaron en el pasado, conteniendo a duras penas sus pujos revolucionarios de toda la vida (porque no querían echar a perder el prestigiado "modelo chileno" heredado del mejor gobierno del siglo XX) hoy se dan cuenta de que la revolución a que renunciaron se ha vuelto madura. He leído en "La Segunda" las notables declaraciones de Ricardo Lagos deplorando no sólo el sistema binominal sino llamando a terminar también con el concepto de "Estado subsidiario" establecido en la Constitución, que desde 2005 lleva su firma (le usurpó el sitial de firmante a Pinochet, de lo cual a todas luces parece estar ahora arrepentido). Por eso Lagos, cuando ve que "la tribu perdió la cabeza", se pregunta cómo pudo ser que él, cuando fue Presidente, no encabezara esta misma revolución que está teniendo lugar hoy.
Y eso no es lo más grave del asunto: las encuestas señalan indubitablemente una preferencia del 80 % por Michelle Bachelet como futura Presidenta y, sin duda, ella también se habrá dado cuenta de lo mismo que Lagos, es decir, que al país definitivamente se le soltaron las trenzas y está maduro para una revolución como la que ella propiciaba cuando ayudaba al MIR o cuando hacía vida común con el vocero del FPMR o cuando formaba parte del PAIS, el conglomerado liderado por los comunistas y obviamente situado a la izquierda de la Concertación.
¿Alguien puede creer que la "nueva Michelle" va a conservar siquiera una brizna de la "antigua Michelle" que nos gobernó respetando el "modelo chileno", con un ministro de Hacienda serio, como Andrés Velasco? Por supuesto que no. Esta vez será la hora de Vidal. Es que en la "tribu que perdió la cabeza" ya todo cambió cuando se tomaron la primera escuela y la autoridad no reaccionó. Ahí quedó sembrada la semilla del caos que ahora estamos viviendo y que, todavía, no se manifiesta por completo.
La demagogia, la debilidad de las autoridades y su falta de convicciones firmes están abriendo paso a un nuevo talante interno. Chile ha cambiado profundamente en estos últimos meses. Junto con recordar el libro que me vendió, junto a otros 49, el uruguayo Barreiro, también he recordado al norteamericano residente que solía repetir: "Chile siempre avanza hasta llegar al borde del desarrollo, y entonces se pega un balazo en el pie". Y a Alvaro Bardón, quien recordaba que cada cuarenta años Chile está destinado a irse al cuerno, como en la revolución del '91, en los nueve gobiernos que hubo entre 1931 y 1932 y en el caos que vivimos en 1971.
La debilidad de los defensores del orden y la libertad es tan manifiesta que, por ahora, lo mejor que podemos hacer es rezarle a la Virgen del Carmen.
lunes, 5 de septiembre de 2011
Pirotecnias del Duopolio Político
La política le interesa poco a la mayoría de las personas y mucho a unas pocas personas. Si el sistema electoral es binominal, uninominal o proporcional tampoco le importa casi nada al grueso de la ciudadanía. Lo dicen las encuestas. Por eso la política la hacen unos pocos a su amaño, sin que la gente, en medio de su indiferencia, entienda mucho qué es lo que están tramando. Y lo que están tramando es cómo quedarse con el poder y, luego, cómo repartírselo.
De esa manera los partidos, sin que la gente se de cuenta, se han quedado con el poder y se han preocupado de no tener competencia. Por eso han constituido un duopolio, es decir, un mercado político dominado por dos fuerzas que se reparten el poder y no admiten competencia.
Esto es inconstitucional, porque la Carta Fundamental dice que los partidos no podrán tener privilegio alguno, pero han terminado por tenerlos todos. Un partido puede inscribir candidatos mediante un mero trámite ante el Servicio Electoral, en cambio un independiente debe reunir miles de firmas para ser candidato. Primer privilegio inconstitucional. Un partido político puede sumar los votos de todos sus candidatos y, si forma un pacto con otro u otros partidos, puede sumar los votos de los de todos ellos para hacer elegir a sus candidatos, mientras que los independientes sólo cuentan con sus propios votos para competir y no pueden hacer pactos con otros independientes para sumar votos entre ellos. Por eso logran hacer elegir a algo así como el uno por ciento de los parlamentarios y por eso un independiente tiene casi nula posiblidad de llegar a ser candidato presidencial, salvo que un partido lo apoye.
Además, el duopolio partidista ha consagrado el financiamiento de sus campañas electorales por parte de los contribuyentes, dejándoles las migajas a los candidatos independientes.
Y una vez que alcanzan el poder, los políticos del duopolio pasan a ser inmediatamente integrantes del quintil más alto del ingreso personal. Los mismos parlamentarios "progresistas" que se escandalizan porque el sueldo de un gerente es treinta veces el de un obrero con salario mínimo, perciben dietas y granjerías que son setenta veces el salario mínimo. Algunos hablan mucho contra las desigualdades, pero siempre se les ocurre, para que haya más igualdad, subirles los impuestos a otros y no reducir su propia dieta, hasta hacerla igual al ingreso del quintil más pobre.
Por eso este anuncio de reformas políticas para cosas tales como establecer elecciones "primarias" o hacer que los consejeros regionales sean electos (¡otra elección más, financiada por el erario; otra hemorragia de propaganda electoral!) son sólo nuevos actos de pirotecnia del duopolio político.
La verdadera reforma democrática debería consistir en que cualquier ciudadano pudiera ser candidato y en que resultaran electos los postulantes con más votos personales. Es decir, real competencia electoral. No importa si los cargos a elegir son uno, dos o veinte: eso es secundario; lo importante es que los electos sean los que tengan más votos. Nada de miles de firmas para poder postular, nada de "votos de lista" para postergar a los independientes; nada de que los partidos puedan hacer pactos pero los independientes no. Igualdad de todos ante la ley electoral.
Y, de paso, algo bastante insólito en los tiempos que corren: riguroso cumplimiento de la Constitución, que prohíbe los privilegios para los partidos, que son los que han conducido al duopolio político actual
Bajo las reglas de una democracia real como la descrita, es decir, de una libre competencia electoral, se pondría término al actual duopolio que domina el mercado político y sabríamos cuál es la real voluntad popular. El resto es sólo pirotecnia del duopolio para poder reforzar su completo control del mercado electoral y su consiguiente dominio del poder.
De esa manera los partidos, sin que la gente se de cuenta, se han quedado con el poder y se han preocupado de no tener competencia. Por eso han constituido un duopolio, es decir, un mercado político dominado por dos fuerzas que se reparten el poder y no admiten competencia.
Esto es inconstitucional, porque la Carta Fundamental dice que los partidos no podrán tener privilegio alguno, pero han terminado por tenerlos todos. Un partido puede inscribir candidatos mediante un mero trámite ante el Servicio Electoral, en cambio un independiente debe reunir miles de firmas para ser candidato. Primer privilegio inconstitucional. Un partido político puede sumar los votos de todos sus candidatos y, si forma un pacto con otro u otros partidos, puede sumar los votos de los de todos ellos para hacer elegir a sus candidatos, mientras que los independientes sólo cuentan con sus propios votos para competir y no pueden hacer pactos con otros independientes para sumar votos entre ellos. Por eso logran hacer elegir a algo así como el uno por ciento de los parlamentarios y por eso un independiente tiene casi nula posiblidad de llegar a ser candidato presidencial, salvo que un partido lo apoye.
Además, el duopolio partidista ha consagrado el financiamiento de sus campañas electorales por parte de los contribuyentes, dejándoles las migajas a los candidatos independientes.
Y una vez que alcanzan el poder, los políticos del duopolio pasan a ser inmediatamente integrantes del quintil más alto del ingreso personal. Los mismos parlamentarios "progresistas" que se escandalizan porque el sueldo de un gerente es treinta veces el de un obrero con salario mínimo, perciben dietas y granjerías que son setenta veces el salario mínimo. Algunos hablan mucho contra las desigualdades, pero siempre se les ocurre, para que haya más igualdad, subirles los impuestos a otros y no reducir su propia dieta, hasta hacerla igual al ingreso del quintil más pobre.
Por eso este anuncio de reformas políticas para cosas tales como establecer elecciones "primarias" o hacer que los consejeros regionales sean electos (¡otra elección más, financiada por el erario; otra hemorragia de propaganda electoral!) son sólo nuevos actos de pirotecnia del duopolio político.
La verdadera reforma democrática debería consistir en que cualquier ciudadano pudiera ser candidato y en que resultaran electos los postulantes con más votos personales. Es decir, real competencia electoral. No importa si los cargos a elegir son uno, dos o veinte: eso es secundario; lo importante es que los electos sean los que tengan más votos. Nada de miles de firmas para poder postular, nada de "votos de lista" para postergar a los independientes; nada de que los partidos puedan hacer pactos pero los independientes no. Igualdad de todos ante la ley electoral.
Y, de paso, algo bastante insólito en los tiempos que corren: riguroso cumplimiento de la Constitución, que prohíbe los privilegios para los partidos, que son los que han conducido al duopolio político actual
Bajo las reglas de una democracia real como la descrita, es decir, de una libre competencia electoral, se pondría término al actual duopolio que domina el mercado político y sabríamos cuál es la real voluntad popular. El resto es sólo pirotecnia del duopolio para poder reforzar su completo control del mercado electoral y su consiguiente dominio del poder.
domingo, 4 de septiembre de 2011
¿Quién Dice la Verdad?
Estoy viendo televisión y me encuentro con que la senadora Von Baer y el Presidente de la República dicen que si se aprueba el proyecto contra el lucro que han presentado parlamentarios de oposición y se aprobó en comisión en el Senado, dejarán de funcionar 4 mil escuelas particulares subvencionadas, a las cuales asisten un millón 200 mil alumnos; y, por otro lado, me encuentro con que los senadores Lily Pérez y Girardi, que respaldan ese proyecto, dicen que eso no es verdad y que se ha gestado una "campaña del terror", pues no van a cerrar esas escuelas.
¿Quién dice la verdad?
Juzgue usted: si una escuela funciona gratuitamente porque cada alumno aporta 45 mil pesos mensuales, que es la subvención que le da el Estado, y el sostenedor de la escuela vive de esa escuela, es decir, aparte de pagar los gastos gana un beneficio. Cuando le quiten la subvención, tendrá que cerrar, porque no puede funcionar si hay sólo gastos y no tiene ingresos. En esos casos no cabe duda de que dicen la verdad la senadora Von Baer y el Presidente, no así sus contradictores.
Si una escuela cobra 90 mil pesos mensuales por alumno y cada uno aporta a la misma escuela una subvención de 45 mil pesos, la mitad de sus ingresos proviene del Estado. Si la ley le quita esa subvención, es seguro que va a tener que cerrar también, porque no puede funcionar si se la priva de la mitad de sus ingresos. Es seguro que tampoco los padres, salvo escasas excepciones, van a poder pagar el doble que antes, al verse privados de la subvención para sus hijos.
Luego, es verdad que puede preverse que la casi totalidad de las escuelas particulares subvencionadas con financiamiento compartido también van a tener que cerrar. Esa es una perspectiva real, no es "campaña del terror".
Si sumamos las escuelas gratuitas y las que tienen financiamiento compartido llegamos a las cuatro mil que se espera que cierren si se aprueba el proyecto.
Además, hay que decir que la subvención por alumno es algo que pertenece al alumno, no a la escuela donde va, si bien ella la cobra cuando aquél asiste. Tanto no se da a la escuela que si el alumno no asistiera o se cambiara de escuela, la primera dejaría de recibir la subvención, por el sencillo hecho de que la misma no es del sostenedor, sino del alumno, y la recibe el sostenedor sólo si el alumno asiste a clases.
La cosa es muy sencilla: lo que la dupla Lily Pérez-Girardi persigue es el término de la libertad de enseñanza de las familias más modestas de la sociedad. Y significa que sólo podrá subsistir la enseñanza particular pagada, a la cual sólo pueden acudir los hijos de las familias más ricas del país.
Por eso el llamado "proyecto contra el lucro" es, en el hecho, un proyecto contra la libertad de enseñanza de los pobres, pues sólo podrán ejercerla las familias de mayores ingresos.
Y como la enseñanza particular pagada es la que arroja mejores resultados y la enseñanza municipalizada (estatal) es la que tiene peores índices de calidad, la completa estatización consiguiente, que derivará del proyecto que defiende en la televisión esta noche la dupla Lily Pérez-Girardi, sólo puede traducirse en un peor nivel educacional promedio de nuestros alumnos; en un ahondamiento de la brecha entre la enseñanza que reciben los hijos de familias más ricas y los de familias más pobres; y en una acentuación de la desigualdad de ingresos en el país, porque los pobres, con peor educación que ahora, disminuirán consiguientemente su participación en la distribución de dicho ingreso.
El proyecto que pone término al lucro en la educación terminará, en definitiva, no sólo suprimiendo la libertad de enseñanza en Chile para la gente de menos ingresos, sino también haciendo más pobres a los pobres, que serán los mayores sacrificados por esa iniciativa, aunque la repetición de una consigna por algunas decenas de miles de vociferantes y encapuchados en las calles los hayan convencido de lo contrario.
¿Quién dice la verdad?
Juzgue usted: si una escuela funciona gratuitamente porque cada alumno aporta 45 mil pesos mensuales, que es la subvención que le da el Estado, y el sostenedor de la escuela vive de esa escuela, es decir, aparte de pagar los gastos gana un beneficio. Cuando le quiten la subvención, tendrá que cerrar, porque no puede funcionar si hay sólo gastos y no tiene ingresos. En esos casos no cabe duda de que dicen la verdad la senadora Von Baer y el Presidente, no así sus contradictores.
Si una escuela cobra 90 mil pesos mensuales por alumno y cada uno aporta a la misma escuela una subvención de 45 mil pesos, la mitad de sus ingresos proviene del Estado. Si la ley le quita esa subvención, es seguro que va a tener que cerrar también, porque no puede funcionar si se la priva de la mitad de sus ingresos. Es seguro que tampoco los padres, salvo escasas excepciones, van a poder pagar el doble que antes, al verse privados de la subvención para sus hijos.
Luego, es verdad que puede preverse que la casi totalidad de las escuelas particulares subvencionadas con financiamiento compartido también van a tener que cerrar. Esa es una perspectiva real, no es "campaña del terror".
Si sumamos las escuelas gratuitas y las que tienen financiamiento compartido llegamos a las cuatro mil que se espera que cierren si se aprueba el proyecto.
Además, hay que decir que la subvención por alumno es algo que pertenece al alumno, no a la escuela donde va, si bien ella la cobra cuando aquél asiste. Tanto no se da a la escuela que si el alumno no asistiera o se cambiara de escuela, la primera dejaría de recibir la subvención, por el sencillo hecho de que la misma no es del sostenedor, sino del alumno, y la recibe el sostenedor sólo si el alumno asiste a clases.
La cosa es muy sencilla: lo que la dupla Lily Pérez-Girardi persigue es el término de la libertad de enseñanza de las familias más modestas de la sociedad. Y significa que sólo podrá subsistir la enseñanza particular pagada, a la cual sólo pueden acudir los hijos de las familias más ricas del país.
Por eso el llamado "proyecto contra el lucro" es, en el hecho, un proyecto contra la libertad de enseñanza de los pobres, pues sólo podrán ejercerla las familias de mayores ingresos.
Y como la enseñanza particular pagada es la que arroja mejores resultados y la enseñanza municipalizada (estatal) es la que tiene peores índices de calidad, la completa estatización consiguiente, que derivará del proyecto que defiende en la televisión esta noche la dupla Lily Pérez-Girardi, sólo puede traducirse en un peor nivel educacional promedio de nuestros alumnos; en un ahondamiento de la brecha entre la enseñanza que reciben los hijos de familias más ricas y los de familias más pobres; y en una acentuación de la desigualdad de ingresos en el país, porque los pobres, con peor educación que ahora, disminuirán consiguientemente su participación en la distribución de dicho ingreso.
El proyecto que pone término al lucro en la educación terminará, en definitiva, no sólo suprimiendo la libertad de enseñanza en Chile para la gente de menos ingresos, sino también haciendo más pobres a los pobres, que serán los mayores sacrificados por esa iniciativa, aunque la repetición de una consigna por algunas decenas de miles de vociferantes y encapuchados en las calles los hayan convencido de lo contrario.
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