Lo que está sucediendo con la Ley de Financiamiento de la Reconstrucción es muy desafortunado y jamás habría sucedido bajo un gobierno de derecha (pues éste no lo es, aunque la derecha le haya aportado sus votos). Lo que ha sucedido es que el Presidente ha llevado a la derecha a posiciones de izquierda.
Teniendo múltiples opciones para financiar la reconstrucción y el programa de gobierno, éste ha elegido las más izquierdistas: subir el royalty, gravar los DFL 2, hacer tributar los ahorros, subir las contribuciones, aumentar el impuesto a las empresas. Todo del gusto de la izquierda. Tiene fondos de sobra para financiar la reconstrucción, pues hay 11 mil millones de dólares para, precisamente, emergencias, pero no se tocan. Dice que si lo hace va a bajar el dólar. ¡Pero en 2009 se gastaron 9 mil millones de dólares de ese fondo (era de 20 mil millones en 2008) y no pasó nada con el dólar (datos en La Tercera, 24.06, p. 23). Los daños para el Estado del terremoto y maremoto fueron de 8 mil millones de dólares.
El endeudamiento público es bajísimo y se podría doblar sin problemas. El Estado es riquísimo y si vendiera la cuarta parte de una sola empresa tendría recursos de sobra para financiar la reconstrucción. Pero no, ésa es una idea de derecha. Por tanto, el Gobierno no la adopta.
Con lo del royalty se está metiendo el dedo en un avispero. Cuando se estableció, idea genial del senador Lavandero, la cual no gustaba ni siquiera a Ricardo Lagos ni a su ministro Eyzaguirre, pero "la demagogia puede más", la derecha hizo ver los daños que generaría. Ahora han pasado los años y ya se ha olvidado que la sola discusión del anterior royalty paralizó los proyectos mineros por cerca de un año y medio. Y ahora va a suceder lo mismo. Porque los negocios mineros son delicados, como lo ha hecho ver Hernán Büchi en El Mercurio del 27.06, donde considera "muy desafortunada" la discusión parlamentaria sobre este tema.
Los costos de la minería se han duplicado en cinco años, los permisos ambientales de los yacimientos, que hace siete años demoraban seis meses, ahora toman 12 o 15.
El agua se hace escasa en la región minera. Perú, prometiendo invariabilidad tributaria y dando incentivos, está alcanzando a Chile en materia de inversión minera. En Australia el royalty se ha traducido en paralización de proyectos, tanto que el gobierno izquierdista afronta una crisis justamente por la impopularidad de su proyecto de aumentar el royalty.
Como ha sido frecuente en la historia de Chile desde que gobiernos de izquierda o centroizquierda accedieron al poder, estamos matando la gallina de los huevos de oro, poniendo en duda la palabra del Estado chileno y desalentando la inversión. Se dice que el royalty se justifica porque son recursos no renovables. Pero desde que se garantizó la propiedad minera se ha multiplicado el número de yacimientos descubiertos. En el hecho, las garantías a los inversionistas han conducido a que haya mucho más cobre y otros minerales, todo al revés de la idea de que "están llevándose nuestras riquezas". La garantía a la propiedad y la tributación moderada nos han traído nueva riqueza minera.
Pero este gobierno, para conseguir 700 millones de dólares, los que podría sobradamente conseguir con sólo vender la participación estatal en Edelnor, que requiere nada más que la decisión de un directorio en que el Gobierno manda, ha decidido meter el dedo en el avispero y ya tiene a la izquierda "subiéndose por el chorro" demagógico abierto por la inexplicable idea (como siempre, una idea que seduce a la izquierda). Así el Presidente sólo conseguirá consagrarse como el "Lavandero II" en la tarea de dificultar nuestro desarrollo minero.
miércoles, 30 de junio de 2010
martes, 29 de junio de 2010
Le Jour de Gloire N'est Pas Arrivée
Declaré que ayer era un día de gloria para Chile porque triunfaríamos sobre Brasil. Mi mujer, enterada de ello, vaticinó que yo haría el ridículo. Una vez más, ella tuvo razón.
Chile controló más la pelota que Brasil, pero tiró al arco en siete oportunidades, mientras Brasil lo hizo en ocho. Chile en sólo tres de ellas le apuntó al arco y en ninguna convirtió. Brasil en cinco le apuntó al arco e hizo un gol en tres de ellas. Ergo, la diferencia estuvo en los tiros al arco. Algo obvio: los chilenos deberían haber disparado más al arco y haberlo hecho mejor.
En mi calidad de dilettante en estas materias, como en tantas otras (soy un especialista sólo en asuntos generales) formulo dos observaciones:
Primera, que si la falencia está en los disparos al arco, el énfasis del entrenamiento debe ponerse en eso. Cuando yo cometía un error en el colegio, me hacían escribir quinientas veces lo que era correcto, y no volvía a cometer el mismo error.
Valdivia disparó a la entrada del área, en uno de los siete tiros de Chile al arco, y elevó. Robinho tuvo la pelota a la entrada del área, en uno de los ocho tiros de Brasil, y le dio fuerte, a media altura y a un costado inalcanzable para el arquero, e hizo el gol. Seguramente lo ha practicado quinientas veces, si no diarias, a la semana.
Segunda observación: un corner brasileño es medio gol, porque sus jugadores altos se agrupan en un verdadero "cuartel" dentro del área, de manera que los chilenos no podían "amarrarlos" (ilícitamente, por supuesto, pero es una conducta que los árbitros tácitamente toleran). Esta táctica no la había visto antes y es muy eficaz, porque quien sirve el corner lo dirige hacia el "cuartel" de sus compañeros y, dentro de éste, salta a cabecear libremente el mejor ubicado. Así salió el primer gol de Brasil.
Dicho todo lo anterior y esperando que sea para beneficio y progreso del fútbol nacional, pido excusas por haber hecho el ridículo ayer, las cuales he iniciado en francés para revestirlas de más elegancia y dignidad, y vuelvo a otros temas menos especializados que, en mi condición de generalista, estoy capacitado para abordar sin incurrir en costos de seriedad tan altos como los que he soportado en esta oportunidad.
Chile controló más la pelota que Brasil, pero tiró al arco en siete oportunidades, mientras Brasil lo hizo en ocho. Chile en sólo tres de ellas le apuntó al arco y en ninguna convirtió. Brasil en cinco le apuntó al arco e hizo un gol en tres de ellas. Ergo, la diferencia estuvo en los tiros al arco. Algo obvio: los chilenos deberían haber disparado más al arco y haberlo hecho mejor.
En mi calidad de dilettante en estas materias, como en tantas otras (soy un especialista sólo en asuntos generales) formulo dos observaciones:
Primera, que si la falencia está en los disparos al arco, el énfasis del entrenamiento debe ponerse en eso. Cuando yo cometía un error en el colegio, me hacían escribir quinientas veces lo que era correcto, y no volvía a cometer el mismo error.
Valdivia disparó a la entrada del área, en uno de los siete tiros de Chile al arco, y elevó. Robinho tuvo la pelota a la entrada del área, en uno de los ocho tiros de Brasil, y le dio fuerte, a media altura y a un costado inalcanzable para el arquero, e hizo el gol. Seguramente lo ha practicado quinientas veces, si no diarias, a la semana.
Segunda observación: un corner brasileño es medio gol, porque sus jugadores altos se agrupan en un verdadero "cuartel" dentro del área, de manera que los chilenos no podían "amarrarlos" (ilícitamente, por supuesto, pero es una conducta que los árbitros tácitamente toleran). Esta táctica no la había visto antes y es muy eficaz, porque quien sirve el corner lo dirige hacia el "cuartel" de sus compañeros y, dentro de éste, salta a cabecear libremente el mejor ubicado. Así salió el primer gol de Brasil.
Dicho todo lo anterior y esperando que sea para beneficio y progreso del fútbol nacional, pido excusas por haber hecho el ridículo ayer, las cuales he iniciado en francés para revestirlas de más elegancia y dignidad, y vuelvo a otros temas menos especializados que, en mi condición de generalista, estoy capacitado para abordar sin incurrir en costos de seriedad tan altos como los que he soportado en esta oportunidad.
lunes, 28 de junio de 2010
Hoy es un Día de Gloria para Chile
La gloria de los países se ha conquistado históricamente en las guerras. Pero ya en tiempos antiguos la sabiduría de los hombres aconsejó dirimir las glorias en duelos singulares, para evitar las numerosas bajas de las batallas. Así, a fines del siglo XVI se batían el Capitán Tormenta, por los cristianos, y Muley-el-Kadel, por los musulmanes, a los pies de los muros de Famagosta, en duelo singular. Hoy nos hemos civilizado todavía más y, por tanto, los humanos tenemos menos guerras, habiendo avanzado de modo que la gloria de los países se busca en torneos deportivos, como el que tiene lugar en Sudáfrica.
Allí los chilenos hemos estado todavía lejos de alcanzarla, porque hasta ahora sólo destacamos en cuanto al número de infracciones cometidas y de tarjetas amarillas recibidas. Pero el destino, que no siempre premia a los buenos, hoy nos ha deparado la oportunidad de ganar un día de gloria, inmerecido en razón de nuestros defectos.
Pues Chile vencerá a Brasil esta tarde, y conste que no me pongo el parche antes de la herida agregando condicionamientos a ese audaz vaticinio. De ninguna manera. Mi mujer me dice, cuando se lo anticipo categóricamente, que sólo haré el ridículo, y yo le replico que lo he hecho muchas veces y he sobrevivido.
También advierto que no tengo dote parasicológica alguna ni soy adivino, si bien creo a pies juntillas en toda suerte de videntes, fantasmas, aparecidos, ánimas, espíritus, penaduras, ovnis, ETs, gnomos, silfos, elfos y hombrecitos verdes. Pero aun sin tener habilidad precognoscitiva alguna, escribí en una novela, hace bastantes años, que el 11 de marzo de 2010 en Chile, en el día del cambio de mando presidencial, habría un gran temblor en Valparaíso, tal como después sucedió. Y lo vaticiné exclusivamente por lógica, porque dicha novela, muy chilena, se titulaba "Está Temblando" y juzgué del caso, atendiendo a una estricta coherencia con el título, coronarla con un final (éste tenía lugar en Valparaíso el 11 de marzo de 2010) en que hubiera un gran temblor.
Pues bien, ahora, con el mismo rigor lógico e igual carencia de habilidades parasicológicas, paso a exponer por qué Chile vencerá esta tarde a Brasil y dará lugar a un día de gloria para el país, tal como anunciara Prat a su gente, tras leer la carta en que el almirante Williams Rebolledo le anticipaba su propósito de atacar a la escuadra peruana en el Callao. Prat había quedado relegado "a la banca", pues su oscura misión se limitaba a mantener el aburrido bloqueo de Iquique, con la Esmeralda y la Covadonga. Pero el día de gloria para Chile, por una de esas variantes peculiares que depara el destino, estaba destinado a brindárselo al país y protagonizarlo él.
En las últimas diez oportunidades seguidas Brasil ha derrotado a Chile. Si uno lanza una moneda al aire diez veces y sale cara, puede con bastante certeza esperar que en la undécima saldrá sello. Se dirá que Brasil es mucho mejor que Chile y, por tanto, el símil de la moneda no vale. Pero en las eliminatorias mundialistas recientes, cuando Brasil ganó a Chile 3-0 en Santiago, nuestro equipo disparó más veces al arco, tuvo mayor tiempo de control de la pelota y dominó a los brasileños, si bien éstos hicieron los goles. Yo pienso que en una de once veces el equipo que dispara más al arco y domina las acciones va a ser también el que haga más goles. Y esa vez será la undécima.
En seguida, Chile se ve perjudicado por las faltas que cometen sus jugadores, que le significan tiros peligrosos en contra y expulsión o suspensión de aquellos. Pero tiene un entrenador inteligente, que a estas alturas, aunque no haya leído mi blog de días atrás aconsejándoselo, les habrá inculcado abstenerse de las "barridas" que les significan tarjetas amarillas y rojas y de las patadas clandestinas al adversario. Pronostico que hoy Chile, con todas las dificultades anímicas del caso, será un equipo "limpio", con lo cual habrá aumentado todavía más sus posibilidades de triunfo.
En tercer lugar, muchos goles contra Chile (desde luego, los dos ante España) han provenido de errores crasos de sus defensas. Estos son también previsibles y remediables. Si un defensa está en apuros, siempre puede lanzar la pelota fuera del campo, en lugar de entregársela a un atacante adversario. Creo que Bielsa a esta hora también les habrá dicho esto a sus pupilos.
Por consiguiente, sé que hoy será un día de gloria para Chile. Sólo espero que lo celebremos como personas civilizadas. Pues la única duda que albergo es acerca de esto último, porque del triunfo no tengo ninguna.
Allí los chilenos hemos estado todavía lejos de alcanzarla, porque hasta ahora sólo destacamos en cuanto al número de infracciones cometidas y de tarjetas amarillas recibidas. Pero el destino, que no siempre premia a los buenos, hoy nos ha deparado la oportunidad de ganar un día de gloria, inmerecido en razón de nuestros defectos.
Pues Chile vencerá a Brasil esta tarde, y conste que no me pongo el parche antes de la herida agregando condicionamientos a ese audaz vaticinio. De ninguna manera. Mi mujer me dice, cuando se lo anticipo categóricamente, que sólo haré el ridículo, y yo le replico que lo he hecho muchas veces y he sobrevivido.
También advierto que no tengo dote parasicológica alguna ni soy adivino, si bien creo a pies juntillas en toda suerte de videntes, fantasmas, aparecidos, ánimas, espíritus, penaduras, ovnis, ETs, gnomos, silfos, elfos y hombrecitos verdes. Pero aun sin tener habilidad precognoscitiva alguna, escribí en una novela, hace bastantes años, que el 11 de marzo de 2010 en Chile, en el día del cambio de mando presidencial, habría un gran temblor en Valparaíso, tal como después sucedió. Y lo vaticiné exclusivamente por lógica, porque dicha novela, muy chilena, se titulaba "Está Temblando" y juzgué del caso, atendiendo a una estricta coherencia con el título, coronarla con un final (éste tenía lugar en Valparaíso el 11 de marzo de 2010) en que hubiera un gran temblor.
Pues bien, ahora, con el mismo rigor lógico e igual carencia de habilidades parasicológicas, paso a exponer por qué Chile vencerá esta tarde a Brasil y dará lugar a un día de gloria para el país, tal como anunciara Prat a su gente, tras leer la carta en que el almirante Williams Rebolledo le anticipaba su propósito de atacar a la escuadra peruana en el Callao. Prat había quedado relegado "a la banca", pues su oscura misión se limitaba a mantener el aburrido bloqueo de Iquique, con la Esmeralda y la Covadonga. Pero el día de gloria para Chile, por una de esas variantes peculiares que depara el destino, estaba destinado a brindárselo al país y protagonizarlo él.
En las últimas diez oportunidades seguidas Brasil ha derrotado a Chile. Si uno lanza una moneda al aire diez veces y sale cara, puede con bastante certeza esperar que en la undécima saldrá sello. Se dirá que Brasil es mucho mejor que Chile y, por tanto, el símil de la moneda no vale. Pero en las eliminatorias mundialistas recientes, cuando Brasil ganó a Chile 3-0 en Santiago, nuestro equipo disparó más veces al arco, tuvo mayor tiempo de control de la pelota y dominó a los brasileños, si bien éstos hicieron los goles. Yo pienso que en una de once veces el equipo que dispara más al arco y domina las acciones va a ser también el que haga más goles. Y esa vez será la undécima.
En seguida, Chile se ve perjudicado por las faltas que cometen sus jugadores, que le significan tiros peligrosos en contra y expulsión o suspensión de aquellos. Pero tiene un entrenador inteligente, que a estas alturas, aunque no haya leído mi blog de días atrás aconsejándoselo, les habrá inculcado abstenerse de las "barridas" que les significan tarjetas amarillas y rojas y de las patadas clandestinas al adversario. Pronostico que hoy Chile, con todas las dificultades anímicas del caso, será un equipo "limpio", con lo cual habrá aumentado todavía más sus posibilidades de triunfo.
En tercer lugar, muchos goles contra Chile (desde luego, los dos ante España) han provenido de errores crasos de sus defensas. Estos son también previsibles y remediables. Si un defensa está en apuros, siempre puede lanzar la pelota fuera del campo, en lugar de entregársela a un atacante adversario. Creo que Bielsa a esta hora también les habrá dicho esto a sus pupilos.
Por consiguiente, sé que hoy será un día de gloria para Chile. Sólo espero que lo celebremos como personas civilizadas. Pues la única duda que albergo es acerca de esto último, porque del triunfo no tengo ninguna.
domingo, 27 de junio de 2010
Una Encuesta Poco Comentada
Hay tantas noticias motivantes que a veces uno debe dejar pasar algunas sin comentar, aunque merezcan comentario. Es el caso de un aspecto de la última encuesta CERC que, sintomáticamente, no fue informado en el principal diario del país, siendo que era posiblemente el resultado más importante de la referida encuesta. Es el resultado de la pregunta abierta acerca de quién le gustaría al encuestado que fuera el próximo Presidente de Chile. Y el nombre más mencionado era el de Michelle Bachelet. Pero eso no era lo más importante, sino que lo era el porcentaje de las preferencias que ese nombre atraía: 68 por ciento.
CERC es una firma encuestadora seria, y si esa encuesta está bien hecha, quiere decir que en menos de cuatro años más vamos a tener el mismo (o muy parecido) gobierno que tuvimos en el período presidencial anterior, presidido por Michelle Bachelet. Porque, sabemos, los sondeos anticipan bien el resultado de las elecciones.
Muy lejos, detrás de ella, figura Joaquín Lavín, con un tercio de las preferencias de la ex Presidenta.
Lo notable es que ella no hizo un buen gobierno, tanto en términos de crecimiento del país (su período fue el de menor crecimiento entre todos los de la Concertación), como en términos de solución de problemas sociales graves, como los que representan la delincuencia, la deficiente educación y la precaria atención de salud que recibe la mayoría de los chilenos. Pero el 84 por ciento de popularidad con que ella abandonó el poder y este 68 por ciento de preferencias en favor de que vuelva a asumirlo algo quieren decir.
Mi interpretación es que su arrastre nace de una imagen amable y moderada. Ella era una mujer de la extrema izquierda. Yo, personalmente, la consideraba un peligro para la República, porque conozco bien su historial, que es, precisamente, de extrema izquierda. Pero ha evolucionado tanto que ahora la considero una socialdemócrata del lado derecho del espectro de la centroizquierda. El solo hecho de que designara a Andrés Velasco a cargo de la Hacienda Pública, de que no aumentara los impuestos a las empresas y ni siquiera se le ocurriera subir el royalty a la minería, como lo ha hecho el actual régimen (que por algo es llamado "el V Gobierno de la Concertación" por algunos), dice mucho acerca de su moderación.
El respaldo que dio a Velasco frente a las pretensiones de elementos más radicalizados, respaldo que ha salido a luz a raíz de las críticas que ha hecho el ex ministro Francisco Vidal a la conducción superior del propio gobierno de que formó parte, fue muy decidor y explica este 68 por ciento.
Naturalmente, para el actual régimen ese guarismo no es una buena noticia. Si la situación permanece así, y dada la brevedad del período presidencial, tras cuyo segundo año ya comenzarán a moverse las candidaturas para la próxima elección, el régimen presente tenderá a convertirse en un "lame duck", un "pato cojo", para usar el término que los norteamericanos emplean para referirse a gobiernos con un horizonte de poder muy próximo y sin posibilidades de prolongar su obra.
El gobierno de Lagos era también un "lame duck" cuando, hasta 2002, las encuestas daban como futuro Presidente a Lavín, y eso que su período era de seis años. Un conjunto de circunstancias, en las que tuvo que ver, por cierto, el propio Lavín, pero también Sebastián Piñera, y la aparición en escena del fenómeno inesperado llamado Michelle Bachelet, cambió ese estado de cosas. Pero, mientras no había cambiado, la situación se había tornado muy incómoda para el gobierno en ejercicio, tanto que uno de sus partidarios más analíticos (Antonio Cortés Terzi) escribió acerca del "vals del adiós" que estaba bailando la Concertación.
Las encuestas son una fotografía del momento. Pero en la vida lo único que tenemos de concreto es el momento, pues todo lo demás son recuerdos e ilusiones. Y en este momento parece que más de dos tercios de los chilenos quieren que Michelle Bachlet vuelva al poder, realidad que, supongo, resulta incómoda y condicionante para quienes lo ejercen hoy.
CERC es una firma encuestadora seria, y si esa encuesta está bien hecha, quiere decir que en menos de cuatro años más vamos a tener el mismo (o muy parecido) gobierno que tuvimos en el período presidencial anterior, presidido por Michelle Bachelet. Porque, sabemos, los sondeos anticipan bien el resultado de las elecciones.
Muy lejos, detrás de ella, figura Joaquín Lavín, con un tercio de las preferencias de la ex Presidenta.
Lo notable es que ella no hizo un buen gobierno, tanto en términos de crecimiento del país (su período fue el de menor crecimiento entre todos los de la Concertación), como en términos de solución de problemas sociales graves, como los que representan la delincuencia, la deficiente educación y la precaria atención de salud que recibe la mayoría de los chilenos. Pero el 84 por ciento de popularidad con que ella abandonó el poder y este 68 por ciento de preferencias en favor de que vuelva a asumirlo algo quieren decir.
Mi interpretación es que su arrastre nace de una imagen amable y moderada. Ella era una mujer de la extrema izquierda. Yo, personalmente, la consideraba un peligro para la República, porque conozco bien su historial, que es, precisamente, de extrema izquierda. Pero ha evolucionado tanto que ahora la considero una socialdemócrata del lado derecho del espectro de la centroizquierda. El solo hecho de que designara a Andrés Velasco a cargo de la Hacienda Pública, de que no aumentara los impuestos a las empresas y ni siquiera se le ocurriera subir el royalty a la minería, como lo ha hecho el actual régimen (que por algo es llamado "el V Gobierno de la Concertación" por algunos), dice mucho acerca de su moderación.
El respaldo que dio a Velasco frente a las pretensiones de elementos más radicalizados, respaldo que ha salido a luz a raíz de las críticas que ha hecho el ex ministro Francisco Vidal a la conducción superior del propio gobierno de que formó parte, fue muy decidor y explica este 68 por ciento.
Naturalmente, para el actual régimen ese guarismo no es una buena noticia. Si la situación permanece así, y dada la brevedad del período presidencial, tras cuyo segundo año ya comenzarán a moverse las candidaturas para la próxima elección, el régimen presente tenderá a convertirse en un "lame duck", un "pato cojo", para usar el término que los norteamericanos emplean para referirse a gobiernos con un horizonte de poder muy próximo y sin posibilidades de prolongar su obra.
El gobierno de Lagos era también un "lame duck" cuando, hasta 2002, las encuestas daban como futuro Presidente a Lavín, y eso que su período era de seis años. Un conjunto de circunstancias, en las que tuvo que ver, por cierto, el propio Lavín, pero también Sebastián Piñera, y la aparición en escena del fenómeno inesperado llamado Michelle Bachelet, cambió ese estado de cosas. Pero, mientras no había cambiado, la situación se había tornado muy incómoda para el gobierno en ejercicio, tanto que uno de sus partidarios más analíticos (Antonio Cortés Terzi) escribió acerca del "vals del adiós" que estaba bailando la Concertación.
Las encuestas son una fotografía del momento. Pero en la vida lo único que tenemos de concreto es el momento, pues todo lo demás son recuerdos e ilusiones. Y en este momento parece que más de dos tercios de los chilenos quieren que Michelle Bachlet vuelva al poder, realidad que, supongo, resulta incómoda y condicionante para quienes lo ejercen hoy.
sábado, 26 de junio de 2010
Un País de Caballeros
Siempre he tenido la aspiración de que Chile sea un país de caballeros, es decir, de personas que respeten las normas, sean bien educadas y digan siempre la verdad. Pero nunca he sabido cómo lograrlo y me he limitado a señalarles a mis compatriotas sus faltas a la caballerosidad y a instarlos a dejar de cometerlas. Pero una de las características más marcadas de este país es la de que no me hace el menor caso.
En medio del júbilo desatado por nuestra última derrota futbolística, debido a que coincidió con nuestra clasificación a la etapa de octavos de final del Campeonato del Mundo, creo del caso una vez más y sin ninguna ilusión llamar la atención a los chilenos, si es que alguno quiere enterarse, acerca de nuestra falta de caballerosidad.
En fútbol ella tiene el nombre de una palabra inglesa, "foul", que significa malo, maloliente, indebido. Es la trampa en el juego del fútbol, la falta de caballerosidad. Acá la hemos bautizado benévolamente como "picardía criolla", pero es una maldad. Bueno, jugamos contra España, cuyo equipo no tenía ninguna tarjeta amarilla en los dos partidos que había jugado, mientras nosotros habíamos acumulado el mayor número. Y en materia de fouls vamos vicecampeones, porque sólo nos aventaja Australia.
Una cámara de televisión enfocó la patada hacia atrás con que nuestro Waldo Ponce, cuando se había detenido el juego, quiso herir la canilla del español Fernando Torres. ¿Se ha visto una actitud menos caballerosa que ésa? Sí, se ha visto. En el Mundial de 1982 jugaba Chile contra Alemania y el mejor delantero alemán, se sabía, venía saliendo de una lesión en el tobillo izquierdo. Junto con comenzar el partido un jugador chileno de cuyo nombre no quiero acordarme se acercó subrepticiamente al alemán referido y, estando lejos de la pelota, le dio un hábil puntapié en el tobillo izquierdo, justamente el lesionado. Fue un foul concebido para dañar ilícitamente en la zona más sensible al adversario.
El chileno no sabía que en los estadios de los Mundiales hay muchas cámaras captándolo todo, no sólo lo que sucede alrededor de la pelota. Yo me sentí muy mal entonces, tal como me sentí ayer cuando Ponce fue captado en su innoble acción.
Como todos sabemos, la educación chilena deja mucho qué desear, pero la educación ética de los chilenos es todavía mucho peor que la educación general. La trampa es ampliamente perdonada. Es casi una señal de inteligencia y muchos no sólo la perdonan, sino que la admiran y la premian. Los "vivos" que engañan salen adelante, mientras los "quedados", que no hacen trampas y generalmente son víctimas de ellas, son personajes menospreciados.
En el caso del foul, al igual que en los de la trampa y el delito, a la larga (lamentablemente, muchas veces, muy a la larga) ellos no pagan. Y precisamente debido a los que nuestro equipo nacional comete nos va mal. Nos expulsan jugadores buenos o los dejan sin jugar partidos cruciales. Todo por hacer fouls. A veces la "justicia divina" escribe derecho con líneas torcidas, porque ayer expulsaron a Estrada por un foul supuesto, que no había cometido, como también lo delataron las cámaras, pero todos supimos que a Ponce deberían haberlo expulsado por su delito frustrado de lesiones contra Torres y el árbitro no lo hizo.
Bielsa no parece haberse hecho cargo de este aspecto. Todavía es hora de que lo haga. De que se pare frente a sus dirigidos y les diga: "Desde este momento en adelante, ustedes serán unos perfectos caballeros y nunca más cometerán un foul, porque, como dijera el barón de Coubertin, más importante que ganar es luchar bien. Y si el barón de Coubertin no lo dijo, debió hacerlo".
En medio del júbilo desatado por nuestra última derrota futbolística, debido a que coincidió con nuestra clasificación a la etapa de octavos de final del Campeonato del Mundo, creo del caso una vez más y sin ninguna ilusión llamar la atención a los chilenos, si es que alguno quiere enterarse, acerca de nuestra falta de caballerosidad.
En fútbol ella tiene el nombre de una palabra inglesa, "foul", que significa malo, maloliente, indebido. Es la trampa en el juego del fútbol, la falta de caballerosidad. Acá la hemos bautizado benévolamente como "picardía criolla", pero es una maldad. Bueno, jugamos contra España, cuyo equipo no tenía ninguna tarjeta amarilla en los dos partidos que había jugado, mientras nosotros habíamos acumulado el mayor número. Y en materia de fouls vamos vicecampeones, porque sólo nos aventaja Australia.
Una cámara de televisión enfocó la patada hacia atrás con que nuestro Waldo Ponce, cuando se había detenido el juego, quiso herir la canilla del español Fernando Torres. ¿Se ha visto una actitud menos caballerosa que ésa? Sí, se ha visto. En el Mundial de 1982 jugaba Chile contra Alemania y el mejor delantero alemán, se sabía, venía saliendo de una lesión en el tobillo izquierdo. Junto con comenzar el partido un jugador chileno de cuyo nombre no quiero acordarme se acercó subrepticiamente al alemán referido y, estando lejos de la pelota, le dio un hábil puntapié en el tobillo izquierdo, justamente el lesionado. Fue un foul concebido para dañar ilícitamente en la zona más sensible al adversario.
El chileno no sabía que en los estadios de los Mundiales hay muchas cámaras captándolo todo, no sólo lo que sucede alrededor de la pelota. Yo me sentí muy mal entonces, tal como me sentí ayer cuando Ponce fue captado en su innoble acción.
Como todos sabemos, la educación chilena deja mucho qué desear, pero la educación ética de los chilenos es todavía mucho peor que la educación general. La trampa es ampliamente perdonada. Es casi una señal de inteligencia y muchos no sólo la perdonan, sino que la admiran y la premian. Los "vivos" que engañan salen adelante, mientras los "quedados", que no hacen trampas y generalmente son víctimas de ellas, son personajes menospreciados.
En el caso del foul, al igual que en los de la trampa y el delito, a la larga (lamentablemente, muchas veces, muy a la larga) ellos no pagan. Y precisamente debido a los que nuestro equipo nacional comete nos va mal. Nos expulsan jugadores buenos o los dejan sin jugar partidos cruciales. Todo por hacer fouls. A veces la "justicia divina" escribe derecho con líneas torcidas, porque ayer expulsaron a Estrada por un foul supuesto, que no había cometido, como también lo delataron las cámaras, pero todos supimos que a Ponce deberían haberlo expulsado por su delito frustrado de lesiones contra Torres y el árbitro no lo hizo.
Bielsa no parece haberse hecho cargo de este aspecto. Todavía es hora de que lo haga. De que se pare frente a sus dirigidos y les diga: "Desde este momento en adelante, ustedes serán unos perfectos caballeros y nunca más cometerán un foul, porque, como dijera el barón de Coubertin, más importante que ganar es luchar bien. Y si el barón de Coubertin no lo dijo, debió hacerlo".
viernes, 25 de junio de 2010
Durmiendo con el Enemigo
En su afán innato de "quedarse con todas las bolitas" el Presidente ha conservado un bastión de extrema izquierda dentro de su gobierno, el Programa de Derechos Humanos del Ministerio del Interior, cuyos funcionarios son, naturalmente, de oposición al régimen que les paga sus sueldos.
Por eso ellos han emitido una declaración, que se publica hoy, en contra del Presidente y apoyando a la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, que lo ha criticado públicamente y que es otro bastión de la extrema izquierda.
Entre paréntesis, nadie ha desmentido el capítulo de mi libro "Terapia para Cerebros Lavados", donde pruebo que el número de restos encontrados de personas fallecidas o emigradas con motivo de los enfrentamientos entre la guerrilla y las fuerzas de orden es mayor que el de supuestos detenidos desaparecidos. Si alguien se hubiera dado el trabajo de revisar todos los casos, estoy cierto de que no habría ningún "detenido desaparecido", lo cual sería enormemente perjudicial para la extrema izquierda, por supuesto.
Además, en el curso de los últimos años han ido "apareciendo" espontáneamente no pocos de ellos, confirmando la poca fiabilidad de las respectivas listas. Bueno, pero el hecho es que los abogados del Ministerio del Interior emiten una declaración alineándose con la AFDD y contra el Presidente y no pasa nada.
Dicha AFDD le ha pedido al Gobierno que patrocine una ley para derogar la prescripción y el Presidente ha accedido a formar una comisión para ese efecto. Esto es paradójico, porque la extrema izquierda sostiene que los delitos que puedan haber cometido las fuerzas de orden cuando combatían contra el terrorismo de ellos son "crímenes de lesa humanidad" y son imprescriptibles. Ello, por supuesto, no es verdad, porque si usted busca en el ordenamiento jurídico chileno la tipificación de los "crímenes de lesa humanidad" no la va a encontrar en ninguna parte. Y si alguna vez la encuentra va a ser en el Tratado de Roma, muy posterior a los enfrentamientos chilenos y, además, inaplicable a los hechos que sucedieron acá porque en ellos se trató, no de exterminar a una población o a una raza, sino de defenderse contra delincuentes terroristas armados, lo cual nunca ha constituido un crimen de lesa humanidad sino una acción elemental de defensa propia y de su pueblo por parte de cualquier gobierno.
El hecho es que la AFDD reconoce implícitamente que todo lo dicho en el párrafo anterior es cierto y por eso pide que se derogue la prescripción, pues sabe que está vigente.
Pero, como bien dice en carta a "El Mercurio" de hoy el almirante (r) Miguel Angel Vergara, el quid de la cuestión reside en que los uniformados "no molestan". Son gente pacífica, respetuosa y que se deja atropellar, como lo hace con ella la justicia de izquierda, que es mayoría en nuestros tribunales y les desconoce a los uniformados procesados el más elemental derecho humano, que es el de que las leyes vigentes se les apliquen. Y por eso están procesados centenares y presos decenas de ellos.
Yo he sostenido esta misma idea por décadas y les he dicho verbalmente y por escrito a los uniformados que, si no "molestan", nadie les va a hacer caso y van a ser muchos más los que vayan a la cárcel con violación de todas las leyes.
En cambio, la extrema izquierda terrorista es, por definición, violenta. Es capaz de "molestar" mucho a cualquier gobierno y por eso las autoridades le temen. Y así ha conseguido ingentes beneficios económicos que financiamos todos los chilenos, ha logrado que la "historia oficial" la exculpe de sus delitos y, en cambio, culpe a los que se opusieron a su tentativa armada totalitaria; y, en fin, ha podido vengarse de los tranquilos uniformados metiéndolos a la cárcel y procesándolos ilegalmente ya durante muchos años.
Mi tesis sobre la violencia izquierdista tuvo una inesperada comprobación el miércoles 23 en los comentarios a mi blog de ese día, donde un comentarista llamado "Jorge" no sólo me insulta procazmente, sino que propone que se me haga víctima de variadas formas delictivas, la más extrema de las cuales es la de desear mi muerte por una vía particularmente tormentosa. Esa carta suya debe quedar ahí, a mi juicio, porque es el vivo testimonio del odio y la violencia que caracterizan a la extrema izquierda en todas partes y cuya entronización en Chile evitaron los militares, por lo cual todos deberíamos estarles agradecidos, en lugar de perseguirlos.
Sobre todo, un gobierno que fue elegido con los votos de los partidarios del Gobierno Militar jamás debería aceptar que bajo su propia autoridad exista una oficina destinada a perseguir a ex uniformados y que se alinea con los atropellos, la violencia y la ilegalidad de la extrema izquierda, como queda demostrado con la carta que los abogados del Programa de Derechos Humanos han publicado en apoyo de la AFDD y en contra del superior de su jefe, que es el Presidente.
Por eso ellos han emitido una declaración, que se publica hoy, en contra del Presidente y apoyando a la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, que lo ha criticado públicamente y que es otro bastión de la extrema izquierda.
Entre paréntesis, nadie ha desmentido el capítulo de mi libro "Terapia para Cerebros Lavados", donde pruebo que el número de restos encontrados de personas fallecidas o emigradas con motivo de los enfrentamientos entre la guerrilla y las fuerzas de orden es mayor que el de supuestos detenidos desaparecidos. Si alguien se hubiera dado el trabajo de revisar todos los casos, estoy cierto de que no habría ningún "detenido desaparecido", lo cual sería enormemente perjudicial para la extrema izquierda, por supuesto.
Además, en el curso de los últimos años han ido "apareciendo" espontáneamente no pocos de ellos, confirmando la poca fiabilidad de las respectivas listas. Bueno, pero el hecho es que los abogados del Ministerio del Interior emiten una declaración alineándose con la AFDD y contra el Presidente y no pasa nada.
Dicha AFDD le ha pedido al Gobierno que patrocine una ley para derogar la prescripción y el Presidente ha accedido a formar una comisión para ese efecto. Esto es paradójico, porque la extrema izquierda sostiene que los delitos que puedan haber cometido las fuerzas de orden cuando combatían contra el terrorismo de ellos son "crímenes de lesa humanidad" y son imprescriptibles. Ello, por supuesto, no es verdad, porque si usted busca en el ordenamiento jurídico chileno la tipificación de los "crímenes de lesa humanidad" no la va a encontrar en ninguna parte. Y si alguna vez la encuentra va a ser en el Tratado de Roma, muy posterior a los enfrentamientos chilenos y, además, inaplicable a los hechos que sucedieron acá porque en ellos se trató, no de exterminar a una población o a una raza, sino de defenderse contra delincuentes terroristas armados, lo cual nunca ha constituido un crimen de lesa humanidad sino una acción elemental de defensa propia y de su pueblo por parte de cualquier gobierno.
El hecho es que la AFDD reconoce implícitamente que todo lo dicho en el párrafo anterior es cierto y por eso pide que se derogue la prescripción, pues sabe que está vigente.
Pero, como bien dice en carta a "El Mercurio" de hoy el almirante (r) Miguel Angel Vergara, el quid de la cuestión reside en que los uniformados "no molestan". Son gente pacífica, respetuosa y que se deja atropellar, como lo hace con ella la justicia de izquierda, que es mayoría en nuestros tribunales y les desconoce a los uniformados procesados el más elemental derecho humano, que es el de que las leyes vigentes se les apliquen. Y por eso están procesados centenares y presos decenas de ellos.
Yo he sostenido esta misma idea por décadas y les he dicho verbalmente y por escrito a los uniformados que, si no "molestan", nadie les va a hacer caso y van a ser muchos más los que vayan a la cárcel con violación de todas las leyes.
En cambio, la extrema izquierda terrorista es, por definición, violenta. Es capaz de "molestar" mucho a cualquier gobierno y por eso las autoridades le temen. Y así ha conseguido ingentes beneficios económicos que financiamos todos los chilenos, ha logrado que la "historia oficial" la exculpe de sus delitos y, en cambio, culpe a los que se opusieron a su tentativa armada totalitaria; y, en fin, ha podido vengarse de los tranquilos uniformados metiéndolos a la cárcel y procesándolos ilegalmente ya durante muchos años.
Mi tesis sobre la violencia izquierdista tuvo una inesperada comprobación el miércoles 23 en los comentarios a mi blog de ese día, donde un comentarista llamado "Jorge" no sólo me insulta procazmente, sino que propone que se me haga víctima de variadas formas delictivas, la más extrema de las cuales es la de desear mi muerte por una vía particularmente tormentosa. Esa carta suya debe quedar ahí, a mi juicio, porque es el vivo testimonio del odio y la violencia que caracterizan a la extrema izquierda en todas partes y cuya entronización en Chile evitaron los militares, por lo cual todos deberíamos estarles agradecidos, en lugar de perseguirlos.
Sobre todo, un gobierno que fue elegido con los votos de los partidarios del Gobierno Militar jamás debería aceptar que bajo su propia autoridad exista una oficina destinada a perseguir a ex uniformados y que se alinea con los atropellos, la violencia y la ilegalidad de la extrema izquierda, como queda demostrado con la carta que los abogados del Programa de Derechos Humanos han publicado en apoyo de la AFDD y en contra del superior de su jefe, que es el Presidente.
jueves, 24 de junio de 2010
La Herida Majestad de un Rector Desorientado
De las cosas que critiqué al Gobierno Militar en su tiempo fue no haber modernizado y saneado el Poder Judicial, no haber privatizado el Banco del Estado y no haber hecho una real y buena reingeniería en la Universidad de Chile. Esas tres instituciones son grandes lastres tradicionales del progreso chileno.
Ayer un grupo de violentistas de izquierda (valga la redundancia) fue a pifiar a Sebastián Piñera a la Universidad de Chile, pero por las razones equivocadas.
En efecto, el Gobierno se propone hacer algo bueno y justo: poner en pie de igualdad (de aportes de recursos estatales y de exigencias) a todas las universidades del país. Y con ocasión de la asunción del rector Víctor Pérez por un segundo período, éste consideró oportuno cohonestar dicha violencia izquierdista protestando porque la fuerza pública ingresó al recinto para ponerle término (pese a que ésa es la misión de la fuerza pública) y criticando al Gobierno porque, dijo, "hay instituciones que aparecen en las páginas de negocios porque se compran y venden en cifras millonarias, y otras, en las págtinas judiciales, en estos días, por una gran negocio con becas. Pretender que las universidades con tradición son iguales a ese tipo de instituciones y, por tanto, iguales al ser consideradas por el Estado es impensable y supone una afrenta para nosotros".
Pocas veces he leído una frase más farisaica que ésa. Por supuesto que es impensable que la Universidad de Chile, dada su realidad actual, llegue alguna vez a valer "cifras millonarias", porque es un hoyo negro que absorbe recursos estatales sin tasa ni medida ni justificación desde hace muchos años, y se mantiene alejada de las más elementales normas de buena administración. Cuando su rector José Luis Federici intentó poner orden en ella, bajo el gobierno modernizador y rectificador, hace más de un cuarto de siglo, los intereses heridos que medraban del desorden general propio de ese monstruo burocrático lograron derrotarlo, en la que se llamó "revolución de los decanos". Tengo a mucha honra haber sido la única voz que pública y resueltamente defendió el intento rectificador de Federici.
Por supuesto, entonces, que ni soñarse puede que alguna vez alguien se interese por pagar "cifras millonarias" por un tonel sin fondo. Eso acusa una falta de criterios mínimos sobre valorización de entidades, sean éstas productoras de bienes o de servicios educacionales.
Pero donde el fariseísmo rectorial desborda todo límite es cuando alude a una universidad de izquierda que ha hecho su agosto con la simulación de "becas Valech" para cobrar millonarias sumas de manera indebida, pues la Universidad de Chile no hace mucho se prestó para lo mismo, simulando servicios para obtener pagos indebidos del Ministerio de Obras Públicas, como consta en los procesos llevados adelante por la ministra sumariante Gloria Ana Chévesich.
Si algo cabe observar respecto de los planes de gobierno para la educación superior es que no pongan énfasis en el principio de subsidiariedad, de acuerdo con el cual nada tiene que hacer el Estado en la educación superior, porque desde la revolución modernizadora de los años 80, cuando se liberó el acceso a esta actividad de una manera democrática y para todos los chilenos, se han fundado decenas de universidades que entregan, muchas de ellas, servicios educacionales de excelencia.
Lo que un gobieno realmente resuelto a velar por el bien común debería hacer es sanear al más breve plazo y con el máximo rigor la estructura administrativa y burocrática gigantesca en que se ha convertido la Universidad de Chile y licitarla para que ella sea adquirida por particulares aptos para la actividad de impartir educación superior. Y, después, destinar los ingentes recursos que así obtendría a ofrecer a las familias chilenas de pocos recursos becas para que libremente elijan la universidad a la cual deseen enviar a sus hijos, con todos los gastos de la respectiva enseñanza completamente pagados.
La quejumbrosa protesta del rector Pérez por lo que considera un atentado contra la majestad de las instituciones tradicionales de educación superior no es otra cosa que una disimulada defensa de intereses corporativos impresentables, que desde hace muchos años han ocultado un dispendio vergonzoso de recursos de todos los chilenos, recursos que mucho mejor servirían a quienes más los necesitan. Los años han pasado sin que ningún gobierno haya logrado ponerle el cascabel al gato de su incontrolada dilapidación.
Ayer un grupo de violentistas de izquierda (valga la redundancia) fue a pifiar a Sebastián Piñera a la Universidad de Chile, pero por las razones equivocadas.
En efecto, el Gobierno se propone hacer algo bueno y justo: poner en pie de igualdad (de aportes de recursos estatales y de exigencias) a todas las universidades del país. Y con ocasión de la asunción del rector Víctor Pérez por un segundo período, éste consideró oportuno cohonestar dicha violencia izquierdista protestando porque la fuerza pública ingresó al recinto para ponerle término (pese a que ésa es la misión de la fuerza pública) y criticando al Gobierno porque, dijo, "hay instituciones que aparecen en las páginas de negocios porque se compran y venden en cifras millonarias, y otras, en las págtinas judiciales, en estos días, por una gran negocio con becas. Pretender que las universidades con tradición son iguales a ese tipo de instituciones y, por tanto, iguales al ser consideradas por el Estado es impensable y supone una afrenta para nosotros".
Pocas veces he leído una frase más farisaica que ésa. Por supuesto que es impensable que la Universidad de Chile, dada su realidad actual, llegue alguna vez a valer "cifras millonarias", porque es un hoyo negro que absorbe recursos estatales sin tasa ni medida ni justificación desde hace muchos años, y se mantiene alejada de las más elementales normas de buena administración. Cuando su rector José Luis Federici intentó poner orden en ella, bajo el gobierno modernizador y rectificador, hace más de un cuarto de siglo, los intereses heridos que medraban del desorden general propio de ese monstruo burocrático lograron derrotarlo, en la que se llamó "revolución de los decanos". Tengo a mucha honra haber sido la única voz que pública y resueltamente defendió el intento rectificador de Federici.
Por supuesto, entonces, que ni soñarse puede que alguna vez alguien se interese por pagar "cifras millonarias" por un tonel sin fondo. Eso acusa una falta de criterios mínimos sobre valorización de entidades, sean éstas productoras de bienes o de servicios educacionales.
Pero donde el fariseísmo rectorial desborda todo límite es cuando alude a una universidad de izquierda que ha hecho su agosto con la simulación de "becas Valech" para cobrar millonarias sumas de manera indebida, pues la Universidad de Chile no hace mucho se prestó para lo mismo, simulando servicios para obtener pagos indebidos del Ministerio de Obras Públicas, como consta en los procesos llevados adelante por la ministra sumariante Gloria Ana Chévesich.
Si algo cabe observar respecto de los planes de gobierno para la educación superior es que no pongan énfasis en el principio de subsidiariedad, de acuerdo con el cual nada tiene que hacer el Estado en la educación superior, porque desde la revolución modernizadora de los años 80, cuando se liberó el acceso a esta actividad de una manera democrática y para todos los chilenos, se han fundado decenas de universidades que entregan, muchas de ellas, servicios educacionales de excelencia.
Lo que un gobieno realmente resuelto a velar por el bien común debería hacer es sanear al más breve plazo y con el máximo rigor la estructura administrativa y burocrática gigantesca en que se ha convertido la Universidad de Chile y licitarla para que ella sea adquirida por particulares aptos para la actividad de impartir educación superior. Y, después, destinar los ingentes recursos que así obtendría a ofrecer a las familias chilenas de pocos recursos becas para que libremente elijan la universidad a la cual deseen enviar a sus hijos, con todos los gastos de la respectiva enseñanza completamente pagados.
La quejumbrosa protesta del rector Pérez por lo que considera un atentado contra la majestad de las instituciones tradicionales de educación superior no es otra cosa que una disimulada defensa de intereses corporativos impresentables, que desde hace muchos años han ocultado un dispendio vergonzoso de recursos de todos los chilenos, recursos que mucho mejor servirían a quienes más los necesitan. Los años han pasado sin que ningún gobierno haya logrado ponerle el cascabel al gato de su incontrolada dilapidación.
martes, 22 de junio de 2010
Con Dios y Con el Diablo
Cuando Sebastián Piñera, el candidato, se reunió con los uniformados en retiro, éstos creyeron entender que se comprometía a que las leyes se aplicaran rectamente a los procesados y presos de ese sector, que son los únicos presos políticos que hay en Chile, si es que entendemos por tales a las personas que son privadas de libertad contrariando la legalidad y exclusivamente por razones políticas. Cuando algunos de esos militares retirados me consultaron sobre el punto, yo les dije que Piñera no les había prometido nada, pues lo que ellos entienden por aplicar las leyes es distinto de lo que entiende Piñera. Este estima que las leyes ya se están aplicando en los respectivos juicios, siendo que, precisamente, no se respetan en los mismos. Así él logró quedar bien con Dios y con el Diablo, pues, por un lado, los uniformados votaron por él y, por el otro, la extrema izquierda no lo criticó.
Ahora fueron a visitarlo las dirigentas de la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, que es lo mismo que decir agrupaciòn femenina del Partido Comunista. El Presidente no quiso fotografiarse con ellas, pero ellas dijeron que él se comprometió a legislar para impedir que se siga aplicando la prescripción para terminar juicios. La ley establece la prescripción y el problema es que una mayoría de jueces no aplica esa ley. Piñera candidato ofreció velar por que se aplicara. Piñera Presidente ofrece velar para que no se aplique, dictando una norma que la derogue, según dicen las dirigentas comunistas.
Cada vez que los uniformados en retiro me han preguntado mi opinión sobre todo esto, yo les he dicho que en Chile los grupos pacíficos y respetuosos de la ley y el orden nunca conseguirán algo que sea contrario a lo que piden los grupos promotores del odio y la violencia. Los uniformados en retiro me dicen que, por formación, ellos nunca recurrirán a la violencia para obtener lo que propician. Entonces yo les replico que seguirán siendo ilegalmente procesados, porque ningún gobierno se atreverá a desafiar a las fuerzas del odio y la violencia, personificadas por el comunismo. Y porque eso siempre ha sido asì, los terroristas han sido indultados y los militares no. Los que trajeron la violencia política a Chile, socialistas y comunistas, han sido indemnizados y pensionados. Más de 300 millones de dólares al año recibe el extremismo anualmente del Estado por variados beneficios.
En fin, el Presidente Piñera ha dicho públicamente, después de recibir a las dirigentes comunistas, lo que siempre dice cuando quiere quedar bien con Dios y con el Diablo, que él siempre estará comprometido con el respeto a la democracia y los derechos humanos.
Nada ha cambiado. El sector que amenaza con la violencia obtiene dinero e impunidad. El sector que se ciñe al respeto y la legalidad nada obtiene, sino persecución ilegal.
Y deberá conformarse indefinidamente con seguir yendo a visitar a los penales a sus camaradas y parientes, los únicos presos políticos que hay en el Chile actual.
Ahora fueron a visitarlo las dirigentas de la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, que es lo mismo que decir agrupaciòn femenina del Partido Comunista. El Presidente no quiso fotografiarse con ellas, pero ellas dijeron que él se comprometió a legislar para impedir que se siga aplicando la prescripción para terminar juicios. La ley establece la prescripción y el problema es que una mayoría de jueces no aplica esa ley. Piñera candidato ofreció velar por que se aplicara. Piñera Presidente ofrece velar para que no se aplique, dictando una norma que la derogue, según dicen las dirigentas comunistas.
Cada vez que los uniformados en retiro me han preguntado mi opinión sobre todo esto, yo les he dicho que en Chile los grupos pacíficos y respetuosos de la ley y el orden nunca conseguirán algo que sea contrario a lo que piden los grupos promotores del odio y la violencia. Los uniformados en retiro me dicen que, por formación, ellos nunca recurrirán a la violencia para obtener lo que propician. Entonces yo les replico que seguirán siendo ilegalmente procesados, porque ningún gobierno se atreverá a desafiar a las fuerzas del odio y la violencia, personificadas por el comunismo. Y porque eso siempre ha sido asì, los terroristas han sido indultados y los militares no. Los que trajeron la violencia política a Chile, socialistas y comunistas, han sido indemnizados y pensionados. Más de 300 millones de dólares al año recibe el extremismo anualmente del Estado por variados beneficios.
En fin, el Presidente Piñera ha dicho públicamente, después de recibir a las dirigentes comunistas, lo que siempre dice cuando quiere quedar bien con Dios y con el Diablo, que él siempre estará comprometido con el respeto a la democracia y los derechos humanos.
Nada ha cambiado. El sector que amenaza con la violencia obtiene dinero e impunidad. El sector que se ciñe al respeto y la legalidad nada obtiene, sino persecución ilegal.
Y deberá conformarse indefinidamente con seguir yendo a visitar a los penales a sus camaradas y parientes, los únicos presos políticos que hay en el Chile actual.
lunes, 21 de junio de 2010
El Mundial y la Lógica II
La FIFA ha elaborado un ranking de los equipos nacionales de fútbol de todo el mundo, de acuerdo con sus actuaciones pasadas. Sobre esa base se puede elaborar una predicción basada en lo que los economistas llamarían ¨expectativas racionales¨. Es decir, por lógica los equipos colocados más arriba en el ranking deberian vencer a los de más abajo. Pero esta lògica se ha dado sólo en el 50% de los partidos jugados hasta ahora en el Mundial de Sudáfrica. Con todo, ese ranking sigue siendo el mejor predictor posible.
De acuerdo con eso, Suiza, en el lugar 24, ganará a Honduras, que está en el 38, y España, el 2, ganará a Chile, el 18.
Si eso sucede, el viernes Suiza, España y Chile quedarán con 6 puntos en el grupo H. Entonces se debe aplicar la diferencia de goles para saber cuáles dos equipos van a clasificar, y en qué orden. Como de los cuatro partidos jugados hasta ahora en ese grupo, tres han terminado 1 a 0, y uno 2 a 0, hay un 75% de posiilidades de que Suiza y España ganen 1 a 0 el viernes. En ese caso la diferencia de goles de España sería más 2, la de Suiza sería más 1 y la de Chile más 1. España clasificaría en el primer lugar del grupo y el segundo lugar debería resolverse mediante un sorteo entre Chile y Suiza.
Por lo tanto, si impera la lógica, Chile tiene un 50% de posibilidades de clasificar segundo en el grupo H, y si lo consiguiera, lo más probable es que después deba enfrentar a Brasil en octavos de final.
Pero dije más arriba que la lógica proporcionada por el ranking de la FIFA sólo se ha dado en el 50% de los partidos y que los resultados de 1 a 0 se han dado en el 75% de los partidos del grupo H, de modo que hay un 50% de probabilidades de que Honduras venza a Suiza o de que Chile venza a España o de que ambos partidos terminen empatados. Pues existe esa probabilidad de que no se dé la lógica, que es lo que ha sucedido en la mitad de los partidos hasta ahora.
Pero si hubiera algùn empate, Chile clasificaría de todos modos. Y si fuera Chile el que empatara con España, sería primero en el grupo H y no tendría que jugar con Brasil, si éste gana a Portugal, o con Portugal, si éste gana a Brasil.
Como no tenemos la capacidad de prever el futuro, debemos someternos a las expectativas racionales, y en ese caso sucederá que Chile deberá ir a un sorteo con Suiza para determinar cuàl de los dos clasificará a la siguiente ronda en el segundo lugar del grupo H.
Pineso, por tanto, que la actitud más sabia es la de cruzar los dedos para ganar el sorteo del viernes, pues esta será la situación más probable que debamos enfrentar.
De acuerdo con eso, Suiza, en el lugar 24, ganará a Honduras, que está en el 38, y España, el 2, ganará a Chile, el 18.
Si eso sucede, el viernes Suiza, España y Chile quedarán con 6 puntos en el grupo H. Entonces se debe aplicar la diferencia de goles para saber cuáles dos equipos van a clasificar, y en qué orden. Como de los cuatro partidos jugados hasta ahora en ese grupo, tres han terminado 1 a 0, y uno 2 a 0, hay un 75% de posiilidades de que Suiza y España ganen 1 a 0 el viernes. En ese caso la diferencia de goles de España sería más 2, la de Suiza sería más 1 y la de Chile más 1. España clasificaría en el primer lugar del grupo y el segundo lugar debería resolverse mediante un sorteo entre Chile y Suiza.
Por lo tanto, si impera la lógica, Chile tiene un 50% de posibilidades de clasificar segundo en el grupo H, y si lo consiguiera, lo más probable es que después deba enfrentar a Brasil en octavos de final.
Pero dije más arriba que la lógica proporcionada por el ranking de la FIFA sólo se ha dado en el 50% de los partidos y que los resultados de 1 a 0 se han dado en el 75% de los partidos del grupo H, de modo que hay un 50% de probabilidades de que Honduras venza a Suiza o de que Chile venza a España o de que ambos partidos terminen empatados. Pues existe esa probabilidad de que no se dé la lógica, que es lo que ha sucedido en la mitad de los partidos hasta ahora.
Pero si hubiera algùn empate, Chile clasificaría de todos modos. Y si fuera Chile el que empatara con España, sería primero en el grupo H y no tendría que jugar con Brasil, si éste gana a Portugal, o con Portugal, si éste gana a Brasil.
Como no tenemos la capacidad de prever el futuro, debemos someternos a las expectativas racionales, y en ese caso sucederá que Chile deberá ir a un sorteo con Suiza para determinar cuàl de los dos clasificará a la siguiente ronda en el segundo lugar del grupo H.
Pineso, por tanto, que la actitud más sabia es la de cruzar los dedos para ganar el sorteo del viernes, pues esta será la situación más probable que debamos enfrentar.
domingo, 20 de junio de 2010
Un Libro Políticamente Incorrecto
Como lo revela el hecho de que una votación patrocinada por TVN determinara que "el gran chileno de todos los tiempos" es Salvador Allende, por sobre los padres de la Patria y sus héroes; y como lo confirma cada vez que puede el Ministro del Interior (RN, centroderecha) retratándose bajo un cuadro de Allende y protestando públicamente cuando José Piñera compara a éste con Hitler (y lo compara con razón, pues ambos fueron elegidos democráticamente pero después optaron por la inconstitucionalidad y el totalitarismo), en Chile está tácitamente prohibido decir la verdad sobre el único Presidente marxista-leninista del país.
Ha habido un historiador, Víctor Farías, originariamente un hombre de izquierda, que se ha dedicado a investigar en fuentes directas acerca de Salvador Allende, y que ha escrito sucesivos libros con el resultado de sus indagaciones: "Salvador Allende: Antisemitismo y Eutanasia", "Salvador Allende, el Fin de un Mito" y, ahora, "Los Documentos Secretos de Salvador Allende".
El "establishment" chileno, sea de izquierda, centro o derecha, silencia y soterra estas obras estrictamente ceñidas a pruebas históricamente válidas. Así como la "prensa seria" no duda en magnificar, comentar y acoger cualesquiera acusaciones, por descabelladas que sean, contra el ex Presidente Pinochet (recuérdese los grandes titulares sobre el "oro de Pinochet", denuncia que se probó absolutamente falsa), del mismo modo procura dejar en la sombra las denuncias, por fundadas que sean, contra Allende.
El ex embajador norteamericano Edward Korry denunció con antecedentes serios el pago de coimas por parte de empresas mineras norteamericanas a Salvador Allende, pero ustedes sólo encontrarán noticia de eso en un vespertino y cero comentarios posteriores en la prensa matinal, con la salvedad de algún columnista que ya no escribe en ella. En cambio, los principales diarios mantenían y mantienen a periodistas dedicados a denigrar con grandes titulares y cada vez que pueden a la figura de Augusto Pinochet, aunque después se vean obligados a publicar (pero en un suelto de crónica a una columna) que las respectivas denuncias carecían de base (caso Valmoval o de millonarias cuentas en el extranjero que resultaron inexistentes o de montos menores).
Ahora el historiador Víctor Farías ha presentado los documentos secretos encontrados en la caja de fondos de Salvador Allende en La Moneda, que dan cuenta de los pagos recibidos por él de un narcotraficante posteriormente condenado a veinte años de presidio en los Estados Unidos; negocios de su secretaria personal; compra del diario "Clarín", tras las amenazas a su dueño, que resolvió exiliarse; compras de armamento, incluso pesado, para la guardia armada ilegal que tenía el Presidente (incluida una pistola con silenciador encargada al embajador en los Estados Unidos, Orlando Letelier); gestiones de personas amigas de Allende para que éste alterara un plano regulador en beneficio de ellas; pagos recibidos desde países del área comunista; negocios irregulares de sus partidarios.
Yo fui a la presentación de la obra de Víctor Farías en la Universidad donde hace clases, pero no he visto una línea ni una fotografía del acto en la prensa. Sólo apareció un suelto de crónica anunciando el hecho. La gente de derecha mira, en su gran mayoría, para otro lado ante estas denuncias. Es que es de buen tono confraternizar con la izquierda, mientras se persigue a los uniformados que nos salvaron de la dictadura que ella pretendía instaurar en Chile por las armas, verdad histórica olvidada, por supuesto.
La última guinda de la torta es la iniciativa de la oficina de derechos humanos del Ministerio del Interior para arrastrar a tribunales al ex Vicecomandante en Jefe del Ejército, general Santiago Sinclair, aunque su hijo sea el Director de Protocolo de la Cancillería de este mismo gobierno.
Todo lo de Allende se barre debajo de la alfombra, se silencia, se olvida. Todo lo de quienes impidieron que él transformara a Chile en otra Cuba se presenta magnificado, alterado y falsificado en perjuicio de ellos.
Los que creyeron que un gobierno de centroderecha iba a cambiar ese estado de cosas se equivocaron. Pues está resultando que no sólo no las ha cambiado, sino que ni siquiera puede decirse, atendidas sus actuaciones y declaraciones, que ese gobierno sea realmente de centroderecha.
Ha habido un historiador, Víctor Farías, originariamente un hombre de izquierda, que se ha dedicado a investigar en fuentes directas acerca de Salvador Allende, y que ha escrito sucesivos libros con el resultado de sus indagaciones: "Salvador Allende: Antisemitismo y Eutanasia", "Salvador Allende, el Fin de un Mito" y, ahora, "Los Documentos Secretos de Salvador Allende".
El "establishment" chileno, sea de izquierda, centro o derecha, silencia y soterra estas obras estrictamente ceñidas a pruebas históricamente válidas. Así como la "prensa seria" no duda en magnificar, comentar y acoger cualesquiera acusaciones, por descabelladas que sean, contra el ex Presidente Pinochet (recuérdese los grandes titulares sobre el "oro de Pinochet", denuncia que se probó absolutamente falsa), del mismo modo procura dejar en la sombra las denuncias, por fundadas que sean, contra Allende.
El ex embajador norteamericano Edward Korry denunció con antecedentes serios el pago de coimas por parte de empresas mineras norteamericanas a Salvador Allende, pero ustedes sólo encontrarán noticia de eso en un vespertino y cero comentarios posteriores en la prensa matinal, con la salvedad de algún columnista que ya no escribe en ella. En cambio, los principales diarios mantenían y mantienen a periodistas dedicados a denigrar con grandes titulares y cada vez que pueden a la figura de Augusto Pinochet, aunque después se vean obligados a publicar (pero en un suelto de crónica a una columna) que las respectivas denuncias carecían de base (caso Valmoval o de millonarias cuentas en el extranjero que resultaron inexistentes o de montos menores).
Ahora el historiador Víctor Farías ha presentado los documentos secretos encontrados en la caja de fondos de Salvador Allende en La Moneda, que dan cuenta de los pagos recibidos por él de un narcotraficante posteriormente condenado a veinte años de presidio en los Estados Unidos; negocios de su secretaria personal; compra del diario "Clarín", tras las amenazas a su dueño, que resolvió exiliarse; compras de armamento, incluso pesado, para la guardia armada ilegal que tenía el Presidente (incluida una pistola con silenciador encargada al embajador en los Estados Unidos, Orlando Letelier); gestiones de personas amigas de Allende para que éste alterara un plano regulador en beneficio de ellas; pagos recibidos desde países del área comunista; negocios irregulares de sus partidarios.
Yo fui a la presentación de la obra de Víctor Farías en la Universidad donde hace clases, pero no he visto una línea ni una fotografía del acto en la prensa. Sólo apareció un suelto de crónica anunciando el hecho. La gente de derecha mira, en su gran mayoría, para otro lado ante estas denuncias. Es que es de buen tono confraternizar con la izquierda, mientras se persigue a los uniformados que nos salvaron de la dictadura que ella pretendía instaurar en Chile por las armas, verdad histórica olvidada, por supuesto.
La última guinda de la torta es la iniciativa de la oficina de derechos humanos del Ministerio del Interior para arrastrar a tribunales al ex Vicecomandante en Jefe del Ejército, general Santiago Sinclair, aunque su hijo sea el Director de Protocolo de la Cancillería de este mismo gobierno.
Todo lo de Allende se barre debajo de la alfombra, se silencia, se olvida. Todo lo de quienes impidieron que él transformara a Chile en otra Cuba se presenta magnificado, alterado y falsificado en perjuicio de ellos.
Los que creyeron que un gobierno de centroderecha iba a cambiar ese estado de cosas se equivocaron. Pues está resultando que no sólo no las ha cambiado, sino que ni siquiera puede decirse, atendidas sus actuaciones y declaraciones, que ese gobierno sea realmente de centroderecha.
sábado, 19 de junio de 2010
La Madre del Cordero
La declaración política más importante de la semana que termina no ha sido tomada en cuenta por los principales medios de comunicación, que yo sepa. Es la del Ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, en "Qué Pasa" última. Una frase suya resume su pensamiento político: "Creía y creo que era fundamental que tomáramos las banderas de lucha y los planteamientos de la Concertación".
Y eso es lo que ha hecho el Gobierno en sus primeros cien días. Porque Hinzpeter es el alter ego del Presidente, su hombre de confianza, su mano derecha y el jefe político del Gobierno. Y él piensa que el Gobierno debe tomar las banderas de lucha y los planteamientos de la oposición. ¿Para eso se ganó el Gobierno? ¿No tengo razón cuando afirmo que la derecha está clínicamente muerta? Pues se presta para ser comparsa en un gobierno que toma las banderas de lucha y los planteamientos de la izquierda y la centroizquierda.
Y esto se ha hecho tan real que el proyecto de reconstrucción ha sido apoyado por la Alianza en pleno, siendo que es un proyecto netamente izquierdista, pues propende a incrementar el tamaño del Estado. Demostré en un blog anterior que había numerosas maneras de financiar la reconstrucción estatal (8 mil millones de dólares; la privada la financian los particulares) sin necesidad de nuevos impuestos que castigarán a las empresas, a los propietarios de viviendas DFL 2, a los propietarios de los demás inmuebles y a los ahorrantes. Los impuestos hacen más grande al Estado y los pagan los particulares. Esa es una noción que agrada mucho a los socialistas. Y el actual Gobierno, que quiere abrazar las ideas de éstos, la ha hecho propia. ¡Por eso me conmueve oír a derechistas defendiendo el proyecto de reconstrucción izquierdista del Gobierno!
Hoy en "El Mercurio", página A8, aparecen los niveles de endeudamiento de todos los países de Europa. Los más importantes tienen un nivel de endeudamiento superior al 60 por ciento de su PIB. El país cuyas finanzas siempre han sido ejemplo de buen manejo, Luxemburgo, tiene un 14,5 por ciento del PIB como deuda. Y el más ortodoxo de todos, Estonia, una deuda del 7,2 por ciento del PIB. ¿Saben ustedes cuál es el nivel de la deuda pública neta chilena? Sólo 3 por ciento del PIB. Si la lleváramos al nivel del país menos endeudado de Europa, Estonia, el fisco chileno podría recaudar unos 6 mil millones de dólares, es decir, aproximadamente el doble de lo que rendirán los impuestos que castigarán a las empresas, a los dueños de DFL 2, a los ahorrantes de depósitos convenidos y a los propietarios de los bienes raíces que valgan más de 97 millones de pesos.
¿Por qué se eligió traspasar estos recursos de los particulares al Estado, en vez de aumentar la deuda de éste, y sólo hasta niveles prudentísimos y todavía excepcionales? Porque se han "tomado las banderas de lucha y los planteamientos de la Concertación". Un gobierno de derecha, o del cual hubiera formado parte la derecha con alguna capacidad de decisión, jamás habría hecho eso. Teniendo fondos para emergencias por 11 mil millones de dólares, el bajísimo endeudamiento referido y enormes activos que no tienen por qué ser estatales, tal gobierno habría usado de uno o más de esos arbitrios para evitar que el Estado siguiera creciendo a costa de los particulares. Y, probablemente, habría bajado impuestos para estimular el crecimiento (que a su vez es otra fuente de financiamiento fiscal y para la reconstrucción y lo será este año).
Pero tenemos un gobierno que ha abrazado las banderas y los planteamientos de la Concertación, presidido por un político que vino de la Concertación. Y la derecha (Q.E.P.D.) es comparsa de ese gobierno y se enoja con quienes lo critican, como es mi caso.
Para saber en qué estamos hay que atenerse a las palabras del jefe político del Gobierno. He ahí la madre del cordero.
Y eso es lo que ha hecho el Gobierno en sus primeros cien días. Porque Hinzpeter es el alter ego del Presidente, su hombre de confianza, su mano derecha y el jefe político del Gobierno. Y él piensa que el Gobierno debe tomar las banderas de lucha y los planteamientos de la oposición. ¿Para eso se ganó el Gobierno? ¿No tengo razón cuando afirmo que la derecha está clínicamente muerta? Pues se presta para ser comparsa en un gobierno que toma las banderas de lucha y los planteamientos de la izquierda y la centroizquierda.
Y esto se ha hecho tan real que el proyecto de reconstrucción ha sido apoyado por la Alianza en pleno, siendo que es un proyecto netamente izquierdista, pues propende a incrementar el tamaño del Estado. Demostré en un blog anterior que había numerosas maneras de financiar la reconstrucción estatal (8 mil millones de dólares; la privada la financian los particulares) sin necesidad de nuevos impuestos que castigarán a las empresas, a los propietarios de viviendas DFL 2, a los propietarios de los demás inmuebles y a los ahorrantes. Los impuestos hacen más grande al Estado y los pagan los particulares. Esa es una noción que agrada mucho a los socialistas. Y el actual Gobierno, que quiere abrazar las ideas de éstos, la ha hecho propia. ¡Por eso me conmueve oír a derechistas defendiendo el proyecto de reconstrucción izquierdista del Gobierno!
Hoy en "El Mercurio", página A8, aparecen los niveles de endeudamiento de todos los países de Europa. Los más importantes tienen un nivel de endeudamiento superior al 60 por ciento de su PIB. El país cuyas finanzas siempre han sido ejemplo de buen manejo, Luxemburgo, tiene un 14,5 por ciento del PIB como deuda. Y el más ortodoxo de todos, Estonia, una deuda del 7,2 por ciento del PIB. ¿Saben ustedes cuál es el nivel de la deuda pública neta chilena? Sólo 3 por ciento del PIB. Si la lleváramos al nivel del país menos endeudado de Europa, Estonia, el fisco chileno podría recaudar unos 6 mil millones de dólares, es decir, aproximadamente el doble de lo que rendirán los impuestos que castigarán a las empresas, a los dueños de DFL 2, a los ahorrantes de depósitos convenidos y a los propietarios de los bienes raíces que valgan más de 97 millones de pesos.
¿Por qué se eligió traspasar estos recursos de los particulares al Estado, en vez de aumentar la deuda de éste, y sólo hasta niveles prudentísimos y todavía excepcionales? Porque se han "tomado las banderas de lucha y los planteamientos de la Concertación". Un gobierno de derecha, o del cual hubiera formado parte la derecha con alguna capacidad de decisión, jamás habría hecho eso. Teniendo fondos para emergencias por 11 mil millones de dólares, el bajísimo endeudamiento referido y enormes activos que no tienen por qué ser estatales, tal gobierno habría usado de uno o más de esos arbitrios para evitar que el Estado siguiera creciendo a costa de los particulares. Y, probablemente, habría bajado impuestos para estimular el crecimiento (que a su vez es otra fuente de financiamiento fiscal y para la reconstrucción y lo será este año).
Pero tenemos un gobierno que ha abrazado las banderas y los planteamientos de la Concertación, presidido por un político que vino de la Concertación. Y la derecha (Q.E.P.D.) es comparsa de ese gobierno y se enoja con quienes lo critican, como es mi caso.
Para saber en qué estamos hay que atenerse a las palabras del jefe político del Gobierno. He ahí la madre del cordero.
viernes, 18 de junio de 2010
100 Días de Gobierno
No voté por Sebastián Piñera por las mismas razones que me hacen hoy crítico de su gobierno, aunque muchas de las personas que participan en él me interpretan. Pero el Presidente no. Y las personas del gobierno que me interpretan deben someterse a los dictados del Presidente, aunque no les gusten. Pero yo no tengo por qué.
Pues no es un gobernante de derecha y ni siquiera de centro-derecha. Se supo ya desde la campaña presidencial. Yo mismo lo dije muchas veces, pero casi nadie me hizo caso. Ahora su alter ego, el Ministro del Interior, lo ha revelado con franqueza en "Qué Pasa": "Yo me obsesioné con que nosotros teníamos que construir un arco iris. ... Me obsesioné con que nuestro jingle fuera con charangos, con quenas...'Tráiganme una canción de Illapu o Quilapayún' (grupos folklóricos de extrema izquierda). Sostuve que era clave izquierdizar nuestra campaña. Creí y creo que era fundamental que tomáramos las banderas de lucha y planteamientos de la Concertación". Hinzpeter piensa lo mismo que Piñera, es su brazo derecho y por eso es Ministro del Interior y Vicepresidente cuando Piñera viaja. Por eso dicen que es el quinto gobierno de la Concertación.
Yo sabía todo eso y otras cosas más y por eso no voté por él y en la segunda vuelta me abstuve. Yo sabía que iba a hacer un gobierno contrario a las ideas de derecha. Por eso prefiere subir los impuestos a las empresas en lugar de rebajarlos y vender activos estatales para financiar sus proyectos. Ha logrado centrar el interés público en el proyecto de financiamiento para la reconstrucción cuando ya la tiene financiada, pues el Estado tiene reservas por 11 mil millones de dólares para emergencias, y ahora nos dicen que, precisamente frente a esta emergencia, no se pueden usar para que no baje el tipo de cambio. Pero el gobierno anterior usó esa suma para la crisis del 2008 (las reservas eran de 22 mil millones de dólares) y el tipo de cambio se mantuvo en su nivel de equilibrio de largo plazo. Una sola empresa estatal vale 40 mil millones de dólares, pero como este gobierno es más parecido a los de la Concertación que a uno de derecha, ni siquiera admite pensar en vender parte de esa empresa. El Estado tiene 17 mil propiedades inmuebles, de las cuales usa la mitad, pero ni siquiera piensa en liquidar ninguna. Al contrario, quiere sacar más dinero de los particulares, subiéndoles los impuestos y las contribuciones y eliminando franquicias tributarias, como las de los depósitos convenidos. Quiere agrandar más el Estado a costa de los particulares.
Dije que no se debía creer en las promesas de Piñera. Prometió deshacerse de sus empresas si era elegido y no lo hizo. En un caso lo hizo después, pero especialistas en derecho tributario sostienen que si lo hubiera hecho antes, Impuestos Internos habría tenido algo qué decir sobre la modalidad de la venta y la elusión de impuestos respectiva. En el caso de Chilevisión simplemente todavía no cumple con vender, pues busca maximizar el precio.
Dijo que iba a crear un millón de empleos a sabiendas de que no lo iba a hacer, pues luego aclaró que eran sólo 200 mil por año, que multiplicados por cuatro dan sólo 800 mil.
Prometió un post natal de seis meses y ahora resulta que tampoco lo puede cumplir. Prometió eliminar el 7 por ciento de cotización de salud de los jubilados y ahora resulta que será sólo para los mayores de 70 años y que ganen menos de 150 mil pesos.
Es demasiado listo para nosotros los chilenos, que somos un poco quedados. Una mayoría votó por él, que era lo que a él le interesaba, pero esa mayoría no leyó la letra chica. Ni siquiera sabía que había letra chica.
El 21 de mayo prometió defender el matrimonio y la familia y el 15 de junio ya está preparando un proyecto para incentivar la destrucción de la familia, el que legaliza las "uniones de hecho". Por supuesto, cuando apareció en la franja abrazándose con una pareja gay todos deberían haber sabido lo que venía, pero, repito, los chilenos no somos demasiado listos y la mayoría no supo lo que venía. Ahora, si lo supo, mucho peor todavía.
Han sido 100 días para que todos conocieran mejor a Sebastián Piñera. Es decir, para algo han servido.
Pues no es un gobernante de derecha y ni siquiera de centro-derecha. Se supo ya desde la campaña presidencial. Yo mismo lo dije muchas veces, pero casi nadie me hizo caso. Ahora su alter ego, el Ministro del Interior, lo ha revelado con franqueza en "Qué Pasa": "Yo me obsesioné con que nosotros teníamos que construir un arco iris. ... Me obsesioné con que nuestro jingle fuera con charangos, con quenas...'Tráiganme una canción de Illapu o Quilapayún' (grupos folklóricos de extrema izquierda). Sostuve que era clave izquierdizar nuestra campaña. Creí y creo que era fundamental que tomáramos las banderas de lucha y planteamientos de la Concertación". Hinzpeter piensa lo mismo que Piñera, es su brazo derecho y por eso es Ministro del Interior y Vicepresidente cuando Piñera viaja. Por eso dicen que es el quinto gobierno de la Concertación.
Yo sabía todo eso y otras cosas más y por eso no voté por él y en la segunda vuelta me abstuve. Yo sabía que iba a hacer un gobierno contrario a las ideas de derecha. Por eso prefiere subir los impuestos a las empresas en lugar de rebajarlos y vender activos estatales para financiar sus proyectos. Ha logrado centrar el interés público en el proyecto de financiamiento para la reconstrucción cuando ya la tiene financiada, pues el Estado tiene reservas por 11 mil millones de dólares para emergencias, y ahora nos dicen que, precisamente frente a esta emergencia, no se pueden usar para que no baje el tipo de cambio. Pero el gobierno anterior usó esa suma para la crisis del 2008 (las reservas eran de 22 mil millones de dólares) y el tipo de cambio se mantuvo en su nivel de equilibrio de largo plazo. Una sola empresa estatal vale 40 mil millones de dólares, pero como este gobierno es más parecido a los de la Concertación que a uno de derecha, ni siquiera admite pensar en vender parte de esa empresa. El Estado tiene 17 mil propiedades inmuebles, de las cuales usa la mitad, pero ni siquiera piensa en liquidar ninguna. Al contrario, quiere sacar más dinero de los particulares, subiéndoles los impuestos y las contribuciones y eliminando franquicias tributarias, como las de los depósitos convenidos. Quiere agrandar más el Estado a costa de los particulares.
Dije que no se debía creer en las promesas de Piñera. Prometió deshacerse de sus empresas si era elegido y no lo hizo. En un caso lo hizo después, pero especialistas en derecho tributario sostienen que si lo hubiera hecho antes, Impuestos Internos habría tenido algo qué decir sobre la modalidad de la venta y la elusión de impuestos respectiva. En el caso de Chilevisión simplemente todavía no cumple con vender, pues busca maximizar el precio.
Dijo que iba a crear un millón de empleos a sabiendas de que no lo iba a hacer, pues luego aclaró que eran sólo 200 mil por año, que multiplicados por cuatro dan sólo 800 mil.
Prometió un post natal de seis meses y ahora resulta que tampoco lo puede cumplir. Prometió eliminar el 7 por ciento de cotización de salud de los jubilados y ahora resulta que será sólo para los mayores de 70 años y que ganen menos de 150 mil pesos.
Es demasiado listo para nosotros los chilenos, que somos un poco quedados. Una mayoría votó por él, que era lo que a él le interesaba, pero esa mayoría no leyó la letra chica. Ni siquiera sabía que había letra chica.
El 21 de mayo prometió defender el matrimonio y la familia y el 15 de junio ya está preparando un proyecto para incentivar la destrucción de la familia, el que legaliza las "uniones de hecho". Por supuesto, cuando apareció en la franja abrazándose con una pareja gay todos deberían haber sabido lo que venía, pero, repito, los chilenos no somos demasiado listos y la mayoría no supo lo que venía. Ahora, si lo supo, mucho peor todavía.
Han sido 100 días para que todos conocieran mejor a Sebastián Piñera. Es decir, para algo han servido.
jueves, 17 de junio de 2010
Salario Mínimo e Intelecto Mínimo
La democracia suele resolver los problemas colectivos al más bajo nivel de eficacia. Por eso Churchill decía que era el peor de los sistemas de gobierno, si se exceptúan todos los demás. Y, por lo tanto, la solución que se da al tema del salario mínimo, año a año (y no sólo en Chile, sino en la casi totalidad de los países) es la que propician las personas menos inteligentes de la sociedad, que a la vez son mayoría. Pues la idea de un salario mínimo obligatorio es muy popular en todas partes, pero es una muy mala idea, tanto que todas las personas más lúcidas reconocen, en privado, que es una mala solución.
Bajo un gobierno que no era plenamente democrático, como el militar, se podían dar soluciones apropiadas, incluso al problema del salario mínimo. En esa época el Ministro de Hacienda, Hernán Büchi, unánimemente considerado uno de los hombres más inteligentes del país, congeló el salario mínimo, a mediados de los '80. ¿Y saben ustedes qué pasó? Que en enero de 1990 la tasa de desempleo había descendido a cinco por ciento. Y los mayores aumentos del empleo se registraron entre los más pobres.
Si uno examina la encuesta CASEN (Caracterización Socio-Económica Nacional) comprueba que en el nivel de las personas jóvenes más pobres y con el menor nivel educacional el desempleo llega a cerca del 50 por ciento, mientras en el nivel de los más ricos hay pleno empleo o, más aún, escasez de personas dispuestas a trabajar (pues su desempleo llega apenas al dos por ciento, siendo que el cuatro o cinco se consideran pleno empleo).
¿Qué se hace cuando los problemas se resuelven al nivel del intelecto mínimo? Que se sube el salario mínimo. Es decir, si ya al que hay casi el cincuenta por ciento de los más pobres, más jóvenes y menos educados sufren casi 50 por ciento de desempleo ¡subimos el precio de contratarlos, para ver si pasamos del cincuenta por ciento!
Lo que sucede es que la idea de un salario mínimo obligatorio es muy popular en todas partes, porque la democrcia funciona al nivel de la mayoría y la mayoría entiende poco o nada acerca de cómo funciona un mercado, en este caso, el del trabajo no calificado. La paradoja es que, cuando se sube el salario mínimo, hay más desocupados entre los más pobres y a ellos usted ¡sí, usted! los contrata por menos del salario mínimo. Pues cuando un malabarista ante un semáforo le pide a usted lo que quiera darle y usted le da unas monedas, usted le está pagando menos que el salario mínimo, por definición, pues ese desempleado no ha podido conseguir que una empresa lo contrate por el salario mínimo.
Como el tema se resuelve al nivel del intelecto mínimo, al subirse el salario mínimo se consigue que haya más desocupados en el mercado formal, lo que los obliga a irse al mercado informal, a "cuidar autos", "hacer malabarismos en los semáforos" o, simplemente, pedir limosna. Esos son los más pobres entre los pobres. Entonces, cuando se sube el salario mínimo, lo que se hace es ¡disminuir lo que ganan los más pobres entre los pobres! Porque hay más malabaristas, más cuidadores de autos, más pordioseros, y la misma plata que antes les daban las personas se debe repartir entre más pobres sin trabajo. Es decir, al aumentarse el salario mínimo, se hace más pobres a los que ya antes eran los más pobres.
Por eso, año a año, este tema se resuelve al nivel del intelecto mínimo. La gente que tiene un intelecto superior a ése lo sabe, pero también sabe que la mayoría no lo entiende. Y por eso no podremos volver nunca, en democracia, al cinco por ciento de desempleo de enero de 1990, porque desde entonces este tema no se resuelve al nivel del intelecto máximo, sino del mínimo.
Bajo un gobierno que no era plenamente democrático, como el militar, se podían dar soluciones apropiadas, incluso al problema del salario mínimo. En esa época el Ministro de Hacienda, Hernán Büchi, unánimemente considerado uno de los hombres más inteligentes del país, congeló el salario mínimo, a mediados de los '80. ¿Y saben ustedes qué pasó? Que en enero de 1990 la tasa de desempleo había descendido a cinco por ciento. Y los mayores aumentos del empleo se registraron entre los más pobres.
Si uno examina la encuesta CASEN (Caracterización Socio-Económica Nacional) comprueba que en el nivel de las personas jóvenes más pobres y con el menor nivel educacional el desempleo llega a cerca del 50 por ciento, mientras en el nivel de los más ricos hay pleno empleo o, más aún, escasez de personas dispuestas a trabajar (pues su desempleo llega apenas al dos por ciento, siendo que el cuatro o cinco se consideran pleno empleo).
¿Qué se hace cuando los problemas se resuelven al nivel del intelecto mínimo? Que se sube el salario mínimo. Es decir, si ya al que hay casi el cincuenta por ciento de los más pobres, más jóvenes y menos educados sufren casi 50 por ciento de desempleo ¡subimos el precio de contratarlos, para ver si pasamos del cincuenta por ciento!
Lo que sucede es que la idea de un salario mínimo obligatorio es muy popular en todas partes, porque la democrcia funciona al nivel de la mayoría y la mayoría entiende poco o nada acerca de cómo funciona un mercado, en este caso, el del trabajo no calificado. La paradoja es que, cuando se sube el salario mínimo, hay más desocupados entre los más pobres y a ellos usted ¡sí, usted! los contrata por menos del salario mínimo. Pues cuando un malabarista ante un semáforo le pide a usted lo que quiera darle y usted le da unas monedas, usted le está pagando menos que el salario mínimo, por definición, pues ese desempleado no ha podido conseguir que una empresa lo contrate por el salario mínimo.
Como el tema se resuelve al nivel del intelecto mínimo, al subirse el salario mínimo se consigue que haya más desocupados en el mercado formal, lo que los obliga a irse al mercado informal, a "cuidar autos", "hacer malabarismos en los semáforos" o, simplemente, pedir limosna. Esos son los más pobres entre los pobres. Entonces, cuando se sube el salario mínimo, lo que se hace es ¡disminuir lo que ganan los más pobres entre los pobres! Porque hay más malabaristas, más cuidadores de autos, más pordioseros, y la misma plata que antes les daban las personas se debe repartir entre más pobres sin trabajo. Es decir, al aumentarse el salario mínimo, se hace más pobres a los que ya antes eran los más pobres.
Por eso, año a año, este tema se resuelve al nivel del intelecto mínimo. La gente que tiene un intelecto superior a ése lo sabe, pero también sabe que la mayoría no lo entiende. Y por eso no podremos volver nunca, en democracia, al cinco por ciento de desempleo de enero de 1990, porque desde entonces este tema no se resuelve al nivel del intelecto máximo, sino del mínimo.
miércoles, 16 de junio de 2010
La Importancia de Un Tipo Serio
Hoy jueves ha sido un día especial, porque el fútbol fue lo único que importó en el país y, además, porque un artífice fundamental del éxito obtenido no ha sido casi mencionado. Pues antes de los jugadores hubo un personaje, Bielsa, que los entrenó e inspiró a jugar para ganar. Pero antes de Bielsa hubo otro personaje, Mayne-Nicholls, que hizo posible a Bielsa y al gran cambio.
No he sabido que nadie se haya acordado hoy de Mayne-Nicholls, entre otras razones, porque él no busca figurar. Otras personas, en su lugar, habrían buscado todo el protagonismo para sí. El se lo ha dejado a los demás. Pero ha sido el verdadero artífice. Contrató al mejor entrenador. Los frutos que dio el trabajo de éste y la administración honesta de los recursos permitieron financiar sobradamente su contratación y convertirla en un muy buen negocio para todos.
Además, el país ha resultado inspirado, porque ha comprobado que, habiendo adquirido gracias a la Revolución Silenciosa de los '70 y '80 una mentalidad ganadora, gracias a la dirección de Mayne-Nicholls y Bielsa ha podido hacerla extensiva al fútbol. Y como éste es un deporte tan popular, se ha podido llevar hasta las grandes masas menos educadas la sana noción de que el esfuerzo serio trae aparejado el éxito, que la administración honesta permite, añadida a lo anterior, generar abundantea recursos; y que el conjunto de eso permite a los chilenos ser agresivos y audaces y cosechar triunfos allí donde en el pasado sólo conocíamos la derrota.
Creíamos que el temperamento chileno de 1879 era cosa del pasado. Hoy lo hemos visto expresado en la actitud de un grupo de jóvenes, mayoritariamente de modestos orígenes, en una cancha de fútbol de un país lejano.
Y el principal artífice ha preferido, ejemplarmente, permanecer detrás de la escena pública.
Muchas veces nos toca ver lo peor de la chilenidad. Hoy hemos visto lo mejor. Y lo mejor de lo mejor ha permanecido recatadamente detrás del escenario. Pero eso mismo añade la virtud de la modestia a los atributos que lo convierten en el principal artífice del éxito que hoy celebra el país.
No he sabido que nadie se haya acordado hoy de Mayne-Nicholls, entre otras razones, porque él no busca figurar. Otras personas, en su lugar, habrían buscado todo el protagonismo para sí. El se lo ha dejado a los demás. Pero ha sido el verdadero artífice. Contrató al mejor entrenador. Los frutos que dio el trabajo de éste y la administración honesta de los recursos permitieron financiar sobradamente su contratación y convertirla en un muy buen negocio para todos.
Además, el país ha resultado inspirado, porque ha comprobado que, habiendo adquirido gracias a la Revolución Silenciosa de los '70 y '80 una mentalidad ganadora, gracias a la dirección de Mayne-Nicholls y Bielsa ha podido hacerla extensiva al fútbol. Y como éste es un deporte tan popular, se ha podido llevar hasta las grandes masas menos educadas la sana noción de que el esfuerzo serio trae aparejado el éxito, que la administración honesta permite, añadida a lo anterior, generar abundantea recursos; y que el conjunto de eso permite a los chilenos ser agresivos y audaces y cosechar triunfos allí donde en el pasado sólo conocíamos la derrota.
Creíamos que el temperamento chileno de 1879 era cosa del pasado. Hoy lo hemos visto expresado en la actitud de un grupo de jóvenes, mayoritariamente de modestos orígenes, en una cancha de fútbol de un país lejano.
Y el principal artífice ha preferido, ejemplarmente, permanecer detrás de la escena pública.
Muchas veces nos toca ver lo peor de la chilenidad. Hoy hemos visto lo mejor. Y lo mejor de lo mejor ha permanecido recatadamente detrás del escenario. Pero eso mismo añade la virtud de la modestia a los atributos que lo convierten en el principal artífice del éxito que hoy celebra el país.
martes, 15 de junio de 2010
La Misma Forma de Gobernar
¿A quién puede extrañar que el Gobierno de Sebastián Piñera proponga formas alternativas de familia, distintas de la fundada en el matrimonio de un hombre y una mujer? Bastaba ver en su franja electoral a la pareja gay para saber cuál era su postura. Ahora un partidario suyo, que me criticaba cuando yo me oponía a su candidatura, escribe al diario desolado, al comprobar que el Presidente, al cual contribuyó a elegir, ahora hace una propuesta para destruir a la familia.
¿Cuál es la "nueva forma de gobernar"? Si estas son las ideas de la Concertación. Es la misma forma de gobernar que ella.
Todo es parecido. En lo económico, se sube el impuesto a las empresas y se incrementa el royalty a la minería, viejas ideas concertacionistas. Pues ellos llevaron el impuesto a las empresas del diez por ciento a que lo había rebajado Büchi en la década de los 80, a 17 por ciento. Y ahora Piñera lo aumentará aún más. Precisamente porque ese impuesto se bajó, las empresas invirtieron más y el país creció al 7 por ciento anual durante una década. Subieron ese impuesto y, amén de otras medidas inconvenientes, ello condujo a que el país creciera cada vez menos, siendo que el mejor remedio para la pobreza es, comprobadamente, el crecimiento. ¿Cuál es la diferencia con la Concertación? ¿Que se quiere favorecer a las PYMES? La Concertación también lo hizo y eximió de impuesto a la renta a las utilidades reinvertidas.
Y siguen los atentados con bombas. Ha habido cien en los últimos tres años. Los cometen los mismos terroristas mimados de la Concertación, perdonados por Aylwin, todos premiados con pensiones vitalicias por el solo hecho de declarar haber sido torturados bajo el Gobierno Militar, cuando estaban más activos en el terrorismo. Su impunidad actual, que ha determinado un cambio de fiscal para investigar los atentados, es la misma de que gozaban bajo la Concertación. Y siguen presos los uniformados que se enfrentaron al terrorismo. Y el Gobierno actual mantiene los organismos públicos politizados que los persiguen. Igual que bajo la Concertación: agentes de seguridad en la cárcel y terroristas libres e impunes. Tanto que ponen una bomba cerca de la residencia presidencial. El hermano del Presidente, el "Negro" Piñera, dice que ya no se puede vivir tranquilo con tanta delincuencia. Hasta él se ha dado cuenta de que nada ha cambiado en materia de delitos comunes.
Y cuando se publica una defensa del Gobierno Militar fundada en hechos, sale alguna autoridad a condenarla, como lo ha hecho ahora el Ministro del Interior, y tal como antes lo hacían los personeros de la Concertación. Ahora ese ministro se ha trenzado por eso nada menos que con José Piñera, hermano del Presidente, pero defensor del Gobierno Militar. Y ese ministro se retrata orgulloso bajo la efigie de Allende en La Moneda, al igual que sus antecesores. ¿Qué ha cambiado?
Se criticaba a los gobernantes anteriores por su vocación mediática. Sebastián Piñera los ha superado a todos en ese aspecto. Por eso alguien ha escrito que, más que un Presidente, parece un "protagonista". Su imagen en el centro del escenario prevalece sobre todo. Por eso ideó un impuesto que le diera la imagen de "quitarles a los ricos y darles a los pobres", la misma que deseaban proyectar los gobernantes de la Concertación.
Y ahora termina profundizando otro de los despropósitos de los gobiernos anteriores: la paulatina destrucción de la familia. Nada más que porque las encuestas señalan que es "lo popular". Se pretende legalizar formas de familia alternativas, más "fáciles", que se puedan disolver expeditamente. Justamente cuando el mayor problema moral y educacional del país es que el hogar normal y estable tiende a desaparecer. Cada vez menos parejas se casan. El número de divorcios superó en 2009 al de matrimonios, lo que en parte se debe a Sebastián Piñera, que en su hora votó a favor de ese divorcio. Menos matrimonios, mas niños "sueltos" en las calles. El número de hijos nacidos fuera del matrimonio ha superado ya largamente al de nacidos dentro de él. Niños sueltos que caen en la droga fácilmente y luego delinquen para financiarla. Que carecen de la educación que se recibe en el hogar, donde hay un padre y una madre que, por modestos que sean, los educan. ¿Cómo va a mejorar la educación si una institución esencial para entregarla y velar por ella es el hogar estable, formado por un padre y una madre casados, y éste va desapareciendo?
Nadie pretende imponer por la fuerza el matrimonio, pero no puede permitirse que sea destruido por la legalización de formas alternativas que lo desnaturalizan. No se necesita ninguna ley para permitir que una pareja, ya sea de heterosexuales, homosexuales o lesbianas, conviva como quiera. Pueden perfectamente contratar entre sí para solucionar sus problemas patrimoniales. Eso lo permite la libertad contractual y de asociación. Lo que busca la legislación que se propone es otra cosa: dar un nuevo paso en la destrucción del matrimonio y del hogar estable, porque la legislación proyectada consagrará derechos que irán en perjuicio de los cónyuges y de los hijos de los hogares bien constituidos. Si no fuera así, una nueva legislación sería innecesaria.
La actual no es una nueva forma de gobernar. Es, lamentablemente, la misma de la Concertación, y tiene razón el lector-elector desilusionado que hoy escribe en "El Mercurio" que la iniciativa anunciada por el Gobierno y parlamentarios afines a él resulta no sólo grave, sino políticamente inadmisible.
Aunque tarde, se ha dado cuenta de las consecuencias de haber votado como votó.
¿Cuál es la "nueva forma de gobernar"? Si estas son las ideas de la Concertación. Es la misma forma de gobernar que ella.
Todo es parecido. En lo económico, se sube el impuesto a las empresas y se incrementa el royalty a la minería, viejas ideas concertacionistas. Pues ellos llevaron el impuesto a las empresas del diez por ciento a que lo había rebajado Büchi en la década de los 80, a 17 por ciento. Y ahora Piñera lo aumentará aún más. Precisamente porque ese impuesto se bajó, las empresas invirtieron más y el país creció al 7 por ciento anual durante una década. Subieron ese impuesto y, amén de otras medidas inconvenientes, ello condujo a que el país creciera cada vez menos, siendo que el mejor remedio para la pobreza es, comprobadamente, el crecimiento. ¿Cuál es la diferencia con la Concertación? ¿Que se quiere favorecer a las PYMES? La Concertación también lo hizo y eximió de impuesto a la renta a las utilidades reinvertidas.
Y siguen los atentados con bombas. Ha habido cien en los últimos tres años. Los cometen los mismos terroristas mimados de la Concertación, perdonados por Aylwin, todos premiados con pensiones vitalicias por el solo hecho de declarar haber sido torturados bajo el Gobierno Militar, cuando estaban más activos en el terrorismo. Su impunidad actual, que ha determinado un cambio de fiscal para investigar los atentados, es la misma de que gozaban bajo la Concertación. Y siguen presos los uniformados que se enfrentaron al terrorismo. Y el Gobierno actual mantiene los organismos públicos politizados que los persiguen. Igual que bajo la Concertación: agentes de seguridad en la cárcel y terroristas libres e impunes. Tanto que ponen una bomba cerca de la residencia presidencial. El hermano del Presidente, el "Negro" Piñera, dice que ya no se puede vivir tranquilo con tanta delincuencia. Hasta él se ha dado cuenta de que nada ha cambiado en materia de delitos comunes.
Y cuando se publica una defensa del Gobierno Militar fundada en hechos, sale alguna autoridad a condenarla, como lo ha hecho ahora el Ministro del Interior, y tal como antes lo hacían los personeros de la Concertación. Ahora ese ministro se ha trenzado por eso nada menos que con José Piñera, hermano del Presidente, pero defensor del Gobierno Militar. Y ese ministro se retrata orgulloso bajo la efigie de Allende en La Moneda, al igual que sus antecesores. ¿Qué ha cambiado?
Se criticaba a los gobernantes anteriores por su vocación mediática. Sebastián Piñera los ha superado a todos en ese aspecto. Por eso alguien ha escrito que, más que un Presidente, parece un "protagonista". Su imagen en el centro del escenario prevalece sobre todo. Por eso ideó un impuesto que le diera la imagen de "quitarles a los ricos y darles a los pobres", la misma que deseaban proyectar los gobernantes de la Concertación.
Y ahora termina profundizando otro de los despropósitos de los gobiernos anteriores: la paulatina destrucción de la familia. Nada más que porque las encuestas señalan que es "lo popular". Se pretende legalizar formas de familia alternativas, más "fáciles", que se puedan disolver expeditamente. Justamente cuando el mayor problema moral y educacional del país es que el hogar normal y estable tiende a desaparecer. Cada vez menos parejas se casan. El número de divorcios superó en 2009 al de matrimonios, lo que en parte se debe a Sebastián Piñera, que en su hora votó a favor de ese divorcio. Menos matrimonios, mas niños "sueltos" en las calles. El número de hijos nacidos fuera del matrimonio ha superado ya largamente al de nacidos dentro de él. Niños sueltos que caen en la droga fácilmente y luego delinquen para financiarla. Que carecen de la educación que se recibe en el hogar, donde hay un padre y una madre que, por modestos que sean, los educan. ¿Cómo va a mejorar la educación si una institución esencial para entregarla y velar por ella es el hogar estable, formado por un padre y una madre casados, y éste va desapareciendo?
Nadie pretende imponer por la fuerza el matrimonio, pero no puede permitirse que sea destruido por la legalización de formas alternativas que lo desnaturalizan. No se necesita ninguna ley para permitir que una pareja, ya sea de heterosexuales, homosexuales o lesbianas, conviva como quiera. Pueden perfectamente contratar entre sí para solucionar sus problemas patrimoniales. Eso lo permite la libertad contractual y de asociación. Lo que busca la legislación que se propone es otra cosa: dar un nuevo paso en la destrucción del matrimonio y del hogar estable, porque la legislación proyectada consagrará derechos que irán en perjuicio de los cónyuges y de los hijos de los hogares bien constituidos. Si no fuera así, una nueva legislación sería innecesaria.
La actual no es una nueva forma de gobernar. Es, lamentablemente, la misma de la Concertación, y tiene razón el lector-elector desilusionado que hoy escribe en "El Mercurio" que la iniciativa anunciada por el Gobierno y parlamentarios afines a él resulta no sólo grave, sino políticamente inadmisible.
Aunque tarde, se ha dado cuenta de las consecuencias de haber votado como votó.
lunes, 14 de junio de 2010
Cinco Verdades y un Sinapismo
Ya el país políticamente correcto había sufrido espasmos de cólera cuando el entonces embajador Otero dijo algunas verdades sobre nuestra historia reciente, y resulta que ahora, apenas repuesto ese país de su acceso apoplético, nada menos que José, el hermano mayor del Presidente, aparece diciendo cinco verdades que ya exceden de todo lo soportable, a saber: 1) El quiebre constitucional del 73 fue culpa de Allende, pues quien viola la Constitución desde el poder y da un golpe al sistema democrático, deviene tirano; 2) El caso similar más famoso de la historia fue el de Adolfo Hitler en 1933: elegido democráticamente, devino tirano; 3) Allende y el PS firmaron en 1967 una verdadera declaración de guerra a la democracia, legitimando la violencia; 4) Quienes de verdad removieron a Allende fueron los 81 diputados que firmaron el Acuerdo de 22 de agsto de 1973 y 5) Pinochet actuó por mandato de esa mayoría democrática.
Todas esas afirmaciones están históricamente documentadas. A los que duden de las dos últimas sólo cabe pedirles que lean las conclusiones del Acuerdo de la Cámara, donde se llama explícitamente a los militares a "poner término a las situaciones de hecho referidas" y que están enumeradas en el cuerpo del Acuerdo. Veinte días después del mismo, los comandantes en jefe y el general director obedecieron al llamado.
El actual ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, que tanto gusta de fotografiarse bajo el retrato de Allende, rechazó en términos airados el paralelo que José Piñera hizo entre aquél y Hitler. No contento con eso, llamó a la senadora Isabel Allende, hija del derrocado Presidente, para darle explicaciones, según ella ha declarado en la televisión. Por supuesto, los socialistas han expresado su respaldo a Hinzpeter.
Como era de esperar, se han alzado las voces de repudio de variados políticos contra José Piñera. Son las mismas que habitualmente se levantan en nuestro medio cuando alguien recuerda la verdad histórica, casi completamente desconocida para una generación completa de chilenos, a los cuales ella se les ha ocultado, y olvidada por las generaciones anteriores, cuyos cerebros han sido metódicamente lavados durante veinte años.
Y, como lo hizo en el caso Otero, el Presidente de la República se ha corrido por la tangente, pero esta vez lo ha hecho mejor, pues no ha dicho nada, en lugar de hacer una declaración incomprensible, como en aquel caso. Parece estar consciente de que ésa debe ser su actitud cada vez que la verdad histórica merodee cerca suyo, sabedor de que está en la insostenible situación de ser partidario del "no", es decir, defensor de la "historia oficial", pero elegido fundamentalmente con los votos del "sí", es decir, de los abiertos a conocer la historia real.
Una acepción de la voz "sinapismo" es la de una persona muy molesta. Entonces, acostumbrémosnos a que cada vez que alguien diga públicamente verdades acerca de la historia chilena del último medio siglo, en el palacio presidencial merodearán uno o más sinapismos.
Todas esas afirmaciones están históricamente documentadas. A los que duden de las dos últimas sólo cabe pedirles que lean las conclusiones del Acuerdo de la Cámara, donde se llama explícitamente a los militares a "poner término a las situaciones de hecho referidas" y que están enumeradas en el cuerpo del Acuerdo. Veinte días después del mismo, los comandantes en jefe y el general director obedecieron al llamado.
El actual ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, que tanto gusta de fotografiarse bajo el retrato de Allende, rechazó en términos airados el paralelo que José Piñera hizo entre aquél y Hitler. No contento con eso, llamó a la senadora Isabel Allende, hija del derrocado Presidente, para darle explicaciones, según ella ha declarado en la televisión. Por supuesto, los socialistas han expresado su respaldo a Hinzpeter.
Como era de esperar, se han alzado las voces de repudio de variados políticos contra José Piñera. Son las mismas que habitualmente se levantan en nuestro medio cuando alguien recuerda la verdad histórica, casi completamente desconocida para una generación completa de chilenos, a los cuales ella se les ha ocultado, y olvidada por las generaciones anteriores, cuyos cerebros han sido metódicamente lavados durante veinte años.
Y, como lo hizo en el caso Otero, el Presidente de la República se ha corrido por la tangente, pero esta vez lo ha hecho mejor, pues no ha dicho nada, en lugar de hacer una declaración incomprensible, como en aquel caso. Parece estar consciente de que ésa debe ser su actitud cada vez que la verdad histórica merodee cerca suyo, sabedor de que está en la insostenible situación de ser partidario del "no", es decir, defensor de la "historia oficial", pero elegido fundamentalmente con los votos del "sí", es decir, de los abiertos a conocer la historia real.
Una acepción de la voz "sinapismo" es la de una persona muy molesta. Entonces, acostumbrémosnos a que cada vez que alguien diga públicamente verdades acerca de la historia chilena del último medio siglo, en el palacio presidencial merodearán uno o más sinapismos.
domingo, 13 de junio de 2010
El Mundial y la Lógica
La FIFA ha hecho un ranking de los equipos de fútbol de todos los países afiliados a ella, de acuerdo a los resultados registrados en los partidos que han jugado en los últimos años. Atendiendo a ese ranking, "El Mercurio" del 29.05.10 pronosticó los resultados del Campeonato Mundial y llegó a la conclusión de que en la final se enfrentarán Brasil y España, y de que ganará Brasil. Tercera quedará Alemania y cuarta Inglaterra.
Eso es lo que indica la lógica, entendiendo por ésta el resultado previsible según la experiencia pasada. Por ejemplo, la lógica me indica a mí que nunca podré ganarle un partido de tenis a mi hijo mayor, porque desde que él tenía 17 años me los ha ganado siempre, cada vez por mayor diferencia, y porque él es 25 años menor que yo y pertenece a la categoría Escalafón Nacional, mientras yo ni siquiera en mis mejores tiempos pude superar la Tercera Categoría. Luego, por simple lógica se puede pronosticar que nunca le ganaré siquiera un set a mi hijo mayor.
Pero en el Mundial las cosas son diferentes, así como en el tenis profesional también, porque a veces el jugador número 20 del mundo le puede ganar al primero, si bien esto sucederá una de cada diez o más veces en que se enfrenten. Lo mismo puede suceder en el fútbol profesional internacional.
De hecho, de los ocho partidos del Mundial jugados hasta hoy domingo en la noche, sólo en tres se ha dado la lógica. En los otros cinco no han ganado los equipos que debieron haberlo hecho, según el ranking FIFA. En tres de esos cinco partidos hubo empates y en los otros dos ganó el equipo que, por antecedentes, debía perder. Corea del Sur ocupa el lugar 47° de la tabla de la FIFA, y ganó a Grecia, que ocupa el 13°. Y Ghana, que ocupa el lugar 32°, ganó a Serbia, 15°.
Los aficionados al fútbol tenemos una frase-talismán para explicar estas cosas: "el fútbol es así". No es muy genial ni profunda, pero quiere decir algo real: que siempre puede suceder cualquier cosa imprevista, porque en el deporte profesional de competencia las diferencias entre los equipos rara vez son abismales, como la que existe en el tenis entre mi hijo mayor y yo.
Nadie puede garantizar que no sucederá algo como lo que le aconteció al arquero británico Green: una pelota fácil se le escapó de las manos y entró al arco, determinando un empate por completo "ilógico" entre Inglaterra, 8°, y los Estados Unidos, 14°.
Esas cosas solían pasarnos a los chilenos frecuentemente. Recuerdo que en el mundial de 1982 nos correspondió enfrentar a Alemania Occidental y un tirito débil y de distancia de un delantero alemán se le coló entre las manos y las piernas a nuestro arquero Osbén. El alemán, después de disparar, se había vuelto a su campo, sin siquiera molestarse en mirar cómo le atajaban el tiro, tan fácil de atajar era. Pero fue gol y su cara de sorpresa fue memorable. La historia del deporte chileno está jalonada de fiascos como ése. Como cuando el árbitro pisó un pie al boxeador "Tani" Loayza, cuando disputaba con muchas posibilidades un título mundial, y lo dejó incapacitado; o como cuando Manuel Plaza se perdió en la maratón de Amsterdam o como cuando Carlos Caszely erró un penal ante Austria, en el mismo Mundial de 1982. Ahora le sucedió lo mismo a un inglés, corroborando que, así como nosotros somos los ingleses de Sudamérica, ellos son los chilenos de Europa.
Yo veo muchos partidos de fútbol aburridos porque sé que el drama tiene una alta probabilidad de ocurrir, sobre todo en los últimos minutos. Y muchas veces he visto satisfecha mi necesidad de sorprenderme. Creo que en este mundial no resultaré defraudado. Veremos muchas situaciones inesperadas. Por eso no conviene cortar simplemente el televisor en los partidos que parecen aburridos, porque "el fútbol es así". El drama y lo inesperado están a la vuelta de la esquina. Y así ha sucedido hasta ahora en el 67 por ciento de los partidos jugados.
Eso es lo que indica la lógica, entendiendo por ésta el resultado previsible según la experiencia pasada. Por ejemplo, la lógica me indica a mí que nunca podré ganarle un partido de tenis a mi hijo mayor, porque desde que él tenía 17 años me los ha ganado siempre, cada vez por mayor diferencia, y porque él es 25 años menor que yo y pertenece a la categoría Escalafón Nacional, mientras yo ni siquiera en mis mejores tiempos pude superar la Tercera Categoría. Luego, por simple lógica se puede pronosticar que nunca le ganaré siquiera un set a mi hijo mayor.
Pero en el Mundial las cosas son diferentes, así como en el tenis profesional también, porque a veces el jugador número 20 del mundo le puede ganar al primero, si bien esto sucederá una de cada diez o más veces en que se enfrenten. Lo mismo puede suceder en el fútbol profesional internacional.
De hecho, de los ocho partidos del Mundial jugados hasta hoy domingo en la noche, sólo en tres se ha dado la lógica. En los otros cinco no han ganado los equipos que debieron haberlo hecho, según el ranking FIFA. En tres de esos cinco partidos hubo empates y en los otros dos ganó el equipo que, por antecedentes, debía perder. Corea del Sur ocupa el lugar 47° de la tabla de la FIFA, y ganó a Grecia, que ocupa el 13°. Y Ghana, que ocupa el lugar 32°, ganó a Serbia, 15°.
Los aficionados al fútbol tenemos una frase-talismán para explicar estas cosas: "el fútbol es así". No es muy genial ni profunda, pero quiere decir algo real: que siempre puede suceder cualquier cosa imprevista, porque en el deporte profesional de competencia las diferencias entre los equipos rara vez son abismales, como la que existe en el tenis entre mi hijo mayor y yo.
Nadie puede garantizar que no sucederá algo como lo que le aconteció al arquero británico Green: una pelota fácil se le escapó de las manos y entró al arco, determinando un empate por completo "ilógico" entre Inglaterra, 8°, y los Estados Unidos, 14°.
Esas cosas solían pasarnos a los chilenos frecuentemente. Recuerdo que en el mundial de 1982 nos correspondió enfrentar a Alemania Occidental y un tirito débil y de distancia de un delantero alemán se le coló entre las manos y las piernas a nuestro arquero Osbén. El alemán, después de disparar, se había vuelto a su campo, sin siquiera molestarse en mirar cómo le atajaban el tiro, tan fácil de atajar era. Pero fue gol y su cara de sorpresa fue memorable. La historia del deporte chileno está jalonada de fiascos como ése. Como cuando el árbitro pisó un pie al boxeador "Tani" Loayza, cuando disputaba con muchas posibilidades un título mundial, y lo dejó incapacitado; o como cuando Manuel Plaza se perdió en la maratón de Amsterdam o como cuando Carlos Caszely erró un penal ante Austria, en el mismo Mundial de 1982. Ahora le sucedió lo mismo a un inglés, corroborando que, así como nosotros somos los ingleses de Sudamérica, ellos son los chilenos de Europa.
Yo veo muchos partidos de fútbol aburridos porque sé que el drama tiene una alta probabilidad de ocurrir, sobre todo en los últimos minutos. Y muchas veces he visto satisfecha mi necesidad de sorprenderme. Creo que en este mundial no resultaré defraudado. Veremos muchas situaciones inesperadas. Por eso no conviene cortar simplemente el televisor en los partidos que parecen aburridos, porque "el fútbol es así". El drama y lo inesperado están a la vuelta de la esquina. Y así ha sucedido hasta ahora en el 67 por ciento de los partidos jugados.
sábado, 12 de junio de 2010
El Poder Teologal de la Política
Chile es un país muy politizado, en el sentido de que toda persona perteneciente a los niveles más cultos de la sociedad tiene una posición partidista muy definida y determina casi todos sus predicamentos sobre la base de esa identificación. No conozco personas políticamente independientes. Sí conozco algunas, muy pocas, que son realmente imparciales, pero a cada una la puedo identificar como "imparcial de los nuestros" o "imparcial de los de ellos".
La política, naturalmente, ha "metido su cola" desde siempre en la Iglesia chilena y lo sigue haciendo. Los "connaisseurs" pueden decir con toda precisión la ubicación política de cada prelado y sacerdote que conozcan, como también, para el caso, de cada militar, ingeniero, médico, abogado, periodista o lo que fuere.
La politización en la Iglesia ha sido puesta en evidencia en estos días por el sacerdote jesuita Felipe Berríos y ha provocado un interesante debate en la prensa, principalmente en las Cartas al Director de "El Mercurio" y en la revista "Qué Pasa", debate que no voy a reproducir, pero del cual extraigo las siguientes conclusiones:
Primera, que el padre Berrios no sólo se ha alejado del magisterio de la Iglesia sino que se ha puesto en una condición de rebelión contra él. Y no sólo ha puesto cuestionado la infalibilidad del Papa en materias teológicas, sino que ha acusado a un Pontífice (Juan Pablo II) de "hacer mucho daño a la Iglesia".
Segunda, que el padre Berríos ha emitido un veto político explícito y amenazador contra la persona del obispo de San Bernardo, monseñor Juan Ignacio González, en razón de haber él trabajado junto a Sergio Rillón, durante el Gobierno Militar, en la oficina que conducía las relaciones con la Iglesia. Oficina políticamente necesaria porque la Iglesia se encontraba a su vez conducida por el Cardenal Raúl Silva Henríquez, de reconocida simpatía DC, colectividad que, tras apoyar el pronunciamiento militar de 1973, se había situado en oposición a él. Tanto así que el sucesor de monseñor Silva Henríquez, Cardenal Francisco Fresno, fue el encargado de llevar al Presidente Pinochet un documento llamado "Acuerdo Nacional", de carácter netamente político y destinado a anticipar el término del Gobierno Militar.
Mi opinión es que el veto del padre Berríos tiene gran importancia, porque la Santa Sede siempre se la concede a las consideraciones políticas. Claro que el padre Berríos, como "dilettante", si bien apasionado, de la política, cometió el error de expresar su apoyo a tres prelados para ser futuros Arzobispos de Santiago, con lo cual no ha logrado otra cosa que extender su veto a los mismos. De modo que, puede preverse, la Santa Sede, obrando políticamente, no designará Arzobispo a ninguno.
Y, tercero, como de costumbre, la derecha política chilena está casi toda alineada con el jesuita de izquierda en estas materias, y con la excepción de un artículo del intelectual Jaime Antúnez y de una carta del abogado Rafael Rivera, ambos exponentes de la recta doctrina católica. Pero dos distinguidas señoras católicas de derecha han escrito al diario citado en apoyo al padre Berríos, y un amigo mío, situado tal vez a la derecha de las anteriores, escribió brevemente, a raíz del viaje del sacerdote a Burundi: "Vuélvase luego", en circunstancias de que todo derechista consecuente (sobre todo si fuera católico) debería haber escrito: "Quédese allá". Lo cual, por lo demás, es lo que seguramente desea la jerarquía católica, pues sería lo mejor para ella, vistos los tremendos desaguisados teolólgicos del popular sacerdote. Y aunque él ha dicho que no se va "arrancado ni echado", a nadie le puede caber duda de que el viaje sí le ha sido "sugerido".
En fin, los chilenos somos animales fundamentalmente políticos. Por eso un profesor católico, en su columna del miércoles pasado en "El Mercurio", refería que otro jesuita de izquierda, que no nombró pero todo sabemos quién es, le confesó paladinamente que le había pedido al rector de la Universidad Católica removerlo de sus funciones académicas en atención a sus actuaciones políticas. La común condición de católicos de ambos no valía nada frente a la disensión partidista que los separaba, de donde se deduce que, para ese sacerdote, la política es más importante que la religión.
Y con eso supongo que queda dicho todo.
La política, naturalmente, ha "metido su cola" desde siempre en la Iglesia chilena y lo sigue haciendo. Los "connaisseurs" pueden decir con toda precisión la ubicación política de cada prelado y sacerdote que conozcan, como también, para el caso, de cada militar, ingeniero, médico, abogado, periodista o lo que fuere.
La politización en la Iglesia ha sido puesta en evidencia en estos días por el sacerdote jesuita Felipe Berríos y ha provocado un interesante debate en la prensa, principalmente en las Cartas al Director de "El Mercurio" y en la revista "Qué Pasa", debate que no voy a reproducir, pero del cual extraigo las siguientes conclusiones:
Primera, que el padre Berrios no sólo se ha alejado del magisterio de la Iglesia sino que se ha puesto en una condición de rebelión contra él. Y no sólo ha puesto cuestionado la infalibilidad del Papa en materias teológicas, sino que ha acusado a un Pontífice (Juan Pablo II) de "hacer mucho daño a la Iglesia".
Segunda, que el padre Berríos ha emitido un veto político explícito y amenazador contra la persona del obispo de San Bernardo, monseñor Juan Ignacio González, en razón de haber él trabajado junto a Sergio Rillón, durante el Gobierno Militar, en la oficina que conducía las relaciones con la Iglesia. Oficina políticamente necesaria porque la Iglesia se encontraba a su vez conducida por el Cardenal Raúl Silva Henríquez, de reconocida simpatía DC, colectividad que, tras apoyar el pronunciamiento militar de 1973, se había situado en oposición a él. Tanto así que el sucesor de monseñor Silva Henríquez, Cardenal Francisco Fresno, fue el encargado de llevar al Presidente Pinochet un documento llamado "Acuerdo Nacional", de carácter netamente político y destinado a anticipar el término del Gobierno Militar.
Mi opinión es que el veto del padre Berríos tiene gran importancia, porque la Santa Sede siempre se la concede a las consideraciones políticas. Claro que el padre Berríos, como "dilettante", si bien apasionado, de la política, cometió el error de expresar su apoyo a tres prelados para ser futuros Arzobispos de Santiago, con lo cual no ha logrado otra cosa que extender su veto a los mismos. De modo que, puede preverse, la Santa Sede, obrando políticamente, no designará Arzobispo a ninguno.
Y, tercero, como de costumbre, la derecha política chilena está casi toda alineada con el jesuita de izquierda en estas materias, y con la excepción de un artículo del intelectual Jaime Antúnez y de una carta del abogado Rafael Rivera, ambos exponentes de la recta doctrina católica. Pero dos distinguidas señoras católicas de derecha han escrito al diario citado en apoyo al padre Berríos, y un amigo mío, situado tal vez a la derecha de las anteriores, escribió brevemente, a raíz del viaje del sacerdote a Burundi: "Vuélvase luego", en circunstancias de que todo derechista consecuente (sobre todo si fuera católico) debería haber escrito: "Quédese allá". Lo cual, por lo demás, es lo que seguramente desea la jerarquía católica, pues sería lo mejor para ella, vistos los tremendos desaguisados teolólgicos del popular sacerdote. Y aunque él ha dicho que no se va "arrancado ni echado", a nadie le puede caber duda de que el viaje sí le ha sido "sugerido".
En fin, los chilenos somos animales fundamentalmente políticos. Por eso un profesor católico, en su columna del miércoles pasado en "El Mercurio", refería que otro jesuita de izquierda, que no nombró pero todo sabemos quién es, le confesó paladinamente que le había pedido al rector de la Universidad Católica removerlo de sus funciones académicas en atención a sus actuaciones políticas. La común condición de católicos de ambos no valía nada frente a la disensión partidista que los separaba, de donde se deduce que, para ese sacerdote, la política es más importante que la religión.
Y con eso supongo que queda dicho todo.
viernes, 11 de junio de 2010
El "Sí" y el "No" Forever
El Chile contemporáneo tiene un rasgo que nunca se había manifestado en el pasado anterior a 1970: el del rencor perpetuo. Las grandes diferencias que dividieron a los chilenos antes de eso siempre fueron superadas en algún momento posterior y próximo al del conflicto. Tras la batalla de Lircay en 1828 y el triunfo conservador, el país se unió. Lo mismo tras conflictos revolucionarios a mediados del siglo XIX y de la propia Revolución de 1891, que no obstante haber dejado un saldo enorme de diez mil muertos (en un país de menos de dos millones de habitantes, es decir, murió el medio por ciento de la población), fue dejada atrás mediante no menos de seis amnistías (del griego "amnestia", "olvido"). Tras corto tiempo, participaban en política, unidos en los mismos partidos, elementos de ambos bandos contendientes. Así también sucedió tras otras crisis, como la caída de Alessandri, la de Ibáñez o de los nueve (sí, nueve) gobiernos que hubo entre 1931 y 1932, incluida una República Socialista con ínfulas soviéticas. Para no hablar de la "matanza" del Seguro Obrero, en 1938, el dolor de cuyo medio centenar de muertes fue cubierto también por amplia amnistía de verdad, es decir, que rigió y fue respetada.
Todo eso se perdió después de 1973 y, en particular, de 1990. El bando marxista derrotado, cuya doctrina se funda en el odio y en la división, acá perdió la guerra armada que inició para hacerse con todo el poder, pero a la postre ganó la posguerra. Reescribió la historia, borrando de ella su tentativa totalitaria y presentando la acción de las fuerzas de la defensa nacional, mandadas a derrotarla, como inmotivada y sólo fundada en la sevicia y la sed de poder. Así anuló todos los intentos de que el olvido, la amnistía, dejaran atrás los odios del pasado.
Un protagonista de estos días, el jesuita Felipe Berríos, escribiendo en el principal matutino, hablaba del Gobierno Militar como un régimen que calificaba de "humanoides" a sus opositores, en circunstancias de que ese calificativo sólo lo aplicó una persona, el almirante Merino, en una oportunidad, y a los autores de un sangriento atentado terrorista que costó la vida a varias personas desprevenidas.
La izquierda chilena y mundial ganó la posguerra publicitaria en toda la línea, invalidó de facto la amnistía y otras eximentes de responsabilidad con baratos argumentos jurídicos, que fueron acogidos por los tribunales (donde aquélla consiguió la mayoría necesaria) no sin antes haberse beneficiado de esos mecanismos (quinientos extremistas se acogieron a la Ley de Amnistía de 1978).
Así, la división entre el "Sí" y el "No" sigue rediviva entre nosotros. Para efectos, por cierto, de que los partidarios del primero sufran todas las consecuencias de haberlo sido y los partidarios del segundo ninguna. Hemos visto a un embajador del gobierno actual que osó defender la memoria del militar, del cual fue partidario, defenestrado por unanimidad a raíz de ello. Nadie lo respaldó, ni siquiera él mismo se defendió, pues pidió perdón por sus palabras, como si hubiera proferido una herejía. El presidente de la DC dictaminó, a raíz de ello, que sobre el Gobierno Militar hay en Chile "una sola versión". De allí se sigue que los partidarios del "Sí", si llegan a abandonar su tenida de camuflaje, corren graves riesgos. Todos deben hacerse como si hubieran sido del "No" toda la vida. Optan por el cómodo expediente de descargar las culpas reales y supuestas del gobierno que salvó al país de ser otra Cuba, sobre los hombros de un difunto, Augusto Pinochet, y de los camaradas de armas que cumplen presidio perpetuo real, en contra de toda legalidad, en los "gulags" que para ellos ha construido la democracia y abastecido la justicia de izquierda.
Un rasgo saliente de este novedoso imperio eterno del rencor es el de que un gobierno elegido como alternativa a los de izquierda y centroizquierda, haya tenido que ser encabezado por un exponente del "No". Porque si bien su votación provino fundamentalmente de la gente del "Sí", el país del rencor nunca permitirá que triunfe algún personero manchado con el pecado original de haber sido del "Sí".
Pero este Presidente del "No" con votos del "Sí" ha mantenido todos los instrumentos de persecución contra los soldados que derrotaron la intentona armada de la izquierda. Y uno de éstos, oficial dignísimo que tuvo la mala suerte de ser, como teniente, el encargado de interrogar a subversivos presos, y que cumple presidio perpetuo real tras haber sufrido las mås increíbles irregularidades procesales, haber sido herido en las proximidades de los tribunales por enviados del odio marxista y, en fin, haber soportado toda suerte de ilegalidades, ahora, bajo el gobierno por el cual votaron los del "Sí", Y A INICIATIVA DE SU MINISTERIO DEL INTERIOR (en el cual se mantienen todas las oficinas de persecución contra ex uniformados concebidas bajo los gobiernos de izquierda), ha sido citado a declarar por la muerte de Víctor Jara, ocurrida hace 27 años. Ni siquiera los propios jueces de izquierda habían osado inculparlo por esa muerte. Ha tenido que ser un gobierno que algunos ilusos llaman "de centroderecha" el que extreme la persecución hasta puntos que a los marxistas no se les habían ocurrido.
"Ni perdón ni olvido"... salvo que seas del "No", por supuesto, pues en ese caso todo te ha sido olvidado y perdonado. Si eres del "Sí", ni siquiera pienses en decir lo que opinas. Nunca digas "Gobierno Militar", sino "dictadura", como dice en "La Segunda" de hoy el mismísimo senador Novoa (UDI), porque si no lo haces te van a proscribir. Si tú creías que en enero habías ganado, tal como en 1973, ahora de nuevo resultó que no: otra vez has perdido. Si eres del "Sí" no cabes en este país. For ever and ever. Porque, en Chile, el odio es más fuerte.
Todo eso se perdió después de 1973 y, en particular, de 1990. El bando marxista derrotado, cuya doctrina se funda en el odio y en la división, acá perdió la guerra armada que inició para hacerse con todo el poder, pero a la postre ganó la posguerra. Reescribió la historia, borrando de ella su tentativa totalitaria y presentando la acción de las fuerzas de la defensa nacional, mandadas a derrotarla, como inmotivada y sólo fundada en la sevicia y la sed de poder. Así anuló todos los intentos de que el olvido, la amnistía, dejaran atrás los odios del pasado.
Un protagonista de estos días, el jesuita Felipe Berríos, escribiendo en el principal matutino, hablaba del Gobierno Militar como un régimen que calificaba de "humanoides" a sus opositores, en circunstancias de que ese calificativo sólo lo aplicó una persona, el almirante Merino, en una oportunidad, y a los autores de un sangriento atentado terrorista que costó la vida a varias personas desprevenidas.
La izquierda chilena y mundial ganó la posguerra publicitaria en toda la línea, invalidó de facto la amnistía y otras eximentes de responsabilidad con baratos argumentos jurídicos, que fueron acogidos por los tribunales (donde aquélla consiguió la mayoría necesaria) no sin antes haberse beneficiado de esos mecanismos (quinientos extremistas se acogieron a la Ley de Amnistía de 1978).
Así, la división entre el "Sí" y el "No" sigue rediviva entre nosotros. Para efectos, por cierto, de que los partidarios del primero sufran todas las consecuencias de haberlo sido y los partidarios del segundo ninguna. Hemos visto a un embajador del gobierno actual que osó defender la memoria del militar, del cual fue partidario, defenestrado por unanimidad a raíz de ello. Nadie lo respaldó, ni siquiera él mismo se defendió, pues pidió perdón por sus palabras, como si hubiera proferido una herejía. El presidente de la DC dictaminó, a raíz de ello, que sobre el Gobierno Militar hay en Chile "una sola versión". De allí se sigue que los partidarios del "Sí", si llegan a abandonar su tenida de camuflaje, corren graves riesgos. Todos deben hacerse como si hubieran sido del "No" toda la vida. Optan por el cómodo expediente de descargar las culpas reales y supuestas del gobierno que salvó al país de ser otra Cuba, sobre los hombros de un difunto, Augusto Pinochet, y de los camaradas de armas que cumplen presidio perpetuo real, en contra de toda legalidad, en los "gulags" que para ellos ha construido la democracia y abastecido la justicia de izquierda.
Un rasgo saliente de este novedoso imperio eterno del rencor es el de que un gobierno elegido como alternativa a los de izquierda y centroizquierda, haya tenido que ser encabezado por un exponente del "No". Porque si bien su votación provino fundamentalmente de la gente del "Sí", el país del rencor nunca permitirá que triunfe algún personero manchado con el pecado original de haber sido del "Sí".
Pero este Presidente del "No" con votos del "Sí" ha mantenido todos los instrumentos de persecución contra los soldados que derrotaron la intentona armada de la izquierda. Y uno de éstos, oficial dignísimo que tuvo la mala suerte de ser, como teniente, el encargado de interrogar a subversivos presos, y que cumple presidio perpetuo real tras haber sufrido las mås increíbles irregularidades procesales, haber sido herido en las proximidades de los tribunales por enviados del odio marxista y, en fin, haber soportado toda suerte de ilegalidades, ahora, bajo el gobierno por el cual votaron los del "Sí", Y A INICIATIVA DE SU MINISTERIO DEL INTERIOR (en el cual se mantienen todas las oficinas de persecución contra ex uniformados concebidas bajo los gobiernos de izquierda), ha sido citado a declarar por la muerte de Víctor Jara, ocurrida hace 27 años. Ni siquiera los propios jueces de izquierda habían osado inculparlo por esa muerte. Ha tenido que ser un gobierno que algunos ilusos llaman "de centroderecha" el que extreme la persecución hasta puntos que a los marxistas no se les habían ocurrido.
"Ni perdón ni olvido"... salvo que seas del "No", por supuesto, pues en ese caso todo te ha sido olvidado y perdonado. Si eres del "Sí", ni siquiera pienses en decir lo que opinas. Nunca digas "Gobierno Militar", sino "dictadura", como dice en "La Segunda" de hoy el mismísimo senador Novoa (UDI), porque si no lo haces te van a proscribir. Si tú creías que en enero habías ganado, tal como en 1973, ahora de nuevo resultó que no: otra vez has perdido. Si eres del "Sí" no cabes en este país. For ever and ever. Porque, en Chile, el odio es más fuerte.
jueves, 10 de junio de 2010
Exégesis de (con perdón) Una Pelotudez
Soy contrario a la coprolalia, pese a haberse generalizado su uso aun en las esferas más distinguidas. Pero en el caso de la declaración presidencial de ayer sobre el caso Otero el bajo término es insustituible. Dijo S. E.: "Nuestro gobierno y este Presidente tienen un compromiso firme y permanente con la defensa de la democracia y el respeto a los derechos humanos".
¿Y qué tiene que ver? Si Miguel Otero declaró que la mayoría no sintió que hubiera dictadura, lo cual fue verdad; y añadió que el país comenzó a funcionar mejor bajo ese gobierno, cosa indiscutible; y que, en materia de derechos humanos, no hubo una política institucional dirigida a atropellarlos, sino excesos de sujetos aislados, otra verdad. Esto último fue tan así que en 1977 se disolvió la DINA por los excesos que se le achacaban y en los '80, cuando la CNI también fue acusada de atropellos, se le prohibió por el Presidente y la Junta detener a personas en sus recintos.
Lo que pasa es que nos olvidamos de la brutalidad inevitable que yace en el temperamento de muchos chilenos y que se manifiesta en las crisis. Bajo un Presidente tan demócrata como Juan Esteban Montero (1931), los comunistas se tomaron el regimiento Esmeralda, de Antofagasta, y él mandó desalojarlos. Las tropas que lo hicieron se excedieron y mataron hasta a los transeúntes que se hallaban cerca (ver los detalles en "Del Avión Rojo a la República Socialista", por Carlos Charlín Ojeda, muy interesante). ¿Fue por eso Montero (un radical) atropellador de los derechos humanos? ¿Y qué me dicen de la matanza del Seguro Obrero, en 1938?
La culpa deberían compartirla los que se alzan contra la legalidad, porque deberían saber que acá la represión es casi inevitablemente excesiva. Los socialistas y comunistas que organizaron grupos guerrilleros en los '70 y '80 debieron haberlo previsto, cuando intentaron hacerse del poder total (ver la prueba de que lo intentaron en el "Libro Blanco del Cambio de Gobierno en Chile", 1974).
Entonces, lo que declaró Miguel Otero en Argentina fue la quintaesencia de la verdad. Que haya tenido que presentar la renuncia por presión de la Concertación es otro tema. Entre paréntesis ¿no gobierna la Coalición por el Cambio y no la Concertación? ¿Cómo es eso de que ésta echa a los embajadores? Porque el gobierno argentino nada dijo. ¡Oh derecha, débil y entreguista siempre! Pero ése es otro tema.
De lo que se trata es de que esa renuncia no tiene nada que ver con "la defensa de la democracia y el respeto por los derechos humanos". ¿O es que opinar en favor del Gobierno Militar es, según el Presidente Piñera, un atentado a la una o los otros? Entonces tendrían que irse casi todos sus ministros, subsecretarios y altos funcionarios, porque fueron partidarios del Gobierno Militar y, estoy cierto, piensan lo mismo que Miguel Otero. Hasta Hinzpeter, mano derecha del Presidente, que gusta de fotografiarse bajo el retrato de Salvador Allende (¡qué agrado tan grande sienten algunos centro-derechistas al "hacerle la pata" a la izquierda!) confesó en reciente entrevista que había votado "sí" en 1988, calificándolo como "un pecado de juventud" (era que no, si su actual jefe votó "no").
La peregrina declaración presidencial no será la última inconsecuencia que veremos en un gobierno presidido por alguien del "no", cuyo electorado fundamental y cuyos principales altos funcionarios son del "sí".
Y, por favor, que no se me diga que la división entre el "sí" y el "no" pertenece al pasado, porque sigue plenamente vigente entre nosotros y ni siquiera el lavado cerebral masivo perpetrado a lo largo de veinte años ha podido terminar con ella. Volveré sobre esto.
¿Y qué tiene que ver? Si Miguel Otero declaró que la mayoría no sintió que hubiera dictadura, lo cual fue verdad; y añadió que el país comenzó a funcionar mejor bajo ese gobierno, cosa indiscutible; y que, en materia de derechos humanos, no hubo una política institucional dirigida a atropellarlos, sino excesos de sujetos aislados, otra verdad. Esto último fue tan así que en 1977 se disolvió la DINA por los excesos que se le achacaban y en los '80, cuando la CNI también fue acusada de atropellos, se le prohibió por el Presidente y la Junta detener a personas en sus recintos.
Lo que pasa es que nos olvidamos de la brutalidad inevitable que yace en el temperamento de muchos chilenos y que se manifiesta en las crisis. Bajo un Presidente tan demócrata como Juan Esteban Montero (1931), los comunistas se tomaron el regimiento Esmeralda, de Antofagasta, y él mandó desalojarlos. Las tropas que lo hicieron se excedieron y mataron hasta a los transeúntes que se hallaban cerca (ver los detalles en "Del Avión Rojo a la República Socialista", por Carlos Charlín Ojeda, muy interesante). ¿Fue por eso Montero (un radical) atropellador de los derechos humanos? ¿Y qué me dicen de la matanza del Seguro Obrero, en 1938?
La culpa deberían compartirla los que se alzan contra la legalidad, porque deberían saber que acá la represión es casi inevitablemente excesiva. Los socialistas y comunistas que organizaron grupos guerrilleros en los '70 y '80 debieron haberlo previsto, cuando intentaron hacerse del poder total (ver la prueba de que lo intentaron en el "Libro Blanco del Cambio de Gobierno en Chile", 1974).
Entonces, lo que declaró Miguel Otero en Argentina fue la quintaesencia de la verdad. Que haya tenido que presentar la renuncia por presión de la Concertación es otro tema. Entre paréntesis ¿no gobierna la Coalición por el Cambio y no la Concertación? ¿Cómo es eso de que ésta echa a los embajadores? Porque el gobierno argentino nada dijo. ¡Oh derecha, débil y entreguista siempre! Pero ése es otro tema.
De lo que se trata es de que esa renuncia no tiene nada que ver con "la defensa de la democracia y el respeto por los derechos humanos". ¿O es que opinar en favor del Gobierno Militar es, según el Presidente Piñera, un atentado a la una o los otros? Entonces tendrían que irse casi todos sus ministros, subsecretarios y altos funcionarios, porque fueron partidarios del Gobierno Militar y, estoy cierto, piensan lo mismo que Miguel Otero. Hasta Hinzpeter, mano derecha del Presidente, que gusta de fotografiarse bajo el retrato de Salvador Allende (¡qué agrado tan grande sienten algunos centro-derechistas al "hacerle la pata" a la izquierda!) confesó en reciente entrevista que había votado "sí" en 1988, calificándolo como "un pecado de juventud" (era que no, si su actual jefe votó "no").
La peregrina declaración presidencial no será la última inconsecuencia que veremos en un gobierno presidido por alguien del "no", cuyo electorado fundamental y cuyos principales altos funcionarios son del "sí".
Y, por favor, que no se me diga que la división entre el "sí" y el "no" pertenece al pasado, porque sigue plenamente vigente entre nosotros y ni siquiera el lavado cerebral masivo perpetrado a lo largo de veinte años ha podido terminar con ella. Volveré sobre esto.
miércoles, 9 de junio de 2010
¡Qué Bajo Ha Caído la Derecha!
A Miguel Otero lo ha destituido la Concertación, con la complicidad de la Alianza. La derecha no lo defendió. Al contrario, las opiniones de su sector contribuyeron a lapidarlo.
¿Y qué había hecho para merecer ese trato? Reivindicar la verdad histórica, falseada universalmente por la izquierda. Todo lo que declaró a "Clarín" era cierto. Podría no haberle gustado a la Concertación o al Presidente, que en ese tema piensan distinto de Miguel. Pero era la verdad. Claro, a lo mejor ya no se puede en Chile decir la verdad acerca de este tema sin recibir un castigo...
En particular, el gobierno argentino nada había dicho. Entonces, frente a la grita izquierdista en Chile, ¿qué debería haber hecho Miguel? Nada en particular, salvo haber corroborado sus dichos. Y si el gobierno argentino lo hubiera declarado "persona non grata", debería haber regresado dignamente acá, precisando que la aceptación de una embajada no había implicado para él cambiar su manera de pensar ni modificar la verdad histórica chilena que él bien conocía, por descnocida que hubiera sido en el país vecino..
Pero acá perdió el piso en su propio sector, la derecha, que ya no puede haber caído más bajo. Ya estaba caída hacía tiempo, desde que ni siquiera pudo levantar un candidato presidencial de sus filas y tuvo que allanarse a seguir a un político que reniega de mucho de lo que ella piensa y cada vez puede ocultar menos su proveniencia DC y su afinidad con ésta.
Tan bajo ha caído la derecha que en estos días un jesuita de izquierda (perdonando la redundancia) ha propinado un feroz ataque contra un dignísimo obispo afín al pensamiento de aquélla. No contento con eso, ha declarado que el Papa anticomunista por excelencia, Juan Pablo II, "le ha hecho un gran daño a la Iglesia".
Todo eso con la agravante de que ha amenazado con protestar públicamente si aquel obispo fuera designado Arzobispo.
¿Y qué leemos en los diarios? Ayer y hoy sendas cartas de apoyo de dos distinguidas señoras de derecha al jesuita ofensor.
Con razón estamos donde estamos.
¿Y qué había hecho para merecer ese trato? Reivindicar la verdad histórica, falseada universalmente por la izquierda. Todo lo que declaró a "Clarín" era cierto. Podría no haberle gustado a la Concertación o al Presidente, que en ese tema piensan distinto de Miguel. Pero era la verdad. Claro, a lo mejor ya no se puede en Chile decir la verdad acerca de este tema sin recibir un castigo...
En particular, el gobierno argentino nada había dicho. Entonces, frente a la grita izquierdista en Chile, ¿qué debería haber hecho Miguel? Nada en particular, salvo haber corroborado sus dichos. Y si el gobierno argentino lo hubiera declarado "persona non grata", debería haber regresado dignamente acá, precisando que la aceptación de una embajada no había implicado para él cambiar su manera de pensar ni modificar la verdad histórica chilena que él bien conocía, por descnocida que hubiera sido en el país vecino..
Pero acá perdió el piso en su propio sector, la derecha, que ya no puede haber caído más bajo. Ya estaba caída hacía tiempo, desde que ni siquiera pudo levantar un candidato presidencial de sus filas y tuvo que allanarse a seguir a un político que reniega de mucho de lo que ella piensa y cada vez puede ocultar menos su proveniencia DC y su afinidad con ésta.
Tan bajo ha caído la derecha que en estos días un jesuita de izquierda (perdonando la redundancia) ha propinado un feroz ataque contra un dignísimo obispo afín al pensamiento de aquélla. No contento con eso, ha declarado que el Papa anticomunista por excelencia, Juan Pablo II, "le ha hecho un gran daño a la Iglesia".
Todo eso con la agravante de que ha amenazado con protestar públicamente si aquel obispo fuera designado Arzobispo.
¿Y qué leemos en los diarios? Ayer y hoy sendas cartas de apoyo de dos distinguidas señoras de derecha al jesuita ofensor.
Con razón estamos donde estamos.
martes, 8 de junio de 2010
Vidal vs. Velasco: Demagogia vs. Responsabilidad
Las declaraciones del ex ministro Vidal, criticando a su ex colega de Hacienda, Velasco, como también la reciente carta del ex senador Ominami llamando a replantear el ideario de la Concertación, ponen de manifiesto la gravedad del germen de inestabilidad institucional y política que, larvadamente, amenaza hoy a Chile.
En el fondo, tanto Vidal como Ominami se juegan por acentuar medidas socialistas que desvirtuarían gravemente la economía de mercado vigente, que ha permitido un crecimiento razonable por dos décadas y media. La Concertación heredó un país con todos sus equilibrios fundamentales en orden y en acelerado crecimiento. Este, como se sabe, es el mejor remedio para la pobreza.
La admnistración Aylwin introdujo diversas reformas laborales y tributarias que desmejoraron el modelo, pero fueron limitadas y sólo se tradujeron en reducción del potencial de crecimiento. Posteriormente, y al final de la administración Frei, por consideraciones estrictamente demagógicas fueron aprobadas reformas laborales que acentuaron esta amenaza contra el crecimiento, si bien es verdad que, electoralmente, esas medidas pueden haber determinado el estrecho triunfo de Lagos sobre Lavín en 2000. Este nuevo golpe contra la inversión, la productividad y la competitividad tuvo su costo, pues Chile creció, en adelante, a un ritmo todavía menor. El conjunto de reformas demagógicas ha determinado, pues, que durante la administración Frei el país creciera menos que bajo la de Aylwin; que durante la de Lagos creciera menos que en la de Frei y que la misma cifra de Bachelet fuera todavía menor a la de Lagos.
Pero debe reconocerse que, pese a todo ello, las bases fundamentales del modelo no fueron gravemente alteradas. Lo que nos ha revelado el ministro Vidal, sin embargo, es que estuvieron a punto de serlo y que las propuestas demagógicas que él y otros intentaron bajo la administración Bachelet chocaron contra la oposición del entonces titular de Hacienda, Velasco, quien consiguió el apoyo de la Presidenta para su postura. Como difícilmente el modelo soportaría una tercera ronda de reformas socialistas sin grave daño económico, puede decirse que su subsistencia se libró por poco. Y lo que propone Ominami es que tales reformas se incorporen decididamente al programa de un eventual futuro gobierno de la Concertación.
Por lo tanto, el país tiene una deuda con el ex ministro Velasco y con la propia Presidenta Bachelet, que respaldó el esfuerzo de responsabilidad de aquél frente a los intentos demagógicos de Vidal. Esa deuda puede ser todavía mayor si se considera que, miradas las cosas con realismo político, y sabiéndose que en Chile "la demagogia paga", ello puede haber implicado renunciar a no pocos votos. Por eso es probable que Vidal tenga razón al decir que el resultado de la elección presidencial podría haber sido distinto, pero no cabe duda de que eso no habría sido bueno para país, dado que, como se ha señalado más arriba, una tercera ronda reformista de izquierda habría terminado ya por desvirtuar fatalmente el exitoso modelo chileno.
La moraleja de todo esto es que la estabilidad institucional y económico-social chilena es menos permanente y sólida de lo que se supone, pues el consenso en torno a ella es menos general de lo que se cree y un cambio de gobierno futuro, si tiene ljugar a partir de las propuestas de Vidal y Ominami, implicaría una alteración mayor de estructuras, con abandono de la responsabilidad con que hasta ahora se ha logrado mantener el modelo. "No da lo mismo", pues, cuál corriente de la Concertación aparezca como mejor posicionada para competir en 2014. Claramente, si la tendencia Vidal-Ominami llegara a prevalecer, un triunfo concertacionista pondría en peligro modelo. Por lo mismo, la posibilidad de una postulación de Bachelet en dicho año resultaría tranquilizadora, pues la experiencia de su pasado gobierno, con todos los defectos que éste haya podido tener, permite cierta seguridad de que no abandonaría el camino de responsabilidad básica que le ha dado estabilidad al país ya por más de veinte años.
En el fondo, tanto Vidal como Ominami se juegan por acentuar medidas socialistas que desvirtuarían gravemente la economía de mercado vigente, que ha permitido un crecimiento razonable por dos décadas y media. La Concertación heredó un país con todos sus equilibrios fundamentales en orden y en acelerado crecimiento. Este, como se sabe, es el mejor remedio para la pobreza.
La admnistración Aylwin introdujo diversas reformas laborales y tributarias que desmejoraron el modelo, pero fueron limitadas y sólo se tradujeron en reducción del potencial de crecimiento. Posteriormente, y al final de la administración Frei, por consideraciones estrictamente demagógicas fueron aprobadas reformas laborales que acentuaron esta amenaza contra el crecimiento, si bien es verdad que, electoralmente, esas medidas pueden haber determinado el estrecho triunfo de Lagos sobre Lavín en 2000. Este nuevo golpe contra la inversión, la productividad y la competitividad tuvo su costo, pues Chile creció, en adelante, a un ritmo todavía menor. El conjunto de reformas demagógicas ha determinado, pues, que durante la administración Frei el país creciera menos que bajo la de Aylwin; que durante la de Lagos creciera menos que en la de Frei y que la misma cifra de Bachelet fuera todavía menor a la de Lagos.
Pero debe reconocerse que, pese a todo ello, las bases fundamentales del modelo no fueron gravemente alteradas. Lo que nos ha revelado el ministro Vidal, sin embargo, es que estuvieron a punto de serlo y que las propuestas demagógicas que él y otros intentaron bajo la administración Bachelet chocaron contra la oposición del entonces titular de Hacienda, Velasco, quien consiguió el apoyo de la Presidenta para su postura. Como difícilmente el modelo soportaría una tercera ronda de reformas socialistas sin grave daño económico, puede decirse que su subsistencia se libró por poco. Y lo que propone Ominami es que tales reformas se incorporen decididamente al programa de un eventual futuro gobierno de la Concertación.
Por lo tanto, el país tiene una deuda con el ex ministro Velasco y con la propia Presidenta Bachelet, que respaldó el esfuerzo de responsabilidad de aquél frente a los intentos demagógicos de Vidal. Esa deuda puede ser todavía mayor si se considera que, miradas las cosas con realismo político, y sabiéndose que en Chile "la demagogia paga", ello puede haber implicado renunciar a no pocos votos. Por eso es probable que Vidal tenga razón al decir que el resultado de la elección presidencial podría haber sido distinto, pero no cabe duda de que eso no habría sido bueno para país, dado que, como se ha señalado más arriba, una tercera ronda reformista de izquierda habría terminado ya por desvirtuar fatalmente el exitoso modelo chileno.
La moraleja de todo esto es que la estabilidad institucional y económico-social chilena es menos permanente y sólida de lo que se supone, pues el consenso en torno a ella es menos general de lo que se cree y un cambio de gobierno futuro, si tiene ljugar a partir de las propuestas de Vidal y Ominami, implicaría una alteración mayor de estructuras, con abandono de la responsabilidad con que hasta ahora se ha logrado mantener el modelo. "No da lo mismo", pues, cuál corriente de la Concertación aparezca como mejor posicionada para competir en 2014. Claramente, si la tendencia Vidal-Ominami llegara a prevalecer, un triunfo concertacionista pondría en peligro modelo. Por lo mismo, la posibilidad de una postulación de Bachelet en dicho año resultaría tranquilizadora, pues la experiencia de su pasado gobierno, con todos los defectos que éste haya podido tener, permite cierta seguridad de que no abandonaría el camino de responsabilidad básica que le ha dado estabilidad al país ya por más de veinte años.
lunes, 7 de junio de 2010
La Verdadera Dictadura se Impuso
Miguel Otero cedió. Se desdijo. Pidió disculpas. Había dicho la verdad y se había convertido en un héroe para mí. Claro, eso es sinónimo de convertirse en un villano para casi todos los demás. Pero hay un distingo qué hacer entre yo y los demás: que yo tengo la razón y puedo probarlo. De hecho, lo he probado en libros que están ahí. He probado que el pueblo apoyó al Gobierno Militar, he probado que el país mejoró bajo ese régimen hasta quedar irreconocible. Y, sobre todo, he probado algo que dijo Miguel Otero y que se me olvidó citar en el blog precedente: que si en el curso de la guerra contra el terrorismo de izquierda hubo atropellos a los derechos de las personas, ellos no fueron institucionalizados, sino obra de quienes actuaron por su cuenta y al margen de las autoridades. Esto último lo he probado publicando los variados documentos de la Junta que ordenaban respetar los derechos de la gente, como consta en mi libro "Terapia para Cerebros Lavados".
Pero Miguel Otero no ha sacado nada con tener toda la razón y haber dicho estrictamente verdades. La jauría se le ha ido encima, confundidos en ella los totalitarios, cuya intentona armada fue derrotada por nuestros uniformados, y la cohorte de "cerebros lavados" que ha ido engrosando sus filas en la medida en que la prédica izquierdista se ha ido imponiendo.
Aterricemos con "datos duros": las sucesivas comisiones sesgadas que formó la Concertación comprobaron que, en todo el Gobierno Militar, hubo 3.197 muertos. De ellos, 2.244 cayeron entre fines de 1973 y todo 1974. A 316 los mató la guerrilla, pero siempre se los cargan a Pinochet. Es decir, después de 1974 el país estuvo completamente pacificado y había muy pocos enfrentamientos. Bueno, en el primer período, en que caía el mayor número de muertos, los señores Eduardo Frei Montalva y Patricio Aylwin DEFENDÍAN A LA JUNTA MILITAR Y EL SEGUNDO LLEGÓ A PEDIRLE QUE NO HICIERA UN GOBIERNO DEMASIADO CORTO. (Hermógenes Pérez de Arce, op. cit.)
Pero en todo este increíble episodio Otero hay una cosa muy grave. En medio de la jauría que se le ha abalanzado, el presidente de la DC, diputado Juan Carlos Latorre, ha dictaminado (lo oí personalmente de sus labios por Radio Agricultura hace unas horas) que sobre el Gobierno Militar hay en Chile UNA SOLA VERSIÓN, que es la opuesta a la que ha dado a conocer el embajador Otero.
¡Una sola versión! ¡No se permite ninguna otra! ¿Cómo se llama eso? "Dictadura", por supuesto. La verdadera dictadura es la que vivimos hoy y es la que se ha consagrado a través del continuado, sistemático e incesante lavado de cerebros de todos los chilenos, que el embajador Otero tuvo el coraje de desafiar, lo cual lo habría transformado en un verdadero héroe, si en el último momento no se hubiera desinflado.
Pero Miguel Otero no ha sacado nada con tener toda la razón y haber dicho estrictamente verdades. La jauría se le ha ido encima, confundidos en ella los totalitarios, cuya intentona armada fue derrotada por nuestros uniformados, y la cohorte de "cerebros lavados" que ha ido engrosando sus filas en la medida en que la prédica izquierdista se ha ido imponiendo.
Aterricemos con "datos duros": las sucesivas comisiones sesgadas que formó la Concertación comprobaron que, en todo el Gobierno Militar, hubo 3.197 muertos. De ellos, 2.244 cayeron entre fines de 1973 y todo 1974. A 316 los mató la guerrilla, pero siempre se los cargan a Pinochet. Es decir, después de 1974 el país estuvo completamente pacificado y había muy pocos enfrentamientos. Bueno, en el primer período, en que caía el mayor número de muertos, los señores Eduardo Frei Montalva y Patricio Aylwin DEFENDÍAN A LA JUNTA MILITAR Y EL SEGUNDO LLEGÓ A PEDIRLE QUE NO HICIERA UN GOBIERNO DEMASIADO CORTO. (Hermógenes Pérez de Arce, op. cit.)
Pero en todo este increíble episodio Otero hay una cosa muy grave. En medio de la jauría que se le ha abalanzado, el presidente de la DC, diputado Juan Carlos Latorre, ha dictaminado (lo oí personalmente de sus labios por Radio Agricultura hace unas horas) que sobre el Gobierno Militar hay en Chile UNA SOLA VERSIÓN, que es la opuesta a la que ha dado a conocer el embajador Otero.
¡Una sola versión! ¡No se permite ninguna otra! ¿Cómo se llama eso? "Dictadura", por supuesto. La verdadera dictadura es la que vivimos hoy y es la que se ha consagrado a través del continuado, sistemático e incesante lavado de cerebros de todos los chilenos, que el embajador Otero tuvo el coraje de desafiar, lo cual lo habría transformado en un verdadero héroe, si en el último momento no se hubiera desinflado.
El Sí y el No Redivivos
Yo era un columnista semanal y renuncié. Alguien que me entrevistó entonces me preguntó si no era difícil escribir una columna a la semana y le contesté que podría perfectamente escribir una al día, tanta era y es la abundancia de temas, como igualmente lo es mi incontinencia literaria.
Bueno, ahora mismo podría empezar a escribir varias columnas diarias, porque las motivaciones abundan: las declaraciones del embajador Otero a "Clarín", la entrevista "póstuma" del padre Berríos a Raquel Correa (nada suele quedar en su lugar después de una entrevista con Raquel, porque publica todo lo que uno le dice); las insólitas y francas declaraciones del ministro Vidal a "El Mercurio", la fantástica carta de Carlos Ominami aparecida hoy en el mismo diario... Cada una de esas cosas merece una columna aparte.
Partiendo por las declaraciones de Miguel Otero, que se ha limitado a decir sólo la verdad y toda la verdad sobre lo que los lavadores de cerebros llaman "la dictadura" en Chile (los detractores más decentes de la misma no se atreven a llamarla "dictadura" así como así, y dan una explicación caballerosa antes de hacerlo, como el caso de Ignacio Walker, el otro día, en carta al diario citado).
Pues bien, Miguel Otero ha dicho que la mayoría de los chilenos no sentían estar viviendo bajo una "dictadura"; que si no hubiera habido pronunciamiento militar hoy seríamos otra Cuba; que tras dicho pronunciamiento el país se normalizó, aparecieron las cosas en el comercio y la vida interna se ordenó... es decir, la esencia de la verdad.
Este lujo sólo pueden dárselo los que no tienen el cerebro lavado. Por supuesto, los políticos de la Concertación, como Juan Pablo Letelier e Isabel Allende, han puesto el grito en el cielo y criticado a nuestro embajador en Argentina, y no podía ser de otra manera, porque ellos son insignes lavadores de cerebros. Incluso ha criticado al embajador el senador Hernán Larraín, lo que no es mucho de extrañar porque Hernán, siendo muy buena persona, ha mostrado síntomas ya antes de que el lavado de cerebros lo ha afectado bastante.
Pero me he felicitado -hasta el momento y sólo hasta el momento- de que la Cancillería se haya negado a decir nada, porque no sólo es lo que corresponde, dado que las declaraciones de nuestro embajador se refieren a nuestro país y en nada aluden a la Argentina ni afectan nuestras relaciones internacionales, sino porque nuestro Canciller opina exactamente lo mismo que Miguel Otero.
Otro cuento es el Presidente de la República, a quien apelan Letelier e Isabel Allende, porque los tres son del "no" y los dos últimos no pueden tolerar que siquiera se diga que el Gobierno Militar salvó a Chile de ser otra Cuba. Piñera puede tolerarlo, aunque no esté de acuerdo, porque él siempre ha aspirado a "quedarse con todas las bolitas" (ver varios de mis blogs anteriores) y, por tanto, a tener los votos tanto de los del "sí" como de los del "no".
Por supuesto, el lavado de cerebros ha sido en Argentina igual o peor que acá. Si alguien quiere saber la verdad de allá, que lea "La Mentira Oficial", de Nicolás Márquez.
Pero, repito, el embajador Otero no ha pronunciado una sola palabra sobre la situación vivida en el país vecino, ni para bien ni para mal.
En fin, el pintoresco estado de cosas gestado por las reacciones a partir de los dichos de Otero es propio del estado de ambigüedad en que está sumido el país, cuyos votantes del "sí" eligieron Presidente a un partidario del "no". Ello conduce a que recurran a él partidarios del "no", aunque no hayan votado por él, cada vez que se dicen las verdades que compartimos los partidarios del "sí". Esto es muy divertido. Entonces nadie sabe qué va a hacer S. E. cada vez que alguien del Gobierno diga la verdad histórica.
Y en esa incertidumbre estamos. El único pronóstico serio que puede hacerse al respecto es que, como siempre, va a tratar de "quedarse con todas las bolitas", es decir, dejar contentos a los socialistas, comunistas y similares, al mismo tiempo que evitar malquistarse con la casi totalidad de quienes lo eligieron, es decir, la gente del "sí".
Y si alguien me va a decir que no siga con lo del "sí" y el "no", lo único que le puedo contestar es que lea la entrevista del padre Berríos y después hablamos. Pero ése es otro tema y otro blog, que bien podría ver la luz antes del final del día.
Bueno, ahora mismo podría empezar a escribir varias columnas diarias, porque las motivaciones abundan: las declaraciones del embajador Otero a "Clarín", la entrevista "póstuma" del padre Berríos a Raquel Correa (nada suele quedar en su lugar después de una entrevista con Raquel, porque publica todo lo que uno le dice); las insólitas y francas declaraciones del ministro Vidal a "El Mercurio", la fantástica carta de Carlos Ominami aparecida hoy en el mismo diario... Cada una de esas cosas merece una columna aparte.
Partiendo por las declaraciones de Miguel Otero, que se ha limitado a decir sólo la verdad y toda la verdad sobre lo que los lavadores de cerebros llaman "la dictadura" en Chile (los detractores más decentes de la misma no se atreven a llamarla "dictadura" así como así, y dan una explicación caballerosa antes de hacerlo, como el caso de Ignacio Walker, el otro día, en carta al diario citado).
Pues bien, Miguel Otero ha dicho que la mayoría de los chilenos no sentían estar viviendo bajo una "dictadura"; que si no hubiera habido pronunciamiento militar hoy seríamos otra Cuba; que tras dicho pronunciamiento el país se normalizó, aparecieron las cosas en el comercio y la vida interna se ordenó... es decir, la esencia de la verdad.
Este lujo sólo pueden dárselo los que no tienen el cerebro lavado. Por supuesto, los políticos de la Concertación, como Juan Pablo Letelier e Isabel Allende, han puesto el grito en el cielo y criticado a nuestro embajador en Argentina, y no podía ser de otra manera, porque ellos son insignes lavadores de cerebros. Incluso ha criticado al embajador el senador Hernán Larraín, lo que no es mucho de extrañar porque Hernán, siendo muy buena persona, ha mostrado síntomas ya antes de que el lavado de cerebros lo ha afectado bastante.
Pero me he felicitado -hasta el momento y sólo hasta el momento- de que la Cancillería se haya negado a decir nada, porque no sólo es lo que corresponde, dado que las declaraciones de nuestro embajador se refieren a nuestro país y en nada aluden a la Argentina ni afectan nuestras relaciones internacionales, sino porque nuestro Canciller opina exactamente lo mismo que Miguel Otero.
Otro cuento es el Presidente de la República, a quien apelan Letelier e Isabel Allende, porque los tres son del "no" y los dos últimos no pueden tolerar que siquiera se diga que el Gobierno Militar salvó a Chile de ser otra Cuba. Piñera puede tolerarlo, aunque no esté de acuerdo, porque él siempre ha aspirado a "quedarse con todas las bolitas" (ver varios de mis blogs anteriores) y, por tanto, a tener los votos tanto de los del "sí" como de los del "no".
Por supuesto, el lavado de cerebros ha sido en Argentina igual o peor que acá. Si alguien quiere saber la verdad de allá, que lea "La Mentira Oficial", de Nicolás Márquez.
Pero, repito, el embajador Otero no ha pronunciado una sola palabra sobre la situación vivida en el país vecino, ni para bien ni para mal.
En fin, el pintoresco estado de cosas gestado por las reacciones a partir de los dichos de Otero es propio del estado de ambigüedad en que está sumido el país, cuyos votantes del "sí" eligieron Presidente a un partidario del "no". Ello conduce a que recurran a él partidarios del "no", aunque no hayan votado por él, cada vez que se dicen las verdades que compartimos los partidarios del "sí". Esto es muy divertido. Entonces nadie sabe qué va a hacer S. E. cada vez que alguien del Gobierno diga la verdad histórica.
Y en esa incertidumbre estamos. El único pronóstico serio que puede hacerse al respecto es que, como siempre, va a tratar de "quedarse con todas las bolitas", es decir, dejar contentos a los socialistas, comunistas y similares, al mismo tiempo que evitar malquistarse con la casi totalidad de quienes lo eligieron, es decir, la gente del "sí".
Y si alguien me va a decir que no siga con lo del "sí" y el "no", lo único que le puedo contestar es que lea la entrevista del padre Berríos y después hablamos. Pero ése es otro tema y otro blog, que bien podría ver la luz antes del final del día.
domingo, 6 de junio de 2010
Defensoría Contra la Defensoría
Cuando la Concertación llegó al poder, su principal blanco era el autoritarismo, porque habíamos tenido 17 años de un gobierno autoritario, que, por lo demás, mucho bien le hizo al país (basta comparar al Chile de 1973 con el de 1990).
Como parte de eso se empezó a aplicar mano blanda contra la delincuencia, que podía clasificarse en terrorista y común. Como gran parte de los que habían propiciado, protegido y financiado la primera desde 1965 y hasta 1990 estaban en el nuevo gobierno, la legislación en favor de la delincuencia terrorista no se hizo esperar. Los respectivos delincuentes fueron todos perdonados de una u otra manera, ya mediante indultos, ya mediante conmutación envidiable de penas, porque debían irse a vivir en infiernos tales como Bélgica y con trabajos garantizados por ACNUR u otros órganos burocráticos manejados por la izquierda dorada internacional.
En cuanto a los delincuentes comunes, también fueron considerados víctimas del autoritarismo y se prohibió su detención por sospechas, aparte de castigarse severamente a los policías que de cualquier forma pudieran haber maltratado a un delincuente, aunque hubieran sido incomparablemente más suave que éste con sus víctimas.
Ergo, la delincuencia comenzó a aumentar. Pero ello no fue obstáculo para que en la reforma procesal penal (que le ha costado al país un ojo de la cara y le ha dejado colgando el otro, si bien ella era en algunos aspectos necesaria) se contemplara un adicional trato muy favorable para los delincuentes, pues no sólo se crearon los juzgados de garantía (que son de garantía para los imputados, la cual es extrema, como todo el mundo ha podido ver) sino también se les brinda una defensoría penal pública.
Traduciendo para los ciudadanos comunes: cuando antes usted estacionaba su auto y algún maleante lo rondaba para robarle la radio, si había algún carabinero cerca lo detectaba, se lo llevaba a la comisaría y le daba algunos buenos consejos para que no se volviera a presentar en las inmediaciones. Después de 1990, cuando el malhechor era aprehendido, ponía el grito en el cielo y los "buenos consejos" del carabinero podían costarle a éste su trabajo. Entonces, el carabinero que detectaba al ladrón que rondaba su auto no le hacía nada, el ladrón esperaba a que el carabinero se alejara, y le robaba la radio a su auto, y a veces el auto mismo. Usted iba a la comisaría vecina a quejarse y allí le decían que no podían hacer nada, porque los sancionaban por detener al malhechor, debido a que se había derogado la detención por sospechas.
Bueno, ahora resulta que, como todo el mundo sabe que los delincuentes tienen tantas garantías, hay que defender a las personas honradas. Y para eso alguien ha discurrido que el Estado tiene que defenderlas gratuitamente. Pero el costo de todo eso lo tienen que pagar los contribuyentes, que pertenecen al bando de las víctimas, pues es bien sabido que los delincuentes no están en la nómina de los mayores contrtibuyentes. Entonces, un disparate trae consigo otro disparate.
Párrafo aparte merece el hecho de que la policía chilena, como tal, trabaja "a la chilena". Cuando le asaltaron la casa a Eduardo Frei en Santo Domingo, a los pocos días todos los delincuentes habían sido capturados y las especies recuperadas. Era un ex Presidente y con ínfulas de repetirse el plato. Cuando me desvalijaron mi casa de la costa, yo les dije tanto al fiscal como a Investigaciones dónde estaban los delincuentes, qué vehículo tenían, en qué comuna tenían un negocio. Pero nunca pillaron a nadie ni recuperaron nada, porque no soy ex Presidente y si bien he tenido también ínfulas presidenciales, nadie las toma en serio y menos los carabineros y los detectives.
En resumen, porque los que comentan este blog se quejan de que escribo muy largo: restablecer la severidad contra los delincuentes y, desde luego, la detención por sospechas; restringir su derecho a defensa gratuita y llamarles la atención a los jueces "garantistas"; y olvidarse por completo de la defensoría de las víctimas, porque, como uno que se cuenta repetidamente entre ellas, digo que nos bastaría que las policías "hicieran su pega", igual que cuando el afectado es un ex Presidente o cuando hay un crimen horrendo y publicitado, porque ahí sí que se mueven.
La defensoría pública para las víctimas es, en definitiva, un disparate sin otro fundamento que el de tratar de contrarrestar otros disparates. Eliminándolos todos se acaba la necesidad de que ella exista.
Como parte de eso se empezó a aplicar mano blanda contra la delincuencia, que podía clasificarse en terrorista y común. Como gran parte de los que habían propiciado, protegido y financiado la primera desde 1965 y hasta 1990 estaban en el nuevo gobierno, la legislación en favor de la delincuencia terrorista no se hizo esperar. Los respectivos delincuentes fueron todos perdonados de una u otra manera, ya mediante indultos, ya mediante conmutación envidiable de penas, porque debían irse a vivir en infiernos tales como Bélgica y con trabajos garantizados por ACNUR u otros órganos burocráticos manejados por la izquierda dorada internacional.
En cuanto a los delincuentes comunes, también fueron considerados víctimas del autoritarismo y se prohibió su detención por sospechas, aparte de castigarse severamente a los policías que de cualquier forma pudieran haber maltratado a un delincuente, aunque hubieran sido incomparablemente más suave que éste con sus víctimas.
Ergo, la delincuencia comenzó a aumentar. Pero ello no fue obstáculo para que en la reforma procesal penal (que le ha costado al país un ojo de la cara y le ha dejado colgando el otro, si bien ella era en algunos aspectos necesaria) se contemplara un adicional trato muy favorable para los delincuentes, pues no sólo se crearon los juzgados de garantía (que son de garantía para los imputados, la cual es extrema, como todo el mundo ha podido ver) sino también se les brinda una defensoría penal pública.
Traduciendo para los ciudadanos comunes: cuando antes usted estacionaba su auto y algún maleante lo rondaba para robarle la radio, si había algún carabinero cerca lo detectaba, se lo llevaba a la comisaría y le daba algunos buenos consejos para que no se volviera a presentar en las inmediaciones. Después de 1990, cuando el malhechor era aprehendido, ponía el grito en el cielo y los "buenos consejos" del carabinero podían costarle a éste su trabajo. Entonces, el carabinero que detectaba al ladrón que rondaba su auto no le hacía nada, el ladrón esperaba a que el carabinero se alejara, y le robaba la radio a su auto, y a veces el auto mismo. Usted iba a la comisaría vecina a quejarse y allí le decían que no podían hacer nada, porque los sancionaban por detener al malhechor, debido a que se había derogado la detención por sospechas.
Bueno, ahora resulta que, como todo el mundo sabe que los delincuentes tienen tantas garantías, hay que defender a las personas honradas. Y para eso alguien ha discurrido que el Estado tiene que defenderlas gratuitamente. Pero el costo de todo eso lo tienen que pagar los contribuyentes, que pertenecen al bando de las víctimas, pues es bien sabido que los delincuentes no están en la nómina de los mayores contrtibuyentes. Entonces, un disparate trae consigo otro disparate.
Párrafo aparte merece el hecho de que la policía chilena, como tal, trabaja "a la chilena". Cuando le asaltaron la casa a Eduardo Frei en Santo Domingo, a los pocos días todos los delincuentes habían sido capturados y las especies recuperadas. Era un ex Presidente y con ínfulas de repetirse el plato. Cuando me desvalijaron mi casa de la costa, yo les dije tanto al fiscal como a Investigaciones dónde estaban los delincuentes, qué vehículo tenían, en qué comuna tenían un negocio. Pero nunca pillaron a nadie ni recuperaron nada, porque no soy ex Presidente y si bien he tenido también ínfulas presidenciales, nadie las toma en serio y menos los carabineros y los detectives.
En resumen, porque los que comentan este blog se quejan de que escribo muy largo: restablecer la severidad contra los delincuentes y, desde luego, la detención por sospechas; restringir su derecho a defensa gratuita y llamarles la atención a los jueces "garantistas"; y olvidarse por completo de la defensoría de las víctimas, porque, como uno que se cuenta repetidamente entre ellas, digo que nos bastaría que las policías "hicieran su pega", igual que cuando el afectado es un ex Presidente o cuando hay un crimen horrendo y publicitado, porque ahí sí que se mueven.
La defensoría pública para las víctimas es, en definitiva, un disparate sin otro fundamento que el de tratar de contrarrestar otros disparates. Eliminándolos todos se acaba la necesidad de que ella exista.
sábado, 5 de junio de 2010
La "Fortuna" de Pinochet
El estadista chileno más importante del siglo XX siempre estuvo en vida y sigue estando después de muerto expuesto a sufrir las injurias esperables de la izquierda, a partir de invectivas falsas creadas por la justicia de izquierda. Pero ésta ni siquiera ha podido ponerse de acuerdo consigo misma. El ministro sumariante Sergio Muñoz había comunicado, hace años, que Pinochet habîa reunido una fortuna de 27 millones de dólares, lo que después se probó falso. Pero su cálculo tenía un añadido muy importante, pues se basó en una liquidación de Impuestos Internos que dejaba constancia de que en sus 17 años de gobierno (1973-1990) había sólo 534 mil dólares de ingresos inexplicados de Augusto Pinochet. Es decir, esa suma equivalía mensualmente a menos de lo que contenía cada sobre con billetes de gastos reservados que retiraban los altos funcionarios de la Concertación (desde Aylwin a Lagos, ambos inclusive). El detalle de los ingresos de Pinochet apareció en "La Tercera" del 8 de octubre de 2005. Por supuesto, los Presidentes, ministros, subsecretarios y funcionarios de la Concertación fueron perdonados por ley, tras ser "pillados", y se les aumentó el sueldo en lo mismo que se llevaban mensualmente en los sobres. Oposición generosa, tanto como implacable es la persecución a Pinochet.
Pero los jueces de izquierda, teniendo las más amplias facultades para incautar los dineros de Pinochet en cualquier parte del mundo, en el hecho tienen sólo 2,5 millones de dólares en la cuenta del tribunal que lo persigue ("El Mercurio", 19 de enero de 2008). Los restantes 18,5 millones, hasta completar los 21 millones de que habla el juez de izquierda de turno, simplemente no existen, no estån en ninguna parte. El perito Gonzalo Marín Orrego determinó en 7,4 millones de dólares los dineros totales de Pinochet ("El Mercurio", 20 de octubre de 2007). Lo que no es ninguna suma estrafalaria, sobre todo considerando su declaración jurada al asumir en la Junta en 1973, donde Pinochet había declarado bienes por unos 2 millones de dolares de hoy ("El Mercurio", 6 de septiembre de 2004). La sucesión de Pinochet, con esos recursos, pagó un millonario impuesto por sus fondos externos
El propio Informe del Senado norteamericano sobre las cuentas del banco Riggs en ninguna parte habla de más de 7 millones de dólares, y da fe de que esas cuentas fueron abiertas después de 1990 y a instancias del presidente del Riggs, en viaje a Chile y como admirador de Pinochet por su obra en beneficio de Chile y la Humanidad, y consciente de la persecución izquierdista que iba a sufrir y que, de hecho, sufrió. Justamente el perito Marín descuenta todos los sobregiros que recibió la cuenta del Riggs que, al parecer, el último juez de izquierda, que ha dado a conocer los 21 millones de dólares, no ha tenido en consideración.
Pero los hechos concretos siguen siendo: 1) A Pinochet no se le ha dejado de investigar ni siquiera después de muerto, mientras los dineros de Allende (cuentas expuestas por el investigador Víctor Farías, denuncias de coimas del ex embajador Korry, dinero recibido de la KGB según publicaciones de sus ex agentes emigrados a EE. UU.) nunca han sido investigados y sí son silenciados, lo mismo que los dineros de gastos reservados que durante tres gobiernos de la Concertación se llevaban el Presidente, los ministroa y otros altos funcionarios para su casa, lo cual fue ampliamente perdonado y declarado como "no investigable" por Impuestos Internos. 2) Queda en pie que durante el gobierno de Pinochet no se pudo acreditar que éste retirara una suma mensual superior a la de dichos "sobres con billetes", pero, en todo caso, Pinochet siempre lo negó y en la última reunión que tuvo con el consejo de la Fundación Pinochet nos dijo a sus miembros: "Juro por la memoria de mi madre que nunca tomé un peso que no me correspondiera". 3) Las cuentas del Riggs fueron abiertas después de 1990 y a instancias del presidente del banco, que le ofreció al general sobregiros para tener un fondo a salvo de la vengativa rapiña marxista.
La figura de Pinochet crecerá con el tiempo, pues la venganza izquierdista decaerá en eficacia a medida que se intensifiquen sus inconsistencias y contradicciones. Los Aylwin, Frei Ruiz-Tagle y Lagos y sus "sobres con billetes" confesos y comprobados ("fue una corruptela", confesó don Patricio a "El Mercurio" cuando se destapó la olla), irán al rincón de la insgnificancia histórica que se merecen. Paulatinamente, como sucedió con Diego Portales, víctima también de acusaciones falsas en su época, Pinochet recibirá el crédito por la enorme obra que construyó, transformando un país empobrecido, rezagado y aislado, a punto de convertirse en satélite de la URSS, en la potencia mås dinåmica de América Latina y en una democracia más estable y sólida que la que logró rescatar de las garras de los totalitarios. Estos últimos, hoy sedicentes renovados y camuflados de demócratas, hacen todo lo posible por usurparle su legado. La última "contabilidad" dada a conocer por el útimo juez perseguidor y denigrador del gran estadista, se diluirá tal como la denuncia del "oro de Pinochet", que primero estremeció a los chilenos escandalizados por su supuesto monto de 180 mil millones de dólares y, finalmente, los estremeció de risa ante las inepcias de los falsificadores que la fraguaron, propia de nuestros alumnos de la enseñanza pública socialista, devenidos torpes operadores políticos de la Concertación.
Pero los jueces de izquierda, teniendo las más amplias facultades para incautar los dineros de Pinochet en cualquier parte del mundo, en el hecho tienen sólo 2,5 millones de dólares en la cuenta del tribunal que lo persigue ("El Mercurio", 19 de enero de 2008). Los restantes 18,5 millones, hasta completar los 21 millones de que habla el juez de izquierda de turno, simplemente no existen, no estån en ninguna parte. El perito Gonzalo Marín Orrego determinó en 7,4 millones de dólares los dineros totales de Pinochet ("El Mercurio", 20 de octubre de 2007). Lo que no es ninguna suma estrafalaria, sobre todo considerando su declaración jurada al asumir en la Junta en 1973, donde Pinochet había declarado bienes por unos 2 millones de dolares de hoy ("El Mercurio", 6 de septiembre de 2004). La sucesión de Pinochet, con esos recursos, pagó un millonario impuesto por sus fondos externos
El propio Informe del Senado norteamericano sobre las cuentas del banco Riggs en ninguna parte habla de más de 7 millones de dólares, y da fe de que esas cuentas fueron abiertas después de 1990 y a instancias del presidente del Riggs, en viaje a Chile y como admirador de Pinochet por su obra en beneficio de Chile y la Humanidad, y consciente de la persecución izquierdista que iba a sufrir y que, de hecho, sufrió. Justamente el perito Marín descuenta todos los sobregiros que recibió la cuenta del Riggs que, al parecer, el último juez de izquierda, que ha dado a conocer los 21 millones de dólares, no ha tenido en consideración.
Pero los hechos concretos siguen siendo: 1) A Pinochet no se le ha dejado de investigar ni siquiera después de muerto, mientras los dineros de Allende (cuentas expuestas por el investigador Víctor Farías, denuncias de coimas del ex embajador Korry, dinero recibido de la KGB según publicaciones de sus ex agentes emigrados a EE. UU.) nunca han sido investigados y sí son silenciados, lo mismo que los dineros de gastos reservados que durante tres gobiernos de la Concertación se llevaban el Presidente, los ministroa y otros altos funcionarios para su casa, lo cual fue ampliamente perdonado y declarado como "no investigable" por Impuestos Internos. 2) Queda en pie que durante el gobierno de Pinochet no se pudo acreditar que éste retirara una suma mensual superior a la de dichos "sobres con billetes", pero, en todo caso, Pinochet siempre lo negó y en la última reunión que tuvo con el consejo de la Fundación Pinochet nos dijo a sus miembros: "Juro por la memoria de mi madre que nunca tomé un peso que no me correspondiera". 3) Las cuentas del Riggs fueron abiertas después de 1990 y a instancias del presidente del banco, que le ofreció al general sobregiros para tener un fondo a salvo de la vengativa rapiña marxista.
La figura de Pinochet crecerá con el tiempo, pues la venganza izquierdista decaerá en eficacia a medida que se intensifiquen sus inconsistencias y contradicciones. Los Aylwin, Frei Ruiz-Tagle y Lagos y sus "sobres con billetes" confesos y comprobados ("fue una corruptela", confesó don Patricio a "El Mercurio" cuando se destapó la olla), irán al rincón de la insgnificancia histórica que se merecen. Paulatinamente, como sucedió con Diego Portales, víctima también de acusaciones falsas en su época, Pinochet recibirá el crédito por la enorme obra que construyó, transformando un país empobrecido, rezagado y aislado, a punto de convertirse en satélite de la URSS, en la potencia mås dinåmica de América Latina y en una democracia más estable y sólida que la que logró rescatar de las garras de los totalitarios. Estos últimos, hoy sedicentes renovados y camuflados de demócratas, hacen todo lo posible por usurparle su legado. La última "contabilidad" dada a conocer por el útimo juez perseguidor y denigrador del gran estadista, se diluirá tal como la denuncia del "oro de Pinochet", que primero estremeció a los chilenos escandalizados por su supuesto monto de 180 mil millones de dólares y, finalmente, los estremeció de risa ante las inepcias de los falsificadores que la fraguaron, propia de nuestros alumnos de la enseñanza pública socialista, devenidos torpes operadores políticos de la Concertación.
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