Yo era un columnista semanal y renuncié. Alguien que me entrevistó entonces me preguntó si no era difícil escribir una columna a la semana y le contesté que podría perfectamente escribir una al día, tanta era y es la abundancia de temas, como igualmente lo es mi incontinencia literaria.
Bueno, ahora mismo podría empezar a escribir varias columnas diarias, porque las motivaciones abundan: las declaraciones del embajador Otero a "Clarín", la entrevista "póstuma" del padre Berríos a Raquel Correa (nada suele quedar en su lugar después de una entrevista con Raquel, porque publica todo lo que uno le dice); las insólitas y francas declaraciones del ministro Vidal a "El Mercurio", la fantástica carta de Carlos Ominami aparecida hoy en el mismo diario... Cada una de esas cosas merece una columna aparte.
Partiendo por las declaraciones de Miguel Otero, que se ha limitado a decir sólo la verdad y toda la verdad sobre lo que los lavadores de cerebros llaman "la dictadura" en Chile (los detractores más decentes de la misma no se atreven a llamarla "dictadura" así como así, y dan una explicación caballerosa antes de hacerlo, como el caso de Ignacio Walker, el otro día, en carta al diario citado).
Pues bien, Miguel Otero ha dicho que la mayoría de los chilenos no sentían estar viviendo bajo una "dictadura"; que si no hubiera habido pronunciamiento militar hoy seríamos otra Cuba; que tras dicho pronunciamiento el país se normalizó, aparecieron las cosas en el comercio y la vida interna se ordenó... es decir, la esencia de la verdad.
Este lujo sólo pueden dárselo los que no tienen el cerebro lavado. Por supuesto, los políticos de la Concertación, como Juan Pablo Letelier e Isabel Allende, han puesto el grito en el cielo y criticado a nuestro embajador en Argentina, y no podía ser de otra manera, porque ellos son insignes lavadores de cerebros. Incluso ha criticado al embajador el senador Hernán Larraín, lo que no es mucho de extrañar porque Hernán, siendo muy buena persona, ha mostrado síntomas ya antes de que el lavado de cerebros lo ha afectado bastante.
Pero me he felicitado -hasta el momento y sólo hasta el momento- de que la Cancillería se haya negado a decir nada, porque no sólo es lo que corresponde, dado que las declaraciones de nuestro embajador se refieren a nuestro país y en nada aluden a la Argentina ni afectan nuestras relaciones internacionales, sino porque nuestro Canciller opina exactamente lo mismo que Miguel Otero.
Otro cuento es el Presidente de la República, a quien apelan Letelier e Isabel Allende, porque los tres son del "no" y los dos últimos no pueden tolerar que siquiera se diga que el Gobierno Militar salvó a Chile de ser otra Cuba. Piñera puede tolerarlo, aunque no esté de acuerdo, porque él siempre ha aspirado a "quedarse con todas las bolitas" (ver varios de mis blogs anteriores) y, por tanto, a tener los votos tanto de los del "sí" como de los del "no".
Por supuesto, el lavado de cerebros ha sido en Argentina igual o peor que acá. Si alguien quiere saber la verdad de allá, que lea "La Mentira Oficial", de Nicolás Márquez.
Pero, repito, el embajador Otero no ha pronunciado una sola palabra sobre la situación vivida en el país vecino, ni para bien ni para mal.
En fin, el pintoresco estado de cosas gestado por las reacciones a partir de los dichos de Otero es propio del estado de ambigüedad en que está sumido el país, cuyos votantes del "sí" eligieron Presidente a un partidario del "no". Ello conduce a que recurran a él partidarios del "no", aunque no hayan votado por él, cada vez que se dicen las verdades que compartimos los partidarios del "sí". Esto es muy divertido. Entonces nadie sabe qué va a hacer S. E. cada vez que alguien del Gobierno diga la verdad histórica.
Y en esa incertidumbre estamos. El único pronóstico serio que puede hacerse al respecto es que, como siempre, va a tratar de "quedarse con todas las bolitas", es decir, dejar contentos a los socialistas, comunistas y similares, al mismo tiempo que evitar malquistarse con la casi totalidad de quienes lo eligieron, es decir, la gente del "sí".
Y si alguien me va a decir que no siga con lo del "sí" y el "no", lo único que le puedo contestar es que lea la entrevista del padre Berríos y después hablamos. Pero ése es otro tema y otro blog, que bien podría ver la luz antes del final del día.
lunes, 7 de junio de 2010
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Don Hermógenes, por favor no haga caso a quienes se quejan que escribe largo. Hay quienes esperamos sus publicaciones y nos gusta que sean largas. Además encuentro realmente impresionante su capacidad para escribir más de una columna diaria.
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