martes, 5 de agosto de 2025

IZQUIERDA DESIGNA CANDIDATA DE LA DERECHA

La izquierda ha alcanzado tal grado de control del "relato" en Chile, que uno de sus personeros más lúcidos, el economista Sebastián Edwards, ha dado su bendición a Evelyn Matthei como candidata de la derecha, diciendo que sería "una muy buena presidenta" (El Mercurio, 4 de agosto)

Advirtió, eso sí, que ella había cometido el error de decir que "las muertes habían sido inevitables" en 1973. Pero Evelyn replicó prontamente que se había arrepentido.

Es que todas las muertes son evitables.  

¿Y la derecha no tendrá algo qué decir? No, por supuesto: cuando lo dice se interponen acciones legales de la izquierda para que el Servel ponga término a la existencia del partido cuyo presidente ha dicho su verdad. Y para que el Tribunal Constitucional lo sancione e impida que lleve como candidato presidencial a Johannes Kaiser, por haber repetido en una entrevista lo que en su tiempo manifestaron Eduardo Frei Montalva, Patricio Aylwin (aunque éste lo había olvidado 20 años después), Sergio Onofre Jarpa, Jorge Alessandri, Gabriel González Videla y hasta el exUP Luis Bossay: que los uniformados debían poner término a la situación de ilicitud general creada por Salvador Allende y su gobierno. Y añadió con toda lógica que si similares circunstancias volvieran a presentarse, debería volver a procederse de la misma manera.

Pero eso es hoy evitable y lo fue entonces. Si los guerrilleros de la Unidad Popular no hubieran disparado contra el carabinero Fabriciano  González Urzúa en 1973, que intentaba rescatar a una camarada herido por el fuego marxista, la muerte de aquél se habría evitado. 

Si Salvador Allende no hubiera armado a los partidos de la UP en los términos en que describió Carlos Altamirano a Patricia Politzer en su libro-entrevista a aquél, no habría muerto Fabriciano González Urzúa y tal vez no habría habido un 11 de septiembre. 

Y en ese caso la Escuela de Suboficiales de Carabineros no se llamaría hoy "Fabriciano González Urzúa" ni desfilaría bizarramente cada 19 de septiembre en el Parque O'Higgins, confirmando su decisión de luchar siempre contra la violencia ilícita.

Todas las muertes violentas son evitables hasta el momento en que alguien las torna inevitables.

El mérito de la izquierda es que, teniendo la culpa de haber tornado inevitables las muertes, se la ha echado a los militares y a derecha.

"La culpa de todo lo que ha sucedido en Chile la tiene exclusivamente la Unidad Popular", le escribió en octubre de 1973 Eduardo Frei Montalva al presidente internacional de la Democracia Cristiana, Mariano Rumor. 

Pero la derecha, a través de personajes que la condujeron sin siquiera pertenecer a ella, como Sebastián Piñera, ha asumido la culpabilidad, como "cómplice pasiva" de los militares, permitiendo: (1) Que los victimarios marxistas se transformaran en "víctimas"; (2) Que los terroristas agresores del MIR y del FPMR se transformaran en "agredidos"; y (3) Y que los totalitarios, que buscaban instalar acá un régimen similar al de Cuba y la URSS (a la cual Salvador Allende llamaba "nuestra Hermana Mayor") se transformaran en "demócratas" y le succionaran ya durante veinte años, enormes cantidades de recursos fiscales ilícitamente al erario.

Y a que ahora veden la libertad de expresión a los discrepantes de ellos.

¿Tiene remedio la dictadura de izquierda que se pretende instalar acá, que  impide la participación política al que piensa distinto y suprime su libertad de expresión? 

Por supuesto. Ya lo tuvo en 1973.

domingo, 3 de agosto de 2025

LOS QUE NO NOS DAMOS VUELTA LA CHAQUETA

"Darse vuelta la chaqueta" es una conducta vernácula nacida durante la Revolución de 1891, la más sangrienta de la historia del país (costó más vidas que la Guerra del Pacífico). Entre seis mil y diez mil muertos, según el historiador consultado. La última cifra equivalía al 0,5 por ciento de la población, en 1891. En cambio, la Revolución Militar que nos salvó del comunismo costó, en términos de víctimas del terrorismo interno y consiguiente represión, tres mil vidas durante 16 años y medio. "La sacamos barata". El comandante Pepe, revolucionario, le había dicho en 1972 a la periodista Nena Ossa que debía morir un millón "para que la revolución resultara". Fue fusilado en Valdivia en octubre de 1973, tras un consejo de guerra, ante el cual lo defendió su abogado, Andrés Aylwin, diputado DC y hermano del expresidente. É instó a éste a liberar a indultar a los casi mil subversivos que tenía presos Pinochet. Para que se vaya recordando por qué hoy la delincuencia y el terrorismo campean en el país.

Los revolucionarios del 91 usaban casacas blancas, los del gobierno, azules con forro blanco. Éstos, derrotados, para pasarse al enemigo sin que se les disparara "se daban vuelta la chaqueta". Así nació la costumbre de darle ese nombre al cambio de bando. 

El cual tuvo particular importancia durante el inconstitucional proceso discurrido en 2023 por Sebastián Piñera y Gabriel Boric ("Acuerdo por Chile"), a instancias del rector-columnista Carlos Peña. Durante ese indebido proceso, en un momento u otro "se dieron vuelta la chaqueta" (en orden cronológico) José Antonio Kast, para pasarse al bando de la nueva Constitución, justo apenas su partido había obtenido una gran votación por oponerse a ella; luego se la dio Gabriel Boric, para salirse del Acuerdo y votar En Contra; y, en fin, el mismísimo "padre de la infausta criatura", el rector columnista Carlos Peña, que había aconsejado a Boric, desde El Mercurio, "tirar lejos la Constitución" y "continuar haciendo girar la rueda" para dictar otra. 

Es que Peña, cuando vio el resultado, es decir el texto preparado por el Consejo dominado (voto popular mediante, no anunciado por las encuestas) por los republicanos, se dio a su vez "vuelta la chaqueta" y recomendó abortar el texto en la votación general final del Consejo, el 30 de octubre de 20 23. 

Ello habría evitado tanto el plebiscito como la ·franja electoral y las campañas del "A Favor" y el "En Contra". Los consejeros republicanos no obedecieron a Peña y prefirieron, todos, darse "vuelta la chaqueta" solidarizando con Kast. Habrían bastado cuatro votos suyos el 30 de octubre, para haberlo terminado todo ahí.

Todo esto lo refiere, para "perpetua memoria", mi último libro, "Trampantojo", apócope de "trampa ante los ojos", aceptado por la RAE, el término con que calificó el rector Peña al proyecto de nueva Carta de los republicanos.

Con estos cambios de bando quedó un vacío en la derecha. Los que no nos dimos vuelta la chaqueta, encabezados por Johannes Kaiser, que debió dejar el partido porque le hicieron difícil la vida parlamentaria, fundamos entonces el Partido Nacional Libertario, junto a 50 mil firmantes y éste se constituyó en todo el país. Es el de más a la derecha y lo lleva a él como su candidato presidencial.

Ese partido es el único que en su declaración de principios reconoce el legado del gobierno militar. Kaiser es el más capaz de terminar con el terrorismo y la delincuencia, tal como lo hizo Pinochet. Dice que si se dieran las mismas circunstancias debería repetirse el 11. Por eso la izquierda lo acusa y lo quiere bajar "por secretaría". Es también el único que no reniega de Pinochet, cuyas políticas nos dieron los "mejores 30 años", entre 1985 y 2015. ¿Y quieren que ahora nosotros "nos demos vuelta la chaqueta" porque en las últimas semanas no le fue bien a Kaiser en la Cadem?

Hace ocho semanas en ella le iba mal a Kast y Evelyn Matthei estaba primera por amplio margen. Entretanto la Cadem "se dio vuelta la chaqueta" y hoy dice que es todo al revés: Kast arriba y Matthei cayendo. Nosotros no nos damos vuelta la chaqueta y confiamos en que otro cambio en las encuestas va a volver a suceder, pero ahora en favor de Kaiser, el único que nunca se la dio vuelta.