La dictadura judicial ha "premiado" a Juan Emilio Cheyre, excomandante en jefe del Ejército, condenándolo a cinco años de libertad vigilada como cómplice de 15 fusilamientos en que no tuvo nada qué ver, ocurridos en La Serena el 16 de octubre de 1973, al paso de la Comitiva del general Arellano. "Premiado" porque a los demás militares (r) en igual situación los jueces rojos habitualmente los condenan a presidio efectivo de diez años o más.
¿Qué "mérito" exhibe Cheyre para tener trato privilegiado? Uno: en 2004 declaró públicamente al Ejército responsable "de todos los hechos punibles y moralmente reprochables del pasado". ¡Todos en Chile eran inocentes y sólo había un gran culpable: el Ejército anterior a Cheyre!
En mi libro de 2000 "La Verdad del Juicio a Pinochet" describí lo que realmente sucedió en La Serena el 16 de octubre de 1973: el comandante Sergio Arredondo, que se había subido al helicóptero de la Comitiva de Arellano en Santiago esa mañana, ordenó, por sí y ante sí, fusilar a 15 presos que sacó de la cárcel local, sin conocimiento del comandante del regimiento, Ariosto Lapostol, ni del jefe de la comitiva, general Arellano, ni menos del ayudante del primero, un joven teniente llamado Juan Emilio Cheyre, que estaban reunidos a cuadras de distancia del lugar del fusilamiento.
No fue eso lo peor: Arredondo hizo lo mismo esa noche en Antofagasta y al día siguiente en Calama, totalizando 56 fusilamientos ilegales. Les ordenaba perpetrarlos a jóvenes oficiales subalternos que, si no le obedecían, podían también ser ejecutados en el acto. A esa actitud de un solo individuo se debió que los medios bautizaran a la Comitiva, inmerecidamente, como "Caravana de la Muerte", aunque su misión fuera acelerar los consejos de guerra que juzgaban a los numerosos detenidos por los regimientos.
Nadie le ocasionó más daño a la imagen de la Junta que el comandante Arredondo en esos dos días, con el añadido de que los autores de otros fusilamientos simultáneos, como los de Copiapó la noche antes y bajo responsabilidad del regimiento local, trataran después de cargárselos también a la Comitiva, que ni siquiera había salido de Santiago cuando ocurrieron.
Cheyre ha sido "premiado" con la "libertad vigilada" que no alcanzan los 340 camaradas suyos, injustamente presos, que vegetan de manera inhumana y violatoria ¡oh paradoja! de su derecho humano al debido proceso, en penales como Punta Peuco, Colina I y otros en diferentes partes del país.
Hace poco un libro notoriamente falso, producido por orden del anterior comandante en jefe del Ejército, Ricardo Martínez Menanteau, que su sucesor sacó de la página web institucional, culpó a la Comitiva de los 13 fusilamientos en Copiapó, ocurridos cuando ella todavía no había salido de Santiago. Sólo el odioso rector de la UC, Ignacio Sánchez, "le prestó ropa" a Martínez Menanteau para promover su falso texto y presentarlo en el salón de honor de la universidad.
Pero día llegará en que alguna institución más seria que la UC estudie estos "juicios de DD. HH." y denuncie públicamente la corrupción judicial que los ha presidido. La reacción general será tan escandalizada como la suscitada por algunos audios de reciente publicación.