Según la
encuesta CEP y habiendo en la próxima elección presidencial un solo candidato
de derecha, José Antonio Kast, el 81 % de las personas que se declaran de
derecha vota, sin embargo, por un candidato de otras ideas, Piñera.
Más aún, en la misma encuesta, a Kast le va mejor entre el electorado de centro
(4,8 %) que entre el de derecha (3,2 %). ¿Es que el “centro” es más derechista
que la “derecha”? Y le va mejor entre la clase media C2 (7,5%) que entre la
clase alta ABC1 (4,8 %). Todas estas son anomalías, aunque la CEP tiene otra,
como señalar que José Antonio Kast es menos conocido ahora (57 %), en la
CEP de septiembre-octubre, que en la de
julio-agosto (63%). ¡Lo conocen menos después de haber hecho campaña y haber
tenido éxito en los foros y en ENADE (donde fue el más aplaudido), que cuando
no había logrado nada de eso y ni siquiera estaba inscrito como candidato! Absurdo.
¿Anomalía o encuesta deficiente?
En todo caso
¿cuál es el quid de la cuestión? ¿Por
qué un 81 % del electorado de derecha no vota por el único candidato de derecha?
El quid es que esa gente cree que apoyando
a Piñera se librará de otro gobierno de izquierda. Si fuera por razones de
principios, de probidad de la persona y de consecuencia política, votaría por
Kast, pero pragmáticamente lo hace por Piñera para que no gane la izquierda
otra vez.
Pero ese 81
% de derecha está equivocado, pues si votara por Kast el 19N aseguraría mejor
la derrota de la izquierda que si vota por Piñera. Y para el propio Piñera
mejorarían las posibilidades en segunda vuelta si enfrentara a Kast que si
enfrentara a la izquierda unida después de la primera vuelta. Porque la votación de izquierda iría a él más que a Kast.
Pero ¿es
posible un Kast en segunda vuelta? La derecha obtuvo el 44 % en 1988 y casi
ganó la Presidencia en 1999, con cerca del 50 %; y hasta en sus peores momentos
(2013) obtuvo 38 %. Luego, que obtenga sobre el 20 % con su candidato Kast el
19N es perfectamente posible. Pero a condición de que la derecha vote por él. En ese caso
pasaría a segunda vuelta junto con Piñera y el peligro de otro gobierno de
izquierda desaparecería en la primera vuelta. Sería un verdadero
“Pronunciamiento del 19N”.
Incluso al
propio Piñera le conviene esto, porque le resultará más fácil ganar a Kast que a toda la izquierda y
centroizquierda unidas tras Guillier. Además, éstas no le van a perdonar nada… En cambio, los partidarios de Kast, es decir,
la derecha (exceptuado yo) seguramente lo va a tratar mejor que la izquierda.
Luego, Piñera no debe mirar con malos ojos que se vayan votos suyos a contribuir
a que Kast supere a los seis candidatos del otro lado y pase a la segunda
vuelta.
Otra razón
en el mismo sentido: Piñera tiene un programa de centroizquierda (tanto que su
vocero, Mauricio Rojas, lo ha descrito como un “Estado de Bienestar”) y esto
tendrá dos efectos: uno, contribuirá a que más gente de derecha se incline a Kast, cuyo programa es de derecha, con menos impuestos y menos “bienestar
del Estado”; y dos, el programa del “Estado de Bienestar” también contribuirá a
que más gente de centroizquierda vote por este Piñera socialdemócrata, dejando
así todavía menos votos disponibles para los candidatos del centro a la
izquierda. Ello facilita que a esos seis candidatos los gane Kast, y que éste
pase a segunda vuelta.
Esta
situación de que la Nueva Mayoría, el Frente Amplio, ME-O y Artés queden fuera
de competencia será un verdadero golpe a la cátedra, un “golpe de la derecha”
para cambiar al gobierno… o “pronunciamiento”, como ustedes prefieran.
Y es
perfectamente posible. Pero, claro, exige que el electorado de derecha vaya a
votar y se comporte racional e inteligentemente. Nadie puede garantizar ambas
cosas, pero si la derecha, de aquí al 19N, se dedica a pensar, el
Pronunciamiento del 19N será una realidad y la centroizquierda y la izquierda
tendrán que irse ese mismo día para la casa.