Hoy el pueblo se manifiesta horrorizado en todos los ámbitos por el asesinato de tres carabineros. Sucesivas instituciones de variados tamaños pagan grandes avisos en los diarios para expresar su horror. El gobierno decreta duelo nacional por las consecuencias de los hechos de quienes fueron impulsados por el presidente de ese gobierno, cuando era de la oposición.
Chile quiere estar bien con Dios y con el Diablo. Por eso eligió un presidente por un aluvión de votos y hoy lo repudia un aluvión de opiniones adversas en las encuestas.
El mismo pueblo hoy horrorizado por la muerte de los carabineros votó masivamente para llevar a La Moneda a un promotor de los ataques a carabineros. Los votantes lo habían visto en videos levantar el puño para estimular la guerrilla armada en el sur, alentando a sus protagonistas que diariamente incendian, destruyen y, ahora, asesinan carabineros. Gobierno y mayoría que antes estaban allá y ahora están acá.
El mismo pueblo que eligió al presidente sabía perfectamente que él apoyaba a los terroristas, pues insultaba a los uniformados, especialmente a los carabineros, en las calles en 2019. Antes de elegirlo se sabía que se había exhibido, jocosamente y como si alcanzara un "logro popular", con una camiseta con la efigie de Jaime Guzmán herido por dos balazos en la cabeza. Era el mismo político que había ido a París visitar amistosamente a su principal asesino. Luego mayoritariamente elegido por el pueblo que ahora se horroriza de lo que hacen los que él mismo llamó a la revolución.
Son "momentos" creados por la propaganda dominante. ¿Cómo puede el mismo pueblo aparecer apoyando posturas tan opuestas y antinómicas? Se desdobla rápido: repudia hoy lo que aplaudía ayer.
Manejado por la propaganda, nunca reconoció popularmente como mártir de carabineros a Heriberto Novoa, asesinado por el MIR en 1980 mientras custodiaba la Llama de la Libertad. A lo mejor ni supo. Los que lo mataron fueron después indultados. ¿Y por qué nadie dijo nada cuando el primer gobierno concertacionista suprimió la Llama de la Libertad? No era tema en la pauta de los medios.
Somos un pueblo ambivalente. Felicitamos, elegimos y aplaudimos a quienes han organizado el horror para sus fines políticos y después nos espantamos ante ese mismo horror. El monstruo que hemos creado con nuestros votos, nuestros silencios periodísticos o, en el mejor de los casos, con nuestro silencio, después hace lo que dijo que iba a hacer y nos espanta.
Nada de los que nos sucede se ha gestado sin un apoyo mayoritario o silencio cómplice. Los mismos locutores que hoy visten luto en los noticieros antes criticaban a la policía por su proceder contra las huestes de la revolución.
Es un mismo pueblo ambivalente, capaz de llamar "horror" el asesinato de un carabinero, pero también la del terrorista que ha sido entrenado para matar al anterior. Dependiendo de quién lleve el pandero y de dónde caliente el sol.