En rigor, Sebastián Piñera fue derrocado el 15 de noviembre de 2019, pues desde entonces rige lo que el inefable senador Quintana (PS) confesó que era "un parlamentarismo de facto", donde el Presidente se ha limitado a hacer lo que le imponen sus adversarios. Pues ya desde el 12 de noviembre de ese año éstos habían declarado "haber corrido el cerco" de lo posible, sin elecciones, sin consulta al pueblo y con sólo un arma: violencia para amedrentar y someter a una autoridad sin autoridad.
La verdad es que a Chile sólo la pandemia lo ha salvado de una mayor devastación por los revolucionarios, pues sin aquélla el país estaría mucho más deteriorado que lo generado por cuarentenas y restricciones. El modelo de sociedad libre ha sido, de hecho, lo que ha salvado al país, porque lo ha abastecido de lo indispensable mediante la respuesta de un millón de pequeños y medianos empresarios nacidos al calor de la libertad económica. Ésta es la espina dorsal de la economía, la que los comunistas quieren quebrar mediante una nueva Constitución que les permita robárselo todo. Es decir, traspasarlo todo al Estado, que manejan ellos. Y de ahí pasar a quedarse con la manija, como lo hicieron Chávez, Maduro y, mucho antes, Castro.
Justamente por eso los rojos odian más que a nada a las AFP, porque les han impedido robarles las platas a los trabajadores afiliados, aunque van camino a conseguirlo, porque Piñera ya les ha prometido la mitad de la mayor cotización del seis por ciento contemplada en la reforma previsional. La gran mayoría de los trabajadores prefiere que todo ese aumento vaya a sus cuentas. Sobre todo porque han visto cómo las AFP están reponiendo rápidamente hasta los perjudiciales retiros inconstitucionales que los rojos les consiguieron, buscando barrenar el sistema.
Como lo dije en mi comentario del 22 de noviembre de 2019, que grabé en un video visto por un cuarto de millón de personas y a raíz del cual me convidaron a Bienvenidos del Canal 13, programa del cual me echaron por decir lo que pienso, en otra oportunidad, en agosto de 1983, los comunistas habían dicho lo mismo que el 12 de noviembre, es decir, que iban a echar al gobierno. Pero había una diferencia: entonces el Presidente era Pinochet y en 2019 era Piñera. El primero puso 22 mil soldados en las calles, hubo 19 muertos y 23 heridos y el conato comunista duró un día. Prontamente después se derogó el estado de emergencia y el país volvió a funcionar normalmente. Cuando escribí ese comentario, el 22 de noviembre de 2019, ya el alzamiento contra Piñera llevaba más de un mes, desde el 18 de octubre, y los muertos eran 25. Es la diferencia entre un Presidente con pantalones y otro sin pantalones.
Y el resultado de estar gobernados por el segundo es, además, que hoy hay régimen de facto y caos total, porque al postergarse las elecciones del 10 y 11 de abril se les arma a los políticos un desbarajuste adicional al que ya había. Están furiosos, porque a ellos les importan mucho más esas elecciones que la salud de la gente, y mediante la hemorragia de votaciones de este año aspiraban a tener más cargos burocráticos, como los de gobernadores; y mucho más presupuesto. Y el premio mayor: una nueva Constitución que les permitiera robarse todo, comenzando por el agua y después el resto también para el Estado, que está en manos de ellos.
Yo voy a votar porque no lo consigan: por Henry Boys para constituyente, quien se comprometió a defender la Constitución de 1980, que es lo que hay que hacer. Y por Rojo Edwards para gobernador de verdadera derecha; por Regina Catalán, de la primera línea del pinochetismo, para concejal de Las Condes, y por Gonzalo de la Carrera para alcalde de derecha, en reemplazo del actual socialdemócrata. Y además apoyo a Teresa Marinovic en el distrito 10, porque también representa orden, libertad y "el derecho a ser desiguales, como nos hizo el Creador y contra lo que creen los socialistas", según invocaba Margaret Thatcher. Y sabiendo, como también decía ella, que de la libertad económica dependen todas las demás.
Como después este año ya viene elección presidencial, espero que se cumpla la tradición nacional tras el caos y vuelva a haber un nuevo régimen de orden. Como los que elegimos tras la revolución de la chaucha en 1949, como el posterior al alzamiento bolchevique local del 2 y 3 de abril de 1957 y como el que siguió al caos marxista-leninista de 1971-1973, régimen militar convocado por la mayoría democrática de los diputados. Espero confiado que se repita ese tradicional desenlace nacional.