Antes se respetaba el emblema patrio. Víctor Domingo Silva, interpretando el sentir nacional, compuso su poema a la bandera: "¿Conciudadanos ¿qué nos une en este instante/ qué nos llama/ encendidas las pupilas y frenéticas las manos?/...Es el épico estandarte/ es la espléndida oriflama/ es el patrio pabellón/ que halla en cada ciudadano un paladín".
Ahora degenerados han reemplazado a paladines y ultrajan públicamente la bandera delante de los niños y hasta limpian con ella sus detritus. Un tal @gabrielboric, de esta nueva hornada, escribía a las 3.28 de un 18 de septiembre de 2016: "Maldigo la solitaria estrella de la bandera". La misma de la cual el poeta escribía: "La soñamos inmortal/ con su blanco, con su rojo y con su azul/ en que descuella --perla viva y colosal--/ esa estrella arrancada para ella/ del océano de luz del cielo austral". ¿Cuándo se perdieron los valores? Fueron enterrados junto a Pinochet. La derecha se entregó a un adversario de éste, Piñera, que les "hacía la pata" a más no poder a los comunistas y, no contento con eso, les terminó regalando la Constitución y el país.
Dice el artículo primero de ésta, que todavía está en pleno vigor, aunque el senador entreguista Moreira afirme en la TV que "ya cumplió su ciclo": "La familia es el núcleo fundamental de la sociedad". Pero de hecho, en manos de los destructores de la familia y del país, ella ya no es el núcleo, pues ésta es la nación en que más niños nacen fuera del matrimonio: 74 %. En Japón y en Corea del Sur es el 2 %. ¿Cuándo se destruyó la familia? Justo antes de que empezara la destrucción general. Casi todos cooperaron.
Toda moral se derrumbó. Ya el 30 % elude el pasaje en el metro y la locomoción. Una de las fotos más conocidas del presidente actual lo muestra pasando bajo un torniquete del metro. ¡Qué buen ejemplo! La juventud votó en masa por él.
Al destruirse su núcleo, en la sociedad se está produciendo un "estallido nuclear" y el país agoniza, regido por el delito. Ayer a Carlos Grollmus, de 79 años, le han amputado una pierna tras recibir disparos de terroristas de izquierda impunes, que también dispararon e hicieron perder un ojo a un joven que intentó auxiliarlo, mientras incendiaban el centenario Molino Grollmus, monumento nacional, su casa y sus vehículos en Contulmo.
Se ha tolerado por amplia mayoría que la violencia se enseñoree. ¿Por qué, si la Constitución declara inconstitucionales los partidos, movimientos u otras formas de organización que hagan uso de la violencia, la propugnen o inciten a ella? Porque se ha renunciado a hacer respetar la Constitución. Catorce partidos y movimientos emitieron un documento el 12 de noviembre de 2019 exigiendo, en nombre de la violencia ("la ciudadanía movilizada", la denominaban), una nueva Constitución. El gobierno de Piñera no hizo nada y se rindió. Lo estamos pagando hoy.
Como todavía es tiempo y hay acción pública --dice la misma Constitución-- para pedir se declare la inconstitucionalidad de los catorce partidos y grupos sediciosos, yo me propuse ingenuamente recurrir al Tribunal Constitucional. Quise dar un ejemplo. Pero luego me enteré de que, según la ley, en caso de desecharse el recurso, quien lo hubiere presentado deberá pagar las costas. Éstas, en un caso contra catorce partidos y movimientos, serían millonarias. Y además se exige una fianza, a hacerse efectiva si el recurso es desechado. En fin, la jurisprudencia del Tribunal Constitucional anticipa que lo desechará: ya antes rechazó la declaración de inconstitucionalidad de la Coordinadora Arauco-Malleco, de Héctor Llaitul, y la inhabilidad del diputado comunista Hugo Gutiérrez.
En resumen, Su Seguro Servidor no presentará el recurso y la violencia política seguirá prevaleciendo impune y gangrenando el organismo social, hasta que se proceda a la amputación, si la hubiere una vez más.