Los principales temas de la actualidad política nacional son debatidos ante el grueso de la opinión pública por tipos que no tienen idea, de lo cual deriva que ese grueso de la opinión pública tome partido por posturas basadas en los juicios de los más desinformados.
El otro día en "El Mercurio" un especialista electoral, Andrés Tagle, escribió un artículo probando que todo lo que se más dice acerca de los defectos del sistema binominal es falso. Pues es falso que haya conducido a un "empate electoral" entre quienes ganan y quienes pierden, que es la principal crítica que le hacen. Tagle expuso las cifras de las elecciones desde 1989 hasta 2005 y probó que en todos los casos la Concertación obtuvo una mayoría de diputados superior a la mayoría de votos logrados en las elecciones. Es decir, NUNCA hubo el tal "empate". Y si en 2009 hubo un virtual empate, ello fue derivado de que existió menos de uno por ciento entre las votaciones de ambas coaliciones, es decir, prácticamente empataron en la realidad, en votos.
Luego, es falsa la afirmación de que el binominal "es una camisa de fuerza que garantiza el empate".
Tampoco es verdad lo de la "exclusión", pues en las elecciones hubo ocho partidos que obtuvieron representación parlamentaria. ¿Cuántos partidos quieren? ¿16, 32?
Y también es falso que por culpa "de la UDI" (porque ahora les ha dado con echarle la culpa de todo a la UDI) se haya impedido reformar el sistema binominal. Nunca la Concertación presentó un proyecto de ley concreto de cambio del sistema binominal. En 2006 la Comisión Boeninger, de personeros de la Concertación, presentó un proyecto de reforma, que fue rechazado POR LOS PARTIDOS DE LA CONCERTACIÓN. Es decir, ha sido ella la que no ha querido reformar el sistema binomninal.
En 2005 se excluyó de la Constitución la norma que establecía dos parlamentarios por distrito o circunscripción. Bastarían los 4/7 de los votos para aprobar una modificación a la ley electoral que cambiara el sistema binominal por otro. La Concertación en diversos y sucesivos parlamentos tuvo ese quórum por sí sola y ahora lo tendría aliada con los parlamentarios de la Alianza que son partidarios de modificar el sistema.
Todos hablan de cambiarlo, pueden hacerlo y no lo hacen. ¿Por qué? Tal vez porque es evidente que ha funcionado bien. Nunca Chile ha vivido un período tan prolongado de tanta estabilidad política como bajo la Constitución actual y la ley de elecciones actual. Aquí los trastornos han comenzado a producirse últimamente porque no hay autoridad, no porque falten leyes o por defectos de las que hay. Aquí el Gobierno no manda y no sabe mandar, y ése es el problema, pero no la ley electoral.
Tenemos un Presidente que el día domingo dice que la modificación del sistema binominal no es prioridad y al día siguiente dice que es prioridad. Nadie sabe lo que piensa al respecto, si es que piensa algo que no sea ocupar el centro de la escena.
Si lo que los políticos quieren es tener más cargos parlamentarios, porque hay demasiadas cuerdas y pocos trompos y a muchos caciques les gustan la dieta parlamentaria y los gastos y viáticos adicionales que se empinan por sobre los doce o trece millones de pesos mensuales, entonces que lo digan y lo hagan, modificando las circunscripciones y distritos y creando cuarenta o cincuenta diputaciones y senaturías más, hasta que sus apetitos estén saciados. Pero nada de eso tiene que ver con el sistema binominal.
martes, 31 de enero de 2012
lunes, 30 de enero de 2012
¡Plagio!
El martes 24 de enero un comentarista de este blog, "JC11",al pie de la columna "Giorgio Jackson, Cerebro Lavado", envió un comentario en inglés que interpreta muy bien lo que yo intento transmitir en mis escritos. Por eso he resuelto traducirlo y "plagiarlo", para ponerlo al alcance de los lectores que no entiendan inglés (adaptándolo a términos chilenos). Dice así:
"Un profesor de un colegio local declaró que él nunca había reprobado a un alumno, pero que ahora había debido reprobar a un curso completo.
"Esa clase había insistido en que el socialismo daba resultados y que con él nadie sería pobre ni nadie sería rico: un sistema perfectamente igualitario.
"El profesor entonces dijo: vamos a hacer un experimento en esta clase con un plan socialista: todas las notas van a ser promediadas y todos obtendrán la misma nota, de manera que nadie sea reprobado ni nadie obtenga un 7.
"(Se puede sustituir las notas por pesos, para tener una noción más próxima a nosotros y más fácil de entender por todos).
"Después de la primera prueba, todas las notas fueron promediadas y todos obtuvieron un 5. Los que estudiaron mucho estaban molestos y los que estudiaron poco estaban felices.
"Cuando vino la segunda prueba, los alumnos que habían estudiado poco estudiaron todavía menos y los que antes habían estudiado mucho, ahora decidieron 'irse a la coch'e guagua' también, y estudiaron poco.
"El promedio de notas fue un 3. Nadie estaba contento.
"Cuando se rindió la tercera prueba, el promedio fue 2. Tras sucesivas pruebas las notas no mejoraron, pero sí aumentaron las quejas, las recriminaciones y los insultos. Hubo odiosidad y nadie quería estudiar sólo en beneficio de los demás. Para sorpresa general, todos reprobaron el curso. El profesor les dijo que el socialismo también iba a fracasar en el país, porque cuando la recompensa es alta, el esfuerzo es grande, pero cuando el gobierno se apropia de la recompensa nadie va a tratar de o querer ser exitoso. No puede ser más simple que eso.
"Recuerden: hay otra prueba que se avecina: la elección de 2012.
" Las siguientes son, posiblemente, las cinco mejores frases que ustedes jamás leerán y todas aplicables al anterior experimento:
"1) No se puede legislar para llevar a los pobres a la prosperidad privando de ella a los ricos.
"2) Lo que una persona recibe sin trabajar es algo por lo cual otra persona ha debido trabajar sin recibirlo.
"3) El gobierno no puede darle nada a alguno sin antes habérselo quitado a otro.
"4) No se puede multiplicar la riqueza dividiéndola.
"5) Cuando la mitad de la gente se convence de que no tiene que trabajar porque la otra mitad se va a encargar de hacerlo, y cuando esta otra mitad se convence de que no le conviene esforzarse, porque otro se quedará con el fruto de su trabajo, nos encontramos ante el principio del fin de una nación".
He plagiado a "JC11" porque ha ejemplificado, primero, y resumido, después, la esencia de lo que pretendo diariamente (o casi) transmitir en este blog.
"Un profesor de un colegio local declaró que él nunca había reprobado a un alumno, pero que ahora había debido reprobar a un curso completo.
"Esa clase había insistido en que el socialismo daba resultados y que con él nadie sería pobre ni nadie sería rico: un sistema perfectamente igualitario.
"El profesor entonces dijo: vamos a hacer un experimento en esta clase con un plan socialista: todas las notas van a ser promediadas y todos obtendrán la misma nota, de manera que nadie sea reprobado ni nadie obtenga un 7.
"(Se puede sustituir las notas por pesos, para tener una noción más próxima a nosotros y más fácil de entender por todos).
"Después de la primera prueba, todas las notas fueron promediadas y todos obtuvieron un 5. Los que estudiaron mucho estaban molestos y los que estudiaron poco estaban felices.
"Cuando vino la segunda prueba, los alumnos que habían estudiado poco estudiaron todavía menos y los que antes habían estudiado mucho, ahora decidieron 'irse a la coch'e guagua' también, y estudiaron poco.
"El promedio de notas fue un 3. Nadie estaba contento.
"Cuando se rindió la tercera prueba, el promedio fue 2. Tras sucesivas pruebas las notas no mejoraron, pero sí aumentaron las quejas, las recriminaciones y los insultos. Hubo odiosidad y nadie quería estudiar sólo en beneficio de los demás. Para sorpresa general, todos reprobaron el curso. El profesor les dijo que el socialismo también iba a fracasar en el país, porque cuando la recompensa es alta, el esfuerzo es grande, pero cuando el gobierno se apropia de la recompensa nadie va a tratar de o querer ser exitoso. No puede ser más simple que eso.
"Recuerden: hay otra prueba que se avecina: la elección de 2012.
" Las siguientes son, posiblemente, las cinco mejores frases que ustedes jamás leerán y todas aplicables al anterior experimento:
"1) No se puede legislar para llevar a los pobres a la prosperidad privando de ella a los ricos.
"2) Lo que una persona recibe sin trabajar es algo por lo cual otra persona ha debido trabajar sin recibirlo.
"3) El gobierno no puede darle nada a alguno sin antes habérselo quitado a otro.
"4) No se puede multiplicar la riqueza dividiéndola.
"5) Cuando la mitad de la gente se convence de que no tiene que trabajar porque la otra mitad se va a encargar de hacerlo, y cuando esta otra mitad se convence de que no le conviene esforzarse, porque otro se quedará con el fruto de su trabajo, nos encontramos ante el principio del fin de una nación".
He plagiado a "JC11" porque ha ejemplificado, primero, y resumido, después, la esencia de lo que pretendo diariamente (o casi) transmitir en este blog.
domingo, 29 de enero de 2012
Derecha Penca
Ayer no escribí de rabia. Iba a hacerlo, pero entonces abrí "El Mercurio". En días pasados habíamos metido un golcito, secundario, adjetivo y todo, pero golcito al fin. Les habíamos cambiado, en los textos escolares en que el Estado socialista obliga a estudiar a los escolares, la expresión "dictadura" por "régimen militar". A raíz de eso, un tipo odioso de la izquierda DC renunció al Consejo, lo cual bastó para que éste volviera sobre sus pasos y dejara el texto socialista en "dictadura o régimen militar". Ya, gol anulado, pero por lo menos se evitó la derrota total anterior y el partido quedó en empate. Peor es mascar lauchas.
Pero entonces leí "El Mercurio" de ayer, diario que se esmera en ser equilibrado y que los sábados tiene tres columnistas políticos cuidadosamente repartidos entre derecha, centro e iaquierda. Perfecto, si no fuera porque el de la derecha jugó ayer para la izquierda. Díganme, si no, qué significa que haya dedicado su columna a ¡justificar lo de "dictadura"! ¿Qué necesidad tenía? Por supuesto, el columnista de centroizquierda estaba en su línea: hay que subir los impuestos para combatir la desigualdad; y el de más a la izquierda también en la suya: hay que modificar el sistema electoral. Esos tipos juegan siempre para su lado.
Es que, en realidad, dice el autor del autogol, "fue dictadura". Bueno ¿y acaso no fue también "régimen"? Y si a la izquierda le gusta "dictadura", por algo será ¿no? Porque sabe que es peyorativo. Porque ella jamás admitiría que el de Allende fuera designado, en los textos escolares, como "régimen marxista-leninista", siendo que lo era (a confesión del propio Allende en entrevista dada a Regis Debray). Porque la izquierda juega siempre para su lado.
Y, además, en este caso la izquierda no tiene ningún argumento para decir que el Gobierno Militar no fue un "régimen". Eso no lo puede discutir nadie. Pero no. Vamos ayudándola a golearnos.
¿Cuándo la derecha va a chutear para adelante y va a dejar de meterse autogoles y hacerle pases al contrario?
Hoy también me dio rabia cuando leí "El Mercurio", pero he resuelto escribir de todas maneras. Me la dio ver que el Premio de Novela "El Mercurio-Aguilar" se lo llevó ¡sorpresa!, otro escritor de izquierda. ¿Y de qué trata su novela? Desaparecidos, Pinochet preso en Londres, "ahí me di cuenta de que el objetivo era Pinochet", declara el triunfador, homenajeado en entrevista a página completa.
¿Y cómo no iba a ganar el premio un escritor de izquierda si el jurado era de izquierda? Otro autogol.
Y después viene en el diario una entrevista al Presidente, que no es de derecha (lo ha dicho él, no lo inventé yo). Sólo una derecha penca podía llevar un candidato que no fuera de derecha. Bueno, su gobierno, como él no es de derecha, estaba empeñado, hasta antes de la entrevista, en dos iniciativas del programa del candidato de más a la izquierda, Frei: subir los impuestos y cambiar el sistema electoral. Y en la entrevista nos dice que ahora va a llevar a cabo sólo uno de esos postulados: subir los impuestos. ¿Y cuáles va a subir? Para empezar, los que reclama la izquierda: el impuesto a las empresas y la eliminación de las alternativas legales que permiten a los particulares pagar menos impuestos. Una de las cuales él usó cuando vendió LAN, por supuesto. Pero "ya pasó la vieja"; ahora, que los demás se frieguen.
Derecha penca. Con este equipo va a perder también el segundo tiempo.
Pero entonces leí "El Mercurio" de ayer, diario que se esmera en ser equilibrado y que los sábados tiene tres columnistas políticos cuidadosamente repartidos entre derecha, centro e iaquierda. Perfecto, si no fuera porque el de la derecha jugó ayer para la izquierda. Díganme, si no, qué significa que haya dedicado su columna a ¡justificar lo de "dictadura"! ¿Qué necesidad tenía? Por supuesto, el columnista de centroizquierda estaba en su línea: hay que subir los impuestos para combatir la desigualdad; y el de más a la izquierda también en la suya: hay que modificar el sistema electoral. Esos tipos juegan siempre para su lado.
Es que, en realidad, dice el autor del autogol, "fue dictadura". Bueno ¿y acaso no fue también "régimen"? Y si a la izquierda le gusta "dictadura", por algo será ¿no? Porque sabe que es peyorativo. Porque ella jamás admitiría que el de Allende fuera designado, en los textos escolares, como "régimen marxista-leninista", siendo que lo era (a confesión del propio Allende en entrevista dada a Regis Debray). Porque la izquierda juega siempre para su lado.
Y, además, en este caso la izquierda no tiene ningún argumento para decir que el Gobierno Militar no fue un "régimen". Eso no lo puede discutir nadie. Pero no. Vamos ayudándola a golearnos.
¿Cuándo la derecha va a chutear para adelante y va a dejar de meterse autogoles y hacerle pases al contrario?
Hoy también me dio rabia cuando leí "El Mercurio", pero he resuelto escribir de todas maneras. Me la dio ver que el Premio de Novela "El Mercurio-Aguilar" se lo llevó ¡sorpresa!, otro escritor de izquierda. ¿Y de qué trata su novela? Desaparecidos, Pinochet preso en Londres, "ahí me di cuenta de que el objetivo era Pinochet", declara el triunfador, homenajeado en entrevista a página completa.
¿Y cómo no iba a ganar el premio un escritor de izquierda si el jurado era de izquierda? Otro autogol.
Y después viene en el diario una entrevista al Presidente, que no es de derecha (lo ha dicho él, no lo inventé yo). Sólo una derecha penca podía llevar un candidato que no fuera de derecha. Bueno, su gobierno, como él no es de derecha, estaba empeñado, hasta antes de la entrevista, en dos iniciativas del programa del candidato de más a la izquierda, Frei: subir los impuestos y cambiar el sistema electoral. Y en la entrevista nos dice que ahora va a llevar a cabo sólo uno de esos postulados: subir los impuestos. ¿Y cuáles va a subir? Para empezar, los que reclama la izquierda: el impuesto a las empresas y la eliminación de las alternativas legales que permiten a los particulares pagar menos impuestos. Una de las cuales él usó cuando vendió LAN, por supuesto. Pero "ya pasó la vieja"; ahora, que los demás se frieguen.
Derecha penca. Con este equipo va a perder también el segundo tiempo.
viernes, 27 de enero de 2012
Tipos Odiosos
El Consejo Nacional de Educación, un ente típicamente socialista dedicado a disponer qué se enseña a los chilenos en edad escolar (cosa que constitucionalmente nadie tiene la facultad de hacer, pues la Carta consagra la plena libertad de enseñanza) ha vuelto sobre sus pasos y, después de haber dispuesto que se aludiría como "régimen militar" y no "dictadura" al gobierno que salvó a Chile de ser un país totalitario, ahora ha señalado que esa alusión será al "régimen o dictadura militar".
Todo esto sucedió porque un integrante del Consejo, el médico Alerjandro Goic, renunció en vista del cambio de "dictadura" a "régimen".
Lo que sucede es que Goic et al son tipos odiosos. Nosotros, los del otro bando, que no lo somos, sino todo lo contrario (pues somos pánfilos) toleramos barbaridades gigantescas, como que a Allende se le levante un monumento al lado de la entrada a La Moneda, habiendo sido, lejos, el peor gobernante de la historia de Chile y habiéndose acreditado históricamente (ver más adelante una prueba adicional) su desvergüenza para promover en el país la instauración de un régimen totalitario, marxista y leninista. Sin embargo, nosotros, los buenos, aludimos a él como "presidente Allende" y hablamos del "gobierno de Allende" y no del "régimen marxista" ni del "gobierno que intentó imponer un régimen totalitario". ¿Por qué? Por respeto. Cada cual, pensamos, tiene derecho a figurar con el nombre que se ha dado. Una vez un político muy conocido por su sobrenombre, y al cual aludí en una columna justamente usando ese sobrenombre, me escribió diciéndome que él tenía un nombre y le asistía el derecho a ser aludido con él. Le encontré toda la razón y le dí excusas. Es una norma de mínima urbanidad. Si los partidarios de Allende creen que su gobierno debe ser denominado "gobierno de Allende", debemos respetar eso.
Pero ellos, como son tipos odiosos, no lo respetan y llaman al gobierno militar de la manera que sus ex integrantes y partidarios no desean que se le denomine: "dictadura". ¿Por qué lo hacen? Porque son tipos odiosos. Está en su naturaleza. "No a la reconciliación", "mantengamos todo lo que divida y ofenda al otro", "ni perdón ni olvido", cuando los demás hemos tenido que perdonarles todo, desde el haber sido los causantes de la violencia, hasta haber organizado el golpe totalitario y haber estado dispuestos a llevar, como ellos mismos voceaban en el centro de Santiago, "al momio al paredón y a la momia al colchón". Y encima de perdonarlos los hemos llenado de plata, plata que producimos nosotros, porque si hay algo para lo cual son definitivamente malos es para producir rentablemente. Sólo les gusta vivir de "pegas" ("pega": función pública en que uno simula trabajar y obtiene un sueldo por ello).
Ya. Los tipos odiosos se salieron con la suya. Los textos escolares dirán "dictadura". Y lo peor es que, en los demás, han procedido a un lavado cerebral masivo que ha borrado todo el resto de la historia.
El otro día, leyendo las memorias de un amigo ("Mis Apuntes", por Vicente Santa Cruz), me he encontrado en ellas algo que, debiendo haber sabido, ignoraba. ¿Recuerdan ustedes la famosa entrevista dada por Allende a Regis Debray, en la cual confesaba que había dado garantías políticas , además,a la DC, para que votara por él en el Congreso, sólo por "necesidad táctica"? Por supuesto que lo recuerdan. Pero nadie nunca paró mientes, que yo sepa, en el resto de la entrevista, que mi amigo reproduce en sus memorias parcialmente: Allende le dijo textualmente a Debray: "Nuestro objetivo es el socialismo marxista, científico, total". Eso nunca se había revelado, pero estaba ahí, en la entrevista. Por supuesto, Allende no lo admitía públicamente. Posaba de "demócrata". Y más adelante añadía: "Respecto del Estado burgués que tenemos en este momento, estamos tratando de superarlo, de derrocarlo". Y nosotros, los pánfilos, ni siquiera nos habíamos dado cuenta de que existían esas confesiones explícitas. Es que nos da lata leer al enemigo, grave error. Por suerte yo lo ha podido hacer a la hora nona, leyendo, paradójicamente, a un amigo.
Tenemos que convivir con los tipos odiosos, ya lo sé. Son parte de la fauna criolla. Pero, por lo menos, los tipos buenos, correctos, considerdos, como nosotros, deberíamos ser menos pánfilos.
Todo esto sucedió porque un integrante del Consejo, el médico Alerjandro Goic, renunció en vista del cambio de "dictadura" a "régimen".
Lo que sucede es que Goic et al son tipos odiosos. Nosotros, los del otro bando, que no lo somos, sino todo lo contrario (pues somos pánfilos) toleramos barbaridades gigantescas, como que a Allende se le levante un monumento al lado de la entrada a La Moneda, habiendo sido, lejos, el peor gobernante de la historia de Chile y habiéndose acreditado históricamente (ver más adelante una prueba adicional) su desvergüenza para promover en el país la instauración de un régimen totalitario, marxista y leninista. Sin embargo, nosotros, los buenos, aludimos a él como "presidente Allende" y hablamos del "gobierno de Allende" y no del "régimen marxista" ni del "gobierno que intentó imponer un régimen totalitario". ¿Por qué? Por respeto. Cada cual, pensamos, tiene derecho a figurar con el nombre que se ha dado. Una vez un político muy conocido por su sobrenombre, y al cual aludí en una columna justamente usando ese sobrenombre, me escribió diciéndome que él tenía un nombre y le asistía el derecho a ser aludido con él. Le encontré toda la razón y le dí excusas. Es una norma de mínima urbanidad. Si los partidarios de Allende creen que su gobierno debe ser denominado "gobierno de Allende", debemos respetar eso.
Pero ellos, como son tipos odiosos, no lo respetan y llaman al gobierno militar de la manera que sus ex integrantes y partidarios no desean que se le denomine: "dictadura". ¿Por qué lo hacen? Porque son tipos odiosos. Está en su naturaleza. "No a la reconciliación", "mantengamos todo lo que divida y ofenda al otro", "ni perdón ni olvido", cuando los demás hemos tenido que perdonarles todo, desde el haber sido los causantes de la violencia, hasta haber organizado el golpe totalitario y haber estado dispuestos a llevar, como ellos mismos voceaban en el centro de Santiago, "al momio al paredón y a la momia al colchón". Y encima de perdonarlos los hemos llenado de plata, plata que producimos nosotros, porque si hay algo para lo cual son definitivamente malos es para producir rentablemente. Sólo les gusta vivir de "pegas" ("pega": función pública en que uno simula trabajar y obtiene un sueldo por ello).
Ya. Los tipos odiosos se salieron con la suya. Los textos escolares dirán "dictadura". Y lo peor es que, en los demás, han procedido a un lavado cerebral masivo que ha borrado todo el resto de la historia.
El otro día, leyendo las memorias de un amigo ("Mis Apuntes", por Vicente Santa Cruz), me he encontrado en ellas algo que, debiendo haber sabido, ignoraba. ¿Recuerdan ustedes la famosa entrevista dada por Allende a Regis Debray, en la cual confesaba que había dado garantías políticas , además,a la DC, para que votara por él en el Congreso, sólo por "necesidad táctica"? Por supuesto que lo recuerdan. Pero nadie nunca paró mientes, que yo sepa, en el resto de la entrevista, que mi amigo reproduce en sus memorias parcialmente: Allende le dijo textualmente a Debray: "Nuestro objetivo es el socialismo marxista, científico, total". Eso nunca se había revelado, pero estaba ahí, en la entrevista. Por supuesto, Allende no lo admitía públicamente. Posaba de "demócrata". Y más adelante añadía: "Respecto del Estado burgués que tenemos en este momento, estamos tratando de superarlo, de derrocarlo". Y nosotros, los pánfilos, ni siquiera nos habíamos dado cuenta de que existían esas confesiones explícitas. Es que nos da lata leer al enemigo, grave error. Por suerte yo lo ha podido hacer a la hora nona, leyendo, paradójicamente, a un amigo.
Tenemos que convivir con los tipos odiosos, ya lo sé. Son parte de la fauna criolla. Pero, por lo menos, los tipos buenos, correctos, considerdos, como nosotros, deberíamos ser menos pánfilos.
jueves, 26 de enero de 2012
A la Izquierda de la Concertación
Yo he reiterado que éste es, a la luz de su inspiración y su praxis, un V Gobierno de la Concertación. ¡Pero parece que me equivoqué!: está a la izquierda de la Concertación.
Aparte de la persecución que su órgano SERNAC está llevando a cabo para destruir valor en una empresa privada en problemas, La Polar, pues quiere impedirle arreglar su principal foco de insolvencia (una cartera con un millón de deudores morosos), ampliando a ellos la medida judicial que impide a la firma negociar con los mismos, medida que la justicia ha dictado respecto de mil casos (en todos los cuales se ha olvidado el hecho fundamental de QUE NO PAGARON SUS DEUDAS), hay que decir que si esa iniciativa de SERNAC prospera, La Polar quiebra. Es decir, más de siete mil personas pierden su trabajo y se va por el drenaje el principal activo de la empresa, consistente en que, bien administrada y con más deudores al día, es un buen negocio. Lástima también por el 66 por ciento de su capital es de pequeños accionistas, que perderían casi todo lo que invirtieron y que habrían podido recobrar si el gobierno a la izquierda de la Concertación no estuviera lanzado a crucificar a la empresa, destruyéndole su principal fuente de valor.
Es que el Estado socialista no perdona.
Y por lo mismo que el actual gobierno está a la izquierda de la Concertación, ahora propone un SOE (Sistema de Obligaciones Económicas) estatal. Hasta ahora la información comercial ha funcionado perfectamente a través de entes privados, DICOM y otros tres menores. Pero, como son privados, el actual gobierno los quiere suprimir y entregar el monopolio de la información comercial a la Superintendencia de Bancos.
La Concertación, a lo más que había llegado, era a idear un sistema centralizado, por cierto, puesto que todos sus integrantes son socialistas de alma, ya sea marxistas o comunitarios (entre paréntesis, nadie sabe qué es esto último, incluidos ellos mismos), pero en su proyecto se contemplaba licitar el monopolio de la información comercial a un ente privado. El actual régimen, a la izquierda de aquélla, propone entregarlo al Estado.
Como, además, una indicación a un proyecto del diputado Harboe ha significado borrar a todos los actuales deudores morosos de hasta $2.500.000, ello equivale a privar al país del derecho a la memoria comercial, como ha escrito hoy un lector de "El Mercurio". Bueno, eso ya lo ha hecho la Concertación, con silencio cómplice de la derecha, en todo lo que se refiere a la historia política reciente.
En vista de lo anterior, el dirigente del comercio, Peter Hiller, ha declarado, también en "El Mercurio" de hoy: "Me llama profundamente la atención que el gobierno de Sebastián Piñera vaya a estatizar el sistema, dejando en manos de los gobiernos de turno la recopilación, operación y administración de la información de los ciudadanos".
Supongo que a corto plazo se va a reflejar en el Indice de Libertad Económica de los países este hecho de que en Chile ya no exista libertad para mantener un sistema libre de información comercial.
En fin, ¿cómo deberemos llamar entonces a este gobierno estatista que se está ubicando a la izquierda de los de la Concertación? Le planteo a la opinión pública la tarea de encontrarle un nombre.
Aparte de la persecución que su órgano SERNAC está llevando a cabo para destruir valor en una empresa privada en problemas, La Polar, pues quiere impedirle arreglar su principal foco de insolvencia (una cartera con un millón de deudores morosos), ampliando a ellos la medida judicial que impide a la firma negociar con los mismos, medida que la justicia ha dictado respecto de mil casos (en todos los cuales se ha olvidado el hecho fundamental de QUE NO PAGARON SUS DEUDAS), hay que decir que si esa iniciativa de SERNAC prospera, La Polar quiebra. Es decir, más de siete mil personas pierden su trabajo y se va por el drenaje el principal activo de la empresa, consistente en que, bien administrada y con más deudores al día, es un buen negocio. Lástima también por el 66 por ciento de su capital es de pequeños accionistas, que perderían casi todo lo que invirtieron y que habrían podido recobrar si el gobierno a la izquierda de la Concertación no estuviera lanzado a crucificar a la empresa, destruyéndole su principal fuente de valor.
Es que el Estado socialista no perdona.
Y por lo mismo que el actual gobierno está a la izquierda de la Concertación, ahora propone un SOE (Sistema de Obligaciones Económicas) estatal. Hasta ahora la información comercial ha funcionado perfectamente a través de entes privados, DICOM y otros tres menores. Pero, como son privados, el actual gobierno los quiere suprimir y entregar el monopolio de la información comercial a la Superintendencia de Bancos.
La Concertación, a lo más que había llegado, era a idear un sistema centralizado, por cierto, puesto que todos sus integrantes son socialistas de alma, ya sea marxistas o comunitarios (entre paréntesis, nadie sabe qué es esto último, incluidos ellos mismos), pero en su proyecto se contemplaba licitar el monopolio de la información comercial a un ente privado. El actual régimen, a la izquierda de aquélla, propone entregarlo al Estado.
Como, además, una indicación a un proyecto del diputado Harboe ha significado borrar a todos los actuales deudores morosos de hasta $2.500.000, ello equivale a privar al país del derecho a la memoria comercial, como ha escrito hoy un lector de "El Mercurio". Bueno, eso ya lo ha hecho la Concertación, con silencio cómplice de la derecha, en todo lo que se refiere a la historia política reciente.
En vista de lo anterior, el dirigente del comercio, Peter Hiller, ha declarado, también en "El Mercurio" de hoy: "Me llama profundamente la atención que el gobierno de Sebastián Piñera vaya a estatizar el sistema, dejando en manos de los gobiernos de turno la recopilación, operación y administración de la información de los ciudadanos".
Supongo que a corto plazo se va a reflejar en el Indice de Libertad Económica de los países este hecho de que en Chile ya no exista libertad para mantener un sistema libre de información comercial.
En fin, ¿cómo deberemos llamar entonces a este gobierno estatista que se está ubicando a la izquierda de los de la Concertación? Le planteo a la opinión pública la tarea de encontrarle un nombre.
martes, 24 de enero de 2012
Giorgio Jackson, Cerebro Lavado
No tendría nada de particular que Giorgio Jackson, uno de los dirigentes de los movimientos estudiantiles encabezados el año pasado por el Partido Comunista, discrepara del diario "El Mercurio". Entiendo que él es socialista, un partido tradicionalmente aliado del comunista y muy afín a éste, tanto que se ha negado a excluir el análisis marxista de su declarción de principios. De modo que debemos suponerlos, tanto a Jackson como a su partido, naturalmente discrepantes con las posturas de "El Mercurio".
Pero hay cosas que un discrepante de dicho diario, por mucho que lo sea, simplemente no puede decir, no por respeto al matutino, sino por el respeto intelectual que debe a su propia persona, en el sentido de que no puede mostrarse desinformado de aspectos elementales del pasado nacional.
Pues en su carta del domingo, Jackson fustiga a "El Mercurio" por su editorial del sábado donde expone la histórica vinculación comunista-socialista con la vía armada en Chile. El dirigente, en términos descalificatorios, acusa al diario justamente de complicidad con la vía armada, por haber apoyado a las fuerzas uniformadas y de orden que depusieron a Salvador Allende.
Ahí está el elemento clave y revelador del lavado cerebral experimentado por Jackson. Pues ningún comunista ni socialista medianamente informado habría usado ese argumento, sabedor de lo que significa "vía armada" y del contexto en que tuvo lugar el pronunciamiento del 11 de septiembre de 1973. Por simple sentido común.
Hoy un lector del diario, Manuel Gebert, escribe aclarándole las cosas a Jackson y haciéndole ver que las armas de los cuerpos uniformados están en sus manos a título legal y que, si las usaron en 1973, fue por demanda del "cuerpo social y de variadas organizaciones nacionales".
Pero es que yo voy más allá de eso, pues la carta de Jackson revela que él no tiene noción siquiera de un documento histórico esencial para juzgar el pasado reciente chileno, como lo fue el Acuerdo de la Cámara de 22 de agosto de 1973, llamando a las fuerzas armadas a poner término a la situación existente. ¿Puede un dirigente de un sector social importante ignorar ese documento y demostrar no haberlo siquiera leído?
En seguida, ¿puede un joven socialista ignorar la historia de su propia colectividad, al extremo de no tener ninguna información sobre las conclusiones de sus Congresos de los años 1965, 1967, 1969 y 1971, que contuvieron llamados explícitos y reiterados al uso de la vía armada para conquistar el poder? ¿Puede un joven socialista ignorar las muy publicitadas e indubitables expresiones de quien fuera secretario general de su partido en 1973, Carlos Altamirano, contabilizando las dotaciones de militantes armados del MIR, del Partido Socialista, del Partido Comunista, de la Izquierda Cristiana y del MAPU en 1973?
La inminencia de una guerra civil, derivada de la existencia de esos cuerpos armados clandestinos, y la comprobación de que eran pertrechados y encubiertos por el gobierno de Salvador Allende, fue una de las causas fundamentales que movieron a la mayoría democrática a solicitar la intervención de las fuerzas amradas y de orden.
Entonces, el solo hecho de llamar "vía armada para tomar el poder" a esa intervención militar revela una ignorancia supina de hechos fundamentales de la vida nacional y una carencia elemental para estar habilitado como partícipe del debate público. ¿Cómo ha podido desarrollarse, estudiar durante más de una decena de años y alcanzar altos cargos directivos estudiantiles una persona que no tiene siquiera noción de los hechos reseñados, como lo evidenció su carta a "El Mercurio"?
Eso es lo que se ha denominado "lavado cerebral masivo" de la población chilena, que es una circunstancia pública y evidente. Pero uno esperaría que las élites dirigentes no estuvieran en la misma condición.
Pero hay cosas que un discrepante de dicho diario, por mucho que lo sea, simplemente no puede decir, no por respeto al matutino, sino por el respeto intelectual que debe a su propia persona, en el sentido de que no puede mostrarse desinformado de aspectos elementales del pasado nacional.
Pues en su carta del domingo, Jackson fustiga a "El Mercurio" por su editorial del sábado donde expone la histórica vinculación comunista-socialista con la vía armada en Chile. El dirigente, en términos descalificatorios, acusa al diario justamente de complicidad con la vía armada, por haber apoyado a las fuerzas uniformadas y de orden que depusieron a Salvador Allende.
Ahí está el elemento clave y revelador del lavado cerebral experimentado por Jackson. Pues ningún comunista ni socialista medianamente informado habría usado ese argumento, sabedor de lo que significa "vía armada" y del contexto en que tuvo lugar el pronunciamiento del 11 de septiembre de 1973. Por simple sentido común.
Hoy un lector del diario, Manuel Gebert, escribe aclarándole las cosas a Jackson y haciéndole ver que las armas de los cuerpos uniformados están en sus manos a título legal y que, si las usaron en 1973, fue por demanda del "cuerpo social y de variadas organizaciones nacionales".
Pero es que yo voy más allá de eso, pues la carta de Jackson revela que él no tiene noción siquiera de un documento histórico esencial para juzgar el pasado reciente chileno, como lo fue el Acuerdo de la Cámara de 22 de agosto de 1973, llamando a las fuerzas armadas a poner término a la situación existente. ¿Puede un dirigente de un sector social importante ignorar ese documento y demostrar no haberlo siquiera leído?
En seguida, ¿puede un joven socialista ignorar la historia de su propia colectividad, al extremo de no tener ninguna información sobre las conclusiones de sus Congresos de los años 1965, 1967, 1969 y 1971, que contuvieron llamados explícitos y reiterados al uso de la vía armada para conquistar el poder? ¿Puede un joven socialista ignorar las muy publicitadas e indubitables expresiones de quien fuera secretario general de su partido en 1973, Carlos Altamirano, contabilizando las dotaciones de militantes armados del MIR, del Partido Socialista, del Partido Comunista, de la Izquierda Cristiana y del MAPU en 1973?
La inminencia de una guerra civil, derivada de la existencia de esos cuerpos armados clandestinos, y la comprobación de que eran pertrechados y encubiertos por el gobierno de Salvador Allende, fue una de las causas fundamentales que movieron a la mayoría democrática a solicitar la intervención de las fuerzas amradas y de orden.
Entonces, el solo hecho de llamar "vía armada para tomar el poder" a esa intervención militar revela una ignorancia supina de hechos fundamentales de la vida nacional y una carencia elemental para estar habilitado como partícipe del debate público. ¿Cómo ha podido desarrollarse, estudiar durante más de una decena de años y alcanzar altos cargos directivos estudiantiles una persona que no tiene siquiera noción de los hechos reseñados, como lo evidenció su carta a "El Mercurio"?
Eso es lo que se ha denominado "lavado cerebral masivo" de la población chilena, que es una circunstancia pública y evidente. Pero uno esperaría que las élites dirigentes no estuvieran en la misma condición.
lunes, 23 de enero de 2012
¿Y Qué Importa?
Si Chile fuera un país serio, las cosas que están pasando en el gobierno y los partidos tendrían importancia. Pero como no lo es, no la tienen.
¿Qué importa que el Presidente no haya siquiera sabido lo que se proponía el jefe del principal partido de gobierno, partido del mismo Presidente? No importa nada. O tan poco, que hoy parece que él mismo se ha subido al carro, diciendo que los "perfeccionamientos" a la democracia serán su tarea permanente y los va a enfrentar de la manera más seria que concibe, es decir, con tres sinónimos: "visión, unidad y reflexión".
¿Qué importa que esta idea de cambiar por completo la institucionalidad gubernativa no haya siquiera sido mencionada en el programa de gobierno? Nada. Pocos conocen los programas de gobierno de los candidatos y casi nadie cree en ellos. En estos días estamos viendo por qué: las iniciativas de mayor importancia y actualidad que estudia el gobierno no estaban en su programa. Pero la derogación del binominal sí estaba en el del candidato derrotado, Eduardo Frei, que ahora es oposición. O sea, el gobierno se propone cumplir el programa de la oposición. No importa. Si Chile fuera un país serio, tal vez a alguien le importaría.
¿Importa algo que más de la mitad de la coalición de gobierno esté en desacuerdo con esta verdadera, sorpresiva e irreflexiva (los tres sinónimos se me están pegando) revolución constitucional? Nada. El principal partido de gobierno, la UDI, está en contra; el otro partido de gobierno, RN, está dividido al respecto: el diputado René Manuel García ha dicho ("La Segunda") que la actitud de la directiva de RN "es vergonzosa", que no tiene el apoyo de más de tres diputados y que entre los demás hay "molestia generalizada". ¿No hay apoyo, entonces, en la coalición de gobierno? No importa, porque lo hay en la oposición. Si éste fuera un país serio, a alguien le preocuparía que el gobierno sólo tenga el apoyo de la oposición.
¿Y qué importa que el presidente de un partido de gobierno, que es el del Presidente de la República, haya negociado un acuerdo con un partido opositor para impulsar un radical cambio constitucional, sin informar al gobernante ni a sus socios de coalición? Nada. Como que el gobernante, ex post, una vez informado por lsos diarios, se ha subido al carro.
¿Importa que el partido del Presidente firme un acuerdo fundado públicamente en la debilidad de la autoridad del mismo Presidente? Porque el acuerdo DC-RN así lo expresa: el sistema semipresidencial servirá de soporte ante las falencias de un Ejecutivo débil. Tampoco importa. Más aún, todos sabemos que es débil. Basta mirar lo que aconteció en 2011.
Entonces ¿que importa todo esto? Nada.
Importaría si Chile fuera un país serio, pero no lo es. Y como no lo es, lo que está aconteciendo tampoco tendrá, a la postre, ninguna seriedad. Les aseguro que no habrá cambio del sistema presidencial. A lo más, se cambiará el sistema binominal por uno proporcional "corregido". Mal que mal, eso estaba en el programa de Eduardo Frei, al cual Sebastián Piñera se ha propuesto dar cumplimiento.
¿Absurdo? Claro, pero ¿qué importa, si todos sabemos que éste no es un país serio?
¿Qué importa que el Presidente no haya siquiera sabido lo que se proponía el jefe del principal partido de gobierno, partido del mismo Presidente? No importa nada. O tan poco, que hoy parece que él mismo se ha subido al carro, diciendo que los "perfeccionamientos" a la democracia serán su tarea permanente y los va a enfrentar de la manera más seria que concibe, es decir, con tres sinónimos: "visión, unidad y reflexión".
¿Qué importa que esta idea de cambiar por completo la institucionalidad gubernativa no haya siquiera sido mencionada en el programa de gobierno? Nada. Pocos conocen los programas de gobierno de los candidatos y casi nadie cree en ellos. En estos días estamos viendo por qué: las iniciativas de mayor importancia y actualidad que estudia el gobierno no estaban en su programa. Pero la derogación del binominal sí estaba en el del candidato derrotado, Eduardo Frei, que ahora es oposición. O sea, el gobierno se propone cumplir el programa de la oposición. No importa. Si Chile fuera un país serio, tal vez a alguien le importaría.
¿Importa algo que más de la mitad de la coalición de gobierno esté en desacuerdo con esta verdadera, sorpresiva e irreflexiva (los tres sinónimos se me están pegando) revolución constitucional? Nada. El principal partido de gobierno, la UDI, está en contra; el otro partido de gobierno, RN, está dividido al respecto: el diputado René Manuel García ha dicho ("La Segunda") que la actitud de la directiva de RN "es vergonzosa", que no tiene el apoyo de más de tres diputados y que entre los demás hay "molestia generalizada". ¿No hay apoyo, entonces, en la coalición de gobierno? No importa, porque lo hay en la oposición. Si éste fuera un país serio, a alguien le preocuparía que el gobierno sólo tenga el apoyo de la oposición.
¿Y qué importa que el presidente de un partido de gobierno, que es el del Presidente de la República, haya negociado un acuerdo con un partido opositor para impulsar un radical cambio constitucional, sin informar al gobernante ni a sus socios de coalición? Nada. Como que el gobernante, ex post, una vez informado por lsos diarios, se ha subido al carro.
¿Importa que el partido del Presidente firme un acuerdo fundado públicamente en la debilidad de la autoridad del mismo Presidente? Porque el acuerdo DC-RN así lo expresa: el sistema semipresidencial servirá de soporte ante las falencias de un Ejecutivo débil. Tampoco importa. Más aún, todos sabemos que es débil. Basta mirar lo que aconteció en 2011.
Entonces ¿que importa todo esto? Nada.
Importaría si Chile fuera un país serio, pero no lo es. Y como no lo es, lo que está aconteciendo tampoco tendrá, a la postre, ninguna seriedad. Les aseguro que no habrá cambio del sistema presidencial. A lo más, se cambiará el sistema binominal por uno proporcional "corregido". Mal que mal, eso estaba en el programa de Eduardo Frei, al cual Sebastián Piñera se ha propuesto dar cumplimiento.
¿Absurdo? Claro, pero ¿qué importa, si todos sabemos que éste no es un país serio?
domingo, 22 de enero de 2012
Falsas Ideas Claras
Es una frase francesa. Los franceses se caracterizan por tener claridad de mente. Ellos se dieron cuenta del poder de las "fausses idées claires" (creo que así se escribe). En el Chile de hoy están arrasando dos: "hay que subir los impuestos para que haya más igualdad" y "hay que reformar el sistema binominal para que haya más democracia".
Hay dos cosas de las cuales uno nunca se arrepiente: de darse un baño de mar y de leer los diarios. Hoy hice ambas y no me he arrepentido. Me llamaron la atención cinco cosas en los diarios: una entrevista en "La Tercera" al senador Jovino Novoaa; otra al nieto de Hönnecker, que vive en Chile y es medio chileno; un artículo de Juan Andrés Fontaine, otro de Joaquín García-Huidobro y un tercero de Carlos Peña, todos en "El Mercurio".
La entrevista a Jovino Novoa expresa toda la desilusión de la UDI auténtica (es decir, la que no tiene compromisos de dependencia con el Gobierno) con respecto a este último. Dos frases de Novoa resumen su punto de vista: "Un gobierno tan errático cosecha lo que está sembrando: puro desorden", y "si hubiesen dicho que este gobierno iba a poner adelante la idea de subir impuestos y cambiar el binominal, a lo mejor estaríamos con Frei".
Es que, en realidad, es inédito un regimen dedicado a poner en vigor el programa del adversario al cual derrotó en las elecciones. Es insólito.
Yo le advertí en todos lo tonos a la UDI lo que le iba a suceder si renunciaba a tener candidato propio y apoyaba a Sebastián Piñera. Pero la UDI no me hizo caso. Con su pan se lo coma.
La entrevista del nieto de Hönnecker, porque refiere que fue a ver a Nicanor Parra, en Las Cruces, y en la subida hacia su casa conversó con un joven mapuche, quien, delante de él, asaltó a otro transeúnte y le robó el reloj. Pero al nieto de Hönnecker no lo asaltó. Éste siguió su camino hacia la casa de Parra. ¿No es notable todo eso?
Lo anterior no tiene nada que ver con el tema principal de este artículo, pero es notable. En cambio las otras tres cosas sí. El artículo de Juan Andrés Fontaine demuestra por qué no se necesita subir los impuestos y por qué, en caso de hacerlo, el país va a crecer menos y la pobreza va a disminuir menos. Eso contradice lo que piensa el 90 por cinto de los chilenos, pero es así.
Añado yo, por mi parte>: cuando Hernán Büchi bajó los impuestos el país empezó a crecer al 7 por ciento anual y a disminuir su pobreza. Büchi también disminuyó el salario mínimo, porque impide que los más pobres encuentren empleo. ¿Saben ustedes cuánto era el desempleo en enero de 1990, al final del Gobierno Militar? Cinco por ciento. Hoy es un cincuenta por ciento más y bajo la Concertación, que se dedicó a subir en exceso el salario mínimo, llegó a veces al doble, si bien es cierto que influyeron las crisis internacionales. Përo el hecho es que las encuestas CASEN prueban que el desempleo entre los más pobres de los pobres (jóvenes de poblaciones, sin educación), ha llegado hasta 60 por ciento. Esa es la causa fundamental de la desigualdad social: pobres sin trabajo y ricos trabajando a full (porque a ellos no les afecta el salario mínimo).
El artículo de Joaquín García-Hudobro subraya algo que todos sabemos, pero aparentamos no saber: que los comunistas siempre están listos para tomarse el poder por las armas. Lo dijo Camila Vallejo: es cuestión de que "se den las condiciones". Todos los desórdenes que ella encabezó este año buscaban "crear las condiciones". Fui el único que lo dijo y advirtió.
Y el artículo de Carlos Peña, que es odioso, es verdad, sin embargo vivisecciona la propuesta de reforma política de la DC y RN y prueba su liviandad. Peña la califica de "respingo conservador", porque la enfoca desde el punto de vista de la odiosidad de clases. Pero esa propuesta peca por otra cosa: porque pretende reemplazar un sistema que ha funcionado bien. Los norteamericanos tienen un dicho: "si algo funciona bien, no lo arregle". Acá hemos tenido dos décadas de estabilidad política y bastante paz social (alterada el último año, pero por absoluta falta de autoridad del Gobierno), y no hay ninguna necesidad de modificar el sistema binominal. ¿Quieren hacerlo más democrático? Entonces ábranlo a la competencia. Con binominalismo y más competencia (término del oligopolio de los partidos, facilidad para que los independientes sean candidatos; que triunfe el que tenga más votos) bastaría demás para hacerlo mejor. Pero, claro, es ilusorio pedirles a los partidos que consagren más competencia contra sí mismos. Critican a los productores de pollos por conspirar contra la libre competencia, pero resulta que cualquiera puede producir o importar pollos, en cambio nadie que no sea de un partido puede, salvo casos muy excepcionales (Carlos Bianchi, senador independiente y millonario) desafiar el oligopolio electoral de los partidos.
Bueno, eso era lo que quería decir hoy, después de bañarme en el mar y leer los diarios Pero una cosa más: ¿por qué creen ustedes que el país creció más durante el tiempo en que Büchi fue ministro y en los años inmediatamente siguientes? Yo les voy a decir por qué lo creo yo: porque los impuestos eran bajos, la contratación de mano de obra era más barata y, por tanto, ésta era más productiva y los pobres encontraban trabajo, y todavía no habían entrado en vigor las reformas tributarias y laborales de la Concertación. Debido a ellas el país terminó creciendo a la mitad... y no disminuyó la desigualdad. Piénsenlo.
Hay dos cosas de las cuales uno nunca se arrepiente: de darse un baño de mar y de leer los diarios. Hoy hice ambas y no me he arrepentido. Me llamaron la atención cinco cosas en los diarios: una entrevista en "La Tercera" al senador Jovino Novoaa; otra al nieto de Hönnecker, que vive en Chile y es medio chileno; un artículo de Juan Andrés Fontaine, otro de Joaquín García-Huidobro y un tercero de Carlos Peña, todos en "El Mercurio".
La entrevista a Jovino Novoa expresa toda la desilusión de la UDI auténtica (es decir, la que no tiene compromisos de dependencia con el Gobierno) con respecto a este último. Dos frases de Novoa resumen su punto de vista: "Un gobierno tan errático cosecha lo que está sembrando: puro desorden", y "si hubiesen dicho que este gobierno iba a poner adelante la idea de subir impuestos y cambiar el binominal, a lo mejor estaríamos con Frei".
Es que, en realidad, es inédito un regimen dedicado a poner en vigor el programa del adversario al cual derrotó en las elecciones. Es insólito.
Yo le advertí en todos lo tonos a la UDI lo que le iba a suceder si renunciaba a tener candidato propio y apoyaba a Sebastián Piñera. Pero la UDI no me hizo caso. Con su pan se lo coma.
La entrevista del nieto de Hönnecker, porque refiere que fue a ver a Nicanor Parra, en Las Cruces, y en la subida hacia su casa conversó con un joven mapuche, quien, delante de él, asaltó a otro transeúnte y le robó el reloj. Pero al nieto de Hönnecker no lo asaltó. Éste siguió su camino hacia la casa de Parra. ¿No es notable todo eso?
Lo anterior no tiene nada que ver con el tema principal de este artículo, pero es notable. En cambio las otras tres cosas sí. El artículo de Juan Andrés Fontaine demuestra por qué no se necesita subir los impuestos y por qué, en caso de hacerlo, el país va a crecer menos y la pobreza va a disminuir menos. Eso contradice lo que piensa el 90 por cinto de los chilenos, pero es así.
Añado yo, por mi parte>: cuando Hernán Büchi bajó los impuestos el país empezó a crecer al 7 por ciento anual y a disminuir su pobreza. Büchi también disminuyó el salario mínimo, porque impide que los más pobres encuentren empleo. ¿Saben ustedes cuánto era el desempleo en enero de 1990, al final del Gobierno Militar? Cinco por ciento. Hoy es un cincuenta por ciento más y bajo la Concertación, que se dedicó a subir en exceso el salario mínimo, llegó a veces al doble, si bien es cierto que influyeron las crisis internacionales. Përo el hecho es que las encuestas CASEN prueban que el desempleo entre los más pobres de los pobres (jóvenes de poblaciones, sin educación), ha llegado hasta 60 por ciento. Esa es la causa fundamental de la desigualdad social: pobres sin trabajo y ricos trabajando a full (porque a ellos no les afecta el salario mínimo).
El artículo de Joaquín García-Hudobro subraya algo que todos sabemos, pero aparentamos no saber: que los comunistas siempre están listos para tomarse el poder por las armas. Lo dijo Camila Vallejo: es cuestión de que "se den las condiciones". Todos los desórdenes que ella encabezó este año buscaban "crear las condiciones". Fui el único que lo dijo y advirtió.
Y el artículo de Carlos Peña, que es odioso, es verdad, sin embargo vivisecciona la propuesta de reforma política de la DC y RN y prueba su liviandad. Peña la califica de "respingo conservador", porque la enfoca desde el punto de vista de la odiosidad de clases. Pero esa propuesta peca por otra cosa: porque pretende reemplazar un sistema que ha funcionado bien. Los norteamericanos tienen un dicho: "si algo funciona bien, no lo arregle". Acá hemos tenido dos décadas de estabilidad política y bastante paz social (alterada el último año, pero por absoluta falta de autoridad del Gobierno), y no hay ninguna necesidad de modificar el sistema binominal. ¿Quieren hacerlo más democrático? Entonces ábranlo a la competencia. Con binominalismo y más competencia (término del oligopolio de los partidos, facilidad para que los independientes sean candidatos; que triunfe el que tenga más votos) bastaría demás para hacerlo mejor. Pero, claro, es ilusorio pedirles a los partidos que consagren más competencia contra sí mismos. Critican a los productores de pollos por conspirar contra la libre competencia, pero resulta que cualquiera puede producir o importar pollos, en cambio nadie que no sea de un partido puede, salvo casos muy excepcionales (Carlos Bianchi, senador independiente y millonario) desafiar el oligopolio electoral de los partidos.
Bueno, eso era lo que quería decir hoy, después de bañarme en el mar y leer los diarios Pero una cosa más: ¿por qué creen ustedes que el país creció más durante el tiempo en que Büchi fue ministro y en los años inmediatamente siguientes? Yo les voy a decir por qué lo creo yo: porque los impuestos eran bajos, la contratación de mano de obra era más barata y, por tanto, ésta era más productiva y los pobres encontraban trabajo, y todavía no habían entrado en vigor las reformas tributarias y laborales de la Concertación. Debido a ellas el país terminó creciendo a la mitad... y no disminuyó la desigualdad. Piénsenlo.
sábado, 21 de enero de 2012
¿Será que Carlitos es Demasiado Astuto y Yo No?
Como los comentarios de este blog están siendo visiblemente hackeados, no sé si por los comunistas o por los incondicionales del Presidente, y no puedo tener acceso a ellos, me veo obligado a hacer comentarios en el propio blog.
Pues Máximo, un comentarista agudo, sugiere que Carlos Larraín ha urdido todo esto porque advierte que se viene el gobierno de Michelle Bachelet recargada, es decir, mucho más teñida de izquierdismo y, por tanto, lista para hacer que Chile se dé el periódico tiro en el pie. Y como a los DC tampoco les gusta la idea de tener que pasar otros cuatro años sin mando propio, bueno, entonces antes de que la Michelle nos pegue el balazo, se lo pegamos a ella con el sistema semipresidencial. Pues así piensan que le van a poder instalar un primer ministro aprobado por el Parlamento, todo lo cual ya vendría siendo una cosa perfectamente conversable y manejable, por recargada que la señora (o señorita, nunca he sabido cuál de esas cosas es) venga.
Sí, es posible. Sería una maniobra llena de astucia. Pero es que déjenme decirles una cosa: los países no se manejan así. No podemos estar creando institucionalidades nuevas para cada próxima elección. Con lo que hay (que es lo que nos legó el régimen que no sabemos cómo nombrar), hemos construido un país al cual todos miran como ejemplo. Porque resulta que hasta la educación, que todos dicen que es nuestro talón de Aquiles, es la mejor de América Latina.
Entonces, no empecemos a arreglar el sistema de gobierno cada vez que lo creemos conveniente por razones electorales o tácticas. La diferencia entre un pol{itico y un estadista es que el primero sólo piensa en la próxima elección (o encuesta, y no me piedan decir en quién estoy pensando) y el segundo piensa en la próxima generación.
Tenemos un sistema político y socio-económico que ha cambiado de pelo a Chile en el curso de una generación. Por favor, no lo echemos por la borda por mera astucia de corto plazo.
La única reforma (y no reemplazo) que merece el sistema es la que pueda hacerlo más competitivo. Aquí, por la injerencia de los políticos en la génesis de las leyes orgánicas constitucionales, se suprimió la competencia y se fortaleció el oligopolio partidista. El senador Bianchi, independiente, ha hecho una propuesta de mayor competencia: que los independientes pueda desafiar al oligopolio. Que cualquiera pueda ser candidato y que cualquiera pueda obtener los fondos del Estado para las campañas, que ahora monopolizan los partidos. Y que salga elegido, para emplear palabras de ese gran filósofo chileno que es Leonel Sánchez, "el más mejor". Es decir el que saque más votos, y no como ahora, que muchos ganan con menos votos que otros. Y si se quiere segundas vueltas para asegurar respaldo mayoritario, bien, segunda vuelta para todos, pero no nos cambiemos de caballo.
Hoy día el sistema oligopólico hace que los partidos tengan ventajas que imposibilitan la competencia de los independientes. Pueden hacer pactos y sumar sus votos de lista, de manera que un voto para un candidato de partido vale mucho más que un voto para un independiente. Eso es antidemocrático.
El principio debe ser que quien obtenga más votos salga elegido, y punto.
A propósito de eso, la gran crítica que se hace al binominal es que la minoría está subsidiada. Pero como las elecciones tienen lugar en muchos distritos y circunscripciones, eso no es verdad. En este momento los parlamentarios que han sido elegidos teniendo menos votos que otros que no resultaron elegidos SON DE IGUAL NÚMERO EN LA CONCERTACIÓN QUE EN LA ALIANZA. Así es que es falso que la minoría esté subsidiada.
En todo caso, una norma justa y democrática sería que fueran elegidos los dos candiatos con mayor votación personal. Eso y la facilidad para inscribirse, eliminando las barreras que protegen a los partidos, haría que nuestro sistema fuera mucho más competitivo y democrático. Ello podría introducir cambios fundamentales en la política chilena, y para bien, sin caer en el fraccionalismo propio de los sistemas proporcionales.
Sí, soy menos astuto, pero prefiero pensar en la próxima generación (a la cual deseo que le vaya tan bien como a la actual) que en la próxima elección, aunque sea tan probable que en ella triunfe una Bachelet recargada hacia la izquierda. Porque si el país la quiere y está deseando de nuevo darse el balazo en el pie, bueno, que se lo dé, y a ver si esta vez aprende, pero no podemos estar cambiando la institucionalidad según cómo veamos que se nos presenta la próxima votación.
Pues Máximo, un comentarista agudo, sugiere que Carlos Larraín ha urdido todo esto porque advierte que se viene el gobierno de Michelle Bachelet recargada, es decir, mucho más teñida de izquierdismo y, por tanto, lista para hacer que Chile se dé el periódico tiro en el pie. Y como a los DC tampoco les gusta la idea de tener que pasar otros cuatro años sin mando propio, bueno, entonces antes de que la Michelle nos pegue el balazo, se lo pegamos a ella con el sistema semipresidencial. Pues así piensan que le van a poder instalar un primer ministro aprobado por el Parlamento, todo lo cual ya vendría siendo una cosa perfectamente conversable y manejable, por recargada que la señora (o señorita, nunca he sabido cuál de esas cosas es) venga.
Sí, es posible. Sería una maniobra llena de astucia. Pero es que déjenme decirles una cosa: los países no se manejan así. No podemos estar creando institucionalidades nuevas para cada próxima elección. Con lo que hay (que es lo que nos legó el régimen que no sabemos cómo nombrar), hemos construido un país al cual todos miran como ejemplo. Porque resulta que hasta la educación, que todos dicen que es nuestro talón de Aquiles, es la mejor de América Latina.
Entonces, no empecemos a arreglar el sistema de gobierno cada vez que lo creemos conveniente por razones electorales o tácticas. La diferencia entre un pol{itico y un estadista es que el primero sólo piensa en la próxima elección (o encuesta, y no me piedan decir en quién estoy pensando) y el segundo piensa en la próxima generación.
Tenemos un sistema político y socio-económico que ha cambiado de pelo a Chile en el curso de una generación. Por favor, no lo echemos por la borda por mera astucia de corto plazo.
La única reforma (y no reemplazo) que merece el sistema es la que pueda hacerlo más competitivo. Aquí, por la injerencia de los políticos en la génesis de las leyes orgánicas constitucionales, se suprimió la competencia y se fortaleció el oligopolio partidista. El senador Bianchi, independiente, ha hecho una propuesta de mayor competencia: que los independientes pueda desafiar al oligopolio. Que cualquiera pueda ser candidato y que cualquiera pueda obtener los fondos del Estado para las campañas, que ahora monopolizan los partidos. Y que salga elegido, para emplear palabras de ese gran filósofo chileno que es Leonel Sánchez, "el más mejor". Es decir el que saque más votos, y no como ahora, que muchos ganan con menos votos que otros. Y si se quiere segundas vueltas para asegurar respaldo mayoritario, bien, segunda vuelta para todos, pero no nos cambiemos de caballo.
Hoy día el sistema oligopólico hace que los partidos tengan ventajas que imposibilitan la competencia de los independientes. Pueden hacer pactos y sumar sus votos de lista, de manera que un voto para un candidato de partido vale mucho más que un voto para un independiente. Eso es antidemocrático.
El principio debe ser que quien obtenga más votos salga elegido, y punto.
A propósito de eso, la gran crítica que se hace al binominal es que la minoría está subsidiada. Pero como las elecciones tienen lugar en muchos distritos y circunscripciones, eso no es verdad. En este momento los parlamentarios que han sido elegidos teniendo menos votos que otros que no resultaron elegidos SON DE IGUAL NÚMERO EN LA CONCERTACIÓN QUE EN LA ALIANZA. Así es que es falso que la minoría esté subsidiada.
En todo caso, una norma justa y democrática sería que fueran elegidos los dos candiatos con mayor votación personal. Eso y la facilidad para inscribirse, eliminando las barreras que protegen a los partidos, haría que nuestro sistema fuera mucho más competitivo y democrático. Ello podría introducir cambios fundamentales en la política chilena, y para bien, sin caer en el fraccionalismo propio de los sistemas proporcionales.
Sí, soy menos astuto, pero prefiero pensar en la próxima generación (a la cual deseo que le vaya tan bien como a la actual) que en la próxima elección, aunque sea tan probable que en ella triunfe una Bachelet recargada hacia la izquierda. Porque si el país la quiere y está deseando de nuevo darse el balazo en el pie, bueno, que se lo dé, y a ver si esta vez aprende, pero no podemos estar cambiando la institucionalidad según cómo veamos que se nos presenta la próxima votación.
viernes, 20 de enero de 2012
Se Cumple la Ley Fundamental
Como he informado al país en ocasiones anteriores, la Primera Ley Fudamental de la Política Chilena establece que siempre termina haciéndose lo que dice el Partido Comunista. Por eso el país cada cierto tiempo se dispara en el pie.
Acá hemos vivido dos décadas de estabilidad política reconocida en todo el mundo y que, como suele suceder, ha estado aparejada a una gran prosperidad económica. Todo ello se debió a las bases para la plena democracia sentadas por el Gobierno Militar, que instituyó un régimen político capaz de garantizar estabilidad y un régimen económico de libertades que ha podido subsistir, precisamente, gracias a dicha estabilidad.
Pero nada de eso le gusta al Partido Comunista, cuya doctrina establece que debe haber un Estado todopoderoso, manejado por él y que ejerza un despotismo general sobre los ciudadanos, pues, según los comunistas, ellos mismos son los únicos que saben qué le conviene a la gente.
Todo el mundo elogiaba la evolución chilena, debida a esa gran estabilidad política y económica, pero los comunistas no estaban contentos, porque no tenían ningún poder, por carecer de votos. Es decir, no podían elegir representantes en los poderes públicos y carecían de toda posibilidad de manejar el país según sus designios.
Entonces, aprovechando que hay un gobernante débil, el año pasado iniciaron una revolución violenta que estremeció nuestras ciudades y una de las cosas fundamentales que pidieron fue que se cambiara el sistema electoral, para ellos poder tener cargos aunque no tuvieran suficientes votos. Con generosa cobertura mediática y amplia difusión, la ciudadanía empezó a manifestar en las encuestas su apoyo a las peticiones comunistas. La Concertación, por supuesto, las hizo suyas, porque en el fondo siempre le han gustado (la Concertación se compone de los mejores aliados de los comunistas y de los kerenskis chilenos, que siempre le han pavimentado el camino al comunismo).
Entonces empezó a cumplirse la parte que faltaba de la aplicación de la Primera Ley Fundamental de la Politica Chilena y, como tenemos un gobierno encuestocrático, con un Presidente que nadie sabe lo que realmente piensa para sus adentros, salvo que debe ganar en las encuestas, y éstas, gracias a la cobertura mediática, respaldaban las peticiones comunistas, el Gobierno anunció que haría lo que éstos dicen y empezó a estudiar una reforma del sistema electoral binominal que excluyó a los totalitarios.
Pero en uno de los partidos de gobierno, RN, se había gestado un movimiento disidente que había tendido puentes hacia la oposición para llevar adelante una agenda de reformas del gusto de los comunistas. Esta disidencia amenazaba la estabilidad de la mesa del partido, presidida por Carlos Larraín. Pero era evidente que los díscolos de RN "no sabían la chichita con que se estaban curando", pues Carlos Larraín es, por mucha distancia, más hábil que ellos. Y entonces nos hemos encontrado repentinamente con un tremendo "domingo 7": el propio Carlos les ganó el quién vive y llegó a un acuerdo con la DC para modificar no sólo el sistema binominal, sino todo el régimen político chileno, situación que permitió volver al primer plano a uno de los operadores políticos más hábiles de nuestro medio, el DC Gutenberg Martínez. Y así se articuló un acuerddo de centro, DC-RN, para hacer un cambio institucional mayor, como lo es el de pasar de un régimen presidencial a uno semipresidencial, en una maniobra que no se registraba en el país desde el siglo XIX, cuando se transformó por arte de birlibirloque el sólido presidencialismo de los decenios en el parlamentarismo de los quinquenios, que culminó sólo cuando el país se dio cuenta, en los años 20 del siglo pasado, que lo que realmente había querido siempre era presidencialismo. Y por eso se dictaron las Constituciones de 1925 y 1980. La primera lo restableció y la segunda lo fortaleció. Y esto último ha permitido a Chile vivir la etapa política y económica más dorada de su historia.
Entonces, Carlos Larraín ha puesto una bomba. Desde luego, se la ha puesto al gobierno, si es que éste todavía puede llamarse tal, porque a estas alturas el Presidente Sebastián Piñera sólo tiene una cosa clara (hay que reconocer que la ha tenido siempre): que él debe seguir estando en el centro de las fotos y que éstas deben ser muchas y salir en el mayor número de publicaciones posible. Pero salvo él, centrado en su tema, el resto del país ha caído en estado cataléptico.
La única cosa cuerda que ha sucedido en estos días la ha aportado un apolítico, el senador independiente por Magallanes, Carlos Bianchi, quien ha presentado una moción de reforma de la ley electoral para permitir que los independientes puedan competir en los comicios en los mismos términos que los militantes de partidos, idea que está en la Constitución pero que las leyes orgánicas trasgredieron en favor de los partidos y en perjuicio de los independientes. Yo estoy propiciando la misma idea hace años y a ella, como es costumbre con mis ideas, nadie le había hecho caso. Pero ahora el senador Bianchi la ha hecho suya, así es que seremos dos las personas a las cuales nadie les hace caso.
¿Qué va a suceder? No tengo la menor idea, pero me temo que va a ser como el encallamiento del Costa Concordia: "sálvese quien pueda". No sé si RN, la UDI, la Concertación o todas ellas juntas van a volar en pedazos, pero sí sé que los únicos ganadores de todo esto, los comunistas, están ahora un paso más cerca de entrar a hacerse cargo de los restos náufragos de la universalmente celebrada y aplaudida "joya más preciada de la corona latinoamericana" (Bill Clinton, 1991).
Pero, de que siempre se cumple la Primera Ley Fundamental de la Política Chilena, se cumple.
Acá hemos vivido dos décadas de estabilidad política reconocida en todo el mundo y que, como suele suceder, ha estado aparejada a una gran prosperidad económica. Todo ello se debió a las bases para la plena democracia sentadas por el Gobierno Militar, que instituyó un régimen político capaz de garantizar estabilidad y un régimen económico de libertades que ha podido subsistir, precisamente, gracias a dicha estabilidad.
Pero nada de eso le gusta al Partido Comunista, cuya doctrina establece que debe haber un Estado todopoderoso, manejado por él y que ejerza un despotismo general sobre los ciudadanos, pues, según los comunistas, ellos mismos son los únicos que saben qué le conviene a la gente.
Todo el mundo elogiaba la evolución chilena, debida a esa gran estabilidad política y económica, pero los comunistas no estaban contentos, porque no tenían ningún poder, por carecer de votos. Es decir, no podían elegir representantes en los poderes públicos y carecían de toda posibilidad de manejar el país según sus designios.
Entonces, aprovechando que hay un gobernante débil, el año pasado iniciaron una revolución violenta que estremeció nuestras ciudades y una de las cosas fundamentales que pidieron fue que se cambiara el sistema electoral, para ellos poder tener cargos aunque no tuvieran suficientes votos. Con generosa cobertura mediática y amplia difusión, la ciudadanía empezó a manifestar en las encuestas su apoyo a las peticiones comunistas. La Concertación, por supuesto, las hizo suyas, porque en el fondo siempre le han gustado (la Concertación se compone de los mejores aliados de los comunistas y de los kerenskis chilenos, que siempre le han pavimentado el camino al comunismo).
Entonces empezó a cumplirse la parte que faltaba de la aplicación de la Primera Ley Fundamental de la Politica Chilena y, como tenemos un gobierno encuestocrático, con un Presidente que nadie sabe lo que realmente piensa para sus adentros, salvo que debe ganar en las encuestas, y éstas, gracias a la cobertura mediática, respaldaban las peticiones comunistas, el Gobierno anunció que haría lo que éstos dicen y empezó a estudiar una reforma del sistema electoral binominal que excluyó a los totalitarios.
Pero en uno de los partidos de gobierno, RN, se había gestado un movimiento disidente que había tendido puentes hacia la oposición para llevar adelante una agenda de reformas del gusto de los comunistas. Esta disidencia amenazaba la estabilidad de la mesa del partido, presidida por Carlos Larraín. Pero era evidente que los díscolos de RN "no sabían la chichita con que se estaban curando", pues Carlos Larraín es, por mucha distancia, más hábil que ellos. Y entonces nos hemos encontrado repentinamente con un tremendo "domingo 7": el propio Carlos les ganó el quién vive y llegó a un acuerdo con la DC para modificar no sólo el sistema binominal, sino todo el régimen político chileno, situación que permitió volver al primer plano a uno de los operadores políticos más hábiles de nuestro medio, el DC Gutenberg Martínez. Y así se articuló un acuerddo de centro, DC-RN, para hacer un cambio institucional mayor, como lo es el de pasar de un régimen presidencial a uno semipresidencial, en una maniobra que no se registraba en el país desde el siglo XIX, cuando se transformó por arte de birlibirloque el sólido presidencialismo de los decenios en el parlamentarismo de los quinquenios, que culminó sólo cuando el país se dio cuenta, en los años 20 del siglo pasado, que lo que realmente había querido siempre era presidencialismo. Y por eso se dictaron las Constituciones de 1925 y 1980. La primera lo restableció y la segunda lo fortaleció. Y esto último ha permitido a Chile vivir la etapa política y económica más dorada de su historia.
Entonces, Carlos Larraín ha puesto una bomba. Desde luego, se la ha puesto al gobierno, si es que éste todavía puede llamarse tal, porque a estas alturas el Presidente Sebastián Piñera sólo tiene una cosa clara (hay que reconocer que la ha tenido siempre): que él debe seguir estando en el centro de las fotos y que éstas deben ser muchas y salir en el mayor número de publicaciones posible. Pero salvo él, centrado en su tema, el resto del país ha caído en estado cataléptico.
La única cosa cuerda que ha sucedido en estos días la ha aportado un apolítico, el senador independiente por Magallanes, Carlos Bianchi, quien ha presentado una moción de reforma de la ley electoral para permitir que los independientes puedan competir en los comicios en los mismos términos que los militantes de partidos, idea que está en la Constitución pero que las leyes orgánicas trasgredieron en favor de los partidos y en perjuicio de los independientes. Yo estoy propiciando la misma idea hace años y a ella, como es costumbre con mis ideas, nadie le había hecho caso. Pero ahora el senador Bianchi la ha hecho suya, así es que seremos dos las personas a las cuales nadie les hace caso.
¿Qué va a suceder? No tengo la menor idea, pero me temo que va a ser como el encallamiento del Costa Concordia: "sálvese quien pueda". No sé si RN, la UDI, la Concertación o todas ellas juntas van a volar en pedazos, pero sí sé que los únicos ganadores de todo esto, los comunistas, están ahora un paso más cerca de entrar a hacerse cargo de los restos náufragos de la universalmente celebrada y aplaudida "joya más preciada de la corona latinoamericana" (Bill Clinton, 1991).
Pero, de que siempre se cumple la Primera Ley Fundamental de la Política Chilena, se cumple.
jueves, 19 de enero de 2012
¡Y Qué Fue, Y Qué Fue, Los Tres Tercios Otra Vez!
Ayer yo andaba de viaje y no sabía nada de lo que estaba pasando, cuando me llamó un amigo al auto y me informó de la revolución en curso: "¡Ahora Carlitos Larraín hizo un pacto con Walker para cambiar el binominal!", me dijo. Yo quedé tan confundido por la sorpresa que no recuerdo qué le contesté. Después llegué a destino y leí lo que salió en "La Segunda". Ahora sigo sin saber más que eso, porque en este destino los diarios llegan muy tarde y no he recibido ninguno. Pero, por supuesto, ya tengo algunas conclusiones:
Primera: ¡Volvieron los tres tercios! RN y la DC son el centro, a la derecha queda la UDI y a la izquierda socialistas y comunistas. ¡Y qué fue! Podemos volver a tener otro gobierno de Allende, es verdad, pero también podríamos volver a tener otro de Pinochet. "¡Oh félix culpa!", como creo que dicen los Evangelios en alguna parte, queriendo significar que sin la Pasión no habríamos tenido un Salvador (un Salvador bueno, se entiende).
Segunda: Que habrá muchas, pero muchas elecciones más. Elegiremos, además de gobierno central, congreso y municipios, gobiernos regionales y nuevos gobiernos metropolitanos. En vez de una elección año por medio, vamos a tenerlas todos los años. Y como además habrá primarias, votaremos varias veces al año. ¿Puede haber algo que haga más felices a los chilenos que las elecciones, con la posible salvedad de las eliminatorias mundialistas? (Ya dejaron de ser "clasificatorias" para nosotros, ustedes saben por qué).
Tercera: Este es un obús directo a la línea de flotación de Michelle Bachelet. Hasta lo dice "La Segunda" expresamente: los pactantes la dan por elegida y con todo el poder que hoy tiene el Presidente, y ante la evidencia de que viene con su izquierdismo recargado ¿qué mejor que limitarle los poderes y obligarla a compartirlos con un primer ministro elegido por el Congreso? Claro que ella podrá disolver el parlamento una vez durante su mandato, pero sabemos que los presidentes ven reducida su popularidad durante su ejercicio, así es que...
Cuarta: Se mantiene incólume el principio fundamental de la política chilena, cual es el de que los comunistas manejan la agenda. Porque los principales interesados en derrumbar el sistema binominal eran los comunistas, dado que tienen pocos votos y no les alcanzan para ser elegidos. Ahora, con sistema proporcional y muchas más elecciones, seguramente les va a alcanzar para tener bastantes cargos desde los cuales seguir haciendo la revolución, sobre todo si Camila ha confesado que la vía armada no está en modo alguno excluida. Ya los comunistas ni siquiera deberán entrar en tratativas con los "kerenskis chilenos".
¿En qué va a terminar todo esto? No tengo idea. Estamos en medio de una revolución (no la de la Camila todavía, por supuesto, pero sí una revolución política). Es decir, estamos en una etapa donde nadie sabe qué va a pasar. Pero una cosa ya es clara: quien aspiraba a ser el único y gran protagonista de la política chilena debería ir olvidándose de serlo.
Primera: ¡Volvieron los tres tercios! RN y la DC son el centro, a la derecha queda la UDI y a la izquierda socialistas y comunistas. ¡Y qué fue! Podemos volver a tener otro gobierno de Allende, es verdad, pero también podríamos volver a tener otro de Pinochet. "¡Oh félix culpa!", como creo que dicen los Evangelios en alguna parte, queriendo significar que sin la Pasión no habríamos tenido un Salvador (un Salvador bueno, se entiende).
Segunda: Que habrá muchas, pero muchas elecciones más. Elegiremos, además de gobierno central, congreso y municipios, gobiernos regionales y nuevos gobiernos metropolitanos. En vez de una elección año por medio, vamos a tenerlas todos los años. Y como además habrá primarias, votaremos varias veces al año. ¿Puede haber algo que haga más felices a los chilenos que las elecciones, con la posible salvedad de las eliminatorias mundialistas? (Ya dejaron de ser "clasificatorias" para nosotros, ustedes saben por qué).
Tercera: Este es un obús directo a la línea de flotación de Michelle Bachelet. Hasta lo dice "La Segunda" expresamente: los pactantes la dan por elegida y con todo el poder que hoy tiene el Presidente, y ante la evidencia de que viene con su izquierdismo recargado ¿qué mejor que limitarle los poderes y obligarla a compartirlos con un primer ministro elegido por el Congreso? Claro que ella podrá disolver el parlamento una vez durante su mandato, pero sabemos que los presidentes ven reducida su popularidad durante su ejercicio, así es que...
Cuarta: Se mantiene incólume el principio fundamental de la política chilena, cual es el de que los comunistas manejan la agenda. Porque los principales interesados en derrumbar el sistema binominal eran los comunistas, dado que tienen pocos votos y no les alcanzan para ser elegidos. Ahora, con sistema proporcional y muchas más elecciones, seguramente les va a alcanzar para tener bastantes cargos desde los cuales seguir haciendo la revolución, sobre todo si Camila ha confesado que la vía armada no está en modo alguno excluida. Ya los comunistas ni siquiera deberán entrar en tratativas con los "kerenskis chilenos".
¿En qué va a terminar todo esto? No tengo idea. Estamos en medio de una revolución (no la de la Camila todavía, por supuesto, pero sí una revolución política). Es decir, estamos en una etapa donde nadie sabe qué va a pasar. Pero una cosa ya es clara: quien aspiraba a ser el único y gran protagonista de la política chilena debería ir olvidándose de serlo.
martes, 17 de enero de 2012
¡Qué Mal Están Lavando los Cerebros!
Como es bien sabido, el lavado de cerebros sobre la realidad histórica reciente de Chile consiste en inventar culpas del Gobierno Militar y ocultar las de la Unidad Popular, de tal manera que en la lucha armada iniciada por la izquierda a mediados de los años '60, y cuidadosamente preparada entre 1970 y 1973, para tomarse el poder total, y en la cual fue finalmente derrotada por los militares a partir del segundo de dichos años, no aparecieran dos bandos en lucha, sino uno solo, el de los uniformados, pues el otro se debe considerar esfumado y pasar ahora a designarse como el de "las víctimas".
Uno de los inventos más funambulescos de la DC y la izquierda para estos efectos ha sido "el caso Frei", fraguado a raíz de la muerte en una operación quirúrgica errónea e infortunada del ex mandatario, en 1982. Se trata de presentarlo como un crimen del Gobierno Militar. Pero todo "el caso Frei" ha sido elaborado sobre la base de patrañas, que una a una han sido descubiertas. Por ejemplo, hace algunos años se anunció que la Univrsidad de Gante, en Bélgica, había comprobado que Frei fue envenenado. La Concertación completa convocó al país a estremecerse. Eduardo Frei, hijo, proclamó que nos encontrábamos "ante el primer magnicidio de la historia de Chile"; la Presidenta Bachelet citó a la prensa nacional e internacional para expresar su consternación; la entonces ministra, Vivianne Blanlot, aportó la mejor "cuña" televisiva: "¡el horror no termina!"
Pero el vespertino "La Segunda" hizo entonces algo muy desusado en la prensa chilena: investigó en la fuente de la noticia, la Univrsidad de Gante, y allá le contestaron que nadie, ningún laboratorio, en ella, había examinado los restos de Frei
Después aparecieron y estremecieron al país unas doctorcitas que trabajaban a las órdenes de Jorge Frei en la municipalidad de Maipú, y acreditaron que habían encontrado veneno en los restos del ex Presidente. Una de ellas fue categórica: "Lo mataron". Fue la "cuña" favorita de los medios en ese momento. Las doctorcitas decían que informes norteamericanos confirmaban esa tesis. Pero entonces dos médicos investigadores chilenos, Fernando Orrego y Enrique París, examinaron los informes norteamericanos y públicamente dijeron que no había en ellos evidencia de envenenamiento y que el nivel tóxico encontrado en las muestras era menor que el de cualquier persona normal.
Bueno, el caso que remeció al país quedó de nuevo paralizado. Las dos doctorcitas, entretanto, fueron excluidas de los tanatólogos que valida el Instituto de Salud Pública; y el juez Madrid, a cargo del proceso, y que en esa coyuntura hiciera acusaciones acusatorias bombásticas contra el Gobierno Militar (como las que nunca debe hacer un juez, menos durante un sumario) ha pasado otros tres años con el expediente en sus manos. Hasta que ayer "La Segunda", con titular de primera página, remeció de nuevo al país con otra pieza que obtuvo del expediente: "Caso Frei: revelan red de escuchas telefónicas de CNI". El diario decía informar sobre la base de evidencias contenidas en el proceso. Es decir, con sólo leer el titular, "los cerebros a lavar" no podían sino concluir que la CNI tenía una red de escuchas para monitorear el envenenamiento de Frei tras su operación. Pero si usted llegó, como lo hice yo, a la página 8 de "La Segunda" de ayer y la leyó completa, y luego la 10, habrá comprobado que nada de lo que se dice ahí tiene la menor relación con "el caso Frei". Sólo revela que en un local de la CNI (y antes de la DINA) de la calle República, funcionó una consola telefónica de la Compañía de Teléfonos de Chile para oír conversaciones de 4.025 suscriptores, desde 1974 en adelante, conversaciones que transcribían 30 secretarias. Una de ellas, Armanda Zunilda de las Mercedes Robles Zúñiga, revela que entre los teléfonos escuchados estaban los de la Vicaría de la Solidaridad, del padre Raúl Hasbún y de la funcionaria de aquella, Carmen Garretón, y añade: "Desde el año 1977 se realizaban escuchas telefónicas a Eduardo Frei Montalva y existían personas al interior del partido democrataristiano que recibían pagos por parte de la DINA por la información". Interesante, salvo que en 1977 dejó de existir la DINA y fue reemplazada por la CNI. Pero nada qué ver con la operación a Frei de 1982.
Y poco antes, en el mismo proceso, el teniente coronel (r) Juan Sebastián Vizcaya aparece declarando que él ponía las transcripciones en un sobre cerrado y se las derivaba al funcionario Luis Vargas Vargas, de la Compañía de Teléfonos, que podría haber aclarado si entre los nombres de los titulares de teléfonos intervenidos estaba Frei Montalva, pero Vargas no pudo aclararlo, pues, nos dice "La Segunda" escuetamente, "se murió".
Y eso sería todo. Es decir, NADA. Ni una sola vinculación con la intervvención quirúrgica en que perdió la vida el ex Presidente Frei en enero de 1982. Pero no importa. La cosa es mantener el tema vigente. Lo mismo, si bien peor hecho, que procuró TVN con la teleserie sobre la comitiva del general Arellano de octubre de 1973 y que me mantuvo hasta las dos de la madrugada del sábado esperando que después dieran la Vuelta Ciclística, que finalmente no dio, como lo informé al país ayer.
¡Qué mal se está haciendo el lavado de cerebros chilenos últimamente! Tal vez el Presidente Piñera debería anunciar alguna nueva Superintendencia o Subsecretaría del Lavado Cerebral, para que esta esencial tarea nacional de los últimos veintidós años se hiciera con más prolijidad y eficacia.
Uno de los inventos más funambulescos de la DC y la izquierda para estos efectos ha sido "el caso Frei", fraguado a raíz de la muerte en una operación quirúrgica errónea e infortunada del ex mandatario, en 1982. Se trata de presentarlo como un crimen del Gobierno Militar. Pero todo "el caso Frei" ha sido elaborado sobre la base de patrañas, que una a una han sido descubiertas. Por ejemplo, hace algunos años se anunció que la Univrsidad de Gante, en Bélgica, había comprobado que Frei fue envenenado. La Concertación completa convocó al país a estremecerse. Eduardo Frei, hijo, proclamó que nos encontrábamos "ante el primer magnicidio de la historia de Chile"; la Presidenta Bachelet citó a la prensa nacional e internacional para expresar su consternación; la entonces ministra, Vivianne Blanlot, aportó la mejor "cuña" televisiva: "¡el horror no termina!"
Pero el vespertino "La Segunda" hizo entonces algo muy desusado en la prensa chilena: investigó en la fuente de la noticia, la Univrsidad de Gante, y allá le contestaron que nadie, ningún laboratorio, en ella, había examinado los restos de Frei
Después aparecieron y estremecieron al país unas doctorcitas que trabajaban a las órdenes de Jorge Frei en la municipalidad de Maipú, y acreditaron que habían encontrado veneno en los restos del ex Presidente. Una de ellas fue categórica: "Lo mataron". Fue la "cuña" favorita de los medios en ese momento. Las doctorcitas decían que informes norteamericanos confirmaban esa tesis. Pero entonces dos médicos investigadores chilenos, Fernando Orrego y Enrique París, examinaron los informes norteamericanos y públicamente dijeron que no había en ellos evidencia de envenenamiento y que el nivel tóxico encontrado en las muestras era menor que el de cualquier persona normal.
Bueno, el caso que remeció al país quedó de nuevo paralizado. Las dos doctorcitas, entretanto, fueron excluidas de los tanatólogos que valida el Instituto de Salud Pública; y el juez Madrid, a cargo del proceso, y que en esa coyuntura hiciera acusaciones acusatorias bombásticas contra el Gobierno Militar (como las que nunca debe hacer un juez, menos durante un sumario) ha pasado otros tres años con el expediente en sus manos. Hasta que ayer "La Segunda", con titular de primera página, remeció de nuevo al país con otra pieza que obtuvo del expediente: "Caso Frei: revelan red de escuchas telefónicas de CNI". El diario decía informar sobre la base de evidencias contenidas en el proceso. Es decir, con sólo leer el titular, "los cerebros a lavar" no podían sino concluir que la CNI tenía una red de escuchas para monitorear el envenenamiento de Frei tras su operación. Pero si usted llegó, como lo hice yo, a la página 8 de "La Segunda" de ayer y la leyó completa, y luego la 10, habrá comprobado que nada de lo que se dice ahí tiene la menor relación con "el caso Frei". Sólo revela que en un local de la CNI (y antes de la DINA) de la calle República, funcionó una consola telefónica de la Compañía de Teléfonos de Chile para oír conversaciones de 4.025 suscriptores, desde 1974 en adelante, conversaciones que transcribían 30 secretarias. Una de ellas, Armanda Zunilda de las Mercedes Robles Zúñiga, revela que entre los teléfonos escuchados estaban los de la Vicaría de la Solidaridad, del padre Raúl Hasbún y de la funcionaria de aquella, Carmen Garretón, y añade: "Desde el año 1977 se realizaban escuchas telefónicas a Eduardo Frei Montalva y existían personas al interior del partido democrataristiano que recibían pagos por parte de la DINA por la información". Interesante, salvo que en 1977 dejó de existir la DINA y fue reemplazada por la CNI. Pero nada qué ver con la operación a Frei de 1982.
Y poco antes, en el mismo proceso, el teniente coronel (r) Juan Sebastián Vizcaya aparece declarando que él ponía las transcripciones en un sobre cerrado y se las derivaba al funcionario Luis Vargas Vargas, de la Compañía de Teléfonos, que podría haber aclarado si entre los nombres de los titulares de teléfonos intervenidos estaba Frei Montalva, pero Vargas no pudo aclararlo, pues, nos dice "La Segunda" escuetamente, "se murió".
Y eso sería todo. Es decir, NADA. Ni una sola vinculación con la intervvención quirúrgica en que perdió la vida el ex Presidente Frei en enero de 1982. Pero no importa. La cosa es mantener el tema vigente. Lo mismo, si bien peor hecho, que procuró TVN con la teleserie sobre la comitiva del general Arellano de octubre de 1973 y que me mantuvo hasta las dos de la madrugada del sábado esperando que después dieran la Vuelta Ciclística, que finalmente no dio, como lo informé al país ayer.
¡Qué mal se está haciendo el lavado de cerebros chilenos últimamente! Tal vez el Presidente Piñera debería anunciar alguna nueva Superintendencia o Subsecretaría del Lavado Cerebral, para que esta esencial tarea nacional de los últimos veintidós años se hiciera con más prolijidad y eficacia.
lunes, 16 de enero de 2012
El Cultivo del Odio
El sábado leí que a la una de la madrugada del domingo TVN transmitiría la Vuelta Ciclística y, como ciclista (r), me dispuse a trasnochar un poco y ver la etapa de ese día. Pero a la una de la madrugada me encontré con que estaban transmitiendo una de esas cosas sórdidas de los continuadores de la UP, con repaso unilateral, sesgado e inexacto de las muertes atribuidas a la comitiva del general Arellano en octubre de 1973, en el norte.
Por supueto, no vi el capítulo porque de antemano sé todo lo que dice y exhibe y para dónde va toda esa propaganda; y porque soy especialista en ese tema (no soy especialista en casi nada más) y escribí un libro al respecto, fundado en el expediente ("La Verdad del Juicio a Pinochet", 1999). Pero me pregunté qué sentido tiene seguir dándole vueltas propagandísticamente, puesto que no hay una verdad judicial al respecto (no se ha dictado sentencia en el caso, abierto en 1998, como centenares de otros, tras una querella de Gladys Marín).
Sería lo mismo que si en 1930 se hubiera seguido escenificando obras de teatro, bajo el patrocinio del gobierno, sobre la Matanza de Lo Cañas durante la Revolución de 1891; o que si en 1977 se hubiera presentado en la televisión estatal una versión sesgada y condenatoria por la Matanza del Seguro Obrero de 1938. Todas esas cosas fueron amnistiadas y olvidadas por los chilenos de antes, si bien acerca de ellas se formaron su respectivo juicio. Pero los chilenos no andaban entonces removiendo esas heridas constantemente, por una razón: porque todavía no se había sembrado ni instalado el odio en el país, de modo que la planta de la odiosidad no había que estarla regando constantemente, porque no brotaba.
Pero aquí sucedió algo en los años '60: comenzó la siembra del odio, en el cual se funda la doctrina de la lucha de clases. Y ella culminó entre 1970 y 1973, cuando Chile estuvo al borde una guerra civil, que los mismos sembradores del odio pronosticaban que podría dar lugar a una cifra de muertes que hacían oscilar entre cien mil y un millón. Bueno, todos sabemos quiénes la evitaron, a un costo de tres mil vidas, es verdad (cerca de quinientas a manos de los sembradores del odio); y sabemos que esos mismos que nos salvaron de la guerra civil devolvieron a la ciudadanía un país pacificado y próspero en 1990.
No obstante, los sembradores del odio se han preocupado durante todos estos años de mantenerlo vivo. Lo riegan con piezas de propaganda como "Los Archivos del Cardenal", que, como he dicho otras veces, no son del Cardenal, pues el Archivero que los reunió fue José Manuel Parada, un alto jefe del Partido Comunista y del Freente Patriótico Manuel Rodríguez, grupo armado terrorista de dicho partido.
Lo increíble es que en un canal que está bajo la tuición d3 un sedicente "gobierno de centroderecha" (no lo es, por supuesto, pero podría siquiera aparentar serlo) se siga cultivando el odio.
Bueno, estuve hasta las dos de la mañana, completaron la exhibición odiosa, después dieron un programa con el Dakar y con los Juegos de Invierno y no el ciclismo anunciado en el diario.
Cuando le comenté a mi mujer el fiasco, me informó que en la tarde del sábado también estaban transmitiendo las mismas sordideces en TVN. ¿Es que dedican la mayor parte del día a eso? ¿Hasta cuando?
Lo más notable, y con esto termino, como dicen los oradores que se aprestan a hablar otra media hora, es que el caso de la comitiva de Arellano, pongan atención, porque se lo dice a ustedes un especialista: NO VA A CERRARSE NUNCA. Y por una razón, que es politica (como todas las que explican las actuaciones de los poderes del Estado en Chile): porque si dictan sentencia ajustada a derecho, van a tener que reconocer en ella que ni el general Pinochet, ni la Junta, ni el general Arellano, tuvieron responsabilidad en las muertes registradas en Copiapó, Antofagasta y Calama, en los días del paso de la comitiva del último general señalado.
Ahora, si le pasan el caso al ministro Solís, ahí sí puede haber sentencia rápidamnte, en la cual va a culpar al brigadier (r) Miguel Krassnoff y, como en todos los casos en que lo ha hecho, sin tener siquiera necesidad de interrogarlo.
Entretanto ¿cuántas horas diarias más va a seguir destinando TVN al cultivo del odio?
Por supueto, no vi el capítulo porque de antemano sé todo lo que dice y exhibe y para dónde va toda esa propaganda; y porque soy especialista en ese tema (no soy especialista en casi nada más) y escribí un libro al respecto, fundado en el expediente ("La Verdad del Juicio a Pinochet", 1999). Pero me pregunté qué sentido tiene seguir dándole vueltas propagandísticamente, puesto que no hay una verdad judicial al respecto (no se ha dictado sentencia en el caso, abierto en 1998, como centenares de otros, tras una querella de Gladys Marín).
Sería lo mismo que si en 1930 se hubiera seguido escenificando obras de teatro, bajo el patrocinio del gobierno, sobre la Matanza de Lo Cañas durante la Revolución de 1891; o que si en 1977 se hubiera presentado en la televisión estatal una versión sesgada y condenatoria por la Matanza del Seguro Obrero de 1938. Todas esas cosas fueron amnistiadas y olvidadas por los chilenos de antes, si bien acerca de ellas se formaron su respectivo juicio. Pero los chilenos no andaban entonces removiendo esas heridas constantemente, por una razón: porque todavía no se había sembrado ni instalado el odio en el país, de modo que la planta de la odiosidad no había que estarla regando constantemente, porque no brotaba.
Pero aquí sucedió algo en los años '60: comenzó la siembra del odio, en el cual se funda la doctrina de la lucha de clases. Y ella culminó entre 1970 y 1973, cuando Chile estuvo al borde una guerra civil, que los mismos sembradores del odio pronosticaban que podría dar lugar a una cifra de muertes que hacían oscilar entre cien mil y un millón. Bueno, todos sabemos quiénes la evitaron, a un costo de tres mil vidas, es verdad (cerca de quinientas a manos de los sembradores del odio); y sabemos que esos mismos que nos salvaron de la guerra civil devolvieron a la ciudadanía un país pacificado y próspero en 1990.
No obstante, los sembradores del odio se han preocupado durante todos estos años de mantenerlo vivo. Lo riegan con piezas de propaganda como "Los Archivos del Cardenal", que, como he dicho otras veces, no son del Cardenal, pues el Archivero que los reunió fue José Manuel Parada, un alto jefe del Partido Comunista y del Freente Patriótico Manuel Rodríguez, grupo armado terrorista de dicho partido.
Lo increíble es que en un canal que está bajo la tuición d3 un sedicente "gobierno de centroderecha" (no lo es, por supuesto, pero podría siquiera aparentar serlo) se siga cultivando el odio.
Bueno, estuve hasta las dos de la mañana, completaron la exhibición odiosa, después dieron un programa con el Dakar y con los Juegos de Invierno y no el ciclismo anunciado en el diario.
Cuando le comenté a mi mujer el fiasco, me informó que en la tarde del sábado también estaban transmitiendo las mismas sordideces en TVN. ¿Es que dedican la mayor parte del día a eso? ¿Hasta cuando?
Lo más notable, y con esto termino, como dicen los oradores que se aprestan a hablar otra media hora, es que el caso de la comitiva de Arellano, pongan atención, porque se lo dice a ustedes un especialista: NO VA A CERRARSE NUNCA. Y por una razón, que es politica (como todas las que explican las actuaciones de los poderes del Estado en Chile): porque si dictan sentencia ajustada a derecho, van a tener que reconocer en ella que ni el general Pinochet, ni la Junta, ni el general Arellano, tuvieron responsabilidad en las muertes registradas en Copiapó, Antofagasta y Calama, en los días del paso de la comitiva del último general señalado.
Ahora, si le pasan el caso al ministro Solís, ahí sí puede haber sentencia rápidamnte, en la cual va a culpar al brigadier (r) Miguel Krassnoff y, como en todos los casos en que lo ha hecho, sin tener siquiera necesidad de interrogarlo.
Entretanto ¿cuántas horas diarias más va a seguir destinando TVN al cultivo del odio?
sábado, 14 de enero de 2012
El Gobierno de la Oposición
Todos dicen que soy exagerado, y posiblemente lo soy. Y lo dicen particularmente cuando afirmo que el actual es el V Gobierno de la Concertación o el IV Presidente DC, a elegir. Pero supongo que ahora ya no me encuentran exagerado, si es que observan el panorama político del momento.
Pues el país está preocupado y hablando de que el Gobierno se ha marcado un "autogol" al propiciar reformas tributarias y políticas propiciadas por la Concertación y que, por lo mismo, no han sido acogidas por los partidos de gobierno. En concreto, éstos serían la UDI y parte de RN (porque otra parte ya se fue a la Concertación y no puede llamarse de gobierno, aunque Lily Pérez diga que lo hacen para apoyar al Presidente; pero esto último no implica apoyo al Gobierno, porque, como lo advertí días atrás, en este momento el Presidente encabeza de facto a la oposición).
Pues los regímenes de derecha siempre se han jugado por limitar el tamaño del Estado y velar por la estabilidad política, como concepto que forma parte su gran aspiración de orden en la sociedad. Los gobiernos de izquierda, en cambio, siempre se han jugado por todo lo contrario, es decir, por un Estado grande, capaz de darles cargos burocráticos a todos sus correligionarios (pues la izquierda no es buena para producir); y por un clima político de desorden, que facilite su fin último de siempre, la revolución.
Por esas razones ella ahora aboga por una reforma tributaria que le dé más recursos al Estado, cuyo engrandecimiento profesan; y por eso impulsa una reforma electoral, que termine con este clima de estabilidad de las últimas décadas, que es poco propicio para la revolución y que le parece nefasto, además, porque, como todas las cosas buenas que nos van quedanedo, formó parte del legado democrático del Gobierno Militar, o Régimen Militar, pero no Dictadura. A propósito de lo cual puedo afirmar, basado en mi memoria, que don Patricio Aylwin, a fines de los años '80, en la crónica de "El Mercurio", afirmó que el gobierno del general Pinochet "no era una dictadura". Tarde o temprano algún comentarista de este blog, espero, encontrará esa información en el respectivo diario.
Bueno, pero el hecho es que en el programa de gobierno de Sebastián Piñera no había propuesta alguna para subir los impuestos ni reformar el sistema binominal. En cambio, entre los postulados de su adversario, Eduardo Frei, estaban ambas aspiraciones. Y ahora resulta que tenemos al primero, que ganó, luchando por hacer realidad esos dos planteamientos de su adversario, que perdió. ¿No es de locos?
La "intelligentsia" (es sólo una manera de aludir, que no debe tomarse al pie de la letra) política del país dice ahora que hay "crisis" porque el Presidente no logra llevar a adelante esas ideas de la Concertación. Y llama "autogol" justamente al hecho de que el Presidente no haya podido hacerse un autogol. Es de no creerlo. Y los cerebros políticos más lúcidos discurren fórmulas para que el Presidente pueda hacerse tal autogol. Hay comisiones trabajando. En realidad, nunca la Concertación había tenido tanto apoyo para sacar adelante sus ideas. "El Gobierno y la Concertación unidos, jamás serán vencidos".
Yo, como parte de la única oposición que, en vista de lo anterior, va quedando, la de derecha, sólo tomo palco. Sobre todo cuando veo que la Concertación, cayendo en la cuenta de que "se las están dando", prepara ahora su apuesta lógica ante el desusado panorama, y le dice al Gobierno, públicamente: sus reformas y dos más. Era obvio que lo iba a hacer.
En consecuencia, y volviendo al plano de la racionalidad, sólo cabe decir que el momento es ridículo. El país no necesita más recursos para un Estado más grande. Las reservas que éste tiene son enormes, sesenta mil millones de dólares, sumando las del Banco Central, las del Fondo de Estabilización Económico-Social y las que respaldan los beneficios previsionales. El presupuesto de este año arrojará superávit. No hay ninguna necesidad de extraerles más recursos a los particulares, que ahorran, invierten y crean empleo y crecimiento (el mejor remedio para la pobreza) para dárselos a la burocracia que los malgasta. Menos para dárselos a la educación estatal, la peor de todas. El Estado debería devolverle la plata a la gente, para que ésta eligiera un buen colegio particular (son los que dan la mejor educación) para sus hijos.
Y nadie necesita un sistema electoral proporcional. Las democracias más estables no lo tienen, porque crea inestabilidad.
Bueno, pero ya sabemos: éste es el país que cada cuarenta años se dispara en el pie. Y estamos ya cumpliéndolos desde la última vez que nos disparamos, con la Unidad Popular.
Entonces, ya corresponde cometer otra barbaridad.
Pues el país está preocupado y hablando de que el Gobierno se ha marcado un "autogol" al propiciar reformas tributarias y políticas propiciadas por la Concertación y que, por lo mismo, no han sido acogidas por los partidos de gobierno. En concreto, éstos serían la UDI y parte de RN (porque otra parte ya se fue a la Concertación y no puede llamarse de gobierno, aunque Lily Pérez diga que lo hacen para apoyar al Presidente; pero esto último no implica apoyo al Gobierno, porque, como lo advertí días atrás, en este momento el Presidente encabeza de facto a la oposición).
Pues los regímenes de derecha siempre se han jugado por limitar el tamaño del Estado y velar por la estabilidad política, como concepto que forma parte su gran aspiración de orden en la sociedad. Los gobiernos de izquierda, en cambio, siempre se han jugado por todo lo contrario, es decir, por un Estado grande, capaz de darles cargos burocráticos a todos sus correligionarios (pues la izquierda no es buena para producir); y por un clima político de desorden, que facilite su fin último de siempre, la revolución.
Por esas razones ella ahora aboga por una reforma tributaria que le dé más recursos al Estado, cuyo engrandecimiento profesan; y por eso impulsa una reforma electoral, que termine con este clima de estabilidad de las últimas décadas, que es poco propicio para la revolución y que le parece nefasto, además, porque, como todas las cosas buenas que nos van quedanedo, formó parte del legado democrático del Gobierno Militar, o Régimen Militar, pero no Dictadura. A propósito de lo cual puedo afirmar, basado en mi memoria, que don Patricio Aylwin, a fines de los años '80, en la crónica de "El Mercurio", afirmó que el gobierno del general Pinochet "no era una dictadura". Tarde o temprano algún comentarista de este blog, espero, encontrará esa información en el respectivo diario.
Bueno, pero el hecho es que en el programa de gobierno de Sebastián Piñera no había propuesta alguna para subir los impuestos ni reformar el sistema binominal. En cambio, entre los postulados de su adversario, Eduardo Frei, estaban ambas aspiraciones. Y ahora resulta que tenemos al primero, que ganó, luchando por hacer realidad esos dos planteamientos de su adversario, que perdió. ¿No es de locos?
La "intelligentsia" (es sólo una manera de aludir, que no debe tomarse al pie de la letra) política del país dice ahora que hay "crisis" porque el Presidente no logra llevar a adelante esas ideas de la Concertación. Y llama "autogol" justamente al hecho de que el Presidente no haya podido hacerse un autogol. Es de no creerlo. Y los cerebros políticos más lúcidos discurren fórmulas para que el Presidente pueda hacerse tal autogol. Hay comisiones trabajando. En realidad, nunca la Concertación había tenido tanto apoyo para sacar adelante sus ideas. "El Gobierno y la Concertación unidos, jamás serán vencidos".
Yo, como parte de la única oposición que, en vista de lo anterior, va quedando, la de derecha, sólo tomo palco. Sobre todo cuando veo que la Concertación, cayendo en la cuenta de que "se las están dando", prepara ahora su apuesta lógica ante el desusado panorama, y le dice al Gobierno, públicamente: sus reformas y dos más. Era obvio que lo iba a hacer.
En consecuencia, y volviendo al plano de la racionalidad, sólo cabe decir que el momento es ridículo. El país no necesita más recursos para un Estado más grande. Las reservas que éste tiene son enormes, sesenta mil millones de dólares, sumando las del Banco Central, las del Fondo de Estabilización Económico-Social y las que respaldan los beneficios previsionales. El presupuesto de este año arrojará superávit. No hay ninguna necesidad de extraerles más recursos a los particulares, que ahorran, invierten y crean empleo y crecimiento (el mejor remedio para la pobreza) para dárselos a la burocracia que los malgasta. Menos para dárselos a la educación estatal, la peor de todas. El Estado debería devolverle la plata a la gente, para que ésta eligiera un buen colegio particular (son los que dan la mejor educación) para sus hijos.
Y nadie necesita un sistema electoral proporcional. Las democracias más estables no lo tienen, porque crea inestabilidad.
Bueno, pero ya sabemos: éste es el país que cada cuarenta años se dispara en el pie. Y estamos ya cumpliéndolos desde la última vez que nos disparamos, con la Unidad Popular.
Entonces, ya corresponde cometer otra barbaridad.
jueves, 12 de enero de 2012
Las Dos Almas de RN
Recomiendo leer hoy el artículo del senador RN, Francisco Chahuán, en "El Mostrador", abogando por un aumento de impuestos. Esa columna podría haberla escrito Ricardo Solari o cualquier otro columnista socialista, pero tal vez no Oscar Guillermo Garretón, porque no habría sido tan estatista.
El senador Chahuán sostiene que el Estado es el llamado a solucionar los problemas sociales y lo que se necesita para ello es que los particulares le entreguemos más recursos a través de mayores impuestos. ¿Cuántos recursos le hemos entregado ya, por ejemplo, para educación? Ocho veces más, en términos reales, que en 1990. ¿Y qué hay en la educación pública? Un gran fracaso. Es la peor, no vamos a decir en comparación con la particular pagada, sino con la particular gratuita y subvencionada. Y el senador Chahuán quiere que los chilenos le entreguemos todavía más recursos al Estado para que siga fracasando, los siga dilapidando, sin mejorar la educación pública.
¿Cuál es la solución? Obviamente, que el Estado devuelva esos reursos que malgasta a los particulares, no que capte más subiéndoles a éstos los impuestos. Las ocho veces más plata que recauda para educación de mala calidad debería entregarse a las familias chilenas para que ellas eligieran dónde educar a sus hijos. Y estoy seguro de que elegirían bien. Porque tendrían dinero suficiente para financiar la mejor enseñanza que hay, la particular pagada.
Hacia el final de su artículo el senador Chahuán revela la esencia de su pensamiento, que es netamente socialista: citando a Lacordaire, afirma que la libertad sirve para que el fuerte abuse del débil, y que eso debe remediarlo la ley, es decir, el Estado.
En su columna de hoy en "La Segunda" Sergio Melnick revela algo muy importante, contenido en la encuesta del CEP: dos tercios de los chilenos no saben que existe en el país educación gratuita para los niños. Todos tienen ese derecho. Lo que sucede es que la imparte el Estado y es de mala calidad, porque se dilapidan los recursos recaudados para ese monstruo burocrático que se llama Ministerio de Educación. A la gente le han sacado plata para educar gratuitamente y la gente nosabe que tiene ese derecho. Porque, de hecho, el Estado no se lo da.
Esta alma intervencionista y desconfiada de la libertad que forma parte de RN se ha manifestado en estos días con la formación de un frente de la Concertación y esa segunda alma de la colectividad, para abrazar el programa presente de la oposición: más impuestos, más Estado, reforma al sistema electoral para ayudar a la extrema izquierda, que no tiene votos, pero es la que fija la agenda (los comunistas hicieron del aumento de impuestos y de la reforma del binominal su lema, y han logrado el concurso de toda la Concertación y parte de la Alianza. ¿Tienen o no poder los comunistas en Chile?).
Esta segunda alma de RN es fuerte, sobre todo porque forma parte de ella el Presidente de la República, que, como dije en mi blog de ayer, encabeza en estos momentos la oposición a su propio gobierno, lo que ha sembrado la confusión entre sus partidarios.
Y yo creo que va a terminar derrotándolo.
El senador Chahuán sostiene que el Estado es el llamado a solucionar los problemas sociales y lo que se necesita para ello es que los particulares le entreguemos más recursos a través de mayores impuestos. ¿Cuántos recursos le hemos entregado ya, por ejemplo, para educación? Ocho veces más, en términos reales, que en 1990. ¿Y qué hay en la educación pública? Un gran fracaso. Es la peor, no vamos a decir en comparación con la particular pagada, sino con la particular gratuita y subvencionada. Y el senador Chahuán quiere que los chilenos le entreguemos todavía más recursos al Estado para que siga fracasando, los siga dilapidando, sin mejorar la educación pública.
¿Cuál es la solución? Obviamente, que el Estado devuelva esos reursos que malgasta a los particulares, no que capte más subiéndoles a éstos los impuestos. Las ocho veces más plata que recauda para educación de mala calidad debería entregarse a las familias chilenas para que ellas eligieran dónde educar a sus hijos. Y estoy seguro de que elegirían bien. Porque tendrían dinero suficiente para financiar la mejor enseñanza que hay, la particular pagada.
Hacia el final de su artículo el senador Chahuán revela la esencia de su pensamiento, que es netamente socialista: citando a Lacordaire, afirma que la libertad sirve para que el fuerte abuse del débil, y que eso debe remediarlo la ley, es decir, el Estado.
En su columna de hoy en "La Segunda" Sergio Melnick revela algo muy importante, contenido en la encuesta del CEP: dos tercios de los chilenos no saben que existe en el país educación gratuita para los niños. Todos tienen ese derecho. Lo que sucede es que la imparte el Estado y es de mala calidad, porque se dilapidan los recursos recaudados para ese monstruo burocrático que se llama Ministerio de Educación. A la gente le han sacado plata para educar gratuitamente y la gente nosabe que tiene ese derecho. Porque, de hecho, el Estado no se lo da.
Esta alma intervencionista y desconfiada de la libertad que forma parte de RN se ha manifestado en estos días con la formación de un frente de la Concertación y esa segunda alma de la colectividad, para abrazar el programa presente de la oposición: más impuestos, más Estado, reforma al sistema electoral para ayudar a la extrema izquierda, que no tiene votos, pero es la que fija la agenda (los comunistas hicieron del aumento de impuestos y de la reforma del binominal su lema, y han logrado el concurso de toda la Concertación y parte de la Alianza. ¿Tienen o no poder los comunistas en Chile?).
Esta segunda alma de RN es fuerte, sobre todo porque forma parte de ella el Presidente de la República, que, como dije en mi blog de ayer, encabeza en estos momentos la oposición a su propio gobierno, lo que ha sembrado la confusión entre sus partidarios.
Y yo creo que va a terminar derrotándolo.
miércoles, 11 de enero de 2012
El Presidente Encabeza la Oposición
Cuando el Presidente se entrevistó con los otros cuatro ex mandatarios de la Concertación, yo pensé que eso era nada más que "para la foto", pues si seriamente hubiera querido tener conversaciones de fondo con ellos, eso se habría hecho de otra manera, en prolongadas reuniones privadas, y probablemnte sin necesidad de tan amplia cobertura de prensa, radio y televisión.
Pero, como confesé en el respectivo blog posterior, me había equivocado, pues las reuniones habían redundado no sólo en la anhelada y publicitada foto con cada ex Presidente, sino en que el actual se disponía a acoger la agenda de esos antecesores, es decir, la agenda de la Concertación.
Pues bien, hoy eso ha quedado ya plenamente confirmado. Las dos principales banderas opositoras, el aumento del impuesto a las empresas y el término del sistema electoral binominal, han pasado a ser proyectos emblemáticos del Presidente Piñera. Como a la vez lo son de sus opositores, quiere decir que él se ha puesto a la cabeza de ellos. "El gobierno y la oposición unidos, jamás serán vencidos".
Hoy ha declarado enfáticamente en un discurso, durante la acostumbrada entrega de premios con financiamiento fiscal a personeros de izquierda, que "si no se ponen de acuerdo los partidos para hacer estas reformas, no habrá reformas" y estaríamos ante "la crónica de una muerte anunciada".
Pero esas reformas son tan ajenas al gobierno que ninguna de las dos, ni el aumento de impuestos a las empresas ni el término del binominal, estuvieron en su programa presidencial.
La situación es tan particular que el presidente del PS, Osvaldo Andrade, ha cerrado filas detrás de su nuevo líder, Sebastián Piñera, y ha declarado acusatoriamente que la UDI le ha "torcido la mano" al Presidente.
Por supuesto, los partidos de gobierno se encuentran en una posición muy difícil, pues, por ser tales, nunca compartieron esas iniciativas opositoras, salvo un sector de RN, que es históricamente crónico en dicho partido y que siempre ha estado tendiendo a irse hacia "el otro lado"
¿Novedad? Ninguna, al menos para mí. Siempre dije que el actual Presidente no representaba el pensamiento de los partidos que lo llevaron al poder. Ahora esto se está confirmando palmariamente. También se sabía que éste era un mandatario "encuestocrático" (término acuñado en este blog hace más de un año y que he visto reproducido en otros ámbitos del análisis político). Las encuestas dicen que la mayoría quiere aumento de impuestos y término del binominal, lo cual, por supuesto, no significa que eso sea bueno para el país. Probablemente significa todo lo contrario. Pero, si lo dicen las encuestas, lo dice el Presidente.
En fin, la única sorpresa la constituyen el entusiasmo, la energía y la decisión (tres sinónimos) con que el nuevo líder de la oposición se ha puesto a la cabeza de ella.
Pero, como confesé en el respectivo blog posterior, me había equivocado, pues las reuniones habían redundado no sólo en la anhelada y publicitada foto con cada ex Presidente, sino en que el actual se disponía a acoger la agenda de esos antecesores, es decir, la agenda de la Concertación.
Pues bien, hoy eso ha quedado ya plenamente confirmado. Las dos principales banderas opositoras, el aumento del impuesto a las empresas y el término del sistema electoral binominal, han pasado a ser proyectos emblemáticos del Presidente Piñera. Como a la vez lo son de sus opositores, quiere decir que él se ha puesto a la cabeza de ellos. "El gobierno y la oposición unidos, jamás serán vencidos".
Hoy ha declarado enfáticamente en un discurso, durante la acostumbrada entrega de premios con financiamiento fiscal a personeros de izquierda, que "si no se ponen de acuerdo los partidos para hacer estas reformas, no habrá reformas" y estaríamos ante "la crónica de una muerte anunciada".
Pero esas reformas son tan ajenas al gobierno que ninguna de las dos, ni el aumento de impuestos a las empresas ni el término del binominal, estuvieron en su programa presidencial.
La situación es tan particular que el presidente del PS, Osvaldo Andrade, ha cerrado filas detrás de su nuevo líder, Sebastián Piñera, y ha declarado acusatoriamente que la UDI le ha "torcido la mano" al Presidente.
Por supuesto, los partidos de gobierno se encuentran en una posición muy difícil, pues, por ser tales, nunca compartieron esas iniciativas opositoras, salvo un sector de RN, que es históricamente crónico en dicho partido y que siempre ha estado tendiendo a irse hacia "el otro lado"
¿Novedad? Ninguna, al menos para mí. Siempre dije que el actual Presidente no representaba el pensamiento de los partidos que lo llevaron al poder. Ahora esto se está confirmando palmariamente. También se sabía que éste era un mandatario "encuestocrático" (término acuñado en este blog hace más de un año y que he visto reproducido en otros ámbitos del análisis político). Las encuestas dicen que la mayoría quiere aumento de impuestos y término del binominal, lo cual, por supuesto, no significa que eso sea bueno para el país. Probablemente significa todo lo contrario. Pero, si lo dicen las encuestas, lo dice el Presidente.
En fin, la única sorpresa la constituyen el entusiasmo, la energía y la decisión (tres sinónimos) con que el nuevo líder de la oposición se ha puesto a la cabeza de ella.
martes, 10 de enero de 2012
¿Qué Piensan los Chilenos?
Algunos discutirán la idea de que los chilenos, como colectivo, realmente "piensen". Pues es probable que no lo hagan, sino que siempre opinen lo que más oyen decir. En ese sentido, para influir sobre ellos lo mejor debe ser estar siempre en todos los medios. Cuando lo hacen más los de una tendencia que los de otra, entonces se forma una corriente de opinión dominante. En Chile la Concertación gestó una corriente de opinión dominante, en particular tratándose del tema de la historia reciente (últimos 40 años) del país. Prácticamente nadie se le opuso y por eso los chilenos piensan al respecto algunas aberraciones, como, por ejemplo, que los juicios inicuos y contra todo derecho de que se ha hecho víctimas a los uniformados están bien. Ha sido tan incontrarrestable el veredicto público a ese respecto que muchos partidarios de la Alianza piensan de eso lo mismo que la Concertación.
En otras materias, lo que piensan los chilenos se debe a razones "del corazón". Por ejemplo, en cuanto a preferencias por personalidades públicas, ¿qué explica el sostenido 82 % de apoyo a Michelle Bachelet y el 66 % a Laurence Golborne, ambos con el menor porcentaje de rechazo y muy lejos del siguiente (Andrés Velasco, 47 %)? Simplemente sentimientos de simpatía. Si usted le cae bien a la gente porque sí, está listo. Si usted se esfuerza por caerle bien y no tiene "porque sí", puede ser contraproducente. Sebastián Piñera lo hace visiblemente y, sin embargo, está en el 19° lugar de las preferencias y suscita el mayor porcentaje de rechazo de todos los personajes sometidos a evaluación, junto con Camilo Escalona (41 %). Si uno no "lo" tiene, no saca nada con tratar de conseguirlo.
En algunas materias es imposible saber qué quiere la gente. Por ejemplo, todas las encuestas coinciden en que el nivel de aprobación de la Concertación es menor que el de la Coalición por el Cambio. En la última encuesta CEP ésta obtiene un 20 % y aquélla un 16 %. Eso lo muestran todas las encuestas. ¡Gana la Coalición por el Cambio! ¡Cuidado! Cambie la pregunta: el mismo sondeo CEP preguntó: "De las siguientes tendencias políticas, ¿con cuál se identifica o simpatiza más?". La respuesta es que el 20 % se pronuncia por la Concertación y el 13 % por la Coalición por el cambio. ¡Ganan ellos! El único consuelo, para quienes estamos más cerca de ésta (es decir, somos opositores al V Gobierno de la Concertación) es que el comunismo, o sea el Pacto Juntos Podemos, que es el que dicta la agenda pública en Chile, sólo tiene un 4 % de adhesión y viene bajando desde hace un año y medio, cuando obtenía el 7 %. Es decir, los comunistas son el grupo más importante, pues fija los temas a los que se van a dedicar la Concertación y el Gobierno, pero es cada vez más impopular. ¿Cómo se explica eso? Yo creo que porque los comunistas nos hacen pensar como ellos quieren ("nos" se refiere a la mayoría, no a mí, por supuesto), pero los métodos que utilizan son repudiados por esa misma mayoría.
Ahora, hay otras materias más intrigantes. ¿Cómo puede ser que dos sondeos hechos a nivel nacional den resultados tan distintos? El de CEP dice que el apoyo a Sebastián Piñera es de 23 %; el de Adimark Gfk dice que es de 34 por ciento. ¿Cómo se explica tamaña diferencia? No se explica. Lo único en común de ambos sondeos es que muestran una caída respecto al anterior del respectivo ente encuestador. Pero en eso irrumpe CERC, que también hace sondeos periódicos, y afirma que Sebastián Piñera ha subido 11puntos con respecto a su sondeo anterior, a 34 %. ¿Cómo puede ser eso? Estamos hablando de firmas serias, cuyos resultados anteriores al menos coincidían en las tendencias, y aquí resulta que uno contradice la tendencia de los otros dos y arroja un quiebre abrupto de la misma en favor del Presidente.
¿Qué piensan los chilenos, entonces? La respuesta mía es que distinto a mí, pero qué es precisamente eso, es muy difícil de dilucidar.
En otras materias, lo que piensan los chilenos se debe a razones "del corazón". Por ejemplo, en cuanto a preferencias por personalidades públicas, ¿qué explica el sostenido 82 % de apoyo a Michelle Bachelet y el 66 % a Laurence Golborne, ambos con el menor porcentaje de rechazo y muy lejos del siguiente (Andrés Velasco, 47 %)? Simplemente sentimientos de simpatía. Si usted le cae bien a la gente porque sí, está listo. Si usted se esfuerza por caerle bien y no tiene "porque sí", puede ser contraproducente. Sebastián Piñera lo hace visiblemente y, sin embargo, está en el 19° lugar de las preferencias y suscita el mayor porcentaje de rechazo de todos los personajes sometidos a evaluación, junto con Camilo Escalona (41 %). Si uno no "lo" tiene, no saca nada con tratar de conseguirlo.
En algunas materias es imposible saber qué quiere la gente. Por ejemplo, todas las encuestas coinciden en que el nivel de aprobación de la Concertación es menor que el de la Coalición por el Cambio. En la última encuesta CEP ésta obtiene un 20 % y aquélla un 16 %. Eso lo muestran todas las encuestas. ¡Gana la Coalición por el Cambio! ¡Cuidado! Cambie la pregunta: el mismo sondeo CEP preguntó: "De las siguientes tendencias políticas, ¿con cuál se identifica o simpatiza más?". La respuesta es que el 20 % se pronuncia por la Concertación y el 13 % por la Coalición por el cambio. ¡Ganan ellos! El único consuelo, para quienes estamos más cerca de ésta (es decir, somos opositores al V Gobierno de la Concertación) es que el comunismo, o sea el Pacto Juntos Podemos, que es el que dicta la agenda pública en Chile, sólo tiene un 4 % de adhesión y viene bajando desde hace un año y medio, cuando obtenía el 7 %. Es decir, los comunistas son el grupo más importante, pues fija los temas a los que se van a dedicar la Concertación y el Gobierno, pero es cada vez más impopular. ¿Cómo se explica eso? Yo creo que porque los comunistas nos hacen pensar como ellos quieren ("nos" se refiere a la mayoría, no a mí, por supuesto), pero los métodos que utilizan son repudiados por esa misma mayoría.
Ahora, hay otras materias más intrigantes. ¿Cómo puede ser que dos sondeos hechos a nivel nacional den resultados tan distintos? El de CEP dice que el apoyo a Sebastián Piñera es de 23 %; el de Adimark Gfk dice que es de 34 por ciento. ¿Cómo se explica tamaña diferencia? No se explica. Lo único en común de ambos sondeos es que muestran una caída respecto al anterior del respectivo ente encuestador. Pero en eso irrumpe CERC, que también hace sondeos periódicos, y afirma que Sebastián Piñera ha subido 11puntos con respecto a su sondeo anterior, a 34 %. ¿Cómo puede ser eso? Estamos hablando de firmas serias, cuyos resultados anteriores al menos coincidían en las tendencias, y aquí resulta que uno contradice la tendencia de los otros dos y arroja un quiebre abrupto de la misma en favor del Presidente.
¿Qué piensan los chilenos, entonces? La respuesta mía es que distinto a mí, pero qué es precisamente eso, es muy difícil de dilucidar.
domingo, 8 de enero de 2012
Las Cosas Que Escribo
Me gusta escribir este blog porque las cosas que escribo a veces importan. E importan porque las leen personas importantes. Pues esas personas asimilan las cosas que leen. Cuando son leseras, luego las olvidan, pero cuando no lo son, las adoptan y promueven.
Cuando yo era columnista de "El Mercurio", que lo fui hasta hace tres años, descubrí algo que nadie había notado o, por lo menos, nadie había dicho públicamente: que entre los más pobres de los pobres, según la encuesta CASEN, el desempleo era cercano al 50 por ciento, es decir, uno de cada dos de esos pobres estaba cesante. Entretanto, entre los más ricos de los ricos TODOS tenían empleo, pues su tasa de desocupación era dos por ciento, que indica más que pleno empleo. Y yo sostuve y sostengo que ésa es la razón básica de la desigualdad en el ingreso. Y lo he reiterado en múltiples oportunidades en este blog.
¿Y por qué existe tanta desigualdad en el empleo, que es la causa básica de la gran desigualdad en el ingreso? Por la legislación socialista que encarece la contratación de personas pobres y las deja cesantes.
Eso que yo decía hace un lustro o más y he seguido repitiendo lo dicen hoy las personas más autorizadas de nuestro medio en estos temas. Lo dice el ex ministro y candidato presidencial Andrés Velasco en su reciente libro, en que pone énfasis en la creación de empleo para combatir la desigualdad. Lo dice hoy en "El Mercurio" el ex ministro Hernán Büchi, que precisamente cita a Andrés Velasco como alguien que comparte la misma idea.
Y Büchi dice hoy otra cosa muy importante: que en Chile la ola política la ha creado el Partido Comunista y que los líderes de todos los demás sectores, léase bien, TODOS los demás sectores, están dedicados a "surfer" esa ola.
¿Cuántas veces no han leído los lectores de este blog, en él, la afirmación de que la agenda política en Chile la fija el Partido Comunista? Decenas de veces. Y hoy las únicas figuras públicas que se atreven a decir estas cosas son Hernán Büchi y el senador Jovino Novoa, que también aparece frecuentemente defendiendo los mismos principios.
Hace un par de días escribí, citando al Presidente de la República, a quien ví y oí en la TV expresar lo siguiente, tras reunirse con el ex Presidente Eduardo Frei: "Haremos una reforma tributaria para recaudar más fondos con el fin de financiar una mejor educación". Me puedo equivocar en algún término, pero eso es lo que dijo. Pues bien, busqué la cita en los diarios al día siguiente y no apareció. ¿Por qué no apareció? Porque es "surfear la ola comunista" trepándose a ella. Quien dijo eso es un gobernante "encuestocrático" que habla y se mueve en función del próximo sondeo, porque las mismas encuestas señalan que una mayoría de la gente opina que hay que subir los impuestos para tener mejor educación estatal. Y en eso consiste precisamente la ola creada por el Partido Comunista: quitarles recursos a los particulares para dárselos al Estado, porque el Estado es lo que manejan ellos.
En su entrevista a "El Mercurio" de hoy, Hernán Büchi ha puesto el dedo en otra llaga, aparte de la anterior: ha señalado la improcedencia de concentrarse en reemplazar el sistema binominal por uno proporcional, también tratando de "surfear la ola" creada por el Partido Comunista. Que la ha creado porque cuenta con pocos votos y sólo puede aspirar a tener parlamentarios si hay un sistema que se los dé a los partidos con pocos votos, que es el proporcional. Por ahora sólo tienen tres diputados gracias a los kerenskis chilenos, los DC, que toda su vida han puesto la alfombra para que por ella transite el comunismo al poder, en este caso, al Poder Legislativo.
Las cosas que escribo tienen por objeto poner en el ámbito público ciertas ideas, para que personas importantes las asimilen, si las consideran dignas de asimilarse.
Nada más que por eso escribo. Y por eso lo seguiré haciendo.
Cuando yo era columnista de "El Mercurio", que lo fui hasta hace tres años, descubrí algo que nadie había notado o, por lo menos, nadie había dicho públicamente: que entre los más pobres de los pobres, según la encuesta CASEN, el desempleo era cercano al 50 por ciento, es decir, uno de cada dos de esos pobres estaba cesante. Entretanto, entre los más ricos de los ricos TODOS tenían empleo, pues su tasa de desocupación era dos por ciento, que indica más que pleno empleo. Y yo sostuve y sostengo que ésa es la razón básica de la desigualdad en el ingreso. Y lo he reiterado en múltiples oportunidades en este blog.
¿Y por qué existe tanta desigualdad en el empleo, que es la causa básica de la gran desigualdad en el ingreso? Por la legislación socialista que encarece la contratación de personas pobres y las deja cesantes.
Eso que yo decía hace un lustro o más y he seguido repitiendo lo dicen hoy las personas más autorizadas de nuestro medio en estos temas. Lo dice el ex ministro y candidato presidencial Andrés Velasco en su reciente libro, en que pone énfasis en la creación de empleo para combatir la desigualdad. Lo dice hoy en "El Mercurio" el ex ministro Hernán Büchi, que precisamente cita a Andrés Velasco como alguien que comparte la misma idea.
Y Büchi dice hoy otra cosa muy importante: que en Chile la ola política la ha creado el Partido Comunista y que los líderes de todos los demás sectores, léase bien, TODOS los demás sectores, están dedicados a "surfer" esa ola.
¿Cuántas veces no han leído los lectores de este blog, en él, la afirmación de que la agenda política en Chile la fija el Partido Comunista? Decenas de veces. Y hoy las únicas figuras públicas que se atreven a decir estas cosas son Hernán Büchi y el senador Jovino Novoa, que también aparece frecuentemente defendiendo los mismos principios.
Hace un par de días escribí, citando al Presidente de la República, a quien ví y oí en la TV expresar lo siguiente, tras reunirse con el ex Presidente Eduardo Frei: "Haremos una reforma tributaria para recaudar más fondos con el fin de financiar una mejor educación". Me puedo equivocar en algún término, pero eso es lo que dijo. Pues bien, busqué la cita en los diarios al día siguiente y no apareció. ¿Por qué no apareció? Porque es "surfear la ola comunista" trepándose a ella. Quien dijo eso es un gobernante "encuestocrático" que habla y se mueve en función del próximo sondeo, porque las mismas encuestas señalan que una mayoría de la gente opina que hay que subir los impuestos para tener mejor educación estatal. Y en eso consiste precisamente la ola creada por el Partido Comunista: quitarles recursos a los particulares para dárselos al Estado, porque el Estado es lo que manejan ellos.
En su entrevista a "El Mercurio" de hoy, Hernán Büchi ha puesto el dedo en otra llaga, aparte de la anterior: ha señalado la improcedencia de concentrarse en reemplazar el sistema binominal por uno proporcional, también tratando de "surfear la ola" creada por el Partido Comunista. Que la ha creado porque cuenta con pocos votos y sólo puede aspirar a tener parlamentarios si hay un sistema que se los dé a los partidos con pocos votos, que es el proporcional. Por ahora sólo tienen tres diputados gracias a los kerenskis chilenos, los DC, que toda su vida han puesto la alfombra para que por ella transite el comunismo al poder, en este caso, al Poder Legislativo.
Las cosas que escribo tienen por objeto poner en el ámbito público ciertas ideas, para que personas importantes las asimilen, si las consideran dignas de asimilarse.
Nada más que por eso escribo. Y por eso lo seguiré haciendo.
La Fiesta de los Abrazos... de Fuego
Vi en la televisión la Fiesta de los Abrazos, efeméride anual comunista. En este caso, abrazos de fuego, porque sus encapuchados han aprovechado la onda ígnea y han incendiado la Araucanía, cosa que ya habían venido haciendo algunos mapuches que tienen reclutados en esos entes comunistas por antonomasia llamados "coordinadoras".
Recientemente se ha publicado un libro de Julio Bazán, un dirigente gremial muy interiorizado en el tema, publicado por Editorial Maye: "¿Es Mapuche el Conflicto?". Allí se prueba metódicamente que no es mapuche, sino obra del extremismo político y de la izquierda indigenista internacional. Los mapuches no son comunistas. Por algo en su región ganó el "Sí" en el plebisctio de 1988. Fue la única. El conflicto no es de esa etnia, sino artificialmente introducido por los comunistas y alimentado por los kerenskis chilenos, que dictaron durante la admnistración Aylwin toda una legislación para agudizar el conflicto, como lo es la que regala tierras a quienes se las tomen. ¿Y qué ha sucedido? Que cada vez se toman más tierras. Y en ese sentido, como en otros, lamentablemente este gobierno ha observado una política continuista y ha seguido haciendo lo mismo.
La región está asolada por la violencia y la producción agropecuaria y forestal en ella está en decadencia. La principal empresa regional es Forestal Mininco, la cual se ha convertido precisamente en el blanco preferido de los incendios de maquinaria, construcciones, vehículos y bosques. ¿Quiénes creen ustedes que encendieron los ochenta y tres focos desde los cuales partió el fuego que costó la vida a siete brigadistas en tierras de Forestal Mininco?. ¡Los encapuchados de siempre! Los mismos que asolaron las ciudades cada vez que los cabecillas comunistas, Camila Vallejo y Jaime Gajardo, convocaron gente a las calles ofreciéndole educación gratis.
Los encapuchados están permanentemente listos para actuar. Son siempre los mismos: MIR, FPMR, Lautaro, okupas que ponen bombas. Días atrás se produjo un conflicto porque la empresa Reconsa quiso cerrar su propiedad de las dunas de Concón. Hubo gente que reclamó, porque en Chile somos mandados a hacer para apropiarnos de lo ajeno. Protestas porque un propietario quiere cerrar su propiedad e impedir que todos entren en ella como Pedro por su casa. ¿Y qué sucedió? Que una noche incendiaron el cierre completo, kilómetro y medio de postes y rejas recién instalados, calcinados. Pregúntense ustedes quién lo hizo. Porque nadie sabe quién lo hizo. No lo hicieron los vecinos de Con Con, por supuesto. Pero yo sé quién, por mero sentido común: eran encapuchados. Actúan como comandos del fuego y la destrucción dondequiera se presente un conclicto.
Entonces en la fiesta de los abrazos estaban, naturalmente, los diputados comunistas elegidos con el apoyo infaltable de los kerenskis chilenos, pero también estaba Osvaldo Andrade, presidente del PS. Porque han sido siempre los mismos. ¿Estaba Michelle Bachelet? No, no estaba, pero mandó una carta, porque podría haber estado. Y su madre, Ángela Jeria, sí estaba. Pregúntense ustedes a qué conglomerado pertenecía Michelle Bachelet para las elecciones de 1989, cuando terminaba la transición y se restablecía la plena democracia. ¡Pertenecía al PAIS, el conglimerado comunista, y no a la Concertación! Ahí está el alma de Michelle Bachelet. Pero luego fue Presidenta y todos sabemos que "otra cosa es con guitarra". Sin embargo, ella podría haber ido a la fiesta de los abrazos y a jugar un poco con fuego. Es lo que le nace. Y, en caso de... lo que le va a nacer.
¿Y qué va a suceder ahora? Estamos en Chile, de modo que ya lo sabemos. Los encapuchados y sus mentores intelectuales, tras haber incendiado todo, pasaránn a ser acusadores, si es que no "víctimas". Sus acusadas son la CONAF, que trató de apagar los incendios que ellos provocaron, y Forestal Mininco, que también trató de apagarlos subcontratando a otra empresa, y que fue la gran perjudicada con ellos. Pero la extrema izquierda las está acusando de la muerte de los brigadistas por no haberlos preparado bien. Y ahí está Girardi acusando. Otro "compañero de ruta" que siempre aparece cuando hay revolución... y cámaras.
¿No les suena conocido esto de que quienes provocan el incendio resultan después los acusadores y las víctimas, y terminan siendo indemnizados, mientras quienes apagaron el fuego son condenados?
Recientemente se ha publicado un libro de Julio Bazán, un dirigente gremial muy interiorizado en el tema, publicado por Editorial Maye: "¿Es Mapuche el Conflicto?". Allí se prueba metódicamente que no es mapuche, sino obra del extremismo político y de la izquierda indigenista internacional. Los mapuches no son comunistas. Por algo en su región ganó el "Sí" en el plebisctio de 1988. Fue la única. El conflicto no es de esa etnia, sino artificialmente introducido por los comunistas y alimentado por los kerenskis chilenos, que dictaron durante la admnistración Aylwin toda una legislación para agudizar el conflicto, como lo es la que regala tierras a quienes se las tomen. ¿Y qué ha sucedido? Que cada vez se toman más tierras. Y en ese sentido, como en otros, lamentablemente este gobierno ha observado una política continuista y ha seguido haciendo lo mismo.
La región está asolada por la violencia y la producción agropecuaria y forestal en ella está en decadencia. La principal empresa regional es Forestal Mininco, la cual se ha convertido precisamente en el blanco preferido de los incendios de maquinaria, construcciones, vehículos y bosques. ¿Quiénes creen ustedes que encendieron los ochenta y tres focos desde los cuales partió el fuego que costó la vida a siete brigadistas en tierras de Forestal Mininco?. ¡Los encapuchados de siempre! Los mismos que asolaron las ciudades cada vez que los cabecillas comunistas, Camila Vallejo y Jaime Gajardo, convocaron gente a las calles ofreciéndole educación gratis.
Los encapuchados están permanentemente listos para actuar. Son siempre los mismos: MIR, FPMR, Lautaro, okupas que ponen bombas. Días atrás se produjo un conflicto porque la empresa Reconsa quiso cerrar su propiedad de las dunas de Concón. Hubo gente que reclamó, porque en Chile somos mandados a hacer para apropiarnos de lo ajeno. Protestas porque un propietario quiere cerrar su propiedad e impedir que todos entren en ella como Pedro por su casa. ¿Y qué sucedió? Que una noche incendiaron el cierre completo, kilómetro y medio de postes y rejas recién instalados, calcinados. Pregúntense ustedes quién lo hizo. Porque nadie sabe quién lo hizo. No lo hicieron los vecinos de Con Con, por supuesto. Pero yo sé quién, por mero sentido común: eran encapuchados. Actúan como comandos del fuego y la destrucción dondequiera se presente un conclicto.
Entonces en la fiesta de los abrazos estaban, naturalmente, los diputados comunistas elegidos con el apoyo infaltable de los kerenskis chilenos, pero también estaba Osvaldo Andrade, presidente del PS. Porque han sido siempre los mismos. ¿Estaba Michelle Bachelet? No, no estaba, pero mandó una carta, porque podría haber estado. Y su madre, Ángela Jeria, sí estaba. Pregúntense ustedes a qué conglomerado pertenecía Michelle Bachelet para las elecciones de 1989, cuando terminaba la transición y se restablecía la plena democracia. ¡Pertenecía al PAIS, el conglimerado comunista, y no a la Concertación! Ahí está el alma de Michelle Bachelet. Pero luego fue Presidenta y todos sabemos que "otra cosa es con guitarra". Sin embargo, ella podría haber ido a la fiesta de los abrazos y a jugar un poco con fuego. Es lo que le nace. Y, en caso de... lo que le va a nacer.
¿Y qué va a suceder ahora? Estamos en Chile, de modo que ya lo sabemos. Los encapuchados y sus mentores intelectuales, tras haber incendiado todo, pasaránn a ser acusadores, si es que no "víctimas". Sus acusadas son la CONAF, que trató de apagar los incendios que ellos provocaron, y Forestal Mininco, que también trató de apagarlos subcontratando a otra empresa, y que fue la gran perjudicada con ellos. Pero la extrema izquierda las está acusando de la muerte de los brigadistas por no haberlos preparado bien. Y ahí está Girardi acusando. Otro "compañero de ruta" que siempre aparece cuando hay revolución... y cámaras.
¿No les suena conocido esto de que quienes provocan el incendio resultan después los acusadores y las víctimas, y terminan siendo indemnizados, mientras quienes apagaron el fuego son condenados?
viernes, 6 de enero de 2012
Un Suave y Discreto Atentado Mirista
Todo en Chile está en manos de la izquierda, salvo la producción, porque la izquierda nunca ha servido para eso. El Colegio de Periodistas también lo está, por supuesto. Yo pertenezco a él hace 45 años. En 1966 me dio el título de Periodista, pues no estudié esa carrera, que, por lo demás, en ese tiempo no se impartía en la universidad.
Mi única relación actual con el Colegio deriva de que le pago puntualmente mis cuotas anuales. Yo creía vagamente, por otra parte, que él protegía mi libertad de expresión. Además, reconozco que me interesa un carnet que me entrega, escrito en inglés y castellano, y donde dice que se me debe dar facilidades en todas partes. Nunca lo he mostrado, pero pienso que si me pasan un parte el carabinero se puede impresionar y dejarme seguir. Pues una vez le oí a un Director del benemérito Cuerpo que al gremio al cual ellos más temían era al de los periodistas.
Bueno, ahora ya no creo que el Colegio protege mi libertad de opinión. Peor aún, hoy por hoy me la está coartando. Pues el otro día, junto con avisarme que debía pagar mi cuota anual, cosa que hice, me mandó una notificación de su presidente diciéndome que había abierto un sumario en mi contra por faltar a la ética periodística. Me comunicó que se había designado un fiscal para investigar una denuncia de un ex jefe del MIR, llamado Eric Zott, que reside en Austria. Fui citado a las 13.30 horas del miércoles pasado a una audiencia con el fiscal designado para sumariarme. Como en el mail de notificación "no se abrió" la supuestamente adjunta carta-denuncia del ex jefe del MIR, no supe de qué se trataba, aunque lo supuse e hice un dossier de las cosas que he escrito y dicho sobre Zott, que son una sola: cité parcialmente su careo informal con el brigadier (r) Miguel Krassnoff ante la ministra Gloria Olivares, en 1992, según la versión del oficial, contenida en el libro de la historiadora Gisela Silva Encina, "Prisionero por Servir a Chile", que yo presenté.
Según se lee en éste, en dicho careo Zott expresó que los interrogatorios de Krassnoff a miristas habían sido muy eficaces para desmantelar al MIR y que no había oído denunciar torturas por parte de aquel.
Zott sostiene hoy que no dijo nada de eso, si bien reconoce que el careo informal entre ambos existió y que varios temas citados por el libro de Krassnoff en su recuento de la entrevista sí se tocaron, como los relativos a la familia cosaca del oficial y a su nacimiento y radicación en Chile.
Cuando presenté la cuarta edición del libro, cité la parte del mismo que refiere el testimonio de Zott. Después reproduje en este blog ese discurso, que, a su turno, fue recogido por el diario digital "El Mostrador", sin que yo lo hubiera solicitado.
Por supuesto, yo agradezco que un mirista se limite a denunciarme al Colegio de Periodistas, pues a otras personas con las cuales los miristas se enojan les han sucedido cosas peores. Pero no comprendo que ese Colegio acepte abrir un sumario en mi contra, siendo que en la breve carta en que Zott así lo solicita no expone un solo antecedente sobre alguna falta mía a la ética, fuera de decir que es falso que él haya declarado lo que aparece manifestando en el libro de Gisela Silva.
El fiscal del sumario en mi contra, además de citarme a las 13.30 de un día de 36 grados a la sombra, en un edificio cuyo ascensor tiene un letrero que dice: "máximo tres personas" y frente al cual había una decena esperando, de modo que debí subir cinco pisos a pie, me manifestó que yo "debería haber chequeado la información que había dado". En realidad, yo la obtuve del libro que comentaba y he vuelto a chequear que está ahí.
Si es una falta a la ética periodística citar un párrafo de un libro al presentarlo, quiere decir que la actividad de presentador se ha vuelto muy riesgosa.
El periodista-fiscal del sumario del mirista en mi contra me dijo que mi caso pasaría a manos del Tribunal de Ética y que eso sería todo, de modo que alcancé a llegar a almorzar a la casa de mi suegra, aunque bastante atrasado, como lo hago todos los miércoles desde hace< muchos años. Eso indudablemente atenuó la gravedad del atentado extremista en mi contra.
De lo cual me doy por contento, porque en un país donde la izquierda lo maneja todo (salvo la producción, porque no es buena para eso) ésta es la forma más suave de atentado que alguien puede sufrir de manos de un sector especializado en cometerlos con mucho peores consecuencias.
Tema aparte es si vale la pena pertenecer a un Colegio Profesional que, en lugar de defender la libertad de opinión de sus asociados, se presta para acoger sumarios sin fundamento en contra de ellos y dirigidos a coartar la primera y hostilizar a los segundos.
Mi única relación actual con el Colegio deriva de que le pago puntualmente mis cuotas anuales. Yo creía vagamente, por otra parte, que él protegía mi libertad de expresión. Además, reconozco que me interesa un carnet que me entrega, escrito en inglés y castellano, y donde dice que se me debe dar facilidades en todas partes. Nunca lo he mostrado, pero pienso que si me pasan un parte el carabinero se puede impresionar y dejarme seguir. Pues una vez le oí a un Director del benemérito Cuerpo que al gremio al cual ellos más temían era al de los periodistas.
Bueno, ahora ya no creo que el Colegio protege mi libertad de opinión. Peor aún, hoy por hoy me la está coartando. Pues el otro día, junto con avisarme que debía pagar mi cuota anual, cosa que hice, me mandó una notificación de su presidente diciéndome que había abierto un sumario en mi contra por faltar a la ética periodística. Me comunicó que se había designado un fiscal para investigar una denuncia de un ex jefe del MIR, llamado Eric Zott, que reside en Austria. Fui citado a las 13.30 horas del miércoles pasado a una audiencia con el fiscal designado para sumariarme. Como en el mail de notificación "no se abrió" la supuestamente adjunta carta-denuncia del ex jefe del MIR, no supe de qué se trataba, aunque lo supuse e hice un dossier de las cosas que he escrito y dicho sobre Zott, que son una sola: cité parcialmente su careo informal con el brigadier (r) Miguel Krassnoff ante la ministra Gloria Olivares, en 1992, según la versión del oficial, contenida en el libro de la historiadora Gisela Silva Encina, "Prisionero por Servir a Chile", que yo presenté.
Según se lee en éste, en dicho careo Zott expresó que los interrogatorios de Krassnoff a miristas habían sido muy eficaces para desmantelar al MIR y que no había oído denunciar torturas por parte de aquel.
Zott sostiene hoy que no dijo nada de eso, si bien reconoce que el careo informal entre ambos existió y que varios temas citados por el libro de Krassnoff en su recuento de la entrevista sí se tocaron, como los relativos a la familia cosaca del oficial y a su nacimiento y radicación en Chile.
Cuando presenté la cuarta edición del libro, cité la parte del mismo que refiere el testimonio de Zott. Después reproduje en este blog ese discurso, que, a su turno, fue recogido por el diario digital "El Mostrador", sin que yo lo hubiera solicitado.
Por supuesto, yo agradezco que un mirista se limite a denunciarme al Colegio de Periodistas, pues a otras personas con las cuales los miristas se enojan les han sucedido cosas peores. Pero no comprendo que ese Colegio acepte abrir un sumario en mi contra, siendo que en la breve carta en que Zott así lo solicita no expone un solo antecedente sobre alguna falta mía a la ética, fuera de decir que es falso que él haya declarado lo que aparece manifestando en el libro de Gisela Silva.
El fiscal del sumario en mi contra, además de citarme a las 13.30 de un día de 36 grados a la sombra, en un edificio cuyo ascensor tiene un letrero que dice: "máximo tres personas" y frente al cual había una decena esperando, de modo que debí subir cinco pisos a pie, me manifestó que yo "debería haber chequeado la información que había dado". En realidad, yo la obtuve del libro que comentaba y he vuelto a chequear que está ahí.
Si es una falta a la ética periodística citar un párrafo de un libro al presentarlo, quiere decir que la actividad de presentador se ha vuelto muy riesgosa.
El periodista-fiscal del sumario del mirista en mi contra me dijo que mi caso pasaría a manos del Tribunal de Ética y que eso sería todo, de modo que alcancé a llegar a almorzar a la casa de mi suegra, aunque bastante atrasado, como lo hago todos los miércoles desde hace< muchos años. Eso indudablemente atenuó la gravedad del atentado extremista en mi contra.
De lo cual me doy por contento, porque en un país donde la izquierda lo maneja todo (salvo la producción, porque no es buena para eso) ésta es la forma más suave de atentado que alguien puede sufrir de manos de un sector especializado en cometerlos con mucho peores consecuencias.
Tema aparte es si vale la pena pertenecer a un Colegio Profesional que, en lugar de defender la libertad de opinión de sus asociados, se presta para acoger sumarios sin fundamento en contra de ellos y dirigidos a coartar la primera y hostilizar a los segundos.
jueves, 5 de enero de 2012
Y la Revolución Sigue Su Curso
Hace ya meses que le advertí a este V Presidente de la Concertación y IV Presidente DC que había una revolución comunista en curso en contra suya, liderada por dirigentes del partido rojo que movilizaban masas de la manera en que esto debe hacerse (ofreciéndoles cosas gratis), lo que daba ocasión a su brazo armado (encapuchados) para alterar el orden y crear un clima de ingobernabilidad. Pues el paso lógico siguiente a la ingobernabilidad es el cambio de gobierno.
Bueno, ahora la revolución se extiende hacia el sur y se intensifica. Cincuenta y dos focos de incendio simultáneos ya han costado la vida a seis brigadistas que intentaban apagarlos. Días atrás fue incendiado un helicóptero destinado a combatir el fuego.
El ex senador Francisco Prat denunciaba anteayer las quemas de casas patronales en los fundos de la Araucanía. Continuaban los incendios de camiones y maquinaria de empresas forestales. Hoy en Santiago los encapuchados quemaron un bus del Transantiago y la moto de una carabinera, que estuvo a punto de resultar ella misma víctima de las llamas. Los autores fueron sorprendidos in fraganti y apresados, pero puedo asegurar que mañana estarán libres y en pocos días más lanzarán de nuevo cocteles molotov.
El ministro del Interior ha viajado al sur y ha dicho algo insólito (en él): que va a aplicar la ley a los terroristas. ¡Porque este gobierno había renunciado a hacerlo con la Ley Antiterrorista, dictada precisamente para combatir hechos como los que están ocurriendo! Bueno, seis muertos después el régimen ha recapacitado. Y supongo que también habrá reconsiderado su decisión de no lanzarles bombas lacrimógenas a quienes alteren el orden en el sur.
Entretanto, acá nuestro sector registra nuevas deserciones. Ayer comenté la del diputado RN Cristián Monckeberg, furioso porque en los programas educacionales se dejará de describir como "dictadura" al Gobierno Militar. Hoy cerró filas junto a él la senadora RN Lily Pérez: "Fue una dictadura", dijo, haciendo coro con la Concertación y el historiador marxista Gabriel Salazar.
El que también, podría considerarse, se pasó hoy para el otro lado, si no hubiera sido porque nunca lo abandonó del todo, es el Presidente de la República, que tras reunirse con el ex Presidente Frei, declaró (lo acabo de ver y oír en la TV): "Haremos una reforma tributaria para allegar más recursos para financiar una reforma educacional".
Yo había confiado en que estas entrevistas con los ex Presidentes de la Concertación tenían propósitos publicitarios y buscaban alimentar la sed de protagonismo de S. E. ¡No! ¡Me equivoqué una vez más! ¡Era para hacer lo que ellos, los ex Presidentes, dicen!
Entretanto el mirista Hugo Marchant Moya, autor del asesinato del Intendente Carol Urzúa y dos de sus acompañantes y de múltiples atentados con explosivos (en uno de los cuales murió un niño), mirista oportunamente indultado por Patricio Aylwin, que le conmutó la pena por extrañamiento en Europa con trabajo garantizado, ha sido readmitido "por razones humanitarias" por un juez de izquierda y declara que "la lucha continúa" (lo estamos viendo). Hasta fue agasajado en el Congreso Nacional, donde una sola voz se ha levantado en protesta, la de una nujer, la diputada María Angélica Cristi.
Dicho lo anterior, quedo a la espera de nuevas deserciones de "nuestro sector", nuevos atentados que son parte de la revolución en curso y nuevas manifestaciones presidenciales que fortalezcan el discurso y los propósitos de sus ¿adversarios?
Bueno, ahora la revolución se extiende hacia el sur y se intensifica. Cincuenta y dos focos de incendio simultáneos ya han costado la vida a seis brigadistas que intentaban apagarlos. Días atrás fue incendiado un helicóptero destinado a combatir el fuego.
El ex senador Francisco Prat denunciaba anteayer las quemas de casas patronales en los fundos de la Araucanía. Continuaban los incendios de camiones y maquinaria de empresas forestales. Hoy en Santiago los encapuchados quemaron un bus del Transantiago y la moto de una carabinera, que estuvo a punto de resultar ella misma víctima de las llamas. Los autores fueron sorprendidos in fraganti y apresados, pero puedo asegurar que mañana estarán libres y en pocos días más lanzarán de nuevo cocteles molotov.
El ministro del Interior ha viajado al sur y ha dicho algo insólito (en él): que va a aplicar la ley a los terroristas. ¡Porque este gobierno había renunciado a hacerlo con la Ley Antiterrorista, dictada precisamente para combatir hechos como los que están ocurriendo! Bueno, seis muertos después el régimen ha recapacitado. Y supongo que también habrá reconsiderado su decisión de no lanzarles bombas lacrimógenas a quienes alteren el orden en el sur.
Entretanto, acá nuestro sector registra nuevas deserciones. Ayer comenté la del diputado RN Cristián Monckeberg, furioso porque en los programas educacionales se dejará de describir como "dictadura" al Gobierno Militar. Hoy cerró filas junto a él la senadora RN Lily Pérez: "Fue una dictadura", dijo, haciendo coro con la Concertación y el historiador marxista Gabriel Salazar.
El que también, podría considerarse, se pasó hoy para el otro lado, si no hubiera sido porque nunca lo abandonó del todo, es el Presidente de la República, que tras reunirse con el ex Presidente Frei, declaró (lo acabo de ver y oír en la TV): "Haremos una reforma tributaria para allegar más recursos para financiar una reforma educacional".
Yo había confiado en que estas entrevistas con los ex Presidentes de la Concertación tenían propósitos publicitarios y buscaban alimentar la sed de protagonismo de S. E. ¡No! ¡Me equivoqué una vez más! ¡Era para hacer lo que ellos, los ex Presidentes, dicen!
Entretanto el mirista Hugo Marchant Moya, autor del asesinato del Intendente Carol Urzúa y dos de sus acompañantes y de múltiples atentados con explosivos (en uno de los cuales murió un niño), mirista oportunamente indultado por Patricio Aylwin, que le conmutó la pena por extrañamiento en Europa con trabajo garantizado, ha sido readmitido "por razones humanitarias" por un juez de izquierda y declara que "la lucha continúa" (lo estamos viendo). Hasta fue agasajado en el Congreso Nacional, donde una sola voz se ha levantado en protesta, la de una nujer, la diputada María Angélica Cristi.
Dicho lo anterior, quedo a la espera de nuevas deserciones de "nuestro sector", nuevos atentados que son parte de la revolución en curso y nuevas manifestaciones presidenciales que fortalezcan el discurso y los propósitos de sus ¿adversarios?
miércoles, 4 de enero de 2012
No Fue Dictadura, Por Supuesto
En carta a "El Mercurio" de ayer, el lector Nicolás Camino reprodujo una cita del libro "Chile Entre el Sí y el No", de las periodistas Florencia Varas y Mónica González, en que se reproduce una entrevista a Ricardo Lagos hecha antes del plebiscito de 1988, en la que él afirmaba: "Los dictadores no se van porque pierden una elección. Si así fuera, ya no serían dictadores, serían demócratas". Pinochet perdió el plebiscito de ese año y se fue en los términos contemplados para ese caso. Ergo, fue un demócrata. Ricardo I dixit.
Como en la historia hay coincidencias, el hallazgo de Nicolás Camino coincidió con la noticia de que el Consejo Nacional de Educación, órgano transversal, acogió el señalado edicto de Ricardo I y acordó que en las bases curriculares de los textos de historia ya no se dirá "dictadura militar", sino "régimen militar".
Hoy me sorprendió ver en el noticiero de TVN que las reacciones más vitriólicas contra ese cambio provenían del presidente del PS, Osvaldo Andrade, y del diputado de RN, Cristián Monckeberg. No pude menos que recordar la epifanía que este último experimentó hace un par de años, después de visitar el Museo de la Memoria marxista.
Pero ese cambio de lenguaje de los textos de enseñanza no sólo corresponde a la verdad histórica, sino que es el primer gesto real de reconciliación que se ha manifestado en Chile después de 1973, de parte de sectores de izquierda (al menos de los que integran el Consejo Nacional de Educación).
Veamos lo primero, la verdad histórica: el régimen militar nació de una convocatoria de la mayoría política representativa de la mayoría popular en la Cámara de Diputados, que convocó, por Acuerdo del 22 de agosto de 1973, a los militares a "poner término a la situación de hecho existente" en el país. Luego, no hubo imposición de una dictadura, sino delegación excepcional de facultades de los representantes del pueblo en el régimen militar, por razones de subsistencia de la paz y la independencia de la nación.
Y luego, en 1980, el pueblo votó un mandato de ocho años para el Presidente Augusto Pinochet, por amplia mayoría. De modo que durante este período, con mayor razón, tampoco hubo dictadura. Tan poco la hubo que al perder la votación plebiscitaria que le habría significado la continuidad en el poder, Pinochet, como demócrata (según Lagos) lo abandonó.
Y lo segundo: por una razón de urbanidad básica de la democracia, los entes políticos, llámense gobiernos, partidos o alianzas, tienen derecho a ser aludidos en los textos de enseñanza con el nombre que ellos mismos se han dado o que las disposiciones o normas generalmente aceptadas les atribuyen. No sería correcto, en esos textos escolares, designar al gobierno de Salvador Allende como "el régimen marxista-leninista" o "el gobierno totalitario", pese a que hay argumentos para sostener el fundamento real de esas denominaciones. Pues nadie medianamente informado duda, en su fuero interno, de que Allende pretendía instaurar un régimen al estilo soviético, como que él mismo denominaba a la URSS "nuestra hermana mayor". La mejor anécdota confirmatoria de su vocación totalitaria tuvo lugar cuando recibió a un periodista alemán, creyéndolo proveniente de la RDA comunista, pero siendo la realiedad que venía de la RFA occidental. Y cuando el periodista le habló de las próximas elecciones en Chile, Allende, festivamente irónico, le replicó: "No sea tan pesimista, camarada". Pues su aspiración genuina era la de que no hubiera otra elección presidencial en Chile, como no la había habido nunca bajo los socialismos reales que eran su paradighma de gobierno. El diario alemán occidental publicó festiva y alarmadamente la "gaffe", pero ella ha sido silenciada por la conspiración de los lavadores de cerebros, con la aquiescencia de los cerebros lavados.
Era tanto el apoyo político mayoritario que tenía en sus inicios el régimen militar, que el presidente del PDC, Patricio Aylwin, el 4 de enero de 1974 (cuando ya había caído casi el 60 % de todos los muertos que se registraron en sus 17 años, como resultado de la confrontación entre los uniformados y el ejército guerrillero marxista) le dirigió una carta a la Junta Militar "ofreciéndole cooperación y recomendándole no caer en el error de gobernar por un período demasiado corto". Esto se publicó en "La Tercera" de 4 de julio de 1999, página 6, y hasta la fecha no se ha sabido que don Patricio lo haya desmentido.
Entonces, "para verdades, el tiempo", y ahora el Consejo Nacional de Educación lo ha reconocido: hubo régimen militar y no dictadura, y está bien que así se les enseñe a nuestros niños desde sus primeros cursos de historia.
Como en la historia hay coincidencias, el hallazgo de Nicolás Camino coincidió con la noticia de que el Consejo Nacional de Educación, órgano transversal, acogió el señalado edicto de Ricardo I y acordó que en las bases curriculares de los textos de historia ya no se dirá "dictadura militar", sino "régimen militar".
Hoy me sorprendió ver en el noticiero de TVN que las reacciones más vitriólicas contra ese cambio provenían del presidente del PS, Osvaldo Andrade, y del diputado de RN, Cristián Monckeberg. No pude menos que recordar la epifanía que este último experimentó hace un par de años, después de visitar el Museo de la Memoria marxista.
Pero ese cambio de lenguaje de los textos de enseñanza no sólo corresponde a la verdad histórica, sino que es el primer gesto real de reconciliación que se ha manifestado en Chile después de 1973, de parte de sectores de izquierda (al menos de los que integran el Consejo Nacional de Educación).
Veamos lo primero, la verdad histórica: el régimen militar nació de una convocatoria de la mayoría política representativa de la mayoría popular en la Cámara de Diputados, que convocó, por Acuerdo del 22 de agosto de 1973, a los militares a "poner término a la situación de hecho existente" en el país. Luego, no hubo imposición de una dictadura, sino delegación excepcional de facultades de los representantes del pueblo en el régimen militar, por razones de subsistencia de la paz y la independencia de la nación.
Y luego, en 1980, el pueblo votó un mandato de ocho años para el Presidente Augusto Pinochet, por amplia mayoría. De modo que durante este período, con mayor razón, tampoco hubo dictadura. Tan poco la hubo que al perder la votación plebiscitaria que le habría significado la continuidad en el poder, Pinochet, como demócrata (según Lagos) lo abandonó.
Y lo segundo: por una razón de urbanidad básica de la democracia, los entes políticos, llámense gobiernos, partidos o alianzas, tienen derecho a ser aludidos en los textos de enseñanza con el nombre que ellos mismos se han dado o que las disposiciones o normas generalmente aceptadas les atribuyen. No sería correcto, en esos textos escolares, designar al gobierno de Salvador Allende como "el régimen marxista-leninista" o "el gobierno totalitario", pese a que hay argumentos para sostener el fundamento real de esas denominaciones. Pues nadie medianamente informado duda, en su fuero interno, de que Allende pretendía instaurar un régimen al estilo soviético, como que él mismo denominaba a la URSS "nuestra hermana mayor". La mejor anécdota confirmatoria de su vocación totalitaria tuvo lugar cuando recibió a un periodista alemán, creyéndolo proveniente de la RDA comunista, pero siendo la realiedad que venía de la RFA occidental. Y cuando el periodista le habló de las próximas elecciones en Chile, Allende, festivamente irónico, le replicó: "No sea tan pesimista, camarada". Pues su aspiración genuina era la de que no hubiera otra elección presidencial en Chile, como no la había habido nunca bajo los socialismos reales que eran su paradighma de gobierno. El diario alemán occidental publicó festiva y alarmadamente la "gaffe", pero ella ha sido silenciada por la conspiración de los lavadores de cerebros, con la aquiescencia de los cerebros lavados.
Era tanto el apoyo político mayoritario que tenía en sus inicios el régimen militar, que el presidente del PDC, Patricio Aylwin, el 4 de enero de 1974 (cuando ya había caído casi el 60 % de todos los muertos que se registraron en sus 17 años, como resultado de la confrontación entre los uniformados y el ejército guerrillero marxista) le dirigió una carta a la Junta Militar "ofreciéndole cooperación y recomendándole no caer en el error de gobernar por un período demasiado corto". Esto se publicó en "La Tercera" de 4 de julio de 1999, página 6, y hasta la fecha no se ha sabido que don Patricio lo haya desmentido.
Entonces, "para verdades, el tiempo", y ahora el Consejo Nacional de Educación lo ha reconocido: hubo régimen militar y no dictadura, y está bien que así se les enseñe a nuestros niños desde sus primeros cursos de historia.
martes, 3 de enero de 2012
Listos Para el Tiro en el Pie
Un empresario norteamericano que vivió muchos años en Chile, requerido para que describiera a Chile, dijo: "Es un país que, cuando está listo para despegar, se pega un tiro en el pie". Álvaro Bardón le puso plazo al diagnóstico y precisó que el país, cada cuarenta años, se pega ese tiro en el pie.
Yo esto lo he escrito muchas veces, y si bien aquí nadie me hace caso, muchos me imitan. Por eso los políticos hablan frecuentemente del "tiro en el pie". Porque todos me leen, si bien a escondidas. Y no lo confiesan.
Bueno, ahora estamos de nuevo listos, apuntándonos con el revólver al pie. Nos toca en el 2013, porque la última vez fue en 1973, si bien el 11 de septiembre de ese año nos sanaron de la herida y comenzamos a caminar, rengueando al principio, pero después corriendo a toda velocidad, hasta transformarnos en "la joya mas valiosa de la corona latinoamericana" (Bill Clinton, 1991, cuando don Patricio, con la colaboración de Sebastián Piñera en el Senado, comenzó a subir impuestos, a echar a perder la legislación laboral y a aumentar el tamaño del Estado, lo que ha reducido el crecimiento a la mitad; todo ello aparte de perseguir a los militares a los cuales había convocado en 1973 para salvar a Chile).
Y ahora estamos tan listos para el balazo, que Michelle Bachelet, que en la encuesta CEP aparece, lejos, como el personaje mejor evaluado por los chilenos (82 % de aprobación y 5 % de rechazo) tras entrevistarse con Sebastián Piñera (28 % de aprobación y 41 % de rechazo, el más alto de todos, junto a Camilo Escalona), prometió para cuando vuelva a la Presidencia: uno, reformas políticas para derogar el sistema binominal que le ha dado estabilidad al país y reemplazarlo por otro, "más equitativo y representativo", léase el proporcional que tuvimos hasta 1973 y condujo al desastre; dos, "mayor gratuidad en la educación", es decir, una embestida contra la libertad educacional que le permite a cualquiera abrir colegios y universidades (esto ahora último es relativo); y una tonificación del monstruo burocrático y con tendencias mnonopólicas que es el Ministerio de Educación; y, tres, "una reforma tributaria que permita allegar más recursos", es decir, aumentos de impuestos más allá de los que han consagrado sus cinco predecesores.
¿Cómo era el país que iba como avión durante diez años de alto crecimiento y era puesto como ejemplo ante todos los demás? Era un país donde se había liberalizado la educación (bastaba presentar los estatutos de una universidad para crearla), donde se había establecido un sistema electoral estable, con dos grandes tendencias políticas, evitando el caos del sistema proporcional de partidos chicos que negociaban sus votos y anarquizaban la legislación y la política; y donde un sistema tributario de impuestos bajos, especialmente a las empresas (diez por ciento), que posibilitaba el ahorro, la inversión y el crecimiento (siete por ciento promedio anual durnte diez años, nuestra década dorada).
Bueno, todo eso fue bastante echado a perder y lo sigue siendo, por los cinco gobiernos de la Concertación que hemos tenido después de 1990, pero ninguno se había resuelto a pegarnos el balazo en el pie. El caso es que ahora Michelle lo ha precisado claramente; en el sexto gobierno de la Concertación, ella lo hará.
¿Que puede evitarse, que Golborne tuvo 66 % de aprobación y 11 % de rechazo en la misma CEP, que la Carolina Schmidt tuvo 79 % de aprobación en la encuesta Adimark Gfk? Sí, pero 66 y 11 son peor que 82 y 5. Y Carolina Schmidt ni siquiera apareció en la evaluación de personajes públicos de la CEP.
No tengo una bola de cristal ni he sido favorecido con el don de la clarividencia, sino que me guío por las encuestas serias. Y éstas, hoy, me indican que Bachelet va a volver a gobernar; y lo que ella dice me indica que ahora va a hacer lo que realmente le nace y siempre le ha gustado, que es el socialismo.
Luego, al borde del despegue, otra vez nos vamos a pegar el tiro en el pie, como decía el empresario norteamericano. Y lo haremos justo a cuarenta años de la vez anterior, como decía Bardón.
Digan lo que quieran, pero ése es el futuro por delante que tenemos hoy.
Yo esto lo he escrito muchas veces, y si bien aquí nadie me hace caso, muchos me imitan. Por eso los políticos hablan frecuentemente del "tiro en el pie". Porque todos me leen, si bien a escondidas. Y no lo confiesan.
Bueno, ahora estamos de nuevo listos, apuntándonos con el revólver al pie. Nos toca en el 2013, porque la última vez fue en 1973, si bien el 11 de septiembre de ese año nos sanaron de la herida y comenzamos a caminar, rengueando al principio, pero después corriendo a toda velocidad, hasta transformarnos en "la joya mas valiosa de la corona latinoamericana" (Bill Clinton, 1991, cuando don Patricio, con la colaboración de Sebastián Piñera en el Senado, comenzó a subir impuestos, a echar a perder la legislación laboral y a aumentar el tamaño del Estado, lo que ha reducido el crecimiento a la mitad; todo ello aparte de perseguir a los militares a los cuales había convocado en 1973 para salvar a Chile).
Y ahora estamos tan listos para el balazo, que Michelle Bachelet, que en la encuesta CEP aparece, lejos, como el personaje mejor evaluado por los chilenos (82 % de aprobación y 5 % de rechazo) tras entrevistarse con Sebastián Piñera (28 % de aprobación y 41 % de rechazo, el más alto de todos, junto a Camilo Escalona), prometió para cuando vuelva a la Presidencia: uno, reformas políticas para derogar el sistema binominal que le ha dado estabilidad al país y reemplazarlo por otro, "más equitativo y representativo", léase el proporcional que tuvimos hasta 1973 y condujo al desastre; dos, "mayor gratuidad en la educación", es decir, una embestida contra la libertad educacional que le permite a cualquiera abrir colegios y universidades (esto ahora último es relativo); y una tonificación del monstruo burocrático y con tendencias mnonopólicas que es el Ministerio de Educación; y, tres, "una reforma tributaria que permita allegar más recursos", es decir, aumentos de impuestos más allá de los que han consagrado sus cinco predecesores.
¿Cómo era el país que iba como avión durante diez años de alto crecimiento y era puesto como ejemplo ante todos los demás? Era un país donde se había liberalizado la educación (bastaba presentar los estatutos de una universidad para crearla), donde se había establecido un sistema electoral estable, con dos grandes tendencias políticas, evitando el caos del sistema proporcional de partidos chicos que negociaban sus votos y anarquizaban la legislación y la política; y donde un sistema tributario de impuestos bajos, especialmente a las empresas (diez por ciento), que posibilitaba el ahorro, la inversión y el crecimiento (siete por ciento promedio anual durnte diez años, nuestra década dorada).
Bueno, todo eso fue bastante echado a perder y lo sigue siendo, por los cinco gobiernos de la Concertación que hemos tenido después de 1990, pero ninguno se había resuelto a pegarnos el balazo en el pie. El caso es que ahora Michelle lo ha precisado claramente; en el sexto gobierno de la Concertación, ella lo hará.
¿Que puede evitarse, que Golborne tuvo 66 % de aprobación y 11 % de rechazo en la misma CEP, que la Carolina Schmidt tuvo 79 % de aprobación en la encuesta Adimark Gfk? Sí, pero 66 y 11 son peor que 82 y 5. Y Carolina Schmidt ni siquiera apareció en la evaluación de personajes públicos de la CEP.
No tengo una bola de cristal ni he sido favorecido con el don de la clarividencia, sino que me guío por las encuestas serias. Y éstas, hoy, me indican que Bachelet va a volver a gobernar; y lo que ella dice me indica que ahora va a hacer lo que realmente le nace y siempre le ha gustado, que es el socialismo.
Luego, al borde del despegue, otra vez nos vamos a pegar el tiro en el pie, como decía el empresario norteamericano. Y lo haremos justo a cuarenta años de la vez anterior, como decía Bardón.
Digan lo que quieran, pero ése es el futuro por delante que tenemos hoy.
lunes, 2 de enero de 2012
Derecha e Izquierda; Derechos y Deberes
La distinción básica entre una persona de derecha y una de izquierda es que la primera siempre propicia que la gente tenga mayor libertad y la segunda casi siempre propone medidas para conculcarla o reducirla.
Por eso en el debate abierto a propósito del voto voluntario me ha sorprendido ver a personas de derecha, como Sergio Melnick y Cristóbal Orrego, defendiendo el voto obligatorio, siendo que el voto voluntario es un gran triunfo de las ideas de derecha, porque amplía el margen de autodeterminación de las personas y, por tanto, la esfera de sus libertades.
Las tendencias políticas tradicionalmente contrarias a la ampliación de éstas bregan por la obligatoriedad del sufragio. Y tal vez no sólo lo hacen porque está en la esencia de su pensamiento dirigista, sino por conveniencia electoral, pues temen que la gente más ignorante (que, suponen, mayoritariamente adhiere a la izquierda) no acuda a votar si no es obligada a ello. El pensamiento de derecha, que favorece el libre albedrío de las personas, es partidario por principio de que el sufragio sea voluntario, si bien cabría suponerle también un móvil electoral, derivado del mismo pronóstico que hace la izquierda sobre la conducta de las personas menos letradas.
Al respecto se ha abierto en las cartas a "El Mercurio" un debate bastante extenso, pero inconducente, pues bastaría leer el Diccionario de la Real Academia de la Lengua para restarle base. Pues todos parecen dar por hecho que el sufragio es a la vez un derecho y un deber. En tal predicamento, Álvaro Fischer defiende la voluntariedad del voto, mientras Ignacio Walker, Sergio Melnick y Cristóbal Orrego favorecen su obligatoriedad.
Pero derecho y deber son cosas antinómicas. Nada puede ser, a la vez, un derecho y un deber. Y si la antigua Constitución establecía el derecho a sufragio y luego consagraba su obligatoriedad, quiere decir que contenía una contradicción y estaba equivocada; y que afrotunadamente ha dejado de estarlo.
El ya citado Diccionario de la Real Academia de la Lengua define "deber" (en la acepción pertinente), como "aquello a lo que está obligado el hombre por los preceptos religiosos o por las leyes naturales o positivas". Y define "derecho" (en la acepción pertinente) como "la facultad de hacer o exigir todo aquello que la ley o la autoridad establece en nuestro favor o que el dueño de una cosa nos permite en ella". Y, en fin, define "facultad" como "poder para hacer alguna cosa". Obviamente, ese poder implica también la atribución de no hacerla.
Es decir, así como una pera no puede ser a la vez una manzana, un deber no puede al mismo tiempo ser un derecho, porque el primero envuelve la obligación de cumplirlo, en tanto que el segundo implica la facultad de ejercerlo o no. Si el voto fuera un deber, no sería un derecho, una facultad, sino una obligación. Y si fuera un derecho, implicaria la facultad de su ejercicio y no podría, por lo mismo, implicar la obligatoriedad, porque dejaría de ser una facultad.
Como suele suceder con algunos debates públicos de alto coturno, la solución del diferendo suele estar en el diccionario. En este caso, es así. Lo único que cabe lamentar en él es que personalidades de derecha se sumen a la corriente de izquierda y defiendan la idea de impedir el ejercicio de una facultad personal, la abstención, que en los países más democrática a veces es ejercitada por una mayoría de la ciudadanía, sin que ello jamás haya constituido un problema para nadie, porque esos países son respetuosos de la libertad personal.
Hoy los chilenos la hemos conquistado; ojalá no nos sea arrebatada.
Por eso en el debate abierto a propósito del voto voluntario me ha sorprendido ver a personas de derecha, como Sergio Melnick y Cristóbal Orrego, defendiendo el voto obligatorio, siendo que el voto voluntario es un gran triunfo de las ideas de derecha, porque amplía el margen de autodeterminación de las personas y, por tanto, la esfera de sus libertades.
Las tendencias políticas tradicionalmente contrarias a la ampliación de éstas bregan por la obligatoriedad del sufragio. Y tal vez no sólo lo hacen porque está en la esencia de su pensamiento dirigista, sino por conveniencia electoral, pues temen que la gente más ignorante (que, suponen, mayoritariamente adhiere a la izquierda) no acuda a votar si no es obligada a ello. El pensamiento de derecha, que favorece el libre albedrío de las personas, es partidario por principio de que el sufragio sea voluntario, si bien cabría suponerle también un móvil electoral, derivado del mismo pronóstico que hace la izquierda sobre la conducta de las personas menos letradas.
Al respecto se ha abierto en las cartas a "El Mercurio" un debate bastante extenso, pero inconducente, pues bastaría leer el Diccionario de la Real Academia de la Lengua para restarle base. Pues todos parecen dar por hecho que el sufragio es a la vez un derecho y un deber. En tal predicamento, Álvaro Fischer defiende la voluntariedad del voto, mientras Ignacio Walker, Sergio Melnick y Cristóbal Orrego favorecen su obligatoriedad.
Pero derecho y deber son cosas antinómicas. Nada puede ser, a la vez, un derecho y un deber. Y si la antigua Constitución establecía el derecho a sufragio y luego consagraba su obligatoriedad, quiere decir que contenía una contradicción y estaba equivocada; y que afrotunadamente ha dejado de estarlo.
El ya citado Diccionario de la Real Academia de la Lengua define "deber" (en la acepción pertinente), como "aquello a lo que está obligado el hombre por los preceptos religiosos o por las leyes naturales o positivas". Y define "derecho" (en la acepción pertinente) como "la facultad de hacer o exigir todo aquello que la ley o la autoridad establece en nuestro favor o que el dueño de una cosa nos permite en ella". Y, en fin, define "facultad" como "poder para hacer alguna cosa". Obviamente, ese poder implica también la atribución de no hacerla.
Es decir, así como una pera no puede ser a la vez una manzana, un deber no puede al mismo tiempo ser un derecho, porque el primero envuelve la obligación de cumplirlo, en tanto que el segundo implica la facultad de ejercerlo o no. Si el voto fuera un deber, no sería un derecho, una facultad, sino una obligación. Y si fuera un derecho, implicaria la facultad de su ejercicio y no podría, por lo mismo, implicar la obligatoriedad, porque dejaría de ser una facultad.
Como suele suceder con algunos debates públicos de alto coturno, la solución del diferendo suele estar en el diccionario. En este caso, es así. Lo único que cabe lamentar en él es que personalidades de derecha se sumen a la corriente de izquierda y defiendan la idea de impedir el ejercicio de una facultad personal, la abstención, que en los países más democrática a veces es ejercitada por una mayoría de la ciudadanía, sin que ello jamás haya constituido un problema para nadie, porque esos países son respetuosos de la libertad personal.
Hoy los chilenos la hemos conquistado; ojalá no nos sea arrebatada.
domingo, 1 de enero de 2012
Universidades de Derecha Persiguen a la Derecha
Cuando en la Universidad Católica se inició una persecución ideológica contra su profesor Gonzalo Rojas, por una columna suya en "El Mercurio" en que osó recordar que la izquierda inició la violencia política armada en Chile, cosa que la corriente de opinión dominante ha erradicado de la memoria histórica del país, sucedió lo siguiente: 44 profesores de esa universidad apoyaron la libertad de expresión en favor de Rojas y 144 profesores, en cambio, apoyaron a quienes no sólo pretendían censurar sus opiniones, sino marginarlo de la universidad.
La Universidad Católica fue, en su origen, una universidad de derecha, pero, en observancia de una ley histórico-política de la chilenidad, ella ha pasado a manos de la izquierda. La plata, como siempre, la puso la derecha, pero quien la administra es la izquierda. Y el que lo dude, que mire las cifras anteriores: 144 versus 44.
En esa universidad no puede siquiera llevarse a cabo un acto de significancia derechista, porque es funado. Tan funado, que el único orador de ese acto --orador completamente extemporáneo, por cierto, porque ha declarado no ser de derecha, pero así es la derecha-- el Presidente de la República, no pudo concurrir, por temor a su integridad física. Y, a lo mejor, porque "no le nacía" hablar en un homenaje a un mártir de la derecha.
A raíz de ese episodio se ha trabado un interesante e interminable debate entre un columnista y rector de otra universidad que pertenece a la derecha pero es de izquierda, Carlos Peña, y dos senadores de la UDI. La Universidad Diego Portales, de la cual es rector Peña, nació del Instituto de Publicidad y Ventas (IPV), fundado por el Grupo Edwards. Se transformó en universidad y su primer rector fue de derecha, Manuel Montt Balmaceda. Cuándo éste se alejó del cargo, dejó a otro rector de derecha, Francisco Javier Cuadra, secundado por un brillante abogado y profesor de izquierda, Carlos Peña. En apariencia contemporizaron bien. Pero en alguna oportunidad Cuadra expresó juicios políticos inaceptables para la izquierda, y dentro de la Universidad Diego Portales apareció algo que nadie sabía que se había formado, un "soviet de los profesores", que exigió la salida de Cuadra por razones políticas. El consejo de esa universidad de derecha era también, todavía, mayoritariamente de derecha, pero no apoyó a Francisco Javier Cuadra y éste tuvo que irse. Para todos los efectos prácticos, esa universidad ahora es de izquierda y tiene un rector de izquierda, si bien escribe en un diario de derecha, del cual es, probablemente, el columnista más leído.
Tengo que decir, y esto es un paréntesis, que me une cierta amistad con Carlos Peña, pues empatizo personalmente con él, debido a que ha presentado un libro mío y soportado los silbidos de parte de la concurrencia (concurrencia de derecha recalcitrante). Y, en particular, le guardo gratitud a raíz de que una vez la escritora de izquierda, Marcela Serrano, envió una carta a "El Mercurio" solicitando que yo fuera marginado del diario en vista de la inaceptabilidad política de mis opiniones, ante lo cual la única persona que salió públicamente en defensa de mi permanencia en el diario fue Carlos Peña. Gestos como ése yo no los olvido. Pero que es un hombre de izquierda, qué duda cabe, lo es.
El otro día en este blog refuté una columna de Ascanio Cavallo en "La Tercera". Y ahí, al releerla para objetarla, reparé en que Ascanio es decano de una facultad de otra universidad de derecha, la Adolfo Ibáñez. ¿Cómo puede una universidad de derecha tener decanos de centro-izquierda? Del mismo modo que otra universidad de derecha tiene mayoría de profesores de izquierda, y otra más tiene no sólo eso, sino un rector de izquierda. Porque la derecha chilena es así. Quiere aparecer pluralista, democrática, abierta, liberal, amistosa, y acoge a los cuervos que después le van a sacar los ojos y que nunca van a ser pluralistas, democráticos, abiertos, liberales ni amistosos con la gente de derecha, como demuestra lo sucedido a Gonzalo Rojas y a Francisco Javier Cuadra.
De paso, el principal adalid defensor del proyecto que penaliza como delito contradecir la "verdad oficial histórica" de lo acontecido en el Chile reciente, que es la verdad sostenida por la izquierda, es otro profesor de la Universidad Adolfo Ibáñez, Gonzalo Bustamante. ¡Qué diría don Pedro Ibáñez, si viviera! Ahora comprendo por qué se alejó de ella (porque nunca me lo ha dicho) Carlos Cáceres, quien fuera en ella brazo derecho de don Pedro.
A propósito de todo esto, recuerdo nuestra sorpresa en "El Mercurio", el 5 de septiembre de 1970, cuando el CUP (Comité de Unidad Popular) del diario, que nadie sabía que existía, prácticamente "se lo había tomado" al día siguiente del triunfo de Allende. El CUP estaba encabezado nada menos que por el Jefe de Crónica del diario. ¡Había adentro un soviet de los periodistas y nadie se había percatado! Muy de derecha todo eso.
Escribo lo anterior en este primer día del año porque creo que 2012 se caracterizará por mostrar durante su curso todos los frutos de esta peculiaridad de la derecha chilena: el completo entreguismo, el poner a disposición de sus enemigos (porque no son "adversarios", son enemigos) todos los medios para que después la aplasten y liquiden. Y, lo que es peor, porque es realmente peor, eso de, cuando alguien finalmente la salva "in artículo mortis", traicionar a sus salvadores. Militares que agonizan hoy sin derecho a indulto en presidio, mientras el mirista Hugo Marchant Moya, condenado por múltiples muertes y atentados, pero indultado, recorre libremente el país reactivando al MIR.
La Universidad Católica fue, en su origen, una universidad de derecha, pero, en observancia de una ley histórico-política de la chilenidad, ella ha pasado a manos de la izquierda. La plata, como siempre, la puso la derecha, pero quien la administra es la izquierda. Y el que lo dude, que mire las cifras anteriores: 144 versus 44.
En esa universidad no puede siquiera llevarse a cabo un acto de significancia derechista, porque es funado. Tan funado, que el único orador de ese acto --orador completamente extemporáneo, por cierto, porque ha declarado no ser de derecha, pero así es la derecha-- el Presidente de la República, no pudo concurrir, por temor a su integridad física. Y, a lo mejor, porque "no le nacía" hablar en un homenaje a un mártir de la derecha.
A raíz de ese episodio se ha trabado un interesante e interminable debate entre un columnista y rector de otra universidad que pertenece a la derecha pero es de izquierda, Carlos Peña, y dos senadores de la UDI. La Universidad Diego Portales, de la cual es rector Peña, nació del Instituto de Publicidad y Ventas (IPV), fundado por el Grupo Edwards. Se transformó en universidad y su primer rector fue de derecha, Manuel Montt Balmaceda. Cuándo éste se alejó del cargo, dejó a otro rector de derecha, Francisco Javier Cuadra, secundado por un brillante abogado y profesor de izquierda, Carlos Peña. En apariencia contemporizaron bien. Pero en alguna oportunidad Cuadra expresó juicios políticos inaceptables para la izquierda, y dentro de la Universidad Diego Portales apareció algo que nadie sabía que se había formado, un "soviet de los profesores", que exigió la salida de Cuadra por razones políticas. El consejo de esa universidad de derecha era también, todavía, mayoritariamente de derecha, pero no apoyó a Francisco Javier Cuadra y éste tuvo que irse. Para todos los efectos prácticos, esa universidad ahora es de izquierda y tiene un rector de izquierda, si bien escribe en un diario de derecha, del cual es, probablemente, el columnista más leído.
Tengo que decir, y esto es un paréntesis, que me une cierta amistad con Carlos Peña, pues empatizo personalmente con él, debido a que ha presentado un libro mío y soportado los silbidos de parte de la concurrencia (concurrencia de derecha recalcitrante). Y, en particular, le guardo gratitud a raíz de que una vez la escritora de izquierda, Marcela Serrano, envió una carta a "El Mercurio" solicitando que yo fuera marginado del diario en vista de la inaceptabilidad política de mis opiniones, ante lo cual la única persona que salió públicamente en defensa de mi permanencia en el diario fue Carlos Peña. Gestos como ése yo no los olvido. Pero que es un hombre de izquierda, qué duda cabe, lo es.
El otro día en este blog refuté una columna de Ascanio Cavallo en "La Tercera". Y ahí, al releerla para objetarla, reparé en que Ascanio es decano de una facultad de otra universidad de derecha, la Adolfo Ibáñez. ¿Cómo puede una universidad de derecha tener decanos de centro-izquierda? Del mismo modo que otra universidad de derecha tiene mayoría de profesores de izquierda, y otra más tiene no sólo eso, sino un rector de izquierda. Porque la derecha chilena es así. Quiere aparecer pluralista, democrática, abierta, liberal, amistosa, y acoge a los cuervos que después le van a sacar los ojos y que nunca van a ser pluralistas, democráticos, abiertos, liberales ni amistosos con la gente de derecha, como demuestra lo sucedido a Gonzalo Rojas y a Francisco Javier Cuadra.
De paso, el principal adalid defensor del proyecto que penaliza como delito contradecir la "verdad oficial histórica" de lo acontecido en el Chile reciente, que es la verdad sostenida por la izquierda, es otro profesor de la Universidad Adolfo Ibáñez, Gonzalo Bustamante. ¡Qué diría don Pedro Ibáñez, si viviera! Ahora comprendo por qué se alejó de ella (porque nunca me lo ha dicho) Carlos Cáceres, quien fuera en ella brazo derecho de don Pedro.
A propósito de todo esto, recuerdo nuestra sorpresa en "El Mercurio", el 5 de septiembre de 1970, cuando el CUP (Comité de Unidad Popular) del diario, que nadie sabía que existía, prácticamente "se lo había tomado" al día siguiente del triunfo de Allende. El CUP estaba encabezado nada menos que por el Jefe de Crónica del diario. ¡Había adentro un soviet de los periodistas y nadie se había percatado! Muy de derecha todo eso.
Escribo lo anterior en este primer día del año porque creo que 2012 se caracterizará por mostrar durante su curso todos los frutos de esta peculiaridad de la derecha chilena: el completo entreguismo, el poner a disposición de sus enemigos (porque no son "adversarios", son enemigos) todos los medios para que después la aplasten y liquiden. Y, lo que es peor, porque es realmente peor, eso de, cuando alguien finalmente la salva "in artículo mortis", traicionar a sus salvadores. Militares que agonizan hoy sin derecho a indulto en presidio, mientras el mirista Hugo Marchant Moya, condenado por múltiples muertes y atentados, pero indultado, recorre libremente el país reactivando al MIR.
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