Mientras decenas de miles de niñitos y niñitas que no tienen idea de casi nada y a los cuales les va peor que a casi todos los alumnos de países participantes en la prueba PISA (entre otras razones porque se llevan en huelga y desfilando por las calles) marchaban por la Alameda instrumentalizados por la antihistoria, es decir, por el Partido Comunista (Camila Vallejos, PC, dirigente de la CONFECH; Jaime Gajardo, PC, dirigente de los profesores; Guillemo Teillier, PC, antaño "Encargado Militar" del partido y hogaño diputado del mismo (podríamos llamarlo "designado" por la DC, que no presentó candidato para que él fuera electo, pues al PC no le alcanzan los votos); y todos los nombrados liderando a las decenas de miles de "inconscientes útiles", exigiendo que, por la fuerza, se imponga en Chile el peor de todos los sistemas educacionales, el exclusivamente estatal, mientras todo eso sucedía, yo también marchaba, solitario y por mi cuenta, pero teniendo claro que lo que les convendria más no sólo a los púberes desfilantes (e incendiarios y saqueadores) sino a todo el alumnado y al futuro del país, sería todo lo contrario de lo que tanto los utilizadores como los utilizados pedían esta mañana.
Primero, porque la peor educación la entregan los colegios públicos y la mejor los colegios particulares. Eso es público y notorio.
Segundo, porque la plata para hacer eso posible hoy está, pero se derrocha: no los voy a cansar con cifras, pero si el presupuesto del monstruo burocrático llamado Ministerio de Educación se repartiera en forma de "vouchers educacionales" entre los padres de los estudiantes de clase media y pobre, todos ellos tendrían lo suficiente para matricularse en colegios privados de excelencia.
Tercero, porque podría tener lugar un crecimiento adicionalmente rápido y explosivo del mejor nivel de enseñanza (el particular) si se licitaran públicamente (pudiendo postular incluso docentes o instituciones de enseñanza extranjeras) todos los establecimientos de enseñanza básica, media y superior que están en manos del Estado. Los respectivos recursos irían a reforzar el "voucher" con que pagarían su colegiatura los menos afortunados.
Ésa es la revolución educacional que Chile necesita. Nos permitiría dar un gran salto económico-social. Además,se terminaría la utilización política del alumnado. Regresaría la disciplina a la enseñanza, porque los dueños de colegios particulares no permitirían que los alumnos no fueran a clases sólo porque sí y para vocear las consignas megalíticas de un comunismo arrojado al basurero de la historia.
Y las futuras generaciones de gente mejor educada, más disciplinada y más instruida, harían desaparecer la pobreza del país y volverían a constituir a la nación en "la joya más preciada de la corona latinoamericana", como la denominó Bill Clinton en 1991, estando aquí enChile y comprobando "de visu" lo que había logrado, reconstruyendo "desde de las cenizas" legadas por el marxismo, un gobierno realizador, que hacía respetar la autoridad y bajo el cual los estudiantes se dedicaban a estudiar y no se hacía lo que el comunismo exigía, sino que se trabajaba para todo lo contrario, es decir, para lograr el desarrollo, la democracia y la prosperidad.
jueves, 30 de junio de 2011
miércoles, 29 de junio de 2011
¿Y Qué le Sucede a la Concertación?
Todo el mundo comenta y analiza los problemas que sufren el Gobierno y la Alianza, pero tengo la impresión de que no existe la misma preocupación por lo que le está sucediendo a la Concertación, siendo que es mucho peor.
¿Alguien se ha detenido a analizar las cosas que dicen y hacen los radicales, en particular José Antonio Gómez, senador, y Fernando Meza, diputado? Su partido es integrante de la Concertación, pero ellos afirman que ella se terminó, está extinta o, en el mejor de los casos, como dice Meza, que está buena para retirarse y recibir una pensión de vejez.
No puedo dejar de recordar, por supuesto, aquella memorable escena de mediados de 2009, en plena campaña presidencial, cuando Camilo Escalona le dijo "on the record" a José Antonio Gómez, "no te das cuenta de que estás destruyendo a la Concertación... (aquí venían algunos términos irreproducibles)".
En estos días el diputado Pedro Araya (PRI), escindido de la DC, hace causa común con los radicales y cierra filas con el Gobierno para impedir la interpelación al Ministro de Hacienda por el caso "La Polar".
Las encuestas señalan que el Gobierno está mal evaluado; que están peor evaluados que él los partidos que lo apoyan (la Alianza); pero peor que ambos aparece la Concertación. Una situación como esa de Argentina, cuando la gente decía: "Que se vayan todos".
Es grave que esto suceda cuando el anarquismo y el marxismo-leninismo se toman las calles voceando consignas que, a estas alturas de la evolución política mundial, son antediluvianas.
Yo sospecho la razón del proceso de autodestrucción de la Concertación. Obedece a un factor que no es nuevo en la política, pero que nunca había incidido tanto como ahora.
Como no puedo decir más, salgo del paso mediante un lugar común: "dejo planteada la inquietud".
¿Alguien se ha detenido a analizar las cosas que dicen y hacen los radicales, en particular José Antonio Gómez, senador, y Fernando Meza, diputado? Su partido es integrante de la Concertación, pero ellos afirman que ella se terminó, está extinta o, en el mejor de los casos, como dice Meza, que está buena para retirarse y recibir una pensión de vejez.
No puedo dejar de recordar, por supuesto, aquella memorable escena de mediados de 2009, en plena campaña presidencial, cuando Camilo Escalona le dijo "on the record" a José Antonio Gómez, "no te das cuenta de que estás destruyendo a la Concertación... (aquí venían algunos términos irreproducibles)".
En estos días el diputado Pedro Araya (PRI), escindido de la DC, hace causa común con los radicales y cierra filas con el Gobierno para impedir la interpelación al Ministro de Hacienda por el caso "La Polar".
Las encuestas señalan que el Gobierno está mal evaluado; que están peor evaluados que él los partidos que lo apoyan (la Alianza); pero peor que ambos aparece la Concertación. Una situación como esa de Argentina, cuando la gente decía: "Que se vayan todos".
Es grave que esto suceda cuando el anarquismo y el marxismo-leninismo se toman las calles voceando consignas que, a estas alturas de la evolución política mundial, son antediluvianas.
Yo sospecho la razón del proceso de autodestrucción de la Concertación. Obedece a un factor que no es nuevo en la política, pero que nunca había incidido tanto como ahora.
Como no puedo decir más, salgo del paso mediante un lugar común: "dejo planteada la inquietud".
martes, 28 de junio de 2011
Dado Que Las Leyes No Rigen...
Se ha publicado que los jueces de izquierda tramitarán 276 nuevos procesos contra uniformados, por hechos de hace treinta años o más. Juicios que se añaden a los que ya están en marcha, lo cual lleva el total a cerca de dos mil. Lo anterior se hace de manera flagrantemente ilegal, porque todo juez está obligado a declarar la prescripción y terminar el proceso, antes de dar ningún otro paso en él. Sobre todo si la prescripción en Chile tiene un plazo máximo de quince años, de modo que es pública y notoria respecto de hechos acaecidos hace casi cuarenta. Legalmente ninguno de esos juicios podría durar más de lo que demorara en escribirse el auto de sobreseimiento. Sin embargo, pese a ello se tramitan. Ilegalmente, por supuesto.
Esos jueces nos están diciendo que en Chile lo que diga la ley importa poco o nada.
Cuando eso sucede, cada vez más gente se va dando cuenta. Entonces los estudiantes, viendo cosas como ésas, se "toman" los colegios. También eso es ilegal, obviamente, pero si ni siquiera los jueces respetan las leyes ¿por qué las habrían de respetar ellos? Y, como tampoco les sucede nada, creen que están por sobre las leyes y exigen por la fuerza cosas que les interesan.
No sólo eso. Empiezan a creer que tienen el poder, sobre todo si ven un vacío del mismo. Porque a ratos parece que aquí nadie mandara.
Y estos pergenios, cuyo único mérito exhibido hasta ahora es su capacidad de hablar marxismo-leninismo de corrido, empiezan a comportarse como si fueran gobierno. Ya no sólo pontifican acerca de cómo deben ser las políticas educacionales, conducentes a una nueva "Escuela Nacional Unificada" (ENU) del estilo de la intentada en 1972, sino que exigen la "renacionalización" (sic) de las riquezas básicas y una reforma tributaria para aumentar los impuestos y financiar al nuevo Estado todopoderoso. ¡Son la UP rediviva!
Yo he sostenido que estas movilizaciones callejeras y "tomas" serán, a la larga, intrascendentes, tanto como lo fue la "Revolución de los Pingüinos" de un lustro atrás, la cual no consiguió ni siquiera su petición mínima, que era derogar la Ley Orgánica Constitucional de Educación (LOCE), que todavía goza de buena salud. Esa vez se formó una comisión transversal de expertos que nunca pudo ponerse de acuerdo y sólo confirmó la intrascendencia del movimiento que la había originado.
Por eso, aunque ahora el Gobierno no haga nada, no le va a suceder nada, salvo que perderá prestigio por su ostensible falta de autoridad e incapacidad de hacer prevalecer la legalidad.
Pero seguirá gobernando, y en pocas semanas ya nadie recordará esta segunda "Revolución de los Pingüinos". Pues una vez a Stalin le dijeron que algunas de sus políticas le iban a acarrear la animadversión del Papa, y preguntó cuántas divisiones tenía el Papa. ¿Cuántas divisiones tienen los pingüinos?
Yo estaba en Francia cuando tuvo lugar la "Revolución de Mayo de 1968", que se gestó de manera parecida a los movimientos que vivimos acá en estos días. Gobernaba De Gaulle, quien, al ver que el caos se extendía, viajó a la vecina Alemania, donde estaban acantonadas considerables fuerzas francesas provenientes de la posguerra, y se puso al frente de ellas. Todos los franceses entendieron el mensaje y el país se pacificó rápidamente. Y las elecciones siguientes las ganó ampliamente De Gaulle. Lamentablemente, el general tenía un orgullo desproporcionado, de modo que acto seguido decidió convocar a un referéndum con reformas de su gusto, para afianzar su autoridad, amenazando al país con que, si lo perdía, se iría para siempre. Estaba seguro de que los franceses no podrían soportar semejante idea. Sin embargo, la soportaron, perdió el referéndum y se marchó del gobierno para siempre. Pero el Presidente que lo sucedió fue Georges Pompidou, su hombre de confianza.
En resolución, dado que en el país las leyes no rigen, pues no las respetan ni siquiera los jueces, de modo que mal podríamos esperar que lo hicieran los estudiantes, el clima de caos y ausencia de autoridad puede durar un poco, pero nada más... hasta que, cuando la gente vaya de nuevo a votar, tenga la oportunidad de manifestar la importancia de que alguien mande efectivamente y reponga un estado de legalidad.
Esos jueces nos están diciendo que en Chile lo que diga la ley importa poco o nada.
Cuando eso sucede, cada vez más gente se va dando cuenta. Entonces los estudiantes, viendo cosas como ésas, se "toman" los colegios. También eso es ilegal, obviamente, pero si ni siquiera los jueces respetan las leyes ¿por qué las habrían de respetar ellos? Y, como tampoco les sucede nada, creen que están por sobre las leyes y exigen por la fuerza cosas que les interesan.
No sólo eso. Empiezan a creer que tienen el poder, sobre todo si ven un vacío del mismo. Porque a ratos parece que aquí nadie mandara.
Y estos pergenios, cuyo único mérito exhibido hasta ahora es su capacidad de hablar marxismo-leninismo de corrido, empiezan a comportarse como si fueran gobierno. Ya no sólo pontifican acerca de cómo deben ser las políticas educacionales, conducentes a una nueva "Escuela Nacional Unificada" (ENU) del estilo de la intentada en 1972, sino que exigen la "renacionalización" (sic) de las riquezas básicas y una reforma tributaria para aumentar los impuestos y financiar al nuevo Estado todopoderoso. ¡Son la UP rediviva!
Yo he sostenido que estas movilizaciones callejeras y "tomas" serán, a la larga, intrascendentes, tanto como lo fue la "Revolución de los Pingüinos" de un lustro atrás, la cual no consiguió ni siquiera su petición mínima, que era derogar la Ley Orgánica Constitucional de Educación (LOCE), que todavía goza de buena salud. Esa vez se formó una comisión transversal de expertos que nunca pudo ponerse de acuerdo y sólo confirmó la intrascendencia del movimiento que la había originado.
Por eso, aunque ahora el Gobierno no haga nada, no le va a suceder nada, salvo que perderá prestigio por su ostensible falta de autoridad e incapacidad de hacer prevalecer la legalidad.
Pero seguirá gobernando, y en pocas semanas ya nadie recordará esta segunda "Revolución de los Pingüinos". Pues una vez a Stalin le dijeron que algunas de sus políticas le iban a acarrear la animadversión del Papa, y preguntó cuántas divisiones tenía el Papa. ¿Cuántas divisiones tienen los pingüinos?
Yo estaba en Francia cuando tuvo lugar la "Revolución de Mayo de 1968", que se gestó de manera parecida a los movimientos que vivimos acá en estos días. Gobernaba De Gaulle, quien, al ver que el caos se extendía, viajó a la vecina Alemania, donde estaban acantonadas considerables fuerzas francesas provenientes de la posguerra, y se puso al frente de ellas. Todos los franceses entendieron el mensaje y el país se pacificó rápidamente. Y las elecciones siguientes las ganó ampliamente De Gaulle. Lamentablemente, el general tenía un orgullo desproporcionado, de modo que acto seguido decidió convocar a un referéndum con reformas de su gusto, para afianzar su autoridad, amenazando al país con que, si lo perdía, se iría para siempre. Estaba seguro de que los franceses no podrían soportar semejante idea. Sin embargo, la soportaron, perdió el referéndum y se marchó del gobierno para siempre. Pero el Presidente que lo sucedió fue Georges Pompidou, su hombre de confianza.
En resolución, dado que en el país las leyes no rigen, pues no las respetan ni siquiera los jueces, de modo que mal podríamos esperar que lo hicieran los estudiantes, el clima de caos y ausencia de autoridad puede durar un poco, pero nada más... hasta que, cuando la gente vaya de nuevo a votar, tenga la oportunidad de manifestar la importancia de que alguien mande efectivamente y reponga un estado de legalidad.
lunes, 27 de junio de 2011
Lo que Opina la Gente
El Gobierno está perplejo porque maneja una panoplia impresionante de cifras exitosas (crecimiento, empleo, delincuencia) al tiempo que, en cada nueva encuesta, pierde apoyo popular. ¿Qué sucede?
Hay que preguntarle a la gente. Por ejemplo, en "El Mercurio" de hoy aparece la carta de una lectora, Camila Benavente, que sugiere a las autoridades viajar una semana al mes en la "hora peak" del Metro, como lo hacen unos dos millones de santiaguinos diariamente, sujetos a horarios de trabajo o de estudio. Los "referentes" de la política, los parlamentarios, la GCU y la superestructura opinológica del país no tienen idea de lo que vive diariamente la mayoría de las personas, porque esa élite vive de otra manera. Por eso se sorprende de lo que opina la mayoría.
Yo me enteré por casualidad. Un día me dijeron que debía dejar mi auto a las ocho de la mañana en un taller mecánico de Av. Pajaritos. Lo hice y pregunté en qué podía volver a mi oficina. "En el Metro", me dijeron, "la estación Pajaritos está a un par de cuadras". Salí a la calle y noté que me iba incorporando a una multitud que marchaba en el mismo sentido que yo. Al acercarnos al Metro ya iba apretujado en medio de una masa humana que me conducía casi en vilo. Si hubiera querido dirigirme a otra parte no habría podido. Descendí las escaleras del Metro casi sin pisar los escalones y vi pasar dos convoyes sin posibilidad de entrar a ninguno. Finalmente ingresé al tercero que pasó y desde ese momento estuve "sardinizado" durante unos tres cuartos de hora, hasta que el vagón se fue desocupando a la altura de Tobalaba.
Pensé entonces cómo sería mi vida si todos los días, en la mañana y en la tarde, me viera sometido al mismo proceso, y todavía teniendo que añadir el viaje, incierto y problemático, hasta y desde la estación del Metro a mi destino final. ¿Cuatro horas diarias? Por lo menos.
Pensé que si yo viviera así sería opositor a cualquier gobierno. Y si algún candidato me hubiera prometido mejorar esa situación, le habría creído y habría votado por él. Pero si hubiera transcurrido un año y cuatro meses de su gobierno y yo hubiera seguido cuatro horas diarias sometido a ese vejamen insoportable e ineluctable, a quienquiera me preguntara le contestaría que repruebo la gestión de ese gobierno.
Bueno, eso es lo que les sucede a dos millones de personas todos los días en Santiago. Cada una se dice: ¿de qué me sirven las estadísticas auspiciosas si yo sigo siendo vejado cuatro horas diarias, que se añaden a ocho horas de esfuerzo, al cabo de las cuales no quiero saber de nada sino de descansar para poder despertar a tiempo de convertirme de nuevo en sardina mañana?
Lo que le sucede a la élite que analiza la actualidad es que no sabe cómo vive el grueso de la gente. Y a esa gente se le prometió "un cambio", una "nueva forma de gobernar", una solución para el Transantiago (pues el Transantiago provocó la "sardinización" del Metro). Y no ha habido nada de eso (y más encima ahora cuesta más caro), de modo que la gente a la cual se le prometió una solución, reprueba al que hizo esa promesa, cuando le preguntan en las encuestas.
Si es un misterio para usted por qué al Gobierno le va mal en ellas, haga lo que sugiere la lectora de "El Mercurio", Camila Benavente: a los que "quieran ensanchar su corazón, les sugiero tomar el Metro en la estación Tobalaba entre las 18.30 y las 19 horas". Ahí usted va a encontrar la explicación.
Hay que preguntarle a la gente. Por ejemplo, en "El Mercurio" de hoy aparece la carta de una lectora, Camila Benavente, que sugiere a las autoridades viajar una semana al mes en la "hora peak" del Metro, como lo hacen unos dos millones de santiaguinos diariamente, sujetos a horarios de trabajo o de estudio. Los "referentes" de la política, los parlamentarios, la GCU y la superestructura opinológica del país no tienen idea de lo que vive diariamente la mayoría de las personas, porque esa élite vive de otra manera. Por eso se sorprende de lo que opina la mayoría.
Yo me enteré por casualidad. Un día me dijeron que debía dejar mi auto a las ocho de la mañana en un taller mecánico de Av. Pajaritos. Lo hice y pregunté en qué podía volver a mi oficina. "En el Metro", me dijeron, "la estación Pajaritos está a un par de cuadras". Salí a la calle y noté que me iba incorporando a una multitud que marchaba en el mismo sentido que yo. Al acercarnos al Metro ya iba apretujado en medio de una masa humana que me conducía casi en vilo. Si hubiera querido dirigirme a otra parte no habría podido. Descendí las escaleras del Metro casi sin pisar los escalones y vi pasar dos convoyes sin posibilidad de entrar a ninguno. Finalmente ingresé al tercero que pasó y desde ese momento estuve "sardinizado" durante unos tres cuartos de hora, hasta que el vagón se fue desocupando a la altura de Tobalaba.
Pensé entonces cómo sería mi vida si todos los días, en la mañana y en la tarde, me viera sometido al mismo proceso, y todavía teniendo que añadir el viaje, incierto y problemático, hasta y desde la estación del Metro a mi destino final. ¿Cuatro horas diarias? Por lo menos.
Pensé que si yo viviera así sería opositor a cualquier gobierno. Y si algún candidato me hubiera prometido mejorar esa situación, le habría creído y habría votado por él. Pero si hubiera transcurrido un año y cuatro meses de su gobierno y yo hubiera seguido cuatro horas diarias sometido a ese vejamen insoportable e ineluctable, a quienquiera me preguntara le contestaría que repruebo la gestión de ese gobierno.
Bueno, eso es lo que les sucede a dos millones de personas todos los días en Santiago. Cada una se dice: ¿de qué me sirven las estadísticas auspiciosas si yo sigo siendo vejado cuatro horas diarias, que se añaden a ocho horas de esfuerzo, al cabo de las cuales no quiero saber de nada sino de descansar para poder despertar a tiempo de convertirme de nuevo en sardina mañana?
Lo que le sucede a la élite que analiza la actualidad es que no sabe cómo vive el grueso de la gente. Y a esa gente se le prometió "un cambio", una "nueva forma de gobernar", una solución para el Transantiago (pues el Transantiago provocó la "sardinización" del Metro). Y no ha habido nada de eso (y más encima ahora cuesta más caro), de modo que la gente a la cual se le prometió una solución, reprueba al que hizo esa promesa, cuando le preguntan en las encuestas.
Si es un misterio para usted por qué al Gobierno le va mal en ellas, haga lo que sugiere la lectora de "El Mercurio", Camila Benavente: a los que "quieran ensanchar su corazón, les sugiero tomar el Metro en la estación Tobalaba entre las 18.30 y las 19 horas". Ahí usted va a encontrar la explicación.
sábado, 25 de junio de 2011
Lucrando Sin Fines de Lucro
En su columna de hoy en "El Mercurio", Luis Larraín sostiene y prueba, a mi juicio, que lo único que quieren los que públicamente condenan al lucro es ganar más plata.
Y en el último número de "Qué Pasa" el padre Fernando Montes S. J., a quien, como buen jesuita, yo habría supuesto alineado con la izquierda en esta campaña contra el lucro en la educación, dice sin embargo algunas "verdades incómodas" para la izquierda anti-lucro en general y para las universidades estatales (que lucran sin fines de lucro) en particular.
Montes, por ejemplo, pide transparencia "en todas la Empresas UC, en todas las fundaciones de la Universidad de Chile, como por ejemplo la Fundación de la Facultad de Economía y Negocios. El Hospital Clínico de la Universidad Católica es en parte de los profesores y es un excelente negocio... Que me explique por qué fue tomado preso el rector de la Universidad de Santiago por consultorías pagadas en el Registro Civil...se generan instituciones internas donde la universidad no lucra, porque el negocio lo hacen los profesores y se quedan con la plata. Son sobresueldos, en definitiva".
"Sobresueldos" de nuevo. El nombre inventado por la Concertación para llevarse la plata del Estado para la casa, sin que nadie se diera cuenta... hasta que alguien los pilló.
He sostenido que, en la realidad profunda de las cosas, no hay una cosa tal como "instituciones sin fines de lucro". Porque son manejadas por hombres, y el lucro está impreso en la naturaleza humana, puesto que el hombre es un animal racional y el lucro es esencialmente racional, en cuanto implica que en cualquier actividad los recursos gastados deben ser menores a los obtenidos, o si no todo se va al diablo.
El Muro de Berlín y la Cortina de Hierro cayeron porque eran contrarios a la naturaleza humana. Por eso todos sabemos que cuando los ancianos tiranos Castro de Cuba mueran, va a haber libertad y no más comunismo en Cuba. Lo mismo que en Albania, Corea del Norte o Irán. Porque la naturaleza humana tiende a la libertad y la libertad generaliza el lucro, pues la gente trabaja para ganar y no para perder. Y si alguien dice que no trabaja para ganar, es porque está engañando o lo están engañando.
Y eso es lo que están haciendo con la masa chilena los que se movilizan contra el lucro en la educación y, al mismo tiempo, lo único que buscan es ganar más plata, como lo dice Luis Larraín; o se proclaman contrarios al lucro mientras en el interior de sus propias instituciones se lucra clandestinamente, como ha acusado el padre Fernando Montes.
Y en el último número de "Qué Pasa" el padre Fernando Montes S. J., a quien, como buen jesuita, yo habría supuesto alineado con la izquierda en esta campaña contra el lucro en la educación, dice sin embargo algunas "verdades incómodas" para la izquierda anti-lucro en general y para las universidades estatales (que lucran sin fines de lucro) en particular.
Montes, por ejemplo, pide transparencia "en todas la Empresas UC, en todas las fundaciones de la Universidad de Chile, como por ejemplo la Fundación de la Facultad de Economía y Negocios. El Hospital Clínico de la Universidad Católica es en parte de los profesores y es un excelente negocio... Que me explique por qué fue tomado preso el rector de la Universidad de Santiago por consultorías pagadas en el Registro Civil...se generan instituciones internas donde la universidad no lucra, porque el negocio lo hacen los profesores y se quedan con la plata. Son sobresueldos, en definitiva".
"Sobresueldos" de nuevo. El nombre inventado por la Concertación para llevarse la plata del Estado para la casa, sin que nadie se diera cuenta... hasta que alguien los pilló.
He sostenido que, en la realidad profunda de las cosas, no hay una cosa tal como "instituciones sin fines de lucro". Porque son manejadas por hombres, y el lucro está impreso en la naturaleza humana, puesto que el hombre es un animal racional y el lucro es esencialmente racional, en cuanto implica que en cualquier actividad los recursos gastados deben ser menores a los obtenidos, o si no todo se va al diablo.
El Muro de Berlín y la Cortina de Hierro cayeron porque eran contrarios a la naturaleza humana. Por eso todos sabemos que cuando los ancianos tiranos Castro de Cuba mueran, va a haber libertad y no más comunismo en Cuba. Lo mismo que en Albania, Corea del Norte o Irán. Porque la naturaleza humana tiende a la libertad y la libertad generaliza el lucro, pues la gente trabaja para ganar y no para perder. Y si alguien dice que no trabaja para ganar, es porque está engañando o lo están engañando.
Y eso es lo que están haciendo con la masa chilena los que se movilizan contra el lucro en la educación y, al mismo tiempo, lo único que buscan es ganar más plata, como lo dice Luis Larraín; o se proclaman contrarios al lucro mientras en el interior de sus propias instituciones se lucra clandestinamente, como ha acusado el padre Fernando Montes.
viernes, 24 de junio de 2011
Más Cumplimiento y No Más Leyes y Burocracia
A raíz del caso La Polar surgen las inevitables voces que piden lo de siempre: que se dicte otra ley innecesaria más y se cree otra repartición estatal inútil y burocrática más.
Porque en el caso de La Polar las leyes vigentes eran y son más que suficientes para evitar las situaciones producidas y castigar su incumplimiento:
1) Prohíben alterar unilateralmente la cantidad adeudada en un contrato de compra a plazo;
2) Prohíben alterar la realidad de un balance, sobrevalorando un crédito mediante engaño;
3) Castigan con penas privativas de libertad las transgresiones respectivas.
4) Los gerentes y directores de sociedades anónimas tienen todas las atribuciones necesarias para verificar que los datos públicamente comunicados por esas empresas correspondan a la realidad.
5) Las firmas auditoras de las sociedades anónimas conocen los métodos y tienen las atribuciones para verificar que lo expuesto en sus balances se avenga con la verdad. Es el preciso trabajo de los auditores. Si un balance dice que una firma es acreedora por la cantidad de mil millones de dólares, adeudada por un contingente de cuatrocientos mil deudores, los métodos de auditoría permiten verificar muestralmente si eso es efectivo. Es imposible que una empresa "infle" en ochocientos millones de dólares sus acreencias sin que nadie se dé cuenta.
6) Las leyes vigentes dan atribuciones a las actuales autoridades para verificar que las cuentas públicamente presentadas por las empresas al mercado sean veraces.
Es decir, garantizan sobradamente contra la comisión de irregularidades o delitos en sociedades anónimas que emiten valores de oferta pública. Y la Superintendencia respectiva tiene suficientes atribuciones para supervigilar a las sociedades anónimas y velar por que en ellas no se "invente" un patrimonio ficticio.
Entonces, no faltan leyes ni instituciones.
Bueno y ¿por qué han ocurrido los hechos ahora de todos conocidos? Porque hay una costumbre nacional ampliamente tolerada contra la cual de nada sirven más leyes ni más entidades estatales: la de que los chilenos no hagamos nuestro trabajo como es debido.
Durante largo tiempo ningún gerente, ningún director, ningún auditor contable ni ninguna autoridad reguladora verificó que la cartera de créditos no estuviera inflada artificialmente en 400 millones de dólares (según primero se dijo) o en 800 millones (según se dijo después).
Vaya en descargo de las autoridades de la empresa y su directorio el hecho de que haya sido este último el que "destapó" el escándalo, al informar al mercado que las cifras contables publicadas por La Polar no correspondían a la realidad. Pero, durante años (no sabemos cuántos), nadie entre los responsables había hecho su trabajo como era debido y eso ha permitido el engaño contable que ha hecho víctimas a deudores, accionistas y acreedores.
Esto es una derivación más de la mentalidad nacional predominante, según la cual todos tenemos derechos, y exigimos enérgicamente que se nos respeten, pero casi nadie o muy pocos cumplen cabalmente sus correspondientes deberes.
No se necesita dictar más leyes ni aumentar la burocracia, sino que los chilenos hagamos bien nuestro trabajo antes de cobrar el cheque a fin de mes. Estamos acostumbrados a no cumplir y cobrar igual que si lo hiciéramos.
Para ni siquiera mencionar algo mucho más grave, como lo es lucrar a costa de los demás precisamente con motivo del incumplimiento y del engaño.
Porque en el caso de La Polar las leyes vigentes eran y son más que suficientes para evitar las situaciones producidas y castigar su incumplimiento:
1) Prohíben alterar unilateralmente la cantidad adeudada en un contrato de compra a plazo;
2) Prohíben alterar la realidad de un balance, sobrevalorando un crédito mediante engaño;
3) Castigan con penas privativas de libertad las transgresiones respectivas.
4) Los gerentes y directores de sociedades anónimas tienen todas las atribuciones necesarias para verificar que los datos públicamente comunicados por esas empresas correspondan a la realidad.
5) Las firmas auditoras de las sociedades anónimas conocen los métodos y tienen las atribuciones para verificar que lo expuesto en sus balances se avenga con la verdad. Es el preciso trabajo de los auditores. Si un balance dice que una firma es acreedora por la cantidad de mil millones de dólares, adeudada por un contingente de cuatrocientos mil deudores, los métodos de auditoría permiten verificar muestralmente si eso es efectivo. Es imposible que una empresa "infle" en ochocientos millones de dólares sus acreencias sin que nadie se dé cuenta.
6) Las leyes vigentes dan atribuciones a las actuales autoridades para verificar que las cuentas públicamente presentadas por las empresas al mercado sean veraces.
Es decir, garantizan sobradamente contra la comisión de irregularidades o delitos en sociedades anónimas que emiten valores de oferta pública. Y la Superintendencia respectiva tiene suficientes atribuciones para supervigilar a las sociedades anónimas y velar por que en ellas no se "invente" un patrimonio ficticio.
Entonces, no faltan leyes ni instituciones.
Bueno y ¿por qué han ocurrido los hechos ahora de todos conocidos? Porque hay una costumbre nacional ampliamente tolerada contra la cual de nada sirven más leyes ni más entidades estatales: la de que los chilenos no hagamos nuestro trabajo como es debido.
Durante largo tiempo ningún gerente, ningún director, ningún auditor contable ni ninguna autoridad reguladora verificó que la cartera de créditos no estuviera inflada artificialmente en 400 millones de dólares (según primero se dijo) o en 800 millones (según se dijo después).
Vaya en descargo de las autoridades de la empresa y su directorio el hecho de que haya sido este último el que "destapó" el escándalo, al informar al mercado que las cifras contables publicadas por La Polar no correspondían a la realidad. Pero, durante años (no sabemos cuántos), nadie entre los responsables había hecho su trabajo como era debido y eso ha permitido el engaño contable que ha hecho víctimas a deudores, accionistas y acreedores.
Esto es una derivación más de la mentalidad nacional predominante, según la cual todos tenemos derechos, y exigimos enérgicamente que se nos respeten, pero casi nadie o muy pocos cumplen cabalmente sus correspondientes deberes.
No se necesita dictar más leyes ni aumentar la burocracia, sino que los chilenos hagamos bien nuestro trabajo antes de cobrar el cheque a fin de mes. Estamos acostumbrados a no cumplir y cobrar igual que si lo hiciéramos.
Para ni siquiera mencionar algo mucho más grave, como lo es lucrar a costa de los demás precisamente con motivo del incumplimiento y del engaño.
miércoles, 22 de junio de 2011
Una Sociedad Que No Quiere Ser Libre
Gracias a que en 1981 el Gobierno Militar abrió un espacio de libertad en la enseñanza superior, dictando una ley que permitió crear universidades con sólo depositar sus estatutos en el Ministerio de Educación, hubo una verdadera explosión de oportunidades para todos los chilenos que aspiraban a acceder a la enseñanza de ese nivel y hasta entonces no podían hacerlo. Un pequeño espacio de libertad que dio enormes frutos.
Pero, como ése era un golpe a la mentalidad socialista tradicional --porque Chile fue siempre socialista, incluso desde antes de que existiera el socialismo como doctrina (en la Colonia estaban fijados por el gobierno hasta los precios de los clavos de las herraduras)-- los militares, que también sufrían de esa deformación, tuvieron que dar una pincelada socialista a la liberación de la entrada a la actividad de la enseñanza superior que impulsaban los "Chicago Boys" y dispusieron que las universidades debían ser "sin fines de lucro". Una solemne tontería, porque cada persona debe ser libre para resolver si actúa en la vida con o sin fines de lucro y no debería haber ninguna actividad lícita en la cual estuviera prohibido hacer una ganancia por desempeñarla.
Este blog es "sin fines de lucro", pero porque yo quiero que así lo sea. Eso es lo propio de una sociedad libre. Cada cual determina qué va a hacer y por qué motivación.
Si éste fuera realmente un país libre --pues decididamente no lo es en todo el sentido de la palabra-- cualquiera debería poder crear una universidad con o sin fines de lucro y el Estado no debería poder meterse a prohibirle ganarse la vida o hacer una fortuna educando a los demás. Pero nuestra sociedad no quiere ser realmente libre y todos, cual más, cual menos, han caído en la tolerancia con la prohibción de que se pueda ganar dinero educando a los demás. Hasta se tolera que haya personas que ganen dinero arrendando su propio cuerpo con fines sexuales, pero no se admite que lo hagan enseñando una profesión, un arte o un oficio dignos.
Pero, como "el mercado (es decir, la libertad personal) es más fuerte", en la práctica no hay ninguna actividad realmente "sin fines de lucro". Pues las organizaciones "sin fines de lucro" no existen. De hecho, ninguna de las universidades sin fines de lucro es tal. En las estatales no hay ganancias, sino enormes pérdidas, porque el "establshment" de cada una es el que lucra, a costa de su sostenedor, el Estado, que corre con las pérdidas. En todas partes toda la gente trata de lucrar a costa del Estado y generalmente se sale con la suya.
Y en las universidades privadas "sin fines de lucro" las ganancias provienen del control de la universidad, por una parte (pues sus fundadores pueden vender aquel control y, si el negocio es bueno, cobrar por él mucho más de lo que pusieron); y, por la otra, provienen de sociedades proveedoras de la universidad, las cuales pueden legalmente tener fines de lucro. Entonces los controladores son también dueños de esas sociedades y así ganan plata.
El epítome de las instituciones "sin fines de lucro" donde todos lucran es el Estado mismo, pues si usted levanta una piedra se encuentra con gente haciendo ganancias pingües a costa del Estado, en todas partes.
Por eso los partidarios de una sociedad libre queremos un Estado pequeño, el mínimo indispensable, para que a los ciudadanos nos pasen lo menos posible por el aro. Además, el Estado no soluciona los problemas, sino que ES el problema (Reagan).
Si nuestra sociedad fuera efectivamnte libre o quisiera serlo, cualquiera podría enseñar libremente a quienes quisieren aprender, en cualquier nivel, pre-básico, básico, medio, técnico o superior. Cualquiera podría organizar la institución de enseñanza respectiva en la forma en que prefiriera hacerlo y debería tener libertad para no cobrar, cobrar barato o cobrar muy caro a los alumnos, y nadie tendría que meterse a controlarlo o prohibirle hacerlo, salvo que faltara a la ley, al orden público o a las buenas costumbres.
Pero esta sociedad en que vivimos no quiere ser libre. Tanto que termina siendo dominada por los peores enemigos de la libertad, que están en el Partido Comunista y que encabezan todas las protestas, las "tomas", los desórdenes y las pérdidas forzadas de horas de clases que tienen lugar en estos días. Y esos promotores del liberticidio hacen dos peticiones fundamentales, que los retratan de cuerpo entero: "no al lucro" y "reforma constitucional" para derogar los preceptos de la Carta Fundamental que garantizan la libertad de enseñanza.
Y el Ministro de Educación los recibe para "negociar" estos atropellos, que serían intolerables en cualquier entorno realmente libre. Y ello es posible porque, en el fondo, vivimos en una sociedad que dice ser libre, pero no quiere serlo, como lo prueba el hecho de que a la primera de cambio se deje conducir, manejar y controlar por los que históricamente han sido, en Chile y el mundo, los enemigos declarados de la libertad de los pueblos.
Pero, como ése era un golpe a la mentalidad socialista tradicional --porque Chile fue siempre socialista, incluso desde antes de que existiera el socialismo como doctrina (en la Colonia estaban fijados por el gobierno hasta los precios de los clavos de las herraduras)-- los militares, que también sufrían de esa deformación, tuvieron que dar una pincelada socialista a la liberación de la entrada a la actividad de la enseñanza superior que impulsaban los "Chicago Boys" y dispusieron que las universidades debían ser "sin fines de lucro". Una solemne tontería, porque cada persona debe ser libre para resolver si actúa en la vida con o sin fines de lucro y no debería haber ninguna actividad lícita en la cual estuviera prohibido hacer una ganancia por desempeñarla.
Este blog es "sin fines de lucro", pero porque yo quiero que así lo sea. Eso es lo propio de una sociedad libre. Cada cual determina qué va a hacer y por qué motivación.
Si éste fuera realmente un país libre --pues decididamente no lo es en todo el sentido de la palabra-- cualquiera debería poder crear una universidad con o sin fines de lucro y el Estado no debería poder meterse a prohibirle ganarse la vida o hacer una fortuna educando a los demás. Pero nuestra sociedad no quiere ser realmente libre y todos, cual más, cual menos, han caído en la tolerancia con la prohibción de que se pueda ganar dinero educando a los demás. Hasta se tolera que haya personas que ganen dinero arrendando su propio cuerpo con fines sexuales, pero no se admite que lo hagan enseñando una profesión, un arte o un oficio dignos.
Pero, como "el mercado (es decir, la libertad personal) es más fuerte", en la práctica no hay ninguna actividad realmente "sin fines de lucro". Pues las organizaciones "sin fines de lucro" no existen. De hecho, ninguna de las universidades sin fines de lucro es tal. En las estatales no hay ganancias, sino enormes pérdidas, porque el "establshment" de cada una es el que lucra, a costa de su sostenedor, el Estado, que corre con las pérdidas. En todas partes toda la gente trata de lucrar a costa del Estado y generalmente se sale con la suya.
Y en las universidades privadas "sin fines de lucro" las ganancias provienen del control de la universidad, por una parte (pues sus fundadores pueden vender aquel control y, si el negocio es bueno, cobrar por él mucho más de lo que pusieron); y, por la otra, provienen de sociedades proveedoras de la universidad, las cuales pueden legalmente tener fines de lucro. Entonces los controladores son también dueños de esas sociedades y así ganan plata.
El epítome de las instituciones "sin fines de lucro" donde todos lucran es el Estado mismo, pues si usted levanta una piedra se encuentra con gente haciendo ganancias pingües a costa del Estado, en todas partes.
Por eso los partidarios de una sociedad libre queremos un Estado pequeño, el mínimo indispensable, para que a los ciudadanos nos pasen lo menos posible por el aro. Además, el Estado no soluciona los problemas, sino que ES el problema (Reagan).
Si nuestra sociedad fuera efectivamnte libre o quisiera serlo, cualquiera podría enseñar libremente a quienes quisieren aprender, en cualquier nivel, pre-básico, básico, medio, técnico o superior. Cualquiera podría organizar la institución de enseñanza respectiva en la forma en que prefiriera hacerlo y debería tener libertad para no cobrar, cobrar barato o cobrar muy caro a los alumnos, y nadie tendría que meterse a controlarlo o prohibirle hacerlo, salvo que faltara a la ley, al orden público o a las buenas costumbres.
Pero esta sociedad en que vivimos no quiere ser libre. Tanto que termina siendo dominada por los peores enemigos de la libertad, que están en el Partido Comunista y que encabezan todas las protestas, las "tomas", los desórdenes y las pérdidas forzadas de horas de clases que tienen lugar en estos días. Y esos promotores del liberticidio hacen dos peticiones fundamentales, que los retratan de cuerpo entero: "no al lucro" y "reforma constitucional" para derogar los preceptos de la Carta Fundamental que garantizan la libertad de enseñanza.
Y el Ministro de Educación los recibe para "negociar" estos atropellos, que serían intolerables en cualquier entorno realmente libre. Y ello es posible porque, en el fondo, vivimos en una sociedad que dice ser libre, pero no quiere serlo, como lo prueba el hecho de que a la primera de cambio se deje conducir, manejar y controlar por los que históricamente han sido, en Chile y el mundo, los enemigos declarados de la libertad de los pueblos.
martes, 21 de junio de 2011
El Daño Político
He defendido en este blog la idea de impedir la destrucción total del valor de una empresa, La Polar, en que se cometieron irregularidades. Si los "destructores tradicionales de valor" (de las empresas, de la moneda, de las libertades personales, de los fundamentos morales de la sociedad) logran su propósito, esa empresa, que todavía tiene potencial, pese a sus dificultades, será liquidada y perderán sus puestos los empleados de ella, sus créditos los bancos y tenedores de bonos y sus inversiones los accionistas. Probablemente, al final, los únicos que ganen algo sean los deudores morosos, porque representan centenares de miles de votos, pero esa ganancia será por la acción de los políticos empeñados en destruir la empresa; y será a costa del fisco, es decir, al final "pagará Moya".
Pero también hay un daño no económico muy grande. Es el daño político a todo un sector partidista. Porque, no nos engañemos, todos sabemos perfectamente con qué colectividades tienen afinidad los que aparecen como responsables de las irregularidades detectadas y, también, los que fueron negligentes y no las advirtieron a tiempo.
Cuando se destapó el gran escándalo socialista en el MOP, en los años 90, con las facturas brujas, el reparto de dineros públicos a fines particulares y partidistas a cargo de un funcionario que era, a la vez, el encargado de la recaudación electoral del partido socialista; las triangulaciones, los sobreprecios, los sobresueldos y, finalmente, los "sobres con billetes" para toda la "nomenklatura" (de ése y otros partidos), el daño político para la Concertación fue inconmensurable. No perdió el gobierno de inmediato exclusivamente gracias al "fenómeno Bachelet", que tiene poca explicación racional pero una fuerza y una permanencia innegables.
Ahora el caso La Polar está generando un daño político parecido. Mancha a todo un nivel socio-económico, el ABC1, qué duda cabe. El columnista Claudio Orrego (DC) habla del caso como "el Karadima del retail", en "La Segunda" de hoy. Y ni siquiera tiene lugar en medio de una crisis, sino en plena prosperidad.
Cuando en 1982 salieron a luz irregularidades financieras parecidas, al menos ello sucedía en plena crisis económica internacional, que generó una astringencia crediticia de una magnitud sin precedentes en Chile. Hasta entonces el éxito del Gobierno Militar, medido por todas las encuestas de opinión, era notable. Por eso la Gallup norteamericana sostenía que el resultado del plebiscito de 1980, tan favorable a ese gobierno, reflejaba la opinión que sus sondeos recogían entre los chilenos. Esa imagen se vino abajo con la crisis de 1982, que dejó al descubierto el abuso crediticio, el endeudamiento excesivo con empresas relacionadas y otras situaciones que devaluaron fuertemente a los sectores civiles en que se apoyaba el gobierno.
Ahora el caso de La Polar está provocando un daño político similar a la derecha y al gobierno al que ella apoya. Surge un reparo ético insoslayable. Aunque sea injusto, la masa tiende a pensar que La Polar es sólo la punta de un iceberg. El costo de imagen lo pagará todo el empresariado, aunque sea sólo un grupo minoritario el que haya incurrido en irregularidades. Se renueva el estereotipo de que quienes menos tienen son víctimas del engaño y del abuso de los que tienen más.
Por eso la gente que ocupa más altas posiciones socio-económicas es, a la vez, la que carga con la mayor responsabilidad en la tarea de preservar la ética del sistema de libertades que ella defiende. Si algunos, aunque sean pocos, aparecen trasgrediéndola, no sólo dañan a toda su clase y a su sector político, sino que también debilitan los pilares éticos en que se sustenta una sociedad libre.
Pero también hay un daño no económico muy grande. Es el daño político a todo un sector partidista. Porque, no nos engañemos, todos sabemos perfectamente con qué colectividades tienen afinidad los que aparecen como responsables de las irregularidades detectadas y, también, los que fueron negligentes y no las advirtieron a tiempo.
Cuando se destapó el gran escándalo socialista en el MOP, en los años 90, con las facturas brujas, el reparto de dineros públicos a fines particulares y partidistas a cargo de un funcionario que era, a la vez, el encargado de la recaudación electoral del partido socialista; las triangulaciones, los sobreprecios, los sobresueldos y, finalmente, los "sobres con billetes" para toda la "nomenklatura" (de ése y otros partidos), el daño político para la Concertación fue inconmensurable. No perdió el gobierno de inmediato exclusivamente gracias al "fenómeno Bachelet", que tiene poca explicación racional pero una fuerza y una permanencia innegables.
Ahora el caso La Polar está generando un daño político parecido. Mancha a todo un nivel socio-económico, el ABC1, qué duda cabe. El columnista Claudio Orrego (DC) habla del caso como "el Karadima del retail", en "La Segunda" de hoy. Y ni siquiera tiene lugar en medio de una crisis, sino en plena prosperidad.
Cuando en 1982 salieron a luz irregularidades financieras parecidas, al menos ello sucedía en plena crisis económica internacional, que generó una astringencia crediticia de una magnitud sin precedentes en Chile. Hasta entonces el éxito del Gobierno Militar, medido por todas las encuestas de opinión, era notable. Por eso la Gallup norteamericana sostenía que el resultado del plebiscito de 1980, tan favorable a ese gobierno, reflejaba la opinión que sus sondeos recogían entre los chilenos. Esa imagen se vino abajo con la crisis de 1982, que dejó al descubierto el abuso crediticio, el endeudamiento excesivo con empresas relacionadas y otras situaciones que devaluaron fuertemente a los sectores civiles en que se apoyaba el gobierno.
Ahora el caso de La Polar está provocando un daño político similar a la derecha y al gobierno al que ella apoya. Surge un reparo ético insoslayable. Aunque sea injusto, la masa tiende a pensar que La Polar es sólo la punta de un iceberg. El costo de imagen lo pagará todo el empresariado, aunque sea sólo un grupo minoritario el que haya incurrido en irregularidades. Se renueva el estereotipo de que quienes menos tienen son víctimas del engaño y del abuso de los que tienen más.
Por eso la gente que ocupa más altas posiciones socio-económicas es, a la vez, la que carga con la mayor responsabilidad en la tarea de preservar la ética del sistema de libertades que ella defiende. Si algunos, aunque sean pocos, aparecen trasgrediéndola, no sólo dañan a toda su clase y a su sector político, sino que también debilitan los pilares éticos en que se sustenta una sociedad libre.
lunes, 20 de junio de 2011
El Absurdo Masivo
Muchas personas me han preguntado qué opino de los desfiles masivos de las últimas semanas, lo que revela que muchas personas no leen este blog, porque en él he reiterado que esos desfiles no tendrán, a la larga, ninguna importancia. Como no la tuvieron las marchas masivas de los "pingüinos" hace un lustro, cuyo blanco principal era la LOCE, la cual sigue vigente y con buena salud.
¿Por qué se junta ahora tanta gente, entonces? Primero, porque está de moda. "Efecto rebaño". Comenzó en el norte de África, se extendió al oriente medio y a Europa y ahora aparece en Chile. Segundo, porque todos los que marchan tienen algún problema y piensan que es una oportunidad de manifestar su descontento: porque han subido los precios de los alimentos, porque el Transantiago no mejora, porque "la letra chica" los dejó al margen de algún beneficio que se les prometió, porque creen que la Patagonia va a desaparecer si se construye HydroAisén o HidroAysén, no estoy seguro; porque están demasiado endeudados; porque alguien (funcionario, empresario, contraparte) se los está "pasando por el aro"; porque piensan que a río revuelto pueden recibir algo adicional gratis (mejor pasaje escolar, un bono de invierno, matrícula o lo que fuere); y, en fin, porque formar parte de una masa lo hace a uno, de alguna manera, protagonista de algo, en circunstancias en que, por sí solo, no es nunca protagonista de nada.
Pero estas movilizaciones, aunque masivas, no tienen destino, porque están fundadas en el absurdo. Tan absurdo que están encabezadas por dos personajes representativos de una ideología fracasada y extinta, que además piden cosas absurdas.
El dirigente comunista de los profesoras y la dirigenta comunista de los alumnos piden ni más ni menos que la derogación de dos artículos de la Constitución que garantizan la libertad de enseñanza. Quieren que nadie pueda fundar un colegio ni una universidad, salvo el Estado; que nadie pueda libremente ofrecer enseñar o educar a otros; y que nadie pueda elegir entre diferentes modalidades de instrucción para sus hijos. ¿Cabe un postulado más contrario a todo lo que representa el mundo que vio caer la Cortina de Hierro y el Muro de Berlín? Y, sin embargo, quienes explican la motivación de los miles de personas que salen a las calles, dicen que la principal es la supresión de las mencionadas libertades.
Otro lema que esgrimen es "el fin del lucro". El lucro es consustancial a la naturaleza humana, porque es racional: consiste en obtener de cualquier actividad que uno emprenda algo más de lo que se aportó para emprenderla. ¿Alguien está dispuesto a gastar cien pesos para obtener noventa o, por último, los mismos cien? Nadie. Por eso todo el mundo persigue un lucro. Un profesor de los presididos por el dirigente comunista Guajardo no estaría dispuesto a recibir 200 mil pesos por hacer clases si lo que necesita para mantener a su familia y sobrevivir él son 250 mil pesos, como mínimo. Quiere, entonces, recibir más de 250 mil pesos por hacer clases. Es decir, quiere lucrar. La dirigenta Camila Vallejos, a la cual siempre he reconocido la belleza de sus ojos y la capacidad de hablar marxismo-leninismo de memoria y de corrido, quiere educación gratis. Es decir, pide recibir algo que cuesta y vale dinero, qué duda cabe, sin dar nada a cambio. Es lo mismo que pedir un fajo de billetes a cambio de nada. Puro lucro. ¡Pero ella dice estar contra el lucro que está pretendiendo! ¿Cómo no va a ser absurdo?
Y las personas que desfilan contra HidroAysén o HydroAisén lo hacen en supuesta defensa de la naturaleza, pero ¿qué más lesivo para la naturaleza que las centrales a carbón que será preciso construir si no se hace HidroAysén o HydroAisén? Los defensores del medio ambiente desfilan contra la alternativa que mejor defiende el medio ambiente. ¿No es eso absurdo? Por supuesto que lo es.
No digo que sea imposible que esos puntos de vista se impongan en Chile. Este país siempre ha coqueteado con el absurdo. En su tiempo fue el único que había elegido a un presidente marxista-leninista por votación popular. Y después que éste lo dejó en la ruina más espantosa que había sufrido en su historia, hace poco una votación popular eligió a la figura de ese mismo marxista-leninista como "Gran Chileno de Todos los Tiempos".
Hay, pues, un elemento de absurdo inextricable en el carácter nacional, que está siempre rondando y probablemente nunca va a desaparecer. Pero también hay un elemento de racionalidad básica y de sentido común que termina imponiéndose sobre el absurdo, por generalizado y compartido que éste parezca en un momento dado.
En poco tiempo más, con abastecimiento eléctrico limpio y suficiente, gracias a HidroAysén o HydroAisén; con el surgimiento de muchos más colegios y universidades privados de excelencia, a los cuales hasta los más pobres podrán ir, pagando con un "voucher" que les dará el Estado, para lo cual tendrá recursos de sobra, tras suprimir la burocracia monstruosa del Ministerio de Educación y haber licitado decenas de miles de escuelas municipalizadas fracasadas, las marchas de días pasados serán recordadas sólo como una borrachera del absurdo, de la cual el país pudo recuperarse saludablemente, una vez más.
¿Por qué se junta ahora tanta gente, entonces? Primero, porque está de moda. "Efecto rebaño". Comenzó en el norte de África, se extendió al oriente medio y a Europa y ahora aparece en Chile. Segundo, porque todos los que marchan tienen algún problema y piensan que es una oportunidad de manifestar su descontento: porque han subido los precios de los alimentos, porque el Transantiago no mejora, porque "la letra chica" los dejó al margen de algún beneficio que se les prometió, porque creen que la Patagonia va a desaparecer si se construye HydroAisén o HidroAysén, no estoy seguro; porque están demasiado endeudados; porque alguien (funcionario, empresario, contraparte) se los está "pasando por el aro"; porque piensan que a río revuelto pueden recibir algo adicional gratis (mejor pasaje escolar, un bono de invierno, matrícula o lo que fuere); y, en fin, porque formar parte de una masa lo hace a uno, de alguna manera, protagonista de algo, en circunstancias en que, por sí solo, no es nunca protagonista de nada.
Pero estas movilizaciones, aunque masivas, no tienen destino, porque están fundadas en el absurdo. Tan absurdo que están encabezadas por dos personajes representativos de una ideología fracasada y extinta, que además piden cosas absurdas.
El dirigente comunista de los profesoras y la dirigenta comunista de los alumnos piden ni más ni menos que la derogación de dos artículos de la Constitución que garantizan la libertad de enseñanza. Quieren que nadie pueda fundar un colegio ni una universidad, salvo el Estado; que nadie pueda libremente ofrecer enseñar o educar a otros; y que nadie pueda elegir entre diferentes modalidades de instrucción para sus hijos. ¿Cabe un postulado más contrario a todo lo que representa el mundo que vio caer la Cortina de Hierro y el Muro de Berlín? Y, sin embargo, quienes explican la motivación de los miles de personas que salen a las calles, dicen que la principal es la supresión de las mencionadas libertades.
Otro lema que esgrimen es "el fin del lucro". El lucro es consustancial a la naturaleza humana, porque es racional: consiste en obtener de cualquier actividad que uno emprenda algo más de lo que se aportó para emprenderla. ¿Alguien está dispuesto a gastar cien pesos para obtener noventa o, por último, los mismos cien? Nadie. Por eso todo el mundo persigue un lucro. Un profesor de los presididos por el dirigente comunista Guajardo no estaría dispuesto a recibir 200 mil pesos por hacer clases si lo que necesita para mantener a su familia y sobrevivir él son 250 mil pesos, como mínimo. Quiere, entonces, recibir más de 250 mil pesos por hacer clases. Es decir, quiere lucrar. La dirigenta Camila Vallejos, a la cual siempre he reconocido la belleza de sus ojos y la capacidad de hablar marxismo-leninismo de memoria y de corrido, quiere educación gratis. Es decir, pide recibir algo que cuesta y vale dinero, qué duda cabe, sin dar nada a cambio. Es lo mismo que pedir un fajo de billetes a cambio de nada. Puro lucro. ¡Pero ella dice estar contra el lucro que está pretendiendo! ¿Cómo no va a ser absurdo?
Y las personas que desfilan contra HidroAysén o HydroAisén lo hacen en supuesta defensa de la naturaleza, pero ¿qué más lesivo para la naturaleza que las centrales a carbón que será preciso construir si no se hace HidroAysén o HydroAisén? Los defensores del medio ambiente desfilan contra la alternativa que mejor defiende el medio ambiente. ¿No es eso absurdo? Por supuesto que lo es.
No digo que sea imposible que esos puntos de vista se impongan en Chile. Este país siempre ha coqueteado con el absurdo. En su tiempo fue el único que había elegido a un presidente marxista-leninista por votación popular. Y después que éste lo dejó en la ruina más espantosa que había sufrido en su historia, hace poco una votación popular eligió a la figura de ese mismo marxista-leninista como "Gran Chileno de Todos los Tiempos".
Hay, pues, un elemento de absurdo inextricable en el carácter nacional, que está siempre rondando y probablemente nunca va a desaparecer. Pero también hay un elemento de racionalidad básica y de sentido común que termina imponiéndose sobre el absurdo, por generalizado y compartido que éste parezca en un momento dado.
En poco tiempo más, con abastecimiento eléctrico limpio y suficiente, gracias a HidroAysén o HydroAisén; con el surgimiento de muchos más colegios y universidades privados de excelencia, a los cuales hasta los más pobres podrán ir, pagando con un "voucher" que les dará el Estado, para lo cual tendrá recursos de sobra, tras suprimir la burocracia monstruosa del Ministerio de Educación y haber licitado decenas de miles de escuelas municipalizadas fracasadas, las marchas de días pasados serán recordadas sólo como una borrachera del absurdo, de la cual el país pudo recuperarse saludablemente, una vez más.
domingo, 19 de junio de 2011
La Polar: Los Destructores de Valor en Acción
Cuando el otro día escribí que "los cuidados del sacristán van a matar al señor cura", refiriéndome al caso de La Polar, los comentaristas del blog --chilenos al fin-- me llenaron de duras críticas. Pero, "eppur si muove", los cuidados del sacristán están matando al señor cura.
Se han metido en el asunto todos los "destructores de valor" tradicionales de nuestra sociedad, léase la izquierda política, con o sin la DC, que siempre se está dando vuelta la chaqueta, como lo hizo para llamar a los militares cuando, en 1973, todo el valor de nuestra sociedad estaba casi completamente destruido, y para, en 1990, condenarlos, cuando ese valor estuvo restablecido y la DC vio que "la estaban dando" para aliarse con los mismos destructores tradicionales de valor y hacerse del poder en el país reconstruido. Sólo para empezar a destruir una vez más, cosa que hicieron, si bien lentamente, a lo largo de veinte años (véase cómo evolucionaron a la baja los índices de crecimiento y de productividad).
Bueno, y llegó la hora de la prueba, el caso de La Polar. Una empresa en que se cometieron delitos y se ocultó información, pero una empresa valiosa. Una cuarta parte de ella les pertenece a los trabajadores chilenos (a través de las AFP), el resto a miles de pequeños accionistas. También hay tenedores de bonos emitidos por la empresa y bancos acreedores por más de trescientos millones de dólares. Y cuatro mil trabajadores que no tienen por qué perder sus empleos. En fin, al Estado también le interesa que las empresas tengan ganancias, creen empleos y paguen impuestos; es decir, que La Polar sobreviva y se recupere, lo cual es perfectamente posible.
Pero los "destructores de valor" se han dedicado a su tarea y están dedicados a demoler esa empresa. Obviamente, lo principal es hoy restablecer la salud de su cartera de deudores, porque casi la mitad del negocio de La Polar era el otorgamiento de créditos. Una buena cartera de deudores es casi la mitad de su negocio y su patrimonio. ¿Y a qué se han dedicado los políticos "destructores valor"? A decirles a los deudores de La Polar que no negocien, que no acepten normalizar sus créditos. Porque quieren liquidar a la empresa... para que después "pague Moya". Quieren formar una "Coordinadora de Deudores de La Polar" que le pida plata al gobierno. Es una demagogia tentadora, porque son deudores morosos a los cuales se les promete transformarse en acreedores, arte de birlibirloque en que son maestros numerosos abogados oportunistas.
¿Qué es lo que le interesa al país? Que las irregularidades de La Polar no liquiden la empresa, cosa que es perfectamente posible, porque, si se renegocia con los deudores, éstos siguen pagando, la cartera se reconstruye y el público vuelve a comprar a las tiendas, ella volverá a prosperar. Volverá a ser buen negocio, porque si bien las pérdidas de todo el trastorno producido van a bajar el valor de la acción, ésta seguirá teniéndolo y, si el negocio vuelve a marchar bien y sin irregularidades, su cotización se va a recuperar, se pagarán los bonos, los empleados no perderán sus trabajos, los bancos cobrarán sus créditos y las AFP van a recuperar el capital de los trabajadores chilenos invertido en acciones de La Polar.
Por supuesto, quienes hayan cometido delito deberán ser procesados y sancionados, pero eso no tiene por qué afectar a la empresa más de lo que ya la ha afectado. Los delitos los cometen las personas, no las sociedades anónimas ni menos la mayoría de un directorio al cual se habían incorporado personas capacitadas y respetables, que no sólo nada tuvieron que ver con las irregularidades, sino que las dieron a conocer.
El caso de La Polar se presta para el populismo político barato, lo cual es, lamentablemente, una tentación muy grande para el Presidente que tenemos. Pero, por una vez, él debe apartarse de él y confrontar a "los destructores de valor", evitando "razzias" policiales como la de incautarse de todos los computadores de los ejecutivos de la empresa, con lo cual lo único que se consigue es paralizarla. Castigar a los responsables es necesario, pero más importante es salvar la empresa.
Para adoptar esa posición constructiva se necesita coraje político. Aquí sólo deben perder los responsables de haber cometido delitos, pero no todos los accionistas, acreedores y empleados, como va a suceder si los Teillier, los Pizarro, los Harboe y los Girardi son dejados en libertad, como lo hemos visto en estos días, para practicar su menestar político preferido, que es el de destruir valor a costa del país.
Se han metido en el asunto todos los "destructores de valor" tradicionales de nuestra sociedad, léase la izquierda política, con o sin la DC, que siempre se está dando vuelta la chaqueta, como lo hizo para llamar a los militares cuando, en 1973, todo el valor de nuestra sociedad estaba casi completamente destruido, y para, en 1990, condenarlos, cuando ese valor estuvo restablecido y la DC vio que "la estaban dando" para aliarse con los mismos destructores tradicionales de valor y hacerse del poder en el país reconstruido. Sólo para empezar a destruir una vez más, cosa que hicieron, si bien lentamente, a lo largo de veinte años (véase cómo evolucionaron a la baja los índices de crecimiento y de productividad).
Bueno, y llegó la hora de la prueba, el caso de La Polar. Una empresa en que se cometieron delitos y se ocultó información, pero una empresa valiosa. Una cuarta parte de ella les pertenece a los trabajadores chilenos (a través de las AFP), el resto a miles de pequeños accionistas. También hay tenedores de bonos emitidos por la empresa y bancos acreedores por más de trescientos millones de dólares. Y cuatro mil trabajadores que no tienen por qué perder sus empleos. En fin, al Estado también le interesa que las empresas tengan ganancias, creen empleos y paguen impuestos; es decir, que La Polar sobreviva y se recupere, lo cual es perfectamente posible.
Pero los "destructores de valor" se han dedicado a su tarea y están dedicados a demoler esa empresa. Obviamente, lo principal es hoy restablecer la salud de su cartera de deudores, porque casi la mitad del negocio de La Polar era el otorgamiento de créditos. Una buena cartera de deudores es casi la mitad de su negocio y su patrimonio. ¿Y a qué se han dedicado los políticos "destructores valor"? A decirles a los deudores de La Polar que no negocien, que no acepten normalizar sus créditos. Porque quieren liquidar a la empresa... para que después "pague Moya". Quieren formar una "Coordinadora de Deudores de La Polar" que le pida plata al gobierno. Es una demagogia tentadora, porque son deudores morosos a los cuales se les promete transformarse en acreedores, arte de birlibirloque en que son maestros numerosos abogados oportunistas.
¿Qué es lo que le interesa al país? Que las irregularidades de La Polar no liquiden la empresa, cosa que es perfectamente posible, porque, si se renegocia con los deudores, éstos siguen pagando, la cartera se reconstruye y el público vuelve a comprar a las tiendas, ella volverá a prosperar. Volverá a ser buen negocio, porque si bien las pérdidas de todo el trastorno producido van a bajar el valor de la acción, ésta seguirá teniéndolo y, si el negocio vuelve a marchar bien y sin irregularidades, su cotización se va a recuperar, se pagarán los bonos, los empleados no perderán sus trabajos, los bancos cobrarán sus créditos y las AFP van a recuperar el capital de los trabajadores chilenos invertido en acciones de La Polar.
Por supuesto, quienes hayan cometido delito deberán ser procesados y sancionados, pero eso no tiene por qué afectar a la empresa más de lo que ya la ha afectado. Los delitos los cometen las personas, no las sociedades anónimas ni menos la mayoría de un directorio al cual se habían incorporado personas capacitadas y respetables, que no sólo nada tuvieron que ver con las irregularidades, sino que las dieron a conocer.
El caso de La Polar se presta para el populismo político barato, lo cual es, lamentablemente, una tentación muy grande para el Presidente que tenemos. Pero, por una vez, él debe apartarse de él y confrontar a "los destructores de valor", evitando "razzias" policiales como la de incautarse de todos los computadores de los ejecutivos de la empresa, con lo cual lo único que se consigue es paralizarla. Castigar a los responsables es necesario, pero más importante es salvar la empresa.
Para adoptar esa posición constructiva se necesita coraje político. Aquí sólo deben perder los responsables de haber cometido delitos, pero no todos los accionistas, acreedores y empleados, como va a suceder si los Teillier, los Pizarro, los Harboe y los Girardi son dejados en libertad, como lo hemos visto en estos días, para practicar su menestar político preferido, que es el de destruir valor a costa del país.
sábado, 18 de junio de 2011
¡Oh, las Encuestas, Oh, los Chilenos! (II)
Entonces, después de abismarme ayer por los cambios de opinión de los chilenos, o de las encuestas, de nuevo me abismo hoy ante un completo análisis de "La Tercera" en que, de nuevo, la parte encuestas trae contradicciones adicionales. Si bien el rechazo al gobierno es de 56% versos 36% de apoyo, y se confirma que el rechazo a la Concertación es aún mayor (65%), otra encuesta (al lado de la anterior) muestra a los partidos de la Concertación gozando de una amplia mayor simpatía ciudadana (21,7%) que los partidos de la Alianza (13.7%). Claro que aparece un 56,8% de la ciudadanía expresando que no siente simpatía por ningún partido. Importante, pues podría interpretarse como una mayoría deseosa de que "se vayan todos". ¿Para que llegue (o vuelva) quién?
Supongo que seré tratado de fascista si añado que, en la misma encuesta de "La Tercera", la institución en que más confían los chilenos es el conjunto de las Fuerzas Armadas. Pero, por cierto, ellas no tienen nada qué decir en la actual situación. Tanto que ni siquiera son capaces de impetrar justicia para sus camaradas presos políticos. Hoy fui a un acto ecuménico de solidaridad con ellos, presidido por el pastor anglicano Pablo Alvarez y el pastor católico ¡Cristián Precht!, que presidía la Vicaría de la Solidaridad en los años '70. De sus palabras me pareció entender que hasta él considera injusta la privación de libertad de los ex uniformados.
Y el Presidente, que les prometió a éstos justicia y legalidad y no se las ha proporcionado (ni siquiera les otorga libertades condicionales que les corresponden según el juicio de organismos técnicos) sigue infatigable en la tarea de remontar en las encuestas, presidiendo a toda hora toda suerte de ceremonias, ya fueren fúnebres o aniversarias, y haciendo uso improvisado de la palabra en ellas. En el 78° aniversario de la Policía de Investigaciones ilustró a la amplia cocurrencia de detectives y aspirantes con su cultura histórica, dirigiéndoles las siguientes palabras: "De hecho, el primer delito se cometió, según la Biblia, o dentro del paraíso al desobedecer la palabra de Dios, o inmeditamente después de ser expulsados, cuando se cometió el primer asesinato, cuando Abel asesinó a Caín" ("Las Últimas Noticias", p. 16). Un murmullo recorrió las filas de detectives, que hasta ese momento habían recibido una versión diversa.
En todo caso, corren ríos de tinta para explicar por qué sale tanta gente a protestar. Tal vez todas las versiones que se da tienen algo de verdad y en conjunto aportan una buena explicación general, esfuerzo bien logrado en "Reportajes" de "La Tercera" en su versión de hoy.
Pero, ciertamente, las contradictorias encuestas que siguen apareciendo no aportan casi nada para saber cuál es el real sentir político de la mayoría de los chilenos.
Supongo que seré tratado de fascista si añado que, en la misma encuesta de "La Tercera", la institución en que más confían los chilenos es el conjunto de las Fuerzas Armadas. Pero, por cierto, ellas no tienen nada qué decir en la actual situación. Tanto que ni siquiera son capaces de impetrar justicia para sus camaradas presos políticos. Hoy fui a un acto ecuménico de solidaridad con ellos, presidido por el pastor anglicano Pablo Alvarez y el pastor católico ¡Cristián Precht!, que presidía la Vicaría de la Solidaridad en los años '70. De sus palabras me pareció entender que hasta él considera injusta la privación de libertad de los ex uniformados.
Y el Presidente, que les prometió a éstos justicia y legalidad y no se las ha proporcionado (ni siquiera les otorga libertades condicionales que les corresponden según el juicio de organismos técnicos) sigue infatigable en la tarea de remontar en las encuestas, presidiendo a toda hora toda suerte de ceremonias, ya fueren fúnebres o aniversarias, y haciendo uso improvisado de la palabra en ellas. En el 78° aniversario de la Policía de Investigaciones ilustró a la amplia cocurrencia de detectives y aspirantes con su cultura histórica, dirigiéndoles las siguientes palabras: "De hecho, el primer delito se cometió, según la Biblia, o dentro del paraíso al desobedecer la palabra de Dios, o inmeditamente después de ser expulsados, cuando se cometió el primer asesinato, cuando Abel asesinó a Caín" ("Las Últimas Noticias", p. 16). Un murmullo recorrió las filas de detectives, que hasta ese momento habían recibido una versión diversa.
En todo caso, corren ríos de tinta para explicar por qué sale tanta gente a protestar. Tal vez todas las versiones que se da tienen algo de verdad y en conjunto aportan una buena explicación general, esfuerzo bien logrado en "Reportajes" de "La Tercera" en su versión de hoy.
Pero, ciertamente, las contradictorias encuestas que siguen apareciendo no aportan casi nada para saber cuál es el real sentir político de la mayoría de los chilenos.
viernes, 17 de junio de 2011
¡Oh, las Encuestas!, ¡Oh, los Chilenos!
Hace un par de semanas aparecieron, con diferencia de días, la encuesta política de La Segunda-UDD y la de Adimark-GFK. Mientras la primera mostraba un apoyo al gobierno de 45% y una reprobación de 40%, la segunda mostraba un apoyo de 36% y una reprobación del 51%. ¿Cómo podía ser eso?
Uno no podía menos de preguntarse si en un mismo país, en pocos días, la opinión pública había cambiado tanto. Bueno, la respuesta iba a recibirse en el mes siguiente, junio, e iba a permitir ver cuál encuesta estaba desalineada de la realidad.
Pues bien, hoy ha aparecido la de La Segunda-UDD, y muestra que ahora la aprobación al gobierno ha caído al 41%, mientras la reprobación ha subido al 45%.
Es decir, La Segunda-UDD se ha puesto más o menos en línea con Adimark-GFK... salvo que esta última, cuando se dé a conocer su nuevo sondeo en un par de semanas más, vuelva a diferir de la primera...
La encuesta sobre aspirantes presidenciales de La Segunda-UDD muestra a dos figuras, una en el sector gobierno y otra en el de la oposición, muy distanciadas del resto: Laurence Golborne y Michelle Bachelet, respectivamente. Y la diferencia entre ambos
se ha estrechado a tres puntos, lo que equivale a un "empate técnico", nombre que se da a la situación en que el margen entre dos candidatos es menor que el margen de error de la encuesta.
Estos sondeos son "fotografías del momento" que, naturalmente, pueden cambiar. Pero, si los resultados se mantienen en el tiempo, ellos son determinantes de la realidad futura.
La realidad presente, en todo caso, es la de que el gobierno sufre una reprobación mayoritaria, cualquiera fuere la causa; y que la más probable próxima presidenta será Michelle Bachelet, a la cabeza de la Concertación, aunque, paradójicamente, este conglomerado tiene el mayor índice de reprobación entre todos los entes o personas consultados en la última encuesta Adimark-GFK.
¿Cómo se conciliará, entonces, que la candidata mayoritaria (si bien estrechamente) esté llamada a presidir un gobierno de una coalición ampliamente minoritaria y con mayor porcentaje de rechazo?
Bueno, son los ciudadanos chilenos, que incurren en esa manifiesta contradicción, los llamados a explicarla.
Uno no podía menos de preguntarse si en un mismo país, en pocos días, la opinión pública había cambiado tanto. Bueno, la respuesta iba a recibirse en el mes siguiente, junio, e iba a permitir ver cuál encuesta estaba desalineada de la realidad.
Pues bien, hoy ha aparecido la de La Segunda-UDD, y muestra que ahora la aprobación al gobierno ha caído al 41%, mientras la reprobación ha subido al 45%.
Es decir, La Segunda-UDD se ha puesto más o menos en línea con Adimark-GFK... salvo que esta última, cuando se dé a conocer su nuevo sondeo en un par de semanas más, vuelva a diferir de la primera...
La encuesta sobre aspirantes presidenciales de La Segunda-UDD muestra a dos figuras, una en el sector gobierno y otra en el de la oposición, muy distanciadas del resto: Laurence Golborne y Michelle Bachelet, respectivamente. Y la diferencia entre ambos
se ha estrechado a tres puntos, lo que equivale a un "empate técnico", nombre que se da a la situación en que el margen entre dos candidatos es menor que el margen de error de la encuesta.
Estos sondeos son "fotografías del momento" que, naturalmente, pueden cambiar. Pero, si los resultados se mantienen en el tiempo, ellos son determinantes de la realidad futura.
La realidad presente, en todo caso, es la de que el gobierno sufre una reprobación mayoritaria, cualquiera fuere la causa; y que la más probable próxima presidenta será Michelle Bachelet, a la cabeza de la Concertación, aunque, paradójicamente, este conglomerado tiene el mayor índice de reprobación entre todos los entes o personas consultados en la última encuesta Adimark-GFK.
¿Cómo se conciliará, entonces, que la candidata mayoritaria (si bien estrechamente) esté llamada a presidir un gobierno de una coalición ampliamente minoritaria y con mayor porcentaje de rechazo?
Bueno, son los ciudadanos chilenos, que incurren en esa manifiesta contradicción, los llamados a explicarla.
jueves, 16 de junio de 2011
Nihil Novum Sub Sole
Nada nuevo hay bajo el sol, ni tampoco hay nada nuevo en Chile. Hoy he visto a mucha gente muy impresionada por la multitud que salió a marchar por la Alameda. "La marcha más multitudinaria desde la caída de Pinochet", decía Chilevisión Noticias. ¡Desde la caída de Pinochet! ¡Lo que es el lavado de cerebros! Pinochet nunca "cayó", sino que cumplió integro su mandato popular. Pues la mayoría votó "sí", en 1980, a su Presidencia de ocho años, contados desde el 11 de marzo de 1981 y prorrogables en un año más si se perdía el plebiscito de 1988.
Estas marchas, como lo dije en un blog días atrás, no tienen trascendencia. Sólo la adquieren si los gobernantes se dejan impresionar por ellas. Si no, pasan, simplemente, y se olvidan. Pero en el inconsciente colectivo se va forjando un anhelo de orden. Una mayoría silenciosa se va gestando para buscar la manera de poner término al caos. Pero es un proceso lento. Entretanto ¿qué importancia tuvo la "revolución de los pingüinos"? Ninguna, tanto que hoy día los estudiantes que marchan dicen lo mismo que decían los de hace un lustro, con una sola novedad: que ahora el Partido Comunista, que no reúne votos ni siquiera para elegir parlamentarios, pues sólo los tiene gracias a la genialidad DC, que les cedió cupos (obra de Kerensky jr.), encabeza a las multitudes.
Pues esta vez se plegaron a la marcha los ecologistas contrarios a HydroAisén, los burócratas de la salud estatal y los subcontratistas en huelga ilegal de El Teniente, que pretenden interrumpir las faenas por la violencia, situación contra la cual se rebelan los trabajadores del mineral. Pero, como ya es costumbre, éstos no tienen el respaldo de la fuerza pública y muchas veces no pueden ingresar a su trabajo por temor a los apedreos y agresiones.
El espectáculo de los saqueos y daños en Santiago fue hoy, también, superior al de otras ocasiones, dando cumplimiento a una vieja ley de los desórdenes callejeros: si la autoridad no reprime el vandalismo, éste se fortalece, sobre todo si es rentable, como lo era para los delincuentes que, a vista y paciencia del público, asaltaban establecimientos comerciales durante la marcha de hoy.
Tampoco es novedad la destrucción del "mobiliario urbano". El instinto destructivo en Chile es originario y tiene sus raíces en el ejemplo del cacique Michimalonco, hace más de 500 años. Nunca va a desaparecer. Por eso la destrucción de semáforos, letreros y adornos callejeros de estos días no es de extrañar: está en el ADN de la raza. Recuerdo que, cuando yo era niño, llegaron modernos buses y trolebuses norteamericanos, amplios, cómodos, silenciosos, con asientos de cuero. En pocas semanas, todos los asientos de cuero había sido "tajeados" con navaja. Luego la empresa los cosía con gruesos cordeles, pero a partir de un punto hubo que reemplazarlos con asientos de madera bruta muy autóctonos y muy apropiados para resistir ser rayados hasta el último espacio disponible, generalmente con una palabra originaria que no voy a reproducir aquí, por cierto.
Pero nuestra democracia proseguía su desarrollo, aparentemente incólume. Decían que era "ejemplar". Sin embargo, el caos llegó a tanto que, en un momento dado, el país decidió elegir a un dictador, y lo eligió para que fuera tal: el general Ibáñez, que había presidido lo que los historiadores llaman "la dictadura de Ibáñez", entre 1927 y 1931. Pues bien, "veinte años después" una mayoría absoluta lo eligió Presidente porque, según el sentir mayoritario, lo que necesitaba el país anarquizado era una mano firme. Para desilusión de esa mayoría, Ibáñez no fue dictador en su segunda presidencia. Entonces el país eligió a continuación a otro supuesto "hombre fuerte", el austero derechista Jorge Alessandri, que apuntaba con el dedo en su affiche de campaña y nos conminaba: "A usted lo necesito", "hechos y no palabras". ¡Por fin íbamos a tener autoridad! Nada. Don Jorge fue un gobernante honesto, pasable, pero no autoritario. Y se fue rodeado de una enorme popularidad, es cierto, pero yo, que cuando voté por él era la primera vez que lo hacía, había esperado otra cosa.
Y como nunca llegó el gobernante de mano firme que el pueblo realmente quería, bueno, caímos cada vez más bajo, con la DC, el "Kerensky chileno sr." y, finalmente, el marxismo-leninismo "con rostro humano" pero vocación totalitaria de Salvador Allende. Sólo cuando éste nos llevó al paroxismo del desorden, el caos, la escasez, la ilegalidad, la violencia armada, la tortura policial y las intentonas totalitarias (como la ENU, la escuela nacional unificada estatal con enseñanza obligatoria del socialismo, lo mismo que piden los dirigentes comunistas Camila Vallejos y Jaime Gajardo hoy, a la cabeza de cien o doscientas mil personas), sólo entonces vino a aparecer el gobierno autoritario que la ciudadanía había anhelado durante tantos años de desorden. Y así, "desde las cenizas" (James Whelan), resurgió el Ave Fénix. "Misión cumplida": nació "la joya más preciada de la corona latinoamericana" (Clinton, 1991), gracias al orden y la autoridad que hacen posible el progreso en libertad.
"Nihil novum sub sole" ni tampoco hay nada nuevo en Chile. El ciclo lo conocemos. La cosa es saber en qué parte de él estamos. Y en qué momento el pueblo, una vez más, hastiado de la violencia, la destrucción, el caos y las consignas estalinistas vacías que han presidido la marcha de hoy, va a clamar de nuevo por la mano firme y la autoridad que el chileno siempre, en el fondo, ha añorado.
Estas marchas, como lo dije en un blog días atrás, no tienen trascendencia. Sólo la adquieren si los gobernantes se dejan impresionar por ellas. Si no, pasan, simplemente, y se olvidan. Pero en el inconsciente colectivo se va forjando un anhelo de orden. Una mayoría silenciosa se va gestando para buscar la manera de poner término al caos. Pero es un proceso lento. Entretanto ¿qué importancia tuvo la "revolución de los pingüinos"? Ninguna, tanto que hoy día los estudiantes que marchan dicen lo mismo que decían los de hace un lustro, con una sola novedad: que ahora el Partido Comunista, que no reúne votos ni siquiera para elegir parlamentarios, pues sólo los tiene gracias a la genialidad DC, que les cedió cupos (obra de Kerensky jr.), encabeza a las multitudes.
Pues esta vez se plegaron a la marcha los ecologistas contrarios a HydroAisén, los burócratas de la salud estatal y los subcontratistas en huelga ilegal de El Teniente, que pretenden interrumpir las faenas por la violencia, situación contra la cual se rebelan los trabajadores del mineral. Pero, como ya es costumbre, éstos no tienen el respaldo de la fuerza pública y muchas veces no pueden ingresar a su trabajo por temor a los apedreos y agresiones.
El espectáculo de los saqueos y daños en Santiago fue hoy, también, superior al de otras ocasiones, dando cumplimiento a una vieja ley de los desórdenes callejeros: si la autoridad no reprime el vandalismo, éste se fortalece, sobre todo si es rentable, como lo era para los delincuentes que, a vista y paciencia del público, asaltaban establecimientos comerciales durante la marcha de hoy.
Tampoco es novedad la destrucción del "mobiliario urbano". El instinto destructivo en Chile es originario y tiene sus raíces en el ejemplo del cacique Michimalonco, hace más de 500 años. Nunca va a desaparecer. Por eso la destrucción de semáforos, letreros y adornos callejeros de estos días no es de extrañar: está en el ADN de la raza. Recuerdo que, cuando yo era niño, llegaron modernos buses y trolebuses norteamericanos, amplios, cómodos, silenciosos, con asientos de cuero. En pocas semanas, todos los asientos de cuero había sido "tajeados" con navaja. Luego la empresa los cosía con gruesos cordeles, pero a partir de un punto hubo que reemplazarlos con asientos de madera bruta muy autóctonos y muy apropiados para resistir ser rayados hasta el último espacio disponible, generalmente con una palabra originaria que no voy a reproducir aquí, por cierto.
Pero nuestra democracia proseguía su desarrollo, aparentemente incólume. Decían que era "ejemplar". Sin embargo, el caos llegó a tanto que, en un momento dado, el país decidió elegir a un dictador, y lo eligió para que fuera tal: el general Ibáñez, que había presidido lo que los historiadores llaman "la dictadura de Ibáñez", entre 1927 y 1931. Pues bien, "veinte años después" una mayoría absoluta lo eligió Presidente porque, según el sentir mayoritario, lo que necesitaba el país anarquizado era una mano firme. Para desilusión de esa mayoría, Ibáñez no fue dictador en su segunda presidencia. Entonces el país eligió a continuación a otro supuesto "hombre fuerte", el austero derechista Jorge Alessandri, que apuntaba con el dedo en su affiche de campaña y nos conminaba: "A usted lo necesito", "hechos y no palabras". ¡Por fin íbamos a tener autoridad! Nada. Don Jorge fue un gobernante honesto, pasable, pero no autoritario. Y se fue rodeado de una enorme popularidad, es cierto, pero yo, que cuando voté por él era la primera vez que lo hacía, había esperado otra cosa.
Y como nunca llegó el gobernante de mano firme que el pueblo realmente quería, bueno, caímos cada vez más bajo, con la DC, el "Kerensky chileno sr." y, finalmente, el marxismo-leninismo "con rostro humano" pero vocación totalitaria de Salvador Allende. Sólo cuando éste nos llevó al paroxismo del desorden, el caos, la escasez, la ilegalidad, la violencia armada, la tortura policial y las intentonas totalitarias (como la ENU, la escuela nacional unificada estatal con enseñanza obligatoria del socialismo, lo mismo que piden los dirigentes comunistas Camila Vallejos y Jaime Gajardo hoy, a la cabeza de cien o doscientas mil personas), sólo entonces vino a aparecer el gobierno autoritario que la ciudadanía había anhelado durante tantos años de desorden. Y así, "desde las cenizas" (James Whelan), resurgió el Ave Fénix. "Misión cumplida": nació "la joya más preciada de la corona latinoamericana" (Clinton, 1991), gracias al orden y la autoridad que hacen posible el progreso en libertad.
"Nihil novum sub sole" ni tampoco hay nada nuevo en Chile. El ciclo lo conocemos. La cosa es saber en qué parte de él estamos. Y en qué momento el pueblo, una vez más, hastiado de la violencia, la destrucción, el caos y las consignas estalinistas vacías que han presidido la marcha de hoy, va a clamar de nuevo por la mano firme y la autoridad que el chileno siempre, en el fondo, ha añorado.
miércoles, 15 de junio de 2011
Los Cuidados del Sacristán Van a Matar al Señor Cura
Es probable que si hubieran dejado tranquila a "La Polar", se habría solucionado el problema que la propia firma dio a conocer. El directorio se dio cuenta de que una mala gestión de créditos había conducido a que la calidad de éstos se hubiera presentado inflada, lo que lo llevó a estimar una provisión extraordinaria de 416 millones de dólares para reflejar la realidad.
La noticia, obviamente, tenía que generar un impacto negativo en el precio de la acción. Aparentemente el mercado ya antes intuía lo que estaba sucediendo, porque las cifras de endeudamiento de los clientes de "La Polar" cuadruplicaban los de otras firmas del rubro y eso había hecho caer a menos de la mitad la cotización bursátil. Pero el directorio, al cual se habían incorporado personas reconocidamente capacitadas, estaba dando pasos para la rectificación.
Hasta que todos (Estado, prensa, políticos, opinólogos, faranduleros) decidieron meterse en el asunto, lo que se ha traducido en gran merma de las ventas de "La Polar" (sus tiendas están semidesiertas en la precisa semana anterior al "Día del Padre", que debería ser de las mejores del año).
Los tenedores de bonos y bancos acreedores de la tienda se ponen nerviosos y seguramente restrictivos a la hora de prestarle recursos, justo cuando más los necesitaría para salir del paso.
Y entran a la liza mis queridos colegas abogados, lo cual es la guinda de la torta, porque, como dice hoy en carta a "El Mercurio" Rafael Caviedes, presidente de la asociación de isapres, en los juicios contra éstas los cotizantes terminan cobrando un tercio de lo que debe pagarse a los abogados por concepto de costas. Entonces, nuestra noble profesión pasa a ser parte del problema (recargando el pasivo) y no de la solución.
El pánico en la bolsa obliga a suspender la cotización de las acciones y como, a raíz de todo esto "La Polar", se ha convertido en leprosa, ello conlleva un disuasivo para que alguien con espaldas anchas y conocedor de que ella es potencialmente, con irregularidades en los créditos y todo, un buen negocio, asuma el rol de controlador justamente cuando las acciones están más baratas y ello abriría perspectivas de rentabilidad auspiciosas.
Pero si la gente no quiere ya entrar a "La Polar", los juicios se multiplican, los bancos le restringen el crédito y el capital de trabajo y se van todos los gerentes que conocen la empresa y no sólo los que provocaron el desaguisado, entonces "los cuidados del sacristán van a matar al señor cura".
La noticia, obviamente, tenía que generar un impacto negativo en el precio de la acción. Aparentemente el mercado ya antes intuía lo que estaba sucediendo, porque las cifras de endeudamiento de los clientes de "La Polar" cuadruplicaban los de otras firmas del rubro y eso había hecho caer a menos de la mitad la cotización bursátil. Pero el directorio, al cual se habían incorporado personas reconocidamente capacitadas, estaba dando pasos para la rectificación.
Hasta que todos (Estado, prensa, políticos, opinólogos, faranduleros) decidieron meterse en el asunto, lo que se ha traducido en gran merma de las ventas de "La Polar" (sus tiendas están semidesiertas en la precisa semana anterior al "Día del Padre", que debería ser de las mejores del año).
Los tenedores de bonos y bancos acreedores de la tienda se ponen nerviosos y seguramente restrictivos a la hora de prestarle recursos, justo cuando más los necesitaría para salir del paso.
Y entran a la liza mis queridos colegas abogados, lo cual es la guinda de la torta, porque, como dice hoy en carta a "El Mercurio" Rafael Caviedes, presidente de la asociación de isapres, en los juicios contra éstas los cotizantes terminan cobrando un tercio de lo que debe pagarse a los abogados por concepto de costas. Entonces, nuestra noble profesión pasa a ser parte del problema (recargando el pasivo) y no de la solución.
El pánico en la bolsa obliga a suspender la cotización de las acciones y como, a raíz de todo esto "La Polar", se ha convertido en leprosa, ello conlleva un disuasivo para que alguien con espaldas anchas y conocedor de que ella es potencialmente, con irregularidades en los créditos y todo, un buen negocio, asuma el rol de controlador justamente cuando las acciones están más baratas y ello abriría perspectivas de rentabilidad auspiciosas.
Pero si la gente no quiere ya entrar a "La Polar", los juicios se multiplican, los bancos le restringen el crédito y el capital de trabajo y se van todos los gerentes que conocen la empresa y no sólo los que provocaron el desaguisado, entonces "los cuidados del sacristán van a matar al señor cura".
martes, 14 de junio de 2011
Una Pintoresca Revolución Comunista
¿Qué pasa cuando el principal dirigente de los profesores es comunista y la principal dirigenta de los estudiantes es comunista? Que hay una revolución comunista en la educación. Y está teniendo lugar. Es tan comunista que los estudiantes han formado una Asamblea Coordinadora. Donde usted vea la palabra "coordinadora" puede estar cierto de que están los comunistas detrás. Porque ellos son pocos, de modo que necesitan "compañeros de ruta" y "tontos útiles" (el nombre se lo pusieron ellos), a los cuales necesitan para armar el cuento y para que hagan lo que ellos quieren.
En el primer gobierno DC (Frei Montalva, 1964-1970) el secretario general comunista, Luis Corvalán, decía: "presiónemoslos, presiónemoslos, hasta que hagan lo que nosotros decimos". Porque la DC eran el partido más grande y los comunistas uno de los más chicos, pero ha sido una ley de la política chilena que siempre los DC han terminado haciendo lo que dicen los comunistas.
La revolución de estos días, con 130 colegios tomados, es tan comunista que su primer postulado consiste en una reforma constitucional para eliminar los números 10 y 11 del artículo 19 de la Constitución, que garantizan la libertad de enseñanza. Los comunistas nunca han querido ninguna clase de libertad para los demás. Por eso impulsaron la ENU (Escuela Nacional Unificada) bajo el gobierno de Allende, donde se enseñaría sólo socialismo marxista-leninista y nada más. Bueno, ahora quieren lo mismo. Las otras peticiones que hacen son completamente secundarias. Lo que buscan es que nadie pueda enseñar, salvo el Estado, que, a fuerza de "coordinadoras", aspiran a controlar ellos.
Se han "tomado" (usurpado) 130 colegios y hasta ahora dos alcaldes (Puente Alto y Santiago) han decidido no hacer nada. Desde el punto de vista de ambos es explicable: el desalojo sería violento y el costo político lo pagarían ellos. En cambio, si dejan a los comunistas tomarse todos los colegios, los padres de los alumnos, más temprano que tarde, les van a echar la culpa a los rojos de que sus hijos no vayan a clases. Y la revolución comunista se va a terminar sola. Esa fue mi tesis de días atrás en este blog, cuando sostuve que estos movimientos estudiantiles no tienen la menor importancia y, una vez terminados por inanición, nadie se va a acordar de ellos ni van a tener ninguna consecuencia, excepto, tal vez, la formación de otra comisión más a la cual nadie le hará caso.
Claro, si hubiera un gobierno con real autoridad nada de esto sucedería, porque todo el mundo sabría que al primer indicio de "toma" vendría el inmediato desalojo, la sanción a los usurpadores (cancelación de matrículas) y, sin son penalmente responsables, su enjuiciamiento por los delitos de usurpación, alteración del orden público y demás figuras contempladas en la Ley de Seguridad Interior del Estado. Pero tenemos un gobierno que no quiere tener problemas con nadie, así es que las "tomas" van a seguir hasta su "fin e acabamiento" por muerte natural.
El presidente comunista de los profesores lo que pide, además, es el fin de la municipalización y que todos los etablecimientos pasen al Estado. Yo coincido con él en pedir también el fin de la municipalización, pero para que todos los establecimientos sean licitados y entregados a particulares; y que el Estado entregue un "voucher" a cada familia pobre para que elija el colegio que más garantías le dé de buena educación a sus hijos. La plata está y hasta sobra, lo que pasa es que se gasta en burocracia. Si en lugar de eso se la dieran a las familias, tendríamos educación privada ciento por ciento, habría un salto en la calidad de ella (porque en Chile la privada enseña mejor que la municipalizada) y todos los chilenos serían más inteligentes, capaces y hasta, posiblemente, honrados.
Pero, así como la revolución comunista en la educación va a languidecer sin pena ni gloria en pocos días más, tampoco hay mayor esperanza de una revolución educacional libertadora como la que yo propongo.
De modo que, en síntesis, y aunque el principio de autoridad salga otra vez mal parado, a lo mejor la tesis de no hacer nada, de los alcaldes de Puente Alto y Santiago, tal vez venga siendo la mejor. "Es lo que hay".
En el primer gobierno DC (Frei Montalva, 1964-1970) el secretario general comunista, Luis Corvalán, decía: "presiónemoslos, presiónemoslos, hasta que hagan lo que nosotros decimos". Porque la DC eran el partido más grande y los comunistas uno de los más chicos, pero ha sido una ley de la política chilena que siempre los DC han terminado haciendo lo que dicen los comunistas.
La revolución de estos días, con 130 colegios tomados, es tan comunista que su primer postulado consiste en una reforma constitucional para eliminar los números 10 y 11 del artículo 19 de la Constitución, que garantizan la libertad de enseñanza. Los comunistas nunca han querido ninguna clase de libertad para los demás. Por eso impulsaron la ENU (Escuela Nacional Unificada) bajo el gobierno de Allende, donde se enseñaría sólo socialismo marxista-leninista y nada más. Bueno, ahora quieren lo mismo. Las otras peticiones que hacen son completamente secundarias. Lo que buscan es que nadie pueda enseñar, salvo el Estado, que, a fuerza de "coordinadoras", aspiran a controlar ellos.
Se han "tomado" (usurpado) 130 colegios y hasta ahora dos alcaldes (Puente Alto y Santiago) han decidido no hacer nada. Desde el punto de vista de ambos es explicable: el desalojo sería violento y el costo político lo pagarían ellos. En cambio, si dejan a los comunistas tomarse todos los colegios, los padres de los alumnos, más temprano que tarde, les van a echar la culpa a los rojos de que sus hijos no vayan a clases. Y la revolución comunista se va a terminar sola. Esa fue mi tesis de días atrás en este blog, cuando sostuve que estos movimientos estudiantiles no tienen la menor importancia y, una vez terminados por inanición, nadie se va a acordar de ellos ni van a tener ninguna consecuencia, excepto, tal vez, la formación de otra comisión más a la cual nadie le hará caso.
Claro, si hubiera un gobierno con real autoridad nada de esto sucedería, porque todo el mundo sabría que al primer indicio de "toma" vendría el inmediato desalojo, la sanción a los usurpadores (cancelación de matrículas) y, sin son penalmente responsables, su enjuiciamiento por los delitos de usurpación, alteración del orden público y demás figuras contempladas en la Ley de Seguridad Interior del Estado. Pero tenemos un gobierno que no quiere tener problemas con nadie, así es que las "tomas" van a seguir hasta su "fin e acabamiento" por muerte natural.
El presidente comunista de los profesores lo que pide, además, es el fin de la municipalización y que todos los etablecimientos pasen al Estado. Yo coincido con él en pedir también el fin de la municipalización, pero para que todos los establecimientos sean licitados y entregados a particulares; y que el Estado entregue un "voucher" a cada familia pobre para que elija el colegio que más garantías le dé de buena educación a sus hijos. La plata está y hasta sobra, lo que pasa es que se gasta en burocracia. Si en lugar de eso se la dieran a las familias, tendríamos educación privada ciento por ciento, habría un salto en la calidad de ella (porque en Chile la privada enseña mejor que la municipalizada) y todos los chilenos serían más inteligentes, capaces y hasta, posiblemente, honrados.
Pero, así como la revolución comunista en la educación va a languidecer sin pena ni gloria en pocos días más, tampoco hay mayor esperanza de una revolución educacional libertadora como la que yo propongo.
De modo que, en síntesis, y aunque el principio de autoridad salga otra vez mal parado, a lo mejor la tesis de no hacer nada, de los alcaldes de Puente Alto y Santiago, tal vez venga siendo la mejor. "Es lo que hay".
lunes, 13 de junio de 2011
¿Qué se ha Creido la UDI?
No más abrazarse con don Patricio en el homenaje al asesinado Ministro del Interior, Edmundo Pérez Zujovic (¡qué agradable estar entre los suyos!), el Presidente se fue al evento de la UDI en las termas de Cauquenes, pese a que el más esperado no era él, pero eso nunca le ha importado mucho. Pues a lo que iba era a decirle a esa gente lo que debe oír, que el país anda bien y se dejen de leseras. Claro, pero esa gente lo que quería no era oírlo a él, sino a Pablo Longueira, que tiene en el partido una popularidad y un ascendiente que ya se lo quisiera cualquiera.
Y es que todos creían que Pablo les iba a decir que hay una solución, y algo así dijo en las tres horas que habló después de que se fue el Presidente, porque, de ser un líder carismático, lo es, aunque popular sólo dentro de la UDI.
Pero, solución, simplemente no la hay, porque éste es el gobierno de Sebastián Piñera y de nadie más, y se lo ganó él a pulso, "durmiendo en hoteles de quinta categoría" (sic), prometiéndole a cada santo una vela y también a los non sanctos, con tal de que votaran por él, y le creyeron y salió elegido, así es que, por favor que los de da UDI no le vengan con cosas, porque si no, no estarían en el gobierno, donde tanto se sufre pero también a veces se goza.
Y eso les fue a decir a las termas de Cauquenes: "¿qué pasa que no apoyan a mi gobierno?". Hasta les anunció que iría a la reelección, se supone que en 2014, como ya lo había adelantado su mano izquierda (es zurdo) Hinzpeter. Y si la Constitución se lo impide no importa, peor para la Constitución. ¿No creían también que, según la Constitución, los parlamentarios no podían ser ministros? Todo se puede y en el camino se arregla la carga. Hay que poner el hombro y empujar.
¿Que no les gusta el Acuerdo de Vida en Común? ¿De cuándo acá? ¿No lo vieron en la franja electoral abrazado con la pareja gay? ¿Qué dijo la UDI entonces? Nada. Aplaudió. Es que también querían esos votos. Entonces ahora no le vengan con cosas. Le dicen por un lado que no cumple las promesas y se enojan cuando las cumple. ¿En qué quedamos? Los votos los sacó él y ahora el poder los disfrutan todos.
¿Que hay letra chica? ¿Y si no alcanza la plata, ah? ¿Que para qué prometí, entonces? ¿Y cómo querían que saliera elegido y los subiera a ustedes al gobierno, ah? ¿Quieren que indulte a los militares y se me vengan encima los comunistas, ah?. No quieren que suba la bencina, pero me criticaron cuando me salté el mecanismo de precios justamente para que no subiera. Anulé la central Barrancones porque era impopular y ahora me salen con que me salté el protocolo ambiental. Dicen que "La Nación" es de izquierda y, bueno, díganme en qué kiosko se vende "La Nación".
¿Que la ANFP, el Colo Colo de mi consuegro (a propósito ¿cómo diablos fue a perder la Cato?), el helicóptero que iba o no iba piloteando, y las dos vacaciones de este año, siendo Presidente todoterreno y 24/7? Cortenlá. Váyanse a la porra, esto me lo gané a pulso, es mío y todo lo que tienen me lo deben a mí, así es que vayan a bañarse a las termas, si es que las arreglaron después del terremoto ¿o también me van a echar la culpa a mí?
Y es que todos creían que Pablo les iba a decir que hay una solución, y algo así dijo en las tres horas que habló después de que se fue el Presidente, porque, de ser un líder carismático, lo es, aunque popular sólo dentro de la UDI.
Pero, solución, simplemente no la hay, porque éste es el gobierno de Sebastián Piñera y de nadie más, y se lo ganó él a pulso, "durmiendo en hoteles de quinta categoría" (sic), prometiéndole a cada santo una vela y también a los non sanctos, con tal de que votaran por él, y le creyeron y salió elegido, así es que, por favor que los de da UDI no le vengan con cosas, porque si no, no estarían en el gobierno, donde tanto se sufre pero también a veces se goza.
Y eso les fue a decir a las termas de Cauquenes: "¿qué pasa que no apoyan a mi gobierno?". Hasta les anunció que iría a la reelección, se supone que en 2014, como ya lo había adelantado su mano izquierda (es zurdo) Hinzpeter. Y si la Constitución se lo impide no importa, peor para la Constitución. ¿No creían también que, según la Constitución, los parlamentarios no podían ser ministros? Todo se puede y en el camino se arregla la carga. Hay que poner el hombro y empujar.
¿Que no les gusta el Acuerdo de Vida en Común? ¿De cuándo acá? ¿No lo vieron en la franja electoral abrazado con la pareja gay? ¿Qué dijo la UDI entonces? Nada. Aplaudió. Es que también querían esos votos. Entonces ahora no le vengan con cosas. Le dicen por un lado que no cumple las promesas y se enojan cuando las cumple. ¿En qué quedamos? Los votos los sacó él y ahora el poder los disfrutan todos.
¿Que hay letra chica? ¿Y si no alcanza la plata, ah? ¿Que para qué prometí, entonces? ¿Y cómo querían que saliera elegido y los subiera a ustedes al gobierno, ah? ¿Quieren que indulte a los militares y se me vengan encima los comunistas, ah?. No quieren que suba la bencina, pero me criticaron cuando me salté el mecanismo de precios justamente para que no subiera. Anulé la central Barrancones porque era impopular y ahora me salen con que me salté el protocolo ambiental. Dicen que "La Nación" es de izquierda y, bueno, díganme en qué kiosko se vende "La Nación".
¿Que la ANFP, el Colo Colo de mi consuegro (a propósito ¿cómo diablos fue a perder la Cato?), el helicóptero que iba o no iba piloteando, y las dos vacaciones de este año, siendo Presidente todoterreno y 24/7? Cortenlá. Váyanse a la porra, esto me lo gané a pulso, es mío y todo lo que tienen me lo deben a mí, así es que vayan a bañarse a las termas, si es que las arreglaron después del terremoto ¿o también me van a echar la culpa a mí?
sábado, 11 de junio de 2011
Sin Lanzar Bombas Molotov
El terrorismo tiene distintos orígenes. A veces proviene de causas desesperadas, incluso buenas causas, que no encuentran acogida y por eso sus impulsores recurren a la violencia. Algunas luchas por la Independencia nacional de ciertos países dieron lugar a un terrorismo de esa indole.
Otras veces está en el carácter de ciertas personas y tendencias. Odian todo, salvo lo que las motiva a ellas. La única manera de imponer a los demás lo que reinvidican es mediante el terror. Como no pueden ganar elecciones, procuran alcanzar el poder por las armas. Es el caso generalizado de los regímenes marxista-leninistas, cuya doctrina se funda en el odio, y que han sido afortunadamente dejados atrás por la historia. Necesitaban la violencia para triunfar. Cuando estaban a punto de lograrlo en Chile, fueron derrotados por las fuerzas uniformadas, a instancias de la mayoría civil.
Como la violencia es rentable, casi todos los que pretenden extraer algo a los demás, principalmente al Estado, recurren a ella. Estudiantes, trabajadores, personas sin tierra que desean tenerla gratuitamente, ecologistas y agrupaciones variadas alteran el orden público sabiendo que eso refuerza sus respectivas peticiones. En algunos casos la violencia es espectacularmente rentable, como en los de valiosos fundos que el Estado entrega gratis a comunidades indígenas.
Excepcionalmente, hay un grupo ciudadano al cual le han sido desconocidos sus derechos básicos, como el de que se le apliquen las leyes vigentes, y que, pese a eso, jamás ha recurrido a la violencia para reivindicar su derecho a la legalidad. Se trata de los uniformados en retiro, que han sido procesados y condenados con abierta infracción de la Constitución y las leyes.
Sus camaradas activos o en retiro y sus familiares siempre han hecho sus peticiones en términos respetuosos y alejados de toda violencia. Tal vez por esa razón ya han corrido dos décadas y nada han conseguido. Los Presidentes podrían haberlos indultado y no lo han hecho. Los gobernantes de la Concertación indultaron, en cambio, a 905 terroristas de extrema izquierda y a ningún uniformado procesado. El actual Presidente les prometió a éstos velar por que se les respetaran las leyes y no cumplió. Al contrario, en mayo un funcionario de su confianza, el seremi de Justicia, rechazó siete solicitudes de libertad condicional de uniformados que ya cumplieron parte de sus penas, como lo expone hoy un diario digital que los defiende incansablemente, "Chile Informa".
Pero el mismo medio revela que se ha agotado la paciencia de la llamada "familia militar" con las ilegalidades que sufren cientos de sus miembros (hay 662 procesados, 70 presos cumpliendo condenas ilegales, y se iniciaron 700 procesos más el año pasado, a instancias de un ministro de izquierda de la Corte Suprema).
Los uniformados en retiro han concebido, entonces, el que llaman "Plan Ahora", consistente en abstenerse de votar en las elecciones de concejales del próximo año, si bien votarán en las de alcaldes. Es una primera advertencia, pues si no son acogidas sus peticiones, están dispuestos a llamar a la abstención o la anulación de sus votos en las elecciones parlamentarias y presidenciales de 2013.
Como los votos de la "familia militar" son considerados un electorado cautivo de los partidos UDI y RN, serán éstos los que experimentarán el daño de su abstención. Los cálculos sobre la magnitud de esa votación varían entre doscientos mil y ochocientos mil.
RN y la UDI han considerado electoralmente rentable "tomar distancia" del gobierno militar y, sobre todo, de sus servidores encargados de combatir el terrorismo de extrema izquierda, que son los hoy procesados y presos.
El "Plan Ahora" podría significar que esa "toma de distancia" no resulte en definitiva tan rentable, sino todo lo contrario.
Sin lanzar una sola bomba molotov, la "familia militar" aspira a que, con su amenaza de abstención electoral, sus camaradas ilegalmente procesados y presos puedan conseguir el elemental derecho ciudadano de que las leyes también rijan para ellos.
Otras veces está en el carácter de ciertas personas y tendencias. Odian todo, salvo lo que las motiva a ellas. La única manera de imponer a los demás lo que reinvidican es mediante el terror. Como no pueden ganar elecciones, procuran alcanzar el poder por las armas. Es el caso generalizado de los regímenes marxista-leninistas, cuya doctrina se funda en el odio, y que han sido afortunadamente dejados atrás por la historia. Necesitaban la violencia para triunfar. Cuando estaban a punto de lograrlo en Chile, fueron derrotados por las fuerzas uniformadas, a instancias de la mayoría civil.
Como la violencia es rentable, casi todos los que pretenden extraer algo a los demás, principalmente al Estado, recurren a ella. Estudiantes, trabajadores, personas sin tierra que desean tenerla gratuitamente, ecologistas y agrupaciones variadas alteran el orden público sabiendo que eso refuerza sus respectivas peticiones. En algunos casos la violencia es espectacularmente rentable, como en los de valiosos fundos que el Estado entrega gratis a comunidades indígenas.
Excepcionalmente, hay un grupo ciudadano al cual le han sido desconocidos sus derechos básicos, como el de que se le apliquen las leyes vigentes, y que, pese a eso, jamás ha recurrido a la violencia para reivindicar su derecho a la legalidad. Se trata de los uniformados en retiro, que han sido procesados y condenados con abierta infracción de la Constitución y las leyes.
Sus camaradas activos o en retiro y sus familiares siempre han hecho sus peticiones en términos respetuosos y alejados de toda violencia. Tal vez por esa razón ya han corrido dos décadas y nada han conseguido. Los Presidentes podrían haberlos indultado y no lo han hecho. Los gobernantes de la Concertación indultaron, en cambio, a 905 terroristas de extrema izquierda y a ningún uniformado procesado. El actual Presidente les prometió a éstos velar por que se les respetaran las leyes y no cumplió. Al contrario, en mayo un funcionario de su confianza, el seremi de Justicia, rechazó siete solicitudes de libertad condicional de uniformados que ya cumplieron parte de sus penas, como lo expone hoy un diario digital que los defiende incansablemente, "Chile Informa".
Pero el mismo medio revela que se ha agotado la paciencia de la llamada "familia militar" con las ilegalidades que sufren cientos de sus miembros (hay 662 procesados, 70 presos cumpliendo condenas ilegales, y se iniciaron 700 procesos más el año pasado, a instancias de un ministro de izquierda de la Corte Suprema).
Los uniformados en retiro han concebido, entonces, el que llaman "Plan Ahora", consistente en abstenerse de votar en las elecciones de concejales del próximo año, si bien votarán en las de alcaldes. Es una primera advertencia, pues si no son acogidas sus peticiones, están dispuestos a llamar a la abstención o la anulación de sus votos en las elecciones parlamentarias y presidenciales de 2013.
Como los votos de la "familia militar" son considerados un electorado cautivo de los partidos UDI y RN, serán éstos los que experimentarán el daño de su abstención. Los cálculos sobre la magnitud de esa votación varían entre doscientos mil y ochocientos mil.
RN y la UDI han considerado electoralmente rentable "tomar distancia" del gobierno militar y, sobre todo, de sus servidores encargados de combatir el terrorismo de extrema izquierda, que son los hoy procesados y presos.
El "Plan Ahora" podría significar que esa "toma de distancia" no resulte en definitiva tan rentable, sino todo lo contrario.
Sin lanzar una sola bomba molotov, la "familia militar" aspira a que, con su amenaza de abstención electoral, sus camaradas ilegalmente procesados y presos puedan conseguir el elemental derecho ciudadano de que las leyes también rijan para ellos.
viernes, 10 de junio de 2011
Sin la Menor Importancia
El "efecto rebaño" es muy efectivo, pero nada de importante. Por "efecto rebaño" se entiende el que lleva a mucha gente a imitar a otra. En virtud de él ha salido multitudinariamente a las calles en diferentes países, pero como nadie sabe bien por qué, salvo porque está de moda, se terminan los desfiles y después todo se olvida y no sucede nada.
En Chile los estudiantes también están saliendo a la calle en estos días por "efecto rebaño", reforzado por twitter y facebook, las dos herramientas cumbres de la superficialidad contemporánea. Vieron en la tele que en España los "indignados" se tomaron Madrid hasta que se aburrieron y les gustó. Ahora lo están haciendo en Santiago, pero con menos gente y cero éxito. Primero salieron por HidroAysén, pero ya eso se les olvidó. Después, para hacer una revolución en la educación, pero también se les olvidó que ya hicieron eso, y mucho mejor, "los pingüinos", en 2005, sin que nada sucediera. Ni siquiera se derogó la LOCE, que era lo mínimo que pedían. Después hubo una comisión de cuyas conclusiones nadie se acuerda.
Y ahora los estudiantes salen sin otra novedad que una dirigente comunista (siempre los comunistas están detrás de todas estas cosas; indíqueme una alteración del orden público y yo le mostraré el nexo comunista); bueno, ahora el que tienen es una niña muy bonita, Camila Vallejo, con ojos verdes y un piercing en la nariz, que habla marxismo-leninismo de corrido y después de recitar un par de minutos sin respirar transmite dos ideas: "no al lucro", ciertamente sin saber el disparate que está diciendo, y que debe estatizarse toda la educación, sin saberlo tampoco.
Los alumnos (el rebaño) se han estado y siguen "tomando" colegios, oficinas, universidades. Van a dormir ahí unos días. Como hay un gobierno muy débil, dedicado sólo a destacar la figura del Presidente, que, como candidato, le prometió a cada santo una vela (entre ellos a los estudiantes), pero se ha quedado sin velas, todo este desorden seguirá unos días más y nadie les va a hacer nada a los huelguistas y tomadores, que finalmente se van a aburrir y, después de perder suficientes clases y provocar suficientes daños en los recintos ocupados, van a volver a las aulas o lo que quede de ellas... hasta la próxima huelga, sin conseguir otra cosa que el gobierno vuelva a caer en las encuestas por la pérdida adicional de autoridad.
La "revolución de los pingüinos", de 2005, fue mucho más grave que ésta, y no pasó nada. Menos va a pasar ahora, después de la actual, que apenas da para "revoltura". Si no me creen, hablemos en unos días más, cuando, les aseguro, ustedes ya ni se van a acordar de las inútiles, absurdas, dañinas e impunes movilizaciones de estudiantes malcriados, maleducados y malinformados que se han tomado las calles, variados recintos y las pantallas en estos días.
En Chile los estudiantes también están saliendo a la calle en estos días por "efecto rebaño", reforzado por twitter y facebook, las dos herramientas cumbres de la superficialidad contemporánea. Vieron en la tele que en España los "indignados" se tomaron Madrid hasta que se aburrieron y les gustó. Ahora lo están haciendo en Santiago, pero con menos gente y cero éxito. Primero salieron por HidroAysén, pero ya eso se les olvidó. Después, para hacer una revolución en la educación, pero también se les olvidó que ya hicieron eso, y mucho mejor, "los pingüinos", en 2005, sin que nada sucediera. Ni siquiera se derogó la LOCE, que era lo mínimo que pedían. Después hubo una comisión de cuyas conclusiones nadie se acuerda.
Y ahora los estudiantes salen sin otra novedad que una dirigente comunista (siempre los comunistas están detrás de todas estas cosas; indíqueme una alteración del orden público y yo le mostraré el nexo comunista); bueno, ahora el que tienen es una niña muy bonita, Camila Vallejo, con ojos verdes y un piercing en la nariz, que habla marxismo-leninismo de corrido y después de recitar un par de minutos sin respirar transmite dos ideas: "no al lucro", ciertamente sin saber el disparate que está diciendo, y que debe estatizarse toda la educación, sin saberlo tampoco.
Los alumnos (el rebaño) se han estado y siguen "tomando" colegios, oficinas, universidades. Van a dormir ahí unos días. Como hay un gobierno muy débil, dedicado sólo a destacar la figura del Presidente, que, como candidato, le prometió a cada santo una vela (entre ellos a los estudiantes), pero se ha quedado sin velas, todo este desorden seguirá unos días más y nadie les va a hacer nada a los huelguistas y tomadores, que finalmente se van a aburrir y, después de perder suficientes clases y provocar suficientes daños en los recintos ocupados, van a volver a las aulas o lo que quede de ellas... hasta la próxima huelga, sin conseguir otra cosa que el gobierno vuelva a caer en las encuestas por la pérdida adicional de autoridad.
La "revolución de los pingüinos", de 2005, fue mucho más grave que ésta, y no pasó nada. Menos va a pasar ahora, después de la actual, que apenas da para "revoltura". Si no me creen, hablemos en unos días más, cuando, les aseguro, ustedes ya ni se van a acordar de las inútiles, absurdas, dañinas e impunes movilizaciones de estudiantes malcriados, maleducados y malinformados que se han tomado las calles, variados recintos y las pantallas en estos días.
jueves, 9 de junio de 2011
País Primitivo con Plata
El país es tan primitivo que le manejan la mente como quieren. Lo único bueno es que, por lo menos, tiene plata, mejor dicho cobre, que unos gringos descubrieron y explotaron, y que los chilenos hoy disfrutamos en exclusiva porque se lo robamos a esos gringos hace cuarenta años y ahora vale una fortuna, es decir, unas cuatro veces más de lo que valía hace veinte años. Así es que somos ricos, pero "nuevos ricos". Gente primitiva, con absoluta incapacidad de discurrir, pero con bolsillos razonablemente llenos.
Por ejemplo, veía abrazarse en pantalla a dos personajes muy parecidos, Sebastián Piñera y Patricio Aylwin, en la ceremonia de recordación del asesinato de Edmundo Pérez Zujovic por la izquierda marxista hace cuarenta años. ¡Fantástico! Porque si una cosa tienen en común Piñera y Aylwin es su tendencia a buscar el elogio de la misma izquierda marxista y asesina, junto con perseguir simultáneamente a los uniformados que le vedaron a ella el acceso al poder mediante el terrorismo y la violencia.
En efecto, Aylwin indultó a todos los terroristas de izquierda y persiguió, mediante comisiones ad hoc, a los uniformados que él mismo había convocado para derrotarlos (de su puño y letra contribuyó a redactar el Acuerdo de la Cámara de 22 de agosto de 1973, llamando a los militares a poner término a la situación creada por Allende). Por su lado, ahora Piñera impulsa una ley de indulto general para "condenados o procesados por infracciones a la legislación antiterrorista y a otras disposiciones penales sobre violencia con móviles políticos" ("La Segunda" de hoy, p. 10). Pero les deniega indultos a uniformados.
Ya en 2004 la Concertación impulsó y logró otra ley de indulto en beneficio de los lautaristas, sucesores de los frentistas a los cuales Aylwin ya había perdonado antes, mientras los uniformados eran apresados y condenados cada vez en mayor número. Y ahora el senador Zaldívar propondrá una indicación para "extender la iniciativa del Ejecutivo a condenados por hechos violentos a raíz del conflicto mapuche" ("La Segunda").
Es decir, aquí a los únicos que nadie perdona es a los que nos defienden de los terroristas. Pues la tríada Aylwin-Piñera-Zaldívar conseguirá que ni uno solo de éstos sufra el rigor de la ley.
Mientras tanto, siguen entre rejas 70 ex uniformados, que en la vida normal siempre fueron personas decentes y respetuosas de las leyes, pero que en un período dado se enfrentaron al terrorismo en su terreno, en que es muy difícil observar una conducta impecable (si no, pregúntenles a los norteamericanos que lidian contra Al Quaeda). Cero indulto para ellos. Hasta se les deniegan derechos que corresponden a todos los demás presos. Se les conduce esposados a los exámenes médicos. Y esto no por las instancias "técnicas", sino políticas: el director de Gendarmería o el seremi de Justicia, funcionarios de la confianza del Presidente (que, como candidato, prometió a los uniformados en retiro que "la ley sería igual para todos").
Aylwin y Piñera son la misma cosa, por eso aparecen tanto juntos: usaron a los militares cuando los necesitaron (uno cuando vio que el país caía en manos totalitarias y el otro cuando se dio cuenta de que sin los votos de la familia militar no sería elegido); ambos les dieron vuelta la espalda cuando aquellos hubieron cumplido su misión; y ambos se transformaron en benefactores de los extremistas, brindándoles los perdones que negaron a los uniformados, pues Piñera está precisamente haciendo eso con el proyecto en trámite.
Entonces, como el país tiene nula capacidad de raciocinio y cero memoria histórica, (y esto es lo más notable de todo), Aylwin y Piñera pueden aparecer abrazados en un homenaje a Edmundo Pérez Zujovic, siendo que ambos, lo que han hecho, ha sido perseguir y condenar a personas como Pérez Zujovic, que tuvieron responsabilidad en hechos como los que éste debió enfrentar. Y lo otro que han hecho es alinearse (aliandose políticamente, en el caso de Aylwin, o prometiéndoles modificar el binominal para darles acceso a cargos o convidándolos a La Moneda, en el de Piñera)con los mismos sectores de extrema izquierda que asesinaron a Pérez Zujovic.
Si los hechos de Pampa Irigoin en 1969 y los nueve caídos ahí a manos de carabineros dependientes del ministro Pérez Zujovic y del gobierno de Frei Montalva hubiera sucedido bajo el Gobierno Militar, ese ministro y ese gobierno habrían sido hechos responsables de atropellar los derechos humanos; un juez de izquierda habría dictado condena contra Pérez Zujovic y una comisión Rettig habría descrito las cosas de manera que Chile y el mundo entero hubieran condenado a ese ministro y a su gobierno. Y, en cambio, habrían indultado a los terroristas que dispararon a Pérez Zujovic, para que salieran libres, tal como fueron liberados los que dispararon años después contra el intendente Carol Urzúa o el presidente Pinochet, dando muerte al primero y a sus escoltas y a cinco escoltas del segundo.
Pero Aylwin y Piñera se abrazan sonrientes "para la foto", en la absoluta seguridad de que nadie o casi nadie se dará cuenta. En este país primitivo, si bien con algo de plata, no existe capacidad de análisis suficiente. Ambos experimentados políticos se están riendo de nosotros, como, por lo demás, lo han hecho muchas veces a lo largo de sus vidas políticas y de sus mandatos.
Por ejemplo, veía abrazarse en pantalla a dos personajes muy parecidos, Sebastián Piñera y Patricio Aylwin, en la ceremonia de recordación del asesinato de Edmundo Pérez Zujovic por la izquierda marxista hace cuarenta años. ¡Fantástico! Porque si una cosa tienen en común Piñera y Aylwin es su tendencia a buscar el elogio de la misma izquierda marxista y asesina, junto con perseguir simultáneamente a los uniformados que le vedaron a ella el acceso al poder mediante el terrorismo y la violencia.
En efecto, Aylwin indultó a todos los terroristas de izquierda y persiguió, mediante comisiones ad hoc, a los uniformados que él mismo había convocado para derrotarlos (de su puño y letra contribuyó a redactar el Acuerdo de la Cámara de 22 de agosto de 1973, llamando a los militares a poner término a la situación creada por Allende). Por su lado, ahora Piñera impulsa una ley de indulto general para "condenados o procesados por infracciones a la legislación antiterrorista y a otras disposiciones penales sobre violencia con móviles políticos" ("La Segunda" de hoy, p. 10). Pero les deniega indultos a uniformados.
Ya en 2004 la Concertación impulsó y logró otra ley de indulto en beneficio de los lautaristas, sucesores de los frentistas a los cuales Aylwin ya había perdonado antes, mientras los uniformados eran apresados y condenados cada vez en mayor número. Y ahora el senador Zaldívar propondrá una indicación para "extender la iniciativa del Ejecutivo a condenados por hechos violentos a raíz del conflicto mapuche" ("La Segunda").
Es decir, aquí a los únicos que nadie perdona es a los que nos defienden de los terroristas. Pues la tríada Aylwin-Piñera-Zaldívar conseguirá que ni uno solo de éstos sufra el rigor de la ley.
Mientras tanto, siguen entre rejas 70 ex uniformados, que en la vida normal siempre fueron personas decentes y respetuosas de las leyes, pero que en un período dado se enfrentaron al terrorismo en su terreno, en que es muy difícil observar una conducta impecable (si no, pregúntenles a los norteamericanos que lidian contra Al Quaeda). Cero indulto para ellos. Hasta se les deniegan derechos que corresponden a todos los demás presos. Se les conduce esposados a los exámenes médicos. Y esto no por las instancias "técnicas", sino políticas: el director de Gendarmería o el seremi de Justicia, funcionarios de la confianza del Presidente (que, como candidato, prometió a los uniformados en retiro que "la ley sería igual para todos").
Aylwin y Piñera son la misma cosa, por eso aparecen tanto juntos: usaron a los militares cuando los necesitaron (uno cuando vio que el país caía en manos totalitarias y el otro cuando se dio cuenta de que sin los votos de la familia militar no sería elegido); ambos les dieron vuelta la espalda cuando aquellos hubieron cumplido su misión; y ambos se transformaron en benefactores de los extremistas, brindándoles los perdones que negaron a los uniformados, pues Piñera está precisamente haciendo eso con el proyecto en trámite.
Entonces, como el país tiene nula capacidad de raciocinio y cero memoria histórica, (y esto es lo más notable de todo), Aylwin y Piñera pueden aparecer abrazados en un homenaje a Edmundo Pérez Zujovic, siendo que ambos, lo que han hecho, ha sido perseguir y condenar a personas como Pérez Zujovic, que tuvieron responsabilidad en hechos como los que éste debió enfrentar. Y lo otro que han hecho es alinearse (aliandose políticamente, en el caso de Aylwin, o prometiéndoles modificar el binominal para darles acceso a cargos o convidándolos a La Moneda, en el de Piñera)con los mismos sectores de extrema izquierda que asesinaron a Pérez Zujovic.
Si los hechos de Pampa Irigoin en 1969 y los nueve caídos ahí a manos de carabineros dependientes del ministro Pérez Zujovic y del gobierno de Frei Montalva hubiera sucedido bajo el Gobierno Militar, ese ministro y ese gobierno habrían sido hechos responsables de atropellar los derechos humanos; un juez de izquierda habría dictado condena contra Pérez Zujovic y una comisión Rettig habría descrito las cosas de manera que Chile y el mundo entero hubieran condenado a ese ministro y a su gobierno. Y, en cambio, habrían indultado a los terroristas que dispararon a Pérez Zujovic, para que salieran libres, tal como fueron liberados los que dispararon años después contra el intendente Carol Urzúa o el presidente Pinochet, dando muerte al primero y a sus escoltas y a cinco escoltas del segundo.
Pero Aylwin y Piñera se abrazan sonrientes "para la foto", en la absoluta seguridad de que nadie o casi nadie se dará cuenta. En este país primitivo, si bien con algo de plata, no existe capacidad de análisis suficiente. Ambos experimentados políticos se están riendo de nosotros, como, por lo demás, lo han hecho muchas veces a lo largo de sus vidas políticas y de sus mandatos.
miércoles, 8 de junio de 2011
Miserias del Lavado Cerebral
Esta semana no había leído "Qué Pasa", hasta hoy. Al hacerlo, me encontré con un artículo tan ágil y ameno como sustancialmente equivocado, de Daniel Matamala ("Cuando fuimos invencibles"). Se refiere a la obtención de la Copa Libertadores por Colo Colo, en 1991.
Lo leí y busqué la sección cartas de los lectores, para responderlo, pero no la encontré. Bueno, por suerte tengo mi blog.
La introducción refleja la tesis central del artículo: "Todo era perfecto para que Colo Colo, el equipo chileno por antonomasia, se reivindicara por su papel en la dictadura. Desde ese día, hasta 1998, fue imparable el exitismo de nuestra transición política". ¡Nos entera de que la había iniciado Colo Colo!
¿Papel de Colo Colo en la dictadura? ¡Por favor! Había sido administrado, a fines de los '70, por directivos del BHC. Tras la crisis económica que liquidó a dicho grupo, entre otros, un dirigente de tendencia concertacionista, Dragicevic, presidió el club. Luego, bajo la presidencia de su sucesor, Menichetti, se terminó el estadio Monumental, en los '80, y se contrató al entrenador yugoslavo Mirko Jozic, artífice de la obtención de la Copa Libertadores en 1991.
Pues se había realizado con brillo y ejemplar organización en el país el Mundial Juvenil de 1987, a raíz de lo cual el entrenador Jozic, del equipo campeón, Yugoslavia, complacido de lo que vio (progreso, tranquilidad, transición a la democracia fijada en la Constitución de 1980), regresó a Chile como entrenador de Colo Colo. Y eso fructificó en la Copa.
Pero no. La tesis de Matamala es la de que, saliendo Chile de una noche oscura, todo comenzó en 1990, con la Concertación: "La política de los acuerdos funcionaba a pleno, los sueldos subían, el empleo se creaba. La meta del 7 por ciento de crecimiento se volvía una rutina. Nos faltaba sólo una cosa, y en ese 1991 mágico también la tendríamos".
Porque antes, nos había dicho, "éramos chilenos con vergüenza"...; después, "estábamos de nuevo libres de pecado. Éramos de nuevo respetables".
¿De un día para otro? La "tesis Matamala" es que sí. Sucedió repentinamente: "La locación era perfecta: el Estadio Monumental, al ladito de La Florida, nuevo y reluciente, como los malls que marcaban las entrada de la nueva clase media (sí, la misma de La Florida) al templo del consumo a cuotas. Hasta el auspiciador de la camiseta blanca era toda una señal de los tiempos: Lada, la marca que simbolizaba el acceso del chileno emergente al sueño del primer auto".
Casi nada de eso, por supuesto, se había hecho bajo la Concertación, entre el 11 de marzo de 1990 y el 5 de junio de 1991. Se había hecho antes, trabajosamente, luchando primero contra el terrorismo extremista, luego contra el cerco impuesto por Moscú desde el mismo 11 de septiembre de 1973, siempre luchando contra los políticos que indisponían al país para bloquear la inversión externa y contra los detractores de una política que abría la economía al mundo y que hizo posible, entre miles de cosas, la entrada de los autos rusos Lada, los más baratos. El ministro Büchi tenía uno. Él rebajó los impuestos, para tener más inversión y empleo y crecer hasta dos dígitos al año, como se logró a fines de los '80.
Pero las causas, para Daniel Matamala, fueron otras: "El exitismo de nuestra transición ejemplar sería imparable desde entonces (obtención de la Copa Libertadores) hasta 1998", nos enseña. ¡La Copa Libertadores gatilló la transición! Lástima que ya estaba terminada antes, el 11 de marzo de 1990, según estipulaba la Constitución de 1980, aprobada por el pueblo y cumplida al pie de la letra. Ese día dejaron de aplicarse sus artículos transitorios y no hubo más "transición", pues la democracia plena estaba contemplada en el mismo articulado, a partir del 11 de marzo de 1990, lo cual había sido así concebido por el Gobierno Militar.
Opina un historiador, ex ministro del Gobierno Militar y luego devenido detractor de éste, que, sin embargo, no pudo menos de escribir: "Los hombres que modifican la historia suelen ser figuras 'de tamaño más que natural', de cualidades tan enormes y (no raramente) caídas éticas tan profundas, como hondas y a menudo positivas son las huellas que dejan en la Historia. Como O'Higgins, José Miguel Carrera, Portales, Arturo Alessandri... Pinochet".
Pero para Daniel Matamala el país lo cambió Colo Colo el '91, y a pesar de Pinochet.
Lo leí y busqué la sección cartas de los lectores, para responderlo, pero no la encontré. Bueno, por suerte tengo mi blog.
La introducción refleja la tesis central del artículo: "Todo era perfecto para que Colo Colo, el equipo chileno por antonomasia, se reivindicara por su papel en la dictadura. Desde ese día, hasta 1998, fue imparable el exitismo de nuestra transición política". ¡Nos entera de que la había iniciado Colo Colo!
¿Papel de Colo Colo en la dictadura? ¡Por favor! Había sido administrado, a fines de los '70, por directivos del BHC. Tras la crisis económica que liquidó a dicho grupo, entre otros, un dirigente de tendencia concertacionista, Dragicevic, presidió el club. Luego, bajo la presidencia de su sucesor, Menichetti, se terminó el estadio Monumental, en los '80, y se contrató al entrenador yugoslavo Mirko Jozic, artífice de la obtención de la Copa Libertadores en 1991.
Pues se había realizado con brillo y ejemplar organización en el país el Mundial Juvenil de 1987, a raíz de lo cual el entrenador Jozic, del equipo campeón, Yugoslavia, complacido de lo que vio (progreso, tranquilidad, transición a la democracia fijada en la Constitución de 1980), regresó a Chile como entrenador de Colo Colo. Y eso fructificó en la Copa.
Pero no. La tesis de Matamala es la de que, saliendo Chile de una noche oscura, todo comenzó en 1990, con la Concertación: "La política de los acuerdos funcionaba a pleno, los sueldos subían, el empleo se creaba. La meta del 7 por ciento de crecimiento se volvía una rutina. Nos faltaba sólo una cosa, y en ese 1991 mágico también la tendríamos".
Porque antes, nos había dicho, "éramos chilenos con vergüenza"...; después, "estábamos de nuevo libres de pecado. Éramos de nuevo respetables".
¿De un día para otro? La "tesis Matamala" es que sí. Sucedió repentinamente: "La locación era perfecta: el Estadio Monumental, al ladito de La Florida, nuevo y reluciente, como los malls que marcaban las entrada de la nueva clase media (sí, la misma de La Florida) al templo del consumo a cuotas. Hasta el auspiciador de la camiseta blanca era toda una señal de los tiempos: Lada, la marca que simbolizaba el acceso del chileno emergente al sueño del primer auto".
Casi nada de eso, por supuesto, se había hecho bajo la Concertación, entre el 11 de marzo de 1990 y el 5 de junio de 1991. Se había hecho antes, trabajosamente, luchando primero contra el terrorismo extremista, luego contra el cerco impuesto por Moscú desde el mismo 11 de septiembre de 1973, siempre luchando contra los políticos que indisponían al país para bloquear la inversión externa y contra los detractores de una política que abría la economía al mundo y que hizo posible, entre miles de cosas, la entrada de los autos rusos Lada, los más baratos. El ministro Büchi tenía uno. Él rebajó los impuestos, para tener más inversión y empleo y crecer hasta dos dígitos al año, como se logró a fines de los '80.
Pero las causas, para Daniel Matamala, fueron otras: "El exitismo de nuestra transición ejemplar sería imparable desde entonces (obtención de la Copa Libertadores) hasta 1998", nos enseña. ¡La Copa Libertadores gatilló la transición! Lástima que ya estaba terminada antes, el 11 de marzo de 1990, según estipulaba la Constitución de 1980, aprobada por el pueblo y cumplida al pie de la letra. Ese día dejaron de aplicarse sus artículos transitorios y no hubo más "transición", pues la democracia plena estaba contemplada en el mismo articulado, a partir del 11 de marzo de 1990, lo cual había sido así concebido por el Gobierno Militar.
Opina un historiador, ex ministro del Gobierno Militar y luego devenido detractor de éste, que, sin embargo, no pudo menos de escribir: "Los hombres que modifican la historia suelen ser figuras 'de tamaño más que natural', de cualidades tan enormes y (no raramente) caídas éticas tan profundas, como hondas y a menudo positivas son las huellas que dejan en la Historia. Como O'Higgins, José Miguel Carrera, Portales, Arturo Alessandri... Pinochet".
Pero para Daniel Matamala el país lo cambió Colo Colo el '91, y a pesar de Pinochet.
martes, 7 de junio de 2011
¿Y Quién Nos Defiende de los Defensores?
Nunca las he tenido todas conmigo respecto de la reforma procesal penal de los años '90. Fue una iniciativa de un centro de estudio de derecha, acogida con mucho agrado por los gobiernos de la Concertación. Y cuando en Chile están "la izquierda y la derecha unidas", hay que ponerse a temblar. Recuérdense la primera reforma agraria y la nacionalización del cobre.
El antiguo proceso penal, que entregaba a un juez todas las facultades, las que, de hecho, éste no podía ejercer, conducía a que fueran los actuarios los verdaderos "padres" del proceso y eso se prestaba para cualquier cosa. Después, cuando los jueces de izquierda se enseñorearon del Poder Judicial, bajo la égida de la Concertación, pasó cualquier cosa. Por eso hoy tenemos 70 presos políticos uniformados condenados ilegalmente y encerrados en dos penales, que son mejores que las cárceles comunes por la sencilla razón de que todo el mundo sabe que no deberían estar presos.
Pero el nuevo proceso penal reemplazó un sistema malo por otro peor, y ha sido tan "garantista", en el sentido de darles garantías a los delincuentes, que obtuvo el entusiasta apoyo de la izquierda. Pues ésta siempre ha procurado que los delincuentes queden impunes, sobre todo si éstos son terroristas y ella no está en el gobierno. Obvio, porque el terrorismo forma parte de las bases más fieles de la izquierda en todo el mundo.
Y, en fin, como consecuencia de la reforma se crearon "defensores nacionales", pero para defender a los delincuentes; y "jueces de garantía", pero para garantizar los derechos de los delincuentes.
Y a las víctimas de éstos, "que se las comieran los perros". Y se las comieron. Por eso la gente honrada empezó a clamar por protección, aunque no fuera tan buena como la que se dispensaba a los delincuentes y terroristas. De ahí ha nacido, entonces, una iniciativa (paradójica) para crear una "defensoría de víctimas". Absurdo, pues ella debería provenir de los fiscales, del propio Poder Judicial, que debería ser el protector por antonomasia de las víctimas de los delitos. Pero "no se la pueden" con los defensores de los delincuentes.
Todo esto ha conducido en Chile a un verdadero paroxismo del absurdo en estos días, en que la "defensoría penal", en el caso del terrorismo en el sur, y un "juez de garantía", en el caso del terrorismo en la capital (cien bombas en los últimos tiempos), están disparando contra los tribunales superiores porque no anularon el proceso en el primer caso y no desecharon las pruebas principales de los fiscales, en el segundo.
Y siempre está presente la cortina de protección conocida para el terrorismo, que alcanza incluso para que se vuelva a hacer presente algún sacerdote, caracterizado defensor del extremismo desde los años '70. Y para que se haya renunciado a aplicar la legislación más severa, la Ley Antiterrorista. Esto último con el aplauso del gobierno y de la oposición, que ya están constituyendo un sólido frente contra la tranquilidad y la defensa de la gente honrada, cada vez más desprotegida.
Entre más se debilitan la legalidad y la acción judicial, más se fortalece el terrorismo. Ayer fueron atacados con armas de fuego varios carabineros en el sur, apenas perpetrado un centésimo y tantos atentado contra la familia Urban. Días atrás un terrorista que iba a colocar una bomba en Santiago fue mutilado por la explosión prematura de ella. Ni siquiera había sido citado a declarar como imputado.
Entonces el presidente de la Corte Suprema ha tenido que salir a explicarle al país, casi pidiendo perdón y echándoles la culpa a "los políticos", por qué ese tribunal no dejó completamente libres a los terroristas del sur, como parecía pretenderlo la defensora penal pública. ¡Hasta ese presidente, un juez de izquierda, por supuesto, ya se está sintiendo incómodo con la situación!
Estamos alcanzando, gracias a tantas "modernizaciones" penales, tanta "corrección política", tanta compasión por los huelguistas de hambre y por los que ponen bombas y tanta renuncia a aplicar las leyes más severas contra el terrorismo, a una situación en que el país está a punto de pedirles perdón a quienes lo ejercen, por no dejarlos hacerlo con la más completa libertad.
Semejante situación se describía antes con una expresiva frase: "el ladrón detrás del juez".
El antiguo proceso penal, que entregaba a un juez todas las facultades, las que, de hecho, éste no podía ejercer, conducía a que fueran los actuarios los verdaderos "padres" del proceso y eso se prestaba para cualquier cosa. Después, cuando los jueces de izquierda se enseñorearon del Poder Judicial, bajo la égida de la Concertación, pasó cualquier cosa. Por eso hoy tenemos 70 presos políticos uniformados condenados ilegalmente y encerrados en dos penales, que son mejores que las cárceles comunes por la sencilla razón de que todo el mundo sabe que no deberían estar presos.
Pero el nuevo proceso penal reemplazó un sistema malo por otro peor, y ha sido tan "garantista", en el sentido de darles garantías a los delincuentes, que obtuvo el entusiasta apoyo de la izquierda. Pues ésta siempre ha procurado que los delincuentes queden impunes, sobre todo si éstos son terroristas y ella no está en el gobierno. Obvio, porque el terrorismo forma parte de las bases más fieles de la izquierda en todo el mundo.
Y, en fin, como consecuencia de la reforma se crearon "defensores nacionales", pero para defender a los delincuentes; y "jueces de garantía", pero para garantizar los derechos de los delincuentes.
Y a las víctimas de éstos, "que se las comieran los perros". Y se las comieron. Por eso la gente honrada empezó a clamar por protección, aunque no fuera tan buena como la que se dispensaba a los delincuentes y terroristas. De ahí ha nacido, entonces, una iniciativa (paradójica) para crear una "defensoría de víctimas". Absurdo, pues ella debería provenir de los fiscales, del propio Poder Judicial, que debería ser el protector por antonomasia de las víctimas de los delitos. Pero "no se la pueden" con los defensores de los delincuentes.
Todo esto ha conducido en Chile a un verdadero paroxismo del absurdo en estos días, en que la "defensoría penal", en el caso del terrorismo en el sur, y un "juez de garantía", en el caso del terrorismo en la capital (cien bombas en los últimos tiempos), están disparando contra los tribunales superiores porque no anularon el proceso en el primer caso y no desecharon las pruebas principales de los fiscales, en el segundo.
Y siempre está presente la cortina de protección conocida para el terrorismo, que alcanza incluso para que se vuelva a hacer presente algún sacerdote, caracterizado defensor del extremismo desde los años '70. Y para que se haya renunciado a aplicar la legislación más severa, la Ley Antiterrorista. Esto último con el aplauso del gobierno y de la oposición, que ya están constituyendo un sólido frente contra la tranquilidad y la defensa de la gente honrada, cada vez más desprotegida.
Entre más se debilitan la legalidad y la acción judicial, más se fortalece el terrorismo. Ayer fueron atacados con armas de fuego varios carabineros en el sur, apenas perpetrado un centésimo y tantos atentado contra la familia Urban. Días atrás un terrorista que iba a colocar una bomba en Santiago fue mutilado por la explosión prematura de ella. Ni siquiera había sido citado a declarar como imputado.
Entonces el presidente de la Corte Suprema ha tenido que salir a explicarle al país, casi pidiendo perdón y echándoles la culpa a "los políticos", por qué ese tribunal no dejó completamente libres a los terroristas del sur, como parecía pretenderlo la defensora penal pública. ¡Hasta ese presidente, un juez de izquierda, por supuesto, ya se está sintiendo incómodo con la situación!
Estamos alcanzando, gracias a tantas "modernizaciones" penales, tanta "corrección política", tanta compasión por los huelguistas de hambre y por los que ponen bombas y tanta renuncia a aplicar las leyes más severas contra el terrorismo, a una situación en que el país está a punto de pedirles perdón a quienes lo ejercen, por no dejarlos hacerlo con la más completa libertad.
Semejante situación se describía antes con una expresiva frase: "el ladrón detrás del juez".
lunes, 6 de junio de 2011
Escribiendo Sin Saber Nada
¿Será Humala como Hugo Chávez o como Lula? Ha expresado su admiración por ambos. Naturalmente, respecto a Lula se pronunció cuando se dio cuenta de que debía conseguir votos que no eran de su sector ni de su ideología. ¿Será Humala como Salvador Allende o como González Videla? Ambos llegaron al gobierno en brazos de la izquierda, pero lo desempeñaron de muy distinta manera y tuvieron finales absolutamente opuestos. ¿Será Humala como Rafael Correa o como Evo Morales? Ya vamos acotando las diferencias, todas dentro de un modelo nacionalista-socialista-populista y antimercado.
El que haya leído las enseñanzas impartidas por Humala (padre) a sus hijos (yo las he leído: la primera era tomarse el poder por las armas y muchas de las siguientes eran referidas a la revancha contra Chile), no puede estar tranquilo. Él siempre ha dicho que sigue las enseñanzas de su padre. Desde luego, ya una vez intentó tomarse el poder por las armas. Si es un seguidor de las enseñanzas de su padre, yo, como chileno, comenzaría por olvidarme del proyecto de ley destinado a derogar la destinación del diez por ciento de las ventas del cobre estatal a la compra de armamentos. Se calcula que ese proyecto de ley implicaría disminuirla en 30 por ciento. Pues bien, creo que en los próximos años vamos a necesitar más que nunca antes ese treinta por ciento.
Si lo único que quería Humala era ser Presidente del Perú, bueno, entonces puede pasar cualquier cosa. Hasta puede ser un Lula. Si lo que quiere es cumplir los propósitos que le fueron inculcados desde niño y en los cuales cree, me atrevo a pronosticar que el Perú empezará a vivir momentos difíciles (como los que vivió Chile entre 1970 y 1973) y que pueden desembocar en lo que siempre ha sido un factor aglutinante en el Perú (y en Bolivia) cuando la división interna se agrava: la confrontación con Chile.
Escribo sin saber nada de lo que va a pasar en Perú ni a nosotros con el Perú, pero creo que deberíamos estar preparados para lo que la información previa disponible, si es que ella de algo vale, indica que va a suceder.
El que haya leído las enseñanzas impartidas por Humala (padre) a sus hijos (yo las he leído: la primera era tomarse el poder por las armas y muchas de las siguientes eran referidas a la revancha contra Chile), no puede estar tranquilo. Él siempre ha dicho que sigue las enseñanzas de su padre. Desde luego, ya una vez intentó tomarse el poder por las armas. Si es un seguidor de las enseñanzas de su padre, yo, como chileno, comenzaría por olvidarme del proyecto de ley destinado a derogar la destinación del diez por ciento de las ventas del cobre estatal a la compra de armamentos. Se calcula que ese proyecto de ley implicaría disminuirla en 30 por ciento. Pues bien, creo que en los próximos años vamos a necesitar más que nunca antes ese treinta por ciento.
Si lo único que quería Humala era ser Presidente del Perú, bueno, entonces puede pasar cualquier cosa. Hasta puede ser un Lula. Si lo que quiere es cumplir los propósitos que le fueron inculcados desde niño y en los cuales cree, me atrevo a pronosticar que el Perú empezará a vivir momentos difíciles (como los que vivió Chile entre 1970 y 1973) y que pueden desembocar en lo que siempre ha sido un factor aglutinante en el Perú (y en Bolivia) cuando la división interna se agrava: la confrontación con Chile.
Escribo sin saber nada de lo que va a pasar en Perú ni a nosotros con el Perú, pero creo que deberíamos estar preparados para lo que la información previa disponible, si es que ella de algo vale, indica que va a suceder.
sábado, 4 de junio de 2011
A Cada Santo Una Vela
Cuando se le debe a cada santo una vela, hay que asegurarse de tener suficientes velas, porque si son menos que los santos, éstos van a votar en contra del incumplidor en las encuestas.
Hoy la presentadora de televisión Francisca García Huidobro dice en un diario que está arrepentida de haber votado por Piñera, porque lo hizo en el entendido de que establecería el matrimonio gay, como lo sugería su franja televisiva, donde apareció abrazado con una pareja de hombres jóvenes de esa "preferencia de género". Ella ahora vota en contra de Piñera porque éste está indeciso sobre el tema.
Por supuesto que debe de estar indeciso, porque el grueso de su electorado, es decir, el voto duro de derecha, rechaza el matrimonio gay por las razones que di en un blog reciente y muchas más. Entonces, también la gente de derecha está dispuesta a opinar en contra de Piñera en las encuestas, porque vacila en rechazar el matrimonio gay. La derecha creyó que lo de la franja televisiva era sólo un truco para ganar votos y no iba en serio, porque pensaron que el candidato tenía sus mismos principios, pero los que votaron por él se sienten engañados. En resumen, cuando se les presenta la ocasión, unos y otros opinan contra él y por eso su apoyo está reducido al 36 por ciento.
Una señora que viene a trabajar a mi hogar una vez a la semana vive en una población y le ha dicho a mi mujer que votó por Piñera porque iba a arreglar el Transantiago y pondría término a la puerta giratoria por la cual entran y salen casi inmediatamente los delincuentes. Pero ya va más de un año de gobierno del candidato por el cual votó y dice que el Transantiago está igual, que sigue añorando "las micros amarillas", porque en ellas se demoraba una hora en llegar a nuestra casa y ahora se demora cuatro; y como, por eso, debe levantarse a las seis de la mañana, cuando está oscuro, siente mucho miedo de ser asaltada, pues la puerta giratoria no ha parado de girar en su población y a eso se ha añadido un riesgo nuevo: "las balas locas", pues los delincuentes se disparan entre sí sin restricción y con indeseada frecuencia, hiriendo a transeúntes que salen de sus casas a trabajar de madrugada. Entonces, la señora tambièn está arrepentida. Ella sinceramente creyó que iban a volver las micros amarillas y se iba a demorar una hora en llegar y no cuatro; y que los carabineros y la policía civil iban a encerrar a todos los delincuentes y ella iba a poder caminar tranquila por su población. Pero nada de eso pasó y, por lo tanto, si alguien la encuestara, votaría en contra del candidato que prometió y no cumplió.
¿Se arreglará todo eso con un cambio de gabinete o con un muy buen "relato" o "guión" del gobierno? Yo creo que no.
Hoy la presentadora de televisión Francisca García Huidobro dice en un diario que está arrepentida de haber votado por Piñera, porque lo hizo en el entendido de que establecería el matrimonio gay, como lo sugería su franja televisiva, donde apareció abrazado con una pareja de hombres jóvenes de esa "preferencia de género". Ella ahora vota en contra de Piñera porque éste está indeciso sobre el tema.
Por supuesto que debe de estar indeciso, porque el grueso de su electorado, es decir, el voto duro de derecha, rechaza el matrimonio gay por las razones que di en un blog reciente y muchas más. Entonces, también la gente de derecha está dispuesta a opinar en contra de Piñera en las encuestas, porque vacila en rechazar el matrimonio gay. La derecha creyó que lo de la franja televisiva era sólo un truco para ganar votos y no iba en serio, porque pensaron que el candidato tenía sus mismos principios, pero los que votaron por él se sienten engañados. En resumen, cuando se les presenta la ocasión, unos y otros opinan contra él y por eso su apoyo está reducido al 36 por ciento.
Una señora que viene a trabajar a mi hogar una vez a la semana vive en una población y le ha dicho a mi mujer que votó por Piñera porque iba a arreglar el Transantiago y pondría término a la puerta giratoria por la cual entran y salen casi inmediatamente los delincuentes. Pero ya va más de un año de gobierno del candidato por el cual votó y dice que el Transantiago está igual, que sigue añorando "las micros amarillas", porque en ellas se demoraba una hora en llegar a nuestra casa y ahora se demora cuatro; y como, por eso, debe levantarse a las seis de la mañana, cuando está oscuro, siente mucho miedo de ser asaltada, pues la puerta giratoria no ha parado de girar en su población y a eso se ha añadido un riesgo nuevo: "las balas locas", pues los delincuentes se disparan entre sí sin restricción y con indeseada frecuencia, hiriendo a transeúntes que salen de sus casas a trabajar de madrugada. Entonces, la señora tambièn está arrepentida. Ella sinceramente creyó que iban a volver las micros amarillas y se iba a demorar una hora en llegar y no cuatro; y que los carabineros y la policía civil iban a encerrar a todos los delincuentes y ella iba a poder caminar tranquila por su población. Pero nada de eso pasó y, por lo tanto, si alguien la encuestara, votaría en contra del candidato que prometió y no cumplió.
¿Se arreglará todo eso con un cambio de gabinete o con un muy buen "relato" o "guión" del gobierno? Yo creo que no.
viernes, 3 de junio de 2011
Me lo Explicó Mi Mujer
Ayer escribí concluyendo que era preciso hacer una encuesta para saber por qué el gobierno ha caído en las encuestas, porque no me quedaba claro ese "por qué". Quienes comentaron mi escrito en este blog aportaron numerosas razones para explicar dicha caída, pero hoy mi mujer me dio dos muy poderosas: me dijo que el dinero que le doy para las compras de supermercado ya no le alcanza, pese a que recién se lo reajusté en diez por ciento. Según ella, yo debería reajustarle diez por ciento semanal "porque todos los alimentos suben".
Me aseguró que la gente pobre que ella conoce está viviendo angustiada, porque esa alza es muy superior a cualquier mejoría de los sueldos y también superior a la que señala el IPC. Y me añadió que, por otra parte, el grueso de la gente no cree que haya disminuido la delincuencia, sino todo lo contrario, para lo cual basta con ver cualquier noticiero de la televisión.
Entonces, tenemos un país que crece a más del seis por ciento anual, donde se han creado 487 mil nuevos puestos de trabajo en un año y que es acreedor externo neto, junto con darse el lujo de mantener 16 mil millones de dólares en bonos del Tesoro norteamericano, pero en el cual la mayoría de las personas opina que la prosperidad se la están llevando otros, porque no le alcanza el dinero para comprar los mismos alimentos que antes. Y además ve que la delincuencia campea igual o más que en el pasado, aunque haya estadísticas para probar lo contrario.
En seguida mi mujer me leyó las opiniones del encuestador Roberto Méndez, de Adimark-GFK, en la revista "Cosas", donde él opina que la omnipresencia del Presidente en los medios de comunicación, haciendo noticia tres o cuatro veces al día con cualquier pretexto, parece haber cansado a la gente.
Mientras tanto, la superestructura política, que muy rara vez se da cuenta de lo que le pasa al pueblo, atribuye la caída en las encuestas a causas muy distintas de las anteriores y debate sobre "un cambio de gabinete", cosa que no tiene nada que ver con las necesidades y angustias reales del grueso de la gente. Desde luego, ésta no está cansada de ver demasiado a los ministros en televisión, sino al presidente. Ni está irritada por los diferendos entre aquéllos, que poco le importan, pues probablemente la opinión pública está tan dividida como el ministerio entre los partidarios y los contrarios de temas como la restricción a los catalíticos. En lo que una mayoría no está dividida es en que se le pinta un país en excelente situación económica mientras ella debe reducir su consumo de alimentos esenciales, porque la plata no le alcanza para comprar lo mismo que antes.
Creo que entre mi mujer, Roberto Méndez y los comentaristas de este blog me están permitiendo entender mejor por qué el gobierno cae en las encuestas. Y estoy cierto de que un cambio de gabinete no va a revertir esa situación. El problema no está en el gabinete, no sé si me entienden, como dice frecuente y expresivamente un amigo mío.
Me aseguró que la gente pobre que ella conoce está viviendo angustiada, porque esa alza es muy superior a cualquier mejoría de los sueldos y también superior a la que señala el IPC. Y me añadió que, por otra parte, el grueso de la gente no cree que haya disminuido la delincuencia, sino todo lo contrario, para lo cual basta con ver cualquier noticiero de la televisión.
Entonces, tenemos un país que crece a más del seis por ciento anual, donde se han creado 487 mil nuevos puestos de trabajo en un año y que es acreedor externo neto, junto con darse el lujo de mantener 16 mil millones de dólares en bonos del Tesoro norteamericano, pero en el cual la mayoría de las personas opina que la prosperidad se la están llevando otros, porque no le alcanza el dinero para comprar los mismos alimentos que antes. Y además ve que la delincuencia campea igual o más que en el pasado, aunque haya estadísticas para probar lo contrario.
En seguida mi mujer me leyó las opiniones del encuestador Roberto Méndez, de Adimark-GFK, en la revista "Cosas", donde él opina que la omnipresencia del Presidente en los medios de comunicación, haciendo noticia tres o cuatro veces al día con cualquier pretexto, parece haber cansado a la gente.
Mientras tanto, la superestructura política, que muy rara vez se da cuenta de lo que le pasa al pueblo, atribuye la caída en las encuestas a causas muy distintas de las anteriores y debate sobre "un cambio de gabinete", cosa que no tiene nada que ver con las necesidades y angustias reales del grueso de la gente. Desde luego, ésta no está cansada de ver demasiado a los ministros en televisión, sino al presidente. Ni está irritada por los diferendos entre aquéllos, que poco le importan, pues probablemente la opinión pública está tan dividida como el ministerio entre los partidarios y los contrarios de temas como la restricción a los catalíticos. En lo que una mayoría no está dividida es en que se le pinta un país en excelente situación económica mientras ella debe reducir su consumo de alimentos esenciales, porque la plata no le alcanza para comprar lo mismo que antes.
Creo que entre mi mujer, Roberto Méndez y los comentaristas de este blog me están permitiendo entender mejor por qué el gobierno cae en las encuestas. Y estoy cierto de que un cambio de gabinete no va a revertir esa situación. El problema no está en el gabinete, no sé si me entienden, como dice frecuente y expresivamente un amigo mío.
jueves, 2 de junio de 2011
Derrota en las Encuestas
He criticado al gobernante, calificándolo de "encuestocratico", debido a los esfuerzos que hace por concentrarse en aspectos que le den mayor popularidad, con poca o nula preocupación por mantener una línea de principios y valores, aunque éstos no reditúen en los sondeos.
Pese a ello, está resultando que al mismo gobernante le va cada vez peor en las encuestas. No es por falta de esfuerzo. El Mensaje del 1° de mayo se suponía dirigido a fortalecer la popularidad del Presidente. Expuso una situación económica nacional envidiable, con aumentos del crecimiento y del empleo. Hubo énfasis en proyectos sociales que son indudablemente populares, aunque ténica y socialmente discutibles, como el posnatal de seis meses y la supresión del descuento de salud a los jubilados. Pero entonces se hace la encuesta y nada de aquello impide una fuerte caída.
¿Será sólo el efecto HidroAysén, que siendo un proyecto ecológicamente impecable, económicamente ventajoso para los consumidores y energéticamente indispensable, concita el rechazo del 74 por ciento de las personas? El gobernante se ha jugado por la iniciativa y eso puede haberle representado un costo de popularidad.
Pero el deterioro viene de más atrás; ahora sólo se ha acentuado. El rechazo, que en octubre de 2010 era de 26 por ciento, a partir de febrero de este año se había instalado en 49 por ciento, versus una aprobación de 41 por ciento. Ahora esta última ha caído a 36 por ciento, mientras aquél subió al 56 por ciento.
¿Será que el prurito presidencial de agradar a la izquierda no le reditúa en apoyo de ésta y sí, en cambio, le resta adhesiones en la derecha? Por ejemplo, el hecho de que en materia de derechos humanos este gobierno sea incluso más desfavorable a los presos políticos uniformados que los anteriores, no parece conquistarle adhesiones entre la gente de izquierda y, en cambio, sí se las resta entre la gente de derecha. Es decir, no ha logrado conquistar a adversarios naturales, aún haciendo algo del agrado de ellos, y sí ha logrado perder a partidarios naturales, incurriendo en el desagrado de ellos.
Por otra parte, las encuestas son veleidosas. Ricardo Lagos dejó el poder con una adhesión superior al 70 por ciento, la cual perdió apenas la población sufrió las consecuencias del Transantiago y del incumplimiento sobre el prometido tren al sur. Tal vez los anuncios de ambas cosas le granjearon aquella gran popularidad, mientras que el fracaso en la concreción de las mismas se la quitó. Lagos perdió su capital político, como lo han revelado recientes encuestas.
Además, los sondeos no son consistentes entre sí. Hace pocos días uno de "La Segunda" y la Universidad del Desarrollo daba al Gobierno un 46 por ciento de apoyo versus un 42 por ciento de rechazo. ¿Cómo se compatibiliza eso con un resultado tan distinto, como el de Adimark-GFK, pocos días después?
Tal vez una encuesta que le preguntara a la gente en qué funda su veredicto ayudaría a explicar la razón por la cual un político que se juega entero por ofrecer cosas del agrado de la mayoría va perdiendo sistemática y progresivamente el apoyo de ésta.
Pese a ello, está resultando que al mismo gobernante le va cada vez peor en las encuestas. No es por falta de esfuerzo. El Mensaje del 1° de mayo se suponía dirigido a fortalecer la popularidad del Presidente. Expuso una situación económica nacional envidiable, con aumentos del crecimiento y del empleo. Hubo énfasis en proyectos sociales que son indudablemente populares, aunque ténica y socialmente discutibles, como el posnatal de seis meses y la supresión del descuento de salud a los jubilados. Pero entonces se hace la encuesta y nada de aquello impide una fuerte caída.
¿Será sólo el efecto HidroAysén, que siendo un proyecto ecológicamente impecable, económicamente ventajoso para los consumidores y energéticamente indispensable, concita el rechazo del 74 por ciento de las personas? El gobernante se ha jugado por la iniciativa y eso puede haberle representado un costo de popularidad.
Pero el deterioro viene de más atrás; ahora sólo se ha acentuado. El rechazo, que en octubre de 2010 era de 26 por ciento, a partir de febrero de este año se había instalado en 49 por ciento, versus una aprobación de 41 por ciento. Ahora esta última ha caído a 36 por ciento, mientras aquél subió al 56 por ciento.
¿Será que el prurito presidencial de agradar a la izquierda no le reditúa en apoyo de ésta y sí, en cambio, le resta adhesiones en la derecha? Por ejemplo, el hecho de que en materia de derechos humanos este gobierno sea incluso más desfavorable a los presos políticos uniformados que los anteriores, no parece conquistarle adhesiones entre la gente de izquierda y, en cambio, sí se las resta entre la gente de derecha. Es decir, no ha logrado conquistar a adversarios naturales, aún haciendo algo del agrado de ellos, y sí ha logrado perder a partidarios naturales, incurriendo en el desagrado de ellos.
Por otra parte, las encuestas son veleidosas. Ricardo Lagos dejó el poder con una adhesión superior al 70 por ciento, la cual perdió apenas la población sufrió las consecuencias del Transantiago y del incumplimiento sobre el prometido tren al sur. Tal vez los anuncios de ambas cosas le granjearon aquella gran popularidad, mientras que el fracaso en la concreción de las mismas se la quitó. Lagos perdió su capital político, como lo han revelado recientes encuestas.
Además, los sondeos no son consistentes entre sí. Hace pocos días uno de "La Segunda" y la Universidad del Desarrollo daba al Gobierno un 46 por ciento de apoyo versus un 42 por ciento de rechazo. ¿Cómo se compatibiliza eso con un resultado tan distinto, como el de Adimark-GFK, pocos días después?
Tal vez una encuesta que le preguntara a la gente en qué funda su veredicto ayudaría a explicar la razón por la cual un político que se juega entero por ofrecer cosas del agrado de la mayoría va perdiendo sistemática y progresivamente el apoyo de ésta.
miércoles, 1 de junio de 2011
Tolerancia Mil
Anoche un terrorista iba a poner una bomba en un banco de Vicuña Mackenna, pero el artefacto le estalló entre las manos y en este momento se debate entre la vida y la muerte.
Pertenece a un grupo de extrema izquierda dedicado a una de las especialidades del sector, el terrorismo. En el llamado "Caso Bombas" la fiscalía puso a disposición del tribunal a quince sujetos del mismo grupo, pero el juez dejó libres a once. Más de un centenar de artefactos explosivos han sido colocados por ellos en los últimos años.
Un ex miembro del brazo armado del Partido Comunista, el FPMR, Axel Osorio, y la pareja de uno de los imputados en el mismo "Caso Bombas" se encontraban hoy en el recinto en que estaba internado el terrorista herido. ¿Qué prueba eso?
Él ya había escrito en un blog, hace seis años, "soy un anarquista". Nadie se preocupó, porque sólo tenía 17 años. Siguió siendo anarquista, sin que nadie se preocupara de él, hasta que le estalló la bomba entre las manos.
Carabineros, si no hubiera "tolerancia mil" para los extremistas de izquierda, debería haber previsto lo que iba a suceder... o algo peor: lo había controlado en la misma "casa okupa Sacco y Vanzetti" que es punto de reunión y refugio de terroristas. Tenía fotos de él participando en actos de apoyo a los imputados en el "Caso Bombas". Sabía que el sujeto estaba vinculado a cuatro situaciones ilegales: ocultamiento de identidad en un control de Carabineros (dio un nombre falso); en esa oportunidad halló en su mochila material con amenazas a la autoridad; se le comprobó el hurto de dos sprays en un supermercado; se acreditó su participación en desórdenes públicos y se le sorprendió hurtando una corchetera de tamaño mayor.
Es decir, era público y notorio que se trataba de un individuo dedicado al delito, tanto contra el orden público en general como al de carácter terrorista en particular. Pero estaba completamente libre.
Es que los grupos violentistas de extrema izquierda gozan de amplias garantías entre nosotros. Cualquiera puede filmar a los "encapuchados" lanzando "bombas molotov" (un delito terrorista), pero nadie los detiene. Todo el mundo los ve, menos la policía. Todo el mundo los ve llegar a los desórdenes, los ve incendiar y los ve irse. Todos saben quiénes son y a qué sector pertenecen (pista: uno al cual el Gobierno le ha dado una sede gratuita y le acaba de asignar otra).
¿Tolerancia cero con el delito y la violencia? No es verdad. Hay "tolerancia mil". Lo único que la gente de bien puede esperar es no estar cerca de donde estalle la próxima bomba.
Pertenece a un grupo de extrema izquierda dedicado a una de las especialidades del sector, el terrorismo. En el llamado "Caso Bombas" la fiscalía puso a disposición del tribunal a quince sujetos del mismo grupo, pero el juez dejó libres a once. Más de un centenar de artefactos explosivos han sido colocados por ellos en los últimos años.
Un ex miembro del brazo armado del Partido Comunista, el FPMR, Axel Osorio, y la pareja de uno de los imputados en el mismo "Caso Bombas" se encontraban hoy en el recinto en que estaba internado el terrorista herido. ¿Qué prueba eso?
Él ya había escrito en un blog, hace seis años, "soy un anarquista". Nadie se preocupó, porque sólo tenía 17 años. Siguió siendo anarquista, sin que nadie se preocupara de él, hasta que le estalló la bomba entre las manos.
Carabineros, si no hubiera "tolerancia mil" para los extremistas de izquierda, debería haber previsto lo que iba a suceder... o algo peor: lo había controlado en la misma "casa okupa Sacco y Vanzetti" que es punto de reunión y refugio de terroristas. Tenía fotos de él participando en actos de apoyo a los imputados en el "Caso Bombas". Sabía que el sujeto estaba vinculado a cuatro situaciones ilegales: ocultamiento de identidad en un control de Carabineros (dio un nombre falso); en esa oportunidad halló en su mochila material con amenazas a la autoridad; se le comprobó el hurto de dos sprays en un supermercado; se acreditó su participación en desórdenes públicos y se le sorprendió hurtando una corchetera de tamaño mayor.
Es decir, era público y notorio que se trataba de un individuo dedicado al delito, tanto contra el orden público en general como al de carácter terrorista en particular. Pero estaba completamente libre.
Es que los grupos violentistas de extrema izquierda gozan de amplias garantías entre nosotros. Cualquiera puede filmar a los "encapuchados" lanzando "bombas molotov" (un delito terrorista), pero nadie los detiene. Todo el mundo los ve, menos la policía. Todo el mundo los ve llegar a los desórdenes, los ve incendiar y los ve irse. Todos saben quiénes son y a qué sector pertenecen (pista: uno al cual el Gobierno le ha dado una sede gratuita y le acaba de asignar otra).
¿Tolerancia cero con el delito y la violencia? No es verdad. Hay "tolerancia mil". Lo único que la gente de bien puede esperar es no estar cerca de donde estalle la próxima bomba.
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