El lamentable anuncio del Presidente Piñera en el sur, en el sentido de que continuará la política indígena concertacionista, la cual contradice el sentido unitario de nuestro país y de nuestra raza, sólo viene a confirmar las buenas razones que tuve al no votar por él.
La Constitución dice que el Estado de Chile es unitario y que en el país no hay raza ni grupo privilegiados. Ambos preceptos son de la esencia de la chilenidad. Lo que acaba de anunciar el Presidente contraviene ambos conceptos y es una continuación de las erradas políticas de los regímenes socialistoides precedentes, guiados por modas foráneas dirigidas a separar a los grupos autóctonos residentes en diferentes países, para ejercer sobre ellos un paternalismo contrario a los principios de una sociedad libre e igualitaria.
La iniciativa de Piñera pretende crear, dentro del amplio crisol que es la raza chilena, grupos distintos, separados y ajenos a la gran virtud unificadora que se ha labrado a lo largo de nuestra historia y que nos ha hecho hoy día, a todos y por sobre todo, chilenos, sin distinciones ni segregaciones.
Pero hace tres cuartos de siglo se comenzaron a dictar normas que han perjudicado gravemente la integración de los pueblos indígenas al resto de la nacionalidad, pues leyes superficiales, a pretexto de "protegerlos", los convirtieron en relativamente incapaces, privados del derecho de disponer libremente de sus bienes raíces.
Sin esa legislación miope el pueblo mapuche se habría fundido mucho más rápidamente con el resto de la chilenidad. Los que hubieren deseado hacerlo habrían vendido sus tierras y buscado mejores destinos laborales en el norte, centro o sur del territorio, como muchos que carecían de tierras lo hicieron, llegando así a diversas actividades y profesiones, desde las de menor calificación, como panificadores, hasta los niveles profesionales, funcionarios y parlamentarios, de lo cual hay miles de testimonios. Pero la prohibición de vender libremente sus tierras convirtió a otros, que eran propietarios minifundistas, en verdaderos "siervos de la gleba", que no han podido ser autosuficientes y que, en lugar de emigrar cuando se les ha presentado la oportunidad, se han mantenido amarrados al minicultivo y a la pobreza.
En Chile se han fundido muchas razas de todos los orígenes y con el transcurso del tiempo sus descendientes son indistinguibles de los demás. Una gran mayoría de connacionales tiene sangre indígena y en particular mapuche, y la fusión de esta última se habría completado exitosamente sin las fracasadas legislaciones que, a pretexto de favorecerlos, los empobrecieron.
La Concertación llevó el desvarío al extremo, pues premió a quienes comenzaron a tomarse tierras por la fuerza a pretexto de ser los dueños originarios de ellas, sólo en mérito de su ancestro indígena. Se han perpetrado así los más vergonzosos negociados a costa del interés fiscal, pagándose sobreprecios por tierras que luego se han asignado a los mismos que las habían usurpado. Ha habido momentos en que el Estado de Derecho ha dejado de imperar en la Araucanía, pues el incentivo para usurpar es tan fuerte que la violencia se ha generalizado y hay agricultores que han sufrido decenas de atentados.
El caso del fundo "El Notro" fue paradigmático en relación al abuso a costa de las arcas fiscales, pues dicho predio fue adquirido en un precio generoso a su dueño, luego entregado como premio a elementos mapuches que lo habían usurpado y, finalmente, dado por éstos en arriendo al propio dueño original, feliz éste de haber recibido el generoso precio y de seguir trabajando su fundo, y aquéllos de haber capturado una renta sin trabajar, todo a costa del patrimonio fiscal indefenso frente a la codicia de unos y la demagogia de otros.
En ese lamentable contexto la administración Piñera lleva el dislate generalizado un paso más allá, prometiendo nada menos que una reforma constitucional, conducente a que haya unos chilenos distintos de otros, con la potencialidad de que se creen uno o más Estados indígenas dentro del Estado nacional y dando pie a un separatismo que se manifestará en uso de otra lengua distinta de la oficial y de otros símbolos de nacionalidad diferentes de los emblemas patrios tradicionales.
Todo por una moda impuesta por naciones más desarrolladas, en que las diferencias raciales son tan pronunciadas que, al revés de Chile, han imposiblitado la integración, la cual es suplida entonces por generosos subsidios económicos tranquilizadores de la conciencia de los grupos étnicos rubios y blancos, dueños de la riqueza y pacíficamente asegurados contra toda mezcla con indígenas que, a su turno, se dan por satisfechos de recibir generosos pagos con tal de no intentar ser algún día ciudadanos verdaderamente iguales a quienes los subsidian.
Esta reforma constitucional amenaza uno de los rasgos más enorgullecedores de la raza chilena, como lo ha sido su capacidad de fusionar a descendientes de europeos, semitas, islámicos, asiáticos y autóctonos en un solo crisol que ha ido fundiéndolos a todos en una chilenidad que es nuestro orgullo nacional, nuestra personalidad como pueblo y nuestra fuerza como raza.
El dislate que propone consagrar la administración Piñera ha logrado aventajar en desvarío a los muchos que en esta materia y en otras ha consumado la Concertación y es lamentable que un sector político respetable, como la centro-derecha chilena, esté condenada por la manipulación demagógica y las ansias de popularidad fácil de un líder transitorio, a cargar con el baldón histórico de haber dividido artificialmente a la chilenidad.
viernes, 28 de mayo de 2010
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Totalmente de acuerdo Sr. Pérez de Arce.
ResponderEliminarDe la ya extensa lista de desaciertos, errores, y actos demagógicos que ha realizado en sólo 2 meses SP, éste es, lejos, el más grave, pues debilita la esencia de lo que es Chile.
Ha llegado la hora para que todo patriota expresé su opinión, haya votado o no por el actual gobierno, pues una vez abierta esta compuerta, por ella se desangrará la unidad nacional.
Tomás Anderson
Un chileno orgulloso de ser ciudadano de un país unitario
Don Hermógenes: ¿Nunca supo Ud. - o a lo menos escuchó - respecto de los contratos de compraventa leoninos y abusivos que hicieron algunos malos chilenos con los indígenas de la Araucanía a principios del siglo pasado?. Pues bien, aquí está la consecuencia.
ResponderEliminarEs cierto también que nuestra Constitución Política de la República señala que todos los chilenos nacen en igualdad y derechos; pero ahí surge el problema ya que simplemente "nacen" y después con el devenir del tiempo la cosa cambia y nos tornamos en abiertamente desiguales, ¿ o no?.-