Alguien me preguntó si hoy de nuevo iba a criticar al Presidente y yo le contesté que no podía desecharlo, si se presentaba la oportunidad, pero que mi tema hoy es otro, es el de la policía, que ahora se llama PDI, y tal vez sea también, en subsidio, el de Carabineros actuando como policía de investigación de delitos. Porque ese tema es una fijación mía desde hace muchos años. Para ser más preciso, desde hace unos 25, cuando leí una carta a "El Mercurio" de un norteamericano a cuyo hijo un ladron le quitó la bicicleta, creo que en Américo Vespucio con Vitacura. Y el norteamericano refería que había hecho la denuncia policial, pero cuando había ido a preguntar días después, no recuerdo si a Carabineros o Investigaciones, se dio cuenta de que no habían hecho nada. Entonces él, por su cuenta, se dedicó a investigar el robo de la bicicleta de su hijo y se fue a la esquina de Américo Vespucio con Vitacura, donde se perpetró el delito, y descubrió que todos, los expendedores de bencina de la bomba, el dueño de un kiosco de diarios, la gente de una farmacia, conocían perfectamente a los ladrones que robaban en esa esquina y le informaron al norteamericano que ellos venían de la población La Pincoya y tenían diferentes especialidades. Entonces el gringo tomó su camioneta y se fue a La Pincoya, donde habló con algunos vecinos y les dijo que él estaba dispuesto a pagar una buena suma por la bicicleta de su hijo, que, le habían dicho, alguien se había llevado por una distracción a La Pincoya. Entonces los vecinos le dieron diferentes indicaciones, según lo que ellos conocían, y él, preguntando aquí y allá, siempre haciendo ver que pagaría bien por la bicicleta, llegó a una casa donde ésta estaba. Habló con los dueños de la casa, les pagó lo que ofrecía, echó la bicicleta al auto y volvió a su casa para entregársela a su hijo. Hizo "la pega" de la policía.
Bueno, perdónenme que lo diga en inglés, pero aquí cabe una frase que me dijo una vez Margaret Thatcher, no hablando de bicicletas sino de política: "that's what it's all about". Y si lo he escrito mal seguramente es por culpa mía y no porque Margaret, a quien siempre he admirado mucho, me lo haya dicho mal.
Una vez robaron una billetera de un escritorio en mi oficina y todos sabíamos quién había sido el ladrón. Se lo fuimos a decir a Investigaciones, que en ese tiempo todavía no se llamaba PDI. Esto ya era bajo gobiernos de la Concertación. Nos atendió un detective, al cual le sugerimos "atrincar un poco" al ladrón, pues sabíamos no sólo quién era sino dónde vivía. Y el detective nos dijo: "¿Atrincar un poco? Eso que ustedes están diciendo es muy grave. Mucho cuidado". Y nosotros preferimos irnos rápidamente antes de ser acusados de violadores de derechos humanos. Por supuesto, la billetera nunca se recuperó, pero sí aparecieron cobrados unos cheques que había en ella por un vecino de nuestro sospechoso. Fin de la historia.
Otra vez nos vaciaron una casa de la costa, en la misma época en que a Eduardo Frei Ruiz-Tagle le vaciaron la suya, tambien de la costa. Por supuesto, todas las especies de él fueron recuperadas y los ladrones atrapados, y ninguna de las especies nuestras se recuperó, a pesar de que yo le dije personalmente a la fiscal que el ladrón era dueño de una camioneta Fiorino blanca, que tenía una tienda de mariscos frescos en Maipú y que era cosa de averiguar quién reunía esos dos requisitos para recuperar las cosas. Claro, yo soy chileno y no gringo, porque si hubiera sido esto último habría obrado como el que recuperó la bicicleta en La Pincoya. Pero, en todo caso, me llamó un inspector de Investigaciones y me dijo que mis datos no eran suficientes y que él era de Viña del Mar y no de Maipú, de modo que no tenía facilidades para investigar mi caso. Finalmente, éste se archivó y no se recuperó nada, aunque yo perdí además una silla que se llevaron los detectives para tomar huellas digitales de los ladrones, y que después no me devolvieron.
Bueno, escribo todo esto porque la ahora llamada PDI es igualmente chilena que su antecesor Servicio de Investigaciones, y no encontró a la señora Haeger en Puerto Varas, que yacía muerta o moribunda en el entretecho de su casa, tras haber registrado cuidadosamente, según ellos, la casa. Y tampoco la PDI hizo nada cuando un sujeto que venía cometiendo crimen tras crimen desde los años '80, pero andaba suelto (pues una de las políticas más avanzadas de la Concertación consistió en garantizar la libertad del mayor número de delincuentes y su única severidad está reservada para actuar contra ex uniformados) asesinó a varias personas. El hecho es que ese asesino en serie, hace poco, primero mató a un joven en Santiago, cuyos familiares dieron a la PDI su alias y sus características, pero los policías les dijeron que no tenían atribuciones para detenerlo, de modo que siguió libre. Entonces violó, asesinó y quemó a una jovencita días después en la misma zona, y ahí por fin se decidieron a capturarlo.
Siempre la policía explica todas estas cosas, pero la explicación verdadera es una sola: se trata de "la cosa chilena", esa característica nacional que consiste en no hacer el trabajo, "tirar la pelota para el lado", "sacarse el pillo" y cualquier cosa que no sea "hacer la pega".
Cuando a un chileno lo contratan para un trabajo, su principal objetivo es cobrar su sueldo esforzándose lo menos posible. Acá hace muchos años se perdió "el sentido del deber", la vocación de "hacer las cosas bien", "trabajar por amor al arte" (que quiere decir realizar nuestro cometido lo más perfectamente que podamos). Acá existe sólo la ética de los derechos, no de los deberes. De acuerdo con ella, sería escandaloso que no les pagaran alguna vez los sueldos a los funcionarios de la PDI, pero no es escandaloso que ellos no desempeñen su oficio bien y se limiten a sacar la vuelta o a emplear la "picardía criolla" para que las víctimas de los delincuentes no los molesten.
Bueno, eso era todo lo que quería decir hoy y, al parecer, en esta oportunidad no he criticado a Sebastián Piñera, pero pido que ello no sea considerado un incumplimiento de mi deber ni una falta de "amor al arte" en la confección de este blog.
sábado, 14 de agosto de 2010
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Tengo la más penosa opinión de la PDI, creo que es una de las instituciones más corruptas. Lo de investigaciones no pasa por un simple cambio de nombre, una maquillaje superficial no sirve, hay que limpiar ese establo de Augías, pero dónde está el Hércules que podría realizar ese trabajo? El apuntalamiento sigue tan vigente como en los antiguos tiempos.
ResponderEliminarPor otra parte, con el nuevo procedimiento penal que da más garantía a los delincuentes que a las víctimas, la labor policial está muy limitada, como se añoran los "hábiles interrogatorios" policiales, ni los más choros delincuentes se resistían. Muchos crimenes de antaño, solucionados gracias a esos interrogatorios, hoy simplemente habrían sido casos no resueltos.
Yo justifico un poco si a las policias, especialmente a Carabineros, es más fácil hacer la vista gorda y no complicarse ya que generalmente el funcionario policial termina sancionado y el delincuente en libertad.
Son tan increibles las garantías a los delincuentes que detenido un sujeto debe ser llevado a la Posta a constatar lesiones e incluso se les da prioridad frente a casos más graves que se presentan en esos centros hospitalarios, lógicamente no tienen lesiones pero igual se pierden horas médicas y horas policiales. Vamos mal.
Una experiencia personal. El año pasado robaron en mi propiedad del interior de la Va, Región, llamé a Carabineros y el sargento, bastante honesto me dice que no voy a sacar nada con hacer la denuncia.
De todas maneras concurrí a la Tenencia y la funcionaria me consulta si "tenía datos sobre los delincuentes" bueno, como no los tenía, al poco tiempo la fiscalía de Limache me comunicó que mi denuncia había sido archivada, o sea, hay que hacerle la pega a los fiscales y a la policia.
Pero como dice don Hermógenes, si algún personaje o personajillo político es víctima de un robo, es movilizada toda la PDI y Carabineros para dar con los hechores y después se vuelve a la rutina de dejar hacer.
Respecto a esta columna me es imposible quedarme callado para, con mi ejemplo y experiencia, avalar lo que Ud en ella dice.
ResponderEliminarCorrían los años 70, mejor el año 1971 para ser precisos, y un día de un caluroso día de enero toda la familia decidió irse de vacaciones "por un día" a la playa el día domingo, (la realidad económica no permitía más que eso en nuestro caso), mi madre, por esas malas ocurrencias de la vida, le contó del hecho a nuestra vecina inmediata..."que le cuidara la casa por ese día"....resultado: al volver de la playa nos encontramos, mejor dicho, me encontré a boca de jarro con la evidencia que habíamos sido objeto de un robo masivo, pues fue el primero que ingresó a esta.
Pasado el enorme mal rato inicial, se fueron a buscar los Carabineros (carecíamos de teléfono, artículo de lujo de aquella época), se hizo la denuncia y...nunca más se supo, posteriormente mi padre "tomó el caso", hizo investigaciones al respecto y se percató que la vecina en cuestión tenía "muy escondido" un hijo que tenía serios problemas con la policía, robos y hurtos eran sus más genuinos expedientes, por ello mi padre viendo cero efecto en Carabineros recurrió a los "tiras" en este caso, le llevó detalladamente una minuta casi al detalle de los hechos y acusando como posibles autores del robo al hijo de la vecina aquella más un amigo de este, también vecino, que también poseía antecedentes poco claros, los cuales se percataron de nuestra ida a la playa, y aprovecharon la ocasión actuando sobre seguro, incluso se dieron el gusto de defecar por toda la casa.....
Los tiras fueron un par de veces, se llevaron la minuta de mi padre ....¡Y nunca más se supo de ellos....ni de nadie!
Al final de cuentas el ladrón aquel terminó en la cárcel por otros hechos (asalto a mano armada....¡¡Era que no!!!), y por nuestros enceres (mi primera grabadora portátil que me permitía grabar las clases en la universidad, ya que padezco desde niño un defecto en la audición) ....nunca más se supo ni nadie hizo nada por ello.
En realidad mi padre (QEPD), nos señalaba, que los "tiras" se molestaban con él cuando en reiteradas ocasiones concurió a sus dependencias llevándoles más antecedentes, que de seguro las debían cumplir ellos, pero NADA!.
Así es que como DESDE HACE MUCHO TIEMPO nuestras instituciones nacionales "velan" por la propiedad y nuestros derechos cuando son de los demás, que es su obligación constitucional, pero vayan a tocarles sus derechos!!!...saltan embravecidos!!!!