martes, 10 de mayo de 2011

El Precio del Pan

Cuando, en los comienzos del Gobierno Militar, se liberó el precio del pan --fue uno de los últimos en liberarse y constituyó una medida difícil y resistida, pero dictada por el bien común (pues antes, por hacer todo lo contrario, la economía del país había sido arruinada)-- la gente manifestó su descontento.
En esos años yo mantenía programas de radio y un espacio en la televisión donde comentaba la actualidad económica. Como gente del gobierno pensaba que yo explicaba bien la conveniencia social de que hubiera una economía de libre mercado y, en particular, precios libres, me pidieron hablar, en el edificio de gobierno, el Diego Portales, y en uno de sus salones más amplios, a dirigentes poblacionales y laborales, para explicarles el significado de bien común que tenía la libertad de precios.
Hice mis mejores esfuerzos, pero, cuando terminé, un dirigente tomó la palabra y, con bastante elocuencia, comentó el drama popular que significaba el alza desmedida del pan, e impetró del gobierno que lo controlara y fijara, para que no siguiera subiendo. Sus palabras fueron recibidas con un aplauso general de la concurrencia, confirmatorio de que todo lo que yo había predicado había sido en vano. Y, probablemente, si en ese momento hubiera habido elecciones, los partidarios del control de precios habrían triunfado ampliamente en ellas.
Pero no hubo elecciones y, en el seno del gobierno, triunfaron los partidarios de la libertad de precios. El pan subió todo lo que tenía que subir, las familias redujeron visiblemente su consumo, se publicaron estadísticas demostrativas de que había habido un cambio de hábitos de alimentación en los hogares, reemplazando el pan por otros alimentos que no habían subido tanto, y finalmente el pan dejó de subir, porque los productores se convencieron de que la cantidad vendida iba a seguir disminuyendo si no moderaban sus alzas.
Al poco tiempo el precio del pan dejó de ser un problema. La gente aprendió que "no sólo de pan vive el hombre" y los productores se dieron cuenta de que, en los hechos, debían tener cuidado con las alzas, pues, simplemente, la gente compraba mucho menos y los ingresos de las panaderías, en vez de aumentar, disminuían.
Pero, en el corto plazo, los gobiernos pagan un precio en popularidad por no decretar controles de precios. En el largo plazo, la libertad económica garantiza mejor asignación de los recursos y mayor prosperidad, y eso les da popularidad a los gobiernos, pero son pocos los que resisten la tentación del control para evitar los perjuicios de corto plazo.
Ahora estamos viviendo de nuevo esa situación, por factores objetivos: el trigo ha incrementado su precio, los combustibles también han subido, el gobierno ha aumentado los impuestos a las empresas y otros insumos también se han encarecido. Los productores de pan, por consiguiente, han subido los precios. Pero, más temprano que tarde, los consumidores también van a reaccionar. Entonces los fabricantes se van a preocupar y las alzas se van a moderar, porque la demanda por pan va a caer.
Nadie sabe qué sucederá con el precio del trigo, pero es improbable que baje, porque los chinos y los indios están consumiendo más, gracias a que han abrazado también la economía libre; pero el petróleo ha comenzado a bajar. Luego, el alza del pan se moderará por eso y porque los consumidores habrán disminuido su consumo, y el tema de su precio dejará de ocupar los titulares y de dañar la popularidad del gobierno.
Así sucedió antes y así va a volver a suceder ahora. Lo peor sería renegar de la libertad de precios por una razón de conveniencia política de corto plazo. Querría decir que no habríamos aprendido nada de nuestra propia historia político-económica.

7 comentarios:

  1. Estimado Don Hermógenes,
    Un placer leer su columna. Con gran elocuencia explica las ventajas del libre mercado. En estos días, donde defender la libertad de empresa o el derecho a ganancias es casi un pecado, se agradece su blog.
    Hay un solo aspecto el que quisiera comentar. Creo que la liberación de precios se debe justificar porque se basa en la razón, porque maximiza las libertades individuales, y finalmente, porque es moral y ética. Argumentar por el “bien común”, es ceder frente a los colectivistas, es aceptar la existencia de un supuesto “bien común” que puede ser manejado desde el estado o la economía.
    Lo invito cordialmente a mi blog que comencé hace un par de días.
    Saludos.

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  2. ¿No sería mejor que el fisco le devolviera a las personas el pan que se come?, de cada 5 panes, uno se lo come el fisco. Y gracias al gobierno de centro izquierda, que tenemos presidido por un DC, y asesorado por una manga de oportunistas, el Estado, con las alzas de impuestos le come... no, mejor dicho, NOS COME cada día un pedazo más grande de pan.

    Pero no hay que sentirse mal, si Piñera va usar la plata del pan, y de los combustibles para hacer más estadios para la foto, más metro para smogtiago, para crear más dependencia de los más pobres, nuevas campañas para decirnos que comer y como diablos limpiarnos el traste, como todo buen gobierno de izquierda. Claro que no es suficiente, y ya el partido de centro izquierda de renovación nacio-mal, quiere MÁS impuestos.

    Sigamos así, si nos esforzamos, en unos pocos años, volveremos a ser lo que fuimos en los 60, el sueño de la izquierda se lograra, volveremos a ser los más pobres del continente, la gente se volverá a morir de hambre en los campos (gran triunfo para mañialich), la clase media desperecerá, y todo el simiaje zurdo desfilara por la alameda, desierta, por que ya no habrá como pagar el gran y faraónico proyecto zurdo, el Tranchanta-iago

    Seguiría... pero, este no es mi blog.

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  3. Nadie habla de eliminar el impuesto a los combistible y el impuesto específico a la harina y el trigo. Además, del IVA.

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  4. El populismo siempre ha pugnado con la libertad individual. Pero es natural que debamos defender esta última, puesto que ella es un derecho elemental. El populismo, en cambio, no es un derecho y, en efecto, siempre redunda en la disminución de los derechos elementales de las personas.

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  5. Don Hermogenes.

    Hoy lei que rechazaba el espacio ofrecido al programa Tolerncia cero, lo cual me apenó. Me hubiese encantado que con sus muy buenos argumentos hubiera destrozado a los rojos de Paulsen (que me tiene mas que aburrido) y a Matias (que dicho sea de paso, habla muchas veces sin pensar).

    Entiendo que el horario es una lata, pero habria tenido una muy buena tribuna para explicar al Pais lo equivocado que está en muchos temas.

    Si no puede ojalá Melnick acepte nuevamente para dar un nuevo balance al programa.

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  6. Concuerdo Javier el estado solo pierde el tiempo, no habla ni de liberar ni de lo contrario, se la pasan en debates que rozan el ridiculo (ley de los super ocho, pildora)

    EL pan es un caso especial, ya que es uno de los pocos casos en los que hay mercado perfectamente competitivo, sin embargo en Chile premia el monopolio y oligopolio, esos son casos mas complejos en los que liberalizar y desregularizar suele traer problemas a lago plazo, ahi se requiere de un estado fuerte, pero no en burocracia o en joder al resto, fuete en voluntad y paciente, ya que en esos casos la solucion pasa por intentar ayudar a los debiles sin joder demasiado a las empresas.

    Por favor consideren que el pan es un caso especial y escaso que no valida para nada una desreguralizacion ya que los mercados competitivos son escasos y a pesar de eso requieren cierta regulacion (mercados financieros perfectamente competitivos e igual provocaron una crisis gigantesca

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  7. cristian el populismo es democracia, tienes todo el derecho a oponerte pero no a tratarlas como asuntos independientes.

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