La gente de izquierda se ha referido a una supuesta similitud de la conducta norteamericana de dar muerte a Osama Bin Laden y lanzar su cuerpo al mar, con alguna presunta acción del Gobierno Militar chileno de eliminar a terroristas y subversivos y hacer lo mismo con sus cuerpos.
No hay tal similitud. La verdad histórica a ese respecto ha sido alterada al gusto de la izquierda. Pero esa verdad tampoco es halagüeña para el Gobierno Militar, aunque difiera de la que han fabricado sus adversarios.
En mi libro "Terapia para Cerebros Lavados" he reproducido las resoluciones de la Junta de Gobierno que ordenaban a todos los efectivos uniformados evitar abusos contra las personas. No obstante, el mismo 11 de septiembre de 1973 se había dictado bandos que castigaban con la ejecución en el lugar de los hechos de personas sorprendidas portando armas o atacando a los uniformados. Como eso diera lugar a excesos y abusos, se dictaron posteriormente las resoluciones antes referidas, ordenando respetar los derechos de los detenidos y de la población en general.
De los dos mil y tantos muertos de que dio cuenta el Informe Rettig (que una posterior comisión "de reparación y reconciliación" hizo subir a 3.197), más de la mitad se produjeron entre el 11 de septiembre y el 31 de diciembre de 1973. En esos primeros meses hubo ejecuciones clandestinas y sin orden superior. Casos típicos fueron los producidos en la gira de la comitiva del general Arellano, en Antofagasta y Calama, durante la cual y sin conocimiento de éste, como probé documentadamente en mi libro "La Verdad del Juicio a Pinochet", se dio muerte ilegalmente a decenas de detenidos. Justamente el primer juicio a Pinochet en Chile se basó en el actuar de miembros de la citada comitiva, que procedieron por su cuenta y sin orden superior.
Tras esos casos, indeseados por la Junta y cuyo detalle ésta desconocía, se procedió a enterrar los restos de los fusilados ilegalmente, y los comandantes locales o superiores jerárquicos de quienes los cometieron no hicieron uso de sus atribuciones para castigarlos. Optaron por ordenar que los muertos fueran enterrados y atribuirlos a alzamientos o fugas inexistentes. Hechos como ésos tuvieron lugar en diferentes puntos del país, pero fueron excepcionales y nunca llegaron a conocimiento detallado de los miembros de la Junta.
En 1978 aparecieron sorpresivamente los restos de personas ejecutadas y cuyos cuerpos fueron enterrados en una mina y unos hornos abandonados en Lonquén. El hallazgo produjo conmoción nacional e internacional. Nadie sabía de esas muertes. Se abrió un proceso y se comprobó que los autores habían sido carabineros de baja graduación de un cuartel local, de cuya actuación no tenían conocimiento ni siquiera los oficiales del mismo cuartel policial. Hubo otro hallazgo de restos en la Cuesta de Barriga, sin que nadie tuviera información, salvo los que habían ejecutado a los allí enterrados.
Entonces la Junta, junto con tomar conocimiento de estas situaciones, al parecer temió que continuaran revelándose otras similares, que harían desmerecer interna e internacionalmente su imagen, y decidió llevar a cabo una investigación interna y confidencial entre todos los efectivos de las ramas armadas para que, con la garantía de impunidad que brindaba la Ley de Amnistía de 1978, revelaran cualquier caso que conocieran de ejecuciones y subsiguientes inhumaciones ilegales.
Yo he conversado con un oficial que recibió ese encargo para las localidades donde se había desempeñado en 1973, que hizo las averiguaciones correspondientes y, en virtud de ellas, encontró lugares de entierro de restos de ejecutados ilegalmente. Estos, en algunos casos, figuraban incluso en sentencias de tribunales militares de tiempo de guerra, pero los cuerpos no habían sido entregados a sus familiares.
Ahí las autoridades del Gobierno Militar tenían dos opciones: una, dar a conocer públicamente todas estas situaciones, entregar los restos a familiares, si es que la identificación de ellos era factible, y precisar públicamente todo lo sucedido, declarándolo amparado por la amnistía; o, dos, hacer desaparecer esos restos, a sabiendas de que, si bien las muertes no habían sido ordenadas por las autoridades superiores del Gobierno Militar, tal ocultamiento no sólo envolvía un acto ilegal, sino que, si llegaba a darse a conocer, resultaría lapidario para la imagen del Gobierno Militar.
Lamentablemente, éste optó por la segunda alternativa, y es una responsabilidad suya que no se puede desconocer. Así, metódicamente, se fueron desenterrando restos de ejecutados ilegalmente, y fueron lanzados al mar.
Lo único que puede decirse en defensa de la Junta es que ella no había ordenado ni deseado esas muertes. Ni siquiera las había encubierto en primera instancia, pues estaba entre las atribuciones de los comandantes de las guarniciones (y no de la Junta) haberlas evitado o, si se habían producido contra sus órdenes o sin su conocimiento, haberlas investigado y, en su caso, castigado.
Lo que quiero decir es que no hubo una política de ejecutar personas y lanzarlas al mar. Nunca hubo una orden como la que dio el presidente Obama respecto de Bin Laden y la disposición de sus restos.
Lo que hubo en Chile fue propiamente una revolución donde varias decenas de miles de uniformados se enfrentaron a dos decenas de miles de irregulares armados, y durante un breve período hubo casos en que "las instituciones no funcionaron" como lo indicaban sus propias normas y reglamentos.
Pero nunca existió una orden de ejecutar ilegalmente personas ni de, acto seguido, lanzar sus cuerpos al mar.
martes, 3 de mayo de 2011
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La decisión tomada es lamentable, sin duda. Por otra parte, si existiera todavía la documentación relativa a esa investigación secreta e interna, sería muy interesante compararla con lo que dicen los abultados informes Rettig y Valech, puesto que ambos fueron redactados con suma rapidez y sin evidencia de por medio: solo testimonios.
ResponderEliminarSi las cosas fueren como don Hermo señala, claramente las autoridades de la época se hicieron cómplices de los delitos.
ResponderEliminarDónde estaban los "valientes soldados". Todos tan pechoños y negaron "cristiana" sepultura a los ejecutados. Seguramente luego fueron a expiar sus culpas con los curas Karadima, Hasbún o Medina. Redentores de criminales.
Por lo que dice Cristián Mancilla, es que ambos Informes carecen de validez. No sólo eso, sino que solamente los grupos ligados al terrorismo les preguntaron.
ResponderEliminarRecientemente, salió en libertad condicional el sub oficial de carabineros Primitivo Castro, que de acuerdo con el Informe Rettig, él le había disparado una persona inocente por mediados de los 70. Su versión, sin embargo, fue que él se encontró con un sospechoso que portaba dinamitas. Peleó con él y finalmente, murió el tipo.
La DINA, según el general Contreras tenía prohibido pisar los cuarteles o regimientos. Por tanto, lo que haya ocurrido allí, es responsabilidad de los comandantes que estaban a cargo.
Estimado Hermógenes:
ResponderEliminarPara muestra un botón... Insólito...
http://www.emol.com/noticias/nacional/detalle/detallenoticias.asp?idnoticia=479624
Un cordial saludo.
Qué ingenuo (o qué ciego) pensar que el gobierno militar no sabía lo que estaba pasando con los presos políticos. No sé si reírme o llorar.
ResponderEliminarLo tenía por más inteligente, Hermógenes.
Toda la columna puede sintetizarse en el siguiente principio:
ResponderEliminar"Una cadena es tan fuerte como su eslabón más débil".
El asunto no es lo que paso, el problema es que las cosas se encuentran bien o mal dependiendo de a quien le pase y quien las haga.
ResponderEliminarTiene razón Máximo, ya lo dijo el poeta: Nada es verdad, nada es mentira, todo depende del color del cristal con que se mira
ResponderEliminarNo es necesario decirlo, fuí, soy y seré partidario del gobierno militar, pero reconociendo que hubo excesos y errores. Los primeros son entendibles, fue tal el clima de odios con que la nefasta UP inundó el país que al final, cuando el dique se rompió, lógico, se desataron los rencores contenidos y desde ese punto de vista hay que analizar los hechos y no con la perspectiva de 30 años después.
ResponderEliminarTambién hubo errores y graves como el que se comenta. La verdad que no se entiende que se haya optado por la solución más complicada e ilegal, hacer desaparecer los cuerpos. No entiendo como ninguno de las decenas de abogados que asesoraban a la Junta fue capaz de hacer presente la gravedad de esa medida. O eran muy ignorantes o muy cómodos y simplemente decian amén a todo. En ambos casos, pésimos asesores y han sido causantes que el zurderio enquistado en el P. Judicial pueda tomar venganza contra los uniformados.
Buen punto Máximo... mi forma de verlo es mejor ellos que nosotros.
ResponderEliminarQue increibles estos zurdos, sale uno, el mico de Sagredo y entran dos, un payaso y una que no sabe si reirse o llorar, vayanse a buscar trabajo o a tejer será mejor.
ResponderEliminarAtte,
LAB
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarSeñorita Maru: Lamentablemente veo que no entendió lo que leyó. Usted dice “qué ingenuo (o qué ciego) pensar que el gobierno militar no sabía lo que estaba pasando con los presos políticos” Pero es justamente lo contrario lo que expone Don Hermogenes, él dice claramente “Entonces la Junta, junto con tomar conocimiento de estas situaciones, al parecer temió que continuaran revelándose otras similares, que harían desmerecer interna e internacionalmente su imagen, y decidió llevar a cabo una investigación interna” Es decir la Junta supo lo que pasaba, luego investigó y finalmente tomó una mala decisión.
ResponderEliminarAsí que mejor llore porque no entiende lo que lee.
En todo caso no hablamos de presos políticos sino de extremistas y terroristas armados hasta con artillería pesada, por ejemplo cañones.
Es "interesante" que se tengan que explicar errores de la Junta Militar, cuando la degeneracion, la traicion a la patria, al pueblo y a la constitucion chilena por parte del desgobierno de Allende no estan en la palestra publica, ni se discuten, ni se han llevado a juicio.
ResponderEliminarExiste un total desbalance en la sociedad chilena, como tambien en su historia reciente lo cual, si no se "repara", tendra repercuciones en un futuro no muy lejano.
Chile es lo unico que queda en Latinoamerica con orgullo e independencia mental, por lo tanto esta en la mirilla de casi todo el continente que padece de cancer de izquierda.
No se dejen joder, chilenos..!!!
Señorita Maru: Veamos quienes eran los denominados por usted “presos políticos”. El MIR y otras bandas armadas marxistas cometieron los siguientes delitos y violaciones a los derechos humanos.
ResponderEliminar1) Manifestaciones callejeras violentas, la idea es disuadir y acallar a los opositores.
2) Provocaron la muerte de al menos medio centenar de personas (entre 1970 y 1973), incluido Edmundo Perez Zujovic.
3) Perpetraron muchos secuestros, incluidos en 1969 los famosos aviones de LAN.
4) Atentaron contra medios de comunicación opositores.
5) Usurparon el aparato productivo urbano y rural. Famoso el caso del Fundo San Miguel.
6) Usufructuaron de recursos fiscales y de empresas y fundo del “área social”.
7) Infiltraron las F.F.A.A. y de Orden. Prácticamente el General Prat, que en paz descanse, era un miembro más de la UP y señaló a Eduardo Frei Montalva en Julio de 1973que “en una asonada podría morir entre quinientos mil y un millón de personas”.
8) Crearon escuelas de guerrillas y fabricas de explosivos.
ResponderEliminar9) Crearon tribunales de justicia populares.
10) Traficaron y acumularon armas provenientes Cuba y la URSS.
11) Recibieron entrenamiento paramilitar de instructores cubanos y de otras nacionalidades.
12) Engrosaron sus filas con guerrilleros extranjeros, por lo menos 10.000.
13) Formaron los cordones industriales de San Miguel, Vicuña Mackenna y San Bernardo.
14) Formaron campamentos revolucionarios en las poblaciones “Nueva La Habana, Lo Hermida, Che Guevara, Fidel Castro.
15) Practicaron la tortura, por ejemplo, las denuncias durante la UP implicaron al Eduardo Paredes y Carlos Toro (militante comunista).
16) Muchas veces atacaron a civiles indefensos.
17) El ingreso de cubanos fue escandaloso de hecho Patricio de La Guardia en 1989 reconoció que “Recibí la Medalla Internacional de Primer Grado, ya que me encontraba en Chile al mando de las tropas cuando ocurrió el golpe de estado en Chile”. ¡Qué vergüenza! Y todavía los upelientos no piden perdón!!!
Y sólo me refiero a un periodo acotado de tiempo, las atrocidades cometidas por ellos desde 1974 en adelante son otra historia.
Dios debe tener un hermoso lugar para este onorable hombre que cumple a cabalidad con las paravolas frio o caliente que al tibio arrojare. ami me representa 100%
ResponderEliminarAlejandro, en todos lados se cuecen habas. de los 17 puntos que relatas, 15 son aplicables a Patria y Libertad.
ResponderEliminarObi Fran: Argumenta y no des tiros al aire.
ResponderEliminarTe reto a que me des los 15 ejemplos, concretos y vereficables, de hechos cometidos por Patria y Libertad con fecha y nombre.
Y te impelo a que condenes, repruebes y abomines públicamente todos estos actos de la Izquierda marxista.
Por lo menos y esto es un gran avance, no los niegas...o eso creo....