El País de las Cosas Raras

Todas mis tesis sobre la Revolución Comunista en curso se han venido al suelo hoy, cuando he visto a los encapuchados, a quienes yo creía el brazo armado de esa Revolución, "funar" y golpear, como si fuera un momio de mi edad, a Guillermo Teillier, diputado comunista y Jefe Militar de la colectividad, que, como todo el mundo sabe, menos los chilenos, siempre y en todas partes ha conspirado para tomarse el poder por la fuerza, dado que para hacerlo de otra manera nunca ha tenido los votos. Entonces me pregunté: "¿Es que la revolución se les ha escapado de las manos a los comunistas? ¿Es que van a terminar como Monsieur Guillotin, que inventó la genial guillotina para que después la usaran en cortarle la cabeza a él (y a todos los que más la utilizaron)?" En todo caso, mantengo la tesis de que hay una Revolución en curso, cosa de la cual, por supuesto, el Gobierno no se ha dado cuenta, porque un rasgo propio suyo es el no darse cuenta de casi nada.

Esto último explica algo que sería de otra manera inexplicable: que el país esté económicamente bien y, sin embargo, la opinión pública castigue al gobernante con una calificación muy baja. La encuesta Adimark, que es la más benévola con él, lo ha mostrado cayendo cuatro puntos, a un nivel de 32% de aprobación (la CEP había arrojado sólo 27% el mes antepasado).

Yo pienso que esto deriva no sólo de la falta de empatía del gobernante y de que se le nota demasiado que está completamente ensimismado y no se cansa de aparecer en todas partes, inaugurando cualquier cosa, besando niños y ancianas, hablándonos por "cadena voluntaria" de TV de las cosas buenas que hace y posando en variados lugares del planeta acompañado de otros jefes de Estado y con la indisimulable certeza de que todos los medios locales (y ninguno internacional) reproducirán esas imágenes, porque eso lo tiene conversado desde un principio. No, el rechazo deriva también de otro factor fundamental: de la ingobernabilidad y la falta de autoridad ambiente. En el país el Gobierno no manda: cede y paga ante cualquier conflicto. Hay zonas del sur donde no se puede transitar de noche por la ruta longitudinal, porque están en manos de grupos alzados contra el Estado chileno, que controlan partes de nuestro territorio.

Aquí el que usa la fuerza obtiene lo que pide y el que no la usa no obtiene nada, ni siquiera lo que el gobernante le ha prometido, como bien lo sabe la "familia militar". Y otra cosa: ese gobernante no ejerce el poco poder que le queeda con ideas propias. Navega siempre bajo "banderas de conveniencia", aunque ni siquiera hayan estado en su programa (como subir impuestos). Entonces la gente lo califica mal porque no le cree.

Lo peor era que no necesitaba subir impuestos. Se dirá: "¿Y de dónde iba a salir la plata, entonces, para llevar a la práctica otra idea de la Concertación en que está empeñado, como es la de darle más recursos a ese monstruo burocrático llamado Ministerio de Educación?" Había otras posibilidades, pero el jueves le oí una muy concreta al jefe del FONASA, Mikel Uriarte, cuya eficiencia he elogiado antes en este blog: él sostiene que este año obtendrá ingresos extraordinarios por MIL MILLONES DE DÓLARES, es decir, el mismo rendimiento de la voceada Reforma Tributaria, gracias a la eliminación de pagos y prestaciones indebidos que miles de personas recibían de FONASA, no teniendo derecho. Porque ése es el probema del Estado: que no es de nadie, no tiene dueño, y, por tanto, todos se aprovechan de él.

Entonces, díganme si éste no es el país de las cosas raras: los encapuchados agreden en la calle al jefe de su revolución; la situación material está buena, pero el gobernante tiene cada vez más rechazo; y se suben los impuestos a las empresas (menos inversión, menos crecimiento, menos empleo) para obtener una mayor recaudación que estaba ahí, al alcance de la mmano, sólo con un esfuerzo de mejor geestión.