Ha habido un
largo debate, en “Cartas” de “El Mercurio”, a propósito del proceso contra el
ex Comandante en Jefe del Ejército, Juan Emilio Cheyre, entre un profesor de la
Universidad Diego Portales, Jaime Couso, y el ex alcalde y ex ministro de
Piñera, Jaime Ravinet, acerca de si el citado uniformado pudo o no negarse a
cumplir la orden de fusilamiento contra 15 personas en el regimiento Arica de
La Serena, el 16 de octubre de 1973.
Pero hay una
cosa en común entre ambos polemistas: su completo desconocimiento de los
hechos. Yo los he estudiado y en 2000 escribí un libro acerca de ellos y otros
acontecimientos contemporáneos, titulado “La Verdad del Juicio a Pinochet”, que
estuvo bastante tiempo en la lista de los más vendidos y nunca fue refutado por
nadie, como lo hizo notar años después el historiador Gonzalo Vial.
La verdad
fue que Cheyre no tuvo injerencia alguna en los 15 fusilamientos de La Serena.
Ni siquiera el comandante del regimiento, coronel Ariosto Lapostol, supo con
antelación de ellos, como tampoco el general Sergio Arellano, delegado de
Pinochet, que recién había llegado y estaba reunido con aquél. Ambos se
hallaban a bastante distancia del lugar de los fusilamientos, que resolvieron
por sí y ante sí el comandante Sergio Arredondo, que venía en la comitiva de
Arellano, la cual integraba por primera vez, y el oficial, reincorporado en
1973 al regimiento de La Serena, Tommy Harris. Ambos sustrajeron de la cárcel
local a 15 izquierdistas y les dieron muerte sin juicio previo.
Tres de los fusilados probablemente
iban a ser condenados a muerte por un Consejo de Guerra, por recomendación de
la auditoría de la II División con sede en Santiago, de la cual dependía La
Serena. Pero eso iba a ser resuelto allá. A Arellano se le había pedido llevar
esa recomendación a La Serena. Las otras doce muertes no tenían por qué haber sucedido.
Pero,
acontecidos los hechos, el coronel Lapostol ordenó publicar al día siguiente, en
el diario “El Día” de La Serena, un comunicado diciendo que los quince
fusilamientos habían tenido lugar cumpliendo una sentencia del Tribunal en
Tiempo de Guerra, lo cual no era efectivo, por cierto. Este comunicado fue
llevado al diario por el teniente Emilio Cheyre, ayudante del comandante del
regimiento y por orden de éste.
Entonces, si el 16 de octubre
de 1973 hubiera habido una sentencia de muerte de un Tribunal Militar de La
Serena, ésta habría debido referirse a sólo tres de los quince ejecutados. Pero
tal tribunal quedó paralizado por el fusilamiento masivo y sólo hubo una
anotación manuscrita en el respectivo expediente, dando cuenta de las quince
ejecuciones. Ese expediente existía todavía en 1986, pero después desapareció
misteriosamente.
La verdad es
que la situación de la justicia militar en 1973 era tan caótica que en 1975,
dos años después, en la causa 5 A – 73, que se sustanció en la II División de
Ejército, en Santiago, se dictó una sentencia rebajando de cinco años a 541
días la pena impuesta a Roberto Guzmán Santa Cruz, uno de los quince fusilados
el 16 de octubre de 1973 en La Serena. Dicha sentencia le fue notificada a la
madre del condenado, que había intercedido por él sin éxito en octubre de 1973.
Poco después la Junta de Gobierno le concedió a ella una pensión de gracia, que
rechazó indignada. Ella había sido partidaria de la Junta.
Si “las
instituciones hubieran funcionado”, cosa que rara vez acontece como es debido en
Chile, el comandante del regimiento de La Serena debería haber denunciado las ejecuciones
ilegales ante su superior jerárquico, el comandante de la II División en
Santiago, que de acuerdo a un Decreto Ley de la Junta de Gobierno tenía plenas
atribuciones judiciales, en su calidad de “Comandante de la Agrupación de
Justicia y Seguridad Interior” (CAJSI) de la zona, para conocer y juzgar
cualquier delito cometido bajo su jurisdicción. Pero el comandante de La Serena
no denunció ni el CAJSI de Santiago juzgó.
En los días
siguientes los mismo lamentables hechos de La Serena se repitieron, con el
mismo protagonista, en Antofagasta (14 fusilados) y Calama (26 fusilados), ahora
bajo la responsabilidad del CAJSI de la I División, general Joaquín Lagos
Osorio, al cual el general Arellano instó a proceder contra el referido
protagonista, pero Lagos Osorio se negó y prefirió desde entonces, mediante
comunicados públicos, culpar a la Junta de las ejecuciones ilegales y después
al delegado del general Pinochet, al general Arellano, y al propio Pinochet. El
CAJSI de la I División se demostró, pues, mucho peor que el de la II, que no hizo nada
(si bien no fue requerido a hacerlo) pero tampoco falseó los hechos.
En realidad, después, en 1999 y 2000, el
general Lagos Osorio se convirtió en uno de los principales acusadores del
general Pinochet ante la opinión pública y en el habitual “juicio por los diarios”,
habiendo sido el principal responsable de no juzgar los hechos que sucedieron
bajo su jurisdicción. Con todo, esos hechos habían sido conocidos y juzgados por el
Juzgado del Crimen de Antofagasta en 1986 y declarados debidamente amnistiados.
Cuando
habitualmente se habla de “los crímenes de Pinochet” se hace en referencia a
las anteriores 55 muertes en que no tuvo arte ni parte. Habitualmente se le
añaden otras 17 acaecidas en Copiapó, cuando la comitiva del general Arellano
ni siquiera había dejado Santiago (ver mi blog anterior, del 12 de mayo, “La
Verdad Desterrada”).
Todo esto prueba que es verdad que algunas instituciones no funcionaron después del 11 de
septiembre de 1973… pero no debe olvidarse que tampoco casi ninguna funcionaba
antes de esa fecha, y por eso la mayoría democrática llamó a los militares. Y
actualmente los Tribunales, en manos de la izquierda, tampoco funcionan, al
menos en su aspecto esencial de respetar las leyes en juicios contra militares
(r).
Pero valga aclarar que entre los militares algunos respetaron el funcionamiento de las instituciones después del 11 de
septiembre de 1973. Por ejemplo, el hoy general (r) y entonces comandante y
CAJSI de la III División de Ejército (Concepción), Washington Carrasco, que se aproxima a
cumplir cien años, goza de libertad y no ha tenido problemas con la justicia. Bajo
su mando parece que se hacían respetar las normas. Ni siquiera los jueces de
izquierda, que han intentado perseguirlo y no respetan las leyes, han
logrado acusarlo. “Hizo funcionar las instituciones” mejor que otros.
En todo
caso, el debate Couso-Ravinet, derivado del procesamiento actual e ilegal de
Cheyre por ejecuciones en que nada tuvo que ver, estuvo completamente fuera de
tiesto, porque se apartó de los hechos. Pues el tema central del mismo, si hubo
o no “obediencia debida”, no tiene relevancia práctica alguna, porque llevar un
comunicado a un diario por orden de su superior, que fue lo único que hizo el
teniente Cheyre el 16 de octubre de 1973, nunca ha sido delito.
Gracias por la leccion de historia de hoy, don hermogenes. esto no lo digo en funcion de sarcasmo ni ofensa. Sino mas bien por mantener viva la verdad histórica aun a pesar de que la verdad histérica del zurderío intenta imponerse en las cortes de justicia.
ResponderEliminarEsto deja en evidencia que tan desinformadas y manipuladas están las versiones que se envian a los medios mal llamados "de derecha", que en realidad deberian llamarse "de desecho" y hacen retorcer al zurderío, especialmente el carroñero como babosas en sal.
Ya tendré ese libro, señor Pérez de Arce!
ResponderEliminarIndíqueme una dirección y se lo envío.
ResponderEliminarASESINARON A 55 PERSONAS Y ES LO MENOS IMPORTANTE PARA PEREZ .... ESTA MAS PREOCUPADO DE FECHAS Y DE LIBERAR DE RESPONSABILIDADES A LOS ASESINOS COBARDES Y QUE HOY DE VIEJOS LLORAN Y PIDEN CLEMENCIA ..
ResponderEliminarDe seguro los mismos a quienes tildas de "victimas de la dictablanda" pensaron en clemencia cuando cometieron sus tropelias durante la UP...
EliminarTodo esto no es mas que una vil y barata forma de vengarse. pero el karma funciona... tarde o temprano todo se paga.
Ragnar, tú no necesitas mi libro, porque es para los que entienden lo que leen, así es que no te lo voy a mandar.
EliminarRagnar???ja ja. Los vikingos eran hombres valientes, no pendejos pusilánimes escondidos detras de un seudónimo para poder ladrar su mierda impunemente. Por l menos ten la decencia de cambiar tu chapa por algo mas acorde con lo que eres y no con lo que te gustaría ser.
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ResponderEliminarNo está en cuestión lo que hizo el hoy procesado militar en retiro J. E. Cheyre como Teniente del Ejército de Chile en 1973, sino lo que el hoy procesado militar en retiro J. E. Cheyre hizo como Comandante en Jefe del Ejército de Chile entre 2002 y 2006.
O, más bien, lo que no hizo.
Creo que, con derecho o sin el ,Juan Emilio Cheyre esta pagando su cobarde disculpa y puso sin saberlo su cabeza a disposición de las fauces marxistas , pensando que con eso se salvaría.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo. El oportunista traidor esta probando su propia medicina
EliminarExcelente análisis de hoy estimado Hermógenes, ahora veremos cómo Cheyre está cavando su propia tumba. Y también la llegada de su nuevo libro. Hace poco adquirí en Santiago "Ni verdad ni reconciliación", interesante y muy certero.
ResponderEliminarPor traidor que lo metan preso en colina 1.
ResponderEliminarNunca bien ponderado Ragnar, que concentra como una lupa puesta al sol, toda la antipatía de los seguidores de este Blog , porque lo que aquí se está defendiendo, no es una posición incondicional a los militares, que tuvieron que actuar en tan compleja situación en los aciagos días del 73, hasta pacificar al país. Sinó que con la calma que trajo precisamente el Gobierno Militar, aplicar la institucionalidad de la Justicia, que es lo que aquí no ha habido, pues se ha visto una persecución ignominiosa –solo por el hecho de ser Militar - a los que nos salvaron de una guerra civil y un averno marxista. Se trata de hacer justicia y aplicar las leyes por parejo a todos, hacer juicios justos, aplicando las leyes vigentes, sin inventar nada, sin ficciones jurídicas, que solo buscan venganza. Se ha podido hacer una verdadera reconstitución histórica judicial, para destacar cuales fueron los verdaderos responsables, para que tengamos el ejemplo o la advertencia, y no volver a reproducir otra vez estos hechos. Porque legalmente todos los delitos que se pudieron haber cometido ya están prescritos o amnistiados. Pero en cambio se ha preferido la venganza, placer de los marxistas, que solo se mueven por el odio y el resentimiento. Muchos de los que purgan condenas en Punta Peuco, nada tuvieron que ver con los hechos investigados, pero igual son condenados, solo por haber sido militares en aquel entonces. Y paradojalmente los que sí tuvieron responsabilidad, solo recién están entrando a prisión o cumplen penas remitidas. Porque en su oportunidad los jueces de fundo- como dice el tango- buscaban con afán vengarse de Pinochet y no les importó dejar libre a los efectivamente responsables. Un caso de antología fue el juececito juanito guzmán tapia, -que forma collera con alejandro solís- y que finalmente tuvo que retirarse de la judicatura y dedicarse a la política con el mismo éxito.
ResponderEliminarAcertado resumen Luis, me saco el sombrero ante tan justa verdad.
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