Dejé voluntariamente de tener una columna semanal en "El Mercurio" el 31 de diciembre de 2008. El mismo diario me ofreció reanudarla poco después, pero las razones para haberla interrumpido seguían y siguen vigentes.
Sin embargo, escribir para el público ha sido mi oficio principal durante casi medio siglo. No es que me resulte esencial, pero siempre me ha entretenido hacerlo. Además, muchas personas, en particular en mi entorno familiar más próximo, me instan constantemente a ello.
Pero yo me encontraba de lo más bien sin escribir para el público, aparte de que ocasionalmente emitía mis opiniones por diversos medios, ya fuere por iniciativa propia o porque los mismos me lo requerían.
Pero llegó un día en que mi tercer hijo, Felipe, simplemente procedió a dictarme las instrucciones computacionales para que yo abriera un blog (que es éste), instado por su madre, mi cónyuge. Y así nació este espacio, en el cual, tras unos días de perplejidad, volví a escribir sistemáticamente para el público.
Como tal vez sea sabido, la razón principal que tuve para dejar de escribir columnas en "El Mercurio" fue mi desacuerdo con el apoyo de la derecha (mi sector político) a la candidatura presidencial de Sebastián Piñera. Yo consideraba y considero que éste carece de los atributos para liderar, sobre todo a la cabeza del Gobierno, al referente de ideas y principios al cual adhiero y pertenezco.
Como reiterara mis argumentos para probar lo anterior en mi columna de "El Mercurio", empecé a recibir ininterrumpidamente ataques y críticas de lectores del diario que, profesando mis mismas o parecidas ideas políticas, discordaban de mis objeciones a la persona de Piñera. En realidad, casi todo el mundo, incluida mi propia familia, me decía: "Puedes tener razón en lo que dices, pero Piñera es la única posibilidad que tenemos de ganar el Gobierno".
Esto último era verdadero, pero también lo eran las razones que yo esgrimía para no apoyarlo. Cuando yo las exponía, solían surgir personas próximas al actual Presidente que decían públicamente: "Hermógenes Pérez de Arce opina así por resentimiento, debido a que Sebastián Piñera lo derrotó ampliamente en la elección parlamentaria de 1989". Recuerdo que el último de los hombres de confianza de Piñera que salió destacadamente en la prensa diciendo eso fue Rodrigo Hinzpeter, actual Ministro del Interior. Como yo pienso que Piñera siempre le encargaba refutarme con el mismo antedicho argumento a su hombre de más confianza del momento, creo que Hinzpeter lo era y pienso que el título más fuerte que tenía para ser Ministro del Interior era ése, sin perjuicio de que exhiba otros atributos, los cuales ciertamente no resultan realzados por su enfermiza inclinación a fotografiarse bajo el retrato de Salvador Allende, que sigue ocupando decidoramente un lugar destacado en uno de los salones de su Ministerio.
Me fundo en una extensa lista de razones, tanto atingentes a la persona como a las posturas políticas de Sebastián Piñera, para sostener que él carece de los atributos exigibles a quien debe desempeñar el cargo de Presidente de la República, pero no le tengo resentimiento personal, aun cuando habría varias razones para que se lo tuviera. Simplemente, creo que una persona como él y que tiene las posturas políticas de él no debería haber accedido a la Presidencia de la República.
Siempre que he expuesto mis razones a alguien (siempre), la respectiva persona coincide conmigo en que Sebastián Piñera no tiene los atributos exigibles a quien aspire a ejercer o ejerza el cargo de Presidente de la República, pero también siempre, invariablemente, me dice que, con todo, ha sido elegido, ha nombrado personas de nuestro sector político y ha tenido los medios, las capacidades y la suerte necesarios para ser Presidente y que con eso basta y no debe haber más discusión sobre ello. Y, en fin, también siempre, pero siempre, quienes discuten este tema conmigo me manifiestan su certeza de que mi postura nace del resentimiento personal y de la inquina que, supuestamente, le tengo a Piñera por haberme derrotado.
Bueno, simplemente no es así. No le tengo inquina. Nada personal me lleva a criticarlo. Pero lo que conozco de él como persona y como político, sus actuaciones concretas, (incluso como Presidente) me reafirman en el predicamento que tengo a su respecto. Y como nunca he pensado que "el fin justifica los medios", creo que apoyarlo para que ganara el poder por la sola consideración de que estaba en nuestro lado en la elección no era una postura moralmente válida.
Terminé en una condición solitaria. Debido a ella dejé de escribir una columna semanal en "El Mercurio". Sigo en la misma posición aislada. Creo que, efectivamente, ella era y es incompatible con la calidad de columnista en un medio de comunicación que manifiestamente adhirió a la candidatura de Sebastián Piñera y actualmente apoya a su gobierno. Pero esa postura irreductible no se hace fuego con un espacio tan personal, carente de pretensiones mayores e insignificante en medio del cúmulo de opiniones que pueblan el espacio virtual.
Así es que, sin renunciar a nada de lo que pienso y opino, feliz he reanudado la escritura, cálamo currente, como decían los latinos, es decir, "al correr de la pluma", de las cosas que se me ocurren o que opino cuotidianamente.
Me entretengo al hacerlo, les doy en el gusto a quienes insistentemente me piden que vuelva a escribir, no me he movido un milímetro de mi postura y tengo un espacio libre, ilimitado y garantizadamente permanente donde poder expresar lo que pienso sobre cualquier cosa.
Y me propongo hacerlo frecuente e indefinidamente, cualquiera sea el interés que mis opiniones despierten en los demás.
lunes, 26 de abril de 2010
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En los blogs de El Mercurio he publicado comentarios negativos sobre Piñera, también por cuestiones de índole ética.
ResponderEliminarEl asunto es que necesitábamos con urgencia "operarnos" del corruptacionismo.
Incluso, sin sospechar que encima de todo esto sobrevendría un terremoto.
En un quinto gobierno de esa gente, el terremoto habría sido el detonante final de nuestra ruina, porque los abusos se habrían amplificado como "réplicas" hasta simplemente acabar con la caja fiscal y paralizar la capacidad productiva del país.
Hasta aquí, me ha sido grato el desempeño de Piñera como ejecutivo y, pareciéndome ingenua su esperanza de aplausos concertacionistas, espero que finalmente entienda que es visto como enemigo y que el eventual éxito del gobierno será a pesar de los esfuerzos denonados de los desalojados por impedírselo.
De momento, falta para que el actual Presidente caiga en cuenta que no se puede hacer tortillas sin romper huevos... y que aprenda que entre el progresismo y la sociedad libre no hay posiciones intermedidas.
Y le aseguro que no es el único que tiene pendiente esa lección.
http://cardenaldo.blogspot.com
Nuevamente totalmente de acuerdo con usted, pero ¿qué es más importante, el gobierno del señor Piñera o que los DC-marxistas vuelvan a gobernar? Creo que hasta mi general Pinochet apoyaría al gobierno y eso tenemos que hacerlo para evitar el retorno al poder de los DC-marxistas. Saludos
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarCreo que a esta altura quedo más que dilucidada la preocupación de Hermógenes respecto de la llegada al poder de Sebastián.
ResponderEliminarEl tiempo le dio la razón nuevamente.
Saludos