jueves, 6 de marzo de 2025

UNA NOTICIA BUENA Y OTRA MEJOR

Hoy me ha llegado la excelente noticia de que, por fin, existe legalmente en Chile el Partido Nacional Libertario, único de derecha a secas y que no reniega del legado de Pinochet. 

Por tanto, será distinto a todos en un país en que tantos se "han dado vuelta la chaqueta". Es lo mejor que nos podía suceder, porque Chile sin derecha tiene vedado el éxito político, económico y social. Por algo nuestros "mejores treinta años", 1985-2015, fueron logrados gracias a las políticas discurridas por un gobierno de derecha, como fue el presidido por Augusto Pinochet tras ser elegido con el 67 % de los votos en 1980 y superar la "crisis de la deuda" de los '80. Incomprensiblemente, después de él los partidos que lo apoyaron, liderados por Sebastián Piñera y Evelyn Matthei, se fueron a la izquierda, a la más extrema de las cuales finalmente le entregaron en bandeja el gobierno de la nación. Consecuencia: estancamiento, miedo, tomas, destrucción, donde lo único que prospera es el delito.

El partido de derecha definido, para salir de esto, es la buena noticia. Pero hay otra todavía mejor: que existe una alternativa aún superior y la cual, no me cabe duda, dicho Partido Nacional Libertario procurará lograr: la del modelo de gobierno de Suiza. Allá no existen los partidos ni la política profesional que medran de los contribuyentes. Pese a ello, o a raíz de ello, el país "funciona de maravilla, con los impuestos más bajos y los servicios públicos más altos del mundo" (ver artículo de Eduardo Schindler, en El Mercurio de hoy). 

En Suiza no hay partidos políticos financiados por el Estado. Tienen un parlamento de 125 integrantes, que reciben como remuneración un 15 % de la que tendrían a tiempo completo, pues sesionan una vez por semana por tres horas. Lo necesario. ¿Para qué más?

Acaba de haber en Suiza un referéndum (hay cuatro al año) porque los parlamentarios querían un aumento de su remuneración, que no ha aumentado en 27 años. Pero el 54 % del pueblo les dijo NO.

En Suiza hay sólo 22 mil personas elegidas para cargos en los poderes Ejecutivo y Legislativo a nivel nacional, regional y comunal, en un país de 9 millones de habitantes. Un funcionario por cada 400 habitantes. El 99 % trabaja a tiempo parcial y tiene otro medio de ganarse la vida. En Chile hay un funcionario por cada 20 habitantes, pues vamos para el millón de burócratas. En los EE. UU. hay uno por cada cien habitantes. 

Y en Chile los funcionarios estatales ganan, en promedio, un 50 % más que en el sector privado. En Suiza el 99 % de los funcionarios debe tener un trabajo aparte para suplementar su ingreso, igual que los parlamentarios a los cuales no quisieron subirles el sueldo part-time

Acá los políticos profesionales reciben miles de millones de pesos tras cada elección, porque se han ido construyendo un nicho privilegiado en que cobran al Estado mil pesos por cada voto obtenido. Por eso hay elecciones tan frecuentes y el incentivo a crear otras nuevas e inútiles pero rentables, como gobernadores (para los "caciques con pocos indios") y consejeros regionales (para los pocos "indios" que no han "agarrado pega".) 

En Chile hay candidatos perpetuos, porque cobran suficientes millones con los votos que obtienen, aunque nunca sean elegidos, y con eso viven "a cuerpo de rey" entre una elección y otra. Lo que se llama "vivir de la política". A costa de los contribuyentes, por supuesto. 

El modelo suizo, de democracia directa cuatro veces al año, es digno de estudiarse y aplicarse y no me cabe duda de que un gobierno de derecha a secas en Chile lo va a estudiar seriamente, para ponernos en camino a unos segundos "mejores treinta años de la historia nacional". 

domingo, 2 de marzo de 2025

NO ES UN TEMA MILITAR

El hecho de que un candidato de derecha a secas, como Johannes Kaiser, ocupe un lugar destacado en las encuestas presidenciales ha llevado a que los principales medios ya no sólo lo mencionen, sino que tomen en serio lo que dice.

Hoy ha sido entrevistado por El Mercurio. También lo ha sido por la televisión. Sus videos gozan de alto rating en las redes. Es mencionado por comentaristas que gozan de altas audiencias, como Tomás Mosciatti y Fernando Villegas. Recientemente he visto y oído a este último proclamar enfáticamente que va a votar por él. Siempre había tenido a Fernando por hombre de izquierda, pero ahora le oí que votará por "el más ultraderechista que encuentre". Y como, si busca, no va a encontrar a nadie a la derecha de Johannes, doy por sentado que votará por éste. 

Claro, estamos en Chile. La única vez que fui candidato a senador un alto hombre público me dijo: "cuente con mi voto", Y yo lo hice. Pero después de la elección leí en una entrevista que había votado por mi competidor, Sebastián Piñera. Lo peor fue que la mayoría hizo lo mismo.

Ahora Johannes Kaiser ha sido entrevistado por Teresa Marinovic en un video de su fundación y ella le ha manifestado que, visto que un eventual gobierno suyo va a tener como oposición a la izquierda del Frente Amplio y del Partido Comunista, y que ésta se funda en manifestaciones violentas, como lo vimos en 2019 ¿se va a atrever a sacar a los militares a la calle para mantener el orden? Porque, le dijo, todos los militares que han participado en  eso han terminado presos. 

Respuesta aproximada: "Por supuesto, la obligación del gobernante es mantener el orden público y si se requiere del uso de la fuerza, hay que emplearla."

Repregunta la entrevistadora: "Pero eso le va a acarrear la acusación de atropello a los derechos humanos y una eventual condena por los tribunales internacionales. Boric amenazó con perseguir a Piñera ante ellos".

Respuesta del candidato: "Los tribunales no pueden condenar a un gobernante por hacer uso legítimo de la fuerza para enfrentar la violencia".

"Pero usted vio la amenaza a Piñera de hacerlo perseguir por la justicia internacional". 

Respuesta aproximada del candidato: "En el plano interno voy a perseguir a los jueces que condenen ilegalmente por hacer uso de la fuerza pública contra la violencia. El plano internacional no me preocupa, porque no tengo planes de viajar fuera del país". 

Lo que quiero observar acerca de ese diálogo es que la principal crítica a Piñera no fue "por no sacar los militares a la calle", sino porque no hizo nada por aplicar la Constitución y las leyes contra quienes usaron la violencia. Ello debería haber conducido a la inmediata declaración de inconstitucionalidad de los catorce partidos que incurrieron en ella, de acuerdo al art. 19 N° 15 de la Constitución, y al cese en sus cargos de todos los parlamentarios que hubieren incurrido en esas conductas, comenzando por Gabriel Boric, que por años no podría haber sido candidato a nada, de acuerdo al art. 60 de la  Constitución.

El tema no era de "sacar los militares a la calle", sino de aplicar la ley. Piñera tenía un ministerio del Interior lleno de abogados de izquierda dedicados a presentar querellas contra militares y no tenía abogados de derecha dedicados a poner fuera de la ley a los alzados por la violencia.

El tema del ejercicio de la autoridad es legal, no militar. Piñera no usó la ley.  Y así y todo lo acusaron de "violar los derechos humanos". 

Si sólo hubiera usado las leyes, el "estallido" habría durado días. Con la ley podría haber metido presos en un día a los cabecillas. ¿Ya nadie recuerda al "Hermano" Bernardo Leighton, bajo Frei Montalva, cuando metió presa a toda la directiva del Partido Nacional? Y éste no promovía violencia alguna. Ése es el poder legal que tiene un presidente y que todos usaron, antes de Piñera, para poner término a las sublevaciones... y hasta a las que no lo eran.

El tema es simplemente legal, no militar. Si Piñera se hubiera dedicado a perseguir violentistas en lugar de exmilitares, el estallido no habría durado nada.

sábado, 1 de marzo de 2025

¿Por Qué Murió Dimitri Weiler?

Porque no tenía un arma en su casa. Porque el gobierno había conminado a los particulares a entregar sus armas. Porque tres de cada cuatro personas nacen en Chile fuera del matrimonio y son "niños sueltos", dedicados a robar y asaltar amparados por un sistema penal garantista que los deja libres aunque los pillen. Porque es "plata fácil" entrar a una casa y llevarse las cosas y los autos y, si te pillan y te apresan, los jueces te sueltan. Porque puedes tener veinte órdenes de detención y andar libre. Porque los policías están inhibidos y atemorizados por jueces que los persiguen por usar los medios que su institución les entregó (casos Maturana y Crespo). 

Primitivo Castro Campos fue un policía impecable, que detuvo a un delincuente portador de explosivos, el cual intentó matarlo, pero se defendió a tiempo y le dio muerte. Imperaba la autoridad sobre el delito. 35 años después reinaba éste y no había estado de derecho. Violando las leyes de amnistía, prescripción y cosa juzgada, y no obstante su impecable conducta, la Corte Suprema lo condenó a cinco años y un día, que cumplió, Y la corte indemnizo a la familia del delincuente.

Porque a los carabineros su misma institución los "da de baja" apenas se les formaliza, quedan sin ingresos y deben defenderse con sus propios medios, así es que lo más seguro para ellos ante el delito es "no meterse". 

En Chile la política lo ha naturalizado. Al último gobierno que realmente lo combatió, la mayoría lo denomina "la dictadura". Hay un penal saturado de personas condenadas por haber combatido al delito. Habitualmente el tribunal superior dicta nuevas condenas contra quienes reprimieron el delito e indemniza a sus autores o descendencia, violando las leyes.

Porque uno de los primeros pasos del presidente posterior a Pinochet fue liberar a los cerca de mil delincuentes presos que mantenía éste. Después procedió a indultarlos e indemnizarlos y creó un tribunal ad hoc para denostar a los militares que habían derrotado a la delincuencia y el terrorismo. Crónicamente se sigue indemnizando a éste y condenando a quienes lo combatieron. Se acaban de reajustar generosamente las pensiones vitalicias otorgadas a quienes delinquieron o fueron alguna vez interrogados por sus nexos con el delito. 

En 2019 éste se masificó en el país y generalizó, alcanzando su máxima expresión desatado incontroladamente, devastando las ciudades, especialmente la capital. La ciudadanía cohonestó eso, eligiendo a un cabecilla de la oleada delictual como presidente de la República en 2021. 

El delito entonces se generalizó, justificó, naturalizó y cuando alguien como Dimitri Weiler quiso oponerse a una de sus inevitables consecuencias, lo mataron. A la sociedad no le cabe horrorizarse, pues ella misma ha forjado y permitido las circunstancias que le han costado la vida al irreprochable ciudadano francés y que van a seguir costando muchas más.