sábado, 30 de abril de 2022

Más Fatal Entreguismo

El entreguismo de la derecha ha sido fatal para la suerte del país, cuya "república en forma" fue fundada por la derecha en el siglo XIX, salvada por la derecha en el siglo XX (pues el de Pinochet fue un régimen de derecha, qué duda cabe) y entregado a la civilidad en 1990 pacificado, a la cabeza del crecimiento de América Latina y sin conflicto mapuche. 

Pinochet nunca fue entreguista, pero la derecha que lo sucedió sí lo era y es, lamentablemente. Ése es el problema. Si no lo fuera jamás habría gobernado un Piñera, porque Piñera, que no es de derecha, es producto del entreguismo. Sin él no estaríamos donde estamos, al borde del colapso de la nacionalidad (¿saben ustedes cuántas veces se dice "nación chilena" en el texto ya aprobado por el pleno de la Convención? Ninguna (aporte de la convencional Katherine Montealegre). Ahí puede estarse escribiendo el último capítulo de la Historia de Chile propiamente tal. Gracias al entreguismo.

Hoy un buen columnista de derecha de "El Mercurio", Gerardo Varela, hace un recuento de los 60 y los 70 y termina el párrafo así: "Después vino Pinochet y la tragedia conocida". ¿Tragedia? ¿Conocida de quién? ¿Dónde estudió historia, en los textos de Baradit? Pues Pinochet pacificó el país. Habiendo en 1973 más de veinte  mil guerrilleros confesos y la perspectiva de una guerra civil con 500 mil muertos (memorias de Prats) y hasta un millón (declaración del comandante Pepe a la periodista Nena Ossa), la intervención militar costó apenas 3.097 bajas. Y el 58 % de las mismas (1.823) cayó entre el 11 de septiembre y el 31 de diciembre de 1973, con el aplauso de Frei y Aylwin y el beneplácito mayoritario. 

Y después Chile vivió uno de los períodos más pacíficos de su historia, ése fue el fruto de "la tragedia de Pinochet". Hasta que a comienzos de los '80 ingresó la guerrilla del FPMR con amplio apoyo de la URSS, Cuba, Alemania Oriental y otros países tras la Cortina de Hierro. Entre 1983 y 1987 le hicieron 27 estallidos insurreccionales al presidente constitucional Augusto Pinochet, que los sofocó todos en uno o dos días, hasta derrotar completamente al terrorismo, el que en 1990 estaba aniquilado. Es decir, "la tragedia de Pinochet" culminó entregando un país a la cabeza del crecimiento de América Latina, de nuevo pacificado, con el terrorismo de extrema izquierda derrotado, bajo una Constitución que garantizaba la libertad y la democracia y sin conflicto mapuche ni de ninguna otra índole. ¡Cuánto daría Chile actual por "sufrir" otra "tragedia" como ésa!

¿De dónde deriva el entreguismo? De que se ha dejado "contar el cuento" a la extrema izquierda. Y la derecha ha terminado por creérselo y, peor, repetirlo, siendo que es falso. Yo escribí la "Historia de la Revolución Militar Chilena 1973-1990" refiriendo la verdad. Nunca un medio de derecha la ha siquiera comentado ni mencionado, para no decir promovido. 

El historiador inglés Paul Johnson, reconociendo que las que llama "élites habladoras" del mundo condenan a Pinochet porque "han comprado" el asesinato de su imagen por parte del KGB y los repetidores de falsedades, considera al ex presidente como uno de los "héroes" de la historia de la Humanidad porque, dice, "yo conozco los hechos".

Hoy vi un video de ocupantes ilegales de un fundo en la Araucanía, que se saben impunes, conminando al dueño a irse de su propiedad "o los weichafes lo van a echar". Ése es el fruto del entreguismo: que hay que entregar ya la legítima propiedad a usurpadores ilegales impunes. Hoy en "Hace 50 años" de "El Mercurio" se reproduce un discurso de Allende de 1972 donde incita a los trabajadores a tomarse las empresas, lo que luego hicieron y fue el comienzo del fin del gobierno de aquél. Está pasando de nuevo, por ahora en el campo.

Las palabras tienen consecuencias. Los entreguistas no saben medirlas y siguen repitiéndolas con el país al borde del abismo, tildando de "tragedia" lo que ya una vez fue su salvación. "Júpiter confunde a los que quiere perder".

miércoles, 27 de abril de 2022

No Hay Chile Sin Carabineros de Chile

En medio de la demolición de los fundamentos de la nacionalidad y del desmembramiento del territorio que está intentando perpetrar la mayoría de la Convención Constitucional, se ha aprobado la supresión del Cuerpo de Carabineros, una institución que se ha hecho carne en la chilenidad durante su existencia casi centenaria. 

Aún siendo un dedicado conocedor del daño que el extremismo de izquierda y, en particular, los seguidores del marxismo-leninismo, han inferido a nuestra colectividad durante el último siglo, nunca imaginé que su culto a la antipatria los iba a llevar a tener éxito en consagrar, faltando ahora un solo paso plebiscitario para consumarlo, un acto de lesa chilenidad tan grave como la supresión de Carabineros de Chile.

La convencional Teresa Marinovic, en un discurso contra ese atentado, ha parafraseado a Winston Churchill en su referencia a los pilotos británicos durante la Batalla de Inglaterra, cuando expresó: "nunca tantos debieron tanto a tan pocos". Pues Marinovic sostuvo, con razón, que los 18 millones de chilenos debemos mucho a los 60 mil carabineros desplegados a lo largo de todo nuestro extenso territorio, siempre atentos a ser convocados cuando surge cualquier peligro. Bien sabemos que, ante la menor amenaza, la primera reacción chilena es "llamar a Carabineros".

También nos hemos enorgullecido cuando extranjeros nos han relatado que, intentando eludir un parte del tránsito o una citación con motivo de cualquier irregularidad, al intentar sobornar a un carabinero se han encontrado con una severa y honesta reacción que sólo agrava la infracción. En otras partes no se encuentra la misma respuesta policial.

Hasta en el ámbito artístico tuvo eco internacional la fama de Carabineros, justamente en los mismos días en que se iniciaba el estallido insurreccional marxista. En un repleto y enfervorizado Movistar Arena el músico suizo André Rieu, a la cabeza de su gran conjunto orquestal y coral, requirió la presencia del Orfeón de Carabineros. Lo subió completo al escenario en reconocimiento e interpretó en conjunto con él las más famosas piezas musicales, ante un público arrebatado por el orgullo nacional.

Tal vez por eso las fuerzas más torvas, oscuras y violentas que siempre subyacen junto al detritus de toda colectividad, y que últimamente parecen haberse apoderado en Chile de la conducción del país, quieren suprimir al Cuerpo de Carabineros. Pero, como en definitiva no podrán hacer desaparecer al país mismo, a la verdadera alma nacional, tampoco lo lograrán con nuestros carabineros, que son parte de ella.

Así, confiamos en que, finalmente, los propios chilenos, mayoritariamente, como ya una vez lo hicimos a través de nuestros representantes en la Cámara, pero esta vez directamente con nuestros sufragios en el plebiscito, salvaremos al benemérito Cuerpo, sabiendo que sin él tampoco subsistiría mucho tiempo nuestra patria como nación libre y soberana.

domingo, 24 de abril de 2022

La Picá de Clinton

La mayoría eligió a un candidato joven, pero extremista, inexperto e ignorante. Ganó con los votos, especialmente, de mujeres y jóvenes que no vivieron la UP. Dice estar a la izquierda de los comunistas y los llevó al gobierno, igual que Allende. Y está reeditando la UP, tanto que el primer día prometió repartir la riqueza ajena, principal propósito de aquélla.  

Antes las mujeres nos salvaban del comunismo, ahora lo llevan al poder. El 70 % de las menores de 30 años votó por Boric. 

Antes solía haber una clase dirigente con personalidad. Ahora no. Está entregada. A los torneos empresariales sólo invita a expositores de izquierda, como Cristián Warnken, Pepe Auth, Eugenio Tironi. No quiere oír hablar siquiera de Pinochet. Su candidato presidencial favorito, por años, fue un detractor de éste, Sebastián Piñera. En la campaña de 2017, donde logró encaramarse también un candidato de derecha, José Antonio Kast, el empresariado hasta dudó de convidarlo a su principal cónclave. Pero al fin lo invitaron y sacó el mayor aplauso de la concurrencia, más derechista que sus dirigentes. ¿Y qué les dijo Kast en 2017? "Si ustedes siguen haciendo las mismas cosas, éste es el gobierno que van a tener en 2022", mientras proyectaba una diapositiva de Boric y Jackson.

Dicho y hecho. Hasta la juventud de clase alta ha sido capturada por la izquierda. Los "niñitos bien" del Verbo Divino, de Avenida Presidente Errázuriz, hicieron su propio "estallido social" de "descontento", como el del 18 de octubre de 2019, provocando daños en el colegio y sus alrededores. La juventud se fue a la izquierda. Si en Chile hubieran votado sólo los mayores de 40, hoy gobernaría Kast y habría menos inflación, más inversión y dólar a $650.

Pero la gente "políticamente correcta" de derecha tiene pánico de que la identifiquen con Pinochet, porque éste fue demonizado por el comunismo, y aquélla "compra" las consignas comunistas. El otro día el columnista de centroderecha de "El Mercurio" y director del CEP, Leonidas Montes, escribía que Pinochet debía "quedar para la historia --mala historia--", decía textualmente. "Mala historia": un país pacífico y libre, sin terrorismo y con democracia, como el que había en 1990, y a la cabeza de América Latina en crecimiento de "la torta". 

No obstante todos, salvo uno, de los 43 senadores, de izquierda a derecha, incluyendo expinochetistas, fueron votantes del Apruebo, es decir, culpables directos del desastre actual. El único que votó Rechazo en 2020 fue un almirante (r), Kenneth Pugh, que nuevamente está llamando al Rechazo en el plebiscito de salida. Ojalá esta vez algunos otros lo acompañen.

En la Convención Constitucional derivada de ese Apruebo se han rechazado ya, de plano, los siguientes contenidos en favor de nuestra patria y su libertad: (1) El castellano como lengua oficial de Chile, (2) La familia como base de la sociedad, (3) La no expropiabilidad de los fondos de pensiones, (4) El deber del Estado de garantizar la seguridad de personas y familias, (4) La obligación del Estado de no discriminar racialmente, (5) La posibilidad de que el Estado entregue "vouchers" o "vales" de gasto social a las familias pobres para que ellas elijan salud y educación, (6) La prohibición de los impuestos al patrimonio, (7) La declaración del terrorismo como contrario a los dd. hh., (8) La obligación del Estado de deportar a los inmigrantes ilegales, (9) El derecho preferente de los padres a educar a sus hijos, (10) La declaración expresa de que los trabajadores son dueños de su ahorro previsional. Todo lo conducente a la libertad de elegir, la familia, la propiedad privada y el orden público, rechazado. 

Y la opinión pública es manejada por la extrema izquierda, qué duda cabe. En la encuesta CEP de fines de 2017 la preocupación por una nueva Constitución ni siquiera figuraba entre los primeros diez asuntos de interés para los encuestados. Sólo el dominio izquierdista de los medios logró posicionar ese tema, del cual espontánemante la gente no se preoupaba, porque no era ni es un problema real. Pero el periodismo de extrema izquierda masificó el mensaje falso de que si una Constitución garantizaba "derechos sociales", como salud, educación, vivienda y altos ingresos, éstos beneficios iban a caer del cielo. Y el 78 % de los votantes les creyó y votó Apruebo. Pobre gente, cree que porque lo dice una Constitución se lo van a dar. Pero no será así, sino peor que antes, y para todos.

Lo que va a hacer la nueva Constitución a la gente será quitarle cosas: ya no contemplará los poderes públicos Ejecutivo, Legislativo y Judicial que tenemos hoy. Nadie sabe todavía qué terminará disponiendo al respecto, pero serán otras cosas. Claro, los que algo entienden saben que al fin de cuentas mandará una asamblea obediente a la izquierda. Así ha sido en la URSS, demás países detrás de la Cortina de Hierro, Cuba, Venezuela y Nicaragua. Para allá vamos.

Antes de eso Chile ya ha perdido en parte la democracia. En el ranking de The Economist fuimos "democracia plena" hasta 2019; después, "democracia defectuosa". Hoy, parlamentarismo de facto. Y si triunfa el Apruebo el 4 de septiembre, democracia fallida.

Si la publicidad que está preparando el oficialismo en favor del Apruebo le resulta exitosa, se va a instalar un país "plurinacional", es decir, no "chileno" (aunque nadie ha podido definir lo que es "plurinacional"), dividido en trece territorios pertenecientes, doce de ellos, a etnias indígenas, y un décimotercero en el cual nos deberemos apretujar los que, por no ser originarios, resultamos indignos de la plena democracia y la amplia libertad que teníamos. 

Réquiem para "la joya más valiosa de la corona latinoamericana", como nos describía Bill Clinton, antes de visitarnos en 1998 y dejar por todo legado "la picá de Clinton" en San Antonio al llegar a Agustinas, donde se tomó, para perpetua memoria, medio vaso de Coca o de Pepsi, no estoy seguro.

 

martes, 19 de abril de 2022

El Peor de los Congresos Quedó Atrás

Entre las reformas que echaron a perder la Constitución de 1980, dos disputan el podio de la peor: la que derogó el sistema electoral binominal y la que modificó el artículo 8°, que permitía poner fuera de la ley al Partido Comunista, que es donde debería estar. 

Me detendré en la primera, porque fue la que dio lugar, como era esperable, al peor Congreso Nacional de la historia. Éste completó su período el 11 de marzo pasado. A partir de esa fecha la situación mejoró, porque en la elección de 2021 hubo un viraje a la derecha que permitió reemplazar a algunos de los malos elementos elegidos con míseras cantidades de votos, debido a la exagerada proporcionalidad que reemplazó al binominalismo.

Esta mejoría del Congreso se ha reflejado en la votación de ayer, en que fueron rechazados dos proyectos gravemente lesivos para el interés del país, pues permitían retirar fondos destinados a las jubilaciones, dejando a éstas más desfinanciadas y sustrayendo del mercado de capitales recursos para inversión y crecimiento, desviándolos hacia el consumo y agravando la inflación.

Muchos miraban esos retiros como una manera de impedir que fondos de los trabajadores pasen al Estado. Pero la manera de asegurar la propiedad particular de ellos no es provocando un grave daño a la economía, sino votando en el plebiscito de salida por la opción Rechazo, que los mantendrá en manos de sus dueños, gozando de la protección que brinda la Constitución vigente.

Pero el ex vicepresidente de la Convención, Jaime Bassa, ha advertido: "Si gana el Rechazo vamos a tener una crisis política y social importante". Quiere asustar a la gente y llevarla a que, por temor a la violencia que conocemos, vote Apruebo. Pero yo, por lo menos, me voy a sobreponer al miedo de que pueda caer Boric y pienso que mucha gente también.

Sobre todo si hay base para temer que la nueva Carta no ofrezca seguridad al derecho de propiedad. El ex diputado Francisco Bartolucci ha publicado un artículo denunciando que se pone en tela de juicio el derecho de los dueños de bienes raíces, al estipular la Comisión de Derechos Fundamentales: “Toda persona tiene derecho a una vivienda digna y adecuada”, para luego señalar: “El Estado deberá tomar todas las medidas necesarias para asegurar el goce universal y oportuno de este derecho” ¿Qué significa esto? Que el Estado puede resolver que una casa tiene piezas sobrantes y asignarlas a una familia de un campamento. Los que vieron "Doctor Zhivago" saben cómo se materializó eso en la Revolución Rusa. En la Revolución Chilena actual, que sigue el mismo patrón (según nos informó la convencional María Rivera) no tiene por qué ser diferente.

Yo, por lo menos, me voy a sobreponer al miedo de que los violentos derroquen a Boric y, como también prefiriría que el Estado no distribuyera entre gente ajena las piezas de mi casa que un burócrata estime "sobrantes", votaré Rechazo. Y parece que los de esta opinión somos mayoría, a juzgar por las encuestas más recientes, de Pulso Ciudadano y Cadem. 

Si no lo hacemos, quedaremos expuestos a que se haga realidad la frase más aplaudida (y más amenazante) del discurso de Boric el día que asumió: la de que iba a redistribuir la riqueza del país de manera más igualitaria. Basado, supongo, en normas como la aprobada en la Comisión de Derechos Fundamentales. 

viernes, 15 de abril de 2022

El Daño Hecho por el Entreguismo

"¿Qué le pasó a Chile?" preguntan afuera, como si no tuvieran ninguna responsabilidad. Pues "afuera" tiene su porción de culpa: tuvo responsabilidad cuando vio en los '70 que Chile era víctima de una embestida guerrillera apoyada por el comunismo internacional y, sin embargo, se alineó con la URSS y sus satélites para acusar al régimen chileno de violar los derechos humanos, creándole un clima mundial imposible. Los Estados Unidos y Europa Occidental "se entregaron" a la URSS y sus satélites en su acoso a Chile, en momentos delicadísimos de crisis económica y desafíos externos. ¿O la Enmienda Kennedy, cuando estaban todas nuestras fronteras amenazadas, no fue un vil expediente entreguista en toda la línea? Sólo una marxista-leninista obcecada, como Michelle Bachelet, pudo después haber condecorado a Kennedy por esa puñalada trapera a nuestra patria.

¿Y qué mayor entreguismo que el que hubo dentro de la propia Junta, cuando el general Gustavo Leigh, en 1978, declaraba a la prensa extranjera que los militares debían dejar el poder y describía un país al borde de la asfixia? Habían derrotado a la guerrilla, el territorio estaba pacificado (en 1978 hubo sólo 9 muertos por enfrentamientos con terroristas) y la economía crecía al 7 %, pero él se había doblegado ante la crítica opositora y extranjera y las diarias transmisiones de Radio Moscú, leídas por el comunista José Miguel Varas. 

Otro uniformado de alto rango que se entregó fue el general Juan Emilio Cheyre, cuando declaró en 2004 que el Ejército que él comandaba era responsable "de todos los hechos punibles y moralmente inaceptables del pasado". ¿Qué de extraño tiene entonces que, a partir de esa época, los jueces se dedicaran a encarcelar ilegalmente a uniformados en retiro y a llenar de dinero a la guerrilla marxista derrotada, cosa que siguen haciendo ilícitamente hasta hoy?

El entreguismo de los políticos de derecha no fue menor. De partida, pasaron a llamarse "centroderecha", para hacerse perdonar por la izquierda y aliviar sus "culpas". Adoptaron como hijo favorito a Sebastián Piñera, un adversario de la Junta, que había votado "No" en 1980 y 1988 y se dedicaba (y dedica hasta hoy, cuando habla) a denigrarla. En igual sintonía aplaudieron la traición de Aylwin a los militares en 1991, olvidando que había incitado y defendido a los uniformados, incluso cuando ya habían muerto, entre el 11 de septiembre y el 31 de diciembre de 1973,  al 57 % de todos los izquierdistas caídos en los casi 17 años. 

Los entreguistas de centroderecha eligieron y reeligieron a Piñera, pese a haber éste, en su primer mandato, triplicado las querellas contra exuniformados, trasladado a los de mayor rango a un penal peor y acusado a los propios partidos que lo eligieron de ser "cómplices pasivos" de violaciones a los derechos humanos.

Lo que constituyó un verdadero hito entreguista fue la supresión, en las Declaraciones de Principios de RN y la UDI, para no ser vituperados por los comunistas, de los reconocimientos muy justificados, que originalmente contenían, a la intervención militar que salvó a Chile. El de la UDI lo había escrito de puño y letra Jaime Guzmán, pero a sus sucesores en el partido no les importó nada eso, con tal de poder librarse de las críticas de la izquierda  

En fin, el paroxismo entreguista se alcanzó cuando Piñera rindió la Constitución el 15 de noviembre de 2019, para que las hordas marxistas no lo derrocaran y por no atreverse a usar la fuerza pública legal. Antes, por contraste con él, al presidente constitucional Augusto Pinochet el extremismo armado le había perpetrado 27 "estallidos" de violencia entre 1983 y 1987 y los había superado, todos y cada uno, en uno o dos días. Ello le permitió entregar a los civiles en 1990 un país pacificado, a la cabeza del crecimiento de América Latina y sin ningún conflicto en la Araucanía, la que, al contrario, le estaba agradecida, votaba mayoritariamente por él y cuyos caciques lo habían designado "gran conductor y guía" ("ullmen f''ta lonko" en mapuche, idioma que el entreguismo permitirá situar, si triunfa de nuevo el Apruebo, en un nivel superior al castellano.) 

Los que somos de derecha, a la cual algunos llaman "dura" y otros "ultraderecha", que nunca nos hemos entregado y, Dios mediante, jamás lo haremos, ahora estamos circulando un "cuadro del entreguismo actual" de centroderecha (ninguno de derecha se entrega) con los 12 parlamentarios, 11 alcaldes, 10 ministros y 4 dirigentes partidistas, más Piñera mismo, es decir, un total de 38, que votaron Apruebo y fueron cómplices activos del desastre que vive Chile en manos del marxismo. 

Lugar destacado en el entreguismo presente y párrafo aparte merece un "diario del sector", "La Tercera", que llamó editorialmente a votar Apruebo antes del fatídico 25 de octubre de 2021 y así contribuyó a ponernos, como país, en el disparadero actual.

En resumen, el entreguismo ha sido decisivo para hundir a Chile. Confiamos en que no lo siga siendo. Si el amarillismo en la izquierda parece predispuesto a votar Rechazo el 4 de septiembre, lo menos que se puede esperar de los entreguistas a la derecha del centro es que ahora, sin siquiera necesidad de pedir perdón, piensen por una vez en su patria y no sólo en sonreírle a la izquierda, y voten bien.

martes, 12 de abril de 2022

Ganar Sin Moverse del Escritorio

Como antes he pronosticado, a este segundo gobierno marxista le doy mil días, tal como duró el primero. Pero también admito la posibilidad de que, a tumbos, Boric llegue al final de su periodo, dando entonces lugar a que triunfe José Antonio Kast por amplia mayoría en 2026, la cual se va a haber dado cuenta del disparate de haber destruido el modelo y la prosperidad para todos que generó el legado de Pinochet. Históricamente ante los disparates de la izquierda Chile se ha vuelto a la derecha. Así es que ésta puede obtener el triunfo final sin moverse de su escritorio.

Hasta el 15 de noviembre de 2019 (demonización de Pinochet de por medio) el modelo de la sociedad libre había sido respetado en las grandes líneas y sólo le habían "rayado la pintura". Pero sobrevinieron la revolución violenta del 18 de octubre de 2019 y la subsecuente rendición de Piñera ante ella, el 15 de noviembre del mismo año, cuando entregó en bandeja a los agresores la piedra angular de dicha sociedad libre, la Constitución. Y así entró a imperar el actual y desquiciado parlamentarismo de facto.

Bueno, resulta ahora que no estoy solo en mi pronóstico del triunfo final de la libertad, en 2026. Hoy el columnista de izquierda de "El Mercurio", Eugenio Tironi, vaticina igual cosa y además coincide conmigo en algo adicional: en el peor de los casos (el de que triunfe el Apruebo el 4 de septiembre próximo y el país sea descuartizado por los bárbaros, lo mismo que lo fue su fundador, Pedro de Valdivia), Tironi también prevé que la derecha va a poder aprovechar esa coyuntura en beneficio propio. 

Pues, en efecto, yo he sostenido que, aun en tan adversas circunstancias, podremos beneficiarnos de la división por presas del territorio para habitar en alguna (o más de una) regiones libres, convertidas en feudos derechistas, restos náufragos sobrevivientes del Chile actual perecido tras haber sido descuartizado. Todo ello haciendo uso de la autonomía regional con respecto al régimen central que garantiza y ofrece la locura constituyente. 

Por ahora, cunde el pánico de la gente que algo tiene ante el anuncio confiscatorio de Boric, el mismo día que asumió, cuando anunció que se iba a apropiar de toda la riqueza privada (pues la estatal ya la tiene bajo su poder) y la iba a redistribuir a su manera. Ese anuncio anticipado de robo ya provoca la consiguiente fuga de capitales y "más temprano que tarde" generará el "dólar a luca", tan temido. Alimentará así la inflación y el desaliento de los que producen (que son los despojados, los que algo tienen) y eso generará escasez. 

Así como Allende inauguró en Chile la "estagflación", su declarado heredero Boric la reeditará. 

Pero para, en último término, desembocar en el triunfo final de la libertad en 2026, como lo vaticinan Eugenio Tironi y Su Seguro Servidor.

A veces "los extremos se tocan", como dice el dicho. Me alegro, porque ambos avizoran un final, si no demasiado próximo, al menos más feliz.

viernes, 8 de abril de 2022

La Armada es Víctima de Abuso del Derecho

La dictadura judicial que impera en Chile, y a la cual nadie pone atajo, está ahora amenazando, a través de la politizada Corte de Apelaciones de Santiago, al comandante en jefe de la Armada, almirante Juan Andrés de la Maza, de una manera ilegal y abusiva.

Ya con fecha 22 de marzo comenté en este blog otro fallo de la misma corte, cuyo carácter abiertamente violatorio de las normas del debido proceso afecta a miembros en retiro del Ejército de una manera abusiva e insólita, en el caso de los quemadores quemados, Rojas y Quintana.

Ahora un activista de extrema izquierda, Luis Mariano Rendón, aprovechándose de las oportunidades que le ofrece el actuar ilegal de la misma Corte, ha interpuesto ante ella un recurso de protección completamente improcedente, mediante el cual pretende obligar a la Armada a retirar un monumento al almirante José Toribio Merino que existe en el Museo Naval de Valparaíso.

Lo grave no es tanto que Rendón haya interpuesto el recurso, cosa esperable en él, sino que la Corte lo haya acogido. Pues el art. 20 de la Constitución lo establece en favor de quien, por actos arbitrarios o ilegales, sufra privación, perturbación o amenaza en el legítimo ejercicio de sus derechos y garantías individuales establecidos en la misma Constitución. Obviamente, una estatua al almirante no amenaza ni perturba los derechos de nadie.

Menos en el caso de Merino, prócer que nunca sufrió condena alguna por atentar contra derechos de las personas y quien, además, es uno de los padres de la Constitución que nos rige y en la cual se creó, precisamente, el recurso de protección de las garantías individuales.

Si la Corte hubiera respetado la Constitución, debería haber desechado de plano la presentación, pero no sólo la acogió, sino que ahora apercibe al comandante en jefe de la Armada que, ateniéndose a la juridicidad, no se ha hecho parte ni ha respondido a la exacción ilegal de que está siendo víctima.

Rendón está aprovechando, indudablemente, el clima político reinante en los tribunales superiores. Además, saca ventaja de que hay un gobierno extremista y demanda de la ministro de Defensa, Maya Fernández, que ordene al comandante en jefe de la Armada el retiro de la estatua.

Este doble abuso del derecho no sería posible bajo un régimen de legalidad, y sólo puede tener lugar en un clima de prevaricación generalizada como el que reina en nuestros tribunales en procesos contra uniformados, denunciado tantas veces. 

Por cierto, la figura del almirante Merino no sólo es digna de una estatua por los servicios prestados al país, sino porque su firma fue una de las que puso en vigor la Constitución vigente y porque, como estadista y legislador, reitero, tiene paternidad sobre el propio recurso que está siendo tan mal usado.

Hace bien, por otra parte, el almirante de la Maza en no prestarse para legitimar este abuso. La asesoría jurídica de la Armada seguramente va a representar a la politizada Corte de Santiago la inconstitucionalidad, ilegalidad y antijuridicidad del apercibimiento contra su jefe institucional.

martes, 5 de abril de 2022

Chile Vuelve en Sí

Cuando los de la minoría razonable creíamos que ya estaba todo perdido y nos aprestábamos a ver cómo sobrevivir en sólo una treceava parte del territorio, que es lo que la locura constituyente nos había reservado al 90 por ciento de los chilenos a secas, que no somos de ninguna etnia; y cuando parecía entonces todo perdido, una sucesión indubitable de encuestas de todos los pelajes nos revela que el Rechazo ha pasado a superar al Apruebo, aunque el "retornado" Lavín siga votando por lo segundo. 

Esto significa que el país se salvaría: no va a abandonar el cauce fundamental del modelo que lo puso a la cabeza de América Latina, es decir, el de la democracia; no se va a ver privado de su libertad ni del presupuesto sine qua non de esta última, la propiedad privada. Eso también quiere decir que, después del previsible triunfo del Rechazo, The Economist nos va a volver a poner en la categoría de "democracia plena" que teníamos hasta 2019, año en que dicha revista nos degradó al nivel de "democracia defectuosa" debido a las ilegalidades, saqueos, violencia y parlamentarismo de facto sucedidos desde aquel fatídico 18 de octubre y que nos sitúan hoy fuera del ámbito civilizado.

Y también quiere decir que una fracción de millenials con el cerebro lavado (producto del control de los medios por la izquierda, del sesgo marxista de la enseñanza y del entreguismo de la derecha piñerista) ha reaccionado. Esa fracción ha visto la luz, cambió el equilibrio político y votará por la subsistencia del "milagro chileno".

No es primera vez que una mayoría transitoria en Chile hace una barbaridad, partiendo por aclamar en 1931 una "República Socialista" que duró tres semanas y décadas después elegir en 1970 a Allende, un "socialista, marxista integral" autoconfeso, según le expresó a Regis Debray, que duró mil días. Pero después de cada barbaridad esa mayoría se arrepintió y viró en el buen sentido. Ahora parece que lo volverá a hacer.

Esta vez inicialmente la mayoría transitoria se dejó lavar el cerebro, votó Apruebo y eligió a Boric en vez de Kast. ¡Imagínense ustedes lo perdida que estuvo! Y parecía dispuesta a arrasar para siempre con el esquema que el resto del mundo llamó admirativamente "milagro chileno".

Pero repentinamente ha reaccionado. Según las encuestas, numerosas, coincidentes y recientes, se puede prever que se salvará la Constitución de la Libertad y la Democracia. Y estando ella vigente, Boric no podrá descuartizar el país ni repartir lo ajeno, como se lo propone. Y si, pese a su programa destructivo y disparatado, logra sobrevivir más de mil días, es decir, más que Allende, sabemos de seguro que en 2026 (pues nuestra propia historia nos lo enseña) un régimen defensor de la libertad, la paz y la democracia (es decir, de derecha) triunfará y asumirá el poder. 

¡Virgen del Carmen, Patrona de Chile desde el 5 de abril de 1818, en este aniversario de Maipú, cuando la noche era más oscura, has hecho destellar una luz, Dios parece escuchar nuestras oraciones y va anunciándose que salvarás a tu pueblo una vez más!

domingo, 3 de abril de 2022

Descuartizando al País

Hace 500 años Chile no era un país. Los incas decían que hacia el sur de ellos había un territorio que llamaban con ese nombre, al cual pocos se arriesgaban a ir. 

El primer español que osó venir fue Diego de Almagro, pero fracasó y volvió maltrecho, con un reducido grupo de desarrapados en tan mal estado que en Lima los describieron como "los rotos de Chile". Después hemos hecho frecuente honor a ese nombre.

El que al fin fundó acá un país fue el extremeño Pedro de Valdivia, pues hasta entonces lo que existía en esta tierra de nadie eran tribus dispersas, que ahora la Convención Constituyente dice que eran doce: araucanos, aymaras, changos, coyas, diaguitas, kaweshkares, likanantayes, onas, quechuas, rapanuis (éstos estaban en la isla de Pascua y no sabían todavía que en el siglo XIX los íbamos a ir a conquistar), selknams y yaganes.

Valdivia sometió a todos los que encontró, menos a los araucanos, que se autodenominaban "mapuches" ("hombres de la tierra") y resistían más que el resto al domino español. Debido a eso el Fundador tuvo la mala idea de ir personalmente al sur a someterlos, en 1553, pero perdió la batalla decisiva en Tucapel, cerca del Bío Bío, y los araucanos no sólo lo apresaron sino que lo descuartizaron. 

Pero el nuevo país subsistió a eso y a mucho más y hasta se independizó, aunque sólo vino a vencer definitivamente a los araucanos a fines del siglo XIX, en una operación bélica que se llamó, paradójicamente, "Pacificación de la Araucanía". Está muy bien relatada en el diario de un abogado-soldado participante en ella, Miguel Varela, titulado "Un Veterano de Tres Guerras", editado por Guillermo Parvex y gran best seller nacional hace unos años.

Paradójicamente hoy, menos de 500 años después del descuartizamiento de Valdivia, los nativos han vuelto a las andadas y en una llamada "Convención Constitucional", que más parece un machitún, están procediendo a descuartizar al país entero, partiéndolo en trece miembros, cada uno con su territorio: los doce pueblos aborígenes antes nombrados y uno más, al que generosamente han concedido una porción de un treceavo, que se llamará "nación chilena". 

Lo más notable es que el 90 por ciento de la población actual pertenece a esta última etnia y sólo el diez por ciento a las razas aborígenes, que se quieren quedar con todas las demás porciones del cuerpo destinado a ser desmembrado. 

A estas alturas una sola cosa puede salvarnos del descuartizamiento de la (todavía) nación chilena: el triunfo en el llamado "plebiscito de salida". Sólo así podría evitarse la aniquilación de lo que fue, al decir del presidente norteamericano Bill Clinton en los '90, "la joya más valiosa de la corona latinoamericana", en carta al entonces presidente Frei Ruiz-Tagle. Y en realidad, era "una joyita": había reducido la inflación de 500 % a menos de 10 %, multiplicado por cuatro el ingreso per cápíta, situándolo primero en América Latina; había reducido la pobreza de 45 % a 8 % y la pobreza extrema de 34,5 % a 2,5 %; había aumentado la esperanza de vida de 69 a 79 años, reducido el hacinamiento de 56 % a 17 % y aumentado el acceso a la educación superior del quintil de más bajos ingresos en ocho veces. De 1996 a 2015 el ingreso de los más ricos aumentó 30 % y el de los más pobres en 145 %. El índice de desigualdad bajó de 52,5 en 1990 a 47,6 en 2015 (datos tomados de un artículo de Axel Kaiser que es frecuentemente atribuido en las redes sociales a Sebastián Edwards). 

Como suele suceder en las películas, el "jovencito", llamado Chile, sólo podrá salvarse de ser descuartizado si en la última escena, titulada "plebiscito de salida", los buenos resultan más que los malos. Si no, se producirá el segundo descuartizamiento de trascendencia histórica en los ya cerca de 500 años de vida nacional.