Cuando fui candidato a senador en 1989 mi lema de campaña era "de una sola línea". Pero me llamó don José Piñera Carvallo, con quien tenía amistad desde que me iba a ver frecuentemente a La Segunda, donde fui director entre 1977 y 1981, y me dijo: "Hermógenes, su lema es desdoroso para mi hijo Sebastián, que compite con usted. Por favor cámbielo."
Sebastián había variado de línea, desde la DC, donde había patrocinado la candidatura presidencial de Eduardo Frei Ruiz-Tagle y era del "No" a Pinochet, a ser generalísimo de la de Hernán Büchi, candidato representativo del "Sí" a Pinochet.
Siempre he respetado el fair play y por eso accedí inmediatamente. En mi publicidad adopté otro lema muy inferior y algo soso: "se puede confiar en él". Pues el otro era mucho mejor y de más fuerza en un período en que muchos "se daban vuelta la chaqueta" y se ponían contra Pinochet, como sucedía con los centroderechistas que en los '80 propiciaban un "Acuerdo Nacional" consistente en que la Junta se marchara del poder mucho antes de cumplirse las etapas fijadas en la Constitución.
A los pocos días de campaña Sebastián correspondió a mi gesto sacando todos los letreros con mi efigie de la circunscripción Santiago Oriente y llenando con ellos un sitio eriazo en la calle O'Brien de Vitacura, de lo cual me enteré porque me llamó un primo de mi mujer, vecino del sitio eriazo, para preguntarme por qué estaba lleno de retratos míos.
Fue una "eficaz" acción de Sebastián, que acreditaba su famosa "capacidad de gestión". Siempre que después me decían "Sebastián es un tipo muy capaz", yo asentía: "sí, es capaz de todo".
Y ahora mi candidato presidencial es Johannes Kaiser porque es el único de oposición que tiene "una sola línea". Y eso que fue difícil para él mantenerla, porque era diputado del Partido Republicano, que después del triunfo que lo convirtió en el más votado en la elección de consejeros constitucionales del 7 de mayo de 2023, su fundador y dueño, José Antonio Kast, cambió de línea, sorprendiendo a todo el mundo, y se alió con Sebastián Piñera y Gabriel Boric en el "Acuerdo por Chile" de todos los demás partidos, que yo siempre llamé "el contubernio", para hacer una nueva Constitución, en circunstancias que mucha gente había votado Republicano por ser el único que se oponía a una nueva Constitución.
Como Johannes Kaiser mantuvo "una sola línea", votó "En Contra" de la nueva Carta, la vida se le hizo muy difícil en el partido y tuvo que renunciar.
Eso hizo inevitable que fuera candidato presidencial, pues es el único político que representa el legado de Pinochet en un medio en que los restantes se apresuran a declarar "nunca fui pinochetista" o "yo no soy pinochetista", como han aseverado a su respectivo turno Evelyn Matthei y José Antonio Kast.
Cuando los más graves problemas del país son el miedo a la delincuencia y al terrorismo, el gigantismo estatal y el estancamiento económico, habría sido gravísimo que no hubiera habido ninguna candidatura representando al gobierno chileno que venció al terrorismo y a la delincuencia y dio inicio a "los mejores treinta años" de progreso económico, paz social y democracia política, 1985-2015.
¿Cómo, entonces, algunos insisten en que Johannes debe "bajarse", cuando es el único que ofrece lo mejor? Es irreemplazable. Estoy cierto de que al final esa mayoría de 52 % que indica la encuesta CEP, de apolíticos que votan "Ninguno", va a terminar votando por él. Nadie pronosticaba el triunfo Republicano en 2023, cuando era el único partido defensor del legado de Pinochet. Pero después dejó de tener "una sola línea", se pasó al otro bando y hubo un solo parlamentario suyo que permaneció "de una sola línea", Johannes Kaiser.
Eso lo convirtió en la única alternativa que nos puede permitir volver a nuestros "mejores 30 años". Es la única candidatura que obligadamente tiene que llegar hasta el final. Sobre todo si la "mayoría silenciosa" del 52 % conserva algo del sentido común que inspiró sus triunfos del 4 de septiembre de 2022, el 7 de mayo y el 17 de diciembre de 2023.