sábado, 28 de septiembre de 2019

El Doble de Presos Políticos que Cuba

En "El Mercurio" de ayer viernes 27, página A 7, se informa que el gobierno de los EE. UU. ha sancionado al de Cuba por, entre otras cosas, mantener a cien presos políticos. Pero el gobierno de los EE. UU. no ha sancionado ni dicho nada al de Chile por mantener, y por muchos años, más del doble de presos políticos que Cuba. 

Como se sabe, preso político es quien ha sido privado de libertad por razones políticas y contrariando el ordenamiento jurídico. En Chile hay más de 200 personas en esas condiciones. Es público y notorio que son presos políticos porque las leyes son claras para determinar que no podrían estar condenados. El juez que más condenas políticas impuso, Alejandro Solís, reconoció ante mí públicamente, en el programa "El Informante" de TVN, que él condenaba sobre la base de una "ficción jurídica". Fueron sus palabras. Pero todo el mundo sabe, hasta los más legos, que un juez debe probar el delito y no puede "fingirlo". Todo el mundo sabe que la presunción de inocencia es un derecho humano básico. Bueno, el mismo ha sido transgredido en el caso de todos y cada uno de los más de 200 presos políticos chilenos. 

¿Por qué el gobierno de los EE. UU. no sanciona al chileno igual que al de Cuba, por permitir esa situación? Sería justificado hacerlo, porque el gobernante chileno actual es coautor de esas prisiones políticas. Por ejemplo, es el querellante que ha pedido a la justicia de izquierda que el general Héctor Orozco, de más de 90 años, con alzheimer y que ni siquiera controla esfínteres, esté preso por haber salido a preguntar, hace 46 años, al exterior de su cuartel, la razón de una ráfaga de disparos. Preguntar la razón de unos disparos nunca ha sido delito. Pero acá un ministro sumariante de izquierda le impuso al general 18 años de presidio por preguntar eso, argumentando que "debió saber" la razón de los disparos. Pasando, además, por sobre la cosa juzgada, la amnistía y la prescripción.

Todo esto es absurdo, pero público y notorio. Casi todos los chilenos, y también los gobiernos extranjeros y hasta la opinión pública internacional mayoritaria, hacen como si lo anterior no existiera. Hacen como que en Cuba está mal tener cien presos políticos y en Chile está bien tener más de 200. Es el mundo en que vivimos. Los chilenos mayoritariamente, de izquierda a derecha, han llegado al estado de ficción máximo de hacer como que la verdad no existiera. Ha sido el triunfo final de la mentira.

El país vive en la mentira. Mientras yo escribía libros, tras leer otros cien libros, en los dos últimos años, para reivindicar la verdad de la historia reciente chilena, en el país se repetían y han sido creídas predominantemente las versiones falsas y las mayores mentiras al respecto. Actualmente "funan" a cualquiera que las contradiga en público, como al profesor Juan Esteban Puga, de la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile. 

Al terminar mis dos últimos libros, "Historia de la Revolución Militar Chilena 1973-1990" y "Miserias Morales de la Chilenidad Actual", me encuentro con que mis compatriotas, en su gran mayoría, no creen casi nada de lo que yo he tratado de probarles fundadamente y, en cambio, sí creen las mentiras de los opositores al Gobierno Militar. Lo peor es que la cantidad de derechistas de hoy que repiten esas falsedades aumenta y no tiene precedentes, pero sí tiene consecuencias.

Hace un par de días un amigo me mandó los videos de una entidad llamada Planet Money, norteamericana, ediciones 905 y 906, dedicadas a  la economía chilena y la importancia que en ella tuvieron los Chicago Boys. Mi amigo los consideraba "basura" y muy parciales, pero a mí no me parecieron tanto, porque las mujeres norteamericanas y una chilena que los hicieron dieron muestras de objetividad, aunque al final no les resultara. Lo que sucedió fue que los testimonios chilenos de izquierda desvirtuaron el programa. En cambio los de derecha no. Por ejemplo, llevaron al ex ministro Rolf Lüders a prestar testimonio y lo hizo impecablemente. Pero luego llevaron a Juan Gabriel Valdés, ex canciller socialista, y éste derechamente mintió con tal de denigrar al Gobierno Militar. Porque dijo que éste había sido un régimen que torturaba y mataba gente, lo cual no es verdad. Citó un caso concreto: dijo que un amigo suyo, gerente de una empresa del cobre bajo Allende, había sido torturado de tal manera que lo habían desfigurado y, como no podía ser presentado públicamente, entonces lo mataron. Pero eso no es verdad. Y lo afirmo porque fue un caso que estudié y conocí y está en mi libro "La Verdad del Juicio a Pinochet". Las entrevistadoras norteamericanas le preguntaron a Valdés el nombre de su amigo: "Eugenio Ruiz-Tagle", dijo.

La verdad es muy distinta. En los primeros días después del 11 de septiembre los militares tomaron presa a mucha gente sospechosa de haber participado en los grupos armados que organizaba la UP para tomarse el poder, según denunciaban entonces los representantes de la mayoría democrática. Los Consejos de Guerra marchaban lentamente y Pinochet encargó al general  Sergio Arellano recorrer el país para que se aceleraran, los culpables fueran condenados y los inocentes liberados. Ésa era la misión de Arellano. Pero cuando fue al norte y al pasar por Santiago desde el sur, se incorporó a su comitiva un oficial ya fallecido, y cuyo nombre no doy porque en vida tenía derecho a la amnistía, lo mismo que su sucesión hoy. Este oficial incurrió por sí y ante sí en conductas psicopáticas. Nadie sabía de ellas de antemano. Con él a bordo del helicóptero, la comitiva pasó por La Serena, Copiapó, Antofagasta y Calama, en el curso de dos días, mientras Arellano creía cumplir su cometido, pero sin saber que el oficial incorporado en Santiago ordenaba a otros de menor rango sacar de las cárceles, en tres de esas cuatro ciudades, a 15, 14  y 26 personas, respectivamente, para ametrallarlas, en un caso en un galpón del regimiento y en los otros dos en el desierto cercano. Eso no lo supo Arellano hasta que, llegado a Calama, se enteró de lo sucedido allí, en Antofagasta y en La Serena. Por supuesto, menos supo de ello Pinochet. Pero, para la leyenda, ésos son "crímenes de Pinochet", pues por ellos fue desaforado del Senado. En todo caso, cuando Arellano se enteró de lo de Calama, volvió de noche y con gran riesgo a Antofagasta a entregar al Jefe de Zona al psicópata responsable. Tal Jefe era a la vez el tribunal superior de guerra, general Joaquín Lagos Osorio. Pero éste se negó a juzgar al responsable, diciendo que iba a renunciar al Ejército. Después y hasta sus últimos días se convirtió en acusador público de Arellano y Pinochet.


El caso citado por Valdés en Planet Money fue precisamente el de un ejecutivo sacado arbitrariamente de la cárcel de Antofagasta y posteriormente ametrallado sin forma de juicio, en la noche, en el desierto cercano, por orden del antes referido oficial psicópata y sin conocimiento de los generales Arellano y Lagos Osorio, que a esa hora cenaban en la casa del segundo. Por supuesto, todo eso ocurría con todavía menos conocimiento de Pinochet ni de la Junta.



Nadie torturó a Eugenio Ruiz-Tagle para desfigurarlo y después matarlo, como dijo Valdés a Planet Money. Pero, por cierto, tras ser ametrallado, su cuerpo y su rostro recibieron variados impactos y resultó completamente desfigurado.


Fue uno de los  episodios que, judicialmente manipulados por el abogado comunista Hugo Gutiérrez, sirvió para acusar a Pinochet. De hecho, como antes se dijo, por eso se le desaforó del Senado y se le procesó, pero no tuvo nada qué ver en ello. Ni menos tuvo que ver la Junta.

Fue una típica circunstancia que se presenta en un país cuando los políticos civiles, impotentes ante la inminencia de un golpe comunista, urgen a los militares a enfrentar la situación con sus armas ("ustedes tienen las bayonetas y no las usan", "esto se arregla sólo con fusiles", alegaba Frei Montalva, antes del 11. Aseguraba habérselo dicho a un general indeciso.) Y, típicamente, después de arregladas las cosas, los políticos vuelcan todas las culpas sobre los militares. Una vez que se apropiaron de "la más preciada joya de la corona latinoamericana" (Clinton), mandaron presos a quienes la hicieron posible.  

¿Alguien lo habría podido hacer mejor en 1973, sin contar con planificación ni preparación previa, al mando de elementos que a veces no se ceñían a los reglamentos y ni siquiera a las órdenes recibidas? Nadie. Arellano, en cada lugar al que fue, dirigió la palabra al personal local recomendando respeto a las normativas. Pero "después de la batalla todos son generales" y hoy se castiga a los que acudieron al llamado de los civiles e hicieron lo que había que hacer, lo cual los políticos civiles no eran capaces de hacer.

Además, cuando el caso que cita Juan Gabriel Valdés sucedió, tanto Aylwin como Frei Montalva apoyaban públicamente el proceder de los militares y los defendían ante la prensa internacional, a veces casi con desesperación (declaración de Frei al ABC de Madrid). "Después", sabemos, todos cambiaron, absolutamente todos. Pero no por eso las mentiras han dejado de ser tales, aunque hoy las repitan hasta las personas de derecha que hace no mucho defendían al Gobierno Militar.


En definitiva, existe una gran "ficción jurídica", nacional e internacional, que explica por qué los EE. UU. sancionan a Cuba por mantener a cien presos políticos y nada dicen a Chile, que comprobada, desleal y traicioneramente mantiene a más de doscientos.

miércoles, 25 de septiembre de 2019

Piñera y Greta Thunberg en Tontilandia

Piñera y la niñita sueca enfurruñada sostienen lo mismo: que el ser humano está envenenando la atmósfera con CO2 y eso está provocando un calentamiento global que amenaza a la especie. Chile mayoritariamente opina lo mismo y ha subido sus impuestos, creado controles y organismos burocráticos y establecido restricciones a la producción, aumentando el precio de su energía eléctrica. Pero Chile no genera casi nada de CO2 y éste, además, no provoca el calentamiento global. Muchos por eso le dicen a Chile Tontilandia. 

Prestigiados científicos y hasta un Premio Nobel de Física sostienen que, en el hecho, el calentamiento global antecede al aumento del CO2 en la atmósfera y el enfriamiento también precede a la disminución del CO2. Sostienen que siempre ha sucedido al revés de lo que postulan Greta y Piñera.

A su vez, los Gases de Efecto Invernadero (GEI), a los cuales se culpa del deterioro del aire, representan el 1 % de la atmósfera. Y el CO2 es sólo el 3,6 % de los GEI; el 1,4 % de los GEI está constituido por otros gases y el 95 % restante es vapor de agua no originado en el hombre.

De ese 3,6 % del 1 %, sólo es responsabilidad de los chilenos el 0,24 %. El 3,6% del 1 % es un 0,036 %. El 0,24 % de eso es 0, 0000864 % o "la nada misma", menos de nueve partes por cada diez millones. Los chilenos no somos culpables de prácticamente nada de la carbonización, no obstante lo cual la consigna del "calentamiento global" nos ha gravado con impuestos adicionales (verdes), nos ha llenado de regulaciones que encarecen los proyectos y nos ha condenado a tener una energía eléctrica más cara. Por tanto, nuestra economía es menos competitiva y crece menos. Luego, el nivel de vida de los chilenos también mejora menos. 

Un ejemplo sintomático: el Metro de Santiago fue obligado a abastecerse con "energías limpias" y, por tanto, más caras, y eso le significó un aumento de 220 % en el precio de la electricidad que consume, exceso que pagamos los usuarios y también los contribuyentes, por la vía de los subsidios estatales que demanda la operación deficitaria del Metro.

Estos antecedentes me los ha dado el ingeniero experto en clima Douglas Pollock, pero él no es responsable de mis conclusiones ni cálculos.

En síntesis, estamos pagando, por culpa de consignas políticas sin fundamento y como supuestos "culpables", siendo que generamos nada más que el 0,24 % del "problema". Problema que no es tal, porque el CO2 no tiene que ver con el calentamiento global sino que deriva de él.

¿Y los verdaderos "culpables"? El 66% de las emisiones de CO2 proviene de diez países. Los cinco mayores generadores de carbono (China, los EE. UU., India, Rusia y Japón) ¡no participan en el multimillonario programa de la ONU contra el cambio climático ni van a venir a la COP 25 en diciembre! Esos países no quieren encarecer su energía ni su producción ni sacrificar su crecimiento con más impuestos, burocracia y controles. Por contraste con ellos, nuestra energía eléctrica está entre las más caras en el ámbito hogareño y de la producción. 

Pagamos más impuestos, soportamos numerosas regulaciones y cuentas de luz más altas por, supuestamente, generar CO2 que casi no generamos. Ni éste tampoco genera el calentamiento global ni el cambio climático. 

¿Se justifica entonces o no que nos llamen Tontilandia?

lunes, 23 de septiembre de 2019

"¡Es el Estado, Estúpido!"

Es un trámite aparentemente sencillo: firmar para que se constituya Fuerza Nacional, cuya Declaración de Principios coincide con los míos, pues rinde tributo al legado del Gobierno Militar y condena a la dictadura judicial que mete presos a quienes derrotaron a los hoy esfumados terroristas de izquierda. 

Si formar un partido fuera un asunto entre privados, bastaría un correo electrónico comunicando mi adhesión y hasta un llamado por teléfono ("esta conversación podría ser grabada".) Pero aquí "¡es el Estado, estúpido!" El Servicio Electoral me informa que, para firmar por el partido, antes tengo que obtener "clave única". 

Clave única, partido único, Big Brother, hombre nuevo, todo difícil y escaso: es decir, socialismo. Y para tener "clave única" tengo que ir personalmente al Registro Civil, en un país donde lo más difícil es ir personalmente a cualquier parte, porque toma dos horas. Y sospecho que donde más se espera, salvo las urgencias de los hospitales públicos y las cajas para cobrar un cheque en un banco, es en el Registro Civil. Me resigno mascullando "¡es el Estado, estúpido!"

Voy entonces a una oficina del Registro Civil con una de esas amplias plateas de "pacientes" que esperan. Uno del público, al entrar, murmura, "están llegando los personajes", sin buena onda, pero le agradezco con la mirada. En la desgracia (o sea, la espera) todos los chilenos somos iguales. Busco la pantalla para sacar un número, esperando que me dé el A60 cuando van en el A30. Pero no tiene la alternativa "Clave Única", que es la que yo necesito. Me repito a mí mismo "¡es el Estado, estúpido!" y miro en derredor sin saber qué hacer. Entonces diviso un letrero que dice "CLAVE ÚNICA", ante el cual hay una fila de haitianos con uno que otro chileno entremedio, y simplemente me sumo a la cola. Avanza rápido. En el letrero dice, además de CLAVE ÚNICA, "Zuamgepeyel chillka", en un idioma que en Chile nadie conoce pero es políticamente correcto; y también dice "certificates", debiendo decir "universal code" o "unique code" o algo así. 

Llego a la ventanilla y un funcionario me pide el carnet e imprime una hoja en que ¿me da mi clave única? No, por supuesto, no puede ser tan fácil: "¡es el Estado, estúpido!". En la hoja hay un código para que en mi casa consulte www.claveunica.gob.cl/activar y, se supone, la obtenga.

Pero llego a casa, voy al indicado sitio del Servel y me piden una contraseña. Y luego me piden que la escriba de nuevo. Y también aparecen un círculo y una figura, bajo los cuales dice "no soy un robot". Sin estar muy seguro de no serlo, hago clic ahí. Luego dice, junto a un cuadrado: "aceptar los términos del convenio", pero no hay ningún convenio. "¡Es el Estado, estúpido!", me digo. Hago clic en el cuadrado sin saber qué convenio estoy aceptando. 

Hago clic en "continuar" y entonces el Estado me felicita, porque ya tengo mi clave única. Pero no la veo por ninguna parte. Hay sólo dos alterativas, "Activar clave única", que es lo que acabo de hacer, o "Recuperar clave única". Hago clic en ésta. Entonces me dice que han mandado un código a mi correo electrónico y lo use. Voy al correo, copio el código y vuelvo a claveunica.gob y lo escribo, pero entonces me dice que no es el código correcto. Intento seis veces saber mi clave única y las seis veces me mandan otro código y luego me dicen que no es el correcto. Entonces, convencido de que el estúpido soy yo, voy a tener que esperar a que alguna nieta o nieto rescate mi Clave Única y me la dé a conocer. 

Mi firma para que exista Fuerza Nacional, la única colectividad cuyos principios coinciden con los míos, tendrá que esperar. 

El sistema se llama "democracia" y pienso que en él el único que está bien es "¡el Estado, estúpido!".

domingo, 22 de septiembre de 2019

Trump, Bolsonaro y Yo

Somos los tres tipos que vamos quedando en el mundo y que sostenemos que Chile está en deuda con Pinochet por habernos salvado del comunismo, sin agregar nada, especialmente nada como "sí, pero violó los derechos humanos". Acá muy pocos se atreven a reconocerle eso sin el agregado, que es una falsedad exigida por los comunistas para no lapidar al opinante.

Chile actual es un excelente ejemplo de que Gramsci tenía razón. Él decía que había que apoderarse de los medios y hacer que ellos dijeran lo que uno quiere. Y con eso basta, pues entonces todos empiezan a repetir lo que dicen los medios. Acá sucedió eso. La izquierda se apoderó de ellos y, como consecuencia, he leído en los últimos días que Teresa Marinovic dice que los militares violaron los derechos humanos, José Antonio Kast dice lo mismo y añade que no es pinochetista y "El Mercurio" describe al gobierno 1973-1990 como un período caracterizado por "graves atropellos".

¿Ustedes se imaginarían a la Carmen Hertz reconociendo que Allende violó los derechos humanos o a Camilo Escalona declarando "yo no soy allendista" o a "El Siglo" afirmando que Cuba se caracteriza por "graves atropellos" a las personas? Jamás lo harían. Son ellos los que hacen decir a sus adversarios lo que ellos quieren. En eso consiste el gramscismo.

Esta mañana en "El Mercurio" se destaca que el diario "O Globo" de Sao Paulo consagra a Piñera "como un líder moderado" de la región, por haber criticado declaraciones de Bolsonaro recordando la derrota comunista en Chile el 73 y el pasado izquierdista del padre de Michelle Bachelet. "O Globo" está digitado por la izquierda y aprovecha así de desacreditar a Bolsonaro, valiéndose de la mano e ignorancia histórica de Piñera.

Pues la  verdad de los hechos fue que el padre de Michelle Bachelet estaba comprometido en el complot de la FACH (léase "Itinerario de una Traición", del periodista DC Ricardo Boizard, detallando los procesos de la FACH). Iban a tomarse la base El Bosque en connivencia con el MIR y dar de baja a los oficiales que se les opusieran. Entre los conspiradores estaba el general Bachelet, que siempre lo negó en el proceso, pero fue delatado por personal del Banco del Estado, que acreditó su concurrencia a las reuniones, encabezadas por el presidente del Banco, Carlos Lazo, socialista. Eran parte del autogolpe descrito en el Plan Z. En rigor, eran socialistas y miristas, pero obviamente actuaban de consuno con los comunistas.

El gramscismo chileno enquistado en los medios ha hecho desaparecer esa parte de la historia. Como también domina los organismos internacionales, llegó al extremo de "anular" ante la Corte Interamericana de DD. HH. las sentencias de los procesos de la FACH, por supuesto que indemnizando a los conspiradores. Michelle Bachelet hasta nombró Subsecretario de Aviación en su primer gobierno a uno de ellos, Raúl Vergara. Porque la izquierda, cuando se hace del poder, lo ejerce.

O sea, lo que dijo Bolsonaro era rigurosamente histórico, pues el general Bachelet (que, entre paréntesis, murió por jugar básquetbol teniendo una afección cardíaca y no asesinado por torturas) formaba parte de la conspiración socialista-mirista. Y Piñera, que ignora todo esto y ha comprado completo el paquete propagandístico de la izquierda, le dio respaldo a Bachelet ante el recuerdo de Bolsonaro, comprometiendo nuestra tradicional, firme y continuada alianza con Brasil, que cuando Argentina iba a invadirnos en 1978 movilizó hacia el sur varias divisiones que pusieron de manifiesto la posibilidad de que el conflicto andino fuera una gran conflagración (otro país amigo, Ecuador, también movilizó tropas a la frontera con Perú, que estaba también listo para aprovecharse de la agresión argentina.)

Gramsci le ha permitido a la izquierda conseguirlo todo en Chile. Tiene al país diciendo lo que ella quiere. Maneja la prensa, sometida a todas las consignas rojas.

¿Quiénes quedan en el mundo para consagrar la verdad histórica de que Pinochet y la Junta salvaron a Chile de ser otra Cuba y no sólo lo hicieron bien sino que devolvieron a la civilidad y a la democracia un país mucho mejor del que recibieron cuando los políticos civiles los llamaron de urgencia bajo el lema de "esto sólo se arregla con fusiles? Trump, Bolsonaro y yo. En ese orden. Acá casi todos los demás han defeccionado, salvo un partido, "Fuerza Nacional", que se ha atrevido --caso único-- en su Declaración de Principios a declararse continuador del legado de la Junta y ha prometido perseguir y condenar a los jueces prevaricadores de izquierda. Partido a cuya existencia contribuiré, espero, mañana, una vez que el Registro Civil me entregue mi "Ficha Única" o "Firma Única", y al cual también adherirían Trump y Bolsonaro, estoy cierto, si fueran chilenos.

viernes, 20 de septiembre de 2019

De una Parada a Menos de Media

Hoy, en "Hace Treinta Años", el diario dice que en la Parada de 1989 desfilaron más de 20 mil hombres y se mostró material blindado nuevo, en parte construido en Chile. El país era otra cosa y crecía a más del diez por ciento. Hoy lo hace a la cuarta parte. Había sido salvado del comunismo y no estaba en manos de él, como hoy, en que vivimos bajo una dictadura judicial roja que llena las cárceles de militares y de dinero los bolsillos comunistas, en contubernio con un coautor de la prevaricación de los jueces, Piñera, quien triplicara a partir de 2010 las querellas contra uniformados.

Éstos se han dejado pasar a llevar, pero ayer emitieron dos destellos de coraje: en la mañana, personal de la Armada desfiló por las calles de Valparaíso a los sones de la marcha de homenaje a la Junta Militar de 1973. En la tarde los verdaderos patriotas quisimos encontrar algún significado a la frase del general Guarda, a cargo de las fuerzas en la Parada, cuando pidió a Piñera autorización para iniciar el homenaje a "todas" las Glorias del Ejército, escena que ha sido destacada en los whatsapp.

Entre todos los partidos políticos, existentes y en formación, hay uno solo cuya Declaración de Principios adhiere al legado del gobierno militar y denuncia la prevaricación roja contra los Presos Políticos Militares: Fuerza Nacional. En vista de eso, quise adherir sin tardanza a él para, con mi firma, contribuir a su existencia. Pero el Servicio Electoral me respondió que requiere mi presencia personal en el Registro Civil para inscribir allí mi "Firma Única". Sin ella no puedo contribuir a la existencia del único partido del "Sí" a Pinochet en nuestro decaído panorama político, caracterizado por la fuga y el entreguismo de la derecha, la nula reacción de las Fuerzas Armadas frente a la persecución ilegal de la justicia roja contra sus hombres y el espectáculo indignante de las cárceles llenas de personas a las cuales la Patria tanto les debe.

A todo esto, me llegó un video desde los Estados Unidos, donde la injusta persecución a los militares acá comienza a suscitar preocupación, pues en ese país los hombres de armas no admitirían resignadamente, como en Chile, que se abandonara a sus caídos tras las líneas enemigas. No soy capaz de reproducir ni de indicar las coordenadas del video, pero sí de copiar su texto, que va matizado por imágenes alusivas. Dice así:

"Año 2050. Varios grupos hoy celebran la sentencia condenatoria dictada contra seis oficiales que durante la guerra en Afganistán combatieron y ejecutaron a miembros de Al Qaeda. Los oficiales dicen que en ese tiempo seguían órdenes y se les había informado que las víctimas eran peligrosos terroristas.

"¿Ustedes creen que esto es ridículo? Por supuesto que es ridículo e ilógico, pero es lo que sucede hoy en Chile contra soldados que combatieron a los terroristas hace treinta años.

"Un antiguo enemigo ha aprendido que por las armas no puede subyugarnos. Ahora ha elegido destruir nuestro espíritu de lucha, castigando a la gente que peleó por su país y lo defendió.

"Soldados ejemplares que reflejan todos los valores militares son condenados. Con esto quieren debilitar a las generaciones futuras para que no se atrevan a obedecer la orden de combatir. El enemigo está aprendiendo y los efectos se ven en países que ya no luchan, sino que se someten, sin combatir por su libertad. Este problema, que se presenta todavía lejos, está acercándose y si no lo detenemos afectará a nuestras tropas también.

"Sí, somos soldados y estamos orgullosos de hacer lo que hacemos. No somos asesinos, cumplimos órdenes y tenemos reglas y valores. Respetamos la dignidad y los derechos humanos. Odiamos la injusticia, los cobardes y los corruptos. Somos soldados y combatimos juntos. Compartimos un modo de vida. No dejamos a nadie caído tras las líneas enemigas y no olvidamos.

"Comparta este video para detener este abuso y apoyar a los soldados que han sido injustamente condenados".

Los norteamericanos se dan cuenta de lo que los chilenos no. Pues nuestros soldados sí abandonan a sus "caídos tras las líneas enemigas", cosa que allá no harían jamás. Y, peor, los de acá olvidan... o se hacen los que olvidan.

La Parada de 1989 no tenía nada qué ver con la Parada de 2019. Ésta era menos de la mitad. Y el Presidente de 1989 no tenía nada qué ver con el de 2019. También éste era menos de la mitad. Y aquél defendía a los soldados que habían salvado al país del comunismo, en vez de entregarlos en manos de éste, como el actual. 

miércoles, 18 de septiembre de 2019

Entre Chilenos No Hay Cornadas

¿Con qué cara le sacan en ídem a Bachelet haber recibido cien millones de Odebrecht para su campaña, los mismos que eligieron a Piñera en medio de una hojarasca de boletas falsas de éste a SQM, Aguas Andinas y otras empresas y hasta habiendo mediado un futuro de Penta? Para hacer esas acusaciones hay que tener autoridad moral y acá en Chile ni los partidarios de Piñera ni los de Bachelet tienen ninguna autoridad para hablar de financiamiento electoral irregular.


Por supuesto que a  Bachelet la pillaron ya desde cuando los suyos recolectaban plata extranjera a bordo de un yate en Nueva York y después con las boletas a Martelli de firmas chilenas (que también habían dado plata a Piñera). Éste obtuvo recursos con facturas truchas de sus empresas por quinientos millones, parte de los cuales, por añadidura, sus gerentes de Chilevisión (que en ese tiempo era de Piñera) de Aguirre y Conca, confesaron públicamente haber recibido en pago de bonos de desempeño. Es decir, no sólo captó con boletas truchas sino que malversó parte de lo recaudado para su campaña destinándolo a pagar deudas de una empresa suya. ¿Y qué le pasó? Nada, salvo que los chilenos lo reeligieron. Y puede pasar lo mismo con Bachelet en 2021. "Entre bueyes no hay cornadas".

Cuando don Francisco, antes de la segunda campaña de Piñera, entrevistaba a los candidatos y ex presidentes, yo hice un blog titulado "Torpedo para Don Francisco" (05.05.15), en que le sugería preguntarle por las boletas truchas y el pago a sus ejecutivos, y parece que se lo pasaron, porque don Francisco le hizo las preguntas. Sin ningún  resultado, por supuesto, porque Piñera hizo lo que hace siempre y puso cara de palo, respondiendo que no tenía idea de nada de eso. De hecho, lo que hizo fue echarle la culpa al gerente de su empresa que emitió las boletas, Santiago Valdés, que fue el querellado por esos hechos, aunque es sabido que "mandado no es culpado". A todo esto, se creó un clima tal que don Francisco tuvo que dar públicas explicaciones por haberle hecho preguntas tan hostiles al candidato.

Y como en Chile lo único importante es "el juicio por los diarios", y Piñera los tiene controlados a todos, fue Santiago Valdés el que apareció en ellos como procesado y no Piñera, que siguió con "cara de palo", la misma con que logró ser elegido en 2010 después de ser condenado por compra de acciones LAN con información privilegiada y reelegido en 2017 después de los quinientos millones de boletas truchas.


Al final todo se arregló y hasta Santiago Valdés fue sobreseído hace poco con el voto de la ministra Dobra Lusic, en agradecimiento a lo cual Piñera la llamó personalmente para anunciarle que la propondría para la Corte Suprema, porque en Chile una mano lava la otra y las dos lavan la cara y todos los líos entre políticos quedan en nada. Porque a la gente ninguna de las cosas que hacen los políticos le importa mucho y si éstos no existieran no sabría por quién votar, porque los mismos políticos han arreglado la cosas de tal manera que es casi imposible que uno que no sea de ellos pueda ser candidato a nada. Y eso es lo que llaman hasta hoy "la democracia que tanto nos costó recuperar", aunque fueron ellos precisamente los que hicieron todo para destruirla y después sólo pusieron obstáculos y luego clavaron un puñal en la espalda al Gobierno Militar que real y finalmente la restableció.






  

domingo, 15 de septiembre de 2019

Chile en Manos de los Comunistas

Si usted cree que el episodio del inserto en "El Mercurio" fue intrascendente, está muy equivocado. Ese inserto probaba que si no hubiera habido un 11/09/73, Chile habría sido como Venezuela hoy. En realidad, al 10/09/73 Chile era como la Venezuela de hoy, pero no se iban más chilenos a otros países porque todo el mundo sabía que el gobierno de Allende iba a caer. La mayoría de los partidos les había pedido a las Fuerzas Armadas y Carabineros derrocarlo. El dólar negro, que siempre sabe más, había comenzado a bajar, de tres mil quinientos escudos a tres mil (el cambio oficial era de 25). El inserto del último 11 justamente probaba que Chile en 1973 era como Venezuela hoy, pero el lavado cerebral ha sido tan intenso que hasta se dice que podría ser delito citar testimonios irrefutables e irrefutados al efecto.

Fue raro que "El Mercurio" aceptara publicarlo. Hace algunos años quisimos publicar una página del propio Mercurio de 1986 con los retratos de 47 uniformados asesinados por terroristas, y el diario no la admitió. Fuimos  a "La Tercera", que también había publicado esa página en 1986 y, tras censurarla con rayones de tinta negra a su gusto, la publicó, a un costo de $13 millones. Pero los periodistas de izquierda del diario hicieron una manifestación de protesta y se nos dijo que no volviéramos a celebrar el 11 de esta manera en sus páginas.

Ahora setenta periodistas y funcionarios de "El Mercurio" posaron a la entrada del diario, como se estila para los aniversarios de la empresa, declarando repudiar la publicación del inserto. Saben que controlan la situación. El diario ya está advertido. En su línea editorial y en el Grupo de Diarios América podrá ser un adalid de la libertad de prensa, pero que no pretenda practicarla en sus propias páginas, porque su personal de izquierda se lo impedirá.

Y no en vano ha cambiado su opinión editorial, tras haber sido un baluarte del Gobierno Militar. Hoy está, ni más ni menos, en la línea interpretativa del Partido Comunista. Que, por lo demás, es compartida por el resto de la prensa, La Moneda, la casi totalidad del Congreso y la dictadura judicial que controla los Tribunales. Sobre el debate a que dio lugar el inserto del último 11, "El Mercurio" dice hoy domingo, ni más ni menos: "Durante largo tiempo, fue ésta una discusión sobre responsabilidades. Pudiendo haber quedado reducida a una repetitiva atribución de culpas por parte de los distintos sectores, también dio pie, sin embargo, a ejercicios más valiosos en la búsqueda de identificar las causas que llevaron al quiebre democrático y a los graves atropellos que lo sucedieron". "¡Los graves atropellos que lo sucedieron!" A eso se redujo el gobierno 1973 - 1990 para "El Mercurio". ¿Ganaron o no los comunistas en el frente de opinión pública?

Esa frase lo dice todo sobre la actual postura del diario: después del "quiebre democrático" vinieron "los graves atropellos que lo sucedieron". El baluarte de opinión pública de la revolución militar chilena 1973-1990 ha virado de tal manera que describe a los 17 años con esa ominosa frase. 

Es que al fin los comunistas han logrado que todo el mundo diga lo que ellos dicen y hasta que todo el mundo haga lo que ellos hacen. Cuando yo era joven e indocumentado oía decir al entonces (y después para siempre, hasta su muerte) Secretario General del Partido Comunista, Luis Corvalán, bajo el gobierno de Frei Montalva y refiriéndose a los DC: "Presiónenlos, presiónenlos, hasta que hagan lo que nosotros decimos". Los presionaron y presionaron hasta que los DC terminaron votando por ellos para que se hicieran del gobierno en Chile (Allende fue elegido con los votos DC en el Congreso Pleno de 1970).

Los comunistas tienen pocos indios (votos) pero buenos caciques. Tanto que Piñera hizo suya la idea de rebajar las horas de trabajo, hizo suyo el "ente estatal" comunista para la cotización adicional del 4 %; hizo suya la "ley de la jibia" comunista, tal como había hecho suyo el proyecto comunista de cerrar el penal "Cordillera" y hacinar Punta Peuco. Piñera hace lo que ellos dicen.

En materia judicial se ha impuesto la jurisprudencia roja. El propio Mercurio, en editorial de 14 de noviembre de 2007, decía que un fallo que había acogido la prescripción en favor de militares defendía "las bases del régimen democrático". Luego vinieron la mayoría de izquierda en los tribunales y las mil querellas de Piñera pidiendo desconocer esas bases y la prevaricación de los jueces se convirtió en la norma habitual. "El Mercurio" nada dijo. ¿Por qué? Porque ahora piensa que el 11 de septiembre de 1973 comenzaron "los graves atropellos que lo sucedieron". Ya no puede decir otra cosa, pues si sólo publica las opiniones de terceros que discrepan, su personal se alza en protesta y el diario es amenazado con acciones judiciales.

Chile se salvó en 1973 de convertirse en la Venezuela de hoy. Pero sólo para hacer hoy lo que los comunistas ordenan y para decir lo que ellos dicen.

viernes, 13 de septiembre de 2019

Dios Estaba Ahí

El sábado pasado, en la Misa de Nuestra Señora de Loreto y durante la prédica, el sacerdote reveló que había ido a visitar a los Presos Políticos Militares de Punta Peuco y había celebrado la Misa con plena asistencia de ellos. Advirtió particular unción en la concurrencia. "Dios estaba ahí", expresó textualmente.

Yo mismo fui a visitarlos el jueves 12, junto a medio centenar de otras personas que les llevaban alimentos y vituallas. Punta Peuco es un penal muy particular, porque no alberga a delincuentes sino a personas decentes que, de acuerdo con la Constitución y la ley, deberían estar libres. Por tanto, el ambiente general es de elevación y respeto, sobre todo porque casi todos los condenados son de avanzada edad y de conducta ejemplar, tanto dentro como fuera del penal. No pude dejar de pensar que, dentro de un debido proceso, los que deberían haber estado presos ahí deberían haber sido los jueces que los condenaron atropellando normas expresas y vigentes. Pues esto último es constitutivo del delito de prevaricación, penado expresamente en el código con años de presidio o reclusión.

Entre los penados había un sobrino mío, Carlos Blanco Plummer, hijo de mi prima en segundo grado Isabel Plummer, ya fallecida; y de Eugenio Blanco, también ya fallecido y que fuera por muchos años presidente de la Bolsa de Comercio de Santiago.

Pensé que el destino les había ahorrado la desgracia de ver a un buen hijo suyo injustamente condenado. Pues Carlos, en 1981 y recién egresado como alférez de la Escuela Militar, había sido asignado a estar de guardia a las puertas del regimiento de Lautaro, en el sur, junto a un soldado. Este último le pidió, en un momento dado, su revólver de servicio, que Carlos le pasó y con el cual el soldado procedió a suicidarse.

El caso fue conocido y juzgado por la justicia militar hace treinta y ocho años, la cual determinó la completa inocencia del alférez. Pero pasaron treinta años y la justicia roja se enseñoreó de los tribunales en nuestro país y un ministro sumariante Álvaro Mesa, de esa tendencia, sin ninguna prueba y pasando por sobre la cosa juzgada, la prescripción, la verdad de los hechos y la presunción de inocencia, condenó a Carlos Blanco a cinco años y un día de presidio por el homicidio del soldado.

Lleva cumplidos tres y la Ley de Libertad Condicional, a la cual tenía derecho tras cumplir la mitad de la pena, fue modificada en perjuicio de los militares por parlamentarios de izquierda, que les aumentaron a éstos a dos tercios del plazo el necesario para alcanzar la libertad. A él lo beneficiaba el principio constitucional pro reo, según el cual se le debería aplicar la ley anterior más favorable, pero la dictadura judicial de izquierda no le reconoce este derecho.

Le dejé a mi sobrino un ejemplar de mi último libro, "Miserias Morales de la Chilenidad Actual", que detalla precisamente los renunciamientos a normas básicas del buen comportamiento humano que caracterizan al país de hoy.

Los restantes presos políticos me expresaron su aprecio por haber sido uno de los firmantes del inserto, publicado a gran costo en "El Mercurio", titulado "El 11/09/73 Chile se salvó de ser como es hoy Venezuela", con testimonios irrefutables probando eso.

Una parte no pequeña del personal del diario se manifestó públicamente contra el inserto, revelando su completa sorpresa ante el hecho de que se hubiera dado a conocer a toda página una parte de la verdad histórica que metódicamente se ha ocultado a los chilenos.

Me retiré del penal apesadumbrado tras haber oído tantas historias de injusticia y arbitrariedad e invadido de un sentimiento que me asalta cada vez con mayor frecuencia: la vergüenza de ser chileno.

martes, 10 de septiembre de 2019

El Negacionismo del 11

Desde que hace quince años Juan Emilio Cheyre declaraba que el 11, que caía en sábado, era "como cualquier otro sábado", hasta la máxima canallada de Piñera para los 40 años de la efeméride, cuando declaró "cómplices pasivos" de supuesto delito a los mismos que lo habían elegido presidente a él, como si salvar al país del comunismo hubiera sido una afrenta nacional, hasta hoy mismo, en que la mayoría de los chilenos ("todos, pero todos, son traidores", me dijo un gigante canoso al salir del Sport Francais hace unas semanas) no halla qué hacer con la histórica fecha. Es que, con el tiempo, la miseria moral colectiva se ha venido acentuando.

La primera puñalada en la espalda de los uniformados la propinó Aylwin apenas asumido en 1990, creando un tribunal de facto, sesgado e ilegal, la "Comisión Rettig", ante el cual pudo sentar a los uniformados en el banquillo de los acusados. Era Aylwin II, muy distinto de Aylwin I, que en 1973 se negaba a criticar la represión militar "desde detrás de un escritorio, cuando ellos están recibiendo el fuego". Cosa que veinte años después aseguraba nunca haber dicho ni tampoco que los militares habían salvado al país de una dictadura comunista y de un "golpe de Praga", frases suyas que, para su mala suerte, habían quedado perpetuadas en YouTube.

La segunda puñalada fue la del antes mentado Cheyre, que culpó al Ejército de "TODOS los hechos punibles y moralmente reprochables del pasado", seguro de que la venganza marxista contra sus camaradas nunca lo iba a alcanzar a él, en lo cual se equivocó medio a medio. Porque la sed de lucro de los rojos no agradece nada ni perdona nada.

La tercera puñalada trapera a los que fueron llamados de urgencia por la mayoría política a salvar al país fue la de Piñera que, como candidato en 2009, prometía a los militares debido proceso para ganar sus votos y, ya electo a partir de 2010, triplicaba por la mano de Ubilla el número de querellas ilegales, inconstitucionales y arbitrarias en su contra y se convertía en coautor de la prevaricación de los jueces de izquierda que ha repletado Punta Peuco y ya va llenando Colina II, penales regionales y hasta el Centro de Detención Femenino.

Y así una fecha nacional señera va quedando entregada a la violencia de la izquierda, que predomina en prácticamente todos los medios de comunicación, cuyos dueños "se ponen a temblar" y permiten que en ellos se mienta a discreción sobre esta fecha. No en vano Michelle Bachelet decía, recién electa en 2006, "cuando la izquierda sale a la calle, la derecha se pone a temblar". 

Unos pocos leales a la verdad histórica se reúnen en la "Corporación 11 de Septiembre" y procuran impulsar la formación del partido "Fuerza Nacional", el único que se proclama de derecha y reconoce sus raíces en el legado del Gobierno Militar, denunciando como un grave problema chileno la dictadura judicial roja. Ésta condena a cadena perpetua de hecho, sin pruebas y atropellando las bases fundamentales del Derecho Penal ancestral, a los militares que combatieron el terrorismo extremista financiado y pertrechado por la URSS, Cuba y Alemania Oriental. 

El ministro de "Justicia y DD. HH.", hasta 1995 documentadamente devoto de Pinochet, Hernán Larraín, y su subsecretaria Lorena Recabarren, reconocen que ya el fisco ha dado 6.200 millones de dólares a la nueva clase dorada marxista de los guerrilleros litigantes y su abogados "nouveau riches"; y que se les ha reservado otros dos mil millones en los presupuestos de los próximos cinco años. Sí, efectivamente el comunismo y la guerrilla están recibiendo "el pago de Chile".

Entretanto, los periodistas de izquierda del canal norteamericano CNN denuncian desesperadamente que algunos suboficiales de Ejército osaron rendir homenaje a cinco uniformados asesinados por el FPMR rojo en la cuesta de Achupallas un 7 de septiembre de 1986, siguiendo las órdenes del hasta hoy impune diputado comunista Guillermo Teillier, en cuyo favor la judicatura ha declarado la prescripción que niega a los uniformados, la misma que Piñera les prometió a éstos como candidato (y no cumplió como Presidente) hacerles valer. CNN, al parecer, espera que el Ejército los dé de baja, como lo ha hecho en casos anteriores ante el más mínimo indicio de lealtad de miembros suyos. Los demás asesinos de Achupallas fueron convenientemente indultados por Aylwin II.

Chile fue salvado el 11 de septiembre de 1973 y 46 años después la principal preocupación de los chilenos ("todos, todos") en esta fecha parece consistir en negarlo.



sábado, 7 de septiembre de 2019

¿Hasta Cuándo Van a Arrancar?

Los nuevos derechistas vienen todavía más acomplejados que los antiguos, lo que ya es mucho decir. Entre los actuales columnistas de derecha destaca Pablo Ortúzar, que escribe hoy en "La Tercera" un artículo increíble, titulado "Pinochetismo Chino", del cual lo más destacable es su "political correctness" y su ostensible pánico a que los comunistas le digan "facho".

Su tesis es que al gobierno de Piñera le han faltado pantalones para criticar la falta de democracia en China, siendo que ha sido tan enfático para criticar por eso a Venezuela. ¿Y qué habría hecho él? ¿Romper relaciones con nuestro principal socio comercial para obligarlo a admitir la pluralidad de partidos políticos y a llamar a elecciones? ¿En qué mundo vive este niño?

En el del irrealismo y, además, de la ignorancia supina, pues dice que en China está en vigor "el discurso pinochetista": economía libre atropellando los derechos humanos. En este último aspecto ha comprado completo el libreto comunista.

Es que estos nuevos "centro-derechistas aggiornados" son tipos muy ignorantes. ¿Cómo pueden comparar un régimen como el militar chileno, acosado por una amenaza armada terrorista pertrechada desde el exterior y que alimentó al MIR y, especialmente, al FPMR (que los propios norteamericanos reconocieron que había ocasionado más muertes en Chile, en 1985, que la represión militar y que había hecho el desembarco clandestino de armas más voluminoso conocido en América Latina). ¿Cuáles son los actuales equivalentes en China del MIR y del FPMR, que justificarían allá la represión que se justificó acá?

¿Cómo puede un comentarista comparar la Constitución de 1980 que, tras un período de transición, estableció el pluralismo político y la plena democracia, junto con la libertad económica, la libertad personal y de expresión y el recurso de protección contra abusos, con un régimen totalitario y de partido único (el comunista), como el de China, que ha abrazado el capitalismo exclusivamente en aras de la pragmática conclusión de que bajo el socialismo la economía no funciona?

¿Qué tienen los comunistas locales que logran infundir en los demás tanto miedo como para hacerlos decir las cosas que ellos quieren que digan (en este caso denostar al mayor enemigo del comunismo en el mundo en el siglo XX, Augusto Pinochet)?

Pues los rojos logran infundir tal pánico que en Chile se les ha permitido erigirse en clase privilegiada, obteniendo enormes beneficios económicos, léase pensiones, servicios de educación y salud gratuitos e indemnizaciones millonarias judicialmente decretadas. La Subsecretaria de DD. HH. Lorena Recabarren, y antes el ministro del ramo, Hernán Larraín, reconocieron que ya se había dado al extremismo de izquierda 6.200 millones de dólares y que se reservaba otros dos mil millones para los próximos cinco años, lo cual constituye a la extrema izquierda en una clase privilegiada financiada por el Estado.

Y, de paso, Piñera ha sido el principal coautor activo de una prevaricación judicial sin precedentes en el mundo, que condena sin aplicar las leyes a los militares que derrotaron la asonada armada marxista. ¿Qué mejor donativo de esa derecha acomplejada a la secta roja que brindarle en bandeja, mediante fallos ilícitos, las cabezas de aquellos a quienes la propia derecha y los kerenskys llamaron en 1973 a "arreglar con fusiles" la situación de inminente toma del poder por los rojos que amenazaba al país?

Los únicos derechistas sin complejos que les dicen las verdades en su cara a los rojos no son chilenos y se llaman Donald Trump y Jair Bolsonaro. Vergüenza para los acomplejados derechistas locales y en pánico, que predican fake news absurdas y se permiten comparar al segundo libertador de Chile, y a la Junta que presidió, con gobernantes totalitarios como Mao Tse Tung o Deng Ziao Ping.

¿Hasta cuándo van a arrancar?

miércoles, 4 de septiembre de 2019

¡Fuerza, Jair!

¡Dijo "Pinochet"! Y no sólo eso: también lo elogió. No hay ningún político chileno que se atreva a semejante temeridad. Y junto con ello Bolsonaro dijo una gran verdad, la cual está prohibida de facto en el Chile actual: que si no hubiera sido por Pinochet, seriamos otra Cuba. Lo mismo que decían Aylwin y Frei Montalva en octubre de 1973 (cuando ya iban 1.800 del total de 3.197 muertos). Y lo  mismo que el primero, veinte años después, negaba haber dicho alguna vez. Y más encima Jair Bolsonaro todavía dijo otra gran verdad más: que entre los comunistas derrotados el 73 estaba el padre de Michelle Bachelet.

La propia Michelle fue ayudista del grupo terrorista MIR en los '70 y conviviente del vocero del grupo terrorista del comunismo, el FPMR, en los '80. (Fuente: su biografía de los periodistas de izquierda Andrea Inzunza y Javier Ortega). Después de los '90 todavía era próxima al comunismo y en los primeros comicios adhirió al PAIS, conglomerado formado en torno al PC y que compitió electoralmente a la izquierda de la Concertación en la primeras elecciones convocadas por el Gobierno Militar de acuerdo a la Constitución.

Una de las grandes mentiras nacional y ampliamente compartidas es que su padre, el general Alberto Bachelet, fue muerto por el Gobierno Militar. Falso: según el testimonio del senador socialista Eric Schnake, que estaba preso junto con él, murió por practicar un deporte contraindicado para su condición cardíaca (entrevista a "Qué Pasa" del 26 de noviembre de 2006). La dictadura judicial de izquierda y el jefe mirista del Instituto Médico Legal se confabularon para inventar el "asesinato" de Bachelet mediante torturas. Pero en los procesos de la FACH de 1974 quedó constancia de que éste nunca admitió haber participado en el complot para copar la Base Aérea de El Bosque y asesinar a sus oficiales. Las torturas supuestamente habrían sido para hacerlo confesar eso, pero nunca lo confesó: luego, no fue torturado para obligarlo a declarar. Bachelet pudo ser condenado por los testimonios de terceros, empleados del Banco del Estado que lo identificaron como uno de los conspiradores que concurrían a la oficina del presidente del banco y cabeza del complot, el socialista Carlos Lazo.

El principal coautor y cómplice de la actual prevaricación que consuma en Chile la dictadura judicial de izquierda, Sebastián Piñera, ha salido a atacar a Jair Bolsonaro por su reconocimiento a Pinochet como salvador del país, mintiendo, de paso, sobre la muerte del general Bachelet, lo que probablemente se debe más a su ignorancia sobre los hechos históricos que a su mala fe.

Jair Bolsonaro se ha ganado la admiración de los conocedores de la verdad histórica en Chile, al poner en su lugar a la ex ayudista del MIR y conviviente de vocero del FPMR (cuyos militantes en su momento públicamente la identificaron como una de lo suyos, con el alias de "Claudia").

El mandatario brasileño ha dado así testimonio de tener la virtud de la cual más carecen los políticos chilenos de hoy, de todas las tendencias: el coraje moral. Y acá se le admira por eso.

lunes, 2 de septiembre de 2019

¿Somos Tontos los Chilenos?

Es tan fácil engañar a la gente que repitiéndole una falsedad uno puede conseguir que una inmensa mayoría la crea. El KGB hizo eso con la Junta chilena y con Pinochet y consiguió que todo el mundo se la creyera, incluida una mayoría de los chilenos. Yo soy absolutamente minoritario en Chile, hoy, por ser menos tonto y defender a la Junta y a Pinochet. Lo hago con verdades y las pruebo, pero casi nadie las publica ni las cree. 

Lo mismo está sucediendo con el cambio climático, que antes se llamaba "calentamiento global" pero debió cambiársele el nombre cuando cesó hace dos décadas y la temperatura dejó de subir. Pero se ha logrado convencer a casi todo el mundo de que la actividad productiva del hombre tiene que ver con el cambio climático y, en concreto, se ha convencido a los chilenos de que lo que ellos hacen para trabajar y producir incide en el cambio del clima y envenena la atmósfera. Y los chilenos pagamos la cuenta: impuestos más altos, energía eléctrica más cara, centenares de regulaciones y cuotas de la ONU, porque creemos que nuestro trabajo envenena la atmósfera. La ministra del Medio Ambiente necesita 90 millones de dólares para una conferencia internacional sobre el cambio climático, la COP  25, que Brasil (porque es menos tonto que Chile) rechazó realizar y que va a tener lugar a acá a fines de año.

Todo el mundo tiene derecho a tener sus propias opiniones, pero no sus propias cifras. Y hay una cifra que nadie puede rebatir, porque es una verdad universal: que el CO2, gas que forma parte del aire que respiramos, es sólo 0,04 por ciento del total, es decir, cuatrocientas partes por millón. Y de ese 0,04 por ciento, a su turno el 97 por ciento es generado por causas ajenas al hombre, es decir, no por una actividad productiva. Esa es una verdad científica. ¿Cómo puede una parte tan pequeña del aire ser responsable de un cambio climático global? Simplemente no puede. Pero el mundo actúa como si pudiera. ¿Por qué? Porque se le repite, como el KGB, una falsedad.

Una adolescente sueca llamada Greta Thunberg se embarca en un velero para no emitir CO2 y atraviesa los mares, concentrando la atención mundial y haciendo un llamado a no emitir más gases de efecto invernadero, pero seis personas han debido volar en aviones que sí emiten CO2 para que ella pueda hacer su viaje "limpio". Es decir, de hecho ha ensuciado mucho más la atmósfera que si ella hubiera simplemente viajado en avión. Pero aquí lo que importa es el espectáculo de Greta y no la razón, pues ensucia más la atmósfera que si no montara su espectáculo y simplemente viajara en avión. ¿Es que nos cree a todos tontos? La respuesta es sí.

¿Y qué papel juega Chile en todo esto? En cuanto a ensuciar la atmósfera, casi ninguno. Pero en cuanto a pagar la cuenta del disparate global, sometiéndose a mayores impuestos, infinitas regulaciones que encarecen nuestra producción y pagar energía más cara, Chile se ha convertido en hazmerreír mundial para los que conocen los hechos, porque genera apena el 0,25 por ciento del CO2 mundial, que a su vez en un 97 por ciento es generado por causas naturales ajenas a la actividad del hombre. Saquen ustedes la cuenta de cuánto es el 0,25 por ciento del 0, 04 por ciento del aire y se convencerán de que Chile realmente no emite prácticamente nada, pero es el que, proporcionalmente, más costos paga.

¿Qué hacen los que más CO2 emiten pero son menos tontos que nosotros? Son China, Estados Unidos, la India y Rusia, que emiten el 60  por ciento del CO2 mundial. ¡Se salen de Acuerdo de París de las Naciones Unidas que les obliga a pagar más impuestos, tener más regulaciones que encarecen su producción y tener energía más cara! A su turno, Chile se hace menos competitivo y crece menos, por impuestos más altos, costos mayores y energía más cara.

Y todavía está el otro 92 por ciento de países, casi tan, pero menos tontos que nosotros, que sí firman todos los acuerdos de Naciones Unidas pero, por lo menos, no le pagan las cuotas ni cumplen al pie de la letra con el Acuerdo de París. Se añaden al Coro General del Cambio Climático pero, por lo menos, no pagan por hacerlo y perjudicarse.

En Chile el Gobierno, la farándula, las "élites habladoras" que hablaban mal de Pinochet, a las que se refería Paul Johnson, hacen gárgaras con el "cambio climático" y el CO2 y, como el país más tonto de todos, paga la cuenta y su ministra del Medio Ambiente se esfuerza por reunir 90 millones de dólares para financiar la COP 25. Pero el cambio climático depende de otros factores (principalmente el sol), como ha acontecido siempre a lo largo de la historia; y el CO2 es un gas necesario (tanto que su leve aumento reciente, que no ha tenido nada que ver con el cambio climático, como nunca lo ha tenido, está provocando el reverdecimiento de grandes zonas de la Tierra, como una superficie del Sahara mayor que todo el Desierto de Atacama).

¿Es que somos tan tontos los chilenos? La respuesta es que la mayoría sí, y la mejor prueba es que la COP 25 tendrá lugar en Chile y la pagamos los chilenos. Otra prueba fue que elegimos a Allende como el mejor chileno de todos los tiempos y que el propio Presidente actual de los chilenos ha dicho que Allende hizo un mejor gobierno que el de Pinochet. ¿Será tonto?