sábado, 27 de mayo de 2023

Prueba de Fuego Republicana

Chile nunca necesitó una nueva Constitución después de la de 1980. Ni siquiera necesitó las reformas que le hicieron y la empeoraron. 

Esta Constitución presidió por más de 40 años el "milagro chileno", mundialmente reconocido e imitado; redujo la pobreza y disminuyó la desigualdad: "En realidad la proporción de quienes vivían con menos de 3,25 dólares al día (a pesos de paridad de poder adquisitivo de 2017) había caído de 36% en 2000 al 11% en 2020 y el coeficiente de Gini del 55% al 44%" (The Economist, citado por El Mercurio del 21.05.23, p. B15).

La idea de una nueva Constitución sólo la propiciaban los comunistas. Tras muchos años vino a adoptarla una "compañera de ruta" de ellos, Michelle Bachelet, que era originariamente del pacto comunista PAIS. Después buscó mejor destino en la Concertación, llegó a la presidencia y durante su segundo mandato --tras llevar a los comunistas al gobierno-- propuso la idea de éstos (siempre deseosos de "borrar a Pinochet", su némesis) de otra Constitución. Pero su propio ministro de Justicia, menos extremo que ella, la boicoteó. 

Cuando Sebastián Piñera enfrentó la enésima revuelta comunista de nuestra historia, sabiéndose carente de coraje para aplastarla, decidió ofrendarle al comunismo gestor de la revuelta lo que éste y sólo éste más deseaba: derogar la Constitución. Fruto de esa claudicación los comunistas prepararon una nueva y en el ínterin ganaron el gobierno mediante otro "compañero de ruta", Gabriel Boric. Pero el 04.09.22 el 62 % de los chilenos rechazó su engendro y ratificó la Carta de 1980. 

Entonces el rendido Piñera y el frustrado Boric --dos sujetos ampliamente impopulares-- se unieron en contubernio, aprovechándose del entreguismo de la centroderecha y de una élite empresarial discapacitada, y discurrieron otro proceso constituyente, pero esta vez claramente ilegítimo, porque omitieron consultarlo al pueblo, titular de la potestad constituyente originaria. Lamentablemente tenían votos parlamentarios suficientes como para saltarse la Constitución. La única consulta al pueblo que contempló el espurio pacto fue una elección de Consejeros Constituyentes. Y precisamente en ella triunfó por enorme margen, para sorpresa de los confabulados, el único partido de derecha no-entreguista y, también, el único opuesto a cambiar la Constitución, el Republicano. Por sí solo eligió 23 de los 50 consejeros, obtuvo el 35 % de los votos y cuadruplicó en tamaño a sus más cercanos seguidores, la UDI y el Partido Comunista.

El mandato popular al Partido Republicano es claro: "no a una nueva Constitución". Ésa es la misión de sus Consejeros Constitucionales. La gente que votó por ellos lo hizo por ser contrarios a una nueva Carta. Fueron 3 millones 400 mil votos. Y hubo 2 millones 700 mil votos nulos y blancos, de los cuales, los que se manifestaron, también dijeron ser contrarios a una nueva Constitución. De una votación de 12 millones 400 mil ¿puede un país darse una nueva Constitución cuando cerca de la mitad no apoya la idea? ¿Es "casa de todos" una en que casi la mitad no quiere entrar o no cabe? Y, peor todavía, si para redactarla se funda en un proceso ilegítimo por no haber sido consultado al pueblo constituyente originario.

El Consejo Constitucional es el único órgano, de los de este proceso, elegido por el pueblo. Los Expertos y el ente arbitral han sido nombrados por el contubernio, sin respaldo popular. Por consiguiente, el Consejo puede resolver lo que le parezca. Mejor dicho, debe hacerlo. 

La prueba de fuego del Partido Republicano consiste en conseguir apoyo de otros Consejeros de derecha y pronunciarse claramente por lo que sus votantes le encargaron: "No a una nueva Constitución". 

martes, 23 de mayo de 2023

Trampa Nunca Gana

El verdadero tema de fondo es "borrar a Pinochet" porque lo exigen los comunistas: ésa es la "madre del cordero", la "verdad de la milanesa". No vengamos con cuentos. Como la izquierda hace lo que dicen los comunistas, el centro hace lo que dice la izquierda, la centroderecha hace lo que dice el centro y eso ha sucedido durante 33 años, se concertaron para, por fin, borrar a Pinochet mediante una nueva Constitución. Pero resulta que el 7 de mayo no ganó ninguno de los anteriores, sino una derecha sin apellidos, propiamente tal, nueva, que hace, no lo que dicen otros, sino lo que dice ella misma. Y resto entreguista del país ahora no halla cómo digerirlo. 

Y esa derecha dice: "aquí se ha hecho trampa, no debe dictarse otra Constitución a partir de este segundo proceso constituyente surgido del contubernio Piñera-Boric y que va desde la UDI al PC. Este segundo proceso es nulo por falta de potestad constituyente, que la tiene el pueblo y no se le pidió a éste, mediante plebiscito, delegarla en los parlamentarios, como en el primer proceso. Se la han auto atribuido. Ahí está la trampa". Y "trampa nunca gana".

Pero el contubernio sigue adelante como si tal cosa y ya hay un borrador de nueva Constitución, dicen, propuesta por los Expertos. A primera vista no puede llamársela "nueva", pues los 12 "bordes" que configuran su esencia están contenidos en la actual, palabras más, palabras menos. Y los aditamentos que le han introducido dichos Expertos son materias propias de ley (caso del agua, que se ciñe al contenido del último Código de Aguas; o de la exigencia de 5 % de votación para subsistir como partido político, que es materia de la Ley de Partidos.) En el hecho se trata de reformas a la Constitución y a otras leyes.

Supongamos que la mayoría de los Consejeros no se rinde y le envía al Presidente de la República, tras modificar y corregir el texto que les ha sido sometido por la Comisión Experta, algo como el siguiente oficio o comunicado final:

"Excelentísimo Señor Presidente de la República:

"1) Es público y notorio que para escribir una nueva Constitución se habría precisado de una delegación o mandato plebiscitario de la ciudadanía, como titular del poder constituyente originario. Así se obró para llevar a cabo el primer proceso constituyente. Pero dicho requisito no se satisfizo en este segundo proceso, acordado sólo por una mayoría parlamentaria y el Ejecutivo. Tal incumplimiento lo torna nulo, pues adolece de la nulidad de derecho público descrita en el artículo 5º, en relación con el inciso segundo del artículo 7º de la Constitución.

"2) Este Consejo Constitucional no puede convertirse en coautor ni cómplice de esa irregularidad. Por tanto, se niega a calificar como "nueva Constitución" al o los proyectos que en este acto se acompaña.

"3) Con todo, en cumplimiento de la misión que se nos ha encomendado hemos acordado un texto, tras trabajar a partir del recibido y haberlo discutido y modificado. Él puede dar origen a uno o más  proyectos de reforma constitucional y de reformas de códigos o leyes orgánicas constitucionales que el Poder Legislativo sí puede analizar, proponer y despachar dentro de sus atribuciones, sin contravenir la Carta Fundamental. Pues según ella tanto el Poder Ejecutivo como el Congreso Nacional pueden proponer y acordar, respectivamente mediante mensajes y mociones, tanto reformas constitucionales como legales.

"4) Por consiguiente, se acompaña como propuesta de este Consejo un conjunto de tales reformas, con la recomendación de que S. E el Presidente de la República las someta al Congreso Nacional. a fin de que éste las estudie, tramite y despache en la forma adecuada a derecho que estime conveniente.

"5) Así y dentro de la juridicidad este Consejo Constitucional pone término a sus funciones en el segundo proceso constituyente y tiene a bien expresar a S. E las seguridades de su más alta consideración y estima."

Cabe la posibilidad de que el Ejecutivo considere las cosas de otra manera e insista en un proyecto de nueva Constitución, sometiéndolo al pueblo en el plebiscito del 17 de diciembre del presente año.

Si en él triunfa la opción "A Favor", el veredicto popular habrá saneado toda situación de nulidad o inconstitucionalidad. Pero si una mayoría vota "En Contra", será por considerar que se ha obrado inconstitucionalmente y cometido una trampa en el juego democrático, negándose a cohonestarla. El pueblo tendrá la palabra y entonces se verá si es o no verdad que "trampa nunca gana".

domingo, 21 de mayo de 2023

Prat Nos Queda Grande

Arturo Prat en 1879 entregó la vida combatiendo antes que arriar la bandera y rendirse.

Sebastián Piñera en 2019 arrió el pabellón y se rindió ante la revolución comunista. El 8 de mayo de 2023 Chahuán y Macaya corrieron a rendirse ante Boric ¡cuando recién lo habían derrotado! Los chilenos de hoy se rinden hasta cuando ganan. 

El general Cheyre se rindió en 2004 cuando su ejército había triunfado y dijo que todas las culpas, los "hechos punibles y moralmente reprochables del pasado",  eran del Ejército, "siempre vencedor y jamás vencido". Los militares habían derrotado a la subversión marxista, pero han terminado con 300 de sus hombres como presos políticos "caídos tras las líneas enemigas". Sus camaradas activos miran para otro lado. Hasta un poeta ha preguntado: "¿Qué has hecho, Ejército, que ahora/ quienes ayer mandaste a luchar/ están muriendo en las sombras/ en que los dejaste encarcelar?".  

Hay algo peor que rendirse: "darse vuelta la chaqueta", pues implica pasarse a las filas del adversario. Los DC, inicialmente partidarios del gobierno militar, pronto "se dieron vuelta la chaqueta" y se transformaron en sus principales denigradores. Luego hicieron lo mismo casi todos los demás, incluso los partidarios del "Sí" de 1988. En los años ´90 la UDI y RN llegaron a tanto en su rendición que sacaron de sus Declaraciones de Principios el reconocimiento que le habían hecho al gobierno militar. 

Frei Montalva y Aylwin, los más entusiastas convocantes a la acción militar de 1973 ("¡esto se arregla sólo con fusiles!") pronto se pasaron a la oposición a la Junta, para después pactar hasta con sus peores enemigos, los comunistas.

Aylwin hasta sentó en el banquillo de los acusados a los militares que él había azuzado. Se había olvidado en 1990 de lo que había hecho y dicho en 1973 en su defensa de ellos ante el resto del mundo. Y a los terroristas les pidió perdón con lágrimas en los ojos por lo que los militares les habían hecho. Y después a aquéllos los llenó de plata, a la que se suma y sigue sumando la dispensada a través de la prevaricación vergonzosa de la dictadura judicial de izquierda hoy imperante..

Y en fin, últimamente la centroderecha se ha rendido al más preciado anhelo comunista, "borrar a Pinochet de la historia",  reemplazando su Constitución por otra. Hasta la gente más impensada claudica y dice "¡necesitamos una buena y nueva Constitución!" No sé qué dirán ahora que la "Comisión Experta" está haciendo otra sobre doce bases que están TODAS contenidas en la, supuestamente, "mala y vieja" de 1980. Con tal de rendirse, los lábiles chilenos actuales son capaces de decir cualquier cosa.

Prat era abogado y los chilenos han elegido ahora presidente a un egresado que ni siquiera fue capaz de recibirse. Prat fue temerario y prefirió morir a rendirse, pero el antecesor de Boric, Sebastián Piñera, en 2019 tuvo tanto miedo que se rindió incondicionalmente sin combatir, arrió sus colores y entregó "la joya de la corona", la Constitución, a la izquierda.

Una mayoría popular el 7 de mayo pareció alzarse contra tanta abyección y constituyó como primer partido político de Chile al único contrario a cambiar la Constitución según el deseo comunista. Ojalá sus consejeros recién electos no se rindan.

Pues si lo hacen se confirmará que el capitán Arturo Prat le queda demasiado grande al entreguista y cobarde Chile actual.


sábado, 20 de mayo de 2023

¡No Insulten a Nuestra Inteligencia, Por Favor!

En caso de que ella exista, por supuesto, pues eso es discutible. Pero si existiera, los "Expertos" la están insultando: están copiando, plagiando, la Constitución de Pinochet (ver mi blog de 11.05.23 sobre los "bordes" y la Carta.) Y parecen creer que los chilenos no nos vamos a dar cuenta. ¿Por qué la plagian? Porque si no, la mayoría la rechaza. Y parece que no les importa que nos demos cuenta. Eso ya sería de un cinismo staliniano. Recuérdese la respuesta de Stalin cuando le dijeron que el Papa condenaba sus crímenes: "¿Cuántas divisiones tiene el Vaticano"? En este caso parecen decir: ¿"Cuántos parlamentarios tienen los Republicanos?" Porque lo obrado ha sido un golpe de estado legislativo.

Ahora bien, en realidad están reformando la Carta (ver Las Últimas Noticias 20.05.23, p. 8), pero no redactando una nueva. Lo malo para ellos es que, entonces, seguirá siendo "la Constitución de Pinochet". ¡Cuando el propósito de todo lo que se está haciendo ---todo el mundo lo sabe--- es, básicamente, "borrar a Pinochet"!

Lo criticable es que obren a sabiendas, pues como soi dissants "Expertos" que son, ellos no pueden ignorar que su quehacer no puede consistir en una nueva Constitución, pues ello es nulo, de nulidad de derecho público, según el art. 7º, inciso 2º de la Carta. Pues no han recibido el mandato del único titular del poder constituyente, el ciudadano. Justamente una prueba pública y ampliamente conocida de esa nulidad es el caso frustrado del primer proceso constituyente, en el cual sí se consultó al pueblo en un plebiscito de entrada. ¿Por qué se hizo? Porque la Constitución lo ordena (art. 5: "La soberanía reside en la nación y su ejercicio se realiza por el pueblo a través del plebiscito y de elecciones"). Y en este caso se debía hacer un plebiscito de entrada. Es decir, los "Expertos", como "Expertos" que son, SABEN que lo que están obrando es inválido. Grave. ¿Nada les dice su conciencia al mirarse en el espejo del baño antes de irse a dormir? ¿O el espejo se lo dice, pero ellos no le hacen caso? Eso se llama "cinismo": "desvergüenza en la defensa y práctica de acciones vituperables" (Real Academia).

Están insultando la inteligencia de todos en general y de los Republicanos en particular, pero, a la vez... haciéndoles un favor. Fueron el único partido que se opuso públicamente a este inválido segundo proceso. Pero participaron en los comicios del 7 de mayo y los ganaron. Hicieron bien: "derrumbaron la estantería del régimen" y pasaron a ser el primer partido político de Chile. Más que cuadruplicaron a los que les siguen, UDI y PC. El gobierno quedó tambaleante. "Chile cambió". ¿Cómo no iban a participar? Y se oponen a un nuevo proceso constituyente, pero no a una reforma de la Constitución, que es lo que están haciendo en la práctica los "Expertos". 

Ahora la misión de los Republicanos, entonces, como Consejeros Constitucionales, consiste en reformar la Constitución. Ellos deben tener también propuestas, como las tienen los "Expertos". Y las que finalmente se aprueben al final del proceso que se inicia el 6 de junio deben ser enviadas al Presidente de la República como tales reformas, para que las someta al Congreso, de acuerdo con el capítulo XV de la Carta titulado "Reforma de la Constitución." Es la única participación respetuosa de la Constitución que pueden tener los Consejeros Republicanos. Ellos al final oficiarán al presidente proponiendo reformas. Eso es constitucional y cualquiera puede hacerlo. Lo que no pueden hacer es llamar a eso "nueva Constitución", porque no lo será, porque antes el único titular del poder constituyente originario, el pueblo, no lo ha autorizado.

¿Y qué debemos hacer frente al plebiscito de salida del 17 de diciembre? Eso es obvio: votar "En Contra", pues este segundo proceso es inconstitucional y, por tanto, nulo. Fin de la historia. ¿Y entonces no se podrá "borrar a Pinochet", el único fin que buscaban los autores de la idea de una nueva Constitución, los comunistas? No se podrá. Lo sentimos, en Chile no se puede "borrar a Pinochet".

jueves, 18 de mayo de 2023

Chilerridículo

El único partido que se presentó a las elecciones diciéndose claramente partidario de mantener la Constitución de Pinochet fue el Republicano. Obtuvo el 35 % de los votos. Se convirtió en la colectividad más grande de Chile por amplio margen y con el mayor apoyo entre los más pobres. Pues obtuvo también el primer lugar en el quintil de menores ingresos, donde lo favoreció el 40 %. 

El país y el mundo (en uno y otro casi todos los medios son funcionales a la izquierda o a la derecha entreguista) están en estado de shock. Ya habían quedado groggy el 4 de septiembre, cuando el 62 % rechazó el proyecto para reemplazar la Constitución de Pinochet por otra de izquierda. Tras esta doble "emergencia progresista" se reunieron el tercer-peor-presidente con el segundo-peor (el primero, Allende, es líder indiscutido en materia de desastres nacionales), firmantes del "Acuerdo por Chile" para unir fuerzas contra la Constitución de Pinochet y conferenciaron:

---Tercer-peor: Es indispensable formar la TOCOPI. Todos contra Pinochet. ¡Viejo #&*?!, gana batallas después de muerto.

---Segundo-peor: De acuerdo. Tengo una idea genial para no volver a perder: hacer una Constitución igual a la de Pinochet y decirles que es otra, "buena y nueva", la de Boric-Piñera.

---Tercer-peor: Primero, no me gusta el orden de los apellidos y, segundo, nos pueden pillar. Van a leer las dos y van a descubrir que son prácticamente iguales. 

---Segundo-peor: ¡No! Si aquí nadie lee. Repiten lo que dicen los periodistas de izquierda y los entreguistas en la tele, la radio y el whatsapp. Nuestra gente se encarga de que eso esté controlado. Además, los pocos que lean tanto nuestra propuesta como  la Constitución de Pinochet no van a entender, pues acá el 80 % no entiende lo que lee. No se van a dar cuenta de que son iguales. ¿No ves que los han educado puros profesores comunistas? Sólo son capaces de repetir consignas y ésas la fabricamos nosotros. Mira, tanto es así que el segundo editorial de El Mercurio de ayer dice muy ufano: "conforme a la tercera base institucional del proceso constituyente, 'la Constitución consagrará que el terrorismo, en cualquiera de sus formas, es por esencia contrario a los derechos humanos'", ¡sin darse cuenta de que ése es, textual, el artículo 9 de la Constitución de Pinochet! Si es el "Gran Cambiaso", el "Pepito paga Doble", la gran estafa constitucional! ¡Se lo están tragando!

---Tercer-peor: Oye, no quiero farsantear, pero no me vas a negar que los hemos convencido a casi todos de que donde dice "Estado social y democrático de derecho" deben leer "Jubilaciones millonarias, salud pública tipo clínica privada y gratuita y educación tipo Grange School, sin pago y para todos". Eso ya no lo discute nadie. ¡Las palabras significan lo que nosotros decimos! Dime si Karl Marx no nos aplaudiría. Entre paréntesis, no lo he leído nunca. En realidad, nunca he leído casi nada, pero soy re bueno para hacer pasadas.

---Segundo-peor: Sí, la consigna del Estado social reconozco que ha sido un gol de media cancha. Yo muchas veces les he dicho a los comunistas que no exageren, pero me contestan: "Es que repetimos y repetimos hasta que todos dicen lo mismo que nosotros decimos". Y tienen razón.

---Tercer-peor: Es verdad. Pero oye, Segundo-peor, ten cuidado con lo de las isapres, porque puede ser la gota que colme el vaso si le sumas a eso el manotazo a la previsión, el royalty a la minería, el reinado del delito y del terrorismo, la llegada masiva de inmigrantes patanes y que ya también, como el 73, Chile es el último de América Latina en crecimiento. Vas a desplazar a Salvador del sitial del peor presidente de todos los tiempos y no sé si te va a gustar sufrir la misma suerte que él.

---Segundo-peor: No hay cuidado, compadre. Podré tirarme por un tobogán infantil o girar como trompo y ser malo de la cabeza, pero suicida no soy. Así es que ¡adelante con los faroles!

---Tercer-peor: Entonces parece que no me queda otra que llamar a la Catalina para que venga a ver el tremendo choque de trenes del 17 de diciembre. Perdón, a la Cecilia.

lunes, 15 de mayo de 2023

Rector Peña: Pida Perdón

El rector Carlos Peña, columnista de "El Mercurio", incitó el año pasado al primer mandatario en los siguientes términos: "El Presidente Boric tiene, desde el punto de vista legal (no político, legal) toda la razón y por eso, de ganar el Rechazo, la rueda debería comenzar a girar de nuevo". Es decir, le recomendó iniciar un segundo proceso constituyente no autorizado y cometer una inconstitucionalidad. Pues la Constitución decía que, terminado el único proceso constituyente contemplado en ella y rechazada su propuesta, seguía vigente la Carta de 1980. 

El disparatado consejo no fue trivial, pues si Boric lo seguía, podría haber sido acusado constitucionalmente, y hasta depuesto, por "infringir abiertamente la Constitución". No lo acusaron porque el piñerismo entreguista era de la misma opinión que Peña, pero el hecho es que Boric hoy, tras el domingo 7, "está en las cuerdas" por seguir el consejo.

La centroderecha entreguista también fue conminada por el rector Peña, que afirmaba sin base: "La inmensa mayoría decidió dar por difunta la actual Constitución... A la derecha no le queda otra que renunciar de antemano a la Constitución de 1980, abjurar de ella, lanzarla lejos de sí..." 

Y los partidos entreguistas del piñerismo "la lanzaron lejos", como les aconsejó el rector, pero el pueblo, que de política no sabe mucho, pero de tonterías sí, no votó por ellos sino por los Republicanos, contrarios a un nuevo proceso constituyente nulo, inconstitucional e innecesario. Resultado: Republicanos obtuvieron el doble de consejeros que el piñerismo. 

Otro que cayó en la trampa fue El Mercurio, que el 15 de septiembre de 2022 también hizo suya la tesis del rector, diciendo en su primer editorial que el proceso ya terminado continuaba, pese a que el 62% del 04.09.22 había dicho que no. Bajo inspiración mercurial se armó entonces un contubernio político entre violentistas de Boric y entreguistas de Piñera, todos partidarios de una nueva Constitución, que tenían mayoría parlamentaria y dieron lugar a un segundo proceso constituyente de facto, nulo por no haber sido, como lo fue el primero, consultado al pueblo, titular del poder constituyente originario. ¿Por qué no se lo consultaron al pueblo? Porque estaban conscientes de que éste "sabe más" y lo habría rechazado.

El Mercurio quedó tan golpeado por el domingo 7 que este domingo 14 tuvo que entrevistar a la derechista Vanessa Kaiser en vez del o la progresista habitual. Y hasta debió publicar un artículo del Wall Street Journal celebrando el triunfo de la derecha chilena, aunque lo reprodujo de tan mal grado que lo tituló "Opinión", para que no se fuera a pensar que lo compartía.

El Rector Peña tiene, entonces, fuertes razones para pedir perdón: a Boric, por dejarlo "en las cuerdas"; al piñerismo, por dejarlo knock-out electoralmente y a El Mercurio, por llevarlo a un bando perdedor y estar obligado ahora a hacer penitencia ante sus lectores.

Y antes de todo esto, ciertamente el rector Peña había acumulado otros pasivos con: 1) los dueños de derecha de su Universidad Diego Portales, por llevársela a la izquierda; 2) Lucía Santa Cruz, por haberla lapidado cuando ella dijo haber votado Sí en el plebiscito de 1988 y Peña le lanzó a la cara la leyenda negra del gobierno militar y las "¡torturas!", siendo que el marido de ella, Juan Luis Ossa, fue torturado bajo Allende por el Subdirector de Investigaciones comunista, a quien Allende no le pidió la renuncia y ni siquiera refutó la versión de Ossa en El Mercurio refiriendo las respectivas aplicaciones de corriente en el cuartel de Investigaciones de Rancagua.

Rector Peña, es hora de reducir sus pasivos: en una de sus frecuentes próximas columnas de El Mercurio pida un público perdón. 


sábado, 13 de mayo de 2023

Drama en Tres Actos

Primer acto: Es 2012 y los comunistas no soportan que los mejores 30 años de la historia de Chile los esté presidiendo la Constitución de Pinochet. Proponen que haya otra. Piden "Asamblea Constituyente" para hacerla. Aylwin, interrogado por la periodista de izquierda Marcia Scantlebury, entusiasmada con la idea, la desencanta y le declara que no, que la actual no es la Constitución de "la dictadura", pues fue ratificada tras un acuerdo entre la Concertación y el gobierno de Pinochet en 1989, por el 91 % del pueblo. Totalmente legitimada. Desencanto de la periodista y del comunismo. Pero éste sigue insistiendo. 

Segundo acto: Llega 2019 y los comunistas no han logrado su propósito. Por eso hacen su acostumbrada revolución violenta, aprovechando el desorden que promueven nuevos "compañeros de ruta" que le han aparecido, como Boric y Jackson. Los comunistas se han alzado desde siempre en Chile cada cierto tiempo, como en 1934, 1949, 1957 y en sus 17 intentonas entre 1983 y 1987.  Pero los respectivos  presidentes, Arturo Alessandri, Gabriel González, Carlos Ibáñez y Augusto Pinochet, siempre habían "tenido pantalones" y derrotado sus asonadas. En cambio el de ahora, Sebastián Piñera, se prosterna ante el comunismo y carece de pantalones. Se rinde y les entrega la Constitución. Ni cortos ni perezosos, los comunistas hacen una nueva Carta (de paso, han llegado al gobierno en 2022). Pero ¡sorpresa! ella es rechazada por el pueblo en el plebiscito del 04.09.22 y sigue vigente la de Pinochet. Pero Piñera, más entreguista que nunca, y Boric, todo un revolucionario, acuerdan de consuno hacer otro intento. Es inconstitucional y nulo por falta de plebiscito de entrada y no ser consultado al poder constituyente originario, la ciudadanía. No importa, tienen los votos parlamentarios para cocinar cualquier cosa y violar la Constitución. Hasta El Mercurio, con el rector Peña a la cabeza, les asegura a los facciosos que todo es completamente legal. Y entonces éstos elaboran astutamente doce "bordes" o bases fundamentales de una nueva Carta, que también existen dentro de la de Pinochet. Para asegurarse, qué mejor que una "Constitución de Pinochet sin Pinochet". 

Tercer acto: Pero el 07.05.23, al elegirse el Consejo Constitucional contemplado por este segundo proceso inconstitucional y nulo ¡nueva sorpresa!: gana lejos el único partido, el Republicano, que es contrario al mismo y defensor de la constitucionalidad. ¡En la puerta del horno se quema la "Constitución de Pinochet sin Pinochet", llamada a ser en lo sucesivo "la de Boric"! El piñerismo entreguista está desesperado. Tiene que conseguir que los Republicanos también se le plieguen y se entreguen. Squella, su presidente, vacila. "Puede ser", dice. Pero su diputado Johannes Kaiser no vacila: "Vamos a imponer nuestra mayoría en el Consejo", anuncia. Quieren crucificarlo. ¡No se entrega! ¡Qué violento! Macaya (UDI), entreguista por excelencia junto a Chahuán y Schalper (RN), afirma sin que se le mueva un músculo de la cara: "Los 12 bordes son ley, hay que obedecerlos".  No lo son, por supuesto, pues les falta que el Consejo Constitucional los apruebe y un plebiscito los confirme.

El país, entretanto, sigue siendo metódicamente desmantelado. Campean la inconstitucionalidad y el delito en todas partes, muestra de lo cual es este segundo proceso constituyente. Por su parte la Corte Suprema ¡dicta una ley! para liquidar a las isapres. Lo que aprendimos en la Escuela de Derecho ("las sentencias judiciales sólo tienen fuerza obligatoria en las causas en que actualmente se pronunciaren") ya no vale nada. Hasta Ignacio Walker, DC, se da cuenta: "La Corte ha invadido un terreno de políticas públicas que es privativo y excluyente de los poderes colegisladores" (El Mercurio, 13.05.23).

Es que el país ya abandonó el "estado de derecho". ¿Y la "doctrina Schneider"? Nadie se acuerda de ella. Nadie la teme.

Si el pueblo no salva a Chile votando "En Contra" el 17 de diciembre, nadie lo va a salvar. Excepto que, en una de ésas, como lo hizo la Cámara en 1973, el Senado diga otra cosa. Puede hacerlo (art. 53 N°7 CPE). Porque si no, así, por un tobogán de anarquía e ilegalidad, el país no puede seguir. Y si sigue, el pueblo lo denunciará votando sin vacilar y mayoritariamente "En Contra" el 17 de diciembre de 2023.