miércoles, 6 de diciembre de 2023
¿Por Qué No Nos Calmamos?
martes, 5 de diciembre de 2023
Mera Imbecilidad
La Ley de Seguridad Interior castiga con presidio o reclusión de 541 días a 5 años a quienes de palabra o por escrito llamen a "perturbar el orden constitucional". El rector de la Universidad Diego Portales y columnista de El Mercurio, Carlos Peña, llamó a más que a eso en los días siguientes al 4 de septiembre de 2022, estando plenamente vigente la Constitución de 1980. Pues conminó a "lanzarla lejos" y a continuar un proceso constituyente que estaba ya fenecido, para dictar una nueva Carta. No tenía ningún sustento jurídico, pero los políticos le prestaron oídos y formaron el contubernio Piñera - Boric para llevar a cabo un ilícito segundo proceso.
Y lo hicieron sin consultar al titular de la potestad constituyente, la ciudadanía, desoyendo a la cátedra: "Las normas constitucionales actuales no facultan a los poderes colegisladores para elaborar una nueva Constitución". (Prof. J. I. Vásquez, El Mercurio, 17.01.23).
¡Que se joda! le dijeron a la cátedra. No les importó nada, pese a ser todo tan absolutamente ilegal como las situaciones que constan de las conversaciones grabadas del abogado Luis Hermosilla con el empresario Daniel Sauer y la abogada Leonarda Villalobos, que han provocado tanta expectación y escándalo.
Ahora leo que la Universidad Andrés Bello otorgará un premio especial al rector Peña por su mérito social. En realidad, el más notorio ha sido inspirar este segundo proceso nulo de derecho público y doblemente inconstitucional que sumió al país en un torrente de gastos, incertidumbre, desembolsos para pagar asesores, consejeros, expertos y árbitros. Además ha habido utilización de edificios públicos, cuerpos especiales en los diarios, una elección nacional el 7 de mayo más un plebiscito final, con los desembolsos consiguientes.
Foros, paneles y farándula por más de un año y una propuesta de Constitución que, pese a tener origen en la derecha, significaría un aumento del tamaño del Estado y del trabajo legislativo para dictar más de 30 leyes y fundar once nuevas entidades burocráticas que generarían gran incertidumbre. Todo ello ocuparía al gobierno y al congreso por años.
La propuesta ha concitado el apoyo de una parte minoritaria pero adinerada de la élite, según la encuesta CEP, pero un amplio rechazo entre la mayoría de la población, según ésa y casi todas las demás encuestas. Terminará, afortunadamente, el 17 de diciembre próximo.
En descargo del galardonado rector Peña hay que decir que él se arrepintió de haber originado el proceso, aunque no ha pedido perdón. Pero en memorable columna del 20 de octubre ejercitó la circunstancia atenuante de procurar remediar el mal causado e instó a los consejeros constitucionales a echar por la borda todo lo obrado, que describió como un "trampantojo" (engaño), votando en conciencia. Parecía sugerir rechazar en la votación final del 30 de octubre. Habría bastado que lo hicieran 21, pero sólo le obedeció la izquierda, que reunió 17 votos de rechazo. Se habría requerido sólo cuatro más para librar al país del trampantojo y de la agria división entre A Favor y En Contra.
Por suerte hay casi cinco millones de chilenos apolíticos, es decir, no contaminados por la confusión general, que el 17 de diciembre pueden lanzar al basurero de la historia el torrente de disparates discurrido por las élites entreguistas.
Y entretanto casi nadie ha tomado debida cuenta de que la izquierda vive un intervalo lúcido: los diez partidos de gobierno han llamado a rechazar el trampantojo, al que acusan de crear excesiva burocracia y generar una incertidumbre que desalienta la inversión. La izquierda reivindicando ideas de derecha. ¿Qué está pasando en Chile? Mientras la derecha se va a la izquierda, la izquierda se viene a la derecha. Y la gente cuerda que no es de la una ni de la otra ya no quiere saber más del tema y va a rechazar todo.
viernes, 1 de diciembre de 2023
Exit Kast Enter Boric
Como la "prensa seria" no se da cuenta de las cosas realmente trascendentales, no publicó o casi no publicó el documento más importante de lo que va del año en la política: el comunicado de los diez partidos de gobierno. Es decir, del gobierno.
Éste anuncia, en síntesis, que el régimen abandona sus ímpetus revolucionarios. Pues las diez colectividades oficialistas respaldan la Constitución vigente, que es la de 1980, e instan por restablecer un clima de certidumbre para la inversión y el crecimiento.
Esto las lleva a rechazar la propuesta del Consejo Constitucional, a la cual los partidos de gobierno sindican como creadora de incerteza e inestabilidad.
El comunicado implica, además, renunciar a "enterrar el modelo neoliberal", pues el mismo se funda en la libertad que garantiza la Carta actual y en la subsidiariedad estatal que la inspira.
Los diez partidos además añaden: "Nuestros votos no estarán disponibles para tener hoy otro proceso constitucional". Es decir, cierran el tema en el Congreso, porque sin su apoyo no puede haber reforma constitucional ni otro proceso para dictar una nueva Constitución.
En fin, llaman a votar En Contra para reforzar el modelo de economía libre fundado en la Carta de 1980, que le ha dado a Chile los mejores años de su historia, diciendo: "La opción A Favor sólo genera incertidumbre..." y acusando a la propuesta de nueva Constitución de que "como han anticipado diversos juristas, mandata la creación de decenas de proyectos de ley, nuevos organismos que profundizan la burocracia estatal y genera un conflicto interpretativo que tardaremos décadas en corregir para dar mayor certeza jurídica a la inversión".
Esta preocupación del gobierno por el excesivo crecimiento del aparato burocrático estatal y por dar mayor certeza jurídica a la inversión, obviamente referida a la privada, nacional y extranjera, anuncia un giro de ciento ochenta grados en las políticas oficiales, que de estar centradas en traspasar al Estado la mayor cantidad de recursos y actividades, pasa a estarlo en reducir el tamaño de la "burocracia estatal" y en discurrir incentivos para la inversión privada (pues la pública la resuelve el propio gobierno).
Así como fue un golpe para la derecha la deserción de José Antonio Kast y su Partido Republicano de la misión de mantener en Chile la Constitución que nos brindó una sociedad libre, ahora debiera serlo para la izquierda la decisión de todos los partidos de su gobierno de adoptar políticas de derecha, reducir el tamaño del Estado y dar garantías a la inversión privada, lo que supone fortalecer el modelo de economía libre que en algún momento Gabriel Boric se propuso destruir.
Es una toma de conciencia, una verdadera epifanía, como la que experimentó el gestor inicial del segundo proceso constituyente doblemente inconstitucional y nulo de derecho público, Carlos Peña, que al ver la criatura nacida de su iniciativa no pudo menos que horrorizarse y describirla, en su famosa columna del 20 de octubre en El Mercurio, como un "trampantojo", un engaño, que afortunadamente el pueblo chileno, según las encuestas más acreditadas, se apresta a rechazar en dos semanas más.
Exit Kast y desolación de la derecha. Enter Boric y la derecha vuelve a renacer.
martes, 28 de noviembre de 2023
"¡Que se jodan!"
La prepotente frase de la franja del A Favor refleja bien el temperamento de quienes impusieron el segundo proceso constituyente. Pues para pasar sobre la Constitución, sin consultar la voluntad popular, es obvio que se dijeron "¡que se jodan, lo hacemos igual!"
Se han aferrado a una encuesta Cadem que hizo caer al En Contra y subir al A Favor, hasta reducir la diferencia a ocho puntos: 56 % versus 48 %. La mala noticia para ellos fue que también salió una Black & White diciendo lo contrario: subió el En Contra dos puntos, a 58 %, y bajó el A Favor dos puntos, a 42 %. En el anterior plebiscito Cadem hizo lo mismo: le ¿dio? al gobierno una encuesta en que se estrechaba la diferencia entre Apruebo y Rechazo, sólo para que días después el resultado fuera 62 % vs. 38 %.
Por contraste con la insolencia del A Favor, los diez partidos de gobierno han sacado una declaración ponderada y objetiva. Cuando la leí (circuló sólo por whatsapp, pues El Mercurio citó un solo párrafo y La Tercera un poco más, pero ninguno la reprodujo) pensé que bien podría haberla escrito yo, con una salvedad, un ataque a las AFP. Pero el resto muy moderado:
"Nuestro compromiso es abordar con mirada de país la situación de seguridad... resolver los problemas de migración irregular... acortar listas de espera e instalar servicios locales de educación...
"No propiciaremos un nuevo proceso constitucional... somos enfáticos en reiterar que hoy no hay espacio para seguir discutiendo acerca de la Constitución... Desde ya reiteramos que nuestros votos no estarán disponibles para tener hoy otro proceso constitucional.
"La opción A Favor sólo genera incertidumbre, puesto que el texto del Consejo Constitucional mandata la creación de decenas de proyectos de ley, nuevos organismos que profundizan la burocracia estatal y, como han anticipado diversos juristas, genera un conflicto interpretativo que tardaremos décadas en corregir para dar mayor certeza jurídica a la inversión y tener las herramientas para enfrentar los temas que realmente le preocupan a Chile.
"Para cerrar este proceso y darle certezas a Chile la única opción razonable es el voto En Contra".
Esto es un milagro. Cuando la derecha entreguista pierde la razón y la que era no-entreguista se da vuelta la chaqueta y sale con un trampantojo (rector Peña dixit), la izquierda completa vuelve en sí, se pone a la derecha del espectro y sólo falta que proponga un monumento, una cuadra más abajo del de Allende, al ex Presidente Pinochet.
Si esto no es un milagro de la Patrona de Chile ¿qué puede serlo?
lunes, 27 de noviembre de 2023
Lapsus Moral de la Chilenidad
El autor primigenio de este segundo proceso constituyente "inmoral, amoral, espurio y doblemente inconstitucional" (Rosa Angélica Sánchez dixit), el rector Carlos Peña, si bien arrepentido, se niega a decirnos cómo va a votar en el plebiscito (aunque lo dejó implícito en su columna del 20 de octubre: En Contra).
Además, opina ayer en El Mercurio que dicho plebiscito pone al sufragante en la indeseable disyuntiva de tener que elegir entre lo "deplorable" y lo "peor".
Es que los autores del Acuerdo Piñera - Boric, es decir, los políticos de mayoría ("casta política"), creen que todo puede arreglarse siempre a su gusto. Pero se olvidaron de una cosa: que la mayoría del electorado es honrada. Tanto que, pudiendo eludir el pasaje de la locomoción con facilidad (muchos lo hacen y, desde luego, Boric siempre pasaba por debajo del torniquete, como quedó fotografiado), la mayoría paga, en lugar de hacer lo mismo que Boric.
Los políticos cometieron el "error estratégico" de obligar a la mayoría apolítica y honrada a ir a votar, porque antes, con el voto voluntario, votaba poco más de la mitad de la gente, la más politizada (y menos honrada). Como la mayoría es honesta, vota en contra de los "trampantojos" (término usado por el rector Peña para describir la propuesta constitucional del contubernio Boric-Piñera-Kast y que significa "engaños").
La impresionante descripción del abogado Rodrigo Logan, en el programa Sin Filtros, del rosario de violaciones a la Constitución cometidas por parlamentarios, el Presidente de la República y el Contralor para "dejar pasar" el ilícito segundo proceso constituyente debería impresionar a la mayoría honrada del país. Su lógica es muy parecida a la de las grabaciones del trío Hermosilla-Sauer-Villalobos. O a la discusión sobre la calidad de los artículos que alguien ha robado, para saber si uno los compra o no. Uno no los compra porque son robados, no porque sean buenos o malos.
Por eso y por nada más la mayoría honesta y decente votará En Contra el 17 de diciembre y no pensará si el texto ilícito es "estupendo", "deplorable" o "peor". Y el país entero lamentará el dispendio, la pérdida y la inutilidad que ha acarreado este lapsus moral de la chilenidad.