martes, 29 de septiembre de 2020

Alarmante Entreguismo Nacional

Es increíble el grado en que el país es manejado por los comunistas, que tienen el 5 % de los votos. Piñera ya es sólo un parlante de resonancia de lo que ellos dicen. Por eso estamos metidos en un plebiscito discurrido por ellos. Pero a mí no me manejan y, como eso les resulta un problema, han hecho aprobar ya en la Cámara un proyecto de ley para meterme preso. Uno de sus impulsores, el senador chavista Alejandro Navarro, hasta lo llama "Ley Hermógenes", porque, en el fondo, soy el único que refuta a los comunistas. 

Por ejemplo, todos los demás, pero absolutamente todos (incluida Macarena Santelices, sobrina de Pinochet, destituida recientemente de un ministerio por serlo) reconocen a coro que "el gobierno militar violó los derechos humanos". Ella dice que negarlo es "tapar el sol con un dedo". Yo no concedo eso y (lo más imperdonable) pruebo que no fue así. 

Ayer leí en "La Segunda" al columnista Luis Cordero Vega, abogado. Posiblemente no es comunista, pero afirma que es lícito limitar la libertad de expresión cuando se "trivializan los delitos contra la humanidad". Concuerda en censurarme.

El propio Consejo de Ética de los Medios de Comunicación, formado por entidades privadas para defender la libertad de expresión, concluyó que mi expulsión del programa "Bienvenidos" configuró "una falta a la ética periodística", pero me responsabilizó de ello a mí, aludiendo al "daño que se produce a las audiencias por la entrega de un mensaje inadecuado". 

Es decir, cuando una opinión le parece a alguien "inadecuada", está bien censurarla. Por eso el dueño del canal, Andrónico Luksic, pidió públicamente perdón a la teleaudiencia por haberme convidado al programa. Pero ¿qué es una opinión "inadecuada"?

Resultó tan notorio el apoyo del Consejo a la censura que el ex miembro de él, Abraham Santibáñez, escribió a "El Mercurio" diciendo que el fallo tiene una redacción "insuficientemente clara y poco categórica" y que, tratándose de "un atropello a un principio fundamental, el Consejo debió ser más claro". Porque, en el fondo, ese Consejo hizo lo mismo que el dueño del canal. Es decir, también sigue a la letra el instructivo comunista: no se puede emitir una opinión como la mía.

Como yo insisto en hacerlo, aunque me halle reducido a este blog, se prepara una ley para mandarme preso. Ley aprobada en la Cámara con la abstención de algunos parlamentarios de derecha, que siguen la línea de Piñera: hacer posible todo lo que los comunistas ordenan hacer. 

Por ahora, Piñera está empeñado ni más ni menos que en derogar la Constitución vigente, que molesta en extremo al partido rojo, fundamentalmente porque no le permite apropiarse sin pago de la propiedad privada, que quiere traspasar al Estado, porque el Estado lo maneja él. "He ahí la madre del cordero".

El argumento públicamente presentado es que "se trata de cambiar la Constitución de Pinochet", pero un estudio realmente genial del profesor Jaime Arancibia, de la Universidad de los Andes, ha probado que el texto vigente de la Constitución proviene, en un 22,16 %, es decir, en más de la quinta parte, de las Constituciones chilenas anteriores, es decir, "no fue obra de Pinochet". Y que, además, proviene en un 46,03 % de las reformas pósteriores a 1990, es decir, de los gobiernos de centroizquierda, de modo que tampoco "fue obra de Pinochet". Así es que menos de un tercio de la Carta actual tuvo su origen en el gobierno militar. Pero, pese a ello, los comunistas quieren cambiarla toda porque su propósito último es, repito, poder terminar con la propiedad privada y traspasarla al Estado, que manejan ellos. 

Pese a esa evidencia, hay hasta elementos de derecha que se atropellan para votar "Apruebo" a la iniciativa roja. Es increíble el "entreguismo", no sólo de los políticos, sino de los empresarios.

Con una derecha política rendida a la izquierda y una clase dirigente empresarial proclive a someterse al comunismo, no en vano la gente pensante, que si bien es poca, en su mayoría no es tonta, ve con extremo pesimismo el futuro nacional.

domingo, 27 de septiembre de 2020

La Verdad Histórica Constituye Delito

El país se está haciendo digno de "1984", la novela de George Orwell, en la medida en que el "Hermano Mayor" que ejerce su fuerza violenta, el comunismo, asume el control de todo.

Mandé la siguiente "carta al director" de "El Mercurio" el jueves 24 a las 09.00 horas, la cual no ha sido publicada hasta el momento de escribir estas líneas, las 11.50 del domingo 27 de septiembre de 2020: 

"Antes de Ir Presos

"Señor Director: 

"Antes de que ello constituya el delito de "negacionismo", según el proyecto aprobado en la Cámara, que terminaría con usted y yo presos por publicar lo que sigue, le solicito reproducir el siguiente párrafo del libro "Out of the Ashes", de James Whelan, p. 711:

"Ninguna estuvo más envuelta (en el tema de los DD., HH.) que la Cruz Roja Internacional. Representante, el doctor Jean Francois Bonard, quien dijo: 'Podía ir a cualquier prisión en Chile, en cualquier momento, para ver a cualquier preso. No tenía que hacer una cita o advertir al establecimiento penal que iría. También dijo que los doctores de la Cruz Roja tenían permiso inmediato y no calificado para entrevistar a cualquier preso, salvo los que estuvieran incomunicados.'
"Cuando Heritage Foundation visitó Chile (1986) sólo había un incomunicado. 
"La impresión de Heritage Foundation fue que el gobierno parecía dedicado a erradicar los abusos". Hasta ahí mi carta al director.

Esa cita de un libro de historia sirve de prueba de que el gobierno militar chileno procuraba respetar los derechos humanos, aun en medio de la agresión guerrillero-terrorista de que era víctima. Y así había sido desde los primeros años del régimen. Otra cita pertinente, pero que no incluí en la anterior carta al director en aras de la brevedad, fue la siguiente:

"El 5 de agosto de 1974 prestó declaración ante el Subcomité de Asuntos Interamericanos del Comité de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos el Senior Fellow de la Brookings Institution de ese país, Ernest W. Lefever, que nos había visitado para formarse una impresión de las circunstancias que se vivía en Chile y, llegado al punto de preguntársele si el Gobierno Militar había abusado de su poder, emitió el siguiente juicio, que destaco por lo equilibrado y objetivo y hago mío acerca de este tema, recordando que entre el 11 de septiembre de 1973 y agosto de 1974 tuvieron lugar las muertes de los dos tercios del total de los fallecidos en la lucha subversión-gobierno hasta el 11 de marzo de 1990. Declaró míster Lefever ante el Subcomité de la Cámara:

“Altos funcionarios de gobierno libremente admiten que ha habido abusos contra sospechosos, incluyendo la tortura por parte de interrogadores movidos por excesivo celo. Pero ellos apuntan a extenuantes circunstancias, incluyendo la acción de francotiradores que disparan contra policías y soldados y un clima emocional de odio generado por los militantes marxistas.

Uno también podría añadir que la inexperiencia total de los militares en el arresto e interrogatorio se manifiesta en individuos súbitamente ubicados en una posición de autoridad. Debería hacerse notar que los estudiosos de las prácticas policiales y de las prisiones de América Latina muestran un mínimo de tales abusos en todos los países, que está propenso a aumentar en los tiempos de turbulencia y confusión.

“Tal vez más importante, yo no encontré pruebas de que las autoridades militares superiores alguna vez hayan ordenado o aprobado el abuso contra los sospechosos, aunque se podría defender la tesis de que no hubieran actuado temprana ni vigorosamente como habrían podido hacerlo para eliminar esos abusos. Estos fueron condenados a comienzos de este año y al menos cinco chilenos fueron arrestados, enjuiciados y castigados por los abusos contra sospechosos, uno condenado a 15 años de prisión. Más aún, de acuerdo con el testimonio de observadores chilenos y extranjeros, los atropellos más serios fueron virtualmente eliminados ya a fines de abril de 1974. De ahí que los hallazgos de norteamericanos que visitaron Chile antes de esa fecha, incluyendo testimonios en las audiencias sobre Derechos Humanos en el Subcomité de Organizaciones y Movimientos Internacionales de la Cámara de Representantes, están desfasados”.


Lo anterior aparece en el libro, editado por Francisco Orrego Vicuña, "Chile: The Balanced View", 1974, p. 277.  

Que el hecho de citar antecedentes históricos antiguos, como los anteriores, probatorios de la política de respeto a los DD. HH. bajo el gobierno militar, sea constitutivo de delito y se pretenda castigar con tres años y un día de presidio su publicación, de acuerdo al proyecto de ley comunista aprobado en la Cámara de Diputados, habla muy mal del respeto al derecho humano a la libertad de expresión bajo el parlamentarismo de facto que impera en el Chile de hoy.

jueves, 24 de septiembre de 2020

El Presidente Está en la Oposición

En su discurso ante las Naciones Unidas, Sebastián Piñera confirmó algo que muchos sabíamos: que no es partidario del programa de gobierno de ChileVamos sino del de la oposición. Y eso se explica porque Chile Vamos siempre fue del "Sí", desde 1988; Piñera siempre fue del "No", salvo un breve interregno en que saltó al "Sí" en la campaña de Büchi, para mal de Büchi. Pero hace muchos años que él comparte el pensamiento de los actuales opositores. Lo único inexplicable es que la derecha lo haya hecho dos veces su candidato. 

Recuerdo haber llamado la atención, en su primer gobierno, acerca de que se declarara en completo acuerdo con los estudiantes de izquierda que lo pusieron en aprietos con sus manifestaciones masivas y violentas. Pese a ello, ante las Naciones Unidas, también entonces, él declaraba compartir los propósitos de ellos, salvo, supongo, el principal y más evidente que tenían, que era derrocarlo a él. 

A raíz de la insurrección violenta de octubre pasado también Piñera declaraba compartir las inquietudes de quienes la protagonizaban. Por eso el periodista peruano Jaime Bayly, en su programa televisivo desde Miami, se burlaba de él y lo llamaba "mamerto", por ser el único que no se daba cuenta de que los insurrectos querían derribarlo.

Ahora, de nuevo ante las Naciones Unidas, les vuelve a dar la razón a sus opositores y critica el modelo socio-económico chileno al afirmar: "Durante estos 30 años no supimos aprovechar con fuerza las capacidades del crecimiento para disminuir las desigualdades, frenar abusos, avanzar hacia una mayor igualdad de oportunidades". Es la misma crítica de sus opositores. Y totalmente infundada.

Pues quienes defendemos el modelo de sociedad libre destacamos que éste haya disminuido las desigualdades y reducido la pobreza. Pero culpamos a la clase política de haber multiplicado por siete el tamaño del Estado y haberse quedado con el dinero que el modelo destinaba a los más pobres, tanto que si el gasto social realmente llegara al quintil de más bajos ingresos, éste dejaría de ser pobre, pues quienes pertenecen a él tendrían un ingreso de dos millones 400 mil pesos mensuales por familia. 

El modelo de sociedad libre ha entregado los recursos para remediar las carencias sociales, pero la clase política y su clientela electoral se han quedado con el grueso de ellos.

Lo mismo en materia previsional: si la burocracia dorada no se hubiera quedado con el grueso del gasto social ni autoasignado remuneraciones más altas que las del sector privado a iguales funciones, podría no haber ninguna pensión de menos de 400 mil pesos mensuales. La economista Bettina Horst, de Libertad y Desarrollo, ha comprobado que con sólo reducir en diez por ciento las remuneraciones de la burocracia estatal se podría garantizar ese nivel mínimo a todas las pensiones.

Lo que el país necesita es un gobernante que cumpla un programa como el de ChileVamos, en lugar de entregarle a la oposición el destino institucional del país y la posibilidad de cambiar el modelo de sociedad libre, como lo ha hecho Sebastián Piñera.

domingo, 20 de septiembre de 2020

Nada Qué Celebrar

Desde 2004, año en que el entonces comandante en jefe del Ejército, Juan Emilio Cheyre, declaró que para él el 11 de septiembre (que caía en sábado), " no había nada qué celebrar" y era "un sábado como cualquier otro" (opinión con la cual coincidió, en la misma fecha, quien era candidato presidencial de la Alianza por Chile, Joaquín Lavín) que otro comandante en jefe de aquella institución no había expresado el mismo parecer. 

Hasta ayer, en entrevista concedida al diario "El Mercurio", cuando la periodista Paula Coddou preguntó al actual comandante en jefe del Ejército, Ricardo Martínez, lo siguiente:

"¿Siente que desde octubre se revivieron traumas pasados en la sociedad y también en el Ejército? ¿Temieron que los hicieran salir a la calle y nadie respondiera después?" 

Contestación:

"Todo el Ejército de hoy no vivió el 73. Cualquier quiebre democrático en el país es una tragedia. En el caso chileno, ha pasado casi medio siglo y todavía las heridas no están cerradas. Entonces, obviamente, para nosotros es una fecha que no es para celebrar, porque mantiene a una parte de la sociedad con posiciones encontradas. Por eso, la convivencia democrática hay que cuidarla". (Las negritas son mías).

Pero no voy a comentar yo esa respuesta, sino que voy a reproducir el comentario que mereció al historiador Gonzalo Vial Correa una similar del general Cheyre en 2004. 

Como es sabido, Vial había clavado sendos cuchillos en las espaldas del Ejército y demás ramas al ser el agente condenador más activo de los militares en el Informe Rettig, de 1991, que Patricio Aylwin había discurrido para traicionarlos y relevar de responsabilidad histórica a la izquierda marxista, Informe que el Ejército explícitamente rechazó. 

Pero posteriormente Vial recapacitó y, ya en el siglo XXI, se convirtió en un firme defensor de los militares frente a los abusos políticos y judiciales de que fueron y siguen siendo víctimas. En particular, en su columna del vespertino "La Segunda" de 28 de septiembre de 2004, escribió lo siguiente sobre la actitud de Cheyre entonces, enteramente similar a la de Martínez hoy:

"El comandante en jefe del Ejército ha dicho que el país no tiene nada que celebrar el 11 de septiembre. El candidato presidencial de la Alianza por Chile, interrogado con anterioridad al aniversario, expresó que para él y sus seguidores sería una jornada cualquiera, normal, de trabajo."

Luego Vial analizaba las perspectivas que habría tenido el país si no hubiera habido un 11 de septiembre de 1973 y escribía:

"I. La consolidación irreversible de un Estado y de una sociedad marxista-leninista. (...)

"II. La alternativa II era que hubiera golpe, pero con sólo parte de las Fuerzas Armadas. (...) Consecuencia casi segura: la guerra civil. Quinientos mil a un millón de muertos, según el general Prats.

"TODOS ESTÁBAMOS DISPUESTOS  A LA GUERRA CIVIL. TODOS CREÍAMOS QUE LOS VALORES EN JUEGO LA JUSTIFICABAN, SI NO HUBIERA OTRO CAMINO (...)" (Las mayúsculas fueron de Vial, no mías). 

"Pero no hubo  Alternativa I. No hubo Chile a la Cubana. No hubo Alternativa II, Guerra Civil. Hubo 11 de septiembre de 1973.

"¿Cómo no conmemorarlo? ¿Cómo no celebrarlo? ¿Cómo no.... iba a decir '¿cómo no agradecerlo?', pero retiro mis palabras. Los civiles no agradecemos nada".

Los militares actuales tampoco.

¡Qué tremenda confesión de culpa! ¡Qué tremendo reconocimiento de la miseria moral de la chilenidad actual! Precisamente el título de mi último libro.

Creo que no tengo nada más que agregar. 

  

 

martes, 15 de septiembre de 2020

Allende y Piñera: un Paralelo

Roxana Carrut es una agricultora de la Araucanía que vivía de su predio de 168 hectáreas, hoy improductivo por estar rodeado de forajidos que roban, la atacan e impiden sembrar y producir. Pues ya le han arrebatado sus cosechas y la tienen amenazada de hacer lo mismo con cualquiera otra que ose intentar. Roxana ha solicitado protección policial, pero ésta se limita a la mera presencia, en un extremo del predio, de policías que no persiguen ni apresan a los asaltantes y depredadores que permanecen alrededor de él, amenazando destruir, robar e incendiar. Carabineros que no quieren perder su trabajo por "problemas de DD. HH."

Para reivindicar su derecho a vivir en paz y su libertad de trabajo, conculcados por los terroristas, ella inició una huelga de hambre en julio, ingiriendo sólo líquidos, pero no ha conseguido de la autoridad la protección de sus prerrogativas esenciales. Su salud se ha resentido y un desenlace fatal puede preverse, pero nada de eso ha conmovido al gobierno, a diferencia del caso del machi Celestino Córdova, condenado por asesinato mediante incendio del matrimonio Luchsinger McKay, que tras haberse declarado en huelga de hambre generó la visita del ministro de Justicia, Hernán Larraín, y obtuvo beneficios. Un asesino convicto merece más compasión oficial que una mujer desesperada, cuyos derechos esenciales están siendo conculcados.

Algo parecido sucedía bajo el régimen de Allende, en noviembre de 1970, cuando guerrilleros impunes, al mando de José Gregorio Liendo, el "Comandante Pepe", se apoderaron de las casas del fundo "La Tregua", de Antonieta Maachel, la cual reclamó pero no obtuvo protección ni auxilio oficial. Tras ser abusada y soportar que los malhechores se saciaran comiendo y bebiendo a destajo en su casa invadida, la infortunada mujer puso fin a su vida. Y habría quedado en el anonimato de sólo una víctima más del marxismo chileno si su amiga Paz Rodríguez Correa no hubiera recordado, en carta a "El Mercurio", muchos años después, su inhumano fin. 

Por otros crímenes como ése, el Comandante Pepe y once de sus secuaces fueron juzgados por un consejo de guerra en octubre de 1973 y condenados a muerte. Hoy, 47 años después, el general (r) Santiago Sinclair, ex miembro de la Junta, ha sido increíblemente condenado, por una sentencia manifiestamente contraria a todo derecho de nuestra justicia roja, por el supuesto "homicidio calificado" de tales delincuentes, siendo que sólo formó parte del referido consejo de guerra, legalmente constituido.

Hoy, en medio del caos desatado por la extrema izquierda violentista, en cuya tarea de protección de la ciudadanía el Cuerpo de Carabineros ha sufrido tantas bajas que, en un momento dado, se copó la capacidad del hospital institucional y sus heridos debieron ser derivados al Hospital Militar y al de la Fuerza Aérea, el gobierno de Piñera, tan benévolo con los extremistas y hostil a las fuerzas del orden como el de Allende, se propone ahora "indemnizar" a supuestas "víctimas de la acción policial", mientras somete a la institución de Carabineros a una verdadera persecución, vía una reforma que pone de manifiesto su falta de respaldo a dicho cuerpo policial. A la misma se suma en estos días la ilegal injerencia de la Contraloría, que pretende castigar a siete altos jefes policiales por la acción antisubversiva desplegada ante el estallido insurreccional del 18 de octubre pasado. 

Es ineludible otro paralelo más del gobierno actual con el fracasado régimen de Allende, que desde el poder amparaba a los extremistas armados, tanto que llegó a amenazar públicamente con un "sumario con mayúscula" --fueron sus palabras-- a los carabineros que dispararan a los subversivos armados, generadores de la violencia rural y urbana de ese tiempo.

Un último y adicional paralelo entre ambos regímenes surge de una sostenida transgresión de la Constitución. En el caso de Allende fue metódicamente descrita por el Acuerdo de la Cámara de 22 de agosto de 1973 que llamó a destituirlo. En el de Piñera ha tenido lugar a través de la derogación de facto de la Constitución de 1980, cuya vigencia será supuestamente sometida al plebiscito del 25 de octubre, pero que el mismo Piñera da tácitamente ya por definido y por abrogada aquella, al proponer los diez puntos que considera debe incluir un nuevo texto constitucional, dando así por triunfadora a la opción Apruebo antes de haberse impuesto en las urnas. 

No es de extrañar esa acción de facto, desde que el llamado, impuesto por la fuerza, del 12 de noviembre pasado, llevó a los partidos opositores a declarar que "la ciudadanía movilizada" había "corrido el cerco de lo posible", sin votación de nadie y mas allá del texto de la Carta o de la ley; y tal acción violenta fue solícitamente acatada por el régimen, firmándose el Acuerdo por la Paz y una Nueva Constitución el 15 de noviembre. Esta "Nueva Constitución" nace con esa ilegitimidad de origen y todo indica que el plebiscito adolecerá también de ella, con menor asistencia de votantes que los de 1980 y 1989, cuando concurrió el 56 % de la población a votar y teniendo por registro electoral, ahora tal como en 1980, al propio Registro Civil. En 1989 hubo registros electorales ad hoc, abiertos en 1988, para el plebiscito del "Si" y del "No". Pero con el voto voluntario volvió a regir el Registro Civil como registro electoral, tal como en 1980. El plebiscito del 25 de octubre será sin "registros electorales", tal como el de 1980. Ambos legítimos o ambos ilegítimos. 

En todo caso, ambos presidentes, Allende y Piñera, devinieron gobernantes de facto en sus respectivos tiempos, transgredieron la legalidad vigente y fueron incapaces de garantizar los derechos básicos de todos los ciudadanos.

Lamentablemente hoy, a diferencia de 1973, no hay las "reservas morales" que, como país, teníamos entonces. Y por eso, así como ante un mandatario fracasado surgió en dicho año una fuerza cohesionada a hacerse cargo del respectivo vacío de poder, hoy, por el contrario, tal vacío no se llena sino que sólo se profundiza con el presidente, el grueso de sus ministros y hasta inesperadas voces empresariales plegándose a un "Apruebo" que encarna la incertidumbre acerca del futuro y la prolongación indefinida de la falta de orden público actual.

viernes, 11 de septiembre de 2020

Los Ingenuos y los Expropiadores

¡Loor al 11 de septiembre! Cada año esta fecha será más importante en la historia de Chile, porque finalmente la verdad histórica prevalecerá. Cuadragesimoséptimo aniversario de la fecha en que, por gran mayoría, los chilenos fuimos menos ingenuos que antes en nuestra historia y conseguimos, excepcionalmente, que hasta algunos de los que lo eran más, como los DC y los radicales de izquierda, se unieran a los militares y a nosotros, los menos imbéciles de todos, los de la derecha, para echar del gobierno a los expropiadores, es decir, a los marxistas-leninistas que querían, como decía y los acusaba en 1973 don Patricio, instaurar en Chile una dictadura comunista.

Es que en 1973 hubo una alineación de los astros que, al parecer, sólo se produce cada mil años: un decidido e irrepetible Merino en la Armada, que el 9 de septiembre escribió en un papel: "Augusto y Gustavo, la Armada va a actuar. El día D es el 11 y la hora H es las 06.00. Firmen si están de acuerdo". Y Augusto y Gustavo firmaron. A Gustavo le duró la cuerda sólo hasta 1978, en que se puso ingenuo y empezó a repetir lo que decían los comunistas: "que esto ya no da para más" y que la Junta debía irse. Entonces hubo que echarlo.

Los ingenuos son hoy los que quieren regalarle el país a los expropiadores. Estos no son sólo los comunistas, sino también sus tontos útiles, sus compañeros de ruta y los Kerenskys que les ayudan a robar lo que otros producen.

Porque los marxistas-leninistas no sirven para producir, sólo quieren una pega en el Estado. Nunca han producido nada, salvo sufrimiento, revolución y muerte. Por eso no se conoce ni una sola empresa comunista exitosa. Cuando un medio de producción llega a caer en sus manos, como la Universidad ARCIS, le extraen toda la plata y lo arruinan. Y por eso en ningún país donde se le haya dado a la gente libertad de elegir hay comunistas en el poder. En 1970 los primeros en elegir un marxista-leninista fuimos los chilenos. Sólo fue elegido gracias al apoyo de los Kerenskys. Y en los mil días subsiguientes aprendimos en carne propia que el socialismo sólo funciona hasta que se le acaba la plata de los demás. 

Frei Montalva nunca se arrepintió más de algo que de haberles entregado Chile a los expropiadores. Pues todos los "cambios" y "reformas" comunistas son para confiscar algo que otros han creado. Por lo mismo, Frei declaraba al ABC de Madrid, en octubre de 1973: "Los militares han salvado a Chile... cuando uno tiene cáncer, no tiene ganas de operarse, pero debe hacerlo". Él antes decía que el anticomunismo era peor que el comunismo, pero en octubre de 1973 aprendió que no y defendía a los militares, igual que Aylwin. Y lo hacían cuando ya iba la mitad de todos los muertos en la lucha interna que hubo entre 1973 y 1990. 

Lo malo es que la enfermedad vuelve, y muchos Kerenskys, herederos de Frei, se aprestan a hacer hoy de nuevo lo mismo de 1970, votando Apruebo. El propio Lavín hoy declara que vota Apruebo porque es partidario de "los cambios" ¡Pero si los únicos cambios que quieren los del Apruebo son para expropiar más lo que otros han producido! 

Por supuesto, hay cambios que hacer y son los que promovemos los partidarios del Rechazo: el tamaño del Estado se ha multiplicado por siete desde 1990. El gran cambio: volver a achicarlo, entregando el gasto social directamente a los pobres, con lo cual no habría pobres. Si la burocracia comunista no se quedara con el grueso del "gasto social", ninguna familia en Chile ganaría menos de dos millones cuatrocientos mil pesos mensuales (Rolf Lüders, "La Tercera", 01.11.19).  

Y desde este 11 cortémosla con la tontería de que el gobierno militar atropellaba los derechos humanos. Desde la Brookings Institution y su representante Ernest Lefever en 1974 (Francisco Orrego: "Chile the Balanced View", 1974, p. 277) hasta la Heritage Foundation en 1986, que acreditó que la Cruz Roja Internacional, a través de su médico jefe, Jean Francois Bonard, podía examinar a cualquier preso en Chile, en cualquier momento, sin avisar a ninguna autoridad ni pedir permiso (James Whelan, "Out of the Ashes", p. 711), probaron que el gobierno militar procuraba respetar los derechos humanos, pero tenía que luchar contra una tremenda guerrilla marxista y, si no la combatía, ésta lo derrocaba.

¡Viva el 11 de septiembre! ¡Viva Merino! ¡Viva Pinochet! ¡Viva Mendoza!

miércoles, 9 de septiembre de 2020

¿Volverá la Derecha a Regalar el País?

Si el Apruebo gana el plebiscito, Chile se va a ir al diablo. Es que nadie va a saber lo que va a pasar. La derecha ha salvado a Chile varias veces, la principal el 73. Y cuando no lo ha hecho, el país se ha ido al diablo. Así sucedió en 1970, cuando ganó Allende, que no venció en las urnas, porque había pactado en secreto con Tomic para parar a Alessandri, triunfador en todas las encuestas, pero le robaron muchos votos; y la masa de la derecha el 4 de septiembre del 70 prefirió irse a la nieve o a la costa y no tuvo apoderados en barrios populares. Ahí se la cosecharon. Y la noche del 4 ni siquiera hubo alguien de ella que se atreviera a ir a la televisión. El único fue Pablo Rodríguez y ahí surgió como figura. Los izquierdistas, triunfantes, preguntaban junto con el senador Jerez, "¿Y quién es ése?"

La última vez que fui candidato, en 1989, se me presentó un  gentleman chileno cabal, poco antes de los comicios, y me demandó: "Dime cómo puedo ayudarte". Yo le respondí: "Ándate de apoderado mío a La Pintana". Volvió a verme el día de la elección y me dijo, yo derrotado y él desastrado, sudoroso: "Ha sido el peor día de mi vida". Pues cada vez que había tratado de impedir que me robaran un voto, lo zamarreaban. Es que los votos se roban en el escrutinio, que es público. El presidente de la mesa lee "Zutano", el secretario anota, pero el voto era para "Mengano". Por primera vez en la historia la derecha puso un apoderado en cada mesa en 2017 y ganó la presidencial por diez puntos. Una nieta mía fue apoderada en La Pintana y me contó que varias veces el presidente leía "Guillier" y ella le decía, "ese voto es de Piñera". Y se rectificaba. No la zamarrearon, pero pasó mucho susto.

Ahora sucede algo peor: el marxismo violento ha hecho toda suerte de trampas ya desde antes del plebiscito inmoral y nulo y, a medida que se acerca éste, la derecha se pasa al adversario, a la izquierda, al Apruebo. Hasta el autor de "La Revolución Silenciosa" dice que votará Apruebo. Longueira votará Apruebo. Diez ministros votarán Apruebo, contra siete del Rechazo, que es la única salvación del país. El plebiscito ha sido irregular desde su origen, obtenido por el miedo a la violencia marxista. Pues la respuesta natural a si se desea una nueva Constitución es "Sí" o "No", pero a la izquierda eso no le gustaba e impuso la irregular opción "Apruebo" y "Rechazo", porque le conviene. Además, impuso una inmoral segunda cédula que ¡presupone el triunfo del Apruebo! pues todos los electores deben optar entre convención constituyente y convención mixta, lo cual sólo puede tener lugar si triunfa el Apruebo. Por eso yo recomiendo anular ese segundo voto, no marcar ninguna opción y escribir "Pinochet Vive", lo cual lamentablemente no es cierto, pero es tan irreal como dar por ganador al Apruebo antes del escrutinio.

Como las encuestas chilenas no son confiables, Gerardo Jofré encargó una a Argentina, a una firma  seria a cuyos dueños les importa un rábano lo que pase en Chile. Y descubrieron que el Rechazo gana por 53 a 47 %, pero sólo el 22 % de los partidarios del primero van a ir a votar, mientras que el 53 % de los del segundo sí lo hará. En esas condiciones, el Apruebo ganará el plebiscito 60 a 40 %. Es decir, la derecha no ha cambiado nada, salvo para peor, desde el 70. Hasta yo, que fui a votar ese año y llevé obligado a mi padre, impedido de caminar, y lo hice subir cuatro pisos en un liceo donde estaban las mesas, ahora no voy a poder ir porque mi mujer me ha dicho que traería de vuelta el contagio a la casa, así es que si voy, que no vuelva. Y como no tengo "sucursal", no iré. Un plebiscito en estas circunstancias no tiene validez alguna, pero la izquierda lo impone, porque cree que es "ahora o nunca" para transformar a Chile en Cuba o Venezuela. Y posiblemente tiene razón.

Anteayer mi hijo mayor estaba en una compraventa de autos, procurando cobrar uno que vendimos, y entró una señora distinguida, elegante y colorina y les dijo que quería vender su Mercedes porque ya no podía usarlo debido a los asaltos y portonazos. Les añadió que había vendido sus siete propiedades y todas sus acciones y se había llevado la plata a Estados Unidos, pero se iba a radicar en Portugal. Es de una antigua familia de apellido francés, con mujeres colorinas buenas mozas y hombres también colorines y exitosos en los negocios. Son de la gente que mueve al país, que es muy poca y sin la cual no se hace casi nada de productivo. ¿Cuántos "Negros Fernández" hay que funden la Universidad de los Andes, Brisas de Santo Domingo, Chicureo, isapres que atienden bien y empresas eléctricas que dan luz en Chile y Argentina? Uno. Es la poquísima gente que invierte el 80 % de la inversión chilena total, gente a la cual el gobierno militar le dio garantías y por eso Chile pasó de ser el último en crecimiento al primero en 17 años; gente que, con la violencia, las trampas, la cobardía de Piñera, el éxodo de políticos de derecha al Apruebo y la traición de los líderes fundamentales de la derecha, no es de extrañar que resuelva marcharse al extranjero con su plata. Porque así como son los más hábiles para crear acá, son los más hábiles para saber dónde y cómo arrancar cuando los persiguen acá. 

Así, el 70 se repite cincuenta años después en el 20, con la única diferencia de que ahora estamos más imbéciles. Porque en el 70 no había nadie de derecha, salvo Goyo Amunátegui, padre del actual, que dijera que el triunfo de Allende era bueno. En cambio ahora estamos llenos de los que dicen que el triunfo del Apruebo es bueno.

Como el piloto que, agotadas todas las maniobras para evitar estrellarse, les comunica a los pasajeros: "Les habla el piloto, repitan conmigo: Padre nuestro, que están en los cielos...", yo les digo ahora a los chilenos: "Repitan conmigo: Virgen del Carmen, Patrona de Chile, salva a tu pueblo, que está cada vez más imbécil, pero pese a ello todavía clama a ti".

lunes, 7 de septiembre de 2020

Abogada Dice No Ser Comunista, Pero...

Pablo Longueira, en su reciente irrupción política, señaló que el proceso que le afecta es debido a la persecución de la abogada comunista del Consejo de Defensa del Estado, María Inés Horwitz. Pero ésta ha desmentido ser comunista y ha recibido el apoyo y desagravio de abogados de su misma tendencia, que la respaldan.

A raíz de eso la senadora UDI Jacqueline Van Rysselberghe, en carta a “El Mercurio” del 6 de septiembre, ha recordado que “…el 21 de octubre pasado, tras el estallido de violencia donde se cometieron gravísimos actos delictuales y daños a bienes públicos y privados –acontecimientos en los cuales al Consejo le correspondía intervenir—la señora Horwitz tuiteó: 'La táctica de la derecha será ahora promover el desabastecimiento para que cunda la desesperación y se adopten más medidas de fuerza, pero sólo ocurre en barrios medios o pobres, porque arriba en la cordillera no hay problema… está claro contra quién es la guerra de Piñera'”.

Al menos tiene identidad de postura con los comunistas, con quienes también ha coincidido en la persecución contra el ex Presidente Pinochet. Pues cuando hace dos años se sobreseyó la última causa que mantenía abierto el caso Riggs, contra oficiales que fueron sus secretarios-ayudantes como comandante en jefe, la prensa informó que la abogada y diputada comunista Carmen Hertz se movilizó para aprovechar los últimos días de permanencia en el Poder Judicial del ministro izquierdista Milton Juica y conseguir que la sala penal de la Corte Suprema admitiera a tramitación recursos de casación interpuestos por ella y María Inés Horwitz para mantener abierta dicha causa.

Ello dio pábulo a que la entonces presidente del CDE, de la misma tendencia política, María Eugenia Manaud, denunciara en “El Mercurio” una supuesta malversación de caudales públicos por Pinochet.

En mi obra “Historia de la Revolución Militar Chilena 1973-1990”, destiné un apéndice a probar que Pinochet fue mucho más delicado que sus sucesores, Aylwin et al, en el manejo de gastos reservados. Pues un examen riguroso de las cuentas durante su gobierno, hecho por un director socialista de Impuestos Internos, le comprobó no haber justificado el uso de 540 mil dólares durante toda su gestión de 16 años y medio (“La Tercera”, 18 de octubre de 2005, p. 3), en circunstancias que después de 1990 los gobernantes de la Concertación “se llevaban para la casa” sobres con billetes de gastos reservados por más de 540 mil dólares CADA DOS MESES. Eso quedó judicialmente acreditado ante un tribunal que me citó especialmente a fundamentar por qué yo lo afirmaba.

En las primeras tres ediciones de mi referida “Historia…” se concluía que todas las causas abiertas con motivo de cuentas en el Riggs habían sido sobreseídas. Después de publicada, sobrevinieron los recursos de las abogadas Hertz y Horwitz, así es que en la cuarta edición, (en preparación) debí agregar una nota al pie:

“Después de la publicación de la primera edición de este libro la diputada comunista Carmen Hertz, en concierto con la abogada del Consejo de Defensa del Estado, María Inés Horwitz, presentaron sendos recursos de casación ante la Corte Suprema, aprovechando el último día que integraba su Sala Penal el ministro jubilado Milton Juica. Así, contando con el voto de éste, anularon el sobreseimiento del “caso Riggs” y obtuvieron su prolongación y la incautación de propiedades por valor de US$1.696.000 de la familia Pinochet, renovando la persecución contra los oficiales secretarios ayudantes del ex Comandante en Jefe, con excepción de dos, Guillermo Garín y Gustavo Collao, que permanecieron sobreseídos porque habían conservado los papeles de sus respectivas gestiones, de los cuales consta, sugerentemente, que en ellas no hubo mal uso de gastos reservados. Es decir, está probado que Pinochet no abusó de éstos en esos dos períodos. El caso sólo se mantiene abierto respecto de los demás oficiales, sobre la base de meras presunciones y pasando por sobre la prescripción.”

En todo caso, el politizado desempeño post 1990 del Consejo de Defensa del Estado sufrió un traspié: demandó en los Estados Unidos al Banco do Espirito Santo de Florida por haber recibido un depósito de Augusto Pinochet que, sostenía, provenía de la sustracción ilícita de caudales públicos. El citado banco envió un abogado a Chile, con quien me cupo reunirme, y éste comprobó acá la falsedad de la acusación y, llevándose las pruebas a los EE. UU., ganó allá el juicio iniciado con gran publicidad negativa por el Consejo de Defensa del Estado y acreditó que los fondos eran de origen lícito.

Por supuesto, esa derrota judicial del CDE no fue informada por la misma prensa que había dado gran cabida y con caracteres de escándalo a la denuncia de supuesta ilicitud del depósito en el Banco do Espirito Santo.

En cuanto a la defensa del Estado por parte del Consejo, en los juicios iniciados por la guerrilla izquierdista o sus sucesores, ha sido casi nula. La subsecretaria de Justicia, Lorena Recabarren, cuantificó el año pasado en US$ 6 mil millones de dólares las indemnizaciones ya obtenidas, en centenares de juicios ilegales, por los extremistas de izquierda, gracias a la prevaricación que, pasando por sobre la cosa juzgada, la amnistía, la prescripción, la verdad de los hechos, la presunción de inocencia y el principio pro reo, han condenado al Estado a pagar cuantiosas sumas que legalmente no le correspondía solventar. Frente a eso, cero “Defensa del Estado”. Se reserva anualmente en el presupuesto un ítem de US$ 400 millones para seguir indemnizando a la extrema izquierda, a veces con caracteres de escándalo, como recientemente, cuando se ha condenado como autor de numerosos “homicidios calificados” a un general que, en 1973 y  formando parte de un Consejo de Guerra legalmente establecido, condenó a muerte al grupo guerrillero encabezado por el Comandante Pepe.

Si el CDE hubiera defendido realmente, como era su deber, al Estado de Chile y la recta aplicación del derecho, el fisco no habría debido pagar enormes sumas a la guerrilla extremista.

Cabe esperar que al cese del actual período de “parlamentarismo de facto”, es decir, al margen del derecho, que ha descrito el senador PPD Quintana con tanta candidez, una labor fundamental de un nuevo gobierno legalista y portaliano sea el juzgamiento, por abandono de sus deberes, de abogados y abogadas del Consejo de Defensa del Estado que han dejado pasar impunes las enormes exacciones sufridas por el fisco a raíz de la prevaricación de los jueces de izquierda.

 

viernes, 4 de septiembre de 2020

La Insoportable Levedad de la Derecha

No he resistido  parodiar el título de la novela de Milán Kundera, "La Insoportable Levedad del Ser", porque se adapta perfectamente al feble temperamento de la derecha chilena, cuya centenaria inconsistencia y debilidad de carácter se han reeditado y acentuado en las últimas décadas y, en particular, en los últimos meses, semanas y días, en términos que tienen al país al borde del precipicio. ¡Pues ahora parte de la derecha hasta se ha fugado hacia el funesto "Apruebo"!

Es que siempre ha habido en ella un "soft belly" o "vientre blando", al cual le sobrevienen, por haber comprado consignas adversarias o por puro y simple miedo, pujos de pasarse al bando contrario. En particular se presentó ese miedo en 1964, cuando depuso todos sus principios y valores (y hasta su candidato propio, Julio Durán) y se plegó al socialismo comunitario de Frei Montalva, para impedir el triunfo de Allende, todo lo cual terminó por ser la antesala del gobierno de éste. Pero la ruinosa gestión del mismo condujo a que, transitoriamente, se revirtiera la izquierdización de la DC y ésta se fuera hacia la derecha en 1973 y juntas, sumados algunos "socialdemócratas" y hasta unos pocos ex allendistas, imploraran un 22 de agosto a las fuerzas armadas poner término al "experimento marxista chileno" (Robert Moss).

Los uniformados hicieron un gobierno de derecha exitoso, pacificaron el país, le dieron prosperidad y restauraron la democracia. Pero al advenir ésta renacieron las ambiciones políticas de la DC y los eternos miedos de la derecha ("nos van a colgar a todos de los faroles", decía un prohombre de ella a comienzos de los 80, anticipando una derrota en las instancias electorales que el propio régimen militar abrió.)

Entonces, terminado éste, bajo la plena democracia, la derecha "se puso a temblar", como decía Michelle Bachelet que lo hacía cada vez que "la izquierda sale a la calle", y unas aterrorizadas RN y UDI, para que los socialistas y comunistas no las insultaran y funaran, borraron apresuradamente de sus Declaraciones de Principios los testimonios de gratitud y admiración al gobierno militar, se pasaron al enemigo y se plegaron a Sebastián Piñera, a su "No a Pinochet" y a su persecución contra los militares (r), todo un engendro de traición y pánico que en conjunto tiene el infausto nombre de "piñerismo". 

Éste, en sus V y VII gobiernos de la Concertación y en su servil entreguismo ante las bravatas de la izquierda, que en octubre de 2019 se trocaron en rendición ante una revolución violenta; y también tras la entrada masiva de agitadores y subversivos cubanos, venezolanos, colombianos y argentinos que se sumaron a la subversión marxista local, ha desembocado el año pasado en un virtual golpe de estado y en la instauración de un régimen parlamentario de facto (senador Quintana dixit) con la derogación de hecho de la Constitución y el imperio de una Ley de la Selva y barbarie que sólo se han moderado transitoriamente, gracias a las restricciones impuestas por el coronavirus.

Esta fuga de parte de la derecha hacia el "Apruebo" y a la demolición del milagro chileno se ha tornado, de disimulada que era con Piñera a la cabeza y Evelyn Matthei negándose a manifestarse, a incontrolable y masiva ya con Lavín, Longueira, Chadwick y Felipe Alessandri en carrera desatada hacia el otro bando. Las encuestas locales, conocidamente sesgadas, no dan un peso por el "Rechazo". En vista de eso el empresario Gerardo Jofré buscó una firma argentina seria y ésta reveló que, en la real opinión pública chilena, vence el "Rechazo" por 53 a 47 por ciento, pero, y es un gran PERO, más de la mitad de quienes votan "Apruebo" aseguran que van a ir a votar, mientras sólo el 22 % de los inclinados al "Rechazo" dice que irán, ya sea por temor al contagio o por falta de compromiso político. Y así, contabilizando sólo a los que van a ir con seguridad a votar, el "Apruebo" ganaría por 60 a 40 por ciento. 

He ahí la madre del cordero, que nos retrotrae a 1970. Entonces, si la derecha no quiere volver a tropezar con la misma piedra 50 años después, como primera medida, contagio o no contagio, TIENE QUE IR A VOTAR.

Yo antes había pensado marginarme de este proceso espurio, impuesto por la fuerza, lleno de trampas y carente de toda seriedad, pero he resuelto ir a votar. Pero, para que sea voto útil, hay que aprender de la historia.

Pues en 1970 todas las encuestas daban por ganador a Alessandri, pero (1) gran parte de la derecha, confiada en eso, no fue a votar; (2) la izquierda, como siempre, hizo trampa, pues Allende y Tomic se habían coludido secretamente y habían llegado a un acuerdo antialessandri, después develado; (3) si la derecha no fue capaz siquiera de ir a votar, mucho menos pudo poner un apoderado en cada mesa; (4) luego, los del acuerdo secreto leyeron en voz alta en el escrutinio muchos votos que decían "Alessandri" como si dijeran "Allende" o "Tomic", fifty-fifty, pues la izquierda siempre roba, pero particularmente en las elecciones. Lo demás es historia.

En 2017 la derecha, por primera vez, logró poner un apoderado en cada mesa y logró ganar 55% a 45% en la elección presidencial. Claro, el candidato triunfante gobernó con las ideas del otro bando y estamos al borde de perderlo todo. Tanto cedió Piñera el 15 de noviembre que se ha dado el extremo absurdo de que vamos a votar con dos cédulas: una para optar entre "Rechazo" y "Apruebo" y la segunda ¡dando por triunfador al "Apruebo"! para elegir en qué forma se va a materializar su convención constituyente. Esa es una "crónica de una derrota anunciada" de uno de los bandos y no se había visto jamás en ninguna elección democrática. Pero acá el infinito entreguismo de la derecha ante la izquierda lo ha aceptado.
 

Bueno, ése es el vaso medio vacío. Ahora veamos el vaso medio lleno: (1) Aunque gane el "Apruebo", hasta al menos 2022 va a continuar rigiendo la actual Constitución de 1980; (2) Los deleznables partidos políticos se han fijado reglas que los favorecen y que perjudican a los candidatos independientes a la convención, que no tienen ninguna posibilidad de ser elegidos convencionales constituyentes, pero ¡Y ESTE ES OTRO GRAN PERO! (3) La izquierda está mucho más dividida, en decenas de montoneras, que la derecha, que lo está en sólo tres o cuatro. Es decir, es mucho más fácil para ésta formar una lista única, y la misma le asegura la mayoría en la convención constituyente. Pues el sistema electoral de "cifra repartidora" así se lo garantiza. (4) Con esa mayoría la derecha puede derrotar, si quiere, TODAS las mociones de reforma de la izquierda. (5) Y todavía está el "plebiscito de salida", la gran revancha, donde aún habiendo perdido el de entrada, la derecha puede ganar, botar toda la papelería de la convención, mantener la Constitución de 1980 y entrar a otros "treinta mejores años de la historia de Chile", en lo posible presididos por un genuino (o no tan genuino) heredero del mejor Presidente del siglo XX, el mismo que en 1990 entregara a la civilidad un país pacificado, próspero y con una muy feliz Araucanía.

"¡Aún tenemos Patria, ciudadanos!"