viernes, 27 de noviembre de 2020

El Conjuro: "Cristián Labbé"

La UDI es un partido que, como todo cuanto cae bajo el influjo de Piñera, está completamente desvirtuado. Muchas veces me he preguntado qué habría dicho Jaime Guzmán si hubiera visto las volteretas que se ha dado la colectividad que fundó, partiendo con la persecución contra los militares y terminando en el 70 % de apoyo que en su consejo nacional halló la deleznable idea de borrar de su Declaración de Principios el reconocimiento al legado del gobierno militar, que el propio Jaime había redactado de su puño y letra. 

Párrafo aparte merece el maltrato que el ex alcalde de Providencia, Cristián Labbé, recibió de esa colectividad, tras perder la reelección a manos de Josefa Errázuriz, merced a una maniobra masiva de traslado de electores de la extrema izquierda. Todavía recuerdo la fila bulliciosa de electores rojos que se formó, en la cual yo era una aislada excepción de un ciudadano de derecha que también trasladaba su inscripción para defender al exitoso alcalde de la asonada marxista. Pero ésta fructificó y decidió los comicios en favor de Josefa, cuya medida más memorable fue cambiar el nombre de la Av. 11 de Septiembre por el de Nueva Providencia, siendo todas sus demás decisiones particularmente olvidables. En las mesas antiguas de Providencia ganó, como siempre, Labbé, por cierto, pero la marea roja en su contra fructificó en las nuevas y terminó derrotado por el masivo traslado izquierdista.

Después, la dictadura judicial imperante se encargó de acentuar la persecución contra el oficial que había sido tan próximo a Pinochet y lo sometió a proceso basada en la risible afirmación de un sujeto que sostenía haber sido maltratado en 1973 por el entonces teniente Labbé. Todo completamente ilegal y antijurídico, pues habían mediado la amnistía, declarada jurídicamente válida por la Corte Suprema en Pleno en 1990, ratificando jurisprudencias anteriores; y la prescripción. Pero la legalidad de sus fallos es lo que menos importa a la dictadura judicial chilena, como es bien sabido y hasta lo confesó ante las cámaras de TVN, en mi presencia, el inolvidable juez rojo Alejandro Solís.

Pero el hijo de igual nombre de Cristián Labbé apareció silenciosamente, en 2017, en la lista de candidatos a consejeros regionales que se elegían por primera vez y, sin propaganda ni promoción alguna, obtuvo 74 mil votos, más que todos los candidatos a consejeros, diputados y senadores del partido ese año, con la posible excepción de Joaquín Lavín, derrotado entonces por Francisco Chahuán en la senatorial porteña. Es que Cristián Labbé es, como ninguno, un nombre simbólico del gobierno militar y concentra la odiosidad política en su contra que va desde el piñerismo hasta el comunismo y el frenteamplismo pero, al mismo tiempo, es el que más sufragios cosecha para la UDI y compite con Lavín sin gozar en nada de la exhibición farandulesca ni de la promoción en los medios que recibe éste.

Y, así, ahora resulta que la UDI presenta a Cristián Labbé, hijo, como su candidato nada menos que a la Gobernación de la Región Metropolitana, candidatura que ya se desearía cualquiera de los caciques más ambiciosos de la tienda que no han podido encontrar una tribuna espectable desde la cual proyectar su imagen en la escena nacional. ¿Por qué? Porque hay un gran contingente silencioso que añora a Pinochet, y que es cada vez mayor. Como no podía menos de reconocer el historiador Gonzalo Vial, en todo el mundo, en las sociedades en crisis, brota la voz del uomo qualunque proclamando: "¡Necesitamos un Pinochet!".

Y desde luego yo mismo, que no pensaba votar en nada en medio de la hoguera de las vanidades desatada por los políticos, hasta elegir este otro año un nuevo gobierno y votar Rechazo en el plebiscito de salida de 2022, sí iré en este caso ahora y cuantas veces sea  necesario a votar Cristián Labbé, por mi condición de uomo qualunque y por todo el conjuro que ese nombre simboliza, en cuanto recordatorio del mejor gobierno que tuvo nuestro país en el siglo XX y el que nos diera la mejor Constitución, en cuanto garante de una sociedad libre y abierta, en nuestra historia como nación.

martes, 24 de noviembre de 2020

La Hoguera de las Vanidades

Gary Becker, economista de Chicago, obtuvo el Premio Nobel porque probó científicamente que los hombres públicos y otros seres humanos que supuestamente se movilizan por motivaciones altruistas, siempre, en el hecho, actúan en beneficio propio. No existe la diferencia entre un mundo privado egoísta y deseoso de conseguir una ganancia y un mundo público generoso de apóstoles dedicados al altruismo. Todos por igual buscan su propio interés personal. Cada político "entregado al interés general" tiene oculta en el bolsillo su "agenda" egoísta y personal. 

La mejor prueba es el Chile de hoy, donde los "generosos personajes dedicados al servicio público" han agotado todos los trucos y gastado enormes sumas del erario en busca de su beneficio egoísta, que encuentran en y extraen de cargos inútiles de gran figuración, alta renta y baja exigencia laboral. Todos estos "servidores abnegados" quisieran ser Presidentes de la República, pero el cargo es uno solo y por eso hay "tantas cuerdas para único trompo" y tantos desilusionados de no tener caso de alcanzar ese Premio Mayor. Entonces, como sustituto de eso, ha habido que buscarles "Premios de Consuelo", pues hay demasiados caciques con pocos indios, y ahora hay que darle a cada uno "una pequeña presidencia en cada región": la Gobernación. 

Pero esa función ya la cumple hoy el Intendente, que representa al Presidente de la República. No importa. Ahora va a tener que compartir figuración, fama, chofer a la puerta y buena renta con el Gobernador Regional. Y el Intendente se va a llamar "Delegado Presidencial Regional". Es decir, el Gobernador es completamente inútil, innecesario y caro y sólo va a molestar al Ejecutivo, si es de oposición. Tampoco importa, pues va a figurar y lo vas pagar tú, Moya, igual, porque los políticos lo necesitan para satisfacer a tantos caciques importantes de los partidos que andan molestando a la directiva porque tienen pocos indios, insuficiente plata, están sin pega y tienen infinita sed de figuración.

En otras palabras, para esta "segunda línea" de personajes desilusionados de no haber obtenido el Premio Mayor, los políticos han creado un cargo nuevo inútil y hasta perjudicial, pero lleno de dignidad aparente. Perfectamente inútil porque hoy los Intendentes Regionales desempeñan esas funciones y son los representantes del Ejecutivo. Entonces, en adelante, cuando el Gobernador sea de oposición, tendrá como principal misión  pelear con el "Delegado Presidencial" y molestarlo lo más que pueda. Total, "paga Moya".

Había que encontrarle "algo" a tanto presidenciable frustrado que anda por ahí y tiene influencia, "se mueve bien" en la esfera pública, consigue que lo entrevisten en los medios y mantiene sus ambiciones intactas. Si ya la mitad de la gente no va a votar en las elecciones más trascendentales (los políticos llaman a eso "gran participación ciudadana"), mucho menos va a darse ese trabajo para cooperar con ellos en su "feria de vanidades". 

Yo estoy, por supuesto, fuera de ese dispendioso juego. Siempre he pensado que lo que mejor le habría hecho al país habría sido reelegir a Pinochet por otros ocho años en 1988 y a su sucesor en 1997. Habríamos alcanzado el más alto PIB per cápita del mundo, como lo tuvo Argentina en 1895 bajo la Constitución libertaria de Alberdi. Ya que variadas deserciones y traiciones no lo permtieron, lo segundo mejor habría sido continuar ahora con la Constitución que le ha dado cobijo a los mejores treinta años de la historia de Chile. 

Pero, ya que una mayoría de ineptos del 78 % rechazaron eso en el reciente plebiscito, me reservo entonces para el "plebiscito de salida", donde la actual Carta va a competir con una realidad monstruosa, como va a ser el esperpento que va a salir de la Convención Constituyente, y no versus una ilusión, como sucedió el 25 de abril pasado. Y ahí espero que triunfemos, ya con un nuevo Presidente de derecha elegido en 2021 y siempre bajo la Constitución de Pinochet. Y así reanudemos en 2022 el camino interrumpido el 18 de octubre y el 15 de noviembre de 2019, por la violencia extremista, la inepcia del gobernante y la estupidez mayoritaria que hoy configuran un Estado fallido.

Pero sí votaré por Cristián Labbé para gobernador metropolitano, por el simbolismo de su nombre; por Gonzalo de la Carrera para alcalde de Las Condes, por José Antonio Kast en la presidencial y por gente leal, pinochetista y nuestra en la parlamentaria de 2021. Y después nos veremos votando "Rechazo" en el plebiscito de salida de 2022, donde estoy seguro de que nos irá mejor.

jueves, 19 de noviembre de 2020

Cualquier Cosa Puede Suceder

Este blog tiene más de diez años y nunca le había sucedido que su dueño, durante seis días, no haya podido escribir porque no sabe lo que va a pasar. A veces, antes, no se sabía lo que iba a pasar en Chile, pero siempre sí se sabía lo que iba a pasar en Estados Unidos. Ahora allá están más perdidos que los chilenos, lo que no había sucedido nunca. Tienen, supuestamente, un presidente al que la corriente dominante de la prensa declara electo, pero ningún órgano oficial puede confirmarlo. La Administradora General de Servicios del gobierno norteamericano, Emily Murphy, no entrega fondos para que Biden prepare su ascenso al cargo, porque a ella no le consta que haya resultado electo. La corriente dominante de la prensa sostiene que ganó por más de seis millones de votos, pero el principal abogado de Donald Trump, Rudolph Giuliani, ex alcalde de Nueva York, y una de las abogadas criminalistas más conocidas de los Estados Unidos, Sidney Powell, aseguran que los votos han sido contados por máquinas Dominion de una firma venezolana cuyos dueños hacían ganar las elecciones de su país a Chávez y Maduro; y que Trump ganó en los hechos por varios millones de votos. Eso terminará en los tribunales durante no se sabe cuánto tiempo y lo dirimirá la Corte Suprema norteamericana, hoy no sabemos cuándo, y entretanto Trump debería seguir en el poder.

El año 73 en Chile había otra crisis total, pero también había, por lo menos, certezas: 81 diputados, que representaban a los dos tercios de la ciudadanía, les pidieron a los militares que asumieran el gobierno, sin decirles cómo. Pero el principal líder de esa mayoría sí les había adelantado públicamente cómo: "Esto se arregla sólo con fusiles". Frei Montalva, Aylwin, Jarpa, Bulnes y hasta el Hermano Bernardo Leighton estaban de acuerdo. Ahora no. No hay acuerdo. Piñera y todos sus ministros, Lavín, Longueira y Bernardo Larraín Matte, presidente de la SFF, votaron "Apruebo". El hermano más destacado de Piñera, José, ha dicho en todos los tonos que no ha podido encontrar a una sola persona seria que le dé una buena razón para votar "Apruebo". Y, en efecto, en la zona oriente de Santiago, que es donde vive la gente más ilustrada y próspera del país, alrededor del 60 % de la ciudadanía votó "Rechazo", pero el "Apruebo" ganó en el resto del país con el 78 % de los votos y sólo el 22 % votó "Rechazo".

Chile es hoy como un matrimonio en que uno de los cónyuges es partidario de dormir en una sola cama y el otro en piezas separadas, uno quiere leer en las noches y el otro ver películas, uno quiere hacer vida de hogar y el otro vida social, uno es católico y el otro agnóstico, uno es de izquierda y el otro de derecha y en lo único en que coinciden ambos es en que estarían mucho mejor separados. Y se separan amistosa y civilizadamente, se reparten sus cosas y viven muchos años por su cuenta por el resto de sus vidas. Yo he propuesto una separación amistosa de las comunas donde ganó el "Rechazo", incluyendo Colchane, por supuesto, del resto del país, pero las "fuerzas vivas" de esas comunas no han hecho nada por concretarlo.

Hoy no hay soluciones claras en Chile ni en Estados Unidos y nadie sabe qué va a pasar y yo tampoco. Acá y allá puede suceder cualquier cosa. El mundo no estaba preparado para eso. Yo tampoco. 

Me acuerdo que en la crisis de 1982 el abogado de Agustín Edwards, Carlos Urenda, reunió a todo el "establishment" de derecha en su pequeño fundo cerca de Zapallar durante dos días enteros y todos dijimos lo que debía hacerse, pero coincidíamos por unanimidad en que no sabíamos si eso iba a suceder. Pero, a diferencia de ahora, había otro personaje que no estaba ahí y "mandaba el buque". Se llamaba Pinochet. Afortunadamente, pensaba como nosotros, aunque tenía vacilaciones, que él llamaba "juego de piernas". De repente parecía perder el rumbo  y designaba a Escobar Cerda en Hacienda, pero después lo recuperaba y reemplazaba a éste por Büchi, así es que al final Chile salíó de la crisis antes que el resto de América Latina. Pero ahora nadie "manda el buque". En una de ésas Alejandro Navarro se mejora y un día va pasando frente a La Moneda y se la toma y resulta que, para no atropellar sus DD. HH., nadie va a sacarlo de ahí. Así sucedió en Cuba en 1958, cuando Fidel se tomó el Palacio de Gobierno al frente de 200 guerrilleros y las fuerzas armadas de Batista, 30 mil hombres bien equipados, no hicieron nada, porque su jefe se había ido a Estados Unidos con una millonada de dólares en la maleta.

Lo siento, no sé qué va a pasar. Ni en Chile ni en Estados Unidos. Sólo sé que ya no está Pinochet ni nadie que se le parezca. Y que la DC se fue a la izquierda y también parte de la derecha hizo lo mismo y ambas son parte del problema y no de la solución. 

Entonces podemos encontrarnos un día con que Navarro, recuperado, se tomó La Moneda y puso a la Pamela Jiles en la presidencia y ahí sí que los quiero ver.

viernes, 13 de noviembre de 2020

Chilecidio

Una verdadera demolición nacional está teniendo lugar. Piñera ya no es sólo un "pato cojo" sino, como ha dicho un columnista, está "sin pies" y ya ha dejado de gobernar. El régimen de facto instituido en su lugar por la izquierda en el parlamento ha vuelto a usar, por sí y ante sí e inconstitucionalmente, la atribución presidencial exclusiva de presentar proyectos relativos a la seguridad social y en la Cámara ha aprobado un segundo retiro de 10 % de los fondos previsionales, lo que llevará el total sustraído ilícitamente a la enorme suma de 29 mil millones de dólares, un 10% del PIB. Esto tendrá graves consecuencias en el financiamiento de la producción y castigará el crecimiento de la economía, pero el retiro evitará que los respectivos recursos caigan en manos de la burocracia estatal manejada por los partidos políticos.

Chile se está, literalmente, suicidando como país viable. La diputada Pamela Jiles anuncia que ya tiene listo un proyecto para un tercer retiro de los fondos para jubilaciones. Hasta voces de derecha se suman a la "colaboración al Chilecidio" y propone el retiro total de los fondos antes de que se los robe la burocracia roja a través del inminente sistema de reparto que derivará del triunfo del "Apruebo".

Piñera está en pánico y no es capaz de oponerse a nada, porque la persona que más quiere en el mundo, es decir, él mismo, es acusada de "asesino" tan injustificadamente como se acusaba de ello a Pinochet. Y todos sabemos que los comunistas matan a quienes fulminan con sus consignas. Quisieron "Matar a Pinochet", como se titula la película laudatoria del frustrado magnicidio, el cual sí costó la vida a cinco escoltas del presidente. Y mataron al custodio de la Llama de la Libertad, carabinero Heriberto Novoa, al poblador UDI Simón Yévenes, a tres escoltas del general Sinclair, al senador Jaime Guzmán y, antes, a Edmundo Pérez Zujovic, un ministro del Interior DC que sí supo mantener el orden público ante una ocupación ilegal de terrenos en 1970. Y ahora mismo la guerrilla impune está matando parceleros en La Araucanía y ya han caído Pedro Barrios, Pedro Cabrera y, ayer, Pablo Burgos. Piñera, con tal de que no lo maten a él, no hace nada, desmantela Carabineros, regaló la Constitución y se sumó al "Apruebo", en cuya base está el lema "No + AFP", que precisamente se está materializando con los sucesivos retiros de los fondos. 

La Constitución que derivará del triunfo del "Apruebo" ya es de antemano mirada como un árbol de pascua del cual colgarán regalos para todos, consistentes en cosas quitadas a sus legítimos dueños a ser repartidas entre los demás. Como los diez millones de cotizantes de la previsión están de acuerdo en que se les robe a otros, pero no a ellos, se apresuran a retirar sus fondos antes de que el Estado, que manejan los políticos, se quede con los mismos a través del sistema de reparto que propicia "el otro modelo". 

El "proceso constituyente" y la "casa de todos" consisten en robarles a otros, pero no a uno. Por eso los cotizantes quieren dejar sin fondos al sistema de AFP, porque si no retiran, los políticos que manejan el Estado recibirán la plata y lo que reste después de recompensarse por su "servicio público" lo repartirán a su clientela, como lo han hecho hasta ahora con los 70 mil beneficios y compensaciones Rettig, las 160 mil pensiones para "exonerados políticos", las 30 mil otorgadas a los "torturados" Valech (a quienes los tribunales rojos les van a ir dando, además, indemnizaciones adicionales tras cada uno de los juicios "tipo Cristián Labbé", en que bastará decirle a un militar "usted me torturó hace 40 años" para obtener decenas de millones); y los 1.300 procesos contra militares en que no se aplican leyes expresas y vigentes sobre amnistía, prescripción y cosa juzgada, pero sí retroactivamente la de "lesa humanidad", dictada en 2009. Juicios que consagran indemnizaciones de decenas y a veces centenares de millones para la extrema izquierda, por habérsela privado de su declarado "derecho" a tomarse el poder por las armas.

El lado bueno: tras el Chilecidio en curso terminará la inmigración masiva e ilegal y el espectáculo de los cubanos, venezolanos y otros, bajo carpas en la calle, pidiendo visa de residencia para poder trabajar. Habrá, eso sí, chilenos pidiendo lo mismo en algún asqueroso país capitalista y desigual donde, nadie sabe por qué, todos querrán irse a vivir después de haber, el 78 % de ellos, transformado el propio en uno maravillosamente pobre e igualitario.

jueves, 12 de noviembre de 2020

Un Ejemplo Para la Derecha

La principal figura de la derecha en el mundo es hoy Donald Trump. El ejemplo de coraje político que está dando lo reafirma en la vanguardia de los líderes de la misma ideología en los siglos XX y XXI, junto a Churchill, De Gaulle, Pinochet, Thatcher, Reagan, Víctor Orban y Jair Bolsonaro. Todos ellos se han caracterizado por levantar a sus países en momentos críticos y llevarlos a situaciones de primera línea.

Antes de la pandemia, el gobierno de Trump mostraba sólo éxitos, como lo destaqué en este blog el 31 de enero, cuando publiqué su discurso de días antes en el Foro de Davos, Suiza, en el cual expuso la envidiable situación económico-social a que había elevado a su país hasta entonces.

La derecha, como en ese caso, lleva a cabo los más exitosos gobiernos del mundo, pero algunos de sus líderes adolecen de debilidad de carácter para sostener sus ideales y defender sus logros, por contraste con una izquierda fracasada en la tarea de dar solución a los grandes problemas nacionales, pero comunicacionalmente exitosa para imponer consignas y lapidar publicitariamente a sus adversarios. Éstos, cuando son irresolutos o cobardes, terminan haciendo lo que ella les impone, por erróneo y perjudicial que sea para sus países. Ejemplo presente, lamentable y patético es Sebastián Piñera, que está regalando su país a la izquierda y, por tanto, arruinándolo.

A su turno, Trump no ceja y es un ejemplo, aunque aparezca momentáneamente perdiendo la reelección ante su rival demócrata, cuya aspirante a vicepresidenta, Kamala Harris, decididamente de izquierda, se proyecta como la verdadera personalidad decisiva en la dupla, pues un Biden añoso y con intervalos de inlucidez, debería dejar pronto el poder en sus manos. Pero, por suerte para los EE. UU. y el mundo, Trump ha planteado y está fundando sólidas acusaciones de fraude electoral, que están provocando la revisión de los resultados publicados hasta ahora. El aparente triunfo inicial de Biden está, pues, sujeto a revisión, y por eso gobernantes responsables y con personalidad propia, como los de Rusia, China, Brasil y México, se han abstenido de darle reconocimiento oficial. 

Otros, incomprensiblemente, como en el caso del británico Boris Johnson; o comprensiblemente, como en los del centrista Macron o la vacilante Merkel, se han adelantado a reconocer a Biden como ganador, cuando ni siquiera la institucionalidad norteamericana permite hacerlo. Los títeres de la izquierda se han apresurado a lo mismo, por supuesto, y no podían faltar Piñera y su ministro Allamand, de larga trayectoria de renunciamientos, comunicando felicitaciones entreguistas y extemporáneas cuando está todavía por verse el desenlace de la elección, pero ya hay pruebas de fraudes en al menos 16 estados de la Unión. 

El ejemplo de firmeza de Trump se hace particularmente aleccionador para Chile, donde la debilidad del gobernante ha derivado en un régimen de facto cuya ilegitimidad se está haciendo patente en el caso del segundo retiro del 10 % de los fondos previsionales, merced a una iniciativa abiertamente inconstitucional de la izquierda, que ya en el caso del 10 % inicial el propio Piñera cohonestó y que, en conjunto, representan un torpedo bajo la línea de flotación contra la economía chilena, cuyo éxito derivó fundamentalmente del salto en el crecimiento gracias a la privatización de los fondos previsionales. Esto se veía venir, pues el triunfo del "Apruebo" fue el de su lema principal, "No + AFP", y votaron  por ambos Piñera y sus ministros por orden suya (fuente: uno de éstos), más numerosos derechistas cobardes y entreguistas (hasta el presidente de la Sofofa). 

Como la gente sabe cuándo la van a robar, aplastantemente presiona por un 10 % tras otro, y después "irá por todo", segura de que el izquierdismo triunfante y la estupidez rampante le van a escamotear lo que quede de sus fondos más temprano que tarde. Así están pereciendo la democracia y el modelo chileno exitoso, a manos de una izquierda omnívora y una derecha en pánico que ejerce su derecho a la imbecilidad.

No hubo acá un Trump ni nadie que tuviera su coraje ni siguiera su ejemplo. Ojalá allá se libren de Kamala Harris y el socialismo extremo. Acá nadie nos libra de Pamela Jiles y su último torpedo bajo la línea de flotación del Chile que una vez se acercó a ser el mejor. 

domingo, 8 de noviembre de 2020

"Los Muertos que Vos Matásteis..."

 ...gozan de buena salud", dice el "Don Juan Tenorio", de Zorrilla, aunque el origen fue anterior y se halla en "El Mentiroso" de Corneille. Ahora la frase se aplica a Donald Trump, pese a que los otrora "muchachos impacientes" de RN, Sebastián Piñera y Andrés Allamand, cuyos impulsos para irse hacia la izquierda son hoy los mismos de los '90 y ya han dado a Trump por difunto, felicitando a Joe Biden con un entusiasmo incompatible con la realidad de que no es aún el triunfador oficialmente declarado por ningún órgano competente ni por la Corte Suprema norteamericana. El mexicano Andrés Manuel López Obrador, izquierdista descafeinado que, con los años, ha adquirido mayor peso político, se ha negado a felicitar a Biden en tanto sea sólo un presidente "proclamado por los diarios", impenitentes enemigos de Trump.

A las dos de la madrugada del miércoles me fui  acostar con Trump venciendo en Pennsylvania, Wisconsin, Michigan y otros estados claves, pero viendo que los votos por correo acortaban su ventaja, justificando los temores del presidente por la irregularidad de dichos sufragios. Me recordó cuando en las parlamentarias de 1973 la UP obtenía menos de un tercio de los votos en las mesas antiguas y 80 o 90 % en las mesas recién constituidas bajo el fraude electoral que fraguó y que fue, después, acreditado ante la Comisión Investigadora de la Cámara, presidida por Enrique Krauss, de la cual yo formaba parte. Con posterioridad al 11 de septiembre nadie siguió investigando dicho fraude. que fue olvidado, así como destruidos los registros electorales que lo probaban. 

Dejemos ahora que los tribunales norteamericanos den su veredicto sobre el fraude demócrata, que ya el fiscal general ha reconocido como existente, dejando así en el ridículo y en la evidencia de su parcialidad a las cadenas de TV que censuraron el discurso de Trump que lo denunciaba. Todo un atentado contra la libertad de expresión de los mal llamados "demócratas". 

En todo caso, Trump representó ante el mundo con coraje los mejores ideales universales de la derecha, como el respeto a la vida desde la concepción, la libertad de culto y protección de las religiones, la eficacia en la mantención del orden público, la garantía de la propiedad y la libre iniciativa de "nosotros, el pueblo", la lucha contra los totalitarismos y diversas formas de socialismo, la defensa del patriotismo, el repudio a la intervención de entes multinacionales en asuntos internos de los países y el rechazo al sacrificio de los ideales libertarios en aras de la "corrección política". Fue, por sobre todas las cosas, un presidente valiente, lo que explica el apresuramiento de Piñera, personero de los respectivos antivalores, en felicitar prematuramente a su adversario Biden.

Hoy hemos recibido la buena noticia de que, sin perjuicio de luchar por su derecho a investigar el fraude demócrata y su posible incidencia en los resultados finales de la elección del martes, ya está lanzada la candidatura Trump para 2024. Es una buena noticia. 

Ya para entonces también Chile puede haber superado el fraude múltiple gestado bajo el gobierno fallido de Piñera y puede haber derrotado al socialismo violento y retrógrado en las múltiples elecciones que habrá de aquí a entonces, pero muy en particular en la elección presidencial de 2021, con el respectivo retorno a la tradición chilena de consagrar a un gobernante autoritario tras períodos de caos y revolución violenta provocados por la izquierda nacional; y luego con el triunfo en el "plebiscito de salida" que pondrá fin al régimen de facto inaugurado el 15 de noviembre de 2019, restableciendo así la plena vigencia de la Constitución más sabia que nos hemos dado y que ha permitido al país lograr los mejores decenios de prosperidad, estabilidad y avance de la historia nacional. 

miércoles, 4 de noviembre de 2020

Mentiras Nacionales Mayoritarias

Que haya ganado el "Apruebo" con el 78 % de los votos significa, para los que conocemos la verdad de las cosas, que cuatro de cada cinco chilenos no la conocen. A los chilenos se les ha dicho grandes mentiras políticas y cuatro de cada cinco de los ciudadanos las han creído.

Quedó ello en evidencia ayer, miércoles 4, en cartas a "El Mercurio", cuando un "analista político" discrepó de un articulista alarmado por la violencia callejera, y le dijo: "Hoy para Sergio Muñoz sólo existe la violencia en un sector de la sociedad, deja de lado la violencia que significa que la Corte Suprema le rebaje la sanción económica a Ponce Lerou de 62 millones de dólares a sólo 3,3 millones de dólares o que el director del SII les aplique un perdonazo a las empresas Penta de más de 1.400 millones de pesos o la violencia policial que termina con un joven arrojado al río Mapocho".

Tres mentiras. No hubo generación de violencia en ninguno de los tres episodios.

El "caso Cascadas", sociedades de Julio Ponce Lerou, en realidad, fue una fabricación nacida de la codicia de Sebastián Piñera durante su primera presidencia. Él era dueño de acciones de las Cascadas y quería obligar al controlador de ellas, Ponce Lerou, a fusionarlas, lo que haría subir el precio de las que él tenía,  generándole una ganancia. "Una pasada". Entonces lo amenazó con una denuncia ante la Superintendencia, la cual finalmente preparó un economista vinculado a la firma en que mantenía su fideicomiso tuerto (porque ciego no era) y finalmente, dado que Ponce Lerou no cedió, la denuncia fue presentada. 

Lo más cierto que se dijo en todo el desarrollo de ese caso fue una frase del mismo Ponce Lerou, que se lo relató ampliamente a "El Mostrador": "Si Sebastián Piñera no hubiera tenido acciones de las Cascadas, no habría habido caso Cascadas". El entonces Presidente lo había seguido presionando y le había mandado recado, a través de diversos emisarios, de que si fusionaba las Cascadas "yo hablo con la Superintendencia". Incluso dijo esto en un Comité Político, uno de cuyos presentes lo relató a otra persona cándidamente, y trascendió. Pero Ponce no cedió. 

Otros como él, que compraron y vendieron acciones de las Cascadas, en algunos casos también fueron procesados y finalmente absueltos, porque les tocó una jueza que quiso comprobar si había un "esquema" delictivo y no lo encontró. Otros ni siquiera fueron investigados. El juez que procesó a Ponce, en cambio, sí dijo haberlo encontrado. Pero las sociedades de Piñera  también  compraron y vendieron voluminosos paquetes de las Cascadas en los mismos tiempos y no fueron investigadas. El 22 de mayo de 2008 una sociedad de Ponce Lerou les habría comprado el 4,03% de una de las Cascadas, en 27 millones de dólares, a precios superiores al de Bolsa, a Axxion, Bancard e Inversiones Santa Cecilia, sociedades de Piñera. Un abogado de Ponce Lerou le pidió al Superintendente confirmarlo, pero éste no le contestó. Esto está en mi blog del 26 de octubre de 2013, titulado "El País de Sebastián". 

Si hubieran sido operaciones bursátiles ilícitas, parte de un "esquema" ¿por qué no se procesó a Piñera? Yo pregunté eso en mi blog (cualquiera puede verlo) y la Secretaria General de Gobierno dijo entonces que era "una vileza".  

Todo eso, concedo, puede ser "violento", pero lo que no puede serlo ha sido que la Corte haya rebajado la multa a Ponce Lerou de 62 a 3,3 millones de dólares, por la sencilla razón de que éste último es el tope fijado por la ley a las multas. Aplicar la ley no puede constituir violencia.

Y en el caso Penta la rebaja correspondió a gastos y honorarios judiciales en que incurrieron esas empresas para defenderse. Si ante una querella contra sus controladores y ejecutivos por su desempeño como tales ellos se defienden con cargo a la empresa, se trata de un gasto y habrá debate acerca de si es deducible o no de la renta, pero ello no constituye un acto de violencia justificativa de que se saquee, destruya e incendie por doquier. Tal vez un "perdonazo", pero no violencia. 

Tampoco fue violento el carabinero que persiguió a un "primera línea", justamente para combatir la violencia y detenerlo por los desmanes. Él carabinero estaba luchando contra la violencia. El que huía era protagonista y generador de la misma y cayó de un puente huyendo del policía que quería detenerlo. Ahora ha sido convertido en "víctima", pero era un agresor. Y el carabinero, que estaba en el lugar de los hechos para impedir la violencia callejera y cumpliendo una peligrosa misión de bien público, ha pasado a ser víctima del sistema. Paradójico.

Las mentiras y la violencia van de la mano. Lo malo es que el 78 % cree las primeras, vota en consecuencia y con ello tiende a justificar la segunda, que en este momento es la mayor amenaza que sufre el país.

domingo, 1 de noviembre de 2020

¡Libertad...Libertad...Libertad...!

Ayer tuve el agrado de ver el video de una multitud argentina gritando a favor del capitalismo, al proclamar la candidatura de Javier Milei. Me pareció que era en la Avenida 9 de Julio. El grito masivo era "¡Libertad...Libertad... Libertad!", título de uno de sus libros. Nunca lo habría imaginado. Argentina, bajo la Constitución de Alberdi, que era como la nuestra actual, llegó a ser el país más rico del mundo en 1895. Hoy, tras más de un siglo de reformas socialistas, es el 76° y en crisis terminal.

Si los chilenos hubiéramos votado en 1988 por ocho años más de la presidencia de Pinochet, ya bajo la plena democracia, tal vez hoy seríamos también número 1 del mundo y no sólo el 2 de América Latina y bajando. Pero no sucedió, fuimos incurriendo progresivamente en el socialismo, hasta vivir hoy la hora más oscura para nuestra libertad, tras el triunfo del "Apruebo" y el consiguiente salto al vacío.

Por eso he propuesto mantener un Chile Libre, aunque sea sólo en las comunas en que triunfó el Rechazo, que continuarían bajo la Constitución de la Libertad. Una separación amistosa, por incompatibilidad de caracteres: allá gran mayoría por el Apruebo, acá gran mayoría por el Rechazo. Por fin, después de varios días, recibí un whatsapp de lo que necesito para llevar a cabo la Declaración de Independencia: un hombre de acción, un empresario. Yo creí que era porque iba a empezar a moverse para proclamarla. Pero no, era para preguntarme si estaba disponible para ser candidato a la Convención Constituyente. Le dije que no.

No quiero ser parte de este verdadero suicidio nacional acordado por una minoría del 39,5 % (el 78 % del 50,6% que votó) y obtenido poniendo la pistola en la cabeza a un Presidente muerto de miedo. 

Además, el proceso se lleva a cabo bajo un régimen de facto y por las razones equivocadas, pues no es verdad que el modelo vigente favorezca más a los ricos, porque el ingreso de los pobres ha aumentado porcentualmente más que el de aquéllos; ni es verdad que genera desigualdad, porque la ha reducido; ni tampoco es cierto que no entrega recursos para salud, educación y previsión, porque los ha dado más que suficientes, como tantas veces se ha probado (Rolf Lüders 2019, Bettina Horst 2020). Pero la burocracia de los partidos se ha quedado con gran parte de la plata y, por lo tanto, ésta no ha llegado a quienes más la necesitan. De ahí el malestar, del cual es culpable el Estado.

Es decir, lo que hay que cambiar es el Estado, no la Constitución. 

En fin, tampoco es verdad que la Carta sea ilegítima, porque la prepararon los mejores juristas del país tras un estudio de cinco años, la aprobó el pueblo mayoritariamente en 1980, la ratificó de nuevo el pueblo, con el 91,25 % de los votos, en 1989 y el Congreso elegido por el pueblo la volvió a reconfirmar como legítima en 2005, con el voto de 155 parlamentarios contra 4.

Pasando por sobre todo eso, los revolucionarios triunfantes van a redactar un gatuperio y a liquidar al país. No es exageración, porque ya se está liquidando la mayoría de las acciones de las sociedades anónimas del índice de la Bolsa (IPSA), pues se cotizan a un precio inferior a su valor de libros. Este último es el registro contable de lo que costó formar cada empresa. Es como si un señor que ha edificado una casa a un costo de cien millones de pesos la ofreciera en venta en 70 millones. 

También están anunciando la liquidación de otras actividades cuando dicen que quieren "recuperar" el agua ("¡exprópiese!", como decía Chávez). O cuando vocean "No + AFP", lo que implica terminar con las cuentas individuales de jubilación (ya se ha hecho parcialmente con el retiro del diez por ciento y lo quieren hacer de nuevo). Así se está yendo la plata que financia a las empresas chilenas. ¿Finalmente se les entregará el resto de la plata acumulada a los mismos que manejan el Estado y que se quedaban con ella antes, bajo el antiguo sistema de reparto? 

En fin, amenazan con que no habrá más salud ni educación privadas. Pero con el actual gasto público en salud todos los chilenos podrían financiar planes en las isapres y no habría "listas de espera" ni "hospital de Talca". Y con el equivalente al gasto público en educación todos nuestros menores podrían ir al Grange o  al Tabancura o al Saint George's o similares, pues las filiales de éstos proliferarían como callampas. El nivel de enseñanza daría un salto gigantesco. Nótese que con la actual libertad educacional que dio el gobierno militar se fundaron, bajo él, colegios comunistas como el Colegio Latinoamericano de Integración y universidades como la Arcis. U otras socialistas como la Alberto Hurtado (una vez el padre Berríos se rió de que yo hubiera escrito que él era "jesuíta de izquierda, perdonando la redundancia"). Y si se rebajaran sólo en 10 % los sueldos sobre el mercado que paga el Estado, se podría financiar pensiones mínimas de 400 mil pesos mensuales para todos los jubilados.

Lo que está en juego es, ni más ni menos, nuestra libertad. Una separación amistosa ahora permitiría conservarla allí donde ella es más valorada, a la espera de que el resto también, más temprano que tarde, la añorara y espontáneamente transitara de vuelta por las anchas alamedas hacia la reunificación.