martes, 31 de octubre de 2023

De la Defección a la Decepción

Pensé que a la defección de José Antonio Kast no podía seguir la de TODOS los consejeros republicanos. Dado que los 17 de izquierda iban a rechazar, bastaban cuatro (entre 22) para terminar con el proceso espurio, 

Iba a ser un Gran Día para Chile. Bastaban cuatro para que no hubiera más campaña ni plebiscito ni incertidumbre institucional. Volvería a haber un mínimo de honestidad, perdido a raíz de la violencia política (la fuerza es un vicio del consentimiento) y de las trampas para instalar el segundo proceso. 

Hasta el rector Peña, culpable originario de éste, vio la luz y en su columna del 20 de octubre, "El Peso de la Responsabilidad", llamó implícitamente a votar en conciencia, sin "orden de partido". Era obvio que instaba a rechazar.

Pero faltaron cuatro valientes para lograr los 21 votos necesarios. Si los hubiera habido, terminaba todo. No habría habido plebiscito, seguía vigente la Constitución y sólo quedaba hacerla respetar. Es decir, regresaba el derecho, tras un turbulento interregno de violencia que impuso el "Acuerdo por la Paz y una Nueva Constitución", del 15 de noviembre de 2019 al aterrado Piñera. La fuerza vició su consentimiento. Todo fue nulo. Y después, sin consultar al pueblo (primera inconstitucionalidad), también lo fue el segundo proceso iniciado por moción parlamentaria (segunda inconstitucionalidad).

El lunes falló el elemento humano. Fue una nueva decepción. No hubo siquiera cuatro que asumieran "el peso de la responsabilidad", a la cual los llamó el rector Peña en su artículo. Ni siquiera cuatro honraron la palabra dada al electorado. Pobre país. Cómo me arrepiento de haber recomendado, a tanta gente que me preguntó, votar por Luis Silva, que capitaneó la nueva decepción. Fue el peor contradictor reciente de sus propias opiniones anteriores al 7 de mayo, cuando hacía ver los peligros del "Estado social". Éste, como lo han probado en el whatsapp del Club de los Viernes, el constitucionalista Jorge Reyes, en el del Foro Cristiano la historiadora Vanessa Kaiser y en un video que se ha hecho viral, el abogado Rodrigo Logan, le haría mucho mal a Chile.

Pero queda una esperanza cierta: los 4 millones de apolíticos que votan obligados so pena de multa. No saben nada de política ni quieren saberlo, pero sí saben de tonterías. Luego, van a rechazar en diciembre.

Tranquilos, Claro, los engañados nunca más votaremos por quienes nos engañaron. Surge la figura de Teresa Marinovic como un reemplazo confiable. Ojalá funde un partido. Porque de los republicanos yo, por lo menos, no quiero saber nunca más.

sábado, 28 de octubre de 2023

Un Gran Día Para Chile

¡Cómo entre 50 consejeros no va a haber 21, tanto entre los honestos y valientes, que cumplen su palabra, como entre los que no lo son y no la cumplen, pero ahora deciden hacerlo, que rechacen una gigantesca estupidez nacional e institucional y además un enorme dispendio adicional innecesario y cuantioso! ¡Cómo no va a haber 21 que se nieguen a hacerse cómplices de la trampa urdida por Gabriel Boric y Sebastián Piñera, a cuyo contubernio ad hoc en mala hora y por razones inexplicables se plegó José Antonio Kast, y que lo único que han conseguido ha sido dividir y confundir más a los chilenos!

El propio inspirador inicial de la barbaridad, el rector Carlos Peña, ya se arrepintió y ha caído en la cuenta de lo que es la realidad. "¿Existe el peso de la responsabilidad?" se preguntó. Y vivió una epifanía mística que le reveló la verdad. En su columna del 20 de octubre de El Mercurio calificó este ilícito, inconstitucional e inmoral segundo proceso como "un trampantojo", término que significa "engaño" y es una abreviatura de "trampa ante los ojos".

Bastan 21 votos el lunes 30 para deshacerse, de una vez y para siempre, del inútil, innecesario, inmoral, inoportuno y absurdo trampantojo constitucional.

En una actitud que lo honra, el rector llama a los consejeros a votar en conciencia, honestamente, de acuerdo con su leal saber y entender. No como borregos. Los llamó a "no eludir la responsabilidad por lo que cada uno decida aprobar o rechazar". Para poder decir después, con orgullo (el orgullo es un sentimiento individual, les advierte): "Yo fui quien lo decidí".

Tiene razón el rector: estamos ante un trampantojo. Primero, porque sus autores no podían ni debían perpetrarlo, tal como no se puede ni se debe robar, levantar falso testimonio, mentir, deshonrar padre o madre. Pues a sus autores intelectuales los previno a tiempo el profesor José Ignacio Vásquez, en El Mercurio del 20 de enero: "Las normas constitucionales actuales no facultan a los poderes colegisladores para elaborar una nueva Constitución". Pero no les importó. Lo hicieron igual. Porque tenían los votos parlamentarios y formaban un contubernio gobierno-oposición. ¿Quién los iba a acusar, entonces? "La izquierda y la derecha unidas, jamás serán vencidas", escribió Nicanor Parra. Inmoral, por supuesto, como insiste Rosa Angélica Sánchez, de larga experiencia constitucional, cuando comenta el texto.

Y además es nulo de derecho público: "Ninguna magistratura, ninguna persona ni grupo de personas puede, ni aún a pretexto de circunstancias extraordinarias", dice la Constitución, "atribuirse otra autoridad o derechos que los que expresamente les hayan conferido la Constitución o las leyes. Todo acto en contravención a este artículo es nulo". La nulidad tampoco les importó. ¡No les van a venir con esas cosas a tipos como Boric o Piñera; el primero pasa bajo los torniquetes de lo que sea y en todos los sentidos y al segundo es difícil sorprenderlo respetando las leyes y menos aplicándolas con rigor.

El trampantojo es, además, doblemente inconstitucional, porque aparte de no tener los políticos facultades para perpetrarlo, debía nacer de una iniciativa del Ejecutivo, por irrogar gastos, y sin embargo provino de una moción parlamentaria. Tampoco les importó. Porque para el contubernio violar la Constitución se ha convertido en un hábito impune. 

"De todas las fuerzas más o menos invisibles que dañan la democracia", les dice el rector Peña a los consejeros que deben votar el lunes, "ésta, la abdicación de la propia responsabilidad, es la más grave". En otras palabras, les aconseja, "aunque te tengan amenazado... o presionado... reivindícate".

Muchos votamos Republicanos el 7 de mayo por haber sido los únicos opuestos a una nueva Constitución. No cumplieron. Ahora les exigimos que honren su promesa electoral, su palabra. Tienen los 21 votos necesarios para impedir la perpetración de un acto inconstitucional, nulo, inmoral. Un trampantojo. ¿Cómo  no va  a haber 21 hombres y mujeres íntegros, que mantengan su palabra, en la votación del lunes? Me niego a desecharlo. 

Sobre todo que si lo liquidan vuelve la certidumbre constitucional. Bajará el dólar y subirá la bolsa. Renacerá la confianza. Porque el mal gobierno tiene fin, pero el trampantojo permanecería. El profesor Julio Alvear Téllez ha escrito sobre él: "si uno conjuga sus reglas, queda una cosa monstruosa... una bomba de tiempo".

Todo depende de si hay 21 consejeros constitucionales que el lunes pueden hacer un gran bien al país: (1) Evitándole riesgos e incertidumbre institucionales. (2) Reafirmando por enésima vez la Constitución que posibilitó los "mejores treinta años": 1985-2015. (3) Y volvería alguna seriedad. Al menos daríamos una señal de que no se debe hacer trampa. (4) En lo inmediato, ahorro de recursos, menos polarización. (5) Los telespectadores y los canales se librarán de la franja electoral. (6) Los políticos, por una vez, no podrán extraer de los contribuyentes los miles de millones de pesos que se han autoasignado por los votos obtenidos en los comicios a los cuales no se cansan de convocar. 

En fin, los peor evaluados de todos en las encuestas, los políticos y sus partidos, que hacen lo que quieren con nosotros, por una vez no se saldrían con la suya, como ya se han acostumbrado a hacerlo con total impunidad.

Como diría Arturo Prat, el lunes 30 será un gran día para Chile. 


domingo, 22 de octubre de 2023

Tras la Epifanía del Rector

La conversión más trascendental pero menos celebrada de los últimos días ha sido la del rector Carlos Peña. Él fue autor, hace poco más de un año, de la infausta idea de un segundo proceso constituyente (peor aún, sostuvo que el primero continuaba en vigor), aun después del contundente rechazo del 4 de septiembre de 2022, que puso término al único proceso que había habido. Pues desde esa fecha, jurídicamente, rigió el art. 142 de la Carta de 1980, declaratorio de que la misma seguía en vigor y "aquí no había pasado nada".
Pero Peña entonces dijo que no. Y tuvo la audacia de recomendarle al presidente Boric, asegurándole que el suyo era un "consejo jurídico", hacer caso omiso de la Carta y continuar con un proceso constituyente que ya no existía. Sin controlar en lo más mínimo su wishful thinking, nos conminó a los derechistas a "lanzar lejos" la Constitución de 1980, recién ratificada por enésima vez por el pueblo. Lo peor fue que El Mercurio abrazó la afiebrada tesis en su editorial del 15 de septiembre de 2022, fundado en argumentos que no habrían pasado siquiera el examen de su sección El Polígrafo.

Todo no había podido ser peor, hasta la presente semana: el rector Peña, seguramente después de una epifanía cuyos detalles místicos algún día nos revelará, se pasó a la tesis constitucional más ortodoxa y óptima: que el írrito proceso por él inventado debe ser finiquitado el 6 de noviembre próximo o antes, por 21 votos de rechazo que así le pongan término, impidiendo el quórum de 3/5 necesario para aprobar un texto y llamar a plebiscito. Les dice a los consejeros "que no sean un rebaño, que asuman la responsabilidad por lo que cada uno decida aprobar o rechazar". Les reitera y los insta a no ser "un rebaño de izquierdas o derechas, pero un rebaño al fin, cuyos miembros nunca podrán rendir cuentas y decir con orgullo respecto de su voto (el orgullo es un sentimiento individual) 'yo fui quien lo decidí'". 

Es decir, pide que se termine el proceso YA. Pues los Republicanos, que eligieron 22 consejeros merced a que prometieron oponerse a una nueva Constitución, por sí solos impedirían alcanzar los 3/5 exigidos para que se apruebe un texto y haya plebiscito. Sólo votan A Favor, hoy, Piñera y un estrecho círculo de entreguistas.

Este texto no le gusta a nadie. Jorge Correa Sutil, DC o ex DC, dice que "está lleno de símbolos de derecha y va a crear mala percepción. Vamos a volver a tener un texto cuestionado y percibido como partisano por una parte del país". Irina Karamanos, por su parte, afirma que "cierra más las puertas de las que ya tenemos cerradas con la Constitución de Pinochet". Y los de derecha repudiamos el "Estado social y democrático de derecho" de la Constitución de Chávez que tanto le gusta a Francisco Vidal (que rechaza todo lo demás).

¡Ahorrémosle al país miles de millones de pesos que costarían otro plebiscito, la franja electoral, otro mes y diez días de controversias y polarizaciones, dimes y diretes Con Filtro y Sin Filtro, crispación y constantes invectivas al dictador comunista Allende y al dictador militar Pinochet! Confiemos en que más temprano que tarde unas elecciones pongan fin al régimen que está deconstruyendo Chile. En que habrá un gobierno menos pésimo y un parlamento menos malo y nos resituemos donde vuelvan a abrirse las anchas alamedas que abrió el gobierno militar ý otra vez donde él nos dejó, como en 1990, con el mayor crecimiento de América Latina, sin conflicto en la Araucanía, sin inmigración indeseada, con el terrorismo derrotado, los delincuentes presos y no cometiendo asaltos y encerronas. Llenos de inversión nacional y extranjera, como entre 1985 y 2015, "los mejores 30 años", en que fuimos top-one mundial en reducción de la pobreza (economista José Luis Daza).

Que los consejeros atiendan al llamado del rector Peña-post-epifanía. Que voten en conciencia y pongan término YA al indeseado e indeseable segundo proceso. Que así abran paso a la baja del dólar, la caída de los precios, la confianza general, el retorno de los inversionistas y la reapertura de las anchas alamedas por donde camine el hombre libre de la delincuencia y el terrorismo. Como lo hacia hasta el 11 de marzo de 1990, seguro de que lo único que podía esperar era, no un asalto o una encerrona, sino sacarse una foto ante la estatua del general Baquedano y junto a la tumba del soldado desconocido, en la Plaza Italia, rodeada del verdor de sus jardines y ante los cotizados edificios Turri, en cuyo centro estaba el tradicional Teatro Baquedano, en el cual había comedias infantiles y hasta llegó alguna vez a cantarse la ópera y estuvieron por años los apetitosos churrascos de los "Establecimientos Oriente" de la familia Pubill.

Necesitamos 21 votos para rechazar YA. Contamos con 22 republicanos más 17 izquierdistas. Es decir, 39. No contamos con 11 piñeristas. Pero más de alguno podría desertar. ¿O será mucho pedir?

jueves, 19 de octubre de 2023

Es Que Todavía No lo Puedo Creer

Mientras más lo pienso, menos lo puedo creer. Viendo que los partidos políticos hicieron trampa con tal de cambiar la Constitución (la izquierda activa y la centroderecha entreguista), hubo un partido de derecha, el Republicano, que defendió la Constitución de 1980. 

Hubo elección el 7 de mayo y una marea ciudadana imprevista por todo el mundo les dijo a los Republicanos: "Ustedes tienen razón, defiendan la Constitución y hagan lo que quieran". Tanto fue así que, de hecho, ellos solos, el 6 de noviembre próximo, pueden terminar el proceso y arrojar a la basura el proyecto de nueva Constitución. Y ahí terminaría todo.

¿Consecuencias de eso? Se recuperaría la certidumbre institucional, bajaría el dólar, bajarían la bencina y la inflación, mejoraría el poder adquisitivo y existiría un futuro institucional predecible y firmemente establecido. De hecho, a los Republicanos les sobraría un voto, pues les basta con 21 para poner la lápida al proceso espurio, nulo e inconstitucional. Y le ahorrarían al país una campaña y un plebiscito carísimos. ¿Que la izquierda entonces puede reformar la Carta con 4/7? No, porque de partida en el Senado los 4/7 son 29 votos y la izquierda tiene sólo 25. 

Antes de la elección del 7 de mayo las encuestas decían que los Republicanos podrían hasta acercarse a la votación de ChileVamos. Pero en el hecho los doblaron y eligieron 22 consejeros, contra once de ChileVamos. Fue un tremendo espaldarazo. El principal líder republicano, José Antonio Kast, encabezaba las encuestas presidenciales y aventajaba por diez puntos a la segunda, Evelyn Matthei. 

Paro llegó el "día menos pensado". El líder republicano, sin avisarle a nadie, se cambió de bando "Se dio vuelta la chaqueta". Dijo que le gustaba el proyecto de los expertos predominantemente de izquierda, que proponen un "Estado social y democrático de derecho", con "derechos sociales" (cosas gratis) y, más aún, "progresivos". Pero "antes" de la elección del 7 de mayo el consejero republicano Luis Silva había dicho que eso era lo peor del proyecto. Sacó 700 mil votos, primera mayoría nacional. También se cambió de bando y ahora encuentra aceptable el socialismo progresivo. En fin, Kast y los Republicanos, ahora integrados al contubernio Boric-Piñera,  hacen campaña para que se vote "A Favor" y así pueda haber una "Constitución de Boric". 

Estoy consternado. Como lo habrían estado los británicos si Churchill, elegido para reemplazar a Chamberlain, que se había entregado a Hitler, hubiera declarado después de asumir:"En realidad tengo que comunicarles una pequeña cosa: soy nazi". 

Todavía no lo puedo creer.

lunes, 16 de octubre de 2023

Rashomon

Rashomon fue una película japonesa que hizo época en mi juventud, porque presentaba un crimen en que el asesino era "el malo" y la víctima era "la buena", y hasta ahí todo normal. Pero de repente la película "se daba vuelta la chaqueta" (a-la-chilena) y presentaba al asesino como "el bueno" y la víctima como "la mala". El espectador quedaba ¡plop! y se iba para la casa todo confundido.

Días atrás vi un video de Tomás Mosciatti, quien tiene alto rating (centenares de miles) y decía, en resumen: "El 11 de septiembre de 1973 el general Prats viajó a Buenos Aires, donde tuvo que trabajar para mantenerse junto a su señora, y en 1974 fue asesinado por el servicio secreto de Pinochet".

Todo políticamente correcto, otro "crimen de Pinochet". Y el país y su historia, bien, gracias. Hasta que alguien estudió los hechos, cosa que hice yo.

El general Prats viajó a Argentina en la misma noche del 11 de septiembre de 1973. Lo vi en la televisión en su Fiat 125 gris, entrando al túnel del Cristo Redentor, acompañado de su señora.

En Buenos Aires tuvo que trabajar, como dijo Tomás Mosciatti, pero ¿para quién? Un  agente del KGB, que se pasó a occidente, lo reveló años después en su libro "El Mundo Iba en Nuestro Favor", escrito en conjunto con Christopher Andrew, Basic Books, New York, 2005.

En su pág. 98 revela que un importante agente soviético, enviado a Buenos Aires a la asunción del mando de Juan Domingo Perón, en 1973, que operaba bajo el alias de Sergei Segueyevich Konstantinov, pero de apellido real Tolstikov, recurrió al general (r) Prats para obtener una entrevista con la vicepresidenta argentina Isabel Perón. No sólo la consiguió. sino que ello le sirvió también para entrevistarse finalmente con Perón mismo.

Añaden Andrew y Mitrokin: "A Prats se le entregaron diez mil dólares de fondos asignados al Comité Central para trabajo con la resistencia chilena y la comunidad residente de inmigrados". 

El art. 107 del Código de Justicia Militar decía, en 1974, que se aplicaría la pena de muerte al chileno que "militare contra su patria bajo banderas enemigas".

Pero Pinochet nunca supo siquiera de la existencia de Townley, autor del atentado contra Prats y su cónyuge. Tanto así que en 1978, tras el que el mismo Townley perpetró contra Letelier, la Junta en pleno interrogó al coronel Contreras, de la DINA, antes de entregar a Townley a los EE. UU., acerca de si éste tenía alguna relación con los servicios de seguridad chilenos, y Contreras lo negó tres veces (El Mercurio, "Y Lo Negó Tres Veces", 2 de abril de 2000). 

Si Pinochet hubiera tenido conocimiento previo de los atentados de Townley, seguramente se habría negado a entregarlo al FBI. Y podía negarse sin desairar a los EE. UU., pues había una orden de detención contra el norteamericano en Concepción desde 1973. 

Es la mejor prueba de que el Presidente no tenía ningún conocimiento del personaje, ni de su atentado contra Prats ni de ningún otro cometido por él.

De hecho, en La Nación de 28 de agosto de 2006, p.3, apareció citado Townley diciéndole a Contreras que "fue un grave error" no informar al Presidente de los atentados en el extranjero.

Pero el jefe de la DINA era muy amigo del subdirector de la CIA, Vernon Walters. La sospecha de que la CIA conocía todos los pasos de Townley me la dio a conocer Pinochet a mí: "tenían hasta los vales de lavandería de Townley". ¿"Sacaban las castañas con la mano del gato"? Así era "la guerra fría".

Sin duda habría sido más completo el comentario de Tomás Mosciatti si hubiera considerado todo lo anterior. 

sábado, 14 de octubre de 2023

¡Vamos Republicanos Que se Puede!

Hay que ponerle término cuanto antes a este segundo proceso nulo, doblemente inconstitucional y fruto de un acuerdo en que el consentimiento estuvo viciado por la fuerza. Y con él debe quedar para el olvido el inconsulto "Acuerdo por la Paz y una Nueva Constitución" de 12 de noviembre de 2019.

En el recuento aparecen quienes fueron los únicos que coincidieron en no concurrir a ese Acuerdo: el Partido Republicano y el Partido Comunista. El primero, porque no quiso entregarse a la izquierda como el resto, desde el centro a la centroderecha; el segundo, porque, como siempre, estaba confiado en derrocar al gobierno, tarea permanente suya desde que existe en Chile.

¿Alguien se escandalizó porque coincidieron republicanos y comunistas? No, porque muchas veces se han producido conductas coincidentes entre rivales, por razones diferentes y hasta opuestas.

Sea como fuere, el destino de Chile está, ahora mismo, hoy, en manos de los 22 consejeros del Partido Republicano. Su líder ha dado un giro inesperado y se ha sumado al contubernio Boric-Piñera, denominado "Acuerdo por Chile". Entonces ahora reúne a la izquierda revolucionaria (Boric), la centroderecha entreguista (Piñera) y la élite desinformada (Kast). Repiten eslóganes falsos ("tenemos un impasse constitucional", "hay que cerrar el proceso constituyente"). Falsos, porque nunca el tema constitucional ha preocupado a una mayoría. En la última encuesta CEP ni siquiera fue mencionado entre los 16 que más preocupan a la gente. La "nueva Constitución" no marcó siquiera un 1%.

Es sólo un tema de "élites habladoras" (Paul Johnson). Gente con tiempo y dinero, pero que lee sólo titulares. Estos, en Chile como en todo el mundo, los escriben (casi todos) periodistas de izquierda. Luego las élites los repiten en cocteles en lugares como la "Mansión Barnes" (nombre actual de la embajada norteamericana, en homenaje a la memoria del más intervencionista embajador norteamericano en la historia de nuestras relaciones con EE. UU., que financió la campaña del "No" en 1988.)
  
Pero en el Chile real, que es distinto al de las élites, y que de política ni siquiera lee los titulares, pero sí elevó a los republicanos al primer lugar al ser obligado a votar, se acerca el momento "de los quiubos": los consejeros republicanos deben cumplir con el electorado que votó por ellos en razón de ser los únicos opuestos a este segundo proceso constituyente. Recibieron el 35 % de la votación y fueron elevados a la condición de mayor partido político del país, cuadruplicando a los que lo siguen, la UDI y el PC.

Los consejeros republicanos pueden y deben cumplir. Si el 6 de noviembre más de veinte de ellos rechazan el texto, se termina todo. The end. Game over. Finito. No hay plebiscito. No hay franja. Se cierra el proceso. Dejan de correr ríos de tinta y se van para su casa 50 consejeros, 24 expertos, 14 vigilantes de la admisibilidad y legiones de asesores, secretarias, auxiliares, ayudantes, taquígrafos, operadores, choferes, mozos, sonidistas, iluminadores, aseadores, telefonistas, periodistas, mensajeros, cocineros, auxiliares de cocina, médicos, enfermeras y auxiliares de enfermería. En resumen, fin del contubernio Boric - Piñera - Kast. Alivio para el contribuyente ya, sin necesidad de esperar y gastar hasta el 17 de diciembre.  

Y así, por primera vez en más de cuatro años, Chile volvería en sí. Habría más confianza, bajaría el dólar. La gente estaría contenta con la bencina más barata. Sólo faltaría que el Senado destituyera a Boric, como puede hacerlo por simple mayoría, y que el pueblo eligiera un gobierno de derecha para volver a ser un país, si no feliz, normal.

¡Vamos republicanos, que se puede!

martes, 10 de octubre de 2023

La Incertidumbre del "A Favor"

La Constitución que emane de un eventual triunfo del "A Favor", será ilegítima y además nula. 

Lo primero lo advirtió el profesor de Derecho Constitucional y miembro del Tribunal Constitucional, José Ignacio Vásquez, en El Mercurio del 17 de enero de este año: "Las normas constitucionales actuales no facultan a los poderes colegisladores para elaborar una nueva Constitución". Nadie lo contradijo, pero a los políticos no les importó y la están elaborando.. 

En realidad, todo el proceso violento iniciado el 18 de octubre de 2019 está viciado por la fuerza ilícita. La fuerza vicia el consentimiento. Y cediendo ante ella Sebastián Piñera ofreció a los insurrectos, para aplacarlos, algo que no le habían pedido y que él tampoco tenía derecho a ofrecer: la Constitución de 1980, la más ratificada y legitimada de la historia de Chile. Tanto que ella garantizó certidumbre durante casi 40 años. Hasta la insurrección de 2019. 

A raíz de ésta, el consentimiento de Piñera y sus seguidores, al firmar el "Acuerdo por la Paz y Una Nueva Constitución", estuvo viciado por la fuerza. Esto lo reconoció el senador del PPD Jaime Quintana, que públicamente declaró al país viviendo bajo "un parlamentarismo de facto".

Si el Acuerdo del 15 de noviembre de 2019 fue nulo por un vicio del consentimiento, la reforma para el primer proceso constituyente, arrancada por la fuerza, también lo fue. Todo dicho proceso estuvo viciado. Pero bien podría considerarse saneado por el plebiscito de entrada del 25 de octubre de 2021 que lo autorizó. 

Pero el segundo proceso, tras el rechazo de la primera propuesta el 4 de septiembre de 2022, no contempló un plebiscito de entrada. Por eso los poderes colegisladores actuaron inconstitucionalmente al autoatribuirse la potestad constituyente. 

Entonces, quienes voten "A Favor" lo harán a sabiendas de que están atropellando la Constitución. Ésta, en su artículo 7° dice: "Ninguna magistratura, ninguna persona ni grupo de personas pueden atribuirse, ni aun a pretexto de circunstancias extraordinarias, otra autoridad o derechos que los que expresamente se les hayan conferido en virtud de la Constitución y las leyes. Todo acto en contravención a este artículo es nulo."

En consecuencia, el voto "A Favor" propone algo nulo de nulidad de derecho público. Y si se llegare a aprobar una Constitución por mayoría de votos "A Favor", ella sería ilegítima y nadie estaría obligado a obedecerla.

Chile quedaría sumido en la incertidumbre.

Debemos recuperar la certidumbre y la legalidad que siempre hubo mientras rigió la Constitución de 1980. Duraron hasta que los poderes colegisladores, amedrentados por la revolución violenta, pasaron a llevar la Carta, sumiendo al país en un régimen de facto que persiste hasta hoy.

Por eso sólo el voto "En Contra", que ratifique la Constitución de 1980, traerá de vuelta la certidumbre y la constitucionalidad que requiere el país y que dicha Carta siempre garantizó, hasta que se impuso la insurrección.


domingo, 8 de octubre de 2023

Entre Dos Entreguistas

Las encuestas presidenciales están encabezadas por Evelyn Matthei y José Antonio Kast, en ese orden. Hasta hace poco el segundo las lideraba por un margen de diez puntos, pero "se dio vuelta la chaqueta" y los perdió al llamar a votar "A Favor" en el plebiscito (doblemente inconstitucional y espurio) discurrido por los políticos, que son los sujetos peor evaluados (véase cualquier sondeo) pero mandan.

En realidad, es mejor para Chile el liderazgo de dos entreguistas que el del contubernio Boric-Piñera. Éste tuvo la insolencia de autobautizarse como "Acuerdo por Chile". Formado bajo la amenaza de la violencia de la "primera línea" (la fuerza es un vicio del consentimiento) el contubernio discurrió reemplazar la más legitimada Constitución de la historia de Chile (si bien hoy amplia e impunemente violada por casi todos) y en ese espurio proceso estamos.

Kast perdió, por su entreguismo, la ventaja en las encuestas que mantenía sobre la Evelyn, la cual ha sido entreguista desde siempre y era partidaria desde antes que él de una nueva Constitución. Pero, curiosamente, hace unos días ella tuvo un intervalo lúcido cuando todas las encuestas mostraban un amplio rechazo a la nueva Constitución. Entonces vio peligrar su "capital político" --fueron sus palabras-- y pareció que pasaba a votar "En Contra". Pero esa misma noche fue a Tolerancia Cero y --"la donna é móbile"-- manifestó que votaría "A Favor". Así y todo, el hecho es que supera por ahora a Kast en los sondeos presidenciales.

Pero la trama no es tan sencilla. El 7 de mayo pasado el Partido Republicano de Kast obtuvo una mayoría suficiente para hacer lo que quisiera en el Consejo Constitucional. Su ventaja se originó en que fue el único opuesto a una nueva Constitución. Pero vino la antedicha sorpresa de que su conductor y guía se cambiara de bando y pasara a ser partidario de votar "A Favor" de una nueva Carta. 

Los Republicanos ya la han redactado y se está tramitando. Así y todo, todavía podrían cumplir con sus votantes y rechazarla, cuando sean llamados a pronunciarse el 6 de noviembre sobre la misma. Se precisa de 3/5 de los votos, es decir, 30, para aprobarla. Si 21 votaran por rechazarla pondrían término al proceso ilegítimo e inconstitucional, cumplirían con su electorado y "aquí no ha pasado nada". Les bastan 21 votos y tienen 22. Pero su senador Rojo Edwards, que les sugirió hacerlo, ha sido incitado a dejar el partido, como si hubiera propuesto una atrocidad.

Más aún, José Antonio Kast se ha jugado públicamente por el voto "A Favor" en el plebiscito del 17 de diciembre. Ha prometido cambiar los sondeos que favorecen al sufragio "En  Contra" y ya ha tenido éxito en estrechar las cifras, de acuerdo con la última encuesta Black & White. 

El electorado es veleidoso. Los de "una sola línea y una sola palabra" somos minoritarios. Por ahora, "tomamos palco". Cualquier cosa puede pasar, tanto el 6 de noviembre como el 17 de diciembre. Eso se llama "incertidumbre", según algunos e "incerteza", según otros, todos respaldados por la Real  Academia.


viernes, 6 de octubre de 2023

"Una Que Nos Una"

En la búsqueda de una supuesta Constitución que sea "la Casa de Todos" los chilenos estamos divididos en las siguientes facciones, a lo menos:

1) Los que consideran que el actual proceso constituyente es nulo de derecho público y quieren mantener la actual Constitución.

2) Los partidarios de una Constitución que le permita al Estado intervenir ampliamente, para garantizar a todos la máxima igualdad.

3) Los partidarios de una Constitución de derecha, pero distinta de la de 1980, sólo por haber sido ésta "la de Pinochet".

4) Los partidarios de la dictadura del proletariado y de una Constitución "socialista, marxista, integral", para emplear las palabras de Salvador Allende a Regis Debray en 1970.

5) Los partidarios de un "Estado social y democrático de derecho" de corte socialdemócrata o "Estado de bienestar".

6) Los partidarios de una constitución onunista-ecologista y sometida a la Agenda 2030.

7) Los que quieren una Constitución feminista, indigenista y LGTBQI+.

8) Los que sólo quieren una nueva Constitución y no les importa lo que diga, con tal de que sea nueva.

9) Los anarco-capitalistas contrarios a toda Constitución.

10) Los seguidores del padre Osvaldo Lira,  partidarios de una Constitución Militar, bajo la cual manden los uniformados, porque los civiles, como decía el sacerdote, sólo generan caos.

11) Los propiciadores de una Constitución monárquica, que vuelva a someter al Reyno de Chile a la Corona de España.

12) Los partidarios de una Asamblea Constituyente que parta de cero, después de despojar de todo a "las siete grandes familias" a que se refería la convencional María Rivera en 2021.

miércoles, 4 de octubre de 2023

Rojo en el Blanco

El senador Rojo Edwards es uno de dos que tiene el Partido Republicano y ha declarado algo que provoca molestia en su seno: que debe cumplirse la promesa hecha antes de los comicios del 7 de mayo.

En efecto, dentro del proceso nulo, ilegítimo y espurio impulsado por el contubernio Boric-Piñera, llamado "Acuerdo por Chile", se contempló una elección popular de consejeros constitucionales a efectuarse el 7 de mayo pasado.

Se presentaron a esos comicios todos los partidos existentes, integrando varios pactos. Un solo partido, entre decenas, manifestó oponerse al segundo proceso para dictar una nueva Constitución y ser partidario de mantener la Carta vigente: el Partido Republicano.

Esa excepcionalidad se tradujo en que fuera sorpresivamente favorecido por la opinión pública, pues obtuvo el 35 por ciento de la votación total, erigiéndose en el más grande del país y cuadruplicando a los que le siguieron en tamaño, la UDI y el Partido Comunista.

Fue un verdadero "golpe a la cátedra" que sorprendió a todo el mundo, menos a la "verdadera cátedra", es decir, las personas que no son antenas repetidoras de eslóganes de la izquierda, y que sí son estudiosas del quehacer político, de la historia y de las encuestas de opinión. Pues todas éstas y durante años habían revelado que una nueva Constitución nunca fue un anhelo de ninguna parte significativa de la opinión pública. Máximo la idea obtenía 2 o 3 puntos porcentuales de menciones, entre los temas que interesaban a la gente. "Una nueva Constitución" siempre quedaba relegada a los últimos lugares de la preocupación ciudadana, hasta culminar en la última y más reciente encuesta del Centro de Estudios Públicos, en que dicho tema ni siquiera apareció entre los 16 que en el sondeo alcanzaron al menos un punto porcentual de menciones.

Esto reveló que una materia central de preocupación de las élites sociales y políticas no despierta ningún interés entre la masa, compuesta mayoritariamente por gente que no presta atención s la política ni cree en los políticos ni en sus partidos. Éstos siempre aparecen como los entes peor evaluados por la ciudadanía, superando incluso a los Tribunales de Justicia, que con toda justicia son, junto con aquéllos, los más negativamente evaluados por los chilenos.

Pero surgió un hecho inesperado: el principal líder Republicano, José Antonio Kast, desoyendo el veredicto de las urnas, en cuanto éste sugería que su partido había obtenido una gran votación justamente por ser el único adverso al segundo proceso constituyente urdido por los demás partidos ¡se declaró a favor del mismo! Hoy ya Kast se encuentra enfrascado en la tarea de preparar justamente aquello a lo cual su partido se oponía: una nueva Constitución. Y viendo que la idea es ampliamente impopular, según todas las encuestas, ¡se ha propuesto revertirlas en dos meses! ¡Es el campeón de la causa adversaria!

En estas circunstancias, el senador Rojo Edwards se ha manifestado inclinado a que su colectividad, teniendo, como tiene, los votos suficientes para rechazar una nueva Constitución, vote por desecharla en la oportunidad en que ese punto les sea sometido, que de acuerdo al artículo 91 del Reglamento de este proceso será el 6 de noviembre próximo. 

El Partido Republicano tiene 22 consejeros constitucionales y si 21 de ellos rechazan el proyecto, se termina este proceso, no hay nueva Constitución, se cumple lo prometido al electorado y se restablecen la certidumbre constitucional y la "rule of law" que Chile nunca debió haber perdido.

Pero eso sería propio de un país serio y, por sugerirlo, Rojo Edwards puede ser sancionado por su colectividad, según amenaza su secretaria general, Ruth Hurtado, porque hoy vivimos en otro país, donde todo vale, menos la legalidad, la palabra empeñada y la seriedad. El país de Boric, Piñera y, ahora, ¡hélas! José Antonio Kast. 

domingo, 1 de octubre de 2023

Seis Errores No Forzados y Un Tiro Ganador

Cuando tenía el mundo a sus pies como "duro de derecha", que es lo que pide el país hoy, José Antonio decidió darse vuelta la chaqueta, pasándose al bando de un "Apruebo" en decadencia. Lo anunció en entrevista al Wall Street Journal, lo ratificó acá y cayó más de diez puntos en la carrera presidencial, la cual pasó a encabezar Evelyn Matthei. Primer error no forzado.

Segundo error no forzado: asociarse a un contubernio Boric-Piñera que patrocina un proceso constituyente doblemente inconstitucional y nulo. El 7 de enero el profesor y miembro del Tribunal Constitucional, José Ignacio Vásquez, lo había advertido en El Mercurio. No le hicieron caso, porque tenían suficientes parlamentarios para hacer la trampa. Pero la gente, que no es tonta, se dio cuenta y a la primera elección que hubo, favoreció al partido de Kast (éste todavía con la chaqueta sin virar) y le dio una paliza al contubernio de Boric y Piñera.

Tercer error no forzado, asociarse con los dos políticos más desprestigiados del país, los nombrados Gabriel Boric y Sebastián Piñera. Ambos con prontuario amplio y conocido. Se contaminó. "Es igual a ellos", se dijo la gente.

Cuarto error no forzado: hacer lo contrario de lo que le pide su electorado. El 7 de mayo éste colmó de votos a los Republicanos, por ser los únicos en oponerse al artificial segundo proceso, que es inconstitucional. Kast decidió treparse al escenario donde por ningún motivo había que estar.

Quinto error no forzado: desechar de antemano la oportunidad de poner término anticipado al proceso caro, inútil y viciado. Kast ha anunciado que sus 22 consejeros no votarán contra el texto que despache el Consejo. ¿Cómo lo sabe? Es prerrogativa de cada uno. Sobre todo que para eso, votar en contra, los eligieron los ciudadanos, en la única oportunidad que el contubernio Piñera-Boric les dio de pronunciarse. Con todo, si el voto va a ser secreto (como debería serlo), no sólo ellos sino otros de derecha de Chile Vamos podrán votar en conciencia y En Contra, ratificando la Constitución actual. Y "aquí no ha pasado nada". 

Sería lo mejor para Chile. Y les advierto, si no lo hacen los consejeros, lo hará después el pueblo el 17 de diciembre, en el plebiscito. Claro, se habrá perdido más tiempo y dinero que el 7 de noviembre.

Es preciso reconocer que José Antonio también ha acertado tiros ganadores, como son las propuestas de derecha en el Consejo Constitucional. Son medidas justas y convenientes, que deberán quedar para mejor ocasión. Pero, entretanto, ellas aseguran algo bueno desde ya, al suscitar el voto En Contra de comunistas y afines.

En fin, constantemente José Antonio comete todavía otro error no forzado, el sexto: repetir, junto al coro de los políticos profesionales, que "existe un problema constitucional y hay que cerrarlo", cuando no lo hay. Nunca, en ninguna encuesta, el tema de una nueva Constitución ha conseguido más de 3 % de menciones. Y en la última CEP ni siquiera obtuvo 1 %. No quedó entre las 16 materias que interesan a la gente. No es tema para la ciudadanía. ¿Por qué repiten ese lugar común los políticos, sin ningún fundamento? 

El tema ni siquiera fue mencionado por los revolucionarios del 2019. Sólo lo sacó a colación Sebastián Piñera para salvarse él, ofreciendo una "joya de la corona" que no le pedían. Era la misma y acostumbrada revolución comunista que habían confrontado casi todos sus antecesores y que cada uno de ellos había derrotado aplicando la ley y usando la fuerza pública, ninguna de cuyas cosas Piñera fue capaz de hacer. 

Así, finalmente recordaremos este segundo proceso con la misma sorna que al primero.