jueves, 26 de junio de 2025

EL VALOR DE LA INTEGRIDAD

El "fenómeno Dorothy Pérez" revela mucho del problema moral que afecta al Chile actual, porque sus actuaciones en el sentido de respetar y hacer respetar la ley han sido juzgadas como algo extraordinario, excepcional  y digno de encomio, siendo que debería ser conducta normal y corriente de todo el mundo. 

 A mediados de siglo XX hubo otro Contralor General de la República, llamado Humberto Mewes, que se distinguió también por su apego a la legalidad. Recuerdo que, cuando hubo quienes quisieron homenajearlo por eso, él comentó ácidamente que "el deber cumplido ha pasado a ser mérito señalado".

En un país en que el Poder Judicial desconoce abiertamente la legalidad por razones políticas y con ostensibles móviles económicos, y la gente acepta tácitamente eso, la prensa dominante no reacciona, algunos políticos lo aplauden y otros se abstienen de denunciarlo, es porque se ha perdido la integridad moral.

El artículo 98 de la Constitución dice que el Contralor "fiscalizará el ingreso y la inversión de los fondos del Fisco" y yo he sugerido en este blog que ello la debería llevar a examinar la ilegalidad de fallos que comprometen los fondos del Fisco en juicios ilegales. Pero "no se oye, padre".

El tema de la integridad va todavía más allá. ¿Puede un derechista ir a votar en la primaria de la izquierda, por la candidata comunista, para que ella sea la única de la izquierda en primera vuelta y con opción a pasar a segunda vuelta, sabiendo que el electorado chileno es mayoritariamente anticomunista, lo cual aseguraría el triunfo final de un candidato de derecha? Sería una maniobra legal. ¿Sería, sin embargo, lo correcto? Parece que no, porque el sentido de las primarias de la izquierda es que en ella sólo vote gente de izquierda  Por algo se prohíbe a los militantes de partidos que no son de izquierda votar en esa primaria. 

Una persona íntegra de derecha no querría, aunque no fuera ilegal, ir a votar en la primaria de la izquierda. Uno encontraría "astuta", pero no íntegra, a la persona de derecha que fuera a votar por la candidata comunista, aprovechando no estar inscrita en un partido que no fuera de izquierda.

Dorothy Pérez ha dado un gran paso al acercar más al país a la legalidad. Pero todos deberíamos dar pasos para acercarlo también a la integridad.

El que no peca es digno de admiración. Ojalá todos fuéramos como él. El pecador no es digno de admiración, pero si se reconoce como tal, por lo menos revela conciencia para distinguir entre el bien y el mal. Se arrepiente. El pecador que no se reconoce como tal es el peor, porque no cesará en su conducta. Volverá una y otra vez a pecar, porque no tiene conciencia del mal.

Dorothy Pèrez nos ha alejado de la ilegalidad. Pero todavía hay un trecho largo antes de alcanzar la integridad.  

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