PROLOGO
Este libro prueba que Augusto
Pinochet, universalmente presentado por la propaganda de izquierda como
“violador de derechos humanos”, nunca lo fue y en la realidad dio órdenes explícitas
de respetarlos a todas las unidades uniformadas del país, en 1973 y 1974, y
dispensar un trato humanitario a los detenidos.
Este libro prueba, además, que
los detenidos debían estarlo en lugares autorizados y que toda detención debía
ser comunicada al ministerio del Interior.
Y también prueba que esa orden
se hizo explícitamente extensiva a los Servicios de Inteligencia de todas las ramas
uniformadas.
En fin, prueba que los más
voceados atentados y crímenes atribuidos a ese gobierno, cometidos entre 1974 y
1978 (Casos Prats, Leighton y Letelier), fueron llevados a cabo sin
conocimiento previo de Pinochet. Y que el autor material de los mismos (pero que
en un caso fue sólo cómplice), dejó constancia pública, años después de
perpetrados, de que Pinochet no había sido informado con anterioridad de que se
estaban urdiendo.
La documentación ordenando
respetar los derechos humanos es original de 1973 y 1974 y está fotografiada en
el libro, pero para facilitar su lectura su contenido también ha sido impresa
en las páginas que siguen.
Asimismo, se deja constancia
de que hubo personas de diferentes unidades que no obedecieron las órdenes
recibidas y cometieron delitos, contraviniéndolas. Lo más grave fue que
posteriormente algunos de esos responsables quisieron hacer recaer sus propias culpas
en el Gobierno Militar o en el presidente de la Junta Militar que les había
prohibido todo exceso.
En fin, se prueba más adelante
que hombres públicos que habían incitado a los militares a obrar como lo hicieron
en 1973 y los habían aplaudido por llevarlo a cabo, veinte años después negaron
haberlo hecho. Despreciables “generales después de la batalla”, se presentaron
ante el país como asegurando que si hubieran estado ellos a cargo lo habrían
hecho todo perfecto.
Una mayoría hoy ignora la
verdad de lo acontecido antes, durante y después del pronunciamiento militar de
1973. Pero otra amplia mayoría lo apoyó en su época, lo que posteriormente se
ha querido ocultar.
Este libro critica, en
particular, la falta de idoneidad, rigor y apego a la verdad del Informe Rettig
que, sin embargo, gracias al cambio de relato impuesto desde el gobierno de
Aylwin II en adelante, es tenido como un texto no oficial consagratorio de la
verdad, no siéndolo. (Contiuará).
Pero si Daniel López sabía de hasta las hojas que se movían en el país...
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