martes, 8 de junio de 2010

Vidal vs. Velasco: Demagogia vs. Responsabilidad

Las declaraciones del ex ministro Vidal, criticando a su ex colega de Hacienda, Velasco, como también la reciente carta del ex senador Ominami llamando a replantear el ideario de la Concertación, ponen de manifiesto la gravedad del germen de inestabilidad institucional y política que, larvadamente, amenaza hoy a Chile.
En el fondo, tanto Vidal como Ominami se juegan por acentuar medidas socialistas que desvirtuarían gravemente la economía de mercado vigente, que ha permitido un crecimiento razonable por dos décadas y media. La Concertación heredó un país con todos sus equilibrios fundamentales en orden y en acelerado crecimiento. Este, como se sabe, es el mejor remedio para la pobreza.
La admnistración Aylwin introdujo diversas reformas laborales y tributarias que desmejoraron el modelo, pero fueron limitadas y sólo se tradujeron en reducción del potencial de crecimiento. Posteriormente, y al final de la administración Frei, por consideraciones estrictamente demagógicas fueron aprobadas reformas laborales que acentuaron esta amenaza contra el crecimiento, si bien es verdad que, electoralmente, esas medidas pueden haber determinado el estrecho triunfo de Lagos sobre Lavín en 2000. Este nuevo golpe contra la inversión, la productividad y la competitividad tuvo su costo, pues Chile creció, en adelante, a un ritmo todavía menor. El conjunto de reformas demagógicas ha determinado, pues, que durante la administración Frei el país creciera menos que bajo la de Aylwin; que durante la de Lagos creciera menos que en la de Frei y que la misma cifra de Bachelet fuera todavía menor a la de Lagos.
Pero debe reconocerse que, pese a todo ello, las bases fundamentales del modelo no fueron gravemente alteradas. Lo que nos ha revelado el ministro Vidal, sin embargo, es que estuvieron a punto de serlo y que las propuestas demagógicas que él y otros intentaron bajo la administración Bachelet chocaron contra la oposición del entonces titular de Hacienda, Velasco, quien consiguió el apoyo de la Presidenta para su postura. Como difícilmente el modelo soportaría una tercera ronda de reformas socialistas sin grave daño económico, puede decirse que su subsistencia se libró por poco. Y lo que propone Ominami es que tales reformas se incorporen decididamente al programa de un eventual futuro gobierno de la Concertación.
Por lo tanto, el país tiene una deuda con el ex ministro Velasco y con la propia Presidenta Bachelet, que respaldó el esfuerzo de responsabilidad de aquél frente a los intentos demagógicos de Vidal. Esa deuda puede ser todavía mayor si se considera que, miradas las cosas con realismo político, y sabiéndose que en Chile "la demagogia paga", ello puede haber implicado renunciar a no pocos votos. Por eso es probable que Vidal tenga razón al decir que el resultado de la elección presidencial podría haber sido distinto, pero no cabe duda de que eso no habría sido bueno para país, dado que, como se ha señalado más arriba, una tercera ronda reformista de izquierda habría terminado ya por desvirtuar fatalmente el exitoso modelo chileno.
La moraleja de todo esto es que la estabilidad institucional y económico-social chilena es menos permanente y sólida de lo que se supone, pues el consenso en torno a ella es menos general de lo que se cree y un cambio de gobierno futuro, si tiene ljugar a partir de las propuestas de Vidal y Ominami, implicaría una alteración mayor de estructuras, con abandono de la responsabilidad con que hasta ahora se ha logrado mantener el modelo. "No da lo mismo", pues, cuál corriente de la Concertación aparezca como mejor posicionada para competir en 2014. Claramente, si la tendencia Vidal-Ominami llegara a prevalecer, un triunfo concertacionista pondría en peligro modelo. Por lo mismo, la posibilidad de una postulación de Bachelet en dicho año resultaría tranquilizadora, pues la experiencia de su pasado gobierno, con todos los defectos que éste haya podido tener, permite cierta seguridad de que no abandonaría el camino de responsabilidad básica que le ha dado estabilidad al país ya por más de veinte años.

2 comentarios:

  1. Todo bien hasta el final. En vez de llamar a la derecha a defender con más fuerza y convicción el modelo, y dar consejos en esa dirección, no sólo entra al esteril campo de las futurologías sino que además le hace cariñitos a Bachelet el 2014 (como mal menor).

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  2. Eso depende del punto que lo mires, pues mas que un "cariñito" a Bachelet, se podría interpretar como que no hay alguien con peso en la derecha para una próxima elección, o que Piñera lo hará tan mal que no tendrán posibilidades en la misma. El resultado es el mismo. Alternancia. Que no es malo. En todo caso, en el punto principal, con toda la simpatía que me produce Vidal...vaya mi apoyo a Velasco.

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