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jueves, 7 de diciembre de 2017

El Sename y Punta Peuco


              El caso de Lissette en el Sename y el del general Orozco en Punta Peuco repugnan por igual a los sentimientos morales básicos, pero el primero tuvo “buena prensa” y el segundo carece de ella. Es tan inmoral la crueldad intencionada con una menor indefensa como la que se ejerce con un nonagenario que ha perdido la razón y al cual se le confina en un penal por un delito que no ha cometido.

          La querella del gobierno de Piñera, a través de su subsecretario Ubilla, para encerrar de por vida al referido general por el solo hecho de haber salido a la calle del regimiento que comandaba a enterarse de la razón de una ráfaga de disparos, convierte al primero en coautor de una prevaricación inhumana y por eso --entre una enorme cantidad de otras razones-- no votaré por él el día 17.

          Usted puede leer los detalles del caso en el libro “Prevaricato”, de Adolfo Paul Latorre, página 36, que dentro de poco tiempo puede ser removido de las librerías si se aprueba, con la previsible abstención y hasta un par de votos a favor de la “centroderecha” (por eso, entre otras razones, soy partidario de fundar un partido “de derecha”), el proyecto que castiga con 3 años y un día a 5 años de presidio a los que contradigan alguna sentencia en juicios de derechos humanos, por arbitraria e ilegal –como lo son casi todas— que la misma fuere.

          En Punta Peuco, sólo supera en edad al general Orozco el general FACH Enrique Ruiz Bunger, que hace más de dos décadas sufriera, junto al general Leigh, un atentado contra su vida del brazo armado del Partido Comunista y que lo dejara semiinválido. Los autores del atentado fueron perdonados y gozan de libertad; la víctima sufre de presidio perpetuo de hecho. Ése es el “Chile justo” que nos prometen los candidatos por los cuales no votaré; y confío que el que se pierda el 17, si le falta sólo un voto, sepa que fue el mío.

          El escándalo de Punta Peuco es incluso más grave que el del Sename, pues si bien en este ente estatal murieron 1.300 niños por desidia funcionaria, el total de querellas contra militares –la mayor parte iniciadas bajo el gobierno de Piñera— es de parecido número, pero además tienen el agravante de que han sido premeditadamente contrarias a toda ley y han dado lugar a fallos que desconocen los preceptos básicos del derecho penal, como prueba "Prevaricato".

Más aún, a los ilícitamente condenados tampoco se les respetan sus derechos carcelarios y, en particular, el beneficio de la libertad condicional aunque hayan cumplido decenas de años de presidio. La suprema ironía reside en que, siendo inocentes de los hechos por los cuales se les juzga –la mayoría de las veces ya antes juzgados, prescritos o amnistiados— se les deniega la libertad condicional por “no mostrar señales de arrepentimiento”.

           Lamento que el candidato de derecha, José Antonio Kast, por quien voté en primera vuelta, se haya apresurado a apoyar a Piñera sin condiciones, a diferencia de lo que hizo Ossandón, que se las exigió. Kast podría haber demandado, a cambio de su apoyo –que yo, en todo caso, nunca habría ofrecido bajo ningún respecto, porque ya dije en 2009 que Piñera carece de los atributos básicos para ser presidente y lo sigo sosteniendo hoy, con todavía más razones que entonces y convencido de que el fin no justifica los medios— garantías reales de término de la prisión política de los militares que combatieron y derrotaron al ejército clandestino de extrema izquierda y preservaron así los derechos humanos del resto de los chilenos amenazados por la "dictadura comunista" contra la cual nos advertían Aylwin, Frei Montalva y muchos más en 1973.

domingo, 14 de enero de 2018

"Dies Horribilis"



          Para los que somos de derecha y admiramos el legado de la Revolución Militar Chilena que derrotó a la violencia marxista y cambió de status al país, dotándolo de una democracia protegida, próspera y estable, estos días de permanencia de Su Santidad el Papa Francisco en Chile prometen ser, cada uno, dies horribilis.

          Leyendo el libro de Axel Kaiser, “El Papa y el Capitalismo”, me he enterado de hasta qué punto nuestro pastor máximo (lo digo como católico) es un jesuita de izquierda, perdonando la redundancia. Confieso no haber leído su encíclica “Laudato si’” ni su carta “Evangelii gaudium”, pero los párrafos de ambas incluidos en el libro de Kaiser son dignos de esa pro-mujer de extrema izquierda llamada Michelle Bachelet, a quien aprovecho de agradecer su tranquilizadora aclaración en el sentido de que no postulará a un tercer mandato presidencial. Porque, conociendo como conozco a los chilenos, sé que son perfectamente capaces de elegirla por tercera vez.

          He aquí una perla franciscana: “Mientras las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, los de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa minoría feliz. Este desequilibro proviene de ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera. De ahí que nieguen el derecho al control de los Estados, encargados de velar por el bien común”. ¿No es un llamado a Maduro a ejercitar su benéfico control para “mejorar” los mercados?

          O esta otra: “La gente emigra buscando. Porque los sistemas liberales no dan posibilidades de trabajo y favorecen delincuencias”. ¡Cree que los salvadoreños y haitianos que quieren entrar a los Estados Unidos huyen de sistemas liberales y quieren llegar a un régimen socialista! ¡Cree que los 128 mil venezolanos llegados a Chile últimamente han venido huyendo del liberalismo! ¿En qué planeta vive el Papa? (Por algo así se titula un libro sobre él).

          Un Sumo Pontífice que profesa ideales socio-económicos tan semejantes a los de nuestro Frente Amplio es probable que tenga una visión de la política y de la historia de Chile similar a la de esa misma agrupación de catorce partidos.

          Entonces es seguro que va a recibir a “víctimas de la dictadura”, pero no va a visitar a los chilenos más vulnerables y discriminados de nuestra sociedad, como son los ancianos de Punta Peuco, a los cuales no se les aplican las leyes que los favorecen, se les juzga contra todo derecho y, una vez encarcelados ilegalmente, ni siquiera se les respetan sus derechos penitenciarios, propios de todos los demás reos. 

          Si el Papa condena “el descarte”, como llama la situación de los más pobres en las economías de mercado afectadas por el consumismo, por lógica debería visitar a los presos de Punta Peuco, los más “descartados” de nuestra sociedad”, como lo sugerí en columna anterior ("El Papa Visitará Punta Peuco"), que mucha gente me ha preguntado si fue escrita en serio o como una ironía. La respuesta es que la escribí en serio, pensando que el Papa efectivamente se preocupa de los más débiles y discriminados, que en nuestro país son, sin duda, los presos políticos militares.

          Esto me trae al punto esencial del debate político contemporáneo, en el cual  Francisco es protagonista: ¿debe una personalidad nacional o mundial o un partido político “abrirse” –como llaman ahora— a las ideas que están más en boga y que la mayoría profesa (es decir, a las que son “políticamente correctas”)? ¿O debe hablar y actuar de acuerdo a lo que realmente piensa, sabe, cree y profesa?

          Si el Papa piensa como lo expresa en "Laudato si’" y "Evangelii Gaudium", es decir, si comulga con el evangelio económico-social del Frente Amplio; y si  comparte la visión de nuestra historia reciente que propaga la izquierda y acoge a las “víctimas de la dictadura”, haciendo como que Punta Peuco no existe, termino repitiendo el párrafo con que comencé este comentario: “para los que somos de derecha y admiramos el legado de la Revolución Militar Chilena que derrotó a la violencia marxista y cambió de status al país, dotándolo de una democracia protegida, próspera y estable, estos días de permanencia de Su Santidad el Papa Francisco en Chile prometen ser, cada uno, dies horribilis.”

jueves, 23 de febrero de 2023

La Madre de Nuestras Miserias Morales

La mayoría de los chilenos ha tenido una conducta miserable con los militares en general y con Pinochet en particular. La describí en mi libro "Miserias Morales de la Chilenidad Actual" (2018). Pero (y no es excusa) el resto del mundo se ha comportado de manera similar. Es que, como escribió Paul Johnson, el "último éxito del KGB antes de ir a parar al basurero de la historia, fue demonizar a Pinochet."

Hasta la supuestamente respetable Cámara de los Lores, al no encontrar un caso que no estuviera prescrito y le permitiera retener allá a Pinochet (los lores no son tan caraduras como los jueces chilenos y no recurren a "ficciones jurídicas") encontraron uno de fines de los 80: un muchacho que había sido maltratado en una comisaría remota de Curacautín. Y por eso el ex presidente debió seguir en Londres.

La secretaria de Estado norteamericana en 2000, Madeleine Albright, de paso en Chile cuando el diputado comunista Hugo Gutiérrez monitoreaba el proceso del juez Juan Guzmán contra Pinochet por hechos en que éste no tenía nada qué ver, espetó: "Deberian condenar a Pinochet". Ella, cuya familia había escapado del comunismo checoslovaco, condenaba, sin saber nada del caso, a quien salvó a Chile del destino totalitario sufrido por su patria de origen.

El mundo es así. Propenso a infestarse con la propaganda comunista. Aunque, como lo reconoció Gonzalo Vial en su sesgada biografía (salvo el capítulo final) del ex presidente, "cuando cualquier país cae en una grave crisis, el uomo cualunque (hombre cualquiera), exclama: ¡Necesitamos un Pinochet!".

Ahora hay un intríngulis por Punta Peuco, verdadera vitrina de la inconsecuencia e iniquidad en materia de DD. HH.: el comunismo rampante que maneja Chile, hoy asociado de nuevo con el piñerismo de centroderecha en un espurio segundo proceso constituyente, quiere cerrarlo. Digo "asociado de nuevo" pues la mayoría de las querellas prevaricatorias contra militares las presentó Piñera y se sumaron a las presentadas por Gladys Marín, la jefa comunista.

Punta Peuco es un recinto penal limpio y pulcro, donde caballeros de edad avanzada (el promedio es 79 años) se comportan ejemplarmente y hasta atienden a las necesidades de los que ya no pueden valerse por sí mismos. A la vez, Punta Peuco es un testimonio viviente de violación sistemática de DD. HH. a: (1) la igualdad ante la ley (se les desconocen a los militares (r) derechos y beneficios carcelarios de todos los demás presos), (2) a que se les aplique la misma ley procesal penal que al resto de los chilenos; (3) a un debido proceso; y (4) a que los mayores de 75 años cumplan la pena en libertad. 

Más temprano que tarde Punta Peuco será un Museo de la Iniquidad. Aunque el régimen comunista gobernante ahora lo vacie y distribuya a los ancianos Presos Políticos por todos los penales saturados de reos provistos de estoques y con el piso cubierto de excrementos del resto del país. 

Esta última ya sería la Madre de Todas las Miserias Morales de la Chilenidad Actual.

martes, 2 de enero de 2018

El Papa Irá a Punta Peuco


          Si Su Santidad se informa debidamente acerca de la realidad chilena, es seguro que va pedir se le organice una visita a Punta Peuco.

Ahí están las personas más marginadas, discriminadas y vulneradas de la sociedad chilena actual. ¿Cómo Francisco no les va a llevar una palabra de consuelo, cuando el Señor ha dicho que “los últimos serán los primeros” e instado a que acudan a Él quienes tengan “hambre y sed de justicia”?

Los internados ahí son, por otra parte, personas de avanzada edad y que han sido privados de derechos básicos que tienen los demás habitantes del país. Son los más discriminados de la nacionalidad, más incluso que los que están por nacer, pues aun éstos tienen a amplios sectores de opinión pública que los defienden de la muerte. En cambio, a los “leprosos” de Punta Peuco los han abandonado no sólo quienes fueron salvados por ellos, sino las propias instituciones donde sirvieron y a las cuales una enorme mayoría ciudadana, en su momento, dirigió un angustiado pedido de auxilio, a través de sus representantes en el Parlamento. Y precisamente los presos de ese recinto fueron los convocados a poner la cara ante el peligro armado que se denunciaba.

          Pese a eso, han sido discriminados y juzgados por un sistema carente de las garantías del que sirve para aplicar la justicia a los demás chilenos.

Ellos ni siquiera tienen un derecho fundamental de sus conciudadanos: el de que no pueden ser condenados si no se prueba que han cometido un delito. Pues ese penal está lleno de sentenciados por una mera “ficción jurídica”, es decir, se ha fingido el delito de que se les acusa. Así lo confesó su principal verdugo, el juez Alejandro Solís, en la televisión, en presencia mía, en el programa “El Informante”, en 2015.

Y la propia Corte Suprema en pleno confesó, en su Informe 8182-10, que “no hay leyes que permitan” condenar a los militares. Textual. Pero los han condenado igual.

          El Papa debe extender una mano de consuelo a estos abandonados de la mano de Dios, de la Justicia y de los hombres, tan marginados y excluidos.

Pues, por añadidura, a ningún otro chileno se le puede encarcelar si no es por una ley dictada con anterioridad al hecho que se le imputa. Así lo dice la Constitución, pero Punta Peuco está lleno de condenados por hechos de hace cuarenta años, calificados después como “delitos de lesa humanidad”, que sólo se establecieron en nuestro país por ley de 2009.

          El Papa dice velar por los excluidos, y en ese penal los reos han sido excluidos hasta de los beneficios carcelarios de los demás reos, como son las salidas dominicales o diarias y la libertad condicional, después de cumplidos ciertos años. No se les reconocen porque, por ejemplo, según sus perseguidores, no muestran “arrepentimiento”, en circunstancias de que no han cometido el delito que se les imputa y los jueces los han condenado por meras presunciones. ¿Cómo a alguien se le va a exigir arrepentirse de algo que no hizo?

          Y con mayor razón pedirá el Papa ir allá cuando sepa que están presos en ese recinto ancianos que han perdido la razón y ni siquiera saben dónde están. Ese ya es un tema humanitario. Pero incluso los privados de razón seguramente se sentirían muy contentos de que un Sumo Pontífice los fuera a visitar y les diera una palabra de consuelo, sobre todo si casi nadie más en Chile lo hace. Al contrario, los que profesan la doctrina del odio los vilipendian cuanto pueden, con la complicidad general.

          No me cabe ninguna duda de que Francisco, como hombre de conciencia que es, pedirá ir allá a llevar una voz y un gesto de consuelo a los chilenos más perseguidos, discriminados y marginados de todos. Y el Señor bendecirá esa valiente decisión.

martes, 13 de marzo de 2018

El Odio Pestañeó


          El que Michelle  Bachelet y su ministro de Justicia, Jaime Campos, no hayan ordenado trasladar a los Presos Políticos Militares desde Punta Peuco a un penal común habla bien de ambos. Mejor de él que de ella, porque él nunca propició la idea. Ella la tuvo e incluso la anunció, pero hubo algo que la contuvo y por eso la postergó. Ese algo se llama “voz de la conciencia”. Porque ella es personera del marxismo-leninismo, la doctrina del odio, pero llegado el momento de ejecutar una última venganza odiosa, algo la detuvo, pestañeó. Y no la llevó a cabo.

          La gran diferencia entre la Revolución de 1891 y la de 1973 fue que en la primera había bandos enemigos irreconciliables (por eso hubo una guerra civil entre ambos) pero ninguno profesaba el odio como doctrina. Y por eso, terminada la lucha, fueron dictadas seis leyes de amnistía y todos volvieron a ser hermanos. Lo mismo sucedió en la Revolución de la Independencia. Lo recogió nuestra Canción Nacional: “Ha cesado la lucha sangrienta/ Ya es hermano el que ayer invasor”.

          La llegada de la doctrina marxista-leninista trajo en el siglo XX un ingrediente nuevo a la sociedad chilena: el odio. Y por eso, en nombre de él, la izquierda marxista-leninista se armó para quitar la vida a sus adversarios y ejercer un poder total sobre los que sobrevivieran.

          La gente que no tenía odio llamó, entonces, a sus hombres de armas para ser salvada. Y éstos cumplieron la misión, sin imaginar jamás que los portaestandartes del odio se iban, en algún futuro, a unir con la mayoría de los que les habían pedido auxilio y, reescribiendo la historia y pasando por sobre todas las leyes, iban a cobrar venganza contra sus hombres de armas. Incluso con la complicidad de los salvados por ellos en sus vidas y patrimonios.

          El odio es una manifestación del mal y no hay nada más consustancial a él que la mentira. Por eso en Punta Peuco hay 126 presos con el único fundamento de dos mentiras: una, que son autores de secuestros permanentes de personas a las cuales todo el mundo sabe que no tienen secuestradas; y la otra, que son autores de delitos de “lesa humanidad”, una imposibilidad absoluta, porque cuando lucharon contra la subversión que se había alzado en armas no existían semejantes delitos, lo que significa, según una ley ancestral de la humanidad (“nullum crimen, nulla poena sine lege previae”), que no pudieron cometer tales delitos por, simplemente, no existir éstos.

          Pero el odio ha podido más y Punta Peuco se ha llenado de personas que legalmente no podrían ni deberían estar ahí. Por eso son presos políticos, lo son sólo por una razón política propia del marxismo-leninismo que nos gobernó hasta hace unos días: el odio.

          Pero Michelle  Bachelet pestañeó. Y su ministro de Justicia, un radical que no es marxista-leninista, y por tanto no odia, era evidentemente reacio a profundizar una venganza ilegal para mandar a personas que no son delincuentes a compartir celdas con la hez de la sociedad en los penales comunes.

Porque Punta Peuco es un penal común, cuya única característica diferente es que sus internos no son delincuentes y, por tanto, observan buena conducta, mantienen el recinto limpio, se comportan decentemente y son visitados por familias honorables.

          Eso enfurece a los agentes del odio, que quisieran verlos sufrir a manos de la delincuencia común en los penales que el Estado –como la generalidad de los recintos que le pertenecen— mantiene en condición precaria.

          ¡Gracias, Michelle 2.0, por haber pestañeado y haber dejado pasar una ocasión de renovar el odio! ¡Gracias, ministro Campos, por haberse negado a ser cómplice de una venganza más fundada en el odio!

sábado, 18 de agosto de 2018

Rendición Incondicional


         Renuncié a “El Mercurio” hace casi diez años precisamente cuando el diario, que había sido el principal baluarte del “Sí” que salvó y reconstruyó a Chile, se trasladó a las filas del “No” al apoyar la candidatura presidencial de Sebastián Piñera, exponente del “No” y recién condenado por comprar acciones con información privilegiada. Tenía otras razones, aparte de las políticas y morales, para alejarme del hogar periodístico que me había cobijado 46 años (y a mis antepasados más de sesenta), pero la fundamental fue ésa.

         Nunca me he arrepentido. La edición de hoy sábado del diario viene a ratificar esa rendición incondicional del “Sí” y de la derecha, siendo “El Mercurio” el baluarte más representativo de ella en el país.

         Ya antes el Ejército –que se define como “siempre vencedor y jamás vencido”— se había rendido a la izquierda cuando, en 2004, su comandante en Jefe, Juan Emilio Cheyre, declaró urbi et orbi: “El Ejército de Chile tomó la dura pero irreversible decisión de asumir las responsabilidades que  como institución le caben en todos los hechos punibles y moralmente inaceptables del pasado” (“El Mercurio”, 10.12.04). ¡Declaró a su institución como la gran culpable de todo lo malo! Pero formó parte de ella, no renunció ni nunca levantó la voz. Clavó así un puñal en la espalda de su todavía vivo, pero muy disminuido, antecesor, Augusto Pinochet. Y proclamó a la izquierda como la gran inocente, pues “todos los hechos punibles y moralmente inaceptables del pasado” ya no eran culpa suya.

         En esta línea, “El Mercurio” de hoy editorializa diciendo: “La concesión del beneficio de libertad condicional a condenados por delitos de lesa humanidad que se encuentran en Punta Peuco ha reflejado una discusión anterior…”

         ¿Cómo? ¿Militares condenados por delitos de “lesa humanidad”? Pero si los militares salvaron a la democracia, a pedido de los demócratas, de la guerra por las armas que le había declarado a aquella la extrema izquierda armada. Camionetas que trasladaban armas en 1973 lo hacían con padrones que registraban como domicilio La Moneda (“El Mercurio Bajo la Unidad Popular”). ¿Cómo los militares iban a vencer al ejército clandestino sin usar sus armas? Además, los delitos de lesa humanidad fueron creados en Chile por la ley N° 20.357 de julio de 2009 y los presos de Punta Peuco lo están por hechos de los años 70 y 80, cuando actuaron ante el llamado de los demócratas. La Constitución “asegura a todas las personas” (art. 19) que “ningún delito se castigará con otra pena que la que señale una ley promulgada con anterioridad a su perpetración, a menos que una nueva ley favorezca al afectado”. Ese “principio de legalidad” es universal y forma parte del derecho internacional de los derechos humanos. Sólo “juristas” de izquierda y del “No”, que no respetan el derecho, los hechos ni la verdad histórica, pueden sostener que los militares cometieron “delitos de lesa humanidad” cuando éstos no existían y cuando actuaban a petición de los civiles para salvar la democracia y la legalidad. Pero ahora “El Mercurio” afirma que están presos por haberlos cometido.

         Es que ya nada puede sorprender en materia de miedo a la izquierda. Hemos visto días atrás al presidente de la Corte Suprema, Hugo Dolmetsch, negar la libertad condicional a un preso de Punta Peuco por tener éste otras causas pendientes, cuando días antes el mismo Dolmetsch votó a favor de la libertad condicional de otros presos de Punta Peuco que tenían otras causas pendientes. ¿Tanto lo aterrorizó la izquierda con su amenaza de acusación constitucional y eso cambió su jurisprudencia?

         Leo a continuación a los columnistas sabatinos de “El Mercurio”. Uno, se supone, de derecha y otro de izquierda, para “mantener el equilibrio”: Francisco Covarrubias y Francisco Vidal, respectivamente. Pero opinan igual sobre el Museo de la Memoria: ¡ambos pulverizan la tesis del “contexto”! ¿Para qué tener columnista de derecha si escribe lo mismo que el de izquierda y ambos son del “No”?

         Le agradezco a Vidal haber dicho en reciente conferencia que estaba leyendo mi último libro, “Historia de la Revolución Militar Chilena 1973-1990” y más le agradezco aún la recomendación al público presente de también leerlo, pero su columna de hoy revela que esa lectura no le ha enseñado nada. Según él, el “contexto” fue “el fusilamiento el 11 de septiembre de 1973 de quienes defendían el orden institucional en La Moneda”. ¡Dice que defendían el orden institucional cuando habían hecho una práctica la de violar la Constitución y las leyes! Y que fueron “fusilados”. ¿Y los 17 soldados muertos alrededor de La Moneda ese día, documentados por James Whelan? ¿De qué “fusilamientos” habla? Cita los 44 balazos a Víctor Jara, pero no los 50 al coronel Roger Vergara. Todo su “contexto” es por el estilo: “Atropellos” a los “inocentes” que llamaron en sus Congresos Socialistas de 1965, 1967, 1969 y 1971 a tomar el poder por las armas y lo estaban concretando en 1973. Querían vía armada, tenían un ejército clandestino, pero si el adversario respondía el fuego cometía “delito de lesa humanidad”. ¿Qué hacen norteamericanos e israelíes con los terroristas? ¿O a Osama Bin Laden no lo mataron a sangre fría y luego no lanzaron su cadáver al agua?

         Y Vidal habla de “tortura”. ¿Con qué ropa? “Punto Final” documentó en 1970 las torturas generalizadas bajo Frei Montalva. El Acuerdo de la Cámara de 1973 denunció igual práctica de la UP. Para qué seguir con el “contexto”. Pues otra gran frescura de Vidal es citar como “torturados” a los 38 mil interrogados por las policías en torno a atentados terroristas entre 1973 y 1990, que fueron escandalosamente premiados por Lagos en 2005 con pensiones vitalicias. No se ha visto en ninguna otra parte que “indemnicen” de por vida a los sospechosos de terrorismo. Además, ésos, el resto de los extremistas y hasta los falsos exonerados denunciados por su propio dirigente máximo nos cuestan a los contribuyentes lo mismo que el déficit del Transantiago, pues debemos compensarlos por no habérseles dejado tomar el poder por las armas.

         Es que acá la derecha se ha rendido ante la izquierda y el extremismo. Ha perdonado todo y se ha echado la culpa. “Cómplice pasiva”. Como si hubiera sido ella y no el marxismo-leninismo el de los cien millones de muertos.

         Pero no ha sacado nada, salvo humillarse y hacer el ridículo llenando de plata a una izquierda que, ahíta (basta verlas y verlos), mantiene vivo el odio. Pues es la izquierda (Alejandro Goic) la que se niega hasta a sentarse en un panel de TV con la derecha (Patricia Maldonado). En efecto, la raíz del mal estuvo y está en el odio, en matar: “las armas son la única vía para ganar el poder”. Y el Ejército que salvó a Chile y la derecha que lo convocó se han rendido ante el odio. No les ha servido de nada, porque la izquierda está más odiosa que nunca. Declaró la guerra y la perdió, pero se ha quedado con todo: se ha echado al bolsillo la verdad, la historia, la ley, “El Mercurio” y, cada día más, la plata. De no creerlo.

miércoles, 4 de junio de 2025

PUNTA PEUCO Y EL CHILE DESVERGONZADO

Aylwin convirtió a Chile en un país desvergonzado, porque se dedicó a algo tan abyecto como perseguir a los mismos militares a los cuales él, junto a una gran mayoría, había convocado para sacar al comunismo del poder.

La desvergüenza se acentuó cuando ese comunismo se hizo mayoría entre los jueces y éstos empezaron a condenar a muchos años de presidio a exmilitares por delitos inexistentes o amnistiados o prescritos y, además, sin haberse acreditado que los hechos hubieran sido reales. Por eso el prevaricador máximo confesó en cámara en 2015: "yo no digo que la realidad sea ésa" ("El Informante" de TVN).

Tal desvergüenza se generalizó cuando fue ratificada por una mayoría ciudadana transitoria (pero dentro de sólo una minoría del padrón electoral, porque en 2021 no alcanzaba al 50 % de éste). Tal "mayoría minoritaria" eligió Presidente de la República a un sujeto que estaba fuera de la cárcel sólo debido a la lenidad e ignorancia del entonces gobernante Sebastián Piñera, así es que elegir a  Boric fue ya una señal de desvergüenza adicional en sí.

Por supuesto, él se esmera por llevar esta última a un punto más alto aún, consistente en forzar la conversión de Punta Peuco en un penal común, introduciendo allí delincuentes que son la hez de nuestra sociedad.

Fue precisamente el menos desvergonzado de los gobiernos de la Concertación, el de Eduardo Frei Ruiz-Tagle, que conservaba algunos rasgos de decencia, el que tuvo que confrontar el hecho consumado de que una mayoría de jueces comunistas estuvieran metiendo presos a exmilitares por largos años y hasta de por vida, aunque nunca hubieran delinquido. En un rasgo de esa decencia básica, Frei Ruiz-Tagle comprendió que debía construir un penal distinto, ad-hoc, para personas decentes, "presos políticos", y lo dijo expresamente en el decreto respectivo. Pero uno de sus ministros, venido del área marxista-leninista, Ricardo Lagos, era particularmente desvergonzado, como lo acreditaría después, bajo su propio gobierno, al formar la insólita Comisión Valech con el fin de pensionar de por vida a sospechosos de terrorismo. Así, Lagos se negó a firmar el decreto autorizando Punta Peuco porque, "hijo del odio", quería ver a los exmilitares vencedores de su guerrilla tener que mezclarse con el lumpen de nuestras cárceles, "donde el bueno se hace malo y el malo se hace peor". Pero "se tuvo que tragar el sapo", para emplear la expresión de una candidata presidencial con "ideales de izquierda". Al final no renunció, sino que, tras una poco estridente protesta verbal, "se hizo el leso" y se calló.

Porque si usted llena una cárcel de gente decente, que nunca ha delinquido, el suelo de los baños no va a estar cubierto de excrementos, no se van a formar bandas de cuchilleros que riñen entre sí, no va a haber agresiones de connotación sexual desviada, no se van a organizar estafas desde el interior al exterior del penal ni a consumir drogas ingresadas subrepticiamente y el recinto estará limpio, por acción de los reclusos, que se van a respetar y auxiliar mutuamente. Y todo esto es intolerable para la extrema izquierda violenta. 

Pese a que los barrotes están, las celdas estrechas están, la privación de libertad 24/7 está. Pero la mugre, la depravación, la degeneración y la violencia no están. Y esto es lo que Boric quiere añadir. Quiere introducir ahí a su lumpen. 

Pero ya no cabe un preso más en Punta Peuco. Entonces ahora no saben cómo añadir una última desvergüenza adicional al gobierno que están por terminar.

sábado, 4 de abril de 2015

Vía Crucis de los que te Salvaron

          Ahora lloras a otro carabinero muerto, pero no lloraste cuando diste los votos para que volvieran a juzgar a los carabineros que te protegían del terrorismo en lo ’80 y devolvían el fuego. El carabinero Alejandro Gálvez fue muerto la semana pasada por un “joven combatiente” marxista que celebraba su efeméride, pero cuando los hermanos miristas Vergara Toledo dispararon en 1985 contra el carabinero Marcelo Muñoz Cifuentes y sus acompañantes en el furgón policial, el subteniente Ambler y el carabinero Marín repelieron el fuego y mataron a los agresores, no demoraste en pasarte a las filas de éstos y de los que gritaban a los carabineros “¡asesinos!”, por responder al fuego.

Pero ahora tú estás  asustado, como lo estabas en 1973 y como lo estaba Aylwin en octubre de ese año cuando justificaba el 11 y decía que los militares sólo se habían anticipado al autogolpe de Allende, que se iba a consumar por “fuerzas poderosamente armadas” que configuraban “un ejército paralelo” (de todo lo cual se olvidó veinte años después, cuando, junto con crucificar a los militares ante el país y el mundo e indultar e indemnizar a los terroristas, aseguró que nunca lo había dicho, olvidando que estaba en YouTube). Bueno, en todas ésas tú apoyabas a Aylwin. No se te ocurra ahora tratar de volver al bando del carabinero muerto.

          Es que ahora has vuelto a estar asustado. Pero los carabineros Ambler y Marín están en Punta Peuco, porque si bien su proceder contra los agresores Vergara Toledo fue aprobado en 1985 por un sumario administrativo, y ratificado después, en 2001, por la Corte Marcial y la Corte Suprema, después, gracias a tus votos en el Congreso y tu silencio cómplice frente al atropello judicial a las leyes, en 2003 se hizo posible que el actual Presidente de la Corte Suprema, Sergio Muñoz, entonces ministro sumariante, reabriera el proceso, con lo cual pasó sobre la verdad de los hechos y la cosa juzgada, para así consumar la venganza marxista y terminar condenando a los carabineros Ambler y Marín, que hoy cumplen presidio en Punta Peuco. 

         Y después, en 2008, doña Michelle Bachelet, en otro “Día del Combatiente”, volvió a afirmar que ambos hermanos Vergara Toledo, que dispararon primero, habían sido víctimas de un “horrible crimen”. 

         Te reitero que tú eres también co-responsable de que los carabineros Ambler y Marín estén cumpliendo pena de presidio en Punta Peuco, por el delito de no haberse dejado matar, por no estar muertos como el carabinero Gálvez, por el cual tú derramas ahora lágrimas tardías e ilegítimas, porque él murió en parte por tu culpa y tu complicidad con quienes siempre han perseguido a Carabineros.

Pues ¿qué has dicho o hecho tú en defensa de otros carabineros víctimas de la arbitrariedad y el abuso? Cuando has dicho algo, te has hecho eco de la monserga de “las violaciones a los derechos humanos” que el KGB convirtió en lema antichileno. Tampoco has hecho nada. Al contrario, has sido cómplice de la persecución contra Carabineros, cómplice del fallo de 2003 del actual presidente de la Corte Suprema que pasó sobre la cosa juzgada para llevarlos a presidio y ahora eres coautor de un encubrimiento de eso.

¿Leíste mi blog del 27 de marzo sobre el artículo jurídico que mandé a la revista del Colegio de Abogados sobre la condena inicua impuesta por la Corte Suprema a quienes estaban en 1974 en el Cuartel Ancla 2 de Talcahuano? Bueno, entre éstos, además de los oficiales de la Armada, había también un oficial de Carabineros, y a todos los han condenado pasando por sobre las bases esenciales y ancestrales del derecho y de un debido proceso. ¿Y a iniciativa de quién se les ha atropellado sus derechos? A iniciativa del gobierno por el cual tú seguramente votaste, el de Sebastián Piñera. Pues esos oficiales habían sido condenados, en primera y segunda instancia, a cumplir una pena reducida y en libertad, lo que ya era injusto, pero con lo cual tanto querellantes como querellados se habían conformado. Pero el Ministerio del Interior de Piñera, por sí y ante sí, movido por el odio vengativo de los abogados marxistas del Ministerio y por el deseo presidencial de hacer una “pasada” que le permitiera remontar en las encuestas, y olvidando que a los uniformados Piñera, como candidato, les había prometido un debido proceso, recurrió de casación a la Suprema con el preciso objetivo de ¡aumentarles la pena! Y lograr que se les aplicara una de presidio efectivo (para lo cual había que atropellar numerosas leyes más). Y ese recurso del gobierno de Piñera, que tú elegiste, ha terminado con cinco oficiales, entre ellos un carabinero, en Punta Peuco, cumpliendo cinco años y un día, pena ilegal, como lo demostré en mi artículo. Artículo que la revista del Colegio de Abogados no quiso publicar y no lo hizo debido a que votaron en contra de publicarlo, entre otros, los consejeros de derecha,  los cuales, si eres abogado, seguramente fueron elegidos por ti.

Piñera es, pues, el inductor de la prevaricación que mantiene a los oficiales ilegalmente presos, entre ellos uno de Carabineros. ¿Y tú crees tener autoridad moral para condenar ahora el asesinato de otro carabinero? Pues, decididamente, no la tienes. Eres de los que los condenaron a su vía crucis. ¡No vengas ahora a rasgar vestiduras porque matan a otro más! Fuiste tú el que permitió que los juzgaran ilegalmente, que perdonaran a sus asesinos y los indemnizaran, que favoreció el que ahora no puedan siquiera responder el fuego.

Tal como ayer vimos rememorarse el episodio en que una mayoría sacrificó a Jesús como si fuera un criminal y liberó a Barrabás como si fuera  un santo, tú hoy has enviado a las mazmorras a los que te salvaron del “ejército paralelo” ilegal y totalitario y has liberado y enriquecido a los criminales integrantes de éste.

¡No trates, entonces, de simular ahora horror por el vía crucis de los que te salvaron, porque has sido tú el que ha elegido y apoyado a quienes los crucificaron!


miércoles, 15 de abril de 2015

Piñera y Sus Presos Políticos

          Es casi risible que Sebastián Piñera aparezca intercediendo por dos presos políticos venezolanos, cuando su reciente gobierno ha sido coautor o cómplice activo en la tarea de apresar personas por razones políticas en Chile. Además, no hemos olvidado cuando, ante las cámaras de todo el mundo (imán irresistible para él) formó parte de la “guardia de honor” que veló junto al féretro de Hugo Chávez, fundador del régimen antidemocrático venezolano y antecesor e inspirador de Maduro.

          Cuando Piñera llegó al poder había acá alrededor de 300 causas judiciales tramitadas contraviniendo el ordenamiento jurídico y dirigidas contra los agentes del Gobierno Militar que, desde 1973, debieron enfrentar al ejército clandestino “poderosamente armado” y que se aprestaba a dar el autogolpe totalitario, según describió Patricio Aylwin en sus declaraciones de octubre de ese año. El contingente de ese ejército era superior a veinte mil efectivos, entre los diez mil nacionales que Altamirano confesó a Patricia Politzer y los más de más de diez mil extranjeros ingresados clandestinamente entre 1970 y 1973 y comprobados por la OEA. En su libro, “Detrás del Muro”, Roberto Ampuero, que formaba parte de los primeros, calcula que sólo los cubanos eran más de tres mil.

          Los uniformados que los combatieron han sido y son procesados o presos políticos; y el que más incrementó la persecución contra ellos fue Piñera, pues cuando asumió en 2010 las causas eran unas 300 y ahora pasan de mil, a instancias de la Oficina de DD. HH. del Ministerio del Interior. El abogado especialista Marcelo Elissalde Martel lleva una detallada contabilidad de los casos, que comunica periódicamente por Internet. El diario digital “Chile Informa” también mantiene información actualizada.

          Ella indica que en este momento hay unos cien presos políticos uniformados en el país, 71 en Punta Peuco y el resto en regiones; y los ilegalmente procesados llegan a 700. Esa puede considerarse en gran medida “la obra de Piñera”, que en una “pasada” típica de su personalidad especulativa y para remontar en las encuestas, se bienquistó, gracias a esa persecución judicial, con la extrema izquierda, en particular cuando, con una sevicia innecesaria, a los pocos oficiales que cumplían prisión política en un lugar aceptable, los trasladó en forma vejatoria y publicitada, y bajo la bandera de la hoz y el martillo y con las hordas comunistas aplaudiendo, al hoy hacinado penal de Punta Peuco.

          ¿Con qué cara dura este promotor de la prisión política de uniformados chilenos se erige como crítico de Nicolás Maduro por apresar a apenas dos opositores suyos?

          Pues se define como preso político a quien legalmente debería estar libre, pero va preso arbitrariamente y por una interpretación mañosa de la legislación. Piñera se hizo cómplice de la prisión política cuando adhirió, a través de su Oficina de DD. HH. del Ministerio del Interior, a querellas ilegales contra militares. En algunos casos fue coautor, como en la causa 288-12 de la Corte Suprema, en la cual, tras haberse conformado tanto los condenados como los querellantes con la sentencia de primera y segunda instancia de 541 días de presidio remitido (es decir, a cumplirse en libertad), la citada Oficina del Ministerio del Interior, por sí y ante sí, recurrió de casación ante la Corte Suprema para obtener un aumento de la condena. En un fallo famoso por su antijuridicidad, el cual comenté en un artículo que la revista del Colegio de Abogados no quiso publicar, pero que yo reproduje en mi blog del 27 de marzo último, Piñera y la Suprema lograron condenar a presidió de cinco años y un día efectivos a los cinco oficiales (r).

          La acción del anterior presidente y los jueces de izquierda ha dado lugar no sólo a numerosas prisiones políticas adicionales, sino a francos y continuados atropellos a los derechos humanos de los ex uniformados, como en el caso del general FACH Enrique Ruiz Bunger, que tiene 87 años y sufre las secuelas físicas de un atentado terrorista en contra suya y del general Leigh, que consumó el FPMR comunista, y que ha sido ahora ingresado a Punta Peuco.

          Hace unos años se dictó una ley para que ningún subversivo que hubiera cumplido diez años en presidio siguiera preso, y todos fueron liberados. En cambio, todavía hoy hay al menos ocho uniformados que han cumplido más de veinte años de presidio. Cuando, con el patrocinio de la Iglesia y previo acuerdo con la Concertación, se iba a dar igual beneficio a los presos políticos uniformados, la notoria defección DC impidió beneficiar igual que a los terroristas a quienes nos salvaron de su asonada totalitaria.

          La persecución política contraria a los DD. HH. y alentada por Piñera continúa. El abogado Adolfo Paúl ha comunicado en estos días el ingreso a Punta Peuco del oficial retirado de la Armada Bernardo Daza, víctima de un cáncer terminal y con un horizonte de vida de cinco meses; y también del ex oficial Pedro Osses, que en la causa rol 2113-13 de la Corte Suprema ha sido condenado a cinco años y un día porque, siendo un joven oficial, trasladó a un individuo de su lugar de trabajo al Ministerio de Defensa hace decenas de años, habiéndolo entregado sano y salvo, como se reconoce en el propio expediente. Nuevo delito: “trasladar a un sujeto de un punto a otro por orden superior”. Si eso no es prisión política, ¿qué lo es?

          Que Piñera aparezca ante las cámaras protestando contra la que se aplica en Venezuela, cuando él ha sido el mayor promotor de la misma en Chile, y sobre todo habiéndoles prometido a los uniformados en retiro, como candidato, velar por el debido proceso y la aplicación de la prescripción, sólo puede ser tolerado por una opinión pública afectada por la misma descomposición moral del Poder Judicial y de la clase política de la cual Piñera es fiel representante.  

viernes, 23 de febrero de 2018

Agua Caliente en Punta Peuco



          Entre los rasgos propios del estado de enajenación mental que impera en el país, destaca en estos días la visita del presidente de la Corte Suprema, Haroldo Brito, a distintos penales, de la cual se ha publicado su observación de que sólo en Punta Peuco y en otro penal más los reos tienen agua caliente. “Hotel de cinco estrellas”. Esa observación pretende ser un preámbulo del traslado de los presos políticos a un penal en que no haya agua caliente, para cumplir con el precepto de igualdad que ha sido parte del “legado” de Michelle Bachelet, consistente en “quitarles los patines” a los que tengan alguna ventaja en la vida para poder llegar al ideal socialista de que la vida de todos sea miserable. Y a largo plazo se busca lograr, entonces, en lo posible, que los Presos Políticos Militares también estén hacinados, sobre un suelo cubierto de excrementos y orina, que es como debe ser en una sociedad verdaderamente “inclusiva” y sin gente que irrite a la mayoría andando bañada y manteniendo su entorno limpio.

          Ya el hecho de que Haroldo Brito presida la Suprema demanda un comentario aparte, porque siempre se destacó como un activista judicial que presionaba a otros ministros de la Corte de Apelaciones para asegurarse de que no fueran a aplicar las leyes cuando el imputado había vestido uniforme y luchado contra el terrorismo. Así allegó a las filas de la prevaricación reinante en nuestro medio a personajes “blandos” como Lamberto Cisternas, que de haber sido subsecretario de Justicia bajo el Gobierno Militar transitó a ser otro más de los jueces que desconocen la letra de la ley, la presunción de inocencia, el principio de legalidad, la irretroactividad de la ley penal, la cosa juzgada, la amnistía y la prescripción. Para así poder condenar a presidio perpetuo de hecho a los ahora ancianos militares que combatieron y derrotaron al terrorismo marxista, este sí ahora ampliamente perdonado, amnistiado, indultado e indemnizado desde Patricio Aylwin en adelante, incluido, por cierto, el V Gobierno de la Concertación de Sebastián Piñera. Éste hizo méritos tales como mantener el financiamiento del Museo de la Memoria Marxista (lo volverá a hacer), mantener y engrosar el ente persecutorio de militares en el Ministerio del Interior (lo volverá a hacer) y nombrar de nuevo a Rodrigo Ubilla (ya lo volvió a hacer) como Subsecretario para asegurarse de que querellas como la que él interpuso y hoy mantiene preso al general Orozco, nonagenario y con alzheimer, que cuando era comandante del regimiento Yungay de San Felipe cometió el “delito” de asomarse a preguntar el motivo de unos disparos, lo que le vale ahora, gracias a la querella de Ubilla, prisión perpetua de hecho (le dieron 18 años a los 89) sin otra atenuante que no saber dónde está, gracias a su condición mental. Situación que, por tanto, no variará bajo el VI Gobierno de la Concertación que comenzará en unos días más presidido por el mismo que el V y que ha nombrado al mismo Subsecretario.

          Haroldo Brito, que “acusa” lo del privilegio del agua caliente, no podría haber llegado a la Suprema normalmente, porque algunos senadores de derecha con un resto de conciencia no le habrían dado la mayoría necesaria, pero entonces los de izquierda les propusieron un “pacto de caballeros”: “ustedes votan por Brito y nosotros después votamos por Pfeiffer, que siempre aplica las leyes a la letra”. Los senadores de derecha les creyeron y votaron por Brito. Los de izquierda se rieron mucho de que por un momento alguien los hubiera creído caballeros y después vetaron a Pfeiffer en medio de las mayores carcajadas, dejando a los de derecha con un palmo de narices y habiendo colocado a un activista de izquierda en la Suprema, la cual hoy preside y desde donde hace campaña para cerrar Punta Peuco.

          Lo del agua caliente no es baladí, porque sucede que Punta Peuco está lleno de oficiales en retiro que son personas decentes y cultas, respetuosas de las leyes y que ni siquiera pasarían con luz roja; y además pusieron el pecho a las balas terroristas cuando la mayoría democrática los llamó a salvar al país de las mismas. Jamás debieron ir a presidio, como lo han impuesto el odio comunista y sus jueces afines. Entonces son presos políticos que se comportan civilizadamente, mantienen el penal limpio y son ayudados por otras personas decentes (pocas, porque estamos en Chile, donde casi todos se dieron vuelta la chaqueta) que les cooperan y, entre otros donativos, como ha documentado el diario digital “Chile Informa”, les proveyeron de cálifonts, estanques de gas licuado, cañerías e implementos que les permiten tener agua caliente para ellos y, como diría Nicanor Parra, para los presos imaginarios que en los juicios imaginarios los jueces de izquierda como Brito o presionados por Brito sostienen en sus fallos que aquellos mantienen como “secuestrados permanentes” (ésa es “la verdad judicial”) y conviven con ellos en sus celdas de dos por cuatro y camarotes para dos personas más otras dos personas imaginarias.

          Sin duda, este sería un país divertido si no fuera tan canallesco con más de un centenar de Presos Políticos Militares y sus familias, que sufren con la injusticia, la ilegalidad y la arbitrariedad.

miércoles, 15 de febrero de 2017

¿Y la Familia Militar?


          Cuando se habla de la “familia militar” algunos dicen que son quinientas mil personas y otros las hacen llegar a ochocientas mil, entre personal en actividad y pasivo, con sus respectivos familiares. Pero cualquiera fuere la cifra, el hecho concreto es que no se ha podido conseguir que siquiera uno de cada diez miembros de ella vayan a una notaría a hacer el breve y gratuito trámite de patrocinar la candidatura presidencial de José Antonio Kast, el único postulante que defiende el legado del Gobierno encabezado por miembros de dicha respetable familia, que salvó a Chile del comunismo, lo sanó de la violencia extremista, lo sacó de la hiperinflación y de la escasez y lo trasladó, de la retaguardia de los subdesarrollados en que se hallaba, a la vanguardia, como el país con mayor ingreso por habitante de América Latina.

          Sabemos que “la familia militar” no pudo impedir la venganza extremista y cada vez más de sus miembros han ido y van a parar a la cárcel, condenados por la prevaricación de la justicia roja, que desconoce los fundamentos básicos de un estado de derecho. Digamos las cosas como son: ha dejado abandonados a sus “caídos tras las líneas enemigas”, que ya saturan el penal de Punta Peuco. Hoy “Chile Informa” nos pone al tanto de que el ministro sumariante rojo del sur, Álvaro Mesa, ha mandado al presidio de Punta Peuco a otros cuatro carabineros (a dos por diez años y un día y a dos por 541 días) porque en octubre de 1973 dieron muerte a un sujeto que huyó cuando lo conminaron a detenerse, en la época del pleno combate contra la guerrilla de izquierda. ¿Prescripción, amnistía, cosa juzgada? No, estamos en Chile, país donde terroristas autores de crímenes sangrientos están libres, son indemnizados y declarados “víctimas”; y los uniformados que los enfrentaron van presos, aunque la ley diga lo contrario. ¿Y la familia militar?

          Hace años, cuando comenzó la prevaricación judicial izquierdista, nos convocaban a manifestarnos a la Plaza Inés de Suárez, un lugar de Providencia donde no era probable que llegaran los comunistas a golpearnos. La primera vez me pidieron que preparara un discurso. Lo hice y lo pronuncié, pero llegó tan poca gente a la manifestación que los bancos de la plaza alcanzaron para que todos estuvieran sentados. Era un sábado después de almuerzo y el 99 por ciento de los miembros de la “familia militar”, y también de la “familia civil” que alguna vez le estuvo tan agradecida, prefirió quedarse de sobremesa en su casa o en la de algún familiar o amigo.

          Pues la “familia civil”, esa que en el ‘73 brindaba con champagne en la calles en homenaje a los soldados que nos habían salvado del comunismo, digamos de nuevo las cosas como son, es peor que la “familia militar”. La vertiente DC de ella (representada por Frei Montalva en persona) ya en 1976 estaba pactando con los comunistas acerca de cómo echar a los militares, porque éstos no les habían dado en bandeja el poder a ellos después de hacer “el trabajo sucio” de eliminar la guerrilla marxista, justamente a raíz del cual ahora aquellos van presos. La vertiente de derecha de la “familia civil” no tiene nada que envidiarle a la DC: llegó al extremo de llevar a la Presidencia de la República a un “kerensky” que pasó a ser coautor activo de la prevaricación de los jueces de izquierda, Sebastián Piñera. Éste triplicó el número de querellas contra uniformados, trasladó a los que había en un penal pasable (Cordillera) a uno peor y hacinado (Punta Peuco) y a través de su Ministerio del Interior interpuso recursos ante la Corte Suprema para agravar las penas de militares ya ilegalmente condenados, transformando condenas de 541 días de presidio remitido en otras de presidio efectivo a cinco años y un día.

Y las últimas encuestas (GDF Adimark) dicen que la derecha, esa “familia militar y civil” que en 1973 brindaba por los militares ahora, en un 68 % votaría por la reelección del segundo peor verdugo de ésta, después de Aylwin, Sebastián Piñera.

          Entonces, ante la falta de veinte mil firmas todavía para José Antonio Kast, a quienes preguntan “¿y dónde está la familia militar?”, bien se les puede contestar: “junto a la 'familia civil' y no va a ir a firmar, porque hay un 68 % de ambas que prefiere votar por el segundo peor verdugo de los militares”.

viernes, 20 de mayo de 2016

Un País Que Ha Perdido la Cabeza


          Chile no está en sus cabales, eso está claro. Chiloé, como parte de Chile, tampoco. Sus habitantes provocaron una interrupción forzada de actividades con motivo de la “marea roja”, pero el daño generado por esta última ha sido mucho menor que el derivado de la paralización generada por los propios chilotes. Eso no está en discusión. Es verdad que ahora los contribuyentes les estamos pagando a los chilotes una indemnización  por la “marea roja”, pero, obviamente, no les vamos a pagar ninguna por el perjuicio que ellos mismos se han autoprovocado con su protesta. En otras palabras, todo el mundo ha terminado peor que si sólo hubiera habido “marea roja” sin protestas y sin bonos. Entonces, lo más conveniente para Chiloé y para el país habría sido que sufrieran la “marea roja”, pues habrían soportado sólo el perjuicio por pérdida de mariscos, y éste sólo los pescadores; y, en cambio, todos los habitantes han experimentado uno mucho mayor por la paralización de actividades, cuyo costo nadie les va a cubrir.

          El primer principio inculcado a los médicos por el padre de la medicina, Hipócrates, fue “primum non nocere”, es decir, “lo primero es no hacer daño”. En política debería aplicarse lo mismo. Si así se hubiera hecho en Chiloé, los dirigentes que provocaron la agitación y la paralización de la isla deberían haberse abstenido de ponerla en situación de huelga forzosa y todos habrían salido ganando, pues sólo habrían sido perjudicados los pescadores de mariscos (la “marea roja” no contamina a los peces); éstos habrían recibido el bono del gobierno, lo que habría paliado su perjuicio, y el resto de la población de la isla no habría sufrido ninguna de las pérdidas económicas que hoy todos allá lamentan y que ha generado no pocas quiebras comerciales.

          Otro ejemplo de que el país no está en sus cabales es el de la liberación de 2.258 reos, entre ellos los autores de delitos de alta connotación y un total de 528 que ni siquiera consiguieron un informe favorable a su libertad de Gendarmería. Por contraste, hay un presidio, Punta Peuco, donde hay 120 reos que no son delincuentes, sino que están en esa condición por una razón política, y a los cuales se deniega la libertad condicional. Ellos fueron llamados en 1973, con absoluto entusiasmo y énfasis, por los máximos líderes parlamentarios del país a combatir a un ejército clandestino de extrema izquierda. Obviamente, el llamado implicaba hacerlo por las armas. Si hubiera habido otro medio legal de reducir a esa fuerza subversiva clandestina, los líderes políticos democráticos lo habrían empleado.

          Los presos de Punta Peuco, que potencialmente pueden llegar a ser más de mil, pues superior a ese número es el de procesos ilegales que se siguen tramitando por las muertes de extremistas caídos en la lucha post 11 de septiembre de 1973, no han sido beneficiados por la libertad condicional masiva recientemente aprobada por la Corte Suprema. Aparte de no ser delincuentes, sino personas que creyeron actuar en defensa de su país contra una agresión totalitaria, son de avanzada edad y muchos víctimas de enfermedades o impedimentos, entre ellos seis que sufren de Alzheimer y ni siquiera saben que se encuentran en un presidio cumpliendo condenas.

          Como el país ha perdido la cabeza, no sólo no se los libera como a los delincuentes, sino que se suscitan periódicamente iniciativas para empeorar las condiciones en que están.

          Todo esto se juzga, en el país que ha perdido la cabeza, como políticamente correcto. Ha habido un solo parlamentario que ha tenido el coraje político de interponer sus buenos oficios, pero sin éxito, ante el Presidente de la Corte Suprema por la evidente discriminación con los militares presos en el tema de las libertades condicionales, el diputado José Antonio Kast, en un gesto que merece realzarse. Pero no ha tenido éxito. Porque así como la Corte Suprema liberó a 528 reos sin informes favorables de Gendarmería, podría hacerlo también con los 120 ancianos caballeros de Punta Peuco, a los cuales, por razones evidentemente políticas, también se les niegan informes favorables.

          Hay muchas evidencias más de que el país ha perdido la razón, la más elocuente de las cuales es el artificial “Proceso Constituyente” al cual se ha convocado a la ciudadanía y en el que, siendo ella mayoritariamente cuerda, hasta ahora se ha mostrado reacia a involucrarse. Pues por fortuna parece que la sinrazón afecta sólo a las cúpulas y no a la masa de la población.

martes, 14 de marzo de 2017

La UDI con Dios y con el Diablo


          La UDI “tomó distancia” del Gobierno Militar al comenzar el siglo XXI y se fue desinflando. Antes de que “se distanciara” lo había hecho RN, a principios de los ’90, y por eso esta última fue aventajada en las elecciones siguientes por la UDI, porque el 43 % de Pinochet el ‘88 no se había (ni se ha) esfumado del todo, pese al lavado general de cerebros.

Pero después los dirigentes de la UDI se declararon “arrepentidos”, se sumaron a la denostación del Gobierno Militar, apoyaron a un candidato del “No” (Sebastián Piñera), “pidieron perdón” y hasta llegaron al extremo (Hernán Larraín) de conceder perdones legislativos a terroristas de izquierda que hubieran cumplido diez años presos, añadiendo que eso “no era moneda de cambio” para después conceder iguales beneficios a militares. Insólito, porque el “pacto de caballeros” decía que a la liberación de terroristas de izquierda que hubieran cumplido diez años sucedería la de los militares en igual condición. Pero, como lo corroboró  el pacto para llenar vacantes en la Corte Suprema, ellos se cumplen en beneficio de la izquierda (fue designado Brito) y después se incumplen en perjuicio de la derecha (fue rechazado Pfeiffer), y no liberaron a ningún militar. Ahora éstos mueren engrillados, enfermos terminales y nonagenarios.

Y como la UDI, como culminación, después respaldó la “gran traición” de Piñera a los Presos Políticos Uniformados, durante su V Gobierno de la Concertación, entonces ahora que tiene necesidad de refichar militantes se encuentra con que no tiene suficientes firmas. Ha logrado apenas siete mil. En cambio, su ex diputado José Antonio Kast, que tras renunciar al partido decidió ser candidato presidencial y, además, defiende el legado del Gobierno Militar y va a visitar y ayudar a los Presos Políticos Uniformados (son presos políticos porque lo están ilegal y arbitrariamente) ya ha recolectado 23 mil firmas ante notario. Tiene tres veces más que la UDI. Con eso ésta ya habría refichado. El “voto duro” existe.

Entonces la presidenta del partido, Jacqueline van Rysselberghe, decide ir a Punta Peuco "en busca del voto duro perdido". Pero las autoridades del penal no la dejaron visitar a los internos. Mejor para ella, que con su visita quiso quedar bien con Dios y con el Diablo y conseguir que los partidarios del Gobierno Militar vayan a las notarías para refichar a la UDI. Mejor, pues los Presos Políticos le habrían podido echar en cara la traición de Piñera, de cuyo gobierno la UDI fue parte entusiasta. Nadie ha olvidado el apoyo de la ministra UDI Evelyn Matthei al vergonzoso y vejatorio traslado de oficiales presos de Cordillera a Punta Peuco, en un acto coordinado del gobierno de Piñera con el Partido Comunista (que hasta colgó del pórtico del penal el símbolo de la hoz y el martillo).

Porque hay en Punta Peuco no pocos presos debido a que el propio Piñera multiplicó por cinco el número de querellas ilegales (por desconocer la amnistía, las prescripción, la cosa juzgada y la verdad de los hechos). En un caso, el de los oficiales de la Armada, Carabineros e Investigaciones del cuartel Ancla 2 de Talcahuano, por la muerte del extremista entrenado en Cuba Rudy Cárcamo, en 1973, los cinco presos habían sido condenados en primera instancia y en la Corte de Apelaciones a 541 días de presidio remitido, es decir, iban a cumplir su pena el libertad. Querellantes y querellados se habían conformado con ese fallo, pero entonces los abogados de izquierda de Piñera interpusieron un recurso de casación, llevando el caso a la sala penal de izquierda de la Corte Suprema, donde les aumentaron a los oficiales la pena a cinco años y un día de presidio efectivo e incluso un ministro (Juica) votó porque fueran diez años y un día. “Gracias Piñera”, dicen los militares presos y se lo habrían enrostrado a la presidenta UDI si la hubieran dejado verlos.

Ese fallo de la Suprema en particular fue tan antijurídico que yo mandé un artículo refutándolo a la revista del Colegio de Abogados, que la misma se negó a publicar, probablemente porque no quería avergonzar al redactor del fallo, un abogado integrante DC que, por tanto, fue activo partícipe en la respectiva prevaricación. Entonces publiqué ese artículo en este blog el 27 de marzo de 2015, donde puede consultarse bajo el título de “Artículo Impublicable en la Revista del Colegio de Abogados”. Ha merecido cerca de dos mil lecturas.

En resumen, la presidenta UDI fue salvada de la justa crítica de los internos presos por la iniciativa del gobierno cómplice activo de la prevaricación, el de Sebastián Piñera. Sobre todo que ella se apresta a reincidir, es decir, a volver a proclamarlo.

Es que estar bien con Dios y con el Diablo tiene su costo. La UDI lo está pagando en dificultad para encontrar firmantes para el refichaje. Y pudo ser peor, como decía un caballero boliviano que conocí en mi juventud, pues he leído que un columnista socialista de “La Tercera” se lamenta de que la UDI no haya elegido, en vez de a Jacqueline, presidente del partido al diputado Jaime Bellolio, que se caracteriza por sus declaraciones tonantes contra el Gobierno Militar y formuló público repudio a su colega leal al legado de éste, Ignacio Urrutia, cuando rindió homenaje a Pinochet en la Cámara, en el aniversario de la muerte del principal estadista chileno del siglo XX.

Pero si el UDI con apoyo socialista hubiera sido elegido presidente, como habría querido el columnista socialista, ahí sí que el partido habría quedado bien ya sólo con el Diablo. 

viernes, 11 de agosto de 2017

Tiempos Orwellianos


          Esta mañana, al leer “El Mercurio”, reflexioné sobre cuánto daño le han hecho los partidarios del “No”, desde Bachelet hasta Piñera, a este país. Es que en la sección “Hace 30 Años” venía reproducida una noticia del 8 de agosto de 1987 donde decía que, por primera vez en el siglo XX, la producción de trigo de Chile había llegado a 18 millones de quintales, suficientes para satisfacer todas las necesidades del país y dejar todavía un excedente exportable.

          ¡Qué diferencia con 14 años antes de eso, cuando Salvador Allende notificaba a los chilenos de que quedaba harina para pocos días más! ¡Cómo no agradecer a la Fuerzas Armadas y Carabineros que, días después, hubieran atendido el clamor de Frei Montalva, Aylwin, Jarpa, Bossay y hasta de un modesto diputado como yo, que el 22 de agosto del 73 les pedimos a los comandante en jefe y al general director que pusieran término a la situación existente. La falta de pan se originaba en la Reforma Agraria DC y UP.

          Hoy día venimos de vuelta de nuevo y los totalitarios están haciendo lo que siempre han hecho, es decir, privarnos de libertades. Desde luego, han avanzado en privarnos de la libertad de expresión, porque hay un proyecto de ley aprobado en comisiones de la Cámara para meter presos por un mínimo de tres años y un día a los que contradigan cualquier fallo dictado por los tribunales contra los militares que derrotaron al terrorismo de izquierda.

          Y lo más alarmante es que en la comisión liberticida de la Cámara no sólo se impusieron los mismos de siempre, es decir los totalitarios socialistas y comunistas, más los votos de los kerenskys, que siempre terminan haciendo lo que les mandan los rojos, aunque después tengan que llamar a los militares para evitar un régimen soviético, sino todavía más alarmante fue que se abstuvo el diputado de RN  Cristián Monckeberg. ¡Se abstuvo! Por suerte los restantes diputados de ChileVamos votaron en contra, pero así y todo perdieron.

          Y, por supuesto, los totalitarios que nos gobiernan, que han logrado el descontento general con sus medidas socialistas y ven que van a perder la elección, han recurrido al “enemigo público número uno” que han diseñado, tal como el régimen totalitario del libro de Orwell, “1984”, en el cual el gobierno todopoderoso había designado a Emmanuel Goldstein como el villano oficial y culpable de todo y cada vez que se veía en problemas, ordenaba que todo el pueblo prorrumpiera durante dos minutos en insultos contra Goldstein.

          En el caso de los totalitarios chilenos de hoy, su Goldstein es Pinochet y por eso, como la gente está descontenta con tanto socialismo que ha paralizado al país, han inventado levantar una vez más el fantasma de Pinochet y resuelto cerrar el penal de Punta Peuco y trasladar a los presos políticos militares a un penal común.

          Lo que pasa es que los enemigos del Gobierno Militar que salvó al país ahora están divididos entre Piñera y Bachelet, y el Gobierno quiere poner a Piñera en una situación incómoda, pues, sabiendo que éste ha sido el principal perseguidor de los militares junto con Patricio Aylwin; y sabiendo que el electorado de Piñera es, en su mayor parte, de ex partidarios del Gobierno Militar, quieren desenmascararlo para que tenga que oponerse al cierre de Punta Peuco.
   
       Es como los dos minutos de insultos al enemigo público número uno de la novela 1984. El cierre de Punta Peuco son los dos minutos para decir atrocidades de Pinochet y hacer patente la “contradicción vital” de Piñera.

          Pero resulta que tanto los detractores bacheletistas como piñeristas del régimen militar pueden encontrarse con una sorpresa, porque ayer fue proclamado en el Caupolicán José Antonio Kast, un candidato de derecha que no reniega, sino defiende al régimen militar y lo declaró así ayer en la proclamación. Además, los asistentes tuvieron el coraje de cantar la estrofa de los “Valientes Soldados” en reconocimiento a la salvación de Chile por las Fuerzas Armadas y Carabineros.

          La fuerza del “Sí” renace, ante el daño que han hecho al país los del “No”, que ahora irán a la elección divididos entre los candidatos Piñera (en el improbable caso de que no sea formalizado), Guillier, Sánchez, Goic y Me-O, es decir, al menos en cinco frentes, mientras los del “Sí” estamos unidos tras uno solo, José Antonio Kast. Si todos ellos juntos apenas pudieron vencer al “Sí” en 1988 ¿cómo casi treinta años después los del “Sí” no vamos a poder vencerlos si van divididos entre cinco?

          En 2017 vuelve a estar en juego la decisión entre socialismo y libertad que los militares hoy perseguidos permitieron resolver. Un solo candidato los representa hoy.