No somos un país, somos un chiste. El debate público es lamentable. Estamos gobernados por un subnormal. Su última medida anunciada es procurar impedir el indulto de personas ilegalmente presas por un delito que no pudieron cometer. Esto no lo sabe la gran mayoría, porque los medios no lo informan. Vivimos en un país engañado.
Acá las leyes no valen. No hay un solo caso de "secuestro permanente" acreditado. Eso lo inventó un sujeto que oficiaba de juez y cuando yo, hace diez años, lo confronté con la verdad y el derecho, en el programa El Informante de TVN, él confesó que no probaba los delitos, sino que los fingía ("es una ficción jurídica", dijo.) Y confesó en cámara, ante millones de telespectadores: "Yo no estoy diciendo que la realidad sea ésa". Textual. O sea, confesó mentir en sus fallos. Lo hacía para no tener que aplicar las leyes sobre prescripción, amnistía y cosa juzgada.
Todas las condenas en juicios de derechos humanos son ilegales. En ellos se viola reiterada e invariablemente la letra de la ley y se oculta la verdad de los hechos.
Acabo de ver un video en que una periodista le decía repetitivamente a Johannes Kaiser. "Krassnoff, Krassnoff", y Kaiser le cortó la comunicación. Porque no quiso bajar al nivel de la mentira reiterada. A Krassnoff el juez Alejandro Solís lo condenó por sí solo a 600 años de presidio antes de siquiera interrogarlo ni conocerlo. Sobre la base de mentiras flagrantes e ilegalidades. Y nadie dijo nada. Después otros prevaricadores, también impunes, por supuesto, a lo largo de los años le añadieron otros 400 años de condenas. Pero Krassnoff nunca secuestró ni detuvo a nadie, salvo a la herida conviviente de Miguel Enríquez, Carmen Castillo, y para llevarla a una ambulancia. Todo eso cuando descubrió la guarida del principal asaltante de bancos, en 1974. Le dieron a Krassnoff la "medalla al valor" por eso.
Cuarenta años después, el juez Mario Carroza condenó a Krassnoff por el "asesinato" de Enríquez. Porque no les importa nada. Se saben impunes. Y por esa "meritoria actuación" el indescriptible y principal perseguidor de militares, Sebastián Piñera, propuso a Carroza para ministro de la Corte Suprema, cargo del que aún disfruta, completamente impune. Escandaloso, ilícito, vergonzoso. Chileno.
La mayoría de los chilenos repite necedades divulgadas por los comunistas. Si entendieran lo que leen podrían abrir el Código Penal en el acápite 3 del Títuo III, que dice: "Crímenes y simples delitos contra la libertad y seguridad cometidos por particulares". Ese delito no podrían cometerlo los militares, que no son "particulares". Y luego leería el art. 141 del mismo código que dice que el que "sin derecho encerrare o detuviere a otro sufrirá la pena de presidio o reclusión menores en cualesquiera de sus grados".
Delito que no pueden cometer los militares y no se les aplica, pero en Chile sí se les condena por él. Aunque no hayan secuestrado a nadie. Y pueden pasar más de 30 años presos por eso, sin que exista el delito (no hay ni ha habido ningún secuestrado por ellos).
No existe el estado de derecho, es decir, la versión castellana de "rule of law", lo que manda la ley. Aquí no manda la ley, mandan los subnormales, los incapaces y los acusadores que se quedan impunemente con miles de millones de pesos del fisco a lo largo de más de veinte años. Y el gobernante quiere impedir que se le ponga término a esta escandalosa y subnormal ilegalidad que sirve para robarle al fisco y en la cual ni siquiera Dorothy Pérez se atreve a meterse, aunque la Constitución le ordene hacerlo. Porque la imbecilidad puede más, porque no somos un país, somos apenas un chiste.
El verdadero chiste es creer que inventando mentiras y chamullos varios se puede borrar el largo prontuario criminal de vulgares asesinos convictos como Krassnoff.
ResponderEliminarEse chiste se cuenta solo.