domingo, 3 de agosto de 2025

LOS QUE NO NOS DAMOS VUELTA LA CHAQUETA

"Darse vuelta la chaqueta" es una conducta vernácula nacida durante la Revolución de 1891, la más sangrienta de la historia del país (costó más vidas que la Guerra del Pacífico). Entre seis mil y diez mil muertos, según el historiador consultado. La última cifra equivalía al cinco por ciento de la población, en 1891. En cambio, la Revolución Militar que nos salvó del comunismo costó, en términos de víctimas del terrorismo interno y consiguiente represión, tres mil vidas durante 16 años y medio. "La sacamos barata". El comandante Pepe, revolucionario, le había dicho en 1972 a la periodista Nena Ossa que se debía generar un millón de muertos "para que la revolución resultara". Fue fusilado en Valdivia en 1973, cumpliendo la sentencia de un consejo de guerra, ante el cual lo defendió su abogado, Andrés Aylwin, diputado DC y hermano del expresidente. Él instó a éste a liberar e indultar a los casi mil subversivos que tenía presos Pinochet. Para que se vaya recordando por qué hoy la delincuencia y el terrorismo campean en el país.

Los revolucionarios del 91 usaban casacas blancas, los del gobierno, azules con forro blanco. Éstos, derrotados, para pasarse al enemigo sin que se les disparara "se daban vuelta la chaqueta". Así nació la costumbre de darle ese nombre al cambio de bando. 

El cual tuvo particular importancia durante el inconstitucional proceso discurrido en 2023 por Sebastián Piñera y Gabriel Boric ("Acuerdo por Chile"), a instancias del rector-columnista Carlos Peña. Durante ese indebido proceso, en un momento u otro "se dieron vuelta la chaqueta" (en orden cronológico) José Antonio Kast, para pasarse al bando de la nueva Constitución, justo apenas su partido había obtenido una gran votación por oponerse a ella; luego se la dio Gabriel Boric, para salirse del Acuerdo y votar En Contra; y, en fin, el mismísimo "padre de la infausta criatura", el rector columnista Carlos Peña, que había aconsejado a Boric, desde El Mercurio, "tirar lejos la Constitución" y "continuar haciendo girar la rueda" para dictar otra. 

Es que Peña, cuando vio el resultado, es decir el texto preparado por el Consejo dominado (voto popular mediante, no anunciado por las encuestas) por los republicanos, se dio a su vez "vuelta la chaqueta" y recomendó abortar el texto en la votación general final del Consejo, el 30 de octubre de 20 23. 

Ello habría evitado tanto el plebiscito como la ·franja electoral y las campañas del "A Favor" y el "En Contra". Los consejeros republicanos no obedecieron a Peña y prefirieron, todos, darse "vuelta la chaqueta" solidarizando con Kast. Habrían bastado cuatro votos suyos el 30 de octubre, para haberlo terminado todo ahí.

Todo esto lo refiere, para "perpetua memoria", mi último libro, "Trampantojo", apócope de "trampa ante los ojos", aceptado por la RAE, el término con que calificó el rector Peña al proyecto de nueva Carta de los republicanos.

Con estos cambios de bando quedó un vacío en la derecha. Los que no nos dimos vuelta la chaqueta, encabezados por Johannes Kaiser, que debió dejar el partido porque le hicieron difícil la vida parlamentaria, fundó entonces el Partido Nacional Libertario, junto a 50 mil firmantes y éste se constituyó en todo el país. Es el de más a la derecha y lo lleva a él como su candidato presidencial.

Ese partido es el único que en su declaración de principios reconoce el legado del gobierno militar. Kaiser es el más capaz de terminar con el terrorismo y la delincuencia, tal como lo hizo Pinochet. Dice que si se dieran las mismas circunstancias debería repetirse el 11. Por eso la izquierda lo acusa y lo quiere bajar "por secretaría". Es también el único que no reniega de Pinochet, cuyas políticas nos dieron los "mejores 30 años", entre 1985 y 2015. ¿Y quieren que ahora "nos demos vuelta la chaqueta" porque en las últimas semanas no le fue bien en la Cadem?

Hace ocho semanas en ella le iba mal a Kast y Evelyn Matthei estaba primera por amplio margen. Entretanto la Cadem "se dio vuelta la chaqueta" y hoy dice que es todo al revés. Nosotros no y confiamos en que ello va a volver a suceder, pero ahora en favor de Kaiser, que nunca se la dio vuelta.

    

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