viernes, 15 de agosto de 2025

¿SOMOS O NOS HACEMOS LOS TONTOS?

En décadas pasadas, cuando alguien decía o hacía una tontería, en los medios de opinión solía aparecer la pregunta: "¿es o se hace el tonto?" A veces resumidamente: "¿es o se hace?"

Días atrás, comentando la importancia o no de que un Presidente cuente con mayoría en el Congreso, José Antonio Kast declaró que no consideraba tan relevante la tarea del Poder Legislativo, para los efectos de gobernar.

A partir de ahí se desataron acusaciones absurdas, simplemente tontas, en el sentido de que eso significaba que Kast se proponía "gobernar por decreto" y se le calificó de "autoritario" y "extremo". Pero eso es una tontería. Simplemente no es así.

Lo que dijo Kast constituyó una apreciación objetiva de una realidad y en manera alguna implica "gobernar por decreto". En el país, en todo momento, están vigentes las leyes que rigen su ordenamiento social y de acuerdo a las cuales los tres poderes ejercen sus funciones. Si el Congreso se paraliza, siguen vigentes las leyes actuales y no pasa nada. En ese sentido es menos relevante que los otros poderes.

Supongamos que por cualquier motivo el Poder Legislativo dejara de dictar leyes. Eso no alteraría la vida nacional. Si no se anunciara esa paralización, la población ni siquiera se enteraría de ella, porque está atenida a la normativa y legalidad existentes.

El Congreso puede despachar nuevas leyes, y al hacerlo debe someterse a la Constitución. Y ésta establece que, en las materias más relevantes, la iniciativa de ley debe originarse en el Ejecutivo, es decir, el Presidente de la República.

Por otra parte, si el Congreso no desarrollara ninguna actividad, eso en nada alteraría la normalidad nacional. El resto de las instituciones y personas seguirían actuando bajo la legislación existente. 

El Presidente puede dictar decretos en uso de su potestad reglamentaria. Debe atenerse a la ley. Si el Congreso no hace nada, el Presidente sí puede hacer mucho, dictando decretos, reglamentos y resoluciones atenidos a las legislación vigente.

En ese sentido el Parlamento es poco relevante: si no hace nada, no pasa nada. Si el Ejecutivo no hace nada, sobreviene el caos. Si paraliza el Poder Judicial, hay peligro de que impere una completa ilegalidad, La "ley de la selva". En ese sentido el Legislativo es menos relevante, porque su inactividad no altera la normalidad. La inactividad del Ejecutivo sí la alteraría. Lo mismo la del Poder Judicial.

Por cierto, el Parlamento, actuando, puede ser muy relevante, como lo fue, a través de la Cámara de Diputados, el 22 de agosto de 1973, cuando tomó un acuerdo en uso de la facultad que le confería el artículo 39 de la Constitución de entonces.

Pero incluso en su tarea legislativa está limitado por el poder del gobierno de manejar las urgencias y vetar proyectos de ley.

Claro, hay aspectos en que el Poder Legislativo puede tomar decisiones relevantes. Aunque, si no las adopta, no pasa nada. Por ejemplo, el Senado puede declarar la incapacidad del Presidente de la República por mayoría de votos, de acuerdo con la Constitución actual. Si alguna vez lo hiciera, sería muy relevante. Pero si sucede lo normal, que es que no lo haga, nada sucede. La mera presencia del Parlamento es irrelevante. Si no hace nada no pasa nada. En cambio, si el Ejecutivo o el Judicial no hacen nada, se altera por completo la vida interna. Esa es la diferencia entre dos poderes más relevantes y otro menos relevante. La mencionó Kast.

Pero si entra en acción puede acusar constitucionalmente a miembros de los otros poderes y destituirlos, incluso al Presidente de la República. Pero si no los acusa no pasa nada,

Su inacción no es relevante para la normalidad del país. Y su acción está limitada por el carácter co-legislador del Ejecutivo.

De modo que la observación de Kast se ajusta a la realidad. y lo que no tiene nada que ver con ésta es concluir que por eso puede "gobernar por decreto". Simplemente, sin ley que lo autorice no puede. 

Si el Congreso no dicta nuevas leyes, en nada se altera la normalidad y ése es el factor que le resta relevancia en la marcha del país.

2 comentarios:

  1. Toda la razón. Yo, un votante de J. Kaiser, estimo que al zurderío en general se le pasó la mano . Nunca Kast dijo que gobernaría por decreto. Con todo con Kaiser.

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  2. También es increíble que sean los zurdos los que rajen vestiduras por gobernar por decretos. Allende hizo lo que quiso con sus decretos de insistencia y negando la ejecución de sentencias (sediciosas o refaccionarias decia).
    También asombra ver qué frente a una necesidad concreta lo último que hacen en la izquierda y la derechita cobarde es ver sus se puede hacer con las leyes e instituciones que ya existen. Para cualquier cosa hay que sacar una ley nueva o hay que crear un nuevo ministerio.

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