Un ministro argentino dice una verdad del tamaño de una catedral y acá hablamos de "gesto inamistoso". ¡Qué tontería! Todos sabemos que dijo la verdad: en Chile gobierna el comunismo y por eso nos estamos hundiendo.
Pero las mejores ideas han perdido la batalla cultural. Porque al gobierno lo eligió la mayoría a sabiendas. Prefirió retraso en lugar de progreso. La izquierda en general y el comunismo en particular dominan la cultura, la política, el periodismo, la información, el arte y el pensar de las élites.
El monumento público más relevante, junto al palacio presidencial, es el de Salvador Allende, un fracasado al cual la mayoría admira porque era de izquierda. Hay una épica del fracaso, de la violencia. Y se demoniza al éxito, a la paz interna, al "milagro chileno" de Pinochet. Éste es innombrable.
En la elogiada Confitería Torres --estuvieron ahí Blinken y Macron-- hay una lista de presidentes de Chile desde el techo hasta el suelo, pero un blanco entre 1973 y 1990. Preguntado por La Segunda, el encargado explicó que unos jóvenes le habían advertido que si no excluía a Pinochet le iban a quemar el local. Así triunfan en "la batalla cultural".
Cuando quien tiene oficina en La Moneda anuncia como una "gracia" que va a tener un hijo sin haber formado hogar, es porque también en el orden valórico se ha perdido el norte. La Constitución que no ha podido derogar sigue diciendo que la familia es el núcleo fundamental de la sociedad. "No se oye, padre".
Cuando hace años el rector-columnista Peña vituperó a Lucía Santa Cruz por haber votado Sí en el plebiscito de 1988 y ella ni siquiera se defendió, supe que estábamos perdiendo la batalla cultural. Peña la había fulminado con las "torturas". Ella podría haberle replicado que el subdirector comunista de Investigaciones de Allende torturó a su marido con electricidad y eso fue denunciado en El Mercurio de 20 de enero de 1972 y Allende ni siquiera replicó ni rectificó. Nadie lo dijo, por sabido se calló y por callado se olvidó. Y la izquierda torturadora posa de torturada.
Rodrigo Valdés, un tipo serio, tanto que había renunciado al gabinete de Bachelet cuando éste rechazó Dominga por pura política, dijo que votaba Boric y no Kast. Eso confirmó que habíamos perdido la batalla cultural. Lagos, contrito, declaró: "Por lo que soy, voto Boric". Aunque suene Chile.
Cuando en 2019 Sebastián Piñera ofrendó la Constitución donde se plasman nuestros valores, a cambio de que cesara la violencia, fue porque no tenía abogados para defender la institucionalidad. Sólo había contratado de izquierda y para perseguir exmilitares. Ahí también perdimos la batalla cultural.
En 2022 una firma financiera de la élite me convidó a una conferencia del rector-columnista Peña, admirador de Allende, que acababa de aconsejar "lanzar lejos" la Constitución de 1980. Y ya estuve totalmente seguro de que la élite había perdido la chaveta cuando premiaron a Peña por lo mismo la Universidad Andrés Bello y la Asociación Nacional de la Prensa. Con esta élite vamos derecho a la dictadura del proletariado.
Pero en memorable columna del 20 de octubre de 2023 el mismo rector-columnista se arrepintió y aconsejó a los consejeros echar a la basura el proyecto de nueva Constitución. Ningún consejero de derecha le hizo caso (habrían bastado 4 de 22). Entonces supe que Peña estaba recuperando la razón, no así quienes lo premiaban, que cerraron filas con el A Favor. Claro, antes, cuando José Antonio Kast, tras ganar por oponerse a una nueva Constitución, se cambió de bando y suscribió el Acuerdo Piñera-Boric para imponerla, se acentuó nuestra convicción de que Chile era la Casa de Orates.
Cambio de opinión izquierdista en el cual fue seguido Peña por el propio Boric y sus partidos de gobierno, que también se pasaron al voto En Contra, ¡dando argumentos de derecha! La locura fue total. Todo terminó en que los de derecha de Pinochet de siempre y que nunca nos movimos, y los de izquierda también de siempre, que fueron de aquí para allá y de allá para acá, terminamos ganando juntos el 17 de diciembre de 2023. "Y aquí no ha pasado nada", como escribí en 2022, enfureciendo a Boric.
Mi última esperanza deriva hoy de que "Parásitos Mentales", de Axel Kaiser, va primero en la lista de best-sellers de El Mercurio y "El Libro de Bill" de Alex Hirsch, un engendro de la sinrazón, bajó al tercer lugar. Ello sugiere que más de más de alguien esta recobrando la chaveta. Por algo se empieza para revertir la derrota cultural.
Hablando de casa de orates
ResponderEliminarEl Instituto Psiquiátrico del Dr. José Horwitz Barak (antes Casa de Orates de Nuestra Señora de Los Ángeles) cuenta con las mejores instalaciones y los mejores especialistas del país para atender la grave y avanzada esquizofrenia paranoide que viene afectando a don Hermógenes.
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