lunes, 21 de octubre de 2024

Postulación al Nobel

El Fraser Institute de Canadá, que elabora un índice anual de libertad económica, ha determinado que la sociedad que en mayor grado goza de esa envidiable condición (de ser sus ciudadanos los más libres en su actividad de producción), es Hong Kong.

Lo notable es que Hong Kong está gobernada por el Partido Comunista de China. ¿Cómo puede ser que la economía más libre del mundo esté gobernada por el comunismo? Creo ser el único que lo pone en evidencia. Por estos descubrimientos es que a algunas personas les dan el Premio Nobel. Aunque es bien sabido que los suecos no se lo dan a quienes, como yo, hayan simpatizado con el gobierno del Presidente Pinochet. A Jorge Luis Borges lo llamó un funcionario sueco, a fines de los '70, para comunicarle que si se desdecía de sus comentarios favorables a Pinochet le darían el Nobel. Borges le respondió que nunca en su vida se había dejado sobornar y que tampoco lo haría para recibir el Nobel de literatura, que pasó a ser mejor conocido como "el premio que no le dieron a Borges". Así es que mi descubrimiento de que la economía más libre es comunista tal vez no me lo granjee, por haber sido y seguir siendo partidario de Pinochet. 

No sólo he reflexionado sobre esta paradoja que me podría granjear un Nobel, sino que le he encontrado sentido. Cuando Chou en Lai cambió a China al capitalismo, declaró que "no le importaba el color del gato, con tal de que cazara ratones". Esto es mucho más profundo de lo que parece. Los comunistas chinos, en lugar de seguir siendo una amenaza y una carga para los particulares, resolvieron velar porque éstos maximizaran sus ganancias, lo que condujo a una mayor inversión y un más alto crecimiento. Parecen decir a los privados: "no se preocupen, dígannos cuáles problemas tienen con la burocracia y los sindicatos y los ayudaremos a solucionarlos. Pero, por supuesto, del Estado y la política nos encargamos sólo nosotros". Esto lo han respetado en Hong Kong al pie de la letra, porque Hong Kong venía ya de ser la economía más libre del mundo, bajo la corona británica. 

En el resto de su territorio el gobierno chino tiene mucha tarea por delante, pues su país, castigado por el comunismo, igual que Chile, es más pobre que nosotros: tiene un PIB per cápita de US$ 24.500 versus los US$ 31.284 nuestros, y están en el lugar 71 en libertad económica, mientras nosotros hemos caído al 38. Porque los chinos todavía tienen que deshacer todo el daño que el comunismo hizo allá en 35 años (1949-1984). 

Chile, que tiene a comunistas prosoviéticos en el gobierno, ha retrocedido bastante en el Índice Fraser. En el pasado no muy lejano, cuando apenas le habían rayado la pintura al modelo de De Castro-Bûchi-Pinochet, llegamos a estar en el 7º lugar. Pero los sucesivos gobernantes del "No a Pinochet", es decir, todos, se encargaron de hacernos perder 31 puestos y hoy estamos estancados, además, por la "permisología".

El segundo país con mayor libertad económica en el mundo es Singapur, que también tiene un gobierno autoritario. Está en el poder desde la independencia del Reino Unido, en 1959. Singapur es el doble más rico que Hong Kong y tiene, a la vez, el segundo PIB per cápita más alto del mundo: US$ 141.000, apenas por debajo de Luxemburgo, el más rico de todos.

Ya que no tenemos comunistas chinos ni podemos volver a Pinochet, cuyo gobierno era tan favorable a la libertad económica, por lo menos podríamos buscar un "gran acuerdo nacional" de no saquear, destruir ni quemar supermercados, metro, hoteles, industrias, buses, bosques, colegios, iglesias ni comisarías ni tampoco apedrear carabineros para después meterlos presos. 

Y, en cambio, podríamos, como los buenos comunistas chinos, favorecer la libertad económica y contribuir a no seguir cayendo en el Índice Fraser. Bastaría un comunismo chino. Porque pedir un régimen como el de Singapur, es decir, otro Pinochet, ya sería demasiado. Y me alejaría por completo del Nobel.

2 comentarios:

  1. ¿Otra vez con el cuento chino del “presidente Pinochet”?

    Nunca jamás ese bandido de poca monta podría ser considerado “presidente” pues absolutamente nadie lo eligió.

    Se subió de último momento a un criminal golpe de estado y a partir de ahí se convirtió en dictador.

    Así pues, no hay tal “presidente Pinochet” y no hace falta que don Hermógenes nos diga que no ganará el Nobel, pues la mitomanía y el embuste nunca han merecido recibir premio de nada y si no me creen, pregúntenle al mentiroso de Crispín Muñoz.

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