martes, 7 de diciembre de 2010

Una Receta para la Salud

Mi amigo el doctor Juan Pablo Illanes acaba de entregarle al Presidente un plan para reformular los sistemas de salud público (FONASA) y privado (ISAPRES). La información de la prensa es insuficiente para opinar sobre ellos, pero una cosa está clara: que todo esto le costará más al erario. Y que lo seguirá haciendo el Estado.
Como dijo ese gran profeta de nuestra época, llamado Ronald Reagan, "el Estado no es la solución de los problemas, el Estado es el problema".
Ya en Chile la salud pública está llegando a costar tres billones de pesos (billones en castellano, es decir, millones de millones) anuales. Con esa plata los tres millones de familias más pobres de Chile podrían contratar un seguro de salud similar al que tengo yo en una isapre, que considero bastante satisfactorio, aunque preferiría no tenerlo y ser mi propio asegurador. Pero como éste no es un país libre, la ley no me deja y me obliga a cotizar.
Tengo un amigo bastante rico que sí puede ser su propio asegurador y está muy contento en esa condición. Él sostiene que "no se sacaría ni siquiera una uña en Chile", así es que, cuando tiene un problema de salud grande, se va a la Clínica Mayo, en Estados Unidos, donde le alivian del dolor y de unos miles de dólares y vuelve sano al país. Bueno, así es como funciona cuando uno tiene la plata y le falla la salud: uno se atiende donde prefiere.
Entonces llegamos a mi receta de siempre: lo mejor sería que a los tres millones de familias más pobres del país les dieran la plata, un millón de pesos anuales en un "vale de salud" ("voucher") para que lo gastaran en atenderse o tomar un seguro con una entidad privada, y estoy cierto de que todos esos pobres estarían mucho mejor que ahora en esa materia, no tendrían que soportar vejámenes en hospitales y consultorios burocratizados donde funcionarios malcriados los tratan con prepotencia, se declaran en huelga y los tienen esperando horas enteras. Serían atendidos por clínicas y hospitales privados que los atenderían muy bien para que no se fueran a la competencia y no los harían esperar. Cuidarían mucho su prestigio, como lo hacen las clínicas exitosas. Además, no se convertirían en núcleos politizados de extrema izquierda que tienen el incentivo perverso de procurar que la gente esté descontenta para que así se vuelva revolucionaria, politización que explica mucho de la mala atención que sufren los chilenos pobres cuando están enfermos.
Además, si el Estado quedara fuera del tema, porque las enfermedades son algo demasiado serio como para quedar entregadas a funcionarios públicos, aquél podría deshacerse de todos sus establecimientos y licitarlos a privados, lo que le allegaría enormes cantidades de fondos adicionales para suplementar los "vouchers" de salud y así mejorar los seguros de quienes no tuvieran recursos.
Ello restablecería también algo de justicia histórica, porque cuando los gobiernos radicales (socialistas) chilenos crearon en los años '40 los sistemas estatales de salud lo hicieron apropiándose de los hospitales de la Beneficencia Pública, que habían sido fundado con donaciones de particulares. Es decir, eran privados. Entonces llegaron hordas de burócratas que hasta echaron a las monjitas que atendían muy bien a los pobres en esos hospitales y se convirtieron en gremios politizados cuyo quehacer favorito es la prepotencia con los pacientes, la huelga y la protesta callejera.
La salud privada general será realidad algún día, porque es de sentido común: con la misma plata se puede tener algo mucho mejor. El benemérito gobierno militar dio un paso gigante al establecer las isapres (cuya esencia de entes privados ruego al cielo que sea respetada en los nuevos planes, aunque no me queda claro) y eso significó un gran salto en la atención de millones de enfermos.
Después los gobiernos de la Concertación trataron de que los cotizantes más pobres dejaran las isapres, lo que lograron suprimiendo los subsidios que les permitían acceder a ellas, pero tanto esos pobres como los demás salieron perdiendo, porque empeoró la atención de FONASA por insuficiencia del sistema público ante la nueva carga llegada por motivos ideológicos. Paradójicamente, las isapres ganaron más dinero, porque en el fondo los cotizantes pobres no eran un mercado atractivo para ellas y el propio Estado se encargó de quitarles el mal negocio, dentro de la miopía propia del socialismo (esto lo hizo Frei Ruiz-Tagle, pero fue una medida netamente socialista, como otras suyas).
Bueno, espero que el Presidente Piñera no haga otro anuncio refiriéndose a un gobernante democristiano, como lo hizo al propalar la propuesta educacional de Lavín, en que aludió a la de Frei Montalva. Pues todo lo que éste hizo fue preámbulo de profundización del estatismo, lo que, espero, estará muy lejos del ánimo Lavín, como estoy cierto de que lo está del del doctor Illanes, que ha presentado esta propuesta sobre salud.
Si ella nos aleja aunque sea un paso del fatídico esquema de más recursos para el Estado sin que la atención mejore equivalentemente, sea bienvenida. Si no, la lógica elemental, la misma que ha ido imponiendo en todo el mundo los mercados libres, abiertos y privados, terminará tarde o temprano por incorporar a ellos a la salud de los chilenos.

9 comentarios:

  1. Estupendo. Esta reforma elimina el sistema de Isapres y expropia a todo chileno que gana mas de $ 300.000 al mes, pues su cotizacion de 7 por ciento valdra mas que el plan unico de $20.000. Como ellos votaron mayoritariamente por este gobierno, que les duela y que aprendan a apoyar a mejores candidatos.

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  2. Las alternativas son un fondo común solidario o una cuenta individual y un sistema público o uno privado. A juzgar por nuestra tendencia tribal y nuestro el gusto por las montoneras, elegiremos los primeros y nos llenaremos de más y más funcionarios, seguramente propensos al paro y a la licencia...

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  3. Todo se reduce de cambiar a los chilenos de la condición de "beneficiarios" a la condición de clientes.
    Al estado, políticos, burócratas y "nueva derecha" incluida, les interesa tener sólo "beneficiarios". Es decir, donde ellos son los otorgadores de beneficios gracias a su infinita "generosidad".
    Pedirles esto, es esperar que se disparen en los pies.

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  4. Que tres billones pasen directamente a las manos de la gente, sin que pase primero por sus manos para pegarle una repasadita por aquí y otra por allá, es el peor de los mundos para los "generosos" burócratas, expertos, dirigentes, políticos y toda la variada fauna de oportunistas, carteles, activistas, sin olvidar a mi "progre favorito" Girardi y sus miles de clones.

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  5. Me encanta cuando don Milton Hermogenes friedman de Arce subvenciona la oferta, Al igual que un kilo de papas en la feria. En Chile solo tener una pieza bonita, una enfermera bonita y un medico decente te cobran un ojo de la cara. Siempre he creído que los estafados de este sistema somos los que cotizamos en Isapres.

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  6. Estimado Raul: ¿Entonces cotizas en Isapre?.
    Tu caso es sumamente sencillo. Tienes a Fonasa

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  7. Esa frasecita de Ronald llevó a USA a la crisis subprime, pero actualmente hay una Reforma financiera para que haya más Estado. La onda siempre llega tarde por estos lados.

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  8. La crisis de la subprime la crearon los progresistas.

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  9. Cotizaba en una Isapre que me implicaba un engorroso procedimiento de salud, cada vez que tenía que acudir a una consulta o un examen. Ahora que soy FONASA, en el tramo que tengo que pagar por mi condición de Profesional Joven y Soltero, la dinámica me resulta mucho más conveniente, hasta más económica, y hasta el momento sin ninguna mala experiencia en el servicio de salud público.

    Creo que Reagan fue un hombre poco visionario, ningún profeta para mi gusto, menos aceptado en su tierra.

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