Las ironías de la historia son tremendas. El peor y primer enemigo de la Junta en 1973, después de la URSS, por supuesto, fue Suecia, entonces gobernada por un socialdemócrata, Olof Palme. Éste había instalado el "modelo sueco" de socialismo que le echó a perder la vida a los habitantes de ese país, pero acá era considerado como el desiderátum a imitar y la síntesis entre capitalismo y comunismo.
El embajador sueco en Chile era Harald Edelstam, que ayudaba a trasladar armas terroristas a la embajada de Cuba, a cuyo embajador sustituyó. Escondía terroristas en el maletero de su auto para que se asilaran en embajadas. vez de enfrentar a la justicia.
Después, en los 80, cuando se formó el FPMR comunista para matar chilenos, Olof Palme públicamente apoyaba colectas callejeras para financiar los asesinatos perpetrados por los comunistas acá.
Un sueco de derecha, Stig Engstrom, residente en Estocolmo y probable admirador de la Junta, decidió darle algo de su propia medicina y lo mató de varios balazos en Estocolmo en 1986. Fue un atentado similar a los que el FPMR comunista perpetraba en Chile, apoyado y financiado por Cuba, los países comunistas de Europa y el gobierno sueco.
Años después sucedió algo pintoresco. Yo escribí una columna en este blog describiendo el desenlace que terminó con la vida de Palme como un acto de "justicia divina", términos con los que Julito Martínez había descrito el gol de Leonel Sánchez a la URSS en el Mundial del 62, cuando el árbitro no quiso cobrar un penal cometido por los soviéticos contra Leonel y sólo ordenó un tiro libre desde fuera de área. Pero Leonel con su zurda lo convirtió en gol. Entonces Julito gritaba por los micrófonos: "¡Justicia divina, justicia divina!". Eso se hizo popular en Chile. Y, por lo demás, yo creo que ella existe.
Resultó que tiempo después, ya en el siglo XXI, el medio digital El Mostrador durante algunos años reproducía mis columnas. Pero cuando le dio cabida a una que describía el atentado a Palme como "justicia divina", el representante de la Comunidad Europea en Chile (creo que era un izquierdista español), le armó un escándalo a El Mostrador y lo amenazó con que Europa lo iba a perseguir hasta las últimas consecuencias si me seguía publicando. Desde entonces dejó de hacerlo, lo que, como ustedes comprenderán, me sumió en una tristeza infinita que dura hasta hoy.
Bueno, pero eso no es lo mejor de la historia: lo mejor fue que los suecos, viendo el milagro económico chileno que se reinició en 1985, después de la "crisis de la deuda", de la cual Chile fue el primero en salir, decidieron imitarnos: cuando Pinochet y su ministro Büchi bajaron los impuestos, privatizaron empresas, redujeron los subsidios y el déficit fiscal, disminuyendo el tamaño de Estado, bajando el desempleo a 5 % y creciendo a más de 10 % (1989), los suecos, repito, decidieron elegir gobiernos de derecha que copiaron el modelo chileno y fueron más allá, porque añadieron una idea que yo siempre he propiciado: dar vouchers a las familias para pagar la educación de sus hijos donde prefirieran. Terminaron con "el Estado benefactor".
En realidad hicieron más que Pinochet-Büchi: también suprimieron subsidios estatales, el impuesto de herencia y el que gravaba la riqueza.
Como resultado, Suecia crece más que Alemania, Francia e Italia y no ha vuelto a elegir gobiernos socialdemócratas.
Acá todos sabemos lo que significa "hacerse el sueco". Pero yo vengo en proponer que no "nos hagamos los suecos" y sí los imitemos, elijamos a Kaiser, que tiene un programa como el de ellos y, así como se han puesto a la cabeza de Europa, nosotros volvamos a encabezar América Latina tal como lo hacíamos en los 90, antes de que el socialismo metiera mano y lo echara a perder todo otra vez.
Como bien dice Grok...."Pérez de Arce, is an obscure and demented right-wing Chilean columnist, journalist, and outspoken Pinochet defender (who no one listens to since in 2003 and lives obsessed with the fact that Sebastian Piñera flunked him in class), frequently claims in his delusional writings, columns, and interviews that the commonly cited and documented number of victims of his beloved dictatorship was inflated by left-leaning biases who failed to account for all the people who were murdered in fake confrontations and “trying” to escape”.
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