viernes, 29 de noviembre de 2024

Érase un País

Hoy vi la defunción de Bruno Siebert, un gran general, que fue ministro de Obras Públicas de Augusto Pinochet y dictó el decreto que daría inicio a las concesiones para que particulares construyeran obras públicas mediante contratos de concesión con el Estado. Formó parte del gabinete del gobierno que puso en marcha, entre 1985 y 1990, el mejor período de los, a su vez, "mejores treinta años de la historia de Chile".

Quiso la fortuna que el ministro de Obras Públicas de Aylwin, en su cuatrienio 1990-1994, fuera un hombre de derecha, Carlos Hurtado, que simpatizaba con la privatización de las obras públicas. Recuerdo que me dijo, al terminar su cometido: "Yo avancé con el proceso de la concesión de obras públicas hasta dejarlo listo para que el gobierno de Frei Ruiz-Tagle lo pusiera en vigor."

Cuando asumió dicha administración fue designado ministro de Obras Públicas Ricardo Lagos, quien, encontrándose con todo listo, puso en marcha el sistema y su primer gran logro fue la autopista Costanera Norte. Tan orgullosos estaban los suyos de esa obra que Ricardo Lagos Weber, su hijo y actual senador, un día declaró: "Mi padre no necesitará un monumento para ser recordado, pues para eso está la Costanera Norte".

Yo recité entonces un cuento que me enseñaron en la primera infancia: "Este niñito (el meñique) compró un huevito, éste (el anular) lo puso a asar, éste (el dedo medio) lo peló, éste (el índice) le puso la sal y este gordo grande (el pulgar) se lo comió.

¿Para qué vamos a pelear? Mejor llamémoslo "política de Estado". Un gobierno tuvo la idea, los siguientes la desarrollaron. Y Chile pasó a tener la mejor infraestructura de América Latina. Y, otras cosas mediante, fuimos number one mundial en reducción de la pobreza (José Luis Daza, hoy en el gabinete de Milei, dixit).

Pero se necesitó un gobierno de derecha para tener la idea, porque a los de izquierda no se les ocurre que los privados ejecuten obras públicas, si las puede hacer el Estado, que manejan ellos con sus inmerecidos sobresueldos.

Es increíble que Chile no tenga ningún partido de derecha (a secas) para seguir con las buenas ideas de gobierno, cuando el mejor período de la historia del país lo inició uno que lo era. 

Por eso debe existir el Partido Nacional Libertario, de derecha, y para cooperar a ello usted debe digitar "www.nacionallibertario.cl" y desde ahí, con su clave única, hará que exista el partido heredero del único gobierno de derecha del siglo XX, para que reinicie los segundos "mejores treinta años" con iniciativas como las ejecutadas por Pinochet y sus ministros Bûchi y Siebert, a quien rendimos homenaje hoy. 


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