Si no tuviera ninguna razón especial para votar por Kaiser, de todas maneras lo haría por exclusión de sus competidores del mismo sector.
Tengo aprecio personal y humano por Evelyn Matthei pero, políticamente, ella es un clon de Sebastián Piñera, un gobernante que se rindió a la izquierda, no ejerció sus atribuciones en el crucial aspecto de la mantención del orden público y desató la más injusta persecución, con explícito apoyo de Evelyn, contra los exmilitares que derrotaron el autogolpe marxista.
Además, ella ha manifestado su simpatía por las ideas de izquierda y yo, como persona imbuida de las de derecha, faltaría a un básico deber de consecuencia cívica si votara en contra de lo que pienso.
Tampoco podría votar por José Antonio Kast porque, en un momento de crucial definición, se cambió de bando y adhirió al inconstitucional e innecesario "Acuerdo por Chile" entre Boric y Piñera, en la más incomprensible decisión política que me ha tocado vivir.
Además, en la anterior elección presidencial José Antonio abandonó de hecho la lucha en la recta final, hizo un inexplicable viaje a los EE. UU. cuando debería más que nunca haber recorrido Chile y volvió de allá dubitativo y poco firme ante una extrema izquierda soberbia y violenta.
Se dejó vencer por un candidato que, como se ha ratificado en los últimos cuatro años, carecía de los atributos mínimos exigibles.
De ser el único que usaba corbata, un rasgo civilizatorio, y el único que defendía algo al Gobierno Militar, gracias a todo lo cual ganó la primera vuelta, pasó a ser un descorbatado como Boric y declaró "no ser pinochetista", revelando así ignorancia histórica y política. Y finalmente perdió ante un candidato francamente malo y que debería haber sido descalificado y hasta sometido a proceso por su actuación violatoria de la seguridad interior durante el levantamiento subversivo de octubre de 2019.
Entonces sólo puedo votar por Kaiser. Pero, además, éste ha acreditado méritos: tuvo el coraje de regresar a la línea de derecha cuando el Partido Republicano en que estaba la había abandonado.
Tuvo una salida obligada pero ineludible de esa colectividad y eso reveló su personalidad fuerte y su coraje político.
En seguida, mostró además el empuje y la iniciativa suficientes para fundar otro partido realmente libertario y a la derecha del Republicano, que no hacía concesiones ni se pasaba al otro bando. Y fue un logro exitoso, porque es el que más patrocinantes inscritos tiene en la derecha del espectro. En su corta pero fructífera existencia, ha atraído a la mejor gente y demostrado ser particularmente bien organizado y dinámico.
Además, Kaiser no tiene duda a la hora de defender al Gobierno Militar que (entre paréntesis, he probado que sistemáticamente respetó los derechos humanos y fue en lo demás el mejor de la historia de Chile, en cuanto a los desafíos internos y externos que debió enfrentar y en cuanto autor de la institucionalidad política y democrática que nos brindó "los mejores 30 años de la historia de Chile", 1985-2015.)
Adicionalmente, Kaiser ha demostrado ser un excelente candidato, ha recorrido el país con señalado éxito, ha superado la desventaja inicial de sólo ser conocido por la mitad de la gente que conocía a los otros candidatos,
Ha sido valiente y hasta temerario para exponer sus puntos de vista, "aplastando" con argumentos a una izquierda tan ensoberbecida como fracasada.
Y, finalmente, su temeridad y transparencia han llegado a tanto que ha propuesto levantar un monumento a Pinochet en la Plaza de la Constitución "para que se miren con Allende por los siglos de los siglos". Lo que revela respeto hasta por lo mal hecho por sus antecesores.
Por añadidura, ha probado tener amplia preparación y cultura. Pocas veces he visto una mejor conferencia que la que dio en CLAPES de la Universidad Católica, donde fue justificadamente muy aplaudido por un público de alta cultura.
En los foros, y espero confirmarlo esta noche, es el más preparado de todos los candidatos en cuanto al conocimiento de los más graves problemas que nos afligen, coraje para ofrecer soluciones, aunque sean "impopulares" y apego a la realidad nacional. Todo unido a un bagaje de cultura ideológica que acredita cuánto aprovechó los cursos universitarios que siguió, aunque no haya terminado formalmente ninguna carrera profesional, lo cual frecuentemente se le enrostra.
Creo que Kaiser va a ser elegido y que su Presidencia va a significar un contraste tan grande con la de su predecesor, que no va a haber la menor posibilidad de que éste o su sector se "repitan el plato" en 2030 y, ojalá, tampoco en varios cuatrienios más.
Sin el cohecho extranjero que en 1988 torció la voluntad electoral y nos impidió ser desarrollados antes del siglo XXI, bajo la impronta de lo que haga Kaiser lo vamos a lograr.