miércoles, 1 de octubre de 2025

DETENIDA-APARECIDA EN UNA SOCIEDAD ENFERMA

El interés público despertado por el caso de Bernarda Vera sólo se explica porque nuestra sociedad está enferma de desinformación, de violencia extremista cohonestada y de engaño general generosamente premiado con dinero fiscal.

Lo de "miles de detenidos-desaparecidos" nunca fue verdad, pero aquí fue repetido como un mantra desde la extrema izquierda hasta la centroderecha y la élite entreguistas o piñerismo, hoy agrupado tras Evelyn Matthei.

En esta sociedad enferma, Fabiola Campillai fue elegida senadora con primera mayoría nacional tras haber incitado a "destruirlo y quemarlo todo". Y tras ella centenares de millones de indemnización por participar en desórdenes, Mientras tanto un carabinero inocente, obligado a reprimir los desórdenes, es inculpado de haberle lanzado una bomba lacrimógena, lo cual es falso, y purga 12 años de condena por cumplir el mandato de enfrentar la violencia destructiva extremista. 

Los que les dieron primera mayoría a Campillai primero y después al promotor de la violencia, Boric, y a la vez mandaron al carabinero hoy preso a enfrentar a quienes destruían y quemaban todo, no fueron marcianos: fueron una mayoría ciudadana. De ella son tan culpables los que votaron por la violencia destructiva para como quienes se abstuvieron de votar y dejaron triunfar al mal y a la mentira.

No nos quejemos, entonces, de que nos asalten y hagan encerronas, turbazos y saqueos, porque una mayoría repudió al que mejor combatió todos esos males en Chile con éxito y lo declaró "persona non grata", "enemigo público número uno". ¿O no se han dado cuenta de lo que escriben y publican los Boric, los Matamala y, últimamente, la ministra Vallejo, sobre Pinochet?

El Mercurio del 30.09 publicó la lista de otros detenidos-aparecidos: (1) Germán Cofré Martínez, cuyos restos fueron identificados en el patio 29 del Cementerio General, donde yacen sin identificar otros 365 que nadie, en 53 años, ha querido identificar. (2) También Gustavo Soto Peredo, (3) Carlos Rojas Campos, (4) Pedro Millar Márquez, (5) Emperatriz Villagra, (6) Carlos Muñoz Mella y (7) Celso Gutiérrez Lazo. Todos menos una aparecieron diciendo: "No estoy desaparecido". Notable el caso de Emperatriz, cuyos parientes acreditaron que había fallecido en 1955 (!). Pero se limitaban a salir en el diario y nadie decía nada, a diferencia de lo ahora. Supongo que esta vez fue la tenacidad periodística lo que más llamó la atención.

El país ha sido tan engañado también en este tema que no ha tomado nota de que los paraderos de los supuestamente detenidos-desaparecidos durante el Gobierno Militar, que eran 674 y no más, fueron TODOS precisados  (1) Restos de 365 caídos a raíz de la derrota de la guerrilla a fines de 1973 y que yacen el Cementerio General, con las excepciones del ya visto caso de Germán Cofré y el más famoso de todos, el del norteamericano Charles Horman, descrito como "Missing" en la película del mismo nombre del comunista griego Costa Gavras, pero que no está "missing", porque fue encontrado en 1974 por orden del canciller y almirante Carvajal y devuelto a los Estados Unidos, de donde era originario, por el agente Rafael González (condenado 40 años después "como cómplice" a 5 años y un día --que cumplió-- por el ministro sumariante comunista Cepeda). La película se sigue exhibiendo aún hoy en toda su falsedad. Denostar a la Junta sigue siendo gratis.

Debemos la verdad sobre los supuestos desaparecidos a una intelectual de derecha francesa, Suzanne Labin, que tuvo menos paciencia y más coraje que los chilenos, en 1978, cuando oyó a a señora de Jimmy Carter, Rosalynn, denunciar "miles de desaparecidos" de Pinochet. Suzanne viajó a Santiago y averiguó el número exacto de las denuncias en la Vicaría de la Solidaridad: 651. Y así lo publicó en su libro "Chili: le Crîme de Resister", página 243. Desde 1978 hasta 1990 hubo 23 denuncias adicionales, es decir, menos de dos al año, de acuerdo al Informe Rettig. En total 674.

Pero los paraderos de todos ellos han sido precisados, es decir, NO HAY detenidos-desaparecidos durante el Gobierno Militar: (1) restos en el Cementerio General, 365; (2) desenterrados en Cuesta de Barriga, luego de la Mesa de Diálogo: 153; (3) personas que viajaron fuera del país, según el Departamento de Extranjería, 33; (4) personas que no tienen existencia legal, según el Registro Civil, 26; (5) los que fueron vistos con vida según declaraciones juradas ante notario, 4; (6) restos depositados en el Instituto Médico Legal, 96. Total 677. Es decir, no hay detenidos-desaparecidos durante el Gobierno Militar, denunciados bajo su gobierno.

Después, naturalmente, los apetitos económicos desataron una fiebre por crear nuevos casos, pero al Gobierno Militar no es lícito imputarle situaciones que aparecieron  después del término de su mandato en 1990. No tiene quién lo defienda y sí tiene muchos que lo traicionan. Sobre todo en un país en que, según averigûé en la página de internet de Carabineros en 2006, a raíz de uno de mis libros, cada año desaparecen más de 2.500 personas (diferencia entre las "denuncias por presunta desgracia" y las efectivamente encontradas en el año).

Pero el mito ha prevalecido: "miles de desaparecidos". Tal como el otro mito: "miles de exiliados", pues el Gobierno Militar expulsó a menos de diez personas (todos casos notorios: Eugenio Velasco Letelier, Renán Fuentealba, Manuel Bustos, Jorge Zalaquett, Jaime Castillo Velasco y, transitoriamente, impidió reingresar a Andrés Zaldívar, lo que le sirvió para ser, por un tiempo, presidente mundial de la DC).

Es que las mentiras propaladas diariamente por Radio Moscú eran tan poderosas que obligaron a The Economist a cambiar diametralmente de posición tras elogiar la toma del poder el 11 de septiembre de 1973 por los militares y recibir el castigo mundial de la izquierda: viró de posición desde la semana siguiente.

Es tan poderosa la propaganda izquierdista mundial que, durante un período, el New York Times publicó 66 editoriales contra la Junta chilena, que tuvo 3 mil muertos en todo su mandato, mientras que dedicó tan solo 4 artículos contra el comunista Pol Pot de Camboya, cuyo régimen mató a un millón y medio de una población de 7 millones.

Por eso, testimoniando "La Decadencia de Occidente" anticipada por Oswald Spengler, los Estados Unidos ("Enmienda Kennedy") y Europa Occidental (suspensión de ayudas e inversiones en Chile y subsidio a medios opositores) se alinearon con el marxismo contra la Junta que nos salvó del comunismo.  En lugar de agradecerle haber evitado otro Vietnam, en que los EE. UU. perdieron 55 mil hombres y gastaron más de 500 mil millones de dólares, sólo para ser derrotados y entregar Vietnam del Sur al comunismo. ¡Nos castigaron por eso!

El decadente y entreguista Occidente culminó esa vil tarea cohechando a parte del electorado chileno y posibilitando el triunfo del "No" con el millonario "Endowment for Democracy, lo que además implicaba un engaño, porque iba a haber la misma democracia si triunfaba el "Sí" o el "No", bajo el articulado permanente de la Constitución. La misma que rige hoy, si bien empeorada por la izquierda y la centroderecha entreguista. Y todo sobre la base de una mentira: que iba a continuar un gobierno militar si salía elegido Pinochet.

No hay que dar las gracias a Bernarda Vera, que nunca se allanó a confesar su engaño, con gran beneficio pecuniario para su familia. Pero ya sabemos cómo se miente; el otro día todos vimos en la televisión a una chileno-israelí declarando que no poda volver a Chile, pese a los bombardeos de allá, por que era detenida-desaparecida y su familia perdería sus beneficios. 

Pero el caso ha servido, al menos, para recapitular acerca de cuán enfermo está Occidente en general y, en particular, cuánto lo está nuestra sociedad inmersa, ya por más de 35 años, en un clima de engaño y falsedad.