La Baja en la Encuesta

La caída de 13 puntos, de 63 a 50 % en la aprobación al Presidente, junto con la baja en todos los atributos que le reconoce la gente, en la encuesta Adimark Gfk de noviembre, obedece, en mi opinión, a tres aspectos principales.
El primero fue la intervención presidencial innegable en la defenestración de dos personalidades popularmente apreciadas, independientes y decentes, relacionadas con el fútbol profesional y la selección nacional de ese deporte, Harold Mayne-Nicholls y Marcelo Bielsa. El club Colo Colo, del cual el Presidente es accionista controlador, encabezó una operación fría, calculada y ajena por completo a los sentimientos de la mayoría de la gente, para hacerse del control de la ANFP.
El 91 por ciento de los chilenos aprobaba la actuación de los personeros removidos. El primero lo fue por su derrota en la elección de los clubes y el segundo por renuncia voluntaria, al no estar dispuesto a trabajar bajo la nueva conducción.
El único representante del gobierno que interpretó el sentir popular fue el ministro Golborne, que dio su público apoyo a Mayne-Nicholls. No en vano sigue siendo el mejor evaluado, también con 91 por ciento.
Al pueblo no se le puede engañar. El accionista controlador de un club que encabeza una operación de "captura hostil" de una actividad no puede pretender que "no sabía nada". Por eso la credibilidad del Presidente es lo que más ha sufrido en esta encuesta.
Un gobierno "encuestocrático" como éste, que determina su accionar por lo que le señalan sondeos semanales, ha renunciado a su propia regla de conducta (populista, por cierto), con tal de capturar un anhelado centro de poder, como lo es el fútbol, que se estaba manejando con autonomía y éxito. Se prueba una vez más que si hay algo a lo cual Sebastián Piñera no es capaz de renunciar es a la idea de tener cada vez más poder. "Las Útimas Noticias", hace un par de años, lo sorprendió confesando la verdad a este respecto: "Quiero ganarlo todo", le declaró. Pues bien, en este caso la codicia rompió el saco.
Causas secundarias del descenso en la encuesta son la persistencia de un problema endémico, nacido bajo la Concertación, como es el de la delincuencia. La "puerta giratoria" sigue dando vueltas. El delincuente que casi degolló a un carabinero andaba suelto con un nutrido prontuario de detenciones pendientes. Acabo de ver en la televisión a un asaltante juvenil al cual se le reconocen 25 órdenes de aprehensión no cumplidas. En ese tema debe rectificarse a fondo la política concertacionista pro-delincuencia, y no se ha hecho.
Y un tercer aspecto, tal vez de menor alcance popular pero que también castiga al voto favorable a Sebastián Piñera en la encuesta, es el del incumplimiento de sus promesas electorales al personal uniformado en retiro, que es la víctima propiciatoria de la justicia de izquierda. Ese contingente, que no es despreciable, pues "la familia militar" es de unas 800 mil personas, ha visto que en el mes pasado el Ministerio del Interior se ha querellado por hechos prescritos y amnistiados, con la inevitable consecuencia de abrir nuevas persecuciones contra ex uniformados, pese a que una promesa concreta del candidato Piñera fue la de velar por que se respetara la prescripción en esas materias.
Esas son tres razones por las cuales el Presidente cae trece puntos. La gente le atribuye a él el grueso de la responsabilidad, pues el Gobierno como un todo cae tan solo nueve y mantiene, justificadamente, a mi juicio (pues es claramente mejor que quien lo preside) una aceptación cuatro puntos superior a la de éste.