viernes, 6 de diciembre de 2024

¡Hurra! ¡25 Ministerios!

Mientras en Argentina reducen los ministerios a la mitad, Chile "por amplia mayoría" está batiendo su propio récord y creando el vigésimo quinto. El de Seguridad Pública. Nunca habíamos tenido tantos. Una carta a El Mercurio de hoy dice que tenemos 3,5 veces más ministros que Suiza y el doble de Finlandia y Japón. Si en Chile hay un problema, se crea un ministerio. La Concertación y Piñera fueron campeones en eso.

En materia de seguridad ya hay 789 funcionarios en la Subsecretaría de Seguridad Pública del Ministerio del Interior que, además, se llama de "Seguridad Pública". 

Pero los representantes del pueblo aprobaron otro nuevo e innecesario por 91 votos contra 28 y seis abstenciones. Es que la política, la prensa, los opinólogos, las "élites habladoras", la intelectualidad, el tout Chili, necesitan otro aparte y con edificio propio. Ministro con auto a la puerta, subsecretario con auto a la puerta, los respectivos Seremis y más, siempre más funcionarios, que ganen 50 % más que en el sector privado, desde juniors a ministros. Porque así sucede en el Chile estancado de hoy. Es indispensable un Estado más grande, que "regule, norme, controle, fiscalice", los cuatro verbos, como le gustaba al padre de varios ministerios nuevos, Sebastián Piñera. 

Los políticos necesitarán un año de trabajo para diseñar este órgano y crear otros derivados o dependientes. Muchos funcionarios más. Tarjetas de recomendación, correos, telefonazos, tuits para llenar Secretarías Regionales Ministeriales, un nuevo Consejo Asesor de Seguridad. Los Consejeros ganarán varios palos y saldrán en los diarios. Y una nueva Superintendencia de Seguridad. Nos falta esa Superintendencia. Más oficinas, más funcionarios, más secretarias y más asesoras a las que convidar a tomar pisco saur tamaño catedral. 

Más trámites, más certificados. Cada empresa deberá tener un Certificado de Seguridad. Se lo dará el nuevo Ministerio. Y usted lo tendrá que pedir en el mesón, donde le dirán varias veces que estará listo la próxima semana.   

La ministra Tohá ha dicho que se van a llevar a 789 funcionarios del actual Ministerio del Interior y Seguridad Pública, al nuevo. Pero va a contratar 120 adicionales. Por supuesto, contratar más. De eso se trata.

Cuando Chile todavía crecía, por ejemplo en 2006, el gasto en personal del Estado era el 4,6 % del PIB. En 2023 ese gasto había subido a 7,3 % del PIB. El ingreso per cápita de Chile casi ha dejado de crecer.

La casta política está preocupada del trabajo que debe hacer en un año para tener listo el nuevo Ministerio. Este logro debe ser completado bajo este régimen, para que el "mérito" no se lo lleve el siguiente. 

Ahora preguntémonos qué sería necesario para tener más seguridad interna, para que disminuyeran los delitos y la gente pudiera salir tranquila a las calles y plazas y sentirse segura en sus hogares.  Algo muy simple: que hubiera siempre carabineros cerca, autorizados para usar sus armas. Que los ciudadanos honestos no fueran criminalizados por tener armas para defenderse. Sólo eso. Sin gasto público adicional. Gratis. 

En una entrevista de la televisión colombiana a emigrantes venezolanos se les preguntaba a dónde se dirigían: "A Chile", decían. "¿Por qué ir tan lejos?" : "Porque allá la policía no dispara", explicaban.

Que se respete la ley vigente, que exime de responsabilidad a los carabineros por el uso de sus armas de servicio. Que los fiscales dejen de perseguirlos más que a los delincuentes. Todo eso es gratis. Pero trae reminiscencias de "la dictadura". Ésta entregó a los civiles un país seguro, donde la gente vivía tranquila. Y la sociedad no tenía otro defecto que tener menos ministerios.

¿Por qué tienen hoy tanto miedo los chilenos? Porque se dan más garantías a delincuentes que a policías. Peor aún, se persigue a estos últimos.

Las soluciones están a la vista y no cuestan nada. Basta mirar lo que hizo Pinochet, que entregó un país seguro, más que nunca antes, con mil terroristas presos y sin delincuentes sueltos, porque iba a las poblaciones a revisarles los antecedentes y si tenían órdenes pendientes se iban presos. Así era. ¡Cómo extrañamos esas tranquilidad! Y eso que no había Ministerio de Seguridad.

lunes, 2 de diciembre de 2024

Nuestros Vecinos

Fue pintoresco que no se conmemorara este año la firma del Tratado de Paz y Amistad con Argentina. Sólo un par de buques menores de las respectivas Armadas, con funcionarios de escaso rango, hicieron un encuentro simbólico en medio del Canal Beagle. 

Tienen razón los argentinos en no querer recordarlo, porque lo que hicieron en 1978 es de lo más vergonzoso que puede haber en la historia de un país. Terminaron protagonizando un ridículo histórico que, por supuesto, su actual presidente conoce y no quiere por ningún motivo recordar.

Ante un fallo arbitral al cual Argentina y Chile habían concurrido voluntariamente y cuyo cumplimiento quedaba entregado "al honor de las altas partes contratantes", simplemente lo desconocieron, declarándolo por sí y ante sí "insanablemente nulo".

Pero lo peor no fue eso. Fue que amenazaron no sólo tomarse por la fuerza las tres principales islas que el fallo había declarado chilenas, sino ¡invadir Chile entero por las armas! ¡Y prepararon la invasión! 

Con una teatralidad de la cual sólo son capaces los argentinos, convulsionaron a todo su territorio durante un año, oscureciendo las ciudades ante imaginarios bombardeos nocturnos chilenos y hasta llegando a embarcar desde el norte al sur miles y miles de ataúdes. Sus altos mandos hacía declaraciones de un lirismo rimbombante. Uno dijo que iba a estar a mediodía en el palacio de La Moneda y en la tarde bebiendo un aperitivo en Viña del Mar. Flotas de aviones argentinos en las madrugadas volaban hasta la frontera como si fueran a cruzarla. Por supuesto, las fuerzas armadas chilenas "cayeron" sólo la primera vez y movilizaron a nuestra fuerza aérea rápidamente, pero después nunca más.

Por contraste de personalidad y carácter, en Chile el gobierno se preocupó de no crear ningún clima bélico y por eso la ciudadanía se sorprendía de que nunca hubiera "apagones" como los de allá en ninguna ciudad ni nadie mandara miles de ataúdes a ninguna parte.

Pero yo era director de un vespertino y estaba muy preocupado por la movilización bélica transandina. Tenía hijos en condición de ser llamados a las filas. Y supe que el gobierno estaba preparándose para lo peor: que intentaran invadir Chile. 

El sábado 22 de diciembre de 1978 se iniciaba la invasión, pues la flota argentina, encabezada por su portaaviones 25 de mayo, se dirigía al Beagle. Mi diario debía salir a mediodía y cuando estaba reflexionando sobre el titular principal, que no podía referirse sino a la guerra, recibí el llamado de un marino anónimo del Ministerio de Defensa, que escuetamente me dijo que la Armada argentina había "virado en redondo" y puesto proa al norte. No habría invasión. 

Me arriesgué y titulé con eso. Nunca nadie dijo ni supo por qué los argentinos volvieron grupas y se marcharon. Hasta que no hace mucho vi y oí en Tik Tok a un marino retirado que iba en el portaaviones por el Canal Beagle el 22 de diciembre de 1978 y relataba que habían visto enfrentárseles 27 botes de goma chilenos, uno de los cuales les había exhibido un torpedo listo para ser lanzado al portaaviones. Añadía que uno solo, apuntado a cierto punto específico, podía hundirlo en medio del Beagle. Y que, en vista de eso, la cohorte de naves había decidido virar en 180º y volver al norte a sus puertos de origen. Por eso no hubo guerra.

El arma secreta chilena, el letrero "Vencer o Morir", dictado por el ejemplo de Arturo Prat, que exhibe bajo su puente todo buque de guerra, nos sirvió para impedir una guerra.

"La Segunda" se lució ese día porque fue el primer diario en el mundo que anunció el fin de la invasión..

viernes, 29 de noviembre de 2024

Érase un País

Hoy vi la defunción de Bruno Siebert, un gran general, que fue ministro de Obras Públicas de Augusto Pinochet y dictó el decreto que daría inicio a las concesiones para que particulares construyeran obras públicas mediante contratos de concesión con el Estado. Formó parte del gabinete del gobierno que puso en marcha, entre 1985 y 1990, el mejor período de los, a su vez, "mejores treinta años de la historia de Chile".

Un amigo me ha informado, después de publicado este artículo, que el recién fallecido fue el hijo del ministro de Pinochet, el cual ya falleció antes. Pero conservo el resto de este homenaje al padre de su mismo nombre porque sigue siendo pertinente y merecido, expresando mi pesar a la familia de su descendiente recién fallecido.

Quiso la fortuna que el ministro de Obras Públicas de Aylwin, en su cuatrienio 1990-1994, fuera un hombre de derecha, Carlos Hurtado, que simpatizaba con la privatización de las obras públicas. Recuerdo que me dijo, al terminar su cometido: "Yo avancé con el proceso de la concesión de obras públicas hasta dejarlo listo para que el gobierno de Frei Ruiz-Tagle lo pusiera en vigor."

Cuando asumió dicha administración fue designado ministro de Obras Públicas Ricardo Lagos, quien, encontrándose con todo listo, puso en marcha el sistema y su primer gran logro fue la autopista Costanera Norte. Tan orgullosos estaban los suyos de esa obra que Ricardo Lagos Weber, su hijo y actual senador, un día declaró: "Mi padre no necesitará un monumento para ser recordado, pues para eso está la Costanera Norte".

Yo recité entonces un cuento que me enseñaron en la primera infancia: "Este niñito (el meñique) compró un huevito, éste (el anular) lo puso a asar, éste (el dedo medio) lo peló, éste (el índice) le puso la sal y este gordo grande (el pulgar) se lo comió.

¿Para qué vamos a pelear? Mejor llamémoslo "política de Estado". Un gobierno tuvo la idea, los siguientes la desarrollaron. Y Chile pasó a tener la mejor infraestructura de América Latina. Y, otras cosas mediante, fuimos number one mundial en reducción de la pobreza (José Luis Daza, hoy en el gabinete de Milei, dixit).

Pero se necesitó un gobierno de derecha para tener la idea, porque a los de izquierda no se les ocurre que los privados ejecuten obras públicas, si las puede hacer el Estado, que manejan ellos con sus inmerecidos sobresueldos.

Es increíble que Chile no tenga ningún partido de derecha (a secas) para seguir con las buenas ideas de gobierno, cuando el mejor período de la historia del país lo inició uno que lo era. 

Por eso debe existir el Partido Nacional Libertario, de derecha, y para cooperar a ello usted debe digitar "www.nacionallibertario.cl" y desde ahí, con su clave única, hará que exista el partido heredero del único gobierno de derecha del siglo XX, para que reinicie los segundos "mejores treinta años" con iniciativas como las ejecutadas por Pinochet y sus ministros Bûchi y Siebert, a quien rendimos homenaje hoy. 


domingo, 24 de noviembre de 2024

Derecha Blanda Versus Kerensky

Por supuesto,  fui a votar por el Orrego de centroderecha, Francisco. Mi sufragio estuvo impregnado de significados y reminiscencias. Han sido 60 años de cálculos políticos, desengaños ideológicos, traiciones electorales y mentiras oficiales. Últimamente sobre todo mentiras oficiales. Dudo que haya otro país donde tantos hayan mentido tanto y por tanto tiempo a tantos, como en Chile lo han hecho, acerca del Gobierno Militar, los políticos desde la centroderecha hasta la extrema izquierda. 

Motivado por eso escribí en 2018 la "Historia de la Revolución Militar Chilena". Ahí está la verdad. Y, traducida al inglés y publicada por Page Publishing, Conneaut Lake, Pennsylvania, USA, está en las librerías norteamericanas y en la Biblioteca del Congreso de Washington DC. Si a usted le sobran sesenta mil pesos puede encargar un ejemplar por internet y no se va a arrepentir  Tradujo el libro John Cobin, un doctor en Economía de la extrema derecha dura y ultra, que maneja muy bien su idioma y ahora está cumpliendo en Casablanca su quinto año de presidio por "homicidio frustrado", debido a que se defendió con su arma inscrita de una turba que estaba destruyendo su camioneta en 2019 e hirió a un facineroso que le pide cincuenta millones de pesos para desistirse de la querella, plata que los amigos de John hasta ahora no le hemos hecho llegar. En la cárcel está escribiendo un extenso libro titulado "Llevando la Cruz", porque es un cristiano evangélico practicante.

Hace 60 años yo voté por Frei y la Democracia Cristiana porque creía que eran la nueva derecha, como en Alemania e Italia. Pero Frei hizo un gobierno de izquierda socialista, dijo que era peor ser anticomunista que comunista y después su partido votó por Allende para presidente de la República en 1970, en el Congreso Pleno, pudiendo haber elegido a Jorge Alessandri y salvado al país, a su democracia y a su economía. 

Frei ya antes de elegir a Allende se había ganado el alias de "Kerensky Chileno", como se titulaba el libro que le dedicó el brasileño Fabio Vidigal Xavier da Silveira y cuya edición pirata se vendía en las veredas de Santiago porque el archidemócrata presidente lo había censurado y prohibido. 

Así es que después de lo del 64-70 los de la derecha a secas dijimos "nunca más". Y se lo repetimos al DC Claudio Orrego hoy, votando por Francisco Orrego, que si bien no es de la derecha dura, ultra, extrema y pinochetista como nosotros, es anticomunista y está claramente a la derecha de la DC.

Con todo, esperamos que ésta sea la última elección de Gobernadores, cargo inútil creado sin suprimir el de Intendente, cuyas funciones se suponía que iban a desempeñar y no lo hicieron, porque al Intendente le pusieron "Delegado Presidencial" y siguió haciendo en cada región lo que ordenaba el Presidente, que es quien siempre ha mandado en Chile, salvo cuando se ha rendido al adversario, como lo hizo Piñera en 2019.

La supresión de los Gobernadores será de las primeras cosas que le pediremos proponer al Congreso a Johannes Kaiser, cuando asuma el mando el 11 de marzo de 2026. Así es que "sorry, Francisco", te quedarás sin pega, pero los de la derecha dura, ultra y extrema somos así: decimos lo que pensamos y hacemos lo que decimos. Y hoy votamos por ti.

jueves, 21 de noviembre de 2024

Por Eso Estamos Donde Estamos

En 1981 el MIR instaló una renovada guerrilla en Neltume, en el sur, zona que había sido rápidamente pacificada después del 11 de septiembre de 1973. En efecto, se había constituido un Consejo de Guerra contra el principal jefe terrorista, el "Comandante Pepe", José Gregorio Liendo. Condenado a muerte con abogado defensor (Andrés Aylwin) y debido proceso, fue fusilado en Valdivia en octubre de 1973. 

Pese a ser derrotada la guerrilla, después de unos años se reunió otro grupo mirista que retornó clandestinamente en 1979, formando en la misma zona de Neltume bases guerrilleras con pertrechos y armamento para combatir al régimen legalmente constituido en 1973 tras el llamado de la Cámara de Diputados, de la Corte Suprema y los colegios profesionales, nuevo régimen además declarado "legítimo" por el Colegio de Abogados en separata de la Revista de Derecho y Jurisprudencia de octubre de 1973.

Los propios vecinos de Neltume advirtieron los movimientos subversivos de 1979, los denunciaron a Carabineros y el gobierno mandó un contingente, que es lo que en derecho correspondía hacer. En 1981 el grupo fue aniquilado por fuerzas del Ejército y la CNI, muriendo en combate ocho subversivos.

Este breve episodio no interrumpió la pacifica vida interna durante el gobierno del presidente Augusto Pinochet, elegido en el plebiscito de 1980, en una cédula, mientras en otra se aprobó con el 67 % la Constitución que nos rige hasta hoy.

Pero a partir del gobierno de Patricio Aylwin, en 1990, se inició una ilegal persecución de uniformados con la Comisión Rettig, claramente inconstitucional. Porque se erigió en tribunal sui géneris dedicado a investigar supuestos delitos, misión que está reservada por la Constitución a los tribunales. Por ese motivo el pleno de la Corte Suprema rechazó el Informe Rettig por unanimidad. Pero, no obstante, Aylwin perseveró en su persecución. La misma no prosperó hasta 2005, porque la propia Corte Suprema había rechazado iniciativas comunistas por condenar a los militares que derrotaron a la guerrilla.

Pero ya en 2003 se abrió un proceso ilegal para juzgar a quienes habían derrotado al reintento guerrillero de Neltume en 1979-1981. Esa acción prevaricatoria empeoró cuando el Comandante en Jefe del Ejército, Juan Emilio Cheyre, declaró en 2004 que su institución era responsable de "todos los hechos punibles y moralmente reprochables del pasado". Casi la definió como una asociación ilícita. Hablaba de "nuestros camaradas y las víctimas".

Esa confesión no solicitada fue de hecho una rendición ante la ilegalidad flagrante iniciada por Aylwin, tanto más sorprendente cuanto que los auditores de las distintas ramas uniformadas debieron haber iniciado, pero no iniciaron, acciones contra los jueces que, sin atribución alguna, emprendían juicios contra militares. Pues el art. 3º del Código de Justicia Militar, en su número 3, les da competencia a dichos tribunales militares "cuando se trate de delitos contra la soberanía del Estado y su seguridad interior o exterior".

La acción de uno o más auditores de guerra debió haber perseguido ante la Justicia Militar a los jueces prevaricadores que pretendían sancionar como delito la lucha contra la guerrilla.

Pero dejaron que la ilegalidad e inconstitucionalidad suscitadas por el Informe Rettig prevalecieran y se rindieron ante ella y sus secuelas judiciales. 

Han transcurrido más de veinte años de prevaricación por el caso de Neltume de 1979-81, se han acumulado miles de páginas y numerosos "tomos" en la causa ilegal y ahora un ministro en visita quiere condenar a siete oficiales y suboficiales, hoy ya muy ancianos, por la muerte en combate en 1981, reiteradamente prescrita, por otro lado, de ocho guerrilleros del MIR. Todo revelador no sólo de la lentitud e ineficiencia de los tribunales (veintiún años en un solo proceso) sino de la impudicia con que el ministro Álvaro Mesa Latorre siempre ha procedido a violar las leyes, atropellar a las instituciones armadas y privar ilegalmente, mediante sentencias inválidas, a exuniformados de su libertad.

¿Y qué han hecho los auditores de guerra de las Fuerzas Armadas durante estos 21 años? Nada. ¿Qué han hecho los  Comandantes en Jefe y Generales Directores al respecto? Nada.

Mesa Latorre ha conseguido hacerse famoso por condenar, en otros procesos, a militares por el "delito" ¡de ser tales! Esto parece increíble, pero lo dice así en sus fallos.

Hoy el país, estremecido hasta sus cimientos por la ilegalidad, la corrupción y la prevaricación multimillonaria en los procesos de derechos humanos, convertidos en un cajero automático de abogados de izquierda para sustraer plata del fisco, ve impotente cómo la guerrilla de nuevo reina en el sur y las inversiones forestales y madereras por miles de millones de dólares huyen a otros países.

Un excomandante en jefe de la Armada dice que sus marinos podrían poner término a la guerrilla en 72 horas. ¡Si lo hiciera, Mesa Latorre lo metería preso a él y sus infantes! No han sido capaces, en veinte años, siquiera de presentar un libelo a través de sus auditores para perseguir la prevaricación de ministros que inventan delitos de su propia creación y no figuran en las leyes, para encarcelar a ancianos exmilitares, incluso enfermos.

Todo esto es una burla al país, a su historia, a la nacionalidad. Todo esto existe por el entreguismo y la contemporización de la que debió ser derecha política, pero no lo fue, sino que se convirtió en cómplice de la izquierda para anarquizar al país y esquilmarlo monetariamente.

Si los uniformados no cumplieron su deber de hacer respetar las leyes durante más de dos décadas, ahora los ciudadanos pueden buscar un remedio a eso mediante el voto. Primero eligiendo gobernadores de derecha el domingo y en 2025 parlamentarios y presidente de derecha. Para que pongan término al negocio ilícito de los derechos humanos. 

Hay que votar este otro año por candidatos del Partido Nacional Libertario, único de derecha leal, firmando para que exista en www.nacionallibertario.cl y luego ingresando al link que los llevará directo al SERVEL con su clave única. 

Para que se constituya y, ganando con Johannes Kaiser, ponga a los jueces prevaricadores donde deberían estar, si hubiera un mínimo de respeto por la ley: tras las rejas. Y a los Presos Políticos Militares en libertad.


martes, 19 de noviembre de 2024

Delenda Cartago

150 años antes de Cristo el senador romano Catón repetía, cada vez que terminaba de hacer uso de la palabra en el Senado, "delenda Carthago est": "hay que destruir Cartago". Porque lo consideraba una amenaza para Roma. Y lo era. Finalmente Roma hizo caso a Catón y destruyó Cartago.

Tal como él, hace años yo repito, en cada ocasión en que se debate cómo superar la crisis autoinfligida hace cinco años: "hay que hacer lo que hizo Pinochet". Pues entregó un país pacificado y próspero, inaugurando los mejores treinta años de la historia de Chile, 1985-2015. Todos, incluso "ellos" (Operación Retorno) querían vivir en Chile. Hoy cada vez más dicen "me voy de Chile".

Pero mi propuesta despierta toda suerte de reacciones negativas y sólo minoritariamente algunas positivas. La propaganda de izquierda ha lavado los cerebros. Y el resto de los sectores políticos se los ha dejado lavar. ¿Cómo, si no, se explica entonces que Sebastián Piñera haya opinado que Pinochet fue el peor presidente de la historia del país y que quienes lo apoyábamos éramos "cómplices pasivos" de supuestos delitos? 

Pero los hechos fueron los hechos, aunque silenciados. Las políticas de Pinochet condujeron a dos cosas positivas que hoy el país ha perdido: la seguridad interna y la prosperidad económica. 

La firma canadiense Ipsos por dos años consecutivos ha señalado que Chile es el país que tiene el más alto porcentaje de población víctima del temor al delito. Y en septiembre el Índice Mensual de Actividad Económica dijo que la economía creció cero. 

Si queremos que la gente deje de tener miedo, tenemos que aplicar políticas como las de Pinochet. Pero la izquierda sostiene que fueron constitutivas de "atropellos sistemáticos a los derechos humanos". Resultado: una justicia politizada persigue más a carabineros que a delincuentes y terroristas.

Todo esto no surgió sólo ahora. Cuando Pinochet entregó el mando había alrededor de mil terroristas presos. Aylwin los indultó a todos. Y poco después se comenzó a perseguir más a agentes del Estado que a delincuentes. Ahora me acaban de convocar a un grupo de ayuda para defender de la persecución judicial al teniente coronel de Carabineros Claudio Crespo, enfrentado a una segunda amenaza de condena a doce años por haber repelido a un subversivo de la "primera línea" lesionado por balines de goma de una escopeta antimotines. Su institución lo "dio de baja" (increíble deslealtad con sus miembros). Requiere apoyo civil para seguir defendiéndose del increíble Estado chileno que le dio la escopeta con balines, lo obligó a enfrentar terroristas y ahora busca encarcelarlo por usarla para defenderse y defendernos de éstos.

En seguridad se está haciendo lo contrario de Pinochet. Y el país vive muerto de miedo. En economía también y estamos a la zaga en crecimiento. Chilenos más pobres y temerosos. ¿Qué debemos hacer? Obvio, "delenda Cartago", lo digo y diré una y otra vez: lo mismo que Pinochet. Lo he repetido y lo seguiré haciendo hasta que volvamos a ser un país como el de Pinochet: el más seguro y en el primer lugar de América Latina.

viernes, 15 de noviembre de 2024

Dólar a Mil Millones

Debe haber sido en 1945 cuando le pregunté a mi padre cuánto valía un dólar. Me dijo: "31 pesos". No lo olvidé más. 

Se sucedieron los gobiernos, generalmente socialistas en diferente grado, salvo el de Jorge Alessandri (1958-64) que, tras una "partida de caballo inglés" terminó en "una llegada de burro", entregándose a los radicales. 

Y salvo, por supuesto, los 17 años del milagro chileno, interrumpido por un millonario cohecho yanqui-europeo occidental en el plebiscito de 1988, que se unieron al mundo cubano-soviético en la tarea de joder a Chile cuando íbamos directo al desarrollo, creciendo 8 y 10 por ciento al año e inaugurando "los mejores treinta años de nuestra historia, 1985-2015."

Resultado: hoy el dólar vale mil millones de pesos (redondeando los $ 975 de ayer). Pues el dólar está prácticamente a luca. 

O sea, está a mil millones de pesos de 1945. Porque  en los años 60 el peso se cambió por el escudo, que valía mil pesos. Y en los 70 el escudo se cambió por un nuevo peso, que valía mil escudos. Es decir, cuando Sergio de Castro fijó el dólar a $ 39 eran, en realidad, 39 millones de pesos de 1945, cuando el dólar estaba a $ 31. 

Y como hoy el dólar está prácticamente a luca, quiere decir que el tipo de cambio ya llegó a mil millones de pesos de 1945.

Cuando San Pedro me pregunte "¿qué has hecho en tu vida por la moneda de tu país?", le voy a tener que confesar: "La reduje de la 31ava parte de un dólar a la mil millonésima parte". No sé si me deje entrar.

Por supuesto, siempre tendré a quién echarle la culpa. Porque la mayoría siempre votó por uno distinto al que yo prefería. Por el No y no por el Sí en 1988. Por Aylwin y no por Bûchi el 89. Por Frei Ruiz-Tagle y no por Alessandri o José Piñera el 93. Por Lagos y no por Lavín el 99. Por Bachelet y no por Lavín el 2005. Por Sebastián Piñera y no por alguien de derecha el 2009. Por Bachelet y no por Matthei el 2013. Por Sebastián Piñera y no por José Antonio Kast el 2017. Por Gabriel Boric y no por José Antonio Kast el 2021.

Entonces tal vez San Pedro me abra la puerta. Pero no sin alguna reticencia. Porque uno siempre puede hacer más.