La verdadera democracia se funda en la dispersión del poder. Cuando éste se concentra excesivamente, la democracia peligra, y con ella los derechos de los individuos. Por ejemplo, durante los gobiernos de la Concertación ésta ejerció el Poder Ejecutivo, logró el control del Poder Legislativo y también el del Poder Judicial. Una garantía que todos los ciudadanos creían tener, la del imperio de la ley o "estado de derecho", dejó de regir universalmente en Chile, porque se consagró una justicia de izquierda que desconoció la legalidad a los uniformados que tuvieron la misión de impedir, en los años '70, que Chile se transformara en un Estado totalitario.
Hoy tenemos democracia en Chile pero, para preservarla, conviene que el poder este descentralizado. Si alguien quiere controlar todos sus hilos, comienzan a gestarse amenazas contra la democracia.
En Chile hay un centro de influencia importante, que es la ANFP, la asociación que maneja el fútbol profesional, porque es la actividad que despierta más interés y concentra más atención pública. Tuvimos la fortuna, como país, de que fuera encabezada por un hombre independiente y honesto, Harold Mayne-Nicholls, elegido por sus pares justamente por su independencia y honestidad. Logró algo que habría sido muy difícil, si no imposible de conseguir con un directivo de otras características: contratar a un técnico de excepción, el entrenador Marcelo Bielsa, recién catalogado como uno de los "top ten" del mundo, para dirigir el fútbol chileno. Fue una alianza entre ambos netamente profesional y sin ninguna connotación política. Simplemente, se trataba de hacer bien las cosas, no de ganar poder ni de tener más correligionarios. Creo saber que Mayne-Nicholls y Bielsa piensan distinto en materia política, pero aquí no se trataba de eso, sino de manejar exitosamente una importante actividad nacional, desde el punto de vista del interés ciudadano depositado en ella.
Contratado Bielsa --y esto es una deducción mía-- se dio cuenta de que, para ciertos políticos o, tal vez, para todos, tener una tuición sobre el fútbol profesional era muy importante. Bielsa y Mayne-Nicholls, un equipo profesional en que la política no tenía lugar, puesto que ambos difieren en esas materias, estaban unidos por el deseo de hacerlo bien. Y lo hicieron muy bien. Chile logró un inédito segundo lugar en la clasificatoria sudamericana al Mundial y en éste tuvo muy buena figuración, que pudo ser mejor si no hubiera debido enfrentar al equipo que finalmente fue campeón del mundo y a Brasil, aspirante por antonomasia a ser el mejor, como pentacampeón del mundo que es.
Mayne-Nicholls y Bielsa se enteraron de que había altos intereses políticos interesados en controlar el fútbol profesional, pues éste, obviamente, con su capacidad de convocatoria, es un "boccato di cardenale" para los políticos. Mayne-Nicholls es mucho más diplomático que Bielsa, de modo que guardó silencio y compostura cuando, a raíz de los éxitos chilenos en el fútbol profesional, hubo centros del poder político que quisieron no sólo compartir los dividendos de sus éxitos sino hacerse de su control. Por eso Bielsa eludía, en lo posible, aparecer siendo utilizado para propósitos de personalidades políticas que ni siquiera compartían sus propios puntos de vista. Así, cuando algún alto político ávido de popularidad se aproximaba a la selección, él procuraba mantenerse apartado, es decir, no quería dejarse utilizar. Y cuando se enteró, además, de que esa alta autoridad se ponía en campaña para tomar el control del fútbol profesional, llegó a un límite apenas compatible, o quizás incompatible, con la urbanidad. Si bien asistía a las ceremonias, gestadas por la autoridad para cosechar la popularidad de la selección, procuraba quedar en segunda fila y no ser captado saludando ni abrazando a quienes querían profitar de su aceptación popular, pero también desbancar a quien lo había contratado. Ello dio origen a los comentados episodios en que él procuró "bypassear" el saludo a autoridades del Ejecutivo, que sabidamente buscaban reemplazar al equipo directivo de la ANFP, del cual se consideraba formando parte. Sobre todo si una de aquellas había dicho públicamente que quería hacer un gobierno inspirado en el estilo Bielsa, lo que éste consideró, estoy cierto, como un mal uso o abuso de su imagen.
A Chile le conviene que el poder esté desconcentrado. Le conviene que la prensa sea plural, porque, si no lo es, la opinión pública corre el riesgo de no enterarse de muchas cosas de las cuales debería enterarse. De hecho, la prensa chilena es poco inquisitiva, aunque se quiera hacer parecer lo contrario. Hay una serie de situaciones, algunas mencionadas en ediciones anteriores de este blog, que jamás habrían sido "dejadas pasar" por una prensa tan inquisitiva como la norteamericana, por ejemplo. Y si las cosas en esa materia hubieran sido diferentes, ello podría haber incidido en las decisiones fundamentales de los chilenos. Pero tenemos la prensa y los periodistas que tenemos.
Y aún siendo ella como es, hay que preservar los centros de poder que todavía no han quedado en una misma mano.
Ahora se avecinan las elecciones de directiva y presidente de la ANFP y son visibles los esfuerzos de quienes desean desplazar a Mayne-Nicholls, no porque lo haya hecho mal, sino porque es independiente y autónomo. No es un "yes-man" de nadie. Aparentemente, tiene el apoyo suficiente para ser reelegido, pero las fuerzas que se movilizan para desplazarlo son poderosas. De hecho, son las que más poder centralizan en sus manos en el país. Y todos sabemos, por otro lado, que en éste impera una extrema facilidad para "darse vuelta la chaqueta". Tras el reiterado fracaso de las fuerzas que quieren levantar una alternativa a Mayne-Nicholls, se ha llegado a que ahora surja una candidatura adversaria, encabezada por alguien que, justamente, le había prometido a éste su voto.
Si alguien cree que en Chile no suelen prevalecer fuertes razones que induzcan a la gente a "darse vuelta la chaqueta", que le pregunten al diputado Burgos cómo puede explicarse él que en la comisión investigadora que presidía, teniendo en ella su conglomerado, la Concertación, mayoría de cinco votos contra tres para pedir a Banchile Corredores de Bolsa una grabación sobre la compra de acciones de LAN, haya perdido la votación para demandar esa grabación por, justamente, cinco votos contra tres.
Aquí hay un juego de fuerzas que sale en los diarios y otro que se mueve tras bambalinas. Yo desearía que el fútbol profesional siguiera siendo manejado por un equipo autónomo, profesional y apolítico (tan apolítico que sus dos cabezas más visibles, Mayne-Nicholls y Bielsa, piensan diferente en materia polìtica), pero he aprendido a conocer las fuerzas ocultas que se mueven en el país y que generalmente se salen con la suya, pues tienen un gran poder de persuasión.
La pugna en curso por la ANFP está en pleno proceso. Para el país y su democracia (entendida como un ejercicio de desconcentración del poder) sería bueno que el equipo de Mayne-Nicholls y Bielsa siguiera a la cabeza del fútbol. Pero creo que puede pasar cualquier cosa, tal como en la comisión en que Burgos tenía mayoría de cinco a tres, terminó perdiendo por cinco a tres.
Ojalá las mismas fuerzas tan hábiles en dar vuelta opiniones no consigan otra vez su objetivo. No sería bueno ni para la principal actividad deportiva del país ni para la fortaleza de su democracia, entendida como el proceso cuya característica esencial consiste en que nadie sea "el dueño de todas las bolitas".
sábado, 23 de octubre de 2010
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Otro punto de vista http://bit.ly/983OJr
ResponderEliminarMás allá de su independencia y su posible antipeñirismo (incluido el de M.E. Bielsa), que pierda por pesado.
ResponderEliminarMe parece una columna excelente Don Hermogenes, el deporte no tiene ideologia. Ademas es sabido que las S.A deportivas son plataformas mediaticas solo buscan notoriedad deportiva para luego lanzar carreras politicas.
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