Éste ha sido llamado el V Gobierno de la Concertación, pero yo, siempre benévolo, he preferido llamarlo el IV Gobierno de la DC, y en ambos casos por su tendencia a aumentar el tamaño del Estado a través de más impuestos y de la creación de más organismos burocráticos, como es el caso del Ministerio de Desarrollo Social que propone Sebastián Piñera.
Éste será otro ministerio inútil y caro -porque seguramente se aprobará, pues a la hora de consagrar disparates siempre hay mayoría parlamentaria- y no logrará el desarrollo social. El mismo se conseguiría mucho antes si los recursos para desarrollo social los percibiera directamente la gente, siempre y cuando ésta tuviera reales posibilidades de elegir.
Chile ya tiene sobradamente los recursos para suprimir la pobreza y este paso de dárselos a las familias directamente sería el más importante en materia de desarrollo social.
En este momento el llamado "gasto social" del Estado es de 29 mil millones de dólares, pero va en su casi totalidad a monstruos burocráticos, en los cuales, cumpliendo con los postulados del "Public Choice" de Buchanan y Tullock, los recursos en buena medida se desvían para satisfacer apetitos de los propios burócratas, como se demuestra sacando una cuenta muy sencilla: si ese gasto social fuera entregado directamente a las familias pobres, no habria pobres, pues alcanza para ponerlas a todas por sobre a línea de la pobreza.
En efecto, ya sea que uno se ciña a la cifra del gobierno de Bachelet sobre el número de pobres, que sería el 13,7 por ciento de la población, o a la del estudio del actual Ministro de Hacienda, Felipe Larraín, que los situó en un 29 por ciento, querría decir que los pobres en Chile son entre cuatro y ocho millones de personas.
Si el gasto social se distribuyera entre cuatro millones de pobres, cada uno tendría 300 mil pesos mensuales; si se distribuyera entre ocho millones, cada uno tendría 150 mil pesos mensuales. En ambos casos quedarían todos sobre la actual línea de la pobreza, que es mucho más baja, con el añadido de que la suma a distribuir sería por persona, es decir, que en las familias pobres no unipersonales el ingreso recibido sería, en el peor de los casos, de 300 mil pesos mensuales o más.
Para conseguir que el dinero vaya todo a los pobres y no en gran parte a la burocracia y los "chanchullos" a que ésta nos tiene acostumbrados (exceso de personal, "asesores" inútiles, "pitutos" políticos -recuérdese a la bella Karina Talcán, jefa de gabinete del senador Camilo Escalona que apareció en la nómina del Registro Civil como desempeñándose en la Araucanía- contratos "fantasmas" imaginarios y demás) deben suprimirse los monstruos burocráticos y entregarse el dinero a la gente.
En lugar de crear otro ministerio enorme -porque sin duda será enorme- el dinero debe ir a las familias pobres para que elijan un colegio particular de su preferencia o la institución de salud en que deseen asegurarse, tal como hoy lo hacen las personas pudientes.
Deben licitarse todas las escuelas y hospitales públicos. Educación particular (que es la que hoy da mejores resultados) y seguro de salud privado (que es hoy el mejor) para todos los chilenos.
¡Menos Estado y no más Estado! ¡Menos ministerios y no más ministerios! ¡El gasto social para los pobres y no para la burocracia!
domingo, 2 de mayo de 2010
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