La conmemoración de los 25 años del Acuerdo Nacional, que no fue "Acuerdo", pues no incluyó a los partidarios del Gobierno Militar, sino sólo a unos (pocos) marginados de él; ni "Nacional", pues una parte sustantiva de la ciudadanía no compartía la idea del término anticipado del régimen, reunió a quienes debía reunir: a los partidarios del "no" en 1988, convocados por, precisamente, un Presidente del "No", quien en la fotografía oficial apareció sonriente y flanqueado por sus afines Patricio Aylwin y Gabriel Valdés.
Este último prodigó elogios insólitamente entusiastas a Sebastián Piñera, cosa perfectamente explicable, porque ambos son de las mismas ideas. Pero la ceremonia fue "flor de un día". Ya mañana en la tarde su propia intrascendencia la dejará en el olvido. Conmemora algo que no tuvo la menor repercusión, pues la transición política se ciñó estrictamente al articulado transitorio de la Constitución de 1980, que el Acuerdo pretendió cambiar, sin lograrlo en ningún punto. Además, ese documento ni siquiera era necesario para unir a todos los opositores al Gobierno Militar, pues éstos ya habían levantado un frente común contra él.
Nada que ver tampoco tuvo dicho Acuerdo con las reformas consensuadas en 1989, después del plebiscito de 1988, pues ellas, a cambio de satisfacer algunas aspiraciones de la Concertación, también satisficieron una importante necesidad de régimen militar, lo que afirmo como miembro de la comisión formada para negociar esas modificaciones constitucionales con representantes de la Concertación.
En efecto, había un grave vacío en el texto de la Constitución de 1980, que debilitaba extraordinariamente sus posibilidades de permanencia, y que yo hice ver al Ministro del Interior de esa época, Carlos Cáceres, al Ministro de Hacienda, Hernán Büchi, que había tomado mucho interés en el tema de las reformas de 1989, y al propio Presidente Pinochet. Esa debilidad consistía en que el capítulo que establecía los quórums más exigentes (de dos tercios) para modificar los capítulos claves de la Constitución, había omitido señalarse a sí mismo entre los que requerían dicho alto quórum, lo que significaba que podía él modificarse fácilmente con uno menor y, por tanto, que con igual facilidad podía echarse abajo todo el andamiaje institucional legado por el Gobierno Militar.
Y, sin duda, la Concertación habría podido hacerlo, con las mayorías que alcanzó en 1989 en el Congreso más votos que podría reclutar en el "vientre blando" de la que pasó a ser oposición de centro-derecha.
Entonces, las reformas de 1989 aumentaron el quórum para modificar el capìtulo sobre reformas a la Carta y, en el hecho, la hicieron más estable de lo que lo era originalmente. Por el eso Presidente Pinochet estuvo de acuerdo con la negociación de esos cambios al término de su mandato y, específicamente, en una reunión con él, en que yo participé, me dijo sobre este tema, con bastante severidad: "esto que estamos haciendo es responsabilidad suya". Lo cual era, evidentemente, una exageración, pero dejaba constancia de que un elemento de convicción para él había sido el de que un partidario bastante inflexible del régimen, como lo era yo (y lo sigo siendo) estuviera a favor de ellas.
Bueno, la ceremonia de hoy y los comentarios vertidos a propósito del intrascendente Acuerdo Nacional de 1985 me hicieron recordar todo eso y, de paso, pusieron de manifiesto que, si bien es discutible que el actual sea "el V Presidente de la Concertación" o, incluso, "el IV Presidente DC", no lo es en absoluto que sí es "el V Presidente del No".
miércoles, 25 de agosto de 2010
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Un Presidente del NO, que salió elegido cn los votos de los del SÍ.
ResponderEliminarEso no lo debe olvidar, el Presidente, porque los del NO, siempre estarán atentos para que su gobierno sea un fracaso.
Y, entonces, cuando necesite a los del SÍ, no estaremos ya para apoyarlo si persiste en la idea de los del NO, de continuar con la persecusión en contra de los militares que derrotaron a la izquierda y que permitieron que siguiéramos siendo un país libre y democrático.
Los del Sí ya no son una porción significativa de votantes
ResponderEliminarHummm, puede ser, pero entonces cómo no es Frei el presidente? Los concertacionistas, los izquierdistas son disciplinados para votar por ende no son votos concertacionistas los de Piñera. Y si no lo son, supongo que algunos serán del SI pues don Samuel.
ResponderEliminarAlgunos claro que sí. El tema es que ahora, no es lo mismo ser de derecha que ser del sí. La derecha que predomina es "La Derecha de Piñera".
ResponderEliminarPiñera es el padre de esa nueva porción (los abuelos quizás sean Gabriel Valdés y Patricio Alwyn)que es esencialmente demócrata y contraria a la dictadura.
Cada vez toma más fuerza esa nueva derecha (una curiosa mezcla entre DC-RN)análogamente a lo que ocurre con los sectores de izquierda que progresivamente van abandonando los extremos.
Concentrarse en el Sí el No es concentrarse en Pinochet y ya son pocos los que quieren hacer eso.
Saludos respetuosos.
Para mi RN es mas consecuente con su pasado Pinochetista. Lo dicen y no lo esconden. Al contrario de la UDI el cual para ser el partido mas grande se aleja de la figura del general. A mi Piñera me parece ni chicha, ni limonada. Es como si cualquier ministro de hacienda de la concerta fuera Presi.
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