En la situación anómica imperante (anomia: ausencia de ley) he designado como "la guinda de la torta", el relato del juez Solís hace diez años, en el programa El Informante de TVN, cuando refirió con lujo de detalles cómo Miguel Krassnoff había asesinado con sus propias manos a la mirista Diana Arón y luego había salido con las manos todavía goteando sangre y exclamando: "Era marxista y judía, además".
Esta historia fantasmagórica no se le había ocurrido a Solís, sino que se la había relatado a él un informante de la DINA, Osvaldo "Guatón" Romo. fugado a Brasil, donde se consideraba seguro. Pero la izquierda lo detectó y pidió su extradición. Romo lanzó pedidos de auxilio a los militares, pero éstos ya estaban presos o procesados por la venganza de la guerrilla y sus mandos sin la menor vocación de "ir a rescate del soldado Ryan".
Llevado a presencia de Solís, Romo intentó congraciarse con éste, que había inventado un truco para saltarse la amnistía y la prescripción, el "secuestro permanente", y le contó lo que quería oír.
Y eso lo relató Solís en 2015 en el mismo programa conmigo, donde confesó que no probaba los delitos, sino que los "fingía" ("es una ficción jurídica", fueron sus palabras.) Añadió: "Yo no digo que esa haya sido la realidad". O sea, confesaba faltar al deber elemental del juez y lo hacía consciente de estar mintiendo.
La confesión en cámara de Solís resultó tan vergonzosa para el gobierno de Michelle Bachelet que su titular de Defensa, Juan Antonio Gómez, le ofreció a aquél una posición muy bien remunerada como "asesor de derechos humanos", para pasar el mal rato.
Pero ¿por qué había dicho eso Romo a Solís? Para bienquistarse con el juez. Eligió justamente, para culparla, a la figura más respetada de la oficialidad, Miguel Krassnoff.
Tras el relato de las "manos ensangrentadas" en la televisión fui donde Krassnoff y le referí la escena. Él me dijo que no había participado en el tiroteo que costó la vida a Diana Arón y, por añadidura, que ni siquiera se encontraba en el país cuando tuvo lugar.
En ese tiempo consulté en Wikipedia lo que decían del caso y comprobé que hasta el abogado de derecha Gabriel Zaliasnik, de ascendencia judía y próximo a la UDI, culpaba a Krassnoff.
Entonces éste hizo una recolección de documentos probatorios y los envió al embajador de Israel, para certificar su completa inocencia en el caso Arón. A todo esto Solís le había añadido otros veinte años a sus condenas, que por entonces ya iban como en 500.
Peor aún: cuando el embajador de Israel recibió el dossier de Krassnoff, se lo devolvió sin siquiera abrirlo y con la severa advertencia de que nunca le volviera a enviar ningún documento.
Para mí el epítome de la prevaricación contra los militares en Chile fue este episodio referido en 2015 por Solís.
Krassnoff tiene la mala suerte de tener un apellido consonante con el de Boris Karloff, el actor que personificó a Drácula, lo que ha servido para que su sola mención genere horror en la opinión pública.
Cuando se quiera ejemplificar lo artero, lo ilegal, lo tramposo, lo mentiroso y lo miserable en la historia reciente de Chile, el relato de Krassnoff con las manos ensangrentadas va a ser el exponente más auténtico de nuestra miseria moral.
¿A qué extrañarse entonces del relato de Jeannette Jara que lo presentó anoche manipulando una varilla de metal en la vagina de una presa para provocarle un aborto? Ya se le puede decir impunemente cualquier cosa. Espero que se querelle y si necesita ayuda para hacerlo, puede contar con la mía.
Con razón ya le han echado encima más de mil años de condenas por secuestro, lo que contrasta con lo que me dijo hace 30 años, cuando comenzaron a perseguirlo los jueces y abogados de izquierda que tanto han lucrado gracias a él y a expensas del erario: "Nunca detuve a nadie, salvo a la conviviente herida de Miguel Enríquez y para ponerla en una ambulancia". Fue en 1974, cuando lo condecoraron con la Medalla al Valor por descubrir la guarida del principal asaltante de bancos y jefe guerrillero.
Eran otros tiempos... mejores.
¿Por qué mejor no nos cuenta una de cowboys?....Los porfiados hechos confirman que Krassnoff fue un sanguinario, vulgar y cobarde asesino que debe de podrirse en prisión.
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