sábado, 17 de septiembre de 2011

El Problema Somos los Chilenos Todos

Hoy leí el reportaje de Sabine Drysdale (se pronuncia Draisdeil, creo) en la revista "Sábado" de "El Mercurio", sobre Juan Fernández. No conozco a Sabine, pero leo todo lo que escribe, porque transparenta sin concesiones las cosas que ve y capta las inflexiones más importantes, por atroces que resulten, de lo que las personas le dicen.
Además, la distingo porque me llamó por teléfono a comienzos de 2009, cuando dejé de escribir columnas en ese diario, para convencerme de que volviera, porque, me dijo, yo escribía con "desenfado" (fue el término que usó) tal como algún articulista de su preferencia de la revista londinense "The Spectator". De modo que yo, en retribución, la leo siempre, y debo decir que nunca me ha defraudado.
Su reportaje de hoy gira en torno a María Eugenia Beeche, todo un personaje de la isla Robinson Crusoe.
Yo, como si hubiera tenido una premonición, viajé a fines de marzo de 2009 para allá con un amigo un poco mayor que yo (tal vez él no lo reconozca) y muy largo de genio, a diferencia de mí. Mi amigo insistió, por eso, en ir a visitar a María Eugenia Beeche, que es hija de la poetisa Blanca Luz Brum, una de las grandes promotoras de Juan Fernández, donde construyó su casa y vivió. Pero María Eugenia le mandó decir a mi amigo claramente que no tenía ninguna gana de recibirnos. Éste, como es largo de genio, insistió y le dijo que iba acompañado por mí, a lo cual ella replicó que tampoco tenía interés en recibirme a mí y que por favor nos fuéramos, porque estaba muy ocupada.
En esa visita me di cuenta de que los habitantes de allá son típicos chilenos, en todo sentido, si bien me pareció apreciar que un poco más altos y grandes, hombres y mujeres por igual.
Un día pedí que me dieran lechugas a la hora de almuerzo, y me contestaron que no había, porque debían traerlas del continente y duraban muy poco frescas. Entonces les repliqué que había visto, caminando cerca de la orilla del mar, muchas lechugas silvestres surgidas de la tierra y les pregunté por qué no las cultivaban y cosechaban. La respuesta fue que antes las mujeres se dedicaban a plantarlas, pero que ahora, como tenían televisión, pasaban todo el día mirando programas de farándula y teleseries y no tenían tiempo de cultivar la tierra. Y como los hombres obtienen más ganancias pescando, sobre todo langostas, simplemente no hay hortalizas producidas allá.
El hotel donde estuve era moderno, cómodo y pequeño, pero estsba a la orilla del mar y el 27/F éste se lo llevó. El propietario, con quien intercambié correos después de la tragedia, me contó que lo había visto flotando a unos kilómetros de la costa, pues estaba construido con el techo y las paredes de madera casi de una sola pieza.
Ascendí, en un trayecto que me tomó más de dos horas, al "Mirador de Selkirk", donde el marino abandonado en la isla en 1800 subía todos los días, durante los cuatro años y medio en que permaneció solo ahí, a otear el horizonte por si venía algún barco inglés. Pues cuando desembarcaban los españoles debía ocultarse en las copas de los árboles para que no le dieran muerte, dada la hostilidad de la época entre ambos imperios.
En el trayecto hacia el Mirador está la estructura básica, de piedra, en que Selkirk levantó la vivienda de troncos y ramas en que vivía. Fue descubierta hace muy poco entre la espesura.
Hoy los isleños se quejan de que tampoco tienen leche, salvo la que les llega del continente, pero Selkirk la tenía en abundancia de las cabras que habitaban la isla a comienzos del siglo XIX y aun hoy. Desde el Mirador aprecié un estupendo paño de pasto verde, parejo y plano, de una veinte hectáreas, donde, pensé, perfectamente podría haber crianza de vacunos, al menos para proveer de leche al pueblo de 629 habitantes. Pero supongo que los ecologistas se opondrían a semejante atropello, si es que alguien tuviera la iniciativa de producir leche y carne.
La entrevistada principal de Sabine Drysdale, María Eugenia Beeche, le expresó que después del maremoto le habían robado muchas cosas salvadas del desastre. Eso debe ser lo que la prensa políticamente correcta llama "solidaridad entre los chilenos". Un candelabro de plata, regalo de matrimonio, lo descubrió en la casa de otro isleño y lo recuperó "manu militari", cosa que habría provocado el repudio de algún juez de garantía de la nueva justicia penal, como el que dejó libre al imputado de haber agredido a un carabinero en el suelo (a raíz de lo cual perdió la visión de un ojo) en el cementerio, el 11 de septiembre. El juez dijo que el sujeto aparecía en las fotografías sólo quitándole el casco al carabinero y no golpeándolo, pero no añadió que al frente de él había otro individuo con un grueso madero aprestándose a golpear la cabeza del policía, por cuyo motivo la acción de quitarle el casco era tan criminal como la de golpearlo. Con la nueva justicia penal y los jueces que la componen no sé dónde vamos a ir a parar, pero lo único seguro es que la delincuencia no va a disminuir, sino que va a seguir aumentando, como lo ha hecho este año, dejando así incumplida otra promesa más ("trancar la puerta giratoria") del candidato Sebastián Piñera.
Quedé encantado con Juan Fernández y me habría gustado permanecer allá más tiempo, para recorrer mejor Robinson Crusoe y hasta alcanzar a la isla Alexander Selkirk, bastante más hirsuta y rocosa pero que, sospecho, debe esconder muchos parajes inesperados en sus alturas, como los que vi desde el "Mirador de Selkirk".
El problema del archipiélago, como del resto del territorio, pues, son los chilenos, que, para empezar, te roban, como a María Eugenia Beeche; que prefieren ver tele a hacer cosas útiles como cultivar hortalizas; que tienen campos verdes sin una sola vaca, pero se quejan porque no les llevan leche; que se oponen a cualquier progreso en nombre de la ecología y al mismo tiempo acusan "abandono" por no tener cosas a cuya producción se oponen los ecologistas.
El problema del país, como siempre, desde las penurias de Juan Fernández hasta el conflicto estudiantil, somos, en fin, los famosos, mimados, consentidos, mal enseñados, indisciplinados y descontentadizos "chilenos todos".

9 comentarios:

  1. Don Hermógenes:
    El problema SIEMPRE hemos sido los chilenos, prestos a justificarnos con las más ingeniosas razones...razones que, como factor común, tienen siempre a algún(os) afuerino(s) que ha(n) tenido la osadía de venir a invertir o emprender.
    Fieles, como ayer, y muy probablemente mañana, al "Legado de Michimalonco".
    Saludos y muy felices fiestas (que de patria nos queda pocazo).

    ResponderEliminar
  2. Sorprendente historia. No parecieran ser muy educados los isleños...¿O será porque la señora es hija de poetisa? Claro que si me anunciaran que Escalona quiere verme, también me negaría...

    ResponderEliminar
  3. Hace tiempo que no pasaba por acá. Y me gustó esta nota, al fin el nombre de los culpables, nosotros mismos, un pueblo patán, desidioso, flojo, envidioso, inculto (“fiestas patrias” en Septiembre, olvidando, que olvidando IGNORANDO que la independencia fue en Febrero) que se cree a pie juntillas la última mentira que le cae en sus pequeños cerebros. ¿Se queja la mujer de la historia que sus vecinos le robaron? Que novedad, entre los mismos pescadores que ayudó Cubillos se robaron a destajo, redes, motores hasta botes enteros. Si alguien es honesto y devuelve un vuelto excesivo o un objeto encontrado, no es importante que sea honesto, lo importante es que fue gil.

    Esa es la mugre a la vista, no son infiltrados, no son desadaptados, somos nosotros mismos, un pueblo sin memoria, bruto y retrasado. Ya lo he dicho mil veces y moriré creyéndolo, este País no le debe un miserable peso a su “pueblo”, este país es hijo de hombres con nombre y apellido, que se pueden memorizar en una tarde. Una prueba patente es que este entrañable pueblo, de zánganos sacadores de vuelta, le de aun tribuna a la banda roja (que si fueran de visita a Rusia o Lituania o la República Checa con su retórica los muelen a palos, cosa que me consta), y más aún, les de trabajo en la TV y los tribunales de IN-Justicia, con la banda de corruptos, inútiles, la escoria más vil de las sociedad, los des-honorables jueces de esta republiquita bananera.

    Si los países tuvieran CI, Yo creo que el promedio en este no llega a 90, limítrofes somos. Nos salvamos por que de cuando en cuando alguien con dos dedos de frente hace lo que se tiene que hacer, y las vacas siguen mugiendo.

    Le dejo un link para una sonrisa Hermógenes:

    EL Seba Y EL Roro.

    Y felices fiestas en nombre de nuestro fallecido soberano Fernando VII

    ResponderEliminar
  4. Encontré esto en internet, del anarquista francés Pierre Joseph Proudhon:
    “El pueblo, por su misma inferioridad y su desamparo, debería formar siempre el ejército de la libertad y el progreso; el trabajo es republicano por naturaleza: lo contrario implicaría contradicción. Pero por su ignorancia, sus instintos primitivos, la violencia de sus necesidades y la impaciencia de sus deseos, el pueblo se inclina hacia formas sencillas y expeditivas de autoridad. No busca garantías legales, de las que ni tiene idea y cuyo poderío no concibe; no es una combinación de engranajes ni una ponderación de fuerzas lo que precisa para sí mismo: busca un jefe que se entregue a sus intereses, cuyas intenciones conozca y cuya palabra sea fiable. A este jefe le da una autoridad sin límites, un poder irresistible. El pueblo, que como tal considera justo todo lo que juzga útil, se burla de las formalidades y no se fija en las condiciones impuestas a los depositarios del poder. Rápido para la sospecha y la calumnia, pero incapaz de una discusión metódica, no cree en definitiva sino en la voluntad humana, no tiene esperanza sino en el hombre, y no tiene confianza sino en sus criaturas, in principibus, in filiis hominum. No espera nada de los principios, que son los únicos que pueden salvarlo; carece de la religión de las ideas…

    Librada a sí misma o conducida por sus tribunos, la multitud nunca fundó nada. Tiene la frente al revés: no puede formar ninguna tradición, ningún espíritu de continuidad, ninguna idea que adquiera fuerza de ley. De la política sólo comprende la intriga; del gobierno, las prodigalidades y la fuerza; de la justicia, la vindicta pública; de la libertad, la facultad de darse ídolos que derriba al día siguiente”

    web en cuestión: http://tartufocracia.com/

    ResponderEliminar
  5. Estimado don Hermógenes:
    Tengo un maestro pintor, que de cuando en cuando lo llamo para pintar la casa y la oficina. Es realmente un personaje, tremendamente agradable, discreto, trabaja bien, la verdad que es un sujeto confiable, aunque eso no signifique cumplidor. Hace más de dos meses lo llamé para hacer un trabajo y quedó de venir un martes, ya se me olvidó de que mes, pero desapareció y no da ninguna explicación. Hace poco tiempo se lo recomendé a mi suegra y apareció altiro, le pintó todo el departamento y está fascinada, para ella ha resultado un descubrimiento.
    Este individuo con todas las cualidades y defectos de cualquier chileno, cada vez que se manda una chambonada pintando o haciendo una pega, y uno osa llamarle la atención, lo que hay que hacer con mucho tino, de lo contrario se va enojado y le deja ahí no mas la chambonada, por supuesto que cobra igual, descontada la embarrada que se mandó. Pero estará de acuerdo conmigo que traer un nuevo maestro a arreglar lo que otro hizo mal, le puede costar como si tuviera al mismo Da Vinci en su casa. Bueno, este individuo, cada vez que uno le llama la atención, con tino, le contesta con cara de pensativo y mirando la embarrada que mandó, sabe dice... "lo que pasa, es que la raza es la mala..." y ahí se queda arreglando lo que hizo mal.
    Entonces eso es y nada más, la raza es la mala y punto, como le pone un lector de su blog.
    ¡Que la pase bien.!

    ResponderEliminar
  6. No es la raza, cualquier colección genética puede moldearse en un ejemplo de productividad y honestidad, pero hacen falta los incentivos correctos; a fines del siglo XIX en Inglaterra se escribía acerca de la flojera de los alemanes; en los '60 los académicos gringos escribían acerca de la "mala raza" y flojera japonesa. Los ingleses, alemanes, japoneses, crearon una "raza" (cultura) respetuosa de la ley y con conciencia de comunidad, colgando ladrones en la plaza pública por siglos. Estimo que en un par de generaciones de mano dura, milagrosamente a la "raza" le va a "nacer" ser respetuosos, trabajadores, honestos y generosos.

    Inglaterra se demoró unas pocas décadas en destruir lo construido. Alemania y Japón van para allá. Chile en eso es bueno: copiar malas ideas.

    ResponderEliminar
  7. Van un poco aprisa con eso de la horca, ¿eh? No tenemos manera de cuantificar el pecado y el delito de los hombres; sólo sabemos titulares, porque mucho queda impune. Y claro, saberlo nos duele. Pero ¡cuidado!, pasar de lo particular a lo universal es un vicio tan detestable como robar y tal vez más, porque robamos verdad y sumamos confusión a un mundo huérfano de confianza en el ser humano y en las palabras.

    De hecho, podríamos decir que hay gente de bien, mucha en verdad, cuyas palabras son hechos concretos y cuyo "discurso" o "relato" es guardar silencio porque nadie le ha preguntado nada, y porque no cree más que en construir desde abajo. Es cierto que muchos roban, pero si hubo algo que robar es que otros construyeron. Hay quienes restan, pero si vemos lo que hay, podemos sacar nuestras cuentas: no es tan mala la raza si hemos llegado hasta acá. Prudencia, mejoremos, rescatemos el honor de quienes callan y le dan al carajo todos los días con honor. Mejor contemos a esos, tal vez son mayoría, tal vez son capaces, tal vez son buenos candidatos, tal vez son nuestra esperanza, nuestra reserva moral.

    Aunque lo intento todos los días, no creo ser uno de ellos aún. No soy fariseo, sólo un pobre mortal que navega hacia el ideal desde su propia debilidad. ¡Hay tanta gente a quien admiro de corazón!, que da humildes y nobles lecciones acalladas por el rumor de la maledicencia. Mejor pasar por tonto, mejor que el indigno se eleve. "Es cierto que la cuerda se corta por lo más débil, pero cuando se corta por lo fuerte, ¡suena harto más lindo!"

    ResponderEliminar
  8. Dos buenos ejemplos para entender el tema que hoy nos propone Don Hermógenes, son, las crisis económicas en Europa y USA. En un caso, los Países latinos y católicos del sur europeo mas Grecia, viven, “a costillas” del trabajo de los Países protestantes del norte europeo. En USA, la famosa crisis sub prime, que causó estragos en Estados como Florida, California y Nevada, es prácticamente inexistente en el medio oeste, lo que se llama el Estados Unidos profundo, fundado por inmigrantes Germanos y Escandinavos, y que no han sido invadidos por las inmigraciones masivas de latinos católicos.
    La reforma del siglo XVI, que divide el cristianismo occidental en Católicos y Protestantes, define a su vez, la diferencia entre Países desarrollados y sub desarrollados. La justificación por medio de la Fe, y esta que es entregada a los hombres por gracia, implica en la practica, hacer las cosas por agradecimiento a Dios, porque es lo correcto. La justificación católica, que se obtiene por medio de la fe y las obras, implica en la práctica, hacer el bien para “salvarse”, es decir, por conveniencia, no por convicción.
    Si la Isla Juan Fernández hubiese sido colonizada por el Imperio Británico, o fuera un protectorado de USA, con seguridad habría invernaderos para plantar lechugas, y vacas para obtener leche.

    ResponderEliminar
  9. España ("latina" y Católica) fue la primera potencia mundial por mucho tiempo. Usar el apellido "católico" y más aún junto con la raza, está muy manoseado, pero es en realidad poco riguroso.

    Son los incentivos...

    ResponderEliminar